2. ¿Hay forma de discernir cuando no estamos viviendo la vida en
el Espíritu deseada para toda comunidad? ¿Tiene la vida
comunitaria alguna señal de que las cosas andan mal? Viajando
de aquí para allá he notado algunas señales de "enfermedad" en
la vida comunitaria que me gustaría compartir. Esto no quiere
decir que sean las únicas, ni que yo lo sé todo, comparto lo que
veo y no deja de ser curioso que cuando la vida comunitaria está
mal estas señales no faltan. A veces no las tienen todas, aunque
algunas tienen estas y hasta otras más.
3. 1. La oración comunitaria es mínima y monótona.
Cuando en la comunidad las personas dejan sus vidas de oración,
cuando la compenetración con el corazón de Dios es mínima esto
se nota en las reuniones comunitarias, pues todas las personas van
a hacer su oración personal en el contexto comunitario. Es decir lo
que no hace personalmente se lo quiere 'cobrar' a la oración
comunitaria. Cuando alguien no tiene oración personal no tiene
nada que aportar a la oración comunitaria y cuando nadie aporta
nada a la oración comunitaria esta se torna monótona. La
monotonía aburre y por lo tanto hay que buscar otras 'actividades'
para llenar el tiempo y 'entretener' o 'atraer' a los miembros de la
comunidad. Lo peor de todo es que cuando la oración tiene poca
importancia en una comunidad, es lo mismo que decir que el
Señor tiene muy poca importancia y participación en dicha
comunidad.
4. 2. La inasistencia de los miembros crece.
Una señal de que la vida comunitaria está mal es la inasistencia de
los miembros. Muchos de estos no se acercan a las reuniones,
algunos con excusas muy validas y otros por desencanto, pues no
están viviendo el llamado comunitario. Algunos hasta encuentran
sitio en otras realidades comunitarias pues no es que no tengan
hambre y sed sino que encuentran lo que buscan en otro lugar. Es
muy fácil cuestionar y acusar al que se va, pero esto no nos quita
responsabilidad de revisar lo que estamos haciendo para que otros
se vayan.
5. 3. La comunidad está centrada en si misma.
Los ministerios 'hacia fuera' están casi apagados. Orar por los que
sufren, evangelización, formación a los que inician, etc… es cosa de
algunos. Los esfuerzos están más enfocados en los miembros, los
nuevos crecen sin formación básica pues se pone a cualquiera que
quiera ocuparse de ello, los que sufren encuentran consejo pero
no consuelo, etc… No se invierte en el futuro, sólo se piensa en el
aquí y ahora. La falta de oración y de enfoque en Dios cierra la
visión de futuro. Toda comunidad existe para los demás no para sí
misma. Esto de estar centrado en si mismo es un signo de muerte
lenta, pero segura.
6. 4. La comunidad enfrenta problemas económicos (conflictos de presupuesto y
cuentas por pagar).
Unido a lo anterior, esto lleva a la comunidad a que todo el dinero esté centrado
en mantener lo que ya se tiene. Es entendible que no hay que perder lo que ya
se ha logrado de forma negligente, pero cuando Dios dice muévanse hay que
moverse. En muchas ocasiones el pueblo de Dios tuvo que dejar atrás las
'posesiones' adquiridas para seguir Su voluntad. Los problemas económicos es
una consecuencia de la falta de espiritualidad, compromiso de los miembros y
un desuso de los carismas fundacionales, pues cuando una comunidad estuvo
viva en sus carismas, con miembros comprometidos y en constante oración, de
seguro que no tenían problemas económicos. La comodidad de los miembros
hace que peligre la función de la comunidad, en ocasiones atados a edificios,
presupuestos, etc…Cuando la comodidad de los miembros, es decir cuando por
decir algo, el parqueo, aire acondicionado, sillas, etc… es la prioridad en las
reuniones de decisiones importantes la comunidad está perdiendo su enfoque.
7. 5. El o la animador(a) de la comunidad se convierte en títere.
Ni siquiera Dios nos quiere como títeres, sino que nos quiere como
a hijos con capacidad de pensar y decidir. Los miembros ven al
director como el resuelve todo, está bajo la mirada de todos pero
no porque quieren obedecerle ni interceder por el o ella, lo que
quieren es ver si hacen lo que ellos personalmente quieren y si no
es así será victima de muchas críticas. Es como si quisieran que el
director o directora fuera su asistente personal y que el o ella
resolviese todo. La co-responsabilidad es un mito y esto hace que
se muera la vida de una comunidad. En una comunidad viva todos
son responsables, esto no quiere decir que no se tengan líderes
pero no se sobrecargan a los líderes de las cosas que nos
competen a todos.
8. La mala noticia es cuando una comunidad adopta los patrones
anteriores como algo normal. La comunidad aparenta estar bien
pero va a morir. Hay muchos miembros satisfechos pero la misión
está muriendo, se está más preocupado por el mantenimiento de
lo que se tiene que de alcanzar a los que no tienen a Dios.
La buena noticia es que algunas comunidades han pasado de la
enfermedad a la sanidad. La sanación no fue instantánea. Para
que esto suceda en las comunidades que viven las señales de
alarma anteriores los miembros deben ser muy honestos consigo
mismos y con Dios. El arrepentimiento y la confesión comunitaria
es imprescindible para recuperar la vida comunitaria. Confiesan su
falta de obediencia a Dios y a los demás, confiesan su deseo de
comodidad. Se perdonan y se abre la puerta a la salud de Dios
9. Algunas comunidades piensan que cambiando personas de los
ministerios y reubicando el dinero para otras iniciativas de
evangelización sin obedecer lo que Dios está pidiendo, creen
que la vida comunitaria se recuperará así. Esto es engañoso, nos
lleva a lo esencial: la oración y escucha a Dios. Sólo en el poder
de Dios puede sanar a una comunidad enferma.
La verdad es que muchas comunidades enfermas no sanan y
mueren. La historia de la Iglesia no me deja mentir. Lo claro es
que toda comunidad que se recuperó se reinició de dentro
hacia fuera. Por ello hay que tomar en cuenta las señales de
alarma, antes de que sea muy tarde. Termino con las palabras
del Señor: "El Reino de Dios está aquí, conviértanse y crean en
el Evangelio".