Estas son las escuelas y colegios que tendrán modalidad no presencial este lu...
Vivir en comunidad
1. ME RELACIONO CON LOS DEMAS.
El problema es encontrar una guía específica para vivir en comunidad. Porque cada grupo
humano requiere de elementos diferentes para que todos esten a gusto. Los administradores
de edificios y zonas residenciales tratan de crear reglas, pero no siempre les funciona. La
gente no está dispuesta a someterse a normas estrictas o que no sirvieran sino en el papel.
La razón de esa rebeldía tiene que ver con el crecimiento de la ciudad y el olvido de las
normas de civismo que antaño se dictaban en los colegios. Por esa razón se han elaborado
manuales que invitan a la gente a volver a la acción comunitaria. Por ejemplo, definir la
comunidad como: El asentamiento humano ubicado en un espacio geográfico que
constituye unidad social y tiene un sentido de pertenencia. A partir de ese punto, son
muchos los residentes en conjuntos cerrados, que se han agrupado para generar sus propios
códigos de convivencia. Esos códigos se crearon con la ayuda de especialistas que trabajan
en la formación de pequeñas comunidades urbanas. De esa manera se vuelven funcionales y
sirven a la comunidad.
Consejos para vivir en comunidad: El primer paso que se necesita para vivir en
comunidad es la comunicación. Por eso es aconsejable que los vecinos de la cuadra o del
conjunto residencial aprendan a dialogar. El diálogo es una respuesta abierta y franca para
encontrar puntos de acuerdo. Una vez se identifiquen los problemas que afectan la zona es
la hora de unir esfuerzos para solucionarlos.
LOS DIEZ VALORES PARA VIVIR EN COMUNIDAD
1. La empatía: Aprender a ponerse en el lugar del otro y entender cómo piensan y
sienten los demás ya que se trata de un valor necesario para la convivencia. Pregúntate:
¿Muestras empatía ante los sentimientos de los demás?
2. La humildad: Aprender que no se es superior ni a nada ni a nadie en ningún sentido, a
pesar de mostrar seguridad en las capacidades que posee. Vivir con una actitud humilde le
permitirá conocerse mejor, valorar sus fortalezas e intentar mejorar sus debilidades.
Pregúntate: ¿Eres humilde o por el contrario arrogante o prepotente? ¿Qué ejemplo le
muestras a los demás?
3. La autoestima: Es importante aprender a valorarse a sí mismo. Esto sirve de base para
educar la empatía. Una buena forma de fomentar la autoestima es a través de una
herramienta muy poderosa: el elogio. Pregúntate: ¿Elogias continuamente a los demás
cuando realizan acciones buenas o solo le criticas lo que hacen mal?
4. El compromiso: El compromiso es un valor que demuestra madurez y responsabilidad.
Se va adquiriendo progresivamente con los años. Debemos hacer ver y dar sentido el valor
de la palabra dada. No hay nada mejor que dar ejemplo. Pregúntate: ¿Cumples con tu
palabra?
5. La gratitud: Es importante y valioso aprender a mostrar gratitud. Este valor va unido a
las gratificaciones positivas, por eso es importante que continuamente reconozcamos a los
demás lo bien que hacen las cosas. Y pensar que la gratitud no se trata solo de dar las
gracias, sino que nace del corazón, de nuestro interior, del aprecio a lo que alguien hace por
nosotros. Pregúntate: ¿Te muestras agradecido con los demás?
COLEGIO NUEVO GIMNASIO
Grado 8 Primer Periodo.
RELIGION Lunes
Docente: Néstor Castillo.
2. 6. La amistad: Aprender el valor de la amistad, del afecto mutuo que nace del contacto con
el otro. Aprender que el verdadero valor de la palabra amistad va mucho más allá que un
simple click agregando amigos en sus redes sociales. Pregúntate: ¿Cuidas tus amistades?
7. El optimismo: Es muy importante aprender a vivir la vida con entusiasmo y optimismo,
buscando siempre el lado positivo de las cosas a pesar de los reveses que nos presenta la
vida. Deben huir del pensamiento negativo que nos atenaza. Pregúntate: ¿Te muestras
alegre y optimista o negativo y pesimista?
8. La paciencia: Se debe cultivar la paciencia y aprender a diferir gratificaciones huyendo
del «lo quiero aquí y ahora». Esto ayudará a controlar y canalizar la impulsividad
mostrando una actitud paciente y serena frente a la vida. Pregúntate: ¿Practicas la paciencia
en tu día a día?
9. El esfuerzo: Un valor necesario en la sociedad actual que se caracteriza por la
inmediatez y el mínimo esfuerzo. Aprender que todo lo que se quiere conseguir requiere
de un esfuerzo. Pregúntate: ¿Actúas con esfuerzo en tus actividades y proyectos?
10. La felicidad: Este debe ser el objetivo de la educación, conquistar la felicidad y ser
capaces de transmitir y contagiar esa felicidad a los demás. Para ello es importante cultivar
la alegría, el optimismo, el sentido del humor, etc. Solo aquel que es feliz puede transmitir
felicidad. Pregúntate: ¿Eres feliz en tu vida?
¿POR QUÉ HEMOS DE VIVIR LA FE EN COMUNIDAD? ¿POR QUÉ ES TAN
DIFÍCIL VIVIRLA EN SOLITARIO?
Parece que vivir la fe es algo tan íntimo que cuesta mucho trabajo compartir esos
sentimientos con los demás. Sin embargo creo que la fe es para vivirla en comunidad.
Si ayudas a crear una experiencia de unidad y armonía entre los miembros de una
comunidad, se pueden construir hermosas fraternidades con resultados inesperadamente
gratificantes para el alma.
No se trata de forzar situaciones, sino de dejarse llevar por la experiencia
de compartir algo con lo que te sientes bien con personas que reman en la misma dirección
que tú. Comprobarás que todos tenían el mismo destino. Se trata de tomar conciencia de
Dios desde el otro.
A veces cuando formamos parte de un grupo, y no tiene por que ser un grupo cristiano,
uno espera que los otros tengan una actitud concreta para hacer más cómoda la
confraternización, pero la comunidad no la construyen los demás, es desde el amor que
yo le pongo a la relación en común donde comienza el éxito del grupo.
Hemos de mentalizarnos que si queremos convivir con un grupo afín tenemos que
hacer todo lo que esté a nuestro alcance para conservar la unidad, la comunión de
intereses, la armonía grupal. Pero, ¿cómo podemos conseguirlo?
Para poderlo explicar: algunos consejos del padre argentino Ricardo Facci:
1º) Insistir en lo que se tiene en común, NO EN LAS DIFERENCIAS.
En un grupo de amigos puede que sea el ocio el que nos une, o las aficiones o incluso las
obligaciones. En una comunidad cristiana compartimos al mismo Cristo, la fe, la
espiritualidad. A medida que avanzamos en la convivencia, ponemos en común algunos
aspectos de nuestra interioridad e intimidad. Pero no debemos olvidar nunca que Dios, a
todos nos hizo diferentes: a cada uno nos distingue una personalidad, un carácter,
capacidades determinadas. Hemos crecido con un trasfondo familiar concreto, una
cultura que nos modeló en varias facetas, una educación que marcó nuestra forma de ser.
3. Sin embargo, dentro de un grupo tendemos a exponer muchas más cosas en común que
cualquier diferencia que podamos tener. Ese es el camino, el camino de la unidad, no el
de la uniformidad.
La división surge cuando se enfoca la diferencia, en cambio la unidad se logra
cuando nos concentramos en el amor y la comprensión a los demás.
2º) Ser objetivo en la relación entre EXPECTATIVAS Y REALIDAD.
Ser realistas cuando formamos parte de un grupo. Es fácil desanimarse por la distancia
entre el ideal y la realidad de una comunidad. Sin embargo, para conseguir la UNIDAD
debemos amar con pasión nuestra comunidad pese a sus imperfecciones.
Quien anhela lo ideal mientras critica lo real, está mostrando una señal
de inmadurez. Todos los miembros de una comunidad son pecadores, culpables,
responsables de los hechos ingratos. Tú también.
Por otro lado, conformarse con la realidad sin luchar por el ideal, es señal de
complacencia. La persona madura sabe que debe convivir con esta tensión. Siempre
alguien nos defraudará o decepcionará, pero esto no es excusa para no tener comunión con
él. ‘Con humildad y paciencia, sopórtense mutuamente por amor’ (Cfr. Ef 4,2).
Quien ama más el ideal de comunidad que a la comunidad real, se convierte en
destructor de ella.
3º) Tomar la decisión de ANIMAR ANTES QUE CRITICAR.
La Palabra de Dios es muy clara en este sentido, insiste mucho en la importancia
de no criticar a los miembros de la comunidad, ni compararlos, ni juzgarlos. Siempre
debemos alentar a los demás con palabras que animan, que edifican; jamás, derrumbarlos
con críticas destructivas.
4º) NEGARSE a escuchar chismes, y mucho más a repetirlos.
¿Qué es un chisme? Es divulgar una información cuando uno no es parte del problema,
ni de la solución.
Tampoco debes escucharlos si quieres proteger tu entorno. Escuchar los chismes es
como aceptar algo robado, y convierte a uno, también, en culpable del delito. ¿Qué hacer
ante alguien que desea contar un tema del ausente? Responder con valentía ‘no
necesito saber eso’. Las personas que cuentan chismes, también hablarán mal de ti.
¿Qué derecho tenemos de ventilar los problemas, pecados o intimidades de nuestros
hermanos? Acaso, ¿tiene, quien escucha, la solución al problema? Y si no tiene la solución
del problema, ¿qué sentido tiene involucrarlo con elementos negativos o que generan
negatividades y animadversiones? Debemos recordar que sin combustible se apaga el
fuego: escuchar es combustible. Cuando desaparecen los chismes, finalizan las
tensiones.
5º) APOYA al líder o al coordinador del grupo.
No hay coordinador perfecto, pero en cualquier grupo que se precie siempre hay una
persona que va por delante. La que organiza, la que plantea, la que decide, la que se
equivoca. Sin embargo, Dios a través de los miembros del grupo, le dio la responsabilidad
y la autoridad para construir y sostener la unidad de la comunidad.
Hay ocasiones en las que el coordinador debe resolver conflictos que se generan dentro del
grupo, a veces, entre los propios miembros. Nada grato, por cierto. Hemos de apoyar a ese
líder, al coordinador que tira de todos para favorecer la unidad de la comunidad. Estos,
además, deben realizar la imposible tarea de que todos estén contentos. ¡Ni Jesús lo logró!
¿Qué estás haciendo para hacer que tu comunidad sea más cálida y fraterna? Hay
personas de tu entorno que esperan que alguien que le dé su amor y comprensión.
4. EL PAPEL DEL HOMBRE Y LA MUJER EN LA COMUNIDAD
Desde el nacimiento, hombres y mujeres presentan una diferenciación clara desde el punto
de vista biológico; sin embargo, las variantes comportamentales, sentimentales y de
pensamiento se atribuyen más a la influencia de la cultura. Se estima que unos y otras
tienen las mismas emociones y sentimientos, y potencialmente la misma capacidad mental.
Por tanto, las diferencias convencionales en prioridades, preferencias, intereses y
ocupaciones se deben al condicionamiento parental, educacional y sociocultural.
De esta forma, múltiples culturas adoptaron una forma específica de organización de la
división sexual del trabajo. Según esta, le correspondió a la mujer el espacio del hogar por
su capacidad para gestar y amamantar a los hijos debido al cuidado que estos requieren, se
le asignó el tiempo en que era imprescindible su presencia, e incluso más. Por su
proximidad espacial, se ocupó del resto de las funciones vinculadas al espacio de la casa,
mientras que el hombre se dedicara a la agricultura, la cacería, la domesticación de
animales y la guerra. Por ello, las mujeres hasta hoy, han sido educadas sobre todo para las
labores domésticas y el cuidado y la educación de los hijos, en comparación con los
hombres, que lo han sido para ser los proveedores y protectores del hogar (Valdez-Medina,
Díaz-Loving y Pérez, 2005). Esta perspectiva tradicionalista, cargada de normas, creencias
y valores, dominante en la cultura hasta los años cincuenta, pretendía resolver de modo
rutinario los imperativos fundamentales de la existencia, delimitando de un modo preciso
los roles genéricos, lo que agudizó las diferencias entre hombres y mujeres (Reidl,
Valencia, Vargas y Sierra, 1998). De esta forma surge una clara diferenciación: mientras
que el sexo es una categoría biológica, con el concepto de género se hace referencia a la
construcción social del hecho de ser hombre o mujer, las expectativas y valores, la
interrelación entre hombres y mujeres y las diferentes relaciones de poder y subordinación
existentes entre ellos en una sociedad determinada (Arellano, 2003).
TRABAJO BIBLICO:
• Buscar en la biblia las siguientes citas y realizar una reflexión sobre ellas:
Hebreos 10:24-25 ; Romanos 12:4-5 ; Salmos 133; 1 Corintios 1; 1 Pedro 3:8; Mateo
18; Colosenses 3; Romanos 12:16; Hechos 4:32.
En grupos máximo 4 personas leo (Hch 2,42-47; 4,32-35), respondo y desarrollo en el
cuaderno:
1. ¿Qué entiende la sociedad actual por amor?
2. ¿Cómo se vive el amor en nuestros días?
3. ¿Qué valores debe tener una persona para vivir realmente el amor?
4. ¿Se puede llamar civilización del amor a una sociedad egoísta?
5. ¿Qué características debe tener un grupo social para llegar a ser una nueva sociedad?
6. Realizo un listado de acciones positivas y otro de acciones negativas que realizan las
personas y que van en pro o en detrimento de la sociedad, establezco un paralelo y
comparto con todo el grupo la reflexión que de allí surja.