1. LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA
LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA FUE UN CONFLICTO SOCIAL POLITICO Y MILITAR QUE SE
DESENCADENO EN ESPAÑA TRAS FRACASAR EL GOLPE DE ESTADO DEL 17 Y DEL 18 DE JULIO DE
1936 LLEVADA ACABO POR UNA PARTE DEL EJERCITO EL BANDO NACIONAL CONTRA EL
GOBIERNO DE LASEGUNDA REPUBLICA ESPAÑOLA EL BANDO REPUBLICANO QUE SE DIO POR
TERMINADA EL 1 DE ABRIL DE 1939 CON EL ULTIMO PACTO DE GUERRA FIRMADO POR
FRANCISCO FRANCO DECLARANDO SU VICTORIA ESTABLECIENDOSE UNA DICTADURA QUE
DURARIA HASTA 1975.
2. LA POSGUERRA CIVIL ESPAÑOLA
LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA REPERCUTIO DIRECTAMENTE SOBRE LA LITERATURA PROBOCANDO
LA DESAPARICION DEL RICO CONTEXTO CULTURAL EXISTENTE HASTA ESA EPOCA ROMPIENDO ASI
CON LAS GENERACIONES ANTERIORES .
LUEGO DE LA GUERRA INICIA EL REGIMEN FRANQUISTA ESPAÑOL QUE PADECIA DE UN
AISLAMIENTO
En 1939 terminó la Guerra Civil dando paso a una nueva época tanto literaria como social.
España atravesó los 36 años del franquismo para iniciar en 1975 la llamada Transición
española y la actual democracia. A raíz de la Guerra Civil y de la Segunda Guerra
Mundial aparece en el contexto filosófico un pesimismo exacerbado en ambos bandos, que
entra en contraste con el periodo de exaltación de los vencedores, nada más acabar la
guerra. El régimen franquista ejerció un importante papel de censura.
3. LA LÍRICA ESPAÑOLA DESPUÉS DE 1939
• En 1936 se conmemoró el cuarto centenario de la muerte de Garcilaso de la Vega por lo que tras el final de la contienda
diversos autores se fijaron en la figura de este poeta para inspirar su obra. Esto, unido a que publicaban sus trabajos en la
revista Garcilaso. Juventud creadora hizo surgir el llamado «garcilasismo»: una corriente poética que lo toma como modelo
para la recuperación de formas clásicas —como el soneto— y excusa para una temática poco comprometida basada en
el amor, Dios o el imperio, que choca radicalmente con la realidad española del momento.1
• 1944 es un año que marcará una inflexión en este escenario de cartón piedra, y ello por Hijos de la ira (1944), de Dámaso
Alonso, que cataliza todo el malestar acumulado y abre una vía para la manifestación de lo que aún no se puede
nombrar sencillamente. La reacción antigarcilasista se basa en una estética de confrontación indirecta: frente al
neoclasicismo, la libertad formal; frente al triunfalismo, la duda o el dolor; frente a la retórica clerical, el diálogo con un Dios
conflictivo. Estas corrientes existenciales se encontrarán en las revistas Espadaña (León, 1944), en torno a Victoriano Crémer
y Eugenio de Nora, Corcel (Valencia, 1942) o Proel (Santander, 1944).
• Hay excepciones en ese panorama mayoritariamente realista y existencial:
4. • Los llamados «Poetas del 50» desarrollarán lo más personal de su obra en los
sesenta. Sin embargo, sus primeros pasos se darán en esta tendencia social.
La originalidad del grupo del 50, y la clave de lo más renovador de su
lenguaje, está en que, aún dentro del realismo, ellos entierran la
concepción de la poesía como instrumento, sea para transformar el mundo
(Celaya), sea para la comunicación intersubjetiva (Bousoño). La negación
más temprana de estas ideas parte del artículo de Carlos Barral «Poesía no
es comunicación», publicado en el número 23 de Laye, en 1953. En él, Barral
afirma que la poesía es ante todo un medio de conocimiento, y en primer
lugar, para el propio poeta.
• El abandono de cualquier posible concepción instrumental de la poesía
supone circunscribir la realidad referida a unas coordenadas muy
concretas, cotidianas. Así, Jaime Gil de Biedma presenta su propia poesía
como «poesía de la experiencia».
• En 1970, Castellet publica su antología Nueve novísimos poetas españoles,
partida de nacimiento de una nueva promoción y, sobre todo, de una
nueva estética, ya curada de realismos. La antología permite vislumbrar
algunos rasgos que se asentarán en el futuro inmediato:
• La decidida vocación profesoral y reflexiva de todo un sector de estos
escritores,
• la insistencia en el collage cultural.
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6. LA NOVELA POSTERIOR A 1939
• Las novelas de los años inmediatamente posteriores a la Guerra
Civil demuestran una total dependencia de las tendencias vigentes en el
primer tercio del siglo. Con todo, el exilio, la represión y la censura
configuran un precario panorama, agravado por las penurias editoriales y,
en general, por el empobrecimiento intelectual del país.
• A la sombra de la cultura oficial, pasarán a primer plano los jóvenes del
nuevo orden -que ya habían dado muestras de su belicosidad ideológica y
literaria a comienzos de los años treinta- junto a novelistas anteriores que se
reacomodan a la situación. Ello explica el conformismo de una exigua
producción novelística, entre testimonial y panfletaria, que entronca
remotamente con la novela comprometida de preguerra.
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8. NARRATIVA DESDE 1975 HASTA
NUESTROS DÍAS
• La Narrativa posterior a 1975 conoce un progresivo auge hasta nuestros
días, que se manifiesta básicamente en la amplia producción y edición de
novelas y relatos cortos -es significativa la recuperación de este género
tradicionalmente poco valorado-, con el consiguiente aumento de las
colecciones dedicadas a la narrativa, traducciones de textos españoles a
otras lenguas y proliferación de títulos, premios, reseñas, suplementos,
revistas, etc., que, si bien constituyen indicios de vitalidad del género, no
facilitan el establecimiento de unas líneas dominantes, sino que ofrecen
más bien un panorama confuso del fenómeno narrativo. Por ello, las
características que se presentan en las líneas siguientes constituyen tan sólo
puntos de referencia que han de tomarse con reservas, dado que, si hay
algo que define a la nueva novela, es precisamente la falta de unos
criterios universales.
9. Características principales de la narrativa última:
• Sin renunciar por completo a la renovación formal, tiende a utilizar recursos más tradicionales.
• No tiene ya como objetivo preferente la búsqueda o la experimentación, sino que prefiere la
vuelta al placer de contar.
• Quedan lejos ya las intenciones políticas o sociales y cualquier clase de finalidad didáctica o
ideológica.
• Ausencia de maestros, pese a que no falten influencias concretas reseñables.
• Coexisten temas, motivos, estilos y maneras de contar muy diversos entre sí.
• Abundan los tonos humorísticos, lúdicos o irónicos, pero también están presentes los aires
nostálgicos o líricos en novelas de fuerte carácter intimista; los tratamientos culturalistas,
exquisitos o refinados; el empleo libre y sin trabas de la fantasía. No es frecuente, sin embargo,
el empeño por el realismo a ultranza.
• Por lo general, han desaparecido los grandes personajes y han sido sustituidos muchas veces
por seres desvalidos e inseguros.
• Se evidencia el cansancio por la experimentación.
• La literatura se difumina en diferentes tendencias.
• Experimentalismo radical con las obras.
• Tendencia al intimismo: Se cuentan experiencias propias.
• Cultivo de la imaginación: Se inventan historias increíbles, fantásticas. Aparece la novela
policíaca.
• La influencia de la posmodernidad y la cultura pop se manifiestan de manera clara.
10. LENGUAJE, ESTRUCTURAS Y ESTILOS LITERARIOS
• En cuanto al lenguaje, se advierte una notable preocupación formal que
muchas veces deriva en un barroquismo o en un amaneramiento de la prosa,
pero que, por lo general, revela la sensibilidad y la preparación cultural y literaria
de los narradores jóvenes y su esfuerzo por lograr un estilo personal y de calidad.
No es raro que muchas de las novelas de los jóvenes autores constituyan
auténticos ejercicios de virtuosismo lingüístico.
• La estructura narrativa se ha hecho más ligera, variada y dinámica como
consecuencia del experimentalismo de los sesenta y setenta, pero también ha
tendido al empleo de formas sencillas, no demasiado alejadas de las
tradicionales: por lo general, se prescinde de disposiciones del texto que resulten
trabajosas para el lector.
• Aunque no es posible proceder a una clasificación siquiera mínimamente
rigurosa, se sugiere el siguiente esbozo de clasificación que atiende a los motivos
temáticos y formales dominantes y básicos:
11. EL TEATRO ESPAÑOL EN LA
SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XX
Las angustias existenciales, primero, y las inquietudes sociales, más tarde, habituales también
en la poesía, el cine y la narrativa española de la época, adquieren especial relieve en la obra
de Antonio Buero Vallejo y en la de Alfonso Sastre, quien funda, en 1950, el TAS (Teatro de
Agitación Social) y, en 1960, el Grupo de Teatro Realista (G.T.R.).
A la sombra de ambos autores van a surgir, a partir de la segunda mitad de la década de los
cincuenta, diversos dramaturgos —Lauro Olmo, José Martín Recuerda—, a los que
habitualmente se agrupa bajo la denominación de Generación realista.
Dichos autores, con la intención de poner al descubierto las injusticias y contradicciones
existentes en el seno de la sociedad española, y sin adscripción específica a una ideología
concreta, sienten inclinación por un teatro crítico, comprometido y testimonial. También, con
el fin de establecer un paralelismo entre el pasado y el presente, cultivan con frecuencia el
teatro histórico. Todos ellos se mantuvieron al margen de los experimentos vanguardistas y del
teatro del absurdo. Sin embargo, la estética realista deriva, con frecuencia, hacia el
esperpento (en Martín Recuerda) y hacia la farsa popular y el ambiente desgarrado del
sainete (en Lauro Olmo).
Muy avanzada la década de los sesenta comienza a desarrollarse un teatro de carácter
experimental y vanguardista, que ha recibido diversas denominaciones: subterráneo, del
silencio, maldito, marginado, inconformista, soterrado, innombrable, encubierto, de
alcantarilla, etc. Entre sus representantes, de muy distinta formación y edades, hay que
mencionar a: Fernando Arrabal, quien inició su carrera mucho antes, Francisco Nieva, que
alcanzará notables éxitos a partir de 1975, y Miguel Romero Esteo, cordobés afincado en
Málaga.