El arte persa recibió influencias de Mesopotamia. La religión principal era el mazdeísmo, que adoraba a Ahura-Mazda. Los edificios más importantes fueron los palacios reales, como el de Persépolis del siglo VI-V a.C., y las tumbas, como la del rey Ciro. Los relieves que decoraban estos edificios representaban a la guardia real y criaturas fantásticas.