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PILAR
En la ruta de la Historia
Edición al cuidado del autor
Isacio Mauricio Acosta Jiménez
imacostajim@gmail.com
Corrección: Mithy Fabio
Diseño de tapa: Natalia Tapia Fabio
Diagramación: AGSR – César Luis Sosa
Fotos: Mauricio Acosta y gentileza
Publicación Electrónica (Internet) www.EstoesPilar.com
Pilar – Paraguay 2015
Isacio Mauricio Acosta Jiménez
Pilar – Ñeembucú - Paraguay
ISBN 978-99967-0-152-8
Quedan reservados todos los derechos. La presente publicación no podrá ser
reproducida íntegra o parcialmente, ni archivada o transmitida por ningún medio (ya
sea impreso, electrónico, mecánico, fotocopiado, grabado o de otro tipo), sin la
autorización previa del autor.
4
INDICE
Reconocimiento...................................................................................... 5
Introducción ......................................................................................... 7
Cap. I – Pilar y sus orígenes.................................................................... 9
Cap. II – Primer casco urbano de la Villa del Pilar..................................... 30
Cap. III – Por los pasillos de la antigua Villa............................................. 58
Cap. IV – El Puerto de Pilar..................................................................... 82
Cap. V – Historias Ribereñas ................................................................... 89
Cap. VI – Periódico de Pilar 1916
Ecos de una época .............................................................................. 105
Cap. VII – Enseñanza Primaria y Secundaria en Pilar ................................ 110
Cap. VIII – Pinturas y Pintores de Pilar .................................................... 117
Cap. IX – Juanita Pesoa Sostoa y Elisa Alicia Lynch................................... 137
Cap. X – El Pirabebé defiende Pilar
Combates de Pilar en la guerra del 70 .................................................. 160
Cap. XI – Documentos inéditos de pobladores de Pilar.............................. 168
Cap. XII – Casona Colonial “Villamayor” .................................................. 202
Bibliografía............................................................................................. 207
Biografía del autor.................................................................................. 209
5
GRATITUD
Mi reconocimiento a:
- A las personas a quienes entrevisté y tan maravillosamente
respondieron a las consultas para este libro.
- A las personas que tan gentilmente facilitaron fotografías de
su álbum familiar y de sus colecciones de pinturas.
- A la familia que nos permitió acceder a documentos con
contenido histórico.
6
DEDICATORIA
A Pilar, por su pasado, por su presente, por su futuro. A los
habitantes de Pilar que hacen posible su rica Historia en permanente
devenir.
7
INTRODUCCION
Este libro es una RECREACION, una recreación de la historia de Pilar. No es un
libro de historia que, para el efecto, requiere de un método científico de
investigación. Por eso, en algún capítulo se propone un recorrido “Por los
pasillos de la antigua Villa”, un paseo imaginario y al mismo tiempo real.
Es una recreación sobre diversos acontecimientos desde el arranque de la
conquista española en esta parte de América del Sur, uniendo datos históricos
de distintas fuentes bibliográficas con la memoria de los pilarenses para ofrecer
retazos de la historia de nuestra ciudad.
Históricamente, la fundación de Pilar se basó en la necesidad de proteger,
pueblos y hacienda, de “las invasiones de los indios infieles”, como eran
considerados los nativos que resistían a los usurpadores de sus ancestrales
tierras, al atropello y destrucción de su cultura, de sus tradiciones, costumbres,
de sus creencias.
Diversos factores habrán intervenido para la tardía fundación de Pilar en
relación a la llegada de las primeras incursiones de los conquistadores europeos
como, quizás, las frecuentes y grandes inundaciones y los extensos humedales
existentes en Ñeembucú. Se presentan algunas conjeturas sobre el tema.
Esta situación no fue, sin embargo, impedimento para un poblamiento paulatino
de la región, primero desde el Norte en contacto con Asunción y después al Sur
del río Tebicuary, con una creciente producción ganadera que la caracteriza
hasta ahora.
Con las cuestiones encaradas o planteadas en los distintos capítulos se
pretende hacer una conjunción que se presenta en el libro con el título de:
PILAR, EN LA RUTA DE LA HISTORIA.
Se cuenta con el soporte de interesantes fragmentos encontrados en el Archivo
Nacional, “el acervo documental más antiguo del río de la Plata” según
Margarita Durán Stragó, de una amplia bibliografía sobre “Nuestra Señora del
Pilar de Ñeembucú”, además de mapas, planos, fotos, artículos periodísticos, y
documentos inéditos de archivos particulares de familias pilarenses.
Para enriquecer la documentación histórica, se agregan los relatos y las
vivencias de muchas personas, con temas sobre nuestra tradición “ribereña”,
los centros educativos desde los orígenes de la Villa, sus templos, las imágenes
de la Virgen María y de santos, el primer casco urbano y su posterior
proyección urbanística, los cambiantes nombres de calles y avenidas como
parte de una dinámica atada a las circunstancias.
8
Las “historias” que se incluyen pertenecen a distintas épocas, pero ellas están
fuertemente vinculadas entre sí.
Se aportan datos acerca de la pilarense Juanita Pesoa y la irlandesa Elisa Alicia
Lynch, compañeras y madres de los hijos del Mariscal Francisco Solano López,
sobre los regalos que recibió Juanita y que están actualmente dispersos en el
Museo Histórico del Cabildo, en la Cripta Histórica de la Basílica de la Virgen del
Pilar y en casas particulares como herencia familiar.
También se realiza el planteamiento de una duda sobre el lugar del histórico
juramento a la bandera que hizo el Mariscal López en 1845: ¿en el interior del
Templo de Nuestra Señora del Pilar o frente al Cabildo, entonces cuartel
general del Ejército Paraguayo?.
Un capítulo está dedicado a la defensa de Pilar por el buque “Pirabebé” y su
tripulación cuando la Villa fue invadida por las tropas aliadas, a los dos
combates de Pilar y el destino final de la citada embarcación con destacada
intervención en otras acciones de la guerra del 70.
Se van entrelazando fragmentos más antiguos con hechos más recientes como
la casona colonial “Villamayor” y su restauración; pinturas y pintores de Pilar, el
puerto y los ribereños.
Fue un apasionante “descubrimiento” el encontrar, por ejemplo, pruebas
documentales de la existencia de esclavos en las familias de la” Villa”, un tema
del que nunca había oído hablar.
Es un libro de recreación sobre nuestra historia, de contenido a veces didáctico,
buscando conocer, interpretar y apreciar mejor nuestras raíces y nuestra
sociedad actual.
9
CAPITULO I
PILAR Y SUS ORIGENES
Pasaron más de doscientos cuarenta años desde la fundación de Asunción en
1537, para concretarse la fundación de Pilar en 1779, en una zona
aparentemente ignorada por tanto tiempo por los conquistadores españoles y
sus descendientes. Y esto ha acontecido pese a que Ñeembucú se encuentra en
el paso obligado, especialmente por vía fluvial, hacia el reino de los Incas,
donde abundaban las riquezas codiciadas por los invasores del Viejo Mundo.
Desde sus barcos, los europeos no habrán considerado a los esterales lugares
muy atractivos, ni habrían encontrado población indígena para contactar, como
hallarían posteriormente en las zonas central y Norte del Paraguay actual, para
penetrar a continuación en el Gran Chaco hasta las estribaciones andinas,
retornando con piezas de oro y plata.
En este paisaje, históricamente, se tiene comprobada la influencia del
fenómeno meteorológico llamado EL NIÑO, con oscilaciones de crecidas y
sequías importantes. Este fenómeno se viene produciendo con certeza, por lo
menos desde hace 160.000 años. El más lejano testimonio de la época colonial
corresponde a los años 1525-1526. (Julio Rafael Contreras).
Los datos históricos se relacionan con el comportamiento del eje fluvial
Paraguay-Paraná con episodios intensos y muy intensos. Megacrecientes entre
1747 y 1748. Una notable bajante en 1751. En el período 1775-1786, se
registran crecidas con episodio intenso.
Sin embargo, 1779 era un año de fuerte sequía, por lo menos en la zona de
Asunción, como menciona Jorge Rubiani en su libro “Historias Secretas del
Paraguay” (Tomo II), cuando “hacía ya tiempo que el cielo negaba sus aguas a
la sedienta y caldeada tierra”, las plantas no daban flores ni frutos, los cultivos
se arruinaban llegando a registrarse una “gran mortandad de hombres y
ganados”, por lo que la población recurrió a las oraciones y a todo tipo de
invocaciones por la lluvia salvadora, dice Rubiani, especialmente a la Virgen de
la Asunción y “al Patrón Señor San Blas”. El Consejo del Cabildo de Asunción
tuvo que reunirse de urgencia y a la reunión asistió hasta el propio Gobernador
Pedro Melo de Portugal. Es posible que, con la gran sequía del 79, estuvieran
dadas las condiciones para el establecimiento de la Villa del Pilar.
Numerosos registros históricos que se tienen desde la llegada de los
conquistadores europeos muestran los caminos que se recorrieron y fueron
abriéndose para la formación de las ciudades y naciones de América. En
Sudamérica, el principal centro de la conquista fue Asunción, con un territorio
amplio que llegaba del Atlántico hasta las estribaciones de los Andes, y que se
fue perdiendo en sucesivas desmembraciones.
10
Ñeembucú estuvo a punto de pasar a integrar o a depender de la Provincia de
Corrientes y de la República Argentina. Tal vez ni Pilar existiría si no hubiera
sido por el reclamo firme de los gobernadores de la Provincia del Paraguay,
ante la pretensión correntina de apropiarse de las tierras ubicadas entre los ríos
Paraguay y Paraná, hasta el Tebicuary.
La región hoy ocupada por el departamento de Ñeembucú y las provincias
argentinas de Chaco y Formosa (el Gran Chaco), ya figuraban en los primeros
relatos de las exploraciones europeas, como los de Sebastián Gaboto (1484-
1557).
Este marino, cartógrafo y explorador italiano al servicio de España, fue el
fundador del primer asentamiento español en el Río de la Plata, conocido como
Sancti Spiritu, cerca de la ciudad argentina de Rosario.
Fue el primer europeo que exploró los ríos de La Plata, Paraná y Paraguay, en
1526. Navegó el Paraguay hasta los saltos de Yacyretá-Apipé que no pudo
sortear, y tuvo que haber quedado por algún tiempo en la zona de Cerrito para
retornar a la confluencia y seguir el río Paraguay hasta las cercanías de
Asunción.
El historiador Blas Garay, en su libro “Breve resumen de la historia del
Paraguay” (1897) capítulo primero “Descubrimiento del Paraguay”, al comentar
el viaje de Gaboto dice en una parte que “… Retrocedió y remontó el Paraguay,
hallando por su izquierda el Bermejo o Ypyta: has habiendo desembarcado en
la orilla opuesta (oriental) parte de su gente, fue muerta toda por los agaces, lo
que con la noticia de la aparición de otra escuadra extraña, comunicada por los
indios, le determinó a retroceder”. Esto habría ocurrido a pocos kilómetros al
Sur de Pilar en territorio que pertenece hoy a Ñeembucú. El relato es
mencionado por Sergio Cáceres en su libro sobre el intelectual pilarense
“Manuel Domínguez” (2013).
En 1530, el mencionado navegante europeo regresa finalmente a Europa con
información brindada por los indígenas sobre la existencia de la Sierra de Plata.
Primer asentamiento español en ÑEEMBUCU ?
En el libro “Los Humedales del Paraguay” del Comité Nacional de los Humedales
del Paraguay (Asunción, 2004), página 36, está el siguiente comentario:
“…el primer asentamiento español, aunque temporario de Sebastián
Gaboto y su gente en el sur del Ñeembucú, es el desaparecido
asentamiento de Santa Ana, sobre la costa del Paraná, en 1528
(Harrise 18; Medina, 1908; Gandía, 1932; Cháves, 1968).
“Los humedales del Ñeembucú, que fueron asiento del primer
asentamiento hispano en el actual territorio paraguayo, y cuya
extensión supera holgadamente el millón y medio de hectáreas …
cuentan con una larga y compleja historia paleogeográfica,
paleoclimática y geomorfológica …”
11
De acuerdo con la versión dada por los correntinos, Gaboto habría permanecido
con su tripulación en la zona de Itatí, antes de continuar viaje.
Laguna SIRENA, Cerrito.Ñeembucú. Foto: Mauricio Acosta
Asunción fue el centro de las expediciones iniciales, convirtiéndose en “Madre
de Ciudades”, y dio también nacimiento a las primeras poblaciones establecidas
en las cercanías o dentro del territorio de lo que hoy es el departamento de
Ñeembucú, con participación de españoles, criollos, los franciscanos, los
jesuitas, negros e indígenas.
“Nuestra Señora de Concepción del Bermejo”, fue fundada el 15 de marzo de
1585, aguas arriba del Río Bermejo o Colorado, en las cercanías de la actual
localidad de Tres Isletas (Chaco-Argentina). Esta primera fundación europea en
el Chaco fue destruida en el año 1632.
San Juan de Vera de las Siete Corrientes (Ciudad de Corrientes), fue fundada
en 1588.
Los sacerdotes franciscanos fueron los primeros religiosos en llegar con los
españoles. Desde 1580 propiciaron la fundación de varias poblaciones en la
región Oriental y en el Chaco, figurando ya el nombre de ÑEEMBUCU.
En 1588 llegan los primeros sacerdotes jesuitas. Su residencia en Asunción se
funda jurídicamente en 1594. La primera Provincia fue creada en 1604, y como
primer provincial fue designado el padre Diego de Torres.
En 1609, Diego de Torres, inició la serie de reducciones de indios en las selvas
del Paraguay, algunas de ellas muy cercanas nuevamente al territorio actual del
12
departamento de Ñeembucú, ubicándose en Misiones e Itapúa y allende el río
Paraná, en la región conocida como Guayrá que llegaba hasta el Atlántico.
La primera ciudad fundada por los jesuitas en Paraguay fue San Ignacio Guazú,
el 29 de diciembre de 1609.
Las estancias ganaderas de los jesuitas llegaban hasta el límite septentrional del
actual departamento de Ñeembucú
Desde el año 1676 se concedían “mercedes” a los pobladores hispano-criollos
para la utilización de extensos territorios a partir de Asunción, y en la zona sur
en particular, para la cría de ganado vacuno. La región ubicada al sur del río
Tebicuary, estaba bajo dominio de los jesuitas.
El 5 de marzo de 1714, el gobernador Juan Gregorio Bazán de Pedraza funda la
ciudad de Villeta, con el nombre oficial de “San Felipe de Borbón en el Valle del
Bastán”, y desde 1972 le agregaron “… en los campos del Guarnipitán”. Estos
campos constituían un amplio territorio al sur de Asunción y se extendían hasta
la zona de Alberdi, que los españoles ocupaban para sus chacras y estancias.
En la zona ribereña del Paraná, antes de la fundación de Pilar, los correntinos
ya ocuparon Curupayty y Pedro González (actual Mayor Martínez).
Con un objetivo inicialmente militar se instalaron fuertes en Curupayty y
Humaitá, para enfrentar a naciones indígenas rebeldes. Según el historiador
Jorge Rubiani, “Historias Secretas del Paraguay” (2014), esta zona conoció de
guardias armadas desde 1720.
La ciudad de Resistencia (Chaco) tuvo su origen en la reducción de los
indígenas Abipones, con el nombre de “San Fernando del río Negro”, en el año
1750.
Cada vez más cercana la fundación de Pilar
El historiador paraguayo Alfredo Viola, en su libro “Origen de pueblos del
Paraguay”, hace referencia a las últimas poblaciones fundadas por los Jesuitas
en el Paraguay, “fuera de los límites tradicionales otorgados a la referida
Compañía”.
Los indios Abipones, buscando la paz con la Provincia, solicitaron la fundación
de una comunidad la que fue dispuesta en 1762 por el Gobernador del
Paraguay José Martínez Fontes. La reducción se denominó “Nuestra Señora del
Rosario y San Carlos del Timbó”, estaba ubicada a una legua de la margen
derecha del río Paraguay (Formosa) frente a la desembocadura del río
13
Tebicuary, región perdida por el Paraguay tras la guerra contra la Triple Alianza
en 1870.
Plano de la reducción “Nuestra Señora del Rosario y San Carlos del Timbó”
De la fundación y administración de Nuestra Señora del Rosario y San Carlos
del Timbó se encargaron los jesuitas. La expedición fundadora llega procedente
de Asunción el 25 de noviembre de 1763, en tres naves, con autoridades de la
Provincia, el padre Martín Dobrizhoffer, infantes y 400 jinetes al mando del
Teniente Gobernador Fulgencio de Yegros.
Con esta misión se pretendía cortar los ataques de los indios chaqueños que,
por el Paso del Timbó, asolaban las estancias y las chacras del Sur del país. Los
indios del Chaco no se subordinaban fácilmente a los conquistadores, y
rechazaban la enseñanza religiosa cristiana.
Se trataba de la cuarta Reducción establecida por la Compañía de Jesús entre
los indios abipones. Años atrás ya fueron fundados los pueblos de Concepción
del Bermejo, San Jerónimo y San Fernando, en el actual territorio argentino.
Sin embargo, San Carlos del Timbó no se consolidó y desapareció alrededor de
1776, después de la expulsión de los jesuitas.
Posteriormente, se reanudaron las invasiones de los indígenas hostiles del
Chaco a la región del suroeste de la Provincia del Paraguay, a las que se
sumaron las incursiones provenientes de la provincia de Corrientes para el robo
de ganado y la intención de apoderarse de más territorios hasta el río
Tebicuary, inclusive.
Según Viola, el dictador Francia hizo referencia de Nuestra Señora del Rosario y
San Carlos del Timbó, en una comunicación al Comandante de Pilar, en estos
términos: “… pues es el mismo, donde en tiempo de los jesuitas, que
permaneció poco tiempo, como las demás del Chaco. Ya también lo había
14
reconocido Hermosilla hará ha más de un año. Sólo recuerdo fue quedando de
esta última fundación de la Compañía de Jesús en el Paraguay colonial”.
Arroyo Ñeembucú crecida 2014 – foto: Mauricio Acosta
La tardía fundación de Pilar y de algunos pueblos al Sur del río Tebicuary,
tendría que ver, en parte, con sus grandes humedales, las lluvias y
permanentes inundaciones que dificultaban las comunicaciones y el
asentamiento de pobladores, así como con el dominio que ejercían los
indígenas invasores del Chaco.
Mapa del Paraguay colonial – año 1771 – Se lee “Ñeembucú del pantano”, zona entre los ríos Tebicuary y
Paraná – hacia el Este las Misiones Jesuíticas.
15
Las Misiones Jesuíticas se fundaron en regiones que cumplían las características
e instrucciones que señalaron sus mentores:
“Para formar un pueblo, decían tales indicaciones, se procura escoger una
llanura de las cualidades siguientes: 1- Ancha como un cuarto de legua y cerca
de una milla para la extensión de las calles. 2- Algo eminente, así por huir de la
humedad, dañosa en estas tierras, como por gozar del aire más puro. 3- Que
no tenga pantanos, en los cuales se engendra multitud de molestos mosquitos
y víboras ponzoñosas. 4- De buenas aguas cerca, así para beber, como para
lavar y bañarse, a que es aficionado todo indio, y lo necesita para la salud. 5-
Que esté despejada por la parte sur, para desembarazo de viento fresco,
necesario en tierra de tantos calores.
(Fuente: Libro “Historias minúsculas” de Luis Verón, que cita ABC Color,
domingo 17/07/2011.)
Humedales de Ñeembucú - Guazú Cuá Foto: Mauricio Acosta
Ñeembucú era, precisamente, todo lo contrario del tipo de tierras que los
jesuitas pensaron para sus fundaciones, que comenzaron con San Ignacio
Guazú en 1609. De alguna manera, las haciendas de sus estancias
incursionaron también por este departamento especialmente entre los distritos
de Tacuaras, Guazú Cuá, Laureles y Yabebyry, siendo objeto de robos por los
indígenas del Chaco y de Corrientes.
Con la expulsión de los jesuitas y la paulatina desaparición de las misiones
jesuíticas, el control español se extiende a otras regiones del Paraguay, como el
departamento de Ñeembucú con la fundación de Humaitá y Pilar, entre otras
poblaciones. La influencia de los asuncenos ya llegaba desde mucho tiempo
atrás hasta el río Tebicuary y su desembocadura en el rio Paraguay.
En esta expansión, es indudable la importancia que adquirieron los ríos como
principal vía de comunicación y para el asentamiento de los nuevos pueblos.
16
La dinámica geográfica
En “Territorio y Población. Nuevas Dinámicas Regionales del Paraguay”,
(Fabricio Vázquez y otros. 2006), se hace un análisis sobre los vínculos entre la
población y su entorno geográfico (investigación sociodemográfica). Se señala a
Pilar como un distrito con “aislamiento crónico”. Este dato podría ser una
explicación válida para el tardío poblamiento al sur del río Tebicuary, en la zona
perteneciente al departamento de Ñeembucú.
Históricamente se afirma que Pilar fue inicialmente un bastión para hacer frente
a las incursiones, en búsqueda de alimentos, de los indígenas del Chaco a las
misiones jesuíticas ubicadas en el noreste del país. En tal sentido se dice en el
mismo libro que el proceso de ocupación del territorio y el aprovechamiento de
sus recursos “fueron alternándose en sus dinámicas demográficas en relación
directa con los sistemas económicos y comerciales y con las infraestructuras
disponibles, como es el caso de las rutas y caminos o del río Paraguay…”, en lo
que la Región Oriental “tuvo siempre mayor capacidad de carga humana que el
Chaco”. A la característica de cada región, se agregan también las diferencias
culturales de las poblaciones originarias.
Los indígenas del Gran Chaco utilizaban los pasos de Curupayty y Humaitá,
sobre el río Paraguay, para incursionar sobre las estancias y pueblos más
occidentales de las Misiones Guaraníticas ubicados entre los ríos Paraná y
Tebicuary, y también atacar a las poblaciones adyacentes. Las expediciones
correntinas ocasionaron igualmente las quejas de los jesuitas de las Misiones.
Los jesuitas no ocuparon las costas del río Paraguay, alejándose de los
belicosos indígenas del Gran Chaco, enemigos seculares de los guaraníes.
El gobernador Agustín Fernando de Pinedo, a quien originalmente se atribuyó la
fundación de Pilar en el año 1776, ordenó en el año 1775, la fundación de Villa
Franca de los Remolinos y Guazú Cuá.
Una expedición correntina que partió de Itatí, exploró en el año 1779 hasta el
Tebicuary, encontrando sólo indígenas chaqueños como pobladores de la
región. También fueron enviados pobladores para asentarse en los pasos de
Curupayty y Humaitá, antes de la fundación de Pilar.
Recién casi a finales del Siglo XVIII, se crea el primer centro poblacional de
importancia en Ñeembucú.
El 25 de agosto de 1779, el gobernador del Paraguay Pedro Melo de Portugal y
Villena solicitó autorización al Virrey para poblar la desembocadura del arroyo
Ñeembucú, en donde ya había iniciado la población.
17
Pedro Melo de Portugal fue considerado como uno de los gobernadores más
progresistas del Paraguay. Fundó tres villas de españoles: Villa del Pilar del
Ñe’embuku, Villa del Rosario del Cuarepoti y Villa de San Pedro del Ykua
Mandyju, además de los pueblos de Humaitá, Arroyos y Esteros, Ybytymi,
Yhacanguazú, Acahay, Limpio y Ca’apucu.
El 13 de septiembre el Virrey permite a la Provincia del Paraguay poblar el
Ñeembucú, para que prosiguiera la construcción del poblado de Ñeembucú. Lo
señalaba como “un establecimiento efectivamente útil (…) y con especialidad a
los pueblos de Misiones que sufren repetidas invasiones por aquella parte”.
Al amparo de la política “defender poblando”, en la época colonial, entre 1537 y
1840 nacen los pueblo-puertos, como Asunción, Concepción, Villeta y Pilar, que
vivían del comercio de entrada y salida de mercaderías, y otros pueblos
ribereños cumplían “una función más claramente defensiva, con la categoría de
fuertes o presidios”, entre otros Fuerte Olimpo.
Motivo de la fundación de Pilar, según Azara y Viola
Para Azara y Viola, la fundación de la Villa de Nuestra Señora del Pilar de
Ñeembucú, no sólo significó la creación de un apostadero de tropas y asiento
de vigilancia permanente para evitar el paso de indígenas chaqueños, que
atravesaban el río Paraguay en su camino para realizar incursiones predatorias
en las estancias y villas del noroeste de la actual provincia argentina de
Corrientes y en el área jesuítica de San Ignacio Guazú, sino también manifestó
concretamente la voluntad del Cabildo de la ciudad de Asunción de sostener
para su jurisdicción el dominio de las tierras situadas al norte del río Paraná,
región amenazada por la fundación en 1778-1779, de una guardia o presidio en
Curupayty sobre la que el Cabildo de Corrientes se abrogaba derechos (Azara,
1871; Viola, 1992).
Tras la fundación de Pilar el 12 de Octubre de 1779, terminaron las invasiones
de los indios payaguaes del Chaco, que con sus incursiones llegaban hasta San
Ignacio, Santa María y el Partido de Quyquyo, ocasionando continuas alarmas y
perjuicios a los vecinos.
Con el tiempo surge la necesidad de contar por parte del Estado con las
organizaciones administrativas del territorio, dando nacimiento a la división
político-administrativa para su mejor desenvolvimiento y control. En el año
1901, el territorio del país estaba organizado en estos espacios: La capital
Asunción (con una creciente concentración demográfica), los 86 partidos de la
región Oriental (con escasos habitantes y semi aislados) y el Chaco, bajo
administración militar.
18
En 1906, el territorio es dividido en 16 departamentos, y éstos en partidos,
categoría correspondiente a los actuales distritos. Es el primer ordenamiento
territorial “con delimitaciones claras, que tendrá vigencia hasta 1945…”
Fueron creados por Ley los siguientes departamentos; 1. Concepción - 2 San
Pedro – 3 Caraguatay – 4 Guairá – 5 Yhú – 6 Caazapá – 7 Encarnación – 8 San
Ignacio – 9 Quiindy – 10 Paraguarí – 11 Villeta – 12 PILAR.
En casi la totalidad de los casos, las ciudades capitales daban también su
nombre al departamento.
El río Tebicuary era el límite entre los departamentos de Pilar y Villeta. Otra
modificación se realiza en 1943, con la creación de nuevos departamentos,
totalizando 16. El Chaco deja de ser región militar.
El departamento PILAR pasa a denominarse ÑEEMBUCU, siendo la ciudad de
Pilar su capital. Además, el departamento se expandió hacia el norte
incorporando los distritos de Villa Franca, Alberdi y Villa Oliva que formaban
parte del departamento de Villeta desde los tiempos de la colonia.
El pilarense tiene sus orígenes remotos en los descendientes de los primeros
pobladores de Asunción (europeos e indígenas) y otros europeos inmigrantes
que arribaron tiempo después a estas tierras. También se incorporan los
afrodescendientes, lo que hace la existencia de una población multiétnica en la
región, como en el resto del Paraguay.
Arroyo Ñeembucú, Pilar. Foto: Mauricio Acosta
Desde su fundación, Pilar tuvo destacada participación en la historia del
Paraguay: muralla para las incursiones indígenas y correntinas, puerto de
importación y exportación, primer puerto de entrada al Paraguay, uno de los
pilares en la independencia de 1811, escenario de la Guerra Grande, sus hijos
19
estuvieron en la defensa de la patria contra la Triple Alianza (1865-1870) y en
la guerra del Chaco (1932-1935), se han destacado en la política, en las
ciencias, en la cultura, en las artes, en la conducción y en la reconstrucción
nacional. La Villa se convirtió en Ciudad. La historia de Pilar está llena de
acciones de hombres y mujeres que forjaron su grandeza.
Línea del tiempo.
- 1492, descubrimiento de América
- 1515, descubrimiento del Río de la Plata (Mar Dulce)
- 1520, descubrimiento del estrecho de Magallanes.
- 1524, Descubrimiento de Paraguay
- 1536, primera fundación de Buenos Aires
- 1537, fundación de Asunción
- 1580, segunda fundación de Buenos Aires
- 1588, fundación de Corrientes
- 1609, fundación de San Ignacio Guazú (Misiones).
- 1767, expulsión de los jesuitas de las posesiones españolas.
- 1776, creación del Virreinato del Río de la Plata.
- 1779, fundación de Pilar
- 1810, Independencia de la Argentina
- 1811, Independencia del Paraguay.
Como se viene analizando y especulando, nos encontramos con numerosos
elementos considerados como posibles causas de la tardía fundación de Pilar,
en relación a los primeros asentamientos tras la fundación de Asunción.
Además de plantear estas ideas sobre la problemática de los grandes
humedales, de hecho existieron muchos otros factores, tal vez más
importantes, como la constante resistencia de las comunidades indígenas, en
rechazo a la esclavitud a que estaban sometidos sus hombres y mujeres por los
conquistadores, apoderarse de sus tierras y herir profundamente sus culturas;
la provincia convulsionada por guerras y revoluciones, actos de insurrección
desde los tiempos de Irala; niveles de intolerancia y hostilidad entre los mismos
españoles y sus descendientes; la exagerada ambición por el poder; la
revolución de los Comuneros; las disputas entre los españoles y los jesuitas que
crearon su propia “Provincia”, muy diferente a la Provincia del Paraguay; el
desinterés o la indiferencia de la Corona hacia el Paraguay por no contar con
las riquezas de los Incas; la división de la provincia y el aislamiento de
Asunción; la región cada vez más miserable; la convulsión generada por la Real
Cédula de 1537, que permitía la elección de autoridades; una inestabilidad
imperante por siglos.
Desde 1538 hasta 1811, en 273 años, pasaron 79 gobernadores, muchos de
ellos como Lugartenientes o Tenientes de Gobernador, o como gobernadores
interinos.
20
EN LA RUTA DE LA HISTORIA
Pilar, o si se quiere Villa del Ñeembucú, Villa del Pilar de Ñeembucú, Ñeembucú
de Nuestra Señora del Pilar, o Villa del Pilar, y su zona de influencia, forman
parte de la historia del Paraguay, se encuentran en el camino de la Historia no
solo del país, sino de una época larga de la conquista europea en esta parte de
América.
El nombre del arroyo Ñeembucú es de origen guaraní. Algunos traducen como
“de hablar largo”, o como “voz que se escucha a lo lejos”
Documentos históricos de archivos públicos y privados, libros y otras
publicaciones contienen datos relacionados, por ejemplo, con el nacimiento de
Pilar; de su intervención en la gesta emancipadora de mayo de 1811; se la
señala como puerto estratégico para el comercio internacional del Paraguay;
hablan de la importancia de su economía, de su población; del problema
limítrofe con Corrientes; mencionan la problemática de la tierra, de la
educación, o como cuna de personalidades ilustres de la política, la economía,
la jurisprudencia, la literatura, la música, el teatro, la pintura.
Si dijéramos que “TODOS HABLAN DE PILAR”, parecería una exageración.
La celebración del Bicentenario de la Independencia Nacional en el 2011,
permitió la reedición de muchos títulos, y hurgando en sus páginas se puede
confirmar la precedente aseveración y de que efectivamente Pilar, forma un
lugar importante en la Historia del Paraguay.
A continuación, apuntes sobre Pilar
Los caminos Reales
En el diario ABC COLOR, se publica un artículo de Oscar López Deggeller,
titulado Paraguay y sus “caminos reales” (30.agosto.2013), recordando que
desde Asunción partían nueve “caminos reales”, utilizados desde la época
colonial.
Alude al capítulo “Los caminos del rey”, del tomo II del libro “Historias
Minúsculas del Paraguay”, de Luis Verón.
Los españoles, ante la necesidad de extender sus áreas de influencia, se vieron
obligados a crear los denominados “caminos reales”, utilizando los caminos que
ya eran utilizados por los nativos guaraníes.
Verón relata que el primer “camino real” fue el que unía Asunción con Tapuá,
actual ciudad de Limpio. El mismo era utilizado en forma frecuente
21
considerando que, en tiempos del gobernador Domingo Martínez de Irala, la
mayoría de las chacras de los vecinos de Asunción estaban dispersas en esos
lugares.
Cabildo Histórico de Pilar (la construcción del costado derecho ya no existe. Fue el primer local
de la escuela “Cristo Rey” en la década de 1950)
Ñeembucú en el cuarto camino real.
Como “dos Bocas”, según el texto de Verón, era conocido el cuarto “camino
real” a Ysaty, que hoy es conocida como la avenida Fernando de la Mora
(Asunción). La vía llevaba a Ñemby, Ypané, Villeta, cruzaba el río Tebicuary,
pasaba por Pilar, Humaitá, culminando en “Paso de Patria”, sobre el Río Paraná.
Este camino fue testigo de acontecimientos bélicos durante la guerra contra la
Triple Alianza en lugares como Ytororó, Avay, Cumbarity, Angostura y
Curupayty, entre otros.
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Cabildo de Pilar
Conflicto territorial con Corrientes.
La biblioteca digital Wikipedia, recuerda que sin resolverse plenamente el
conflicto limítrofe ante el reclamo por parte de Corrientes de las tierras hasta el
río Tebicuary, el Virrey de Buenos Aires autoriza en 1779 al gobernador de
Paraguay a poblar la desembocadura del arroyo Ñeembucú, “que ya se había
iniciado”. El límite sur iba hasta el Arroyo Hondo.
Los primeros reclamos de Asunción se remontan al 22 de septiembre de 1720,
mucho antes de la fundación de Pilar, con la advertencia de que los correntinos
iban a ser expulsados de la región.
En el sector correntino se estableció una comandancia militar que comprendía:
las Lomas de Pedro González, el paso y guardia de Curupayty, el resguardo de
aduana de Humaitá, y los parajes de Laureles, Curuzú Cuatiá, Costa del Paraná
y Estero Bellaco. En lo eclesiástico se formó una vice parroquia dependiente del
curato de la Ensenada de la Ciudad de Corrientes.
La parte paraguaya formó el Partido de Ñeembucú o Pilar, con una
comandancia militar y un curato. Como la parte correntina no tenía una iglesia,
los feligreses solían asistir a la de la Villa del Pilar. En 1782, Paraguay pide a
Corrientes evacuar Curupayty, llevándose las armas, municiones y pobladores,
pero la petición fue rechazada, elevándose de nuevo el caso al Virrey.
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En 1786 el comandante de Ñeembucú Juan de Jara, realizó mensuras hasta el
río Paraná, motivando el reclamo correntino el 10 de enero, ante la supuesta
usurpación territorial por parte de los paraguayos en la jurisdicción de
Curupayty.
Ya más tarde, en 1803 hubo cruce de notas entre el comandante de
Ñeembucú, Sebastián Esteche, y el teniente gobernador de Corrientes, debido
al problema jurisdiccional en el área en disputa. El conflicto se alargó bastante
tiempo. La resolución definitiva se dio recién al término de la guerra de la Triple
Alianza contra el Paraguay.
Cabildo de Pilar
El 3 de febrero de 1876, los gobiernos de Paraguay y Argentina firmaron un
tratado de límites que reconoció definitivamente la propiedad paraguaya del
área de Curupayty y Pedro González. Por el mismo Tratado se establece que la
isla Apipé pertenece a la Argentina y la isla Yacyretá al Paraguay, como ya se
declaró en el Tratado de 1856. Sobre este mismo problema de límites con
Corrientes, se hace referencia en “Causas de la independencia del Paraguay” de
Fulgencio R. Moreno, quien ratifica los incontestables derechos del Paraguay.
La desmembración temporal por la ocupación de Corrientes, “ocasionó ingentes
perjuicios al campesino paraguayo”. Los indios del Chaco, aliados con los
24
correntinos, bien armados y en gran número “caían sobre las granjas y
estancias de Ñeembucú, saqueando las propiedades, asesinando a sus
moradores y llevándose cuánta hacienda encontraban a su paso”.
“El Paraguay no abandonó por eso la defensa de sus derechos, y el asunto
pasó a la Corte de Madriz. Pero los correntinos continuaron en sus posesiones y
en 1810 ocupaban, mientras se fallara el pleito, desde el Arroyo Hondo hasta el
Paraná”.
Los reclamos de las tierras por parte de las autoridades de la Provincia del
Paraguay se hicieron antes y después de la fundación de la Villa del Pilar.
En los albores de la independencia.
El prócer Mariano Antonio Molas, en su “Descripción Histórica de la Antigua
Provincia del Paraguay”, menciona la llegada a la Villa del Pilar en el año 1810,
del coronel José de Espínola, quien reunió a los pobladores y los obligó a jurar y
reconocer “la superioridad de la Junta Provisional de Buenos Aires”. Espínola
había sido depuesto por el Gobernador Velazco como comandante de Villa Real
(Concepción) y juró lealtad a la nueva autoridad de Buenos Aires, con la
esperanza de recuperar su cargo.
“Pero el más grave error que cometió Espínola en Villa del Pilar fue el de
anunciar aparatosamente el envío de un fuerte cuerpo de tropas en apoyo de la
Junta Provisional, a cuyo efecto empezó a hacer circular órdenes para el
alistamiento de los vecinos” (…) “Todavía no había llegado a la Asunción el
comisionado de Buenos Aires, cuando ya parte de la campaña del sud se
sublevaba contra tales disposiciones”.
Al tener el Gobernador Velazco noticias de lo que pasaba en Pilar a principios
de julio de 1810 publicó un bando desautorizando a Espínola, con la
advertencia de usar incluso las armas para defender los derechos de la
Provincia y del Rey Fernando VII.
Sobre este mismo hecho y los acontecimientos posteriores, se habla así mismo
en “La Revolución paraguaya de la Independencia, biografía de los próceres”,
de Julio César Cháves.
Después de las batallas de Paraguarí y Tacuary, apunta, “el espíritu subversivo
prendió en todo el país”, igual en Ñeembucú, ya que en el plan inicial de la
revolución de Mayo “estaba preparada también la unidad militar de Pilar, al
mando de José de Roxas de Aranda”.
Si bien “la revolución estaba decidida desde fines de marzo” de 1811, el
movimiento de los patriotas, fue adelantado con la milicia presente en
25
Asunción. “La sublevación de Yegros en Itapúa y de Rojas en Corrientes estaba
calculada para mediados de mayo, y la ocupación de la capital Asunción, para
el 29 de mayo de 1811, más o menos”.
“El 16 de mayo (de acuerdo con el plan general de la revolución) el jefe de las
fuerzas paraguayas que ocupaban Corrientes (Blas José de Rojas) se sublevó,
apresó a todos los europeos, los desarmó y embarcó”.
Desfile estudiantil frente al Cabildo de Pilar – década de 1960
Viajeros europeos por Pilar
Los hermanos escoceses, Juan y Guillermo Parish Robertson, que vinieron al
Paraguay poco tiempo después de la independencia (1811 – 1815) mencionan
también a ÑEEMBUCU en sus “Cartas al Paraguay”.
En el prólogo del libro, edición especial por el Bicentenario de la Independencia
Nacional, el escritor compatriota Guido Rodríguez Alcalá dice que Guillermo
estuvo a punto de caer en las garras de los yaguaretés en Ñeembucú, cuando
se dirigía a Asunción.
Ambos hermanos, en sus viajes entre Asunción y Santa Fe (Argentina),
quedaban en la Villa del Pilar, haciéndose amigos del comandante del puesto
militar y del cura, con quienes compartían las aventuras de sus travesías por los
ríos Paraná y Paraguay.
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Juan Parish escribe que “Ñeembucú es la primera población o
comandancia del Paraguay a que se llega por el camino que recorría”,
después de pasar por Corrientes y Curupayty, bajo dominio de los correntinos.
En sus viajes de negocio, en barco con marineros paraguayos y canoas
conducidas por los habilidosos y fuertes remeros payaguaes, de Asunción a
Santa Fe, por el año 1813, era una necesidad quedarse en Ñeembucú para
enterarse de los peligros en la navegación aguas abajo, y a su retorno.
En el año 1814 su hermano William Parish, tuvo sus propias aventuras, llenas
de dificultades durante la navegación, como la falta de viento para impulsar el
barco lleno de mercaderías para los clientes de Asunción. Acompañado de su
guía llega también a Pilar de Ñeembucú. Comparte con el comandante y el
sacerdote, mate y cigarros. Aprovecha para dormir una tranquila siesta.
William comenta la existencia de dos caminos entre Ñeembucú (Pilar) y
Asunción. Uno por las Misiones y el otro por la ribera del Paraguay: “La primera
ruta es tortuosa, pero los caminos son relativamente buenos. La distancia es de
ciento treinta leguas. El camino de la costa sólo tiene unas ochenta y cinco
leguas, pero pasa a través de muchos esteros, pantanos y tierras inundadas.
Estaba particularmente en mal estado por entonces a causa de la gran
creciente del río Paraguay y la consiguiente inundación de los campos vecinos”.
Aunque el comandante de Ñeembucú le recomendó el camino de Misiones,
William Parish decidió tomar el camino de la costa, acompañado de un
baqueano de la zona, que era el secretario privado del comandante de la Villa.
Su llegada a Asunción se produce el 20 de mayo de 1814, encontrándose con
su hermano John, después de un largo y accidentado viaje.
Problemática de la Tierra.
El trabajo de investigación de Carlos Pastore – “La Lucha por la Tierra en el
Paraguay”, Montevideo 1972 – menciona a ÑEEMBUCU entre los partidos de
origen español existentes a fines del siglo XVIII (1700).
“Villa del Pilar de Ñeembucú – afirma - había perdido una gran parte de sus
tierras comunales, yendo a parar a manos de los arrendatarios españoles. En
todos los lugares, los arrendatarios de las tierras (…) desconocían los derechos
de la población, invadían las tierras comunales y acaparaban los mejores
campos de pastoreo de la Provincia”, y resalta además que los mejores
criaderos de ganado eran los campos (…) y de Ñeembucú.
Otro dato interesante refiere que al finalizar la administración de José Gaspar
Rodríguez de Francia, más de la mitad de la superficie del territorio de la
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Región Oriental y la totalidad del Chaco, desde el río Bermejo, pertenecían al
Estado paraguayo.
Sin embargo, cuando terminó la guerra de la Triple Alianza contra el Paraguay
las tierras estatales más importantes fueron vendidas a inversionistas
extranjeros. El país estaba en ruinas, sometido al saqueo de los invasores, con
su población reducida a la mitad de la que tenía al inicio de la contienda.
Entre otras decisiones tomadas por las autoridades paraguayas, está la cesión a
título gratuito de los edificios del Estado de varios pueblos. También fueron
cedidos a título gratuito los edificios en ruinas de Humaitá y Pilar (Ley del 14 de
noviembre de 1874) y los edificios en ruinas de todos los pueblos, con cargo de
restaurarlos en el plazo de un año y de escriturarlos sin gastos fiscales en el
mismo plazo (Ley del 6 de junio de 1876).
El 16 de Julio de 1885 el Poder Ejecutivo promulgó una ley sancionada por el
Congreso Nacional que le autorizaba a enajenar todas las tierras públicas. Las
tierras fueron divididas en cinco clases.
En nuestro departamento, Villa del Pilar, Villa Oliva, Villa Franca, Villa Humaitá,
entre varias otras, contaban con campos de primera clase. Con campos de
segunda clase contaban Yabebyry (que pertenece ahora a Misiones), Pedro
González (Mayor Martínez), Laureles, Desmochados, Tacuaras, Guazucuá, Isla
Umbú y San Juan Bautista de Ñeembucú.
Según Pastore, hubo resistencia de la población rural, “víctima del cambio
económico y social creado por la política de liquidación del patrimonio territorial
del fisco”.
El vicepresidente de la República, el pilarense Dr. Manuel Domínguez, al
referirse al conflicto, en su mensaje de adhesión a la Revolución de 1904,
afirmaba que “los gobiernos anteriores habían malbaratado las tierras públicas”.
Agregaba que las tierras fueron vendidas “a vil precio, dejando sin hogar a la
mayor parte de nuestros compatriotas”. En su manifiesto, Domínguez criticaba
fuertemente al gobierno del Presidente Juan A. Escurra, del cual formaba parte
y afirmaba que este gobierno “está moralmente muerto”.
Además, la mayor parte del comercio de importación y exportación del país
quedó en manos de firmas de extranjeros que residían fuera del territorio
nacional.
El mencionado escritor señala que de la situación de la postguerra, “de
desolación, pobreza, destrucción, y disminución de la población”, tampoco
escaparon Pilar y el resto del departamento de Ñeembucú, como escenarios
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principales de esa contienda bélica de eliminación del pueblo paraguayo.
“Varias comunidades quedaron sin tierras fiscales debido a esta política de
venta de gran parte del territorio nacional. En Desmochados fueron vendidas
todas las tierras fiscales, así como en Isla Umbú y Tacuaras. No había tierra
fiscal en Guazucuá y San Juan de Ñeembucú”.
Pilar en “El Paraguay Ilustrado” – Manuel W. Cháves 1918.
Producción de tabaco en Pilar. “En un interesante estudio del Dr. Moisés
Bertoni, según el censo de 1863, la producción de tabaco alcanzaba ya
proporciones notables (…) También producían grandes cantidades de tabaco
Villa del Pilar, Tacuaras, Isla Umbú, Laureles, Yabebyry, Desmochados … “.
Cháves refiere igualmente la exportación de naranjas a los mercados del Plata.
Enormes cargamentos “salen de los puertos de Pilar, Asunción, Villeta y otros,
además de las exportaciones por ferrocarril. En 1915 se llegó a exportar más de
217 millones de unidades de naranjas”.
El auge del comercio hizo posible la instalación de empresas navieras, como la
compañía de navegación Vierci Hermanos S.A., cuyo fundador fue Juan Bautista
Vierci, natural de Génova (Italia), quien llegó al Paraguay en 1883. Sus hijos
incursionaron en las líneas fluviales del Norte y del Sur. La carrera hacia el Sur
llegaba hasta Humaitá, pasando sin duda también por Pilar.
Astillero en Pilar
Ante el gran movimiento existente en el comercio de importación y exportación
por vía fluvial, hubo necesidad de contar con astilleros en varios puertos
principalmente del río Paraguay. En “Origen e Historia de los pueblos del
Paraguay” del profesor Dr. Dionisio González Torres se comenta la existencia de
“Varaderos y astilleros”, en Asunción (Varadero), San Antonio, Villeta,
Angostura, Pilar … entre otros sitios, donde “había refugios y construcciones
de embarcaciones medianas y grandes (piraguas, canoas, jangadas, chatas,
barcos)”.
Cita además el “camino real del sur” que recorre la costa oriental del río
Paraguay, desde Asunción hasta Paso de la Patria, pasando por Lambaré,
Ypané, Villeta, Oliva, Remolinos (Villa Franca) y Ñeembucú (Pilar).
Ganado correntino por Pilar
La importación de ganado vacuno para Asunción y otras zonas del Paraguay, se
hacía desde Corrientes pasando por Villa Ñeembucú.
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Thomas Whighan en su libro “La economía de la independencia” dice que las
haciendas paraguayas fueron insuficientes para atender la demanda local, y
Corrientes era una de sus principales proveedoras. “Entre 1780 y 1797, más de
149.000 cabezas de ganado vacuno pasaron de Corrientes al Paraguay,
mayormente por la ruta de Itatí- Pilar” citando a Ernesto J.A. Maeder como su
fuente.
El cruce de los animales se hacía en balsas, y en temporadas de bajante, los
animales cruzaban el río a nado. Una gran crecida se menciona entre 1785-
1786, cuando muchos animales murieron en el cruce.
Según Félix de Azara, cuando llegó al Paraguay en 1783 se comía carne vacuna
correntina, pero para 1801 ya existían dos millones de cabezas en el país.
Las denominadas “estancias del Rey” de la época colonial pasaron a
denominarse “estancias de la República” por el Dictador Francia en 1835. Había
cincuenta estancias, algunas de ellas en la jurisdicción de Pilar. “Las estancias
del Estado también producían una parte importante de los artículos negociados
por el gobierno en Itapúa y Pilar”.
30
CAPITULO II
PRIMER CASCO URBANO DE LA VILLA DEL PILAR
Tras su fundación el 12 de octubre de 1779, a la primera zona urbana de la
Villa del Pilar de Ñeembucú se la ubica entre los actuales barrios San Antonio y
General Díaz, muy cerca del río Paraguay y en la confluencia con el arroyo
Ñeembucú, con el levantamiento de casas o ranchos, una capilla y el
cementerio.
El naturalista, cartógrafo y geógrafo español Félix de Azara, visitó la Villa, por lo
menos en dos ocasiones, según relata en sus memorias. La primera vez fue en
febrero de 1784: “… está en el quinto año de su fundación. Su situación es de
esta banda del arroyo de su nombre, cerca de él y como a media legua de su
confluencia con el río Paraguay. La ha fundado don Pedro Melo de Portugal,
actual gobernador de esta Provincia (del Paraguay), con el fin de asegurar la
costa contra los indios del Chaco y de aprovechar estos hermosos terrenos.
Llámase Nuestra Señora del Pilar de Ñeembucú y se compone hoy de cuarenta
casas o ranchos, pero dependen de ella hasta 135 familias que ya el año
pasado poseía catorce mil reses. Su Iglesia es de paja (techo de paja) y se ha
solicitado que S.M. la declare villa y que al mismo tiempo se le den las tierras
hasta el Paraná. Es puerto preciso para los barcos que bajan con motivo del
resguardo del tabaco”.
En su libro sobre el naturalista, historiador y demarcador de límites, Julio Rafael
Contreras señala que es evidente que en esta ocasión, Azara no visitara
detenidamente Pilar, seguramente pasó por sus afueras hacia el sudeste y el
este de la villa, partiendo muy temprano después de comer “en casa de un
gallego con vasija de plata”. Sostiene su teoría en el sentido de que la “Villa de
Nuestra Señora del Pilar de Ñeembucú” se situaba en la margen sur del arroyo
Ñeembucú, en la propia confluencia con el río Paraguay, y no a media legua de
la misma como describe Azara. (“Félix de Azara. Su vida y su época”, Julio
Rafael Contreras, 2010, Tomo II).
Azara se refiere al arroyo Ñeembucú como “riachuelo”, que tiene regular
barranca, poblada de árboles y muchos yacaré. En sus escritos figuran los
nombres de los arroyos Yacaré, Yacaré Pytá y Las Hermanas.
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Casas de estilo colonial en zona del primer casco urbano de Pilar – fotos Mauricio Acosta
Doña Heliodora Galeano de Ferreiro, en su libro “La Villa del Pilar que no
vuelve” (1988) señala que el centro ocupaba una manzana cuadrada.
La primera casa se edifica en la esquina de las calles Tacuary y Teniente René
Ríos (…) “La iglesia fue levantada en la cuadra siguiente, Paraguarí (hoy
Alberzoni) y Teniente René Ríos. A medida que seguía el proceso de formación
fueron levantándose habitaciones para los sacerdotes, el cementerio, el
Cabildo, la cárcel, algunos almacenes y más habitaciones familiares”.
Como Capellán Párroco fue nombrado Marcial Antonio Uliambre, oriundo de
Zaragoza (España) y a quien se atribuye haberle dado el nombre de Pilar a la
nueva Villa y su advocación a la Virgen del Pilar.
El 11 de febrero de 1782, el Cabildo de Asunción pide al Rey Carlos III que
otorgue a Pilar el título de Villa y una solicitud similar hace el Gobernador del
Paraguay. Se concede en el año 1792 con la advocación de Nuestra Señora del
Pilar.
En la nota de petición del Cabildo asunceno, se menciona que Pilar contaba con
más de cien vecinos españoles y quinientas almas de comunión, un
comandante con jurisdicción civil para administrar justicia y un cura interino
para la administración de los sacramentos. Y "está por concluir una buena
Iglesia que se está edificando en la plaza, por ser muy pequeña la capilla que
tiene en el día …”.
El 28 de septiembre de 1792, el Virrey del Río de la Plata autoriza la formación
del Cabildo y la elaboración de un padrón con número de familiares y un plano
de la Villa, que tenía entonces 2.355 habitantes – 787 familias.
Las primeras familias muy pronto rindieron culto a la santa patrona a “la
Pilarica”, como la llaman los españoles. Casi todos los pobladores eran
descendientes de colonos españoles o que se casaron con nativos en Asunción.
Una señora devota de la Virgen del Pilar, integrante de la expedición llegó con
un cuadro de la imagen de la que sería patrona de la Villa. Su modesta casa
estaba ubicada a pocos metros de la residencia de Juan de Jara, sobre la calle
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Teniente René Ríos, donde todas las tardes se rezaba el rosario. Hombres,
mujeres y niños asistían al rezo, y al final se realizaba una fiesta con petardos,
gallardetes en las precarias calles y una corta procesión.
Muy pronto nace la idea de levantar un templo, se formó una comisión y “con
mucho esfuerzo y cariño, construyeron una tosca capilla con paredes de barro y
techo de paja”.
Primera capilla de la Villa del Pilar de Ñeembucú.
Ante las consultas acerca del lugar en que pudo haberse construido el primer
templo, y dónde estaría el cementerio, se cuentan varias versiones.
El historiador Benigno Riquelme y Doña Heliodora ubican la capilla en la
esquina de Alberzoni y Teniente René Ríos, dentro de la manzana ocupada por
el Banco Nacional de Fomento, donde habría estado también el primer
cementerio. De igual manera, Arquímedes “Quimito” Fornerón, ex secretario de
la Municipalidad de Pilar dijo haber escuchado alguna vez comentarios de que
el primer cementerio habría estado en la mencionada manzana.
Buscando otros sitios probables
Los profesores Osvaldo Vázquez y Felisa Ortiz de Vázquez, tienen su vivienda
desde 1973 en una fracción de la antigua propiedad de los Mazzei, ubicada
sobre la calle Teniente Capurro entre las calles Alberzoni (antes Paraguarí) y 14
de Mayo.
En una entrevista se refirieron a los hallazgos, en su terreno, de cruces, restos
de ataúdes y hasta de maderamen de urunde’y, de lo que parecía haber sido
una capilla.
Osvaldo recuerda que ya antes de casarse le decían que no comprara el terreno
en el mencionado lugar, coincidentemente cerca de la casa de su futura suegra
Doña Celina de Ortiz, porque “era un cementerio y se escuchaban ruidos”.
Finalmente se decidieron por la adquisición del lote y el uso de otro para la
carpintería, profesión del ex instructor de ebanistería del Colegio Técnico JUAN
XXIII. “Doña Celina quería que su hija esté muy cerca y finalmente nos
decidimos, pero con mucho miedo. Antes, este lugar era muy despoblado, y
frente a nuestra casa existía una enorme laguna que fuimos enterrando de a
poco”, nos dijo.
Llamó mucho la atención de la familia el hallazgo de una placa de metal en lo
que parecía un pozo ciego sin usar en el fondo del patio con la siguiente
inscripción (como está): “AQUÍ YACEN LOS RESTOS DE MIGEL ANTOLA Y
FALLECIO EL 14 DE NOBINBRE DE 1872 EDA DE 9 DIAS. SUS PADRES LO
DEDICAN ESTE RECUERDO EN CALDDA DE PRUEBA. Q.P.D.”
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En las cuatro esquinas de la placa, se grabaron unos dibujos de hojas como
adorno, además, abajo, una especie de escudo y en el centro del mismo las
letras P : Z .
Aparentemente la placa estuvo prendida a un bloque de mármol o una pieza de
madera. Cuando encontraron la misma, los esposos Vázquez- Ortiz, hicieron
celebrar una misa en memoria de MIGEL ANTOLA fallecido a los nueve días
de su nacimiento.
De este cementerio y de los restos de ataúdes también les hablaba el señor
Tomás Pereira, un conocido enfermero que recorría la ciudad aplicando
inyecciones. Vivía en una modesta vivienda en la esquina de Alberzoni y
Teniente Capurro.
Hacia el fondo, sobre la calle Alberzoni, anteriormente Paraguarí, habría estado
una capilla. “Hemos visto varias piezas de madera, horcones, vigas, tirantes
que tenían las características de haber sido de una iglesia, o lo que se decía
una capilla”, dice Osvaldo Vázquez y al mismo tiempo cuenta cosas “que nunca
quise contar”, como “los movimientos, ruidos, personas que hablan y cambian
maderas de su lugar en la carpintería, pero al día siguiente no encuentro que
falte nada, ni que se haya movido algo. No cuento porque no me van a creer,
es la primera vez que lo estoy haciendo”.
Pero esta revelación lo confirma su esposa “Chiquita”, quien asegura que “hasta
ahora, que ya no tenemos la carpintería y funciona la guardería de una
congregación religiosa, estando en la cocina escucho como si se trabajara
todavía en la carpintería”.
“Alguien me empujó, me di vuelta y no vi a nadie” acota Osvaldo al recordar
que al lado de su carpintería tenía una plantación de tomates, y que le
empujaron en pleno día cuando estaba removiendo la tierra. “A mí siempre me
perseguían más, sentía que alguien andaba cerca, veía a una persona con
sombrero y bolsa en el hombro, el motor de la cepilladora funcionando de
noche, el ruido de las maderitas que sobraban y que estaban en bolsas dentro
del taller, gente hablando ruidosamente”.
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Esquina Alberzoni y Teniente Capurro, en este predio podría haber estado el primer cementerio de la Villa
del Pilar de Ñeembucú, o un cementerio privado, además de la primera capilla.
Como ya se contaban las historias de luces y movimientos extraños,
inexplicables, en tiempos anteriores se hicieron excavaciones hasta con
maquinarias en la búsqueda de “plata yvygüy”, pero aparentemente nunca
nadie encontró nada.
Desde la colonia, las iglesias y los cementerios estaban juntos, hasta que el
Presidente Carlos Antonio López sacó un decreto que prohibía se siguiera con
esa tradición.
Acerca de la existencia de una partida importante de piezas de madera en la
gran propiedad de los Mazzei, atestigua también la señora Lucía Caballero de
Mancuello, quien por veinte años estuvo al servicio de dicha familia.
“Era un maderamen bellamente trabajado, algunos horcones con base
cuadrada, así como la parte superior para la colocación de las vigas, y cuerpo
redondeado. Había cualquier cantidad en un enorme galpón”, dijo al mismo
tiempo de pensar que bien pudo haber sido parte de una Iglesia o de una
capilla.
También había una antigua construcción con corredor en un costado, donde
vivía con su familia. Las paredes de estaqueo fueron reemplazadas por paredes
de ladrillos al Este y al Oeste. El techo estaba formado con tirantes de
caranda’y, tacuaras atadas con tiras de cuero, con cobertura de barro y encima
unas enormes tejas. El piso construido con enormes ladrillos llamados “loperé”,
porque se hablaba que esa clase de materiales se fabricaron en tiempos de los
López. “Era una vivienda muy fresca”, dijo doña Lucía.
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Actual oficina de la Guardería “San Filippo Smaldone”. En este mismo lugar pudo haber estado
la primera capilla de la Villa del Pilar – Alberzoni casi Teniente Capurro (2012)
Casa del ordenador de la Villa
En el terreno donde construyó su casa el ordenador y primer administrador de
la Villa, actualmente existe una vivienda de estilo colonial refaccionada
utilizándose materiales originales como las columnas de madera, los tirantes y
varillas de tacuaras. Llegaba hasta la esquina entre Tacuary y Teniente René
Ríos. Juan de Jara había venido con su esposa Angela Rolón y sus dos hijos,
Joaquín y Catalina, encabezando el primer contingente de pobladores de la
nueva población, en el año 1779.
Vivienda estilo colonial, en el predio donde estaba la residencia de Juan de Jara, organizador de la Villa del
Pilar en 1779. Foto: Mauricio Acosta, 2011.
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Historia de los templos de la Parroquia de la Virgen del Pilar
Los templos de mayores dimensiones de la Villa del Pilar, se levantaron en las
manzanas ocupadas actualmente por la residencia de los Sacerdotes
Redentoristas y la Basílica de la Virgen del Pilar.
La primera Iglesia construida en 1782, estaba ubicada en la esquina formada
por las calles Mariscal Estigarribia y General Caballero, donde actualmente está
la Casa Parroquial, y en su entorno un cementerio. A esta Iglesia se hace
referencia en el pedido que se hizo al Rey Carlos III para otorgar a Pilar el título
de Villa el 11 de febrero de 1782.
En el Cabildo de Pilar, se exhibe un banner con un plano parcial de la Villa,
mostrándose al templo dentro de un cuadro artístico. “Tiene una Iglesia que
han costeado los mismos pobladores y a cuyas expensas se mantiene a un
sacerdote que administra los sacramentos” (Archivo Nacional SH Vol. 158)
En 1811, los padres Lorenzo Antonio de la Torre y Juan Buenaventura Ortiz
eran los responsables de la Iglesia de Cristo y del templo de Nuestra Señora del
Pilar, según el “juramento escrito” presentado por numerosos vecinos al nuevo
gobierno independiente. El acta fue también suscrita por ambos sacerdotes.
El 21 de junio de 1826, el cura interino, Manuel Antonio Uliambre realiza un
inventario de haberes de la Iglesia que hace entrega al mayordomo Pedro
Ignacio Hermosa, en presencia del comandante Juan José Tomás Gill (Archivo
Nacional NE Vol. 1846)
Dice que la Iglesia está compuesta de seis lances y un cupial, cubierta con tejas
de palma todas sumamente deterioradas, con cinco puertas y tres ventanas
colocadas en ella. Según el inventario, contaba con cinco campanas, dos útiles
y tres inservibles, dos Santo Cristo, una imagen de San Antonio con un niño, un
púlpito, una pila bautismal, una matraca, un violín, un Señor de la Agonía, una
cruz de madera, dos imágenes de la Virgen, otra imagen de la Virgen del Pilar.
Los siguientes templos fueron construidos en la manzana de enfrente, donde
actualmente se encuentra la Basílica y Santuario Regional.
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Plano de la Villa del Pilar, con la primera Iglesia, la plaza de Armas y el Cabildo hacia el oeste. Siglo XVII.
Se exhibe en el Cabildo de Pilar.
Planos de Pilar, referencias históricas y fotografías, ofrecen características de
los diferentes templos de la parroquia Nuestra Señora del Pilar. En una de sus
numerosas visitas a la Villa del Pilar, el Presidente Carlos Antonio López dio
instrucciones para el mejoramiento de la estructura existente y la construcción
de un nuevo templo que comenzó en el año 1843.
El 18 de marzo de 1843, se informa de una ampliación del plano original, con el
agregado de un lance. El 21 de julio se informa que el templo se encontraba en
etapa de conclusión, “faltándole únicamente alguna parte del tejado, el revoque
de las paredes y el piso”. Así también, se informa de las dificultades que se
presentan para conseguir ladrillos y de la falta de recursos “a excepción del
ganado que no se halla en estado de venderse por flaco” (Archivo Nacional NE
1902). Es una relación realizada por Miguel Gerónimo Núñez sobre el estado de
las obras.
De la colección de Javier Yubi, en una foto de 1890 se pueden ver la Iglesia, la
Torre construida en 1876, otras edificaciones, con alambradas y vecinos.
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Foto Iglesia de Pilar- año 1890 - Album 2011 - Colección Javier Yubi.
En una aproximación se observa mejor la presencia de algunos pobladores
trajeados y mayores detalles del entorno de la Iglesia de esa época.
Foto año 1890 - (aproximación) Pobladores, una vivienda con galería y techo de paja y campanario Iglesia
de Pilar. Album 2011 - Colección Javier Yubi.
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En el costado sur de la torre, se destaca el templo con sus cinco arcos de entrada. - Foto de año y
autor desconocidos - Album Luis Alonso
Procesión en Pilar frente a la Iglesia – Album Gráfico del Paraguay 1911
Informe del Cura Párroco año 1917.
El Padre Saturnino Romero, quien fue cura Párroco de Pilar, San Juan de
Ñeembucú, Tacuaras, Guazú Cuá e Isla Umbú, en una nota que envió al
Secretario de la Curia Eclesiástica de Asunción, informaba de la situación en
que se encontraban sus respectivos templos en el año 1917. El escrito, al que
acompañaban los planos de las iglesias, tiene fecha 28 de marzo de 1917.
Sobre el templo de la Virgen del Pilar expresa: “… lleva seis dimensiones,
número de altares, su posición, según plano, es construcción antigua de
antes de la guerra con paredes francesas, como se dice – su torre es una
40
fortaleza, de material muy fuerte y de nueva construcción, ubicados en
propiedad propia de la Iglesia”. En negrita y cursiva del autor, para señalar la
antigüedad del templo.
También informa acerca del templo de San Juan Bautista de Ñeembucú que fue
puesto al servicio de la comunidad en el año 1916 y está “levantado en el
centro de la plaza del pueblo que es propiedad particular”.
Carta del Padre Romero – Año 1917 - archivo del autor.
El padre Romero encaró un ambicioso proyecto para la construcción de un
nuevo templo semejante a la Iglesia de la Encarnación de Asunción, que
posteriormente abandonó debido a problemas económicos y el comienzo de la
guerra del Chaco.
Estructura base de la futura Basílica
En el año 1959 se encontraba en avanzado estado la construcción de un nuevo
templo, que se remodelará años después convirtiéndose en Santuario Regional
y Basílica Menor de Nuestra Señora la Virgen del Pilar.
41
Templo en construcción Archivo Parroquia VIRGEN DEL PILAR
El 3 de diciembre de 1969, el entonces director de ZP 12 Radio “Carlos Antonio
López”, Miguel Angel Rodríguez, escribió un informe sobre las obras encaradas
por el Padre Federico Schiavón, con el título: “El Altar de la Virgen del Pilar, una
obra monumental”.
Se refería a “la gigantesca obra iniciada en 1965 y que debe inaugurarse el año
próximo (1970) en adhesión al centenario de la muerte del Mariscal Francisco
Solano López”.
“Los detalles precedentes ya pueden dar una idea de la magnitud de la obra, ya
que no se trata de un altar corriente, es un conjunto de construcciones cuyo
valor es de unos 25.000.000 de guaraníes”.
“La construcción comprende la Cripta Histórica o Capilla Ardiente, de
características similares al Panteón Nacional de los Héroes de Asunción. Allí
descansarán los restos de los caídos en las dos grandes guerras, huesos
simbólicos que unidos en el Altar Sagrado pondrán de manifiesto la hermandad
que hoy acerca a los países que fueron beligerantes en épocas superadas”.
“Luego de la Cripta o Capilla Ardiente viene el Altar o Presbiterio, sobre el cual
se erige majestuosa la cúpula, alcanzando todo el conjunto una altura de 31
metros hasta la cruz iluminada que completará la estructura de una obra que
será orgullo nacional”.
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La redacción de Miguel Angel Rodríguez la menciona como “la obra más grande
del país y una de las mejores en Sudamérica”. Los datos fueron proporcionados
por el Padre Federico Schiavón y el constructor Alonso, “radicado en el país
desde hace 19 años y ha dirigido construcciones de altares en las iglesias
capitalinas de San José, San Miguel, Virgen del Rosario, Buen Pastor, Asilo
Nacional, Las Teresas, La Providencia y también en el interior de la Catedral de
Encarnación, Iglesia de Coronel Oviedo y muchas otras obras”.
Alonso dice enfáticamente que “el altar de la Virgen del Pilar será sin duda
alguna el más imponente del país y téngalo por seguro que es uno de los
mejores de Sudamérica. Este altar es de mármol macizo, lujo que no se pueden
dar otras iglesias del continente”.
A su vez, el Padre Federico explicó cómo surgió el proyecto y dijo que “había
querido que la Iglesia de Pilar adhiriera a tan grande celebración del heroísmo
paraguayo”, el Centenario de la Epopeya Nacional.
El informe destaca también todo lo que hizo el mencionado sacerdote en su
reciente viaje a Italia para conseguir el respaldo necesario al proyecto, y para la
deuda pendiente “espera completar el pago por la gracia de Dios y la calurosa
adhesión de la feligresía”. La inauguración estaba inicialmente calculada para el
43
1º de Marzo de 1970, en coincidencia con el centenario de la inmolación del
Mariscal Francisco Solano López.
Rodríguez se refiere igualmente a los datos proporcionados por el Superior de
los Redentoristas sobre los templos construidos desde la época del gobierno de
Don Carlos Antonio López. La iglesia destruida durante la batalla de Villa Paso
en 1868, fue reemplazada por una construcción de madera en 1876 y se
construyó también la Torre del campanario que aún se conserva.
“La Iglesia de madera ya se hallaba levantada en el emplazamiento habitual,
ligeramente hacia el oeste. La feligresía no se hallaba satisfecha con la Iglesia
de madera y comenzaron los petitorios al gobierno, entonces presidido por el
general Bernardino Caballero (…) La piedra fundamental fue colocada en 1901
y fue encontrada cuando se hizo la excavación para construir la Cripta Histórica
de la Basílica en 1965.
En 1917 la construcción de madera resultó destruida, quedando la Iglesia
reducida por algún tiempo a la Sacristía que se había construido de material en
los fondos y al Altar ya mencionado.
“Desde 1917 hasta el estallido de la guerra del Chaco, se efectuaron
construcciones en forma escalonada, completándose la Iglesia, pero sin
representar una línea definida en materia arquitectónica y además con
perspectivas muy pobres.
El escrito del Director de Radio Carlos Antonio López, alude además a los
sacerdotes redentoristas italianos que arribaron a Pilar en el año 1951,
“iniciándose una nueva era en el historial de la Iglesia de la Virgen del Pilar”.
“Ejecutada la primera etapa (creación de escuelas y colegios parroquiales) los
Redentoristas creyeron llegado el momento de poner en marcha obras de
mejoramiento en la Iglesia, que seguía casi igual que en 1932”, para formar las
comisiones pro templo rumbo a la Basílica de la Virgen del Pilar. El primer
presidente fue el señor Celso Delfino. El Superior de los Redentoristas dijo que
esperan concluir todo para el año 1979, en el segundo centenario de la
fundación de Pilar.
En la época inicial se había dispuesto seguir los planos de la Iglesia de la
Encarnación (de Asunción), pero el padre Balbuena se opuso, destruyendo
aquellos planos, porque deseaba que su Iglesia tuviera un aspecto distinto.
Otros sacerdotes que han prodigado su esfuerzo fueron el padre Romero y el
padre Samudio. Espera el padre Federico poner sus cenizas en la Cripta
Histórica en construcción”, concluye el escrito de Miguel Angel Rodríguez.
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Interior de la Basílica Menor y Santuario Regional de Pilar – foto: Mauricio Acosta
Sobre la imagen de la Virgen
La profesora Clelia Fernández Ríos, “Chocha”, comentaba que la actual imagen
de la Virgen del Pilar fue donada por la familia de Lorenzo Jiménez, entonces
vestía toda de azul, “hasta que el padre Romero (Saturnino) que le sucedió en
la parroquia al padre Félix Gaona, en 1893, la vistió de blanco”. Otra imagen
fue donada por la familia Sostoa.
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Actual imagen de la Virgen del Pilar en la Basílica y Santuario Regional – foto: Mauricio Acosta.
Cancha y Plaza
La Plaza ubicada frente a la Basílica servía como cancha de fútbol, donde se
jugaban los encuentros entre los equipos de los primeros clubes deportivos de
la ciudad. Las fotos tomadas con estos equipos permiten ver su entorno en las
primeras décadas de 1900.
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La foto de abajo, campeonato de la Liga Regional del año 1931, en la plaza que
era la cancha de la Liga. A la izquierda, el cadete Vera Vargas, jugador del Club
Centro América, en el medio, de traje, el árbitro oficial Blas Ravetti (h), y en el
lado derecho Angel Martino, jugador del Club General Díaz, detrás, unos niños
curiosos mirando y posando también para la foto.
El saludo entre los dos jugadores, en el fondo la Torre y la Iglesia, y unas viviendas en el sector que
ocupa hoy la Escuela “Cristo Rey”. Album fotográfico de Luis Alonso.
Equipo de fútbol – en el fondo a la derecha el campanario de la Iglesia
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Otra foto antigua, posan un civil de traje ( Sr. Zamphirópolos) y un militar, en la plaza y cancha de fútbol.
En el fondo la Iglesia y la Torre del campanario, sin fecha. Album Familia Acosta-Fabio.
Tratando de encontrar documentos sobre las Iglesias de Pilar, hemos recurrido
a los Archivos y la Biblioteca de la Iglesia Catedral de Asunción. Las personas
consultadas dijeron que tales documentos fueron remitidos a las diferentes
parroquias y que nada quedó en poder de la Arquidiócesis.
Salón “Virgen del Pilar” y la torre del campanario con pintura renovada (2007) – foto Mauricio Acosta
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Reliquias de la Iglesia
De los primeros templos de la parroquia de la Virgen del Pilar, el sagrario,
imágenes de santos, de Jesús, de la Virgen María, columnas de madera tallada,
mosaicos, retablo y otros diversos adornos, así como el altar, se conservan,
entre otros lugares, en la Basílica, en la capilla de la residencia de los
Sacerdotes y en el Museo del Cabildo Histórico. El desmantelamiento interior
comenzó en 1966.
Capilla de la residencia de los Sacerdotes Redentoristas en Pilar – foto Mauricio Acosta
En el Cabildo Histórico
Las piezas e imágenes de las antiguas iglesias de la Virgen del Pilar guardadas
en el Cabildo fueron objeto de una restauración integral en el 2011. Junto con
los demás elementos forman parte del Museo histórico.
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Las columnas, Jesús bajado de la cruz y otros objetos. Foto Mauricio Acosta.
Los símbolos tradicionales de la Iglesia Católica, cuadros tallados en madera: El Sol y la Luna - Foto
Mauricio Acosta
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Impresionantes esculturas en madera de SAN FRANCISCO DE ASIS y de SAN MIGUEL ARCANGEL- foto
Mauricio Acosta
La talla de San Francisco, con un cráneo humano en la mano derecha, está
hecha en un solo tronco, perteneció al altar del primer templo de Pilar, época
franciscana.
La de San Miguel Arcángel, con el demonio bajo los pies, es de la época
jesuítica. También perteneció a la primera Iglesia.
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Fotos del retablo, facilitadas por el artista plástico pilarense RAMON VAZQUEZ
En la foto de abajo: ornamentos, un sillón, y una Cruz de hierro que fue
encontrada en el cementerio que existía en el entorno de la primera iglesia. La
placa de la cruz, lleva la siguiente inscripción (textual): “IRENEA GUTIERREZ
FALLECIO EL 16 DE OTTUBRE DEL AÑO 1890 EDAD DE 50 AÑO SU
INOLVIDABLE ERMANA LE DEDICA ESTE RECUERDO. NICANOR GUTIERREZ”.
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En el Museo del Cabildo – foto: Mauricio Acosta
Enlaces matrimoniales en la antigua Iglesia
En la foto de abajo, del álbum familiar Pereira- Jiménez, tomada por Don
Espinoza, uno de los primeros fotógrafos: la boda de Erdulfo Pereira Fernández
(+), renombrado peluquero, y Asunción Jiménez Gamarra, el 21 de julio de
1956. En el fondo se observan el altar y el presbiterio.
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Matrimonio Erdulfo Pereira – Asunción Jiménez 1956 – álbum de la familia
Otro conocido matrimonio de Pilar, contrajo enlace en la Iglesia el 10 de julio
de 1964. Se trata de José Eugenio Godoy Cassinelli (+) y Basilia Galeano,
quienes cuando se casaron tenían 33 y 22 años de edad, respectivamente.
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Foto del álbum familiar JOSE GODOY – BASILIA GALEANO – año 1964
En la década del 70, el templo de la Virgen del Pilar, fue remodelado y convertido en Basílica, una de las
grandes obras del Padre Federico Schiavón. Así luce imponente la parte del presbiterio. Foto Mauricio
Acosta año 2012
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Participantes del Festival del MERCOSUR con una coreografía frente a la Basílica - Foto Mauricio Acosta
año 2006
EL JURAMENTO DE FRANCISCO SOLANO LOPEZ
La bandera nacional fue establecida por un Congreso extraordinario y adoptada
por ley el 25 de noviembre de 1842. Es la tricolor (rojo, blanco y azul) del 15 de
agosto de 1812, con las franjas iguales, y el agregado de los dos escudos
nacionales. Es la que se sigue utilizando.
La primera bendición del pabellón patrio se hizo en la Iglesia de la Villa del
Pilar, el 15 de diciembre de 1845, ocasión en que el entonces coronel Francisco
Solano López hizo su histórico juramento, que algunos autores aseguran fue
frente al Cabildo, en coincidencia con una arenga a su tropa.
Juramento dentro del templo
Juan E. O’Leary, en su libro “El Mariscal Solano López” (páginas 17/18),
asegura poseer un documento inédito de un testigo del histórico
acontecimiento.
El historiador recuerda que en 1845 Solano López era ya general en jefe del
ejército nacional, que pudo reunir cinco mil hombres, bien disciplinados, en la
Villa del Pilar “primer núcleo de nuestra resistencia y base de nuestro futuro
grande ejército. Y en diciembre de 1845 tenía lugar la primera bendición
solemne y jura de la bandera en dicho pueblo”.
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Agrega O’Leary que “Para aquel acto – dice un testigo en un documento inédito
que poseemos – hizo evolucionar a sus cinco mil soldados, gallardamente
uniformados en la plaza de la Villa, y después de varios movimientos,
hábilmente ejecutados, los hizo parar ante la Iglesia, y entró él, su Estado
Mayor y la bandera a bendecirse, en el templo, en cuya puerta lo recibió el
obispo Maíz (Marco Antonio), pasando en tal orden hasta el presbiterio.
El santuario estaba espléndidamente adornado e iluminado con profusión de
luces; la banda de músicos del ejército cesó de tocar sus aires marciales, y
grave y solemne comenzó el canto llano de la bendición religiosa, que atrajo
sobre la enseña sagrada de la patria la unción del cielo y el rocío de la divina
protección. Enseguida el Pontífice entonó el Te Deum, dando gracias al
Todopoderoso, en cuyas manos está la suerte de las naciones, y
bajando de su trono tomó en sus manos la bandera enarbolada, y, tras
una breve y conmovedora alocución, la entregó al brigadier López,
quien la recibió, pronunciando también un elocuente y entusiasta
discurso, que terminó con estas proféticas palabras: jamás caerá de
mis manos esta insignia sagrada de mi patria.
Después se salió del templo, y agrupados ante la puerta los jefes y oficiales,
cantaron el himno nacional…” concluye la transcripción del documento al que
alude Juan E. O’Leary
López y su tropa, partieron posteriormente hacia Corrientes para combatir al
tirano Rosas, en cumplimiento del tratado de alianza que el Paraguay había
firmado con la vecina provincia el 19 de noviembre de 1845. El campamento
general se estableció en Paso de Patria.
Otras referencias.
El Paraguayo Independiente, diciembre de 1845, informa que “El Señor Obispo
Auxiliar (Marco Antonio Maíz) por su oferta digna de elogios se dirigió para la
Villa del Pilar, donde están reunidas las fuerzas, a fin de bendecir los
Estandartes de la República, y entregarlos al valor de los bravos soldados
paraguayos”.
En su edición del sábado 20 de diciembre de 1845, el mismo periódico publica
la copia de la proclama que el Mariscal Francisco Solano López hizo “frente al
Ejército Nacional”, en la Villa del Pilar, el 15 de diciembre de 1845. No se
proporcionan detalles del acontecimiento.
El padre Francisco Fidel Maíz, en sus memorias “Recuerdos de mi vida 1828-
marzo 1910”, Arroyos y Esteros, su pueblo natal, escribe lo siguiente:
57
“Entonces salí de las aulas literarias, para acompañar a mi tío (Marco Antonio
Maíz) en carácter de familiar; tenía a la sazón 17 años de edad. Y a la vuelta de
Cuyabá (Brasil), en diciembre de aquel mismo año – 1845 – mi tío bajó a la
Villa del Pilar para bendecir la Bandera Nacional, que debía tremolar en el
ejército paraguayo, próximo a ponerse en campaña, aliado con el de Corrientes
contra el gobierno de Entre Ríos; me llevó consigo, y desde entonces ya no me
separé de él hasta su muerte”. El obispo Marco Antonio Maíz falleció en Villa
Oliva en mayo de 1848. (Fuente: Portal Guarani.com)
58
CAPITULO III
POR LOS PASILLOS DE LA ANTIGUA VILLA
A través del tiempo, muchas calles, avenidas y plazas de Pilar cambiaron de
nombre. Los primeros planos disponibles están en el Archivo Nacional y en
libros publicados en distintas épocas.
“Mi calle se llamaba Loreto, y Florida la calle Tacuary”, recuerda Jonás
Céspedes, al mismo tiempo de exhibir un viejo título del terreno de su casa
sobre la actual calle Alberdi, a media cuadra de la avenida Mariscal Francisco
Solano López, la que hasta la década del 70 era conocida como Independencia
Nacional.
Por la ley del 28 de mayo de 1872, el gobierno cedió gratuitamente a Doña ANA
ROSA CESPEDES, su bisabuela, “un terreno de 20 varas (…) lindando al sur que
es su frente con la calle LORETO…”. El lindero norte con la propiedad de Doña
Encarnación Vda. de Céspedes y parte con Doña Rosa Céspedes, sobre la calle
Tacuary, cuyo antiguo nombre era FLORIDA. También fue conocida como
PROGRESO.
Plano Villa del Pilar – año 1868 – Archivo Río de Janeiro – Norte: regimiento de caballería – Este: Iglesia –
Oeste: de izquierda a derecha: Aduana (Melo y Mariscal López) Policía (Mariscal López y Mariscal
Estigarribia) – el Cabildo, asiento del regimiento de infantería.
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Izquierda: En la plaza de Armas dos caballeros – en el fondo viviendas con corredores que ya figuraban
en los planos de los tiempos de los López – Derecha: (2015) Residencia de Francisco Guillén, lo que
queda de las viviendas que se observan en la primera foto.
Plano Villa del Pilar, 1870, archivo Nacional de Río de Janeiro – Arriba la “plaza de abasto”, abajo la “plaza
de armas”, en su costado este la Iglesia (17) (EVOLUCION URBANISTICA Y ARQUITECTONICA DEL
PARAGUAY 1537 – 1911. Arquitecto RAMON GUTIERREZ – ediciones COMUNEROS - Asunción - Mayo
1983).
Visitas de Don Carlos
60
En numerosas ocasiones el Presidente de la República, Carlos Antonio López
visitó la Villa del Pilar, y desde este lugar firmó decretos y manifiestos.
En una de sus visitas – en el año 1843 - ordenó la reparación de la Iglesia,
dentro de sus planes por transformar y modernizar los poblados existentes en
el país. Dispuso igualmente la instalación de camposantos o cementerios de
acuerdo a un plano uniforme en la totalidad de los centros poblados,
habiéndose realizado un total de 105 cementerios públicos en todo el país.
En 1849 se prohibió definitivamente el enterramiento en las Iglesias. También
en Pilar el cementerio estaba en el entorno del templo principal.
Lo tradicional, Templo y cementerio juntos. (foto de templo y cementerio de un pueblo no identificado)
López renovó una gran cantidad de templos de la época colonial que se
encontraban en estado ruinoso o eran ya insuficientes (capillas generalmente),
según el libro “Evolución urbanística y arquitectónica del Paraguay 1537-1911.
(Asunción mayo 1983). También son mencionados los templos de Pilar y Guazú
Cuá.
De acuerdo con las orientaciones dictadas por el gobernante, se elimina la
galería perimetral y al atrio se le adosa una fachada que incluye ahora una
torre-campanario. Sin embargo, las iglesias de Pilar, Guazú Cuá e Isla Umbú,
mantienen las galerías.
61
En 1826 la iglesia de Pilar tenía seis lances y un cupial, cubierta de tejas de
palma. En 1842 bajo la dirección del maestro Domingo Ferreira se le agregan
dos lances más y una sacristía. Entre los años 1843 y 1844, las obras del nuevo
templo de la Virgen del Pilar, fueron dirigidas por el maestro Gerónimo Núñez.
En el Archivo Nacional de Asunción se encuentran documentos relacionados con
la Iglesia y el cementerio nuevo de Pilar. Los datos figuran, a manera de guía
en una publicación de la Secretaría de Cultura de la Presidencia de la República,
en base a un trabajo realizado por María Hilda Laguardia de Llamosas y Vicente
Arrúa Avalos:
Del año 1826, existe en el Archivo Nacional un “inventario de los haberes de la
Iglesia parroquial de la Villa del Pilar”.
En 1843 se informa de la erección y bendición del cementerio de la Villa del
Pilar. Del mismo año “Razón de las herramientas acomodadas para las obras de
Fábrica de la Iglesia de la Villa del Pilar”.
1843, “Relación realizada por Miguel Gerónimo Núñez sobre el estado de las
obras de la Iglesia de la Villa del Pilar”.
1844, “Razón de los días de trabajo que tuvieron los carpinteros de la capital en
la Iglesia de la Villa del Pilar”.
1844, “Inventario realizado por el Vicario foráneo de la Villa del Pilar sobre los
libros parroquiales, expedientes y demás papeles pertenecientes a la antigua
Vicaría de esta expresada Villa”.
En 1861, era cura párroco el padre León Caballero, como maestro de escuela
en 1862, José Evaristo Céspedes.
Nueva Iglesia en 1844
En el libro CARLOS ANTONIO LOPEZ “Obrero Máximo” de Juan Francisco Pérez
Acosta, se hace referencia a los templos refaccionados y construidos bajo el
gobierno de Don Carlos: “El informe al Congreso de 1844 dice que “se ha
concluido el templo de la Villa del Pilar”. En el informe de 1857 agrega que “en
la campaña se han demolido las iglesias viejas de las Villas del Rosario y del
Pilar, y de los partidos de Guazú Cuá … y todas se han reedificado”.
El nuevo cementerio
El actual cementerio de Pilar, se encuentra en el predio seleccionado por las
autoridades locales y autorizado por el Consulado (gobierno presidido por
Carlos Antonio López) en el año 1843.
62
“… para el cementerio encontré un paraje al propósito una colina de buena
altura mucho más extensa que las treinta varas para cada uno de los cuatro
costados inmediato a una laguna titulada Coronel que se ofrece de la colina a
poniente”, dice el informe elevado desde Pilar por José Carmen Villalba,
comisario policial. Destaca que es un sitio exento de poblaciones, terreno apto,
sin intermediar de la villa ningún barrio o pantano ni por tiempo “de muchas
aguas” (Archivo Nacional Vol. 984, 27 de agosto de 1843).
El presidente Carlos Antonio López ordena, por decreto el establecimiento del
cementerio público a costa de los fondos de “la fábrica de la Iglesia parroquial
de la Villa del Pilar”, con el auxilio del vecindario en el local designado. Dispone
que a cada sepulcro “se dará la capacidad de costumbre con una división
destinada a párvulos, y colocando en el centro una cruz”.
En el año 1844, el Presbítero ciudadano Nicolás Drasi, párroco de la Villa del
Pilar, fue encargado de la bendición del cementerio y de “dar a entender a la
feligresía la distinción que debe haber entre “la casa de adorar a Dios”, y el
lugar de la sepultura de los cuerpos muertos, y cuán importante y útil sea esta
obra en beneficio del aseo y decencia del templo de Dios y en la preservación
de la humanidad contra la corrupción pestífera de los cadáveres sepultados en
la Iglesia”. Inauguración y bendición, el 19 de Mayo de 1844.
Puerto estratégico
Bajo el gobierno de Carlos Antonio López, Pilar se había constituido en puerto
importante para el comercio internacional.
En el periódico “El Paraguayo Independiente”, Nº 32, del 13 de septiembre de
1845, destacó la importancia estratégica y comercial de Pilar: “frecuentada por
muchos extranjeros tiene su puerto casi siempre ocupado por muchos buques”
(Julio César Frutos, 1985).
Manifiesto y otras disposiciones
Durante su visita a Pilar el 13 de febrero de 1848, en un manifiesto se reafirma
en la legitimidad de los títulos y derechos territoriales del Paraguay.
El 13 de agosto de 1848, en instrucciones reservadas, en Pilar, Don Carlos
ordenaba que: “el Gefe (sic) de policía y todos sus empleados de la Nación,
deben procurar informarse, pero con mucho disimulo y delicadeza, del modo de
proceder y hablar de todo extranjero que llegue a la Villa; debe indagar sus
relaciones, sus visitas y amistades. Pero esto debe ser hecho sin que se sienta,
ni se reconozca…”.
63
El 15 de agosto de 1848 seguía en Pilar, y en una carta a su hijo Francisco
Solano López, “General en Geje del Ejército Nacional”, acampado en el cuartel
de Paso de la Patria, le informaba de su próximo retorno a Asunción.
En esta misma oportunidad, en el año 1848, Don Carlos Antonio López firma un
decreto, al haberse concluido el arreglo y apertura de calles que había
ordenado en una visita anterior.
Por el artículo 1º, dispone que las siete “calles largueras principales a contarse
de norte a sud, se llamarán como sigue:
1. Calle de Ñeembucú, la que del oeste sube a este hacia el río (Ñeembucú)
(actual Teniente Mendoza)
2. Calle de la Aduana, la que de la ribera (del Ñeembucú) se dirige a esta
casa (calle Pedro Mello de Portugal).
3. Calle 25 de septiembre, en memoria de que en tal fecha del año pasado
de 1847, el presidente de la República ha entrado por esta calle a visitar
la Villa en el tránsito al Campamento de Paso de la Patria (calle Mariscal
Estigarribia).
4. Calle 14 de Mayo
5. Calle de Paraguarí (Alberzoni)
6. Calle de Tacuarí (Tacuary)
7. Calle de Loreto (Alberdi)
Por el artículo 2º se establece la denominación de las calles transversales,
comenzando por el oeste:
1º. Calle de los Puertos (General Díaz)
2º Calle de la Policía (Iturbe)
3º Calle de la Oliva (Teniente Capurro)
4º Calle de la Estrella (Teniente René Ríos)
5º Calle de la Palma (Palma)
6º Calle de La Paz (Dr. Mazzei)
7º Calle de la Independencia Nacional, la que pasa por frente a la casa de
gobierno. (Avenida Mariscal López).
8º Calle del Pilar, la que atraviesa por frente a la Iglesia (Gral. Caballero)
9º Calle de la Candelaria (Ortiz Granada y Saavedra)
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10º Calle del Hospital, la que pasa frente a ese establecimiento (el primer
hospital de Pilar que se encontraba a dos cuadras detrás de la Iglesia sobre
Yegros, casi Mariscal Estigarribia). El edificio fue destruido por la gran
crecida del año 1905.
Plano 1846.
Plano 24 de noviembre de 1846 – Archivo Nacional Vol. 279 Nº 3
Un plano de la Villa del Pilar, que data de noviembre de 1846, muestra la
amplia plaza que constaba de dos manzanas (A) plaza de Armas (actualmente
de los Héroes y Mariscal López). El nuevo templo estaba ubicado al Este de la
plaza (templo y campanario); Con la letra (B), se señala un templo derribado,
según las especificaciones del plano, y que fue la primera Iglesia de Pilar, en la
esquina, Caballero/Mariscal Estigarribia, predio ocupado actualmente por la
Residencia de los Sacerdotes Redentoristas de la Parroquia “Nuestra Señora del
Pilar”.
Al Oeste, en la zona del Cabildo (C): el alojamiento de seguridad, la policía y el
cuartel general del ejército. Además, la Colecturía (D), la Policía y la Aduana
(E).
Otra sección del cuartel (C) estaba en el lado Norte de la plaza, lugar ocupado
en la postguerra, sucesivamente, por el Colegio nacional, la Escuela Normal de
Profesores Nº 7, el Batallón 40, y el Colegio técnico JUAN XXIII-FROSEP.
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Las medidas están establecidas en varas, una de las antiguas medidas
españolas.
Plano parcial de Pilar 1846 (Archivo Nacional Vol. 279 Nº 3) Al Norte Cuartel de la Caballería (CT JUAN
XXIII). En el centro la plaza. Al Este La Iglesia con su torre,la casa del cura y escuela. Al Oeste la
Comisaría, la Colecturía y el cuartel de Infantería (Cabildo). Varias viviendas en los alrededores.
Vías de comunicación
Los medios de comunicación
Como en toda la provincia, el caballo y la carreta tirada con bueyes fueron los
medios primarios de desplazamiento. La vía fluvial fue de vital importancia.
Esto exige además contar en Pilar con un astillero para la construcción de
embarcaciones de diversas denominaciones como barcas, balsas, botes, barcos,
canoas, chalupas, fragatas, bergantines y balandras.
El caballo era el medio más rápido para el traslado de las notas de
comunicación entre las autoridades de Pilar y las de Asunción, con respuestas
inmediatas en pocos días a las consultas que se efectuaban sobre un tema
determinado. Dos caminos se utilizaban, uno por la ribera del río Paraguay
pasando por Villa Franca y Villeta, y el otro camino por el departamento de
Misiones, donde estaban las postas para reposición de caballo y comida. En los
tiempos de la Guerra Grande, las líneas telegráficas unían Asunción con Paso de
Patria, pasando por Pilar y otros puntos intermedios.
Los visitantes de aquella lejana época, recuerdan la presencia de indios del
Chaco, que anteriormente incursionaban en las haciendas de las misiones
jesuíticas y de pobladores españoles y criollos de Ñeembucú. Detectaron la
66
presencia de bandadas de papagayos azules, pavos (con collar negro y blanco
en el cuello) y patos salvajes, garzas.
El diplomático al servicio de Gran Bretaña, Jorge Juan Roberto Gordon,
informaba de una gran bajante del río Paraguay en octubre del año 1842, y de
“un tedioso viaje de 14 días hasta Ñeembucú”, desde Asunción por vía fluvial.
Charles B. Mansfield, enviado por el gobierno británico después de la caída de
Rosas (1852) en la Argentina, describe a Pilar como “la más bella ciudad que yo
haya visto. Las calles se intercruzan en ángulos rectos formando esquinas
regulares ocupadas por plazas. Cada calle es un hermoso campo sin piedras.
Está bellamente situada en los barrancos del Paraguay. El canal es visible y está
aquí muy estrecho por una gran isla cubierta de bosques”.
Sobre las casas decía que “casi chozas, son muy prolijas y limpias. Yo apenas
tuve tiempo de darme un refrescante baño en el cercano y pequeño río
Ñeembucú antes de que una tormenta de truenos y lluvias nos alcanzara y de
la que felizmente escapamos”.
Pilar en 1918
En este plano que incluye “El Paraguay Ilustrado.1918”, la Iglesia de la Virgen
del Pilar se encuentra ubicada en la esquina norte de Mariscal Estigarribia y
General Caballero, en la misma manzana de la actual Basílica. La Jefatura
Política entre la avenida Mariscal López y la calle Mariscal Estigarribia frente a la
67
plaza de los Héroes, sede actual de la guardería “Marianne Glass de Alberzoni”
y escuela “Nuestra Señora del Pilar”.
Una pareja posando en la plaza de los Héroes. En el fondo, izquierda, el Cabildo y otra casa de estilo
colonial; derecha, la Policía (Jefatura Política).
Una escuela de niñas funcionaba en la vivienda colonial de los Granada, entre
Caballero y 14 de mayo.
Residencia familia Granada – foto Mauricio Acosta
La agencia del Banco Mercantil estaba sobre 14 de mayo y Palma; un mercado
figura en la esquina 14 de Mayo y Mariscal López (actual Jefatura de
Identificaciones). Pero doña Heliodora Galeano ubica este mercado detrás del
68
colegio SANTO TOMAS, con un amplio galpón abierto a comienzos de 1900,
sobre la calle Dr. Mazzei con salida hacia la calle 14 de Mayo, donde “tenía un
lindo portón de hierro para el acceso al público”. Dice también que este
mercado quedó abandonado cuando el entonces ministro del Interior Alfonso
dos Santos hizo construir el mercado Centenario en 1911, nombre dado por los
cien años de la independencia nacional.
Además del Hotel “Doña Rosa” o “Alliana” (actual Casa de la Cultura),
funcionaban otros, como el Hotel París y el Hotel Gardel, del español Sinforiano
Gardel.
Hotel “Gardel” – residencia de la familia Roldán - foto Mauricio Acosta año 2012
En 1918, la calle Alberdi figuraba con el nombre de PROGRESO, la calle
Sargento Azzarini con el nombre de LIBERTAD, la calle Teniente Fossati como
CONSTITUCION; la calle Mariscal Estigarribia se llamaba 25 de NOVIEMBRE.
Pilar en la década de 1930
En el plano catastral de Pilar, del año 1931(Guía General Gráfica del Paraguay
1932), figura también demarcada en dos manzanas la primera plaza de carretas
– o piso de carretas – en el predio ocupado actualmente por el Centro Regional
de Educación “Mariscal Francisco Solano López”. Este “piso” fue trasladado
años después al terreno ubicado entre el Hogar de los Veteranos y Radio Carlos
Antonio López, entre Alberdi, Irala y Antequera y Castro.
69
Eran conocidos como “piso de carreta” por las grandes carretas que llegaban
desde los puntos más alejados del departamento de Ñeembucú, con los
productos del agro para su venta a los pobladores de Pilar. Otras carretas
llegaban con su cargamento de naranja y otros cítricos hasta el puerto para su
exportación a las ciudades del Río de la Plata. Las sabrosas naranjas eran muy
apreciadas por los argentinos.
“La carreta es el rancho que camina” dicen los versos de Manuel Frutos
Pane en su poema “La carreta”.
“Nosotros llevábamos de todo, lo que producíamos en nuestro campo, para
vender en Pilar, en el “piso”, y después comprar lo que necesitábamos,
especialmente para vestir”, decía doña Esther Vda. de Ruiz, mujer octogenaria
de Potrero Esteche (Laureles), quien falleciera en el 2013.
Viajaban en una carreta muy grande, casi todos los componentes de la familia,
y además, con lo necesario para cocinar en el largo camino de más de cien
kilómetros: olla, pava, sartén, cubiertos. Según doña Esther, muchas carretas
se unían en el trayecto, con gente que salía de las diferentes compañías de
Laureles y Cerrito. Tenían que cruzar muchos arroyos y esteros.
Gustavo Rodas y Cinthya Martínez, en una entrevista a doña Esther Vda. de Ruiz en Potrero Esteche
(Laureles) – 11 de septiembre de 2011 – foto Mauricio Acosta.
70
Las pesadas carretas eran tiradas por dos o tres yuntas de bueyes que eran
guiadas y azuzadas con el látigo o la larga picana para apresurar el lento andar.
Cada buey tenía su nombre que se gritaba al mismo tiempo de hacerse sonar el
látigo. Para doña Esther fue una muy linda experiencia de sus tiempos de niñez
y juventud.
De la colección “Pilar de ayer” del artista plástico Ramón Vázquez. Perspectiva de la entrada de carretas,
calle 14 de Mayo rumbo al puerto.
Un vecino de Paso Pindó, en el límite entre Laureles y Pilar recuerda que para el
cruce de las carretas en el arroyo, se utilizaban las canoas como flotadores a
los costados. Después aparecieron las balsas y puentes en otros pasos
profundos del Ñeembucú.
Las carretas se instalaban en el “piso” de Pilar.
Maíz, sandía, naranjas, almidón, miel de caña dulce en “pelotas” (recipientes
hechos de cuero vacuno), entre otros productos, se ofrecían en una gran
romería. Tras las ventas de los frutos de la tierra, y las compras en los
almacenes locales, se hacía el extenso y cansino recorrido de regreso a los
hogares. ¡Cuántas sandías fueron “quinteadas” en horas de la noche de las
carretas, por los niños traviesos de la época!.
71
Carreta en un camino vecinal de Isla Umbú – Foto: Mauricio Acosta.
Década 1930
(Pilar)… “Dispone de alumbrado eléctrico y en breve funcionará en ella una
fábrica de tejidos que, por su capacidad, será la primera de la República y
beneficiará la gran producción de algodón de la región”, se comenta en el
Anuario Daumas, Guía General del Paraguay, año 1932. La población estaba
calculada en 9.000 habitantes. En Pilar ejercía entonces como Delegado Civil y
Jefe Político el Señor Gregorio Ríos Duré. Juez en lo civil el señor Vicente
Quintana, como juez en lo criminal el señor Juan Luis Báez, Intendente
Municipal señor Sixto D. Ríos.
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Pilar en la ruta de la historia

  • 1. 1
  • 2. 2
  • 3. 3 PILAR En la ruta de la Historia Edición al cuidado del autor Isacio Mauricio Acosta Jiménez imacostajim@gmail.com Corrección: Mithy Fabio Diseño de tapa: Natalia Tapia Fabio Diagramación: AGSR – César Luis Sosa Fotos: Mauricio Acosta y gentileza Publicación Electrónica (Internet) www.EstoesPilar.com Pilar – Paraguay 2015 Isacio Mauricio Acosta Jiménez Pilar – Ñeembucú - Paraguay ISBN 978-99967-0-152-8 Quedan reservados todos los derechos. La presente publicación no podrá ser reproducida íntegra o parcialmente, ni archivada o transmitida por ningún medio (ya sea impreso, electrónico, mecánico, fotocopiado, grabado o de otro tipo), sin la autorización previa del autor.
  • 4. 4 INDICE Reconocimiento...................................................................................... 5 Introducción ......................................................................................... 7 Cap. I – Pilar y sus orígenes.................................................................... 9 Cap. II – Primer casco urbano de la Villa del Pilar..................................... 30 Cap. III – Por los pasillos de la antigua Villa............................................. 58 Cap. IV – El Puerto de Pilar..................................................................... 82 Cap. V – Historias Ribereñas ................................................................... 89 Cap. VI – Periódico de Pilar 1916 Ecos de una época .............................................................................. 105 Cap. VII – Enseñanza Primaria y Secundaria en Pilar ................................ 110 Cap. VIII – Pinturas y Pintores de Pilar .................................................... 117 Cap. IX – Juanita Pesoa Sostoa y Elisa Alicia Lynch................................... 137 Cap. X – El Pirabebé defiende Pilar Combates de Pilar en la guerra del 70 .................................................. 160 Cap. XI – Documentos inéditos de pobladores de Pilar.............................. 168 Cap. XII – Casona Colonial “Villamayor” .................................................. 202 Bibliografía............................................................................................. 207 Biografía del autor.................................................................................. 209
  • 5. 5 GRATITUD Mi reconocimiento a: - A las personas a quienes entrevisté y tan maravillosamente respondieron a las consultas para este libro. - A las personas que tan gentilmente facilitaron fotografías de su álbum familiar y de sus colecciones de pinturas. - A la familia que nos permitió acceder a documentos con contenido histórico.
  • 6. 6 DEDICATORIA A Pilar, por su pasado, por su presente, por su futuro. A los habitantes de Pilar que hacen posible su rica Historia en permanente devenir.
  • 7. 7 INTRODUCCION Este libro es una RECREACION, una recreación de la historia de Pilar. No es un libro de historia que, para el efecto, requiere de un método científico de investigación. Por eso, en algún capítulo se propone un recorrido “Por los pasillos de la antigua Villa”, un paseo imaginario y al mismo tiempo real. Es una recreación sobre diversos acontecimientos desde el arranque de la conquista española en esta parte de América del Sur, uniendo datos históricos de distintas fuentes bibliográficas con la memoria de los pilarenses para ofrecer retazos de la historia de nuestra ciudad. Históricamente, la fundación de Pilar se basó en la necesidad de proteger, pueblos y hacienda, de “las invasiones de los indios infieles”, como eran considerados los nativos que resistían a los usurpadores de sus ancestrales tierras, al atropello y destrucción de su cultura, de sus tradiciones, costumbres, de sus creencias. Diversos factores habrán intervenido para la tardía fundación de Pilar en relación a la llegada de las primeras incursiones de los conquistadores europeos como, quizás, las frecuentes y grandes inundaciones y los extensos humedales existentes en Ñeembucú. Se presentan algunas conjeturas sobre el tema. Esta situación no fue, sin embargo, impedimento para un poblamiento paulatino de la región, primero desde el Norte en contacto con Asunción y después al Sur del río Tebicuary, con una creciente producción ganadera que la caracteriza hasta ahora. Con las cuestiones encaradas o planteadas en los distintos capítulos se pretende hacer una conjunción que se presenta en el libro con el título de: PILAR, EN LA RUTA DE LA HISTORIA. Se cuenta con el soporte de interesantes fragmentos encontrados en el Archivo Nacional, “el acervo documental más antiguo del río de la Plata” según Margarita Durán Stragó, de una amplia bibliografía sobre “Nuestra Señora del Pilar de Ñeembucú”, además de mapas, planos, fotos, artículos periodísticos, y documentos inéditos de archivos particulares de familias pilarenses. Para enriquecer la documentación histórica, se agregan los relatos y las vivencias de muchas personas, con temas sobre nuestra tradición “ribereña”, los centros educativos desde los orígenes de la Villa, sus templos, las imágenes de la Virgen María y de santos, el primer casco urbano y su posterior proyección urbanística, los cambiantes nombres de calles y avenidas como parte de una dinámica atada a las circunstancias.
  • 8. 8 Las “historias” que se incluyen pertenecen a distintas épocas, pero ellas están fuertemente vinculadas entre sí. Se aportan datos acerca de la pilarense Juanita Pesoa y la irlandesa Elisa Alicia Lynch, compañeras y madres de los hijos del Mariscal Francisco Solano López, sobre los regalos que recibió Juanita y que están actualmente dispersos en el Museo Histórico del Cabildo, en la Cripta Histórica de la Basílica de la Virgen del Pilar y en casas particulares como herencia familiar. También se realiza el planteamiento de una duda sobre el lugar del histórico juramento a la bandera que hizo el Mariscal López en 1845: ¿en el interior del Templo de Nuestra Señora del Pilar o frente al Cabildo, entonces cuartel general del Ejército Paraguayo?. Un capítulo está dedicado a la defensa de Pilar por el buque “Pirabebé” y su tripulación cuando la Villa fue invadida por las tropas aliadas, a los dos combates de Pilar y el destino final de la citada embarcación con destacada intervención en otras acciones de la guerra del 70. Se van entrelazando fragmentos más antiguos con hechos más recientes como la casona colonial “Villamayor” y su restauración; pinturas y pintores de Pilar, el puerto y los ribereños. Fue un apasionante “descubrimiento” el encontrar, por ejemplo, pruebas documentales de la existencia de esclavos en las familias de la” Villa”, un tema del que nunca había oído hablar. Es un libro de recreación sobre nuestra historia, de contenido a veces didáctico, buscando conocer, interpretar y apreciar mejor nuestras raíces y nuestra sociedad actual.
  • 9. 9 CAPITULO I PILAR Y SUS ORIGENES Pasaron más de doscientos cuarenta años desde la fundación de Asunción en 1537, para concretarse la fundación de Pilar en 1779, en una zona aparentemente ignorada por tanto tiempo por los conquistadores españoles y sus descendientes. Y esto ha acontecido pese a que Ñeembucú se encuentra en el paso obligado, especialmente por vía fluvial, hacia el reino de los Incas, donde abundaban las riquezas codiciadas por los invasores del Viejo Mundo. Desde sus barcos, los europeos no habrán considerado a los esterales lugares muy atractivos, ni habrían encontrado población indígena para contactar, como hallarían posteriormente en las zonas central y Norte del Paraguay actual, para penetrar a continuación en el Gran Chaco hasta las estribaciones andinas, retornando con piezas de oro y plata. En este paisaje, históricamente, se tiene comprobada la influencia del fenómeno meteorológico llamado EL NIÑO, con oscilaciones de crecidas y sequías importantes. Este fenómeno se viene produciendo con certeza, por lo menos desde hace 160.000 años. El más lejano testimonio de la época colonial corresponde a los años 1525-1526. (Julio Rafael Contreras). Los datos históricos se relacionan con el comportamiento del eje fluvial Paraguay-Paraná con episodios intensos y muy intensos. Megacrecientes entre 1747 y 1748. Una notable bajante en 1751. En el período 1775-1786, se registran crecidas con episodio intenso. Sin embargo, 1779 era un año de fuerte sequía, por lo menos en la zona de Asunción, como menciona Jorge Rubiani en su libro “Historias Secretas del Paraguay” (Tomo II), cuando “hacía ya tiempo que el cielo negaba sus aguas a la sedienta y caldeada tierra”, las plantas no daban flores ni frutos, los cultivos se arruinaban llegando a registrarse una “gran mortandad de hombres y ganados”, por lo que la población recurrió a las oraciones y a todo tipo de invocaciones por la lluvia salvadora, dice Rubiani, especialmente a la Virgen de la Asunción y “al Patrón Señor San Blas”. El Consejo del Cabildo de Asunción tuvo que reunirse de urgencia y a la reunión asistió hasta el propio Gobernador Pedro Melo de Portugal. Es posible que, con la gran sequía del 79, estuvieran dadas las condiciones para el establecimiento de la Villa del Pilar. Numerosos registros históricos que se tienen desde la llegada de los conquistadores europeos muestran los caminos que se recorrieron y fueron abriéndose para la formación de las ciudades y naciones de América. En Sudamérica, el principal centro de la conquista fue Asunción, con un territorio amplio que llegaba del Atlántico hasta las estribaciones de los Andes, y que se fue perdiendo en sucesivas desmembraciones.
  • 10. 10 Ñeembucú estuvo a punto de pasar a integrar o a depender de la Provincia de Corrientes y de la República Argentina. Tal vez ni Pilar existiría si no hubiera sido por el reclamo firme de los gobernadores de la Provincia del Paraguay, ante la pretensión correntina de apropiarse de las tierras ubicadas entre los ríos Paraguay y Paraná, hasta el Tebicuary. La región hoy ocupada por el departamento de Ñeembucú y las provincias argentinas de Chaco y Formosa (el Gran Chaco), ya figuraban en los primeros relatos de las exploraciones europeas, como los de Sebastián Gaboto (1484- 1557). Este marino, cartógrafo y explorador italiano al servicio de España, fue el fundador del primer asentamiento español en el Río de la Plata, conocido como Sancti Spiritu, cerca de la ciudad argentina de Rosario. Fue el primer europeo que exploró los ríos de La Plata, Paraná y Paraguay, en 1526. Navegó el Paraguay hasta los saltos de Yacyretá-Apipé que no pudo sortear, y tuvo que haber quedado por algún tiempo en la zona de Cerrito para retornar a la confluencia y seguir el río Paraguay hasta las cercanías de Asunción. El historiador Blas Garay, en su libro “Breve resumen de la historia del Paraguay” (1897) capítulo primero “Descubrimiento del Paraguay”, al comentar el viaje de Gaboto dice en una parte que “… Retrocedió y remontó el Paraguay, hallando por su izquierda el Bermejo o Ypyta: has habiendo desembarcado en la orilla opuesta (oriental) parte de su gente, fue muerta toda por los agaces, lo que con la noticia de la aparición de otra escuadra extraña, comunicada por los indios, le determinó a retroceder”. Esto habría ocurrido a pocos kilómetros al Sur de Pilar en territorio que pertenece hoy a Ñeembucú. El relato es mencionado por Sergio Cáceres en su libro sobre el intelectual pilarense “Manuel Domínguez” (2013). En 1530, el mencionado navegante europeo regresa finalmente a Europa con información brindada por los indígenas sobre la existencia de la Sierra de Plata. Primer asentamiento español en ÑEEMBUCU ? En el libro “Los Humedales del Paraguay” del Comité Nacional de los Humedales del Paraguay (Asunción, 2004), página 36, está el siguiente comentario: “…el primer asentamiento español, aunque temporario de Sebastián Gaboto y su gente en el sur del Ñeembucú, es el desaparecido asentamiento de Santa Ana, sobre la costa del Paraná, en 1528 (Harrise 18; Medina, 1908; Gandía, 1932; Cháves, 1968). “Los humedales del Ñeembucú, que fueron asiento del primer asentamiento hispano en el actual territorio paraguayo, y cuya extensión supera holgadamente el millón y medio de hectáreas … cuentan con una larga y compleja historia paleogeográfica, paleoclimática y geomorfológica …”
  • 11. 11 De acuerdo con la versión dada por los correntinos, Gaboto habría permanecido con su tripulación en la zona de Itatí, antes de continuar viaje. Laguna SIRENA, Cerrito.Ñeembucú. Foto: Mauricio Acosta Asunción fue el centro de las expediciones iniciales, convirtiéndose en “Madre de Ciudades”, y dio también nacimiento a las primeras poblaciones establecidas en las cercanías o dentro del territorio de lo que hoy es el departamento de Ñeembucú, con participación de españoles, criollos, los franciscanos, los jesuitas, negros e indígenas. “Nuestra Señora de Concepción del Bermejo”, fue fundada el 15 de marzo de 1585, aguas arriba del Río Bermejo o Colorado, en las cercanías de la actual localidad de Tres Isletas (Chaco-Argentina). Esta primera fundación europea en el Chaco fue destruida en el año 1632. San Juan de Vera de las Siete Corrientes (Ciudad de Corrientes), fue fundada en 1588. Los sacerdotes franciscanos fueron los primeros religiosos en llegar con los españoles. Desde 1580 propiciaron la fundación de varias poblaciones en la región Oriental y en el Chaco, figurando ya el nombre de ÑEEMBUCU. En 1588 llegan los primeros sacerdotes jesuitas. Su residencia en Asunción se funda jurídicamente en 1594. La primera Provincia fue creada en 1604, y como primer provincial fue designado el padre Diego de Torres. En 1609, Diego de Torres, inició la serie de reducciones de indios en las selvas del Paraguay, algunas de ellas muy cercanas nuevamente al territorio actual del
  • 12. 12 departamento de Ñeembucú, ubicándose en Misiones e Itapúa y allende el río Paraná, en la región conocida como Guayrá que llegaba hasta el Atlántico. La primera ciudad fundada por los jesuitas en Paraguay fue San Ignacio Guazú, el 29 de diciembre de 1609. Las estancias ganaderas de los jesuitas llegaban hasta el límite septentrional del actual departamento de Ñeembucú Desde el año 1676 se concedían “mercedes” a los pobladores hispano-criollos para la utilización de extensos territorios a partir de Asunción, y en la zona sur en particular, para la cría de ganado vacuno. La región ubicada al sur del río Tebicuary, estaba bajo dominio de los jesuitas. El 5 de marzo de 1714, el gobernador Juan Gregorio Bazán de Pedraza funda la ciudad de Villeta, con el nombre oficial de “San Felipe de Borbón en el Valle del Bastán”, y desde 1972 le agregaron “… en los campos del Guarnipitán”. Estos campos constituían un amplio territorio al sur de Asunción y se extendían hasta la zona de Alberdi, que los españoles ocupaban para sus chacras y estancias. En la zona ribereña del Paraná, antes de la fundación de Pilar, los correntinos ya ocuparon Curupayty y Pedro González (actual Mayor Martínez). Con un objetivo inicialmente militar se instalaron fuertes en Curupayty y Humaitá, para enfrentar a naciones indígenas rebeldes. Según el historiador Jorge Rubiani, “Historias Secretas del Paraguay” (2014), esta zona conoció de guardias armadas desde 1720. La ciudad de Resistencia (Chaco) tuvo su origen en la reducción de los indígenas Abipones, con el nombre de “San Fernando del río Negro”, en el año 1750. Cada vez más cercana la fundación de Pilar El historiador paraguayo Alfredo Viola, en su libro “Origen de pueblos del Paraguay”, hace referencia a las últimas poblaciones fundadas por los Jesuitas en el Paraguay, “fuera de los límites tradicionales otorgados a la referida Compañía”. Los indios Abipones, buscando la paz con la Provincia, solicitaron la fundación de una comunidad la que fue dispuesta en 1762 por el Gobernador del Paraguay José Martínez Fontes. La reducción se denominó “Nuestra Señora del Rosario y San Carlos del Timbó”, estaba ubicada a una legua de la margen derecha del río Paraguay (Formosa) frente a la desembocadura del río
  • 13. 13 Tebicuary, región perdida por el Paraguay tras la guerra contra la Triple Alianza en 1870. Plano de la reducción “Nuestra Señora del Rosario y San Carlos del Timbó” De la fundación y administración de Nuestra Señora del Rosario y San Carlos del Timbó se encargaron los jesuitas. La expedición fundadora llega procedente de Asunción el 25 de noviembre de 1763, en tres naves, con autoridades de la Provincia, el padre Martín Dobrizhoffer, infantes y 400 jinetes al mando del Teniente Gobernador Fulgencio de Yegros. Con esta misión se pretendía cortar los ataques de los indios chaqueños que, por el Paso del Timbó, asolaban las estancias y las chacras del Sur del país. Los indios del Chaco no se subordinaban fácilmente a los conquistadores, y rechazaban la enseñanza religiosa cristiana. Se trataba de la cuarta Reducción establecida por la Compañía de Jesús entre los indios abipones. Años atrás ya fueron fundados los pueblos de Concepción del Bermejo, San Jerónimo y San Fernando, en el actual territorio argentino. Sin embargo, San Carlos del Timbó no se consolidó y desapareció alrededor de 1776, después de la expulsión de los jesuitas. Posteriormente, se reanudaron las invasiones de los indígenas hostiles del Chaco a la región del suroeste de la Provincia del Paraguay, a las que se sumaron las incursiones provenientes de la provincia de Corrientes para el robo de ganado y la intención de apoderarse de más territorios hasta el río Tebicuary, inclusive. Según Viola, el dictador Francia hizo referencia de Nuestra Señora del Rosario y San Carlos del Timbó, en una comunicación al Comandante de Pilar, en estos términos: “… pues es el mismo, donde en tiempo de los jesuitas, que permaneció poco tiempo, como las demás del Chaco. Ya también lo había
  • 14. 14 reconocido Hermosilla hará ha más de un año. Sólo recuerdo fue quedando de esta última fundación de la Compañía de Jesús en el Paraguay colonial”. Arroyo Ñeembucú crecida 2014 – foto: Mauricio Acosta La tardía fundación de Pilar y de algunos pueblos al Sur del río Tebicuary, tendría que ver, en parte, con sus grandes humedales, las lluvias y permanentes inundaciones que dificultaban las comunicaciones y el asentamiento de pobladores, así como con el dominio que ejercían los indígenas invasores del Chaco. Mapa del Paraguay colonial – año 1771 – Se lee “Ñeembucú del pantano”, zona entre los ríos Tebicuary y Paraná – hacia el Este las Misiones Jesuíticas.
  • 15. 15 Las Misiones Jesuíticas se fundaron en regiones que cumplían las características e instrucciones que señalaron sus mentores: “Para formar un pueblo, decían tales indicaciones, se procura escoger una llanura de las cualidades siguientes: 1- Ancha como un cuarto de legua y cerca de una milla para la extensión de las calles. 2- Algo eminente, así por huir de la humedad, dañosa en estas tierras, como por gozar del aire más puro. 3- Que no tenga pantanos, en los cuales se engendra multitud de molestos mosquitos y víboras ponzoñosas. 4- De buenas aguas cerca, así para beber, como para lavar y bañarse, a que es aficionado todo indio, y lo necesita para la salud. 5- Que esté despejada por la parte sur, para desembarazo de viento fresco, necesario en tierra de tantos calores. (Fuente: Libro “Historias minúsculas” de Luis Verón, que cita ABC Color, domingo 17/07/2011.) Humedales de Ñeembucú - Guazú Cuá Foto: Mauricio Acosta Ñeembucú era, precisamente, todo lo contrario del tipo de tierras que los jesuitas pensaron para sus fundaciones, que comenzaron con San Ignacio Guazú en 1609. De alguna manera, las haciendas de sus estancias incursionaron también por este departamento especialmente entre los distritos de Tacuaras, Guazú Cuá, Laureles y Yabebyry, siendo objeto de robos por los indígenas del Chaco y de Corrientes. Con la expulsión de los jesuitas y la paulatina desaparición de las misiones jesuíticas, el control español se extiende a otras regiones del Paraguay, como el departamento de Ñeembucú con la fundación de Humaitá y Pilar, entre otras poblaciones. La influencia de los asuncenos ya llegaba desde mucho tiempo atrás hasta el río Tebicuary y su desembocadura en el rio Paraguay. En esta expansión, es indudable la importancia que adquirieron los ríos como principal vía de comunicación y para el asentamiento de los nuevos pueblos.
  • 16. 16 La dinámica geográfica En “Territorio y Población. Nuevas Dinámicas Regionales del Paraguay”, (Fabricio Vázquez y otros. 2006), se hace un análisis sobre los vínculos entre la población y su entorno geográfico (investigación sociodemográfica). Se señala a Pilar como un distrito con “aislamiento crónico”. Este dato podría ser una explicación válida para el tardío poblamiento al sur del río Tebicuary, en la zona perteneciente al departamento de Ñeembucú. Históricamente se afirma que Pilar fue inicialmente un bastión para hacer frente a las incursiones, en búsqueda de alimentos, de los indígenas del Chaco a las misiones jesuíticas ubicadas en el noreste del país. En tal sentido se dice en el mismo libro que el proceso de ocupación del territorio y el aprovechamiento de sus recursos “fueron alternándose en sus dinámicas demográficas en relación directa con los sistemas económicos y comerciales y con las infraestructuras disponibles, como es el caso de las rutas y caminos o del río Paraguay…”, en lo que la Región Oriental “tuvo siempre mayor capacidad de carga humana que el Chaco”. A la característica de cada región, se agregan también las diferencias culturales de las poblaciones originarias. Los indígenas del Gran Chaco utilizaban los pasos de Curupayty y Humaitá, sobre el río Paraguay, para incursionar sobre las estancias y pueblos más occidentales de las Misiones Guaraníticas ubicados entre los ríos Paraná y Tebicuary, y también atacar a las poblaciones adyacentes. Las expediciones correntinas ocasionaron igualmente las quejas de los jesuitas de las Misiones. Los jesuitas no ocuparon las costas del río Paraguay, alejándose de los belicosos indígenas del Gran Chaco, enemigos seculares de los guaraníes. El gobernador Agustín Fernando de Pinedo, a quien originalmente se atribuyó la fundación de Pilar en el año 1776, ordenó en el año 1775, la fundación de Villa Franca de los Remolinos y Guazú Cuá. Una expedición correntina que partió de Itatí, exploró en el año 1779 hasta el Tebicuary, encontrando sólo indígenas chaqueños como pobladores de la región. También fueron enviados pobladores para asentarse en los pasos de Curupayty y Humaitá, antes de la fundación de Pilar. Recién casi a finales del Siglo XVIII, se crea el primer centro poblacional de importancia en Ñeembucú. El 25 de agosto de 1779, el gobernador del Paraguay Pedro Melo de Portugal y Villena solicitó autorización al Virrey para poblar la desembocadura del arroyo Ñeembucú, en donde ya había iniciado la población.
  • 17. 17 Pedro Melo de Portugal fue considerado como uno de los gobernadores más progresistas del Paraguay. Fundó tres villas de españoles: Villa del Pilar del Ñe’embuku, Villa del Rosario del Cuarepoti y Villa de San Pedro del Ykua Mandyju, además de los pueblos de Humaitá, Arroyos y Esteros, Ybytymi, Yhacanguazú, Acahay, Limpio y Ca’apucu. El 13 de septiembre el Virrey permite a la Provincia del Paraguay poblar el Ñeembucú, para que prosiguiera la construcción del poblado de Ñeembucú. Lo señalaba como “un establecimiento efectivamente útil (…) y con especialidad a los pueblos de Misiones que sufren repetidas invasiones por aquella parte”. Al amparo de la política “defender poblando”, en la época colonial, entre 1537 y 1840 nacen los pueblo-puertos, como Asunción, Concepción, Villeta y Pilar, que vivían del comercio de entrada y salida de mercaderías, y otros pueblos ribereños cumplían “una función más claramente defensiva, con la categoría de fuertes o presidios”, entre otros Fuerte Olimpo. Motivo de la fundación de Pilar, según Azara y Viola Para Azara y Viola, la fundación de la Villa de Nuestra Señora del Pilar de Ñeembucú, no sólo significó la creación de un apostadero de tropas y asiento de vigilancia permanente para evitar el paso de indígenas chaqueños, que atravesaban el río Paraguay en su camino para realizar incursiones predatorias en las estancias y villas del noroeste de la actual provincia argentina de Corrientes y en el área jesuítica de San Ignacio Guazú, sino también manifestó concretamente la voluntad del Cabildo de la ciudad de Asunción de sostener para su jurisdicción el dominio de las tierras situadas al norte del río Paraná, región amenazada por la fundación en 1778-1779, de una guardia o presidio en Curupayty sobre la que el Cabildo de Corrientes se abrogaba derechos (Azara, 1871; Viola, 1992). Tras la fundación de Pilar el 12 de Octubre de 1779, terminaron las invasiones de los indios payaguaes del Chaco, que con sus incursiones llegaban hasta San Ignacio, Santa María y el Partido de Quyquyo, ocasionando continuas alarmas y perjuicios a los vecinos. Con el tiempo surge la necesidad de contar por parte del Estado con las organizaciones administrativas del territorio, dando nacimiento a la división político-administrativa para su mejor desenvolvimiento y control. En el año 1901, el territorio del país estaba organizado en estos espacios: La capital Asunción (con una creciente concentración demográfica), los 86 partidos de la región Oriental (con escasos habitantes y semi aislados) y el Chaco, bajo administración militar.
  • 18. 18 En 1906, el territorio es dividido en 16 departamentos, y éstos en partidos, categoría correspondiente a los actuales distritos. Es el primer ordenamiento territorial “con delimitaciones claras, que tendrá vigencia hasta 1945…” Fueron creados por Ley los siguientes departamentos; 1. Concepción - 2 San Pedro – 3 Caraguatay – 4 Guairá – 5 Yhú – 6 Caazapá – 7 Encarnación – 8 San Ignacio – 9 Quiindy – 10 Paraguarí – 11 Villeta – 12 PILAR. En casi la totalidad de los casos, las ciudades capitales daban también su nombre al departamento. El río Tebicuary era el límite entre los departamentos de Pilar y Villeta. Otra modificación se realiza en 1943, con la creación de nuevos departamentos, totalizando 16. El Chaco deja de ser región militar. El departamento PILAR pasa a denominarse ÑEEMBUCU, siendo la ciudad de Pilar su capital. Además, el departamento se expandió hacia el norte incorporando los distritos de Villa Franca, Alberdi y Villa Oliva que formaban parte del departamento de Villeta desde los tiempos de la colonia. El pilarense tiene sus orígenes remotos en los descendientes de los primeros pobladores de Asunción (europeos e indígenas) y otros europeos inmigrantes que arribaron tiempo después a estas tierras. También se incorporan los afrodescendientes, lo que hace la existencia de una población multiétnica en la región, como en el resto del Paraguay. Arroyo Ñeembucú, Pilar. Foto: Mauricio Acosta Desde su fundación, Pilar tuvo destacada participación en la historia del Paraguay: muralla para las incursiones indígenas y correntinas, puerto de importación y exportación, primer puerto de entrada al Paraguay, uno de los pilares en la independencia de 1811, escenario de la Guerra Grande, sus hijos
  • 19. 19 estuvieron en la defensa de la patria contra la Triple Alianza (1865-1870) y en la guerra del Chaco (1932-1935), se han destacado en la política, en las ciencias, en la cultura, en las artes, en la conducción y en la reconstrucción nacional. La Villa se convirtió en Ciudad. La historia de Pilar está llena de acciones de hombres y mujeres que forjaron su grandeza. Línea del tiempo. - 1492, descubrimiento de América - 1515, descubrimiento del Río de la Plata (Mar Dulce) - 1520, descubrimiento del estrecho de Magallanes. - 1524, Descubrimiento de Paraguay - 1536, primera fundación de Buenos Aires - 1537, fundación de Asunción - 1580, segunda fundación de Buenos Aires - 1588, fundación de Corrientes - 1609, fundación de San Ignacio Guazú (Misiones). - 1767, expulsión de los jesuitas de las posesiones españolas. - 1776, creación del Virreinato del Río de la Plata. - 1779, fundación de Pilar - 1810, Independencia de la Argentina - 1811, Independencia del Paraguay. Como se viene analizando y especulando, nos encontramos con numerosos elementos considerados como posibles causas de la tardía fundación de Pilar, en relación a los primeros asentamientos tras la fundación de Asunción. Además de plantear estas ideas sobre la problemática de los grandes humedales, de hecho existieron muchos otros factores, tal vez más importantes, como la constante resistencia de las comunidades indígenas, en rechazo a la esclavitud a que estaban sometidos sus hombres y mujeres por los conquistadores, apoderarse de sus tierras y herir profundamente sus culturas; la provincia convulsionada por guerras y revoluciones, actos de insurrección desde los tiempos de Irala; niveles de intolerancia y hostilidad entre los mismos españoles y sus descendientes; la exagerada ambición por el poder; la revolución de los Comuneros; las disputas entre los españoles y los jesuitas que crearon su propia “Provincia”, muy diferente a la Provincia del Paraguay; el desinterés o la indiferencia de la Corona hacia el Paraguay por no contar con las riquezas de los Incas; la división de la provincia y el aislamiento de Asunción; la región cada vez más miserable; la convulsión generada por la Real Cédula de 1537, que permitía la elección de autoridades; una inestabilidad imperante por siglos. Desde 1538 hasta 1811, en 273 años, pasaron 79 gobernadores, muchos de ellos como Lugartenientes o Tenientes de Gobernador, o como gobernadores interinos.
  • 20. 20 EN LA RUTA DE LA HISTORIA Pilar, o si se quiere Villa del Ñeembucú, Villa del Pilar de Ñeembucú, Ñeembucú de Nuestra Señora del Pilar, o Villa del Pilar, y su zona de influencia, forman parte de la historia del Paraguay, se encuentran en el camino de la Historia no solo del país, sino de una época larga de la conquista europea en esta parte de América. El nombre del arroyo Ñeembucú es de origen guaraní. Algunos traducen como “de hablar largo”, o como “voz que se escucha a lo lejos” Documentos históricos de archivos públicos y privados, libros y otras publicaciones contienen datos relacionados, por ejemplo, con el nacimiento de Pilar; de su intervención en la gesta emancipadora de mayo de 1811; se la señala como puerto estratégico para el comercio internacional del Paraguay; hablan de la importancia de su economía, de su población; del problema limítrofe con Corrientes; mencionan la problemática de la tierra, de la educación, o como cuna de personalidades ilustres de la política, la economía, la jurisprudencia, la literatura, la música, el teatro, la pintura. Si dijéramos que “TODOS HABLAN DE PILAR”, parecería una exageración. La celebración del Bicentenario de la Independencia Nacional en el 2011, permitió la reedición de muchos títulos, y hurgando en sus páginas se puede confirmar la precedente aseveración y de que efectivamente Pilar, forma un lugar importante en la Historia del Paraguay. A continuación, apuntes sobre Pilar Los caminos Reales En el diario ABC COLOR, se publica un artículo de Oscar López Deggeller, titulado Paraguay y sus “caminos reales” (30.agosto.2013), recordando que desde Asunción partían nueve “caminos reales”, utilizados desde la época colonial. Alude al capítulo “Los caminos del rey”, del tomo II del libro “Historias Minúsculas del Paraguay”, de Luis Verón. Los españoles, ante la necesidad de extender sus áreas de influencia, se vieron obligados a crear los denominados “caminos reales”, utilizando los caminos que ya eran utilizados por los nativos guaraníes. Verón relata que el primer “camino real” fue el que unía Asunción con Tapuá, actual ciudad de Limpio. El mismo era utilizado en forma frecuente
  • 21. 21 considerando que, en tiempos del gobernador Domingo Martínez de Irala, la mayoría de las chacras de los vecinos de Asunción estaban dispersas en esos lugares. Cabildo Histórico de Pilar (la construcción del costado derecho ya no existe. Fue el primer local de la escuela “Cristo Rey” en la década de 1950) Ñeembucú en el cuarto camino real. Como “dos Bocas”, según el texto de Verón, era conocido el cuarto “camino real” a Ysaty, que hoy es conocida como la avenida Fernando de la Mora (Asunción). La vía llevaba a Ñemby, Ypané, Villeta, cruzaba el río Tebicuary, pasaba por Pilar, Humaitá, culminando en “Paso de Patria”, sobre el Río Paraná. Este camino fue testigo de acontecimientos bélicos durante la guerra contra la Triple Alianza en lugares como Ytororó, Avay, Cumbarity, Angostura y Curupayty, entre otros.
  • 22. 22 Cabildo de Pilar Conflicto territorial con Corrientes. La biblioteca digital Wikipedia, recuerda que sin resolverse plenamente el conflicto limítrofe ante el reclamo por parte de Corrientes de las tierras hasta el río Tebicuary, el Virrey de Buenos Aires autoriza en 1779 al gobernador de Paraguay a poblar la desembocadura del arroyo Ñeembucú, “que ya se había iniciado”. El límite sur iba hasta el Arroyo Hondo. Los primeros reclamos de Asunción se remontan al 22 de septiembre de 1720, mucho antes de la fundación de Pilar, con la advertencia de que los correntinos iban a ser expulsados de la región. En el sector correntino se estableció una comandancia militar que comprendía: las Lomas de Pedro González, el paso y guardia de Curupayty, el resguardo de aduana de Humaitá, y los parajes de Laureles, Curuzú Cuatiá, Costa del Paraná y Estero Bellaco. En lo eclesiástico se formó una vice parroquia dependiente del curato de la Ensenada de la Ciudad de Corrientes. La parte paraguaya formó el Partido de Ñeembucú o Pilar, con una comandancia militar y un curato. Como la parte correntina no tenía una iglesia, los feligreses solían asistir a la de la Villa del Pilar. En 1782, Paraguay pide a Corrientes evacuar Curupayty, llevándose las armas, municiones y pobladores, pero la petición fue rechazada, elevándose de nuevo el caso al Virrey.
  • 23. 23 En 1786 el comandante de Ñeembucú Juan de Jara, realizó mensuras hasta el río Paraná, motivando el reclamo correntino el 10 de enero, ante la supuesta usurpación territorial por parte de los paraguayos en la jurisdicción de Curupayty. Ya más tarde, en 1803 hubo cruce de notas entre el comandante de Ñeembucú, Sebastián Esteche, y el teniente gobernador de Corrientes, debido al problema jurisdiccional en el área en disputa. El conflicto se alargó bastante tiempo. La resolución definitiva se dio recién al término de la guerra de la Triple Alianza contra el Paraguay. Cabildo de Pilar El 3 de febrero de 1876, los gobiernos de Paraguay y Argentina firmaron un tratado de límites que reconoció definitivamente la propiedad paraguaya del área de Curupayty y Pedro González. Por el mismo Tratado se establece que la isla Apipé pertenece a la Argentina y la isla Yacyretá al Paraguay, como ya se declaró en el Tratado de 1856. Sobre este mismo problema de límites con Corrientes, se hace referencia en “Causas de la independencia del Paraguay” de Fulgencio R. Moreno, quien ratifica los incontestables derechos del Paraguay. La desmembración temporal por la ocupación de Corrientes, “ocasionó ingentes perjuicios al campesino paraguayo”. Los indios del Chaco, aliados con los
  • 24. 24 correntinos, bien armados y en gran número “caían sobre las granjas y estancias de Ñeembucú, saqueando las propiedades, asesinando a sus moradores y llevándose cuánta hacienda encontraban a su paso”. “El Paraguay no abandonó por eso la defensa de sus derechos, y el asunto pasó a la Corte de Madriz. Pero los correntinos continuaron en sus posesiones y en 1810 ocupaban, mientras se fallara el pleito, desde el Arroyo Hondo hasta el Paraná”. Los reclamos de las tierras por parte de las autoridades de la Provincia del Paraguay se hicieron antes y después de la fundación de la Villa del Pilar. En los albores de la independencia. El prócer Mariano Antonio Molas, en su “Descripción Histórica de la Antigua Provincia del Paraguay”, menciona la llegada a la Villa del Pilar en el año 1810, del coronel José de Espínola, quien reunió a los pobladores y los obligó a jurar y reconocer “la superioridad de la Junta Provisional de Buenos Aires”. Espínola había sido depuesto por el Gobernador Velazco como comandante de Villa Real (Concepción) y juró lealtad a la nueva autoridad de Buenos Aires, con la esperanza de recuperar su cargo. “Pero el más grave error que cometió Espínola en Villa del Pilar fue el de anunciar aparatosamente el envío de un fuerte cuerpo de tropas en apoyo de la Junta Provisional, a cuyo efecto empezó a hacer circular órdenes para el alistamiento de los vecinos” (…) “Todavía no había llegado a la Asunción el comisionado de Buenos Aires, cuando ya parte de la campaña del sud se sublevaba contra tales disposiciones”. Al tener el Gobernador Velazco noticias de lo que pasaba en Pilar a principios de julio de 1810 publicó un bando desautorizando a Espínola, con la advertencia de usar incluso las armas para defender los derechos de la Provincia y del Rey Fernando VII. Sobre este mismo hecho y los acontecimientos posteriores, se habla así mismo en “La Revolución paraguaya de la Independencia, biografía de los próceres”, de Julio César Cháves. Después de las batallas de Paraguarí y Tacuary, apunta, “el espíritu subversivo prendió en todo el país”, igual en Ñeembucú, ya que en el plan inicial de la revolución de Mayo “estaba preparada también la unidad militar de Pilar, al mando de José de Roxas de Aranda”. Si bien “la revolución estaba decidida desde fines de marzo” de 1811, el movimiento de los patriotas, fue adelantado con la milicia presente en
  • 25. 25 Asunción. “La sublevación de Yegros en Itapúa y de Rojas en Corrientes estaba calculada para mediados de mayo, y la ocupación de la capital Asunción, para el 29 de mayo de 1811, más o menos”. “El 16 de mayo (de acuerdo con el plan general de la revolución) el jefe de las fuerzas paraguayas que ocupaban Corrientes (Blas José de Rojas) se sublevó, apresó a todos los europeos, los desarmó y embarcó”. Desfile estudiantil frente al Cabildo de Pilar – década de 1960 Viajeros europeos por Pilar Los hermanos escoceses, Juan y Guillermo Parish Robertson, que vinieron al Paraguay poco tiempo después de la independencia (1811 – 1815) mencionan también a ÑEEMBUCU en sus “Cartas al Paraguay”. En el prólogo del libro, edición especial por el Bicentenario de la Independencia Nacional, el escritor compatriota Guido Rodríguez Alcalá dice que Guillermo estuvo a punto de caer en las garras de los yaguaretés en Ñeembucú, cuando se dirigía a Asunción. Ambos hermanos, en sus viajes entre Asunción y Santa Fe (Argentina), quedaban en la Villa del Pilar, haciéndose amigos del comandante del puesto militar y del cura, con quienes compartían las aventuras de sus travesías por los ríos Paraná y Paraguay.
  • 26. 26 Juan Parish escribe que “Ñeembucú es la primera población o comandancia del Paraguay a que se llega por el camino que recorría”, después de pasar por Corrientes y Curupayty, bajo dominio de los correntinos. En sus viajes de negocio, en barco con marineros paraguayos y canoas conducidas por los habilidosos y fuertes remeros payaguaes, de Asunción a Santa Fe, por el año 1813, era una necesidad quedarse en Ñeembucú para enterarse de los peligros en la navegación aguas abajo, y a su retorno. En el año 1814 su hermano William Parish, tuvo sus propias aventuras, llenas de dificultades durante la navegación, como la falta de viento para impulsar el barco lleno de mercaderías para los clientes de Asunción. Acompañado de su guía llega también a Pilar de Ñeembucú. Comparte con el comandante y el sacerdote, mate y cigarros. Aprovecha para dormir una tranquila siesta. William comenta la existencia de dos caminos entre Ñeembucú (Pilar) y Asunción. Uno por las Misiones y el otro por la ribera del Paraguay: “La primera ruta es tortuosa, pero los caminos son relativamente buenos. La distancia es de ciento treinta leguas. El camino de la costa sólo tiene unas ochenta y cinco leguas, pero pasa a través de muchos esteros, pantanos y tierras inundadas. Estaba particularmente en mal estado por entonces a causa de la gran creciente del río Paraguay y la consiguiente inundación de los campos vecinos”. Aunque el comandante de Ñeembucú le recomendó el camino de Misiones, William Parish decidió tomar el camino de la costa, acompañado de un baqueano de la zona, que era el secretario privado del comandante de la Villa. Su llegada a Asunción se produce el 20 de mayo de 1814, encontrándose con su hermano John, después de un largo y accidentado viaje. Problemática de la Tierra. El trabajo de investigación de Carlos Pastore – “La Lucha por la Tierra en el Paraguay”, Montevideo 1972 – menciona a ÑEEMBUCU entre los partidos de origen español existentes a fines del siglo XVIII (1700). “Villa del Pilar de Ñeembucú – afirma - había perdido una gran parte de sus tierras comunales, yendo a parar a manos de los arrendatarios españoles. En todos los lugares, los arrendatarios de las tierras (…) desconocían los derechos de la población, invadían las tierras comunales y acaparaban los mejores campos de pastoreo de la Provincia”, y resalta además que los mejores criaderos de ganado eran los campos (…) y de Ñeembucú. Otro dato interesante refiere que al finalizar la administración de José Gaspar Rodríguez de Francia, más de la mitad de la superficie del territorio de la
  • 27. 27 Región Oriental y la totalidad del Chaco, desde el río Bermejo, pertenecían al Estado paraguayo. Sin embargo, cuando terminó la guerra de la Triple Alianza contra el Paraguay las tierras estatales más importantes fueron vendidas a inversionistas extranjeros. El país estaba en ruinas, sometido al saqueo de los invasores, con su población reducida a la mitad de la que tenía al inicio de la contienda. Entre otras decisiones tomadas por las autoridades paraguayas, está la cesión a título gratuito de los edificios del Estado de varios pueblos. También fueron cedidos a título gratuito los edificios en ruinas de Humaitá y Pilar (Ley del 14 de noviembre de 1874) y los edificios en ruinas de todos los pueblos, con cargo de restaurarlos en el plazo de un año y de escriturarlos sin gastos fiscales en el mismo plazo (Ley del 6 de junio de 1876). El 16 de Julio de 1885 el Poder Ejecutivo promulgó una ley sancionada por el Congreso Nacional que le autorizaba a enajenar todas las tierras públicas. Las tierras fueron divididas en cinco clases. En nuestro departamento, Villa del Pilar, Villa Oliva, Villa Franca, Villa Humaitá, entre varias otras, contaban con campos de primera clase. Con campos de segunda clase contaban Yabebyry (que pertenece ahora a Misiones), Pedro González (Mayor Martínez), Laureles, Desmochados, Tacuaras, Guazucuá, Isla Umbú y San Juan Bautista de Ñeembucú. Según Pastore, hubo resistencia de la población rural, “víctima del cambio económico y social creado por la política de liquidación del patrimonio territorial del fisco”. El vicepresidente de la República, el pilarense Dr. Manuel Domínguez, al referirse al conflicto, en su mensaje de adhesión a la Revolución de 1904, afirmaba que “los gobiernos anteriores habían malbaratado las tierras públicas”. Agregaba que las tierras fueron vendidas “a vil precio, dejando sin hogar a la mayor parte de nuestros compatriotas”. En su manifiesto, Domínguez criticaba fuertemente al gobierno del Presidente Juan A. Escurra, del cual formaba parte y afirmaba que este gobierno “está moralmente muerto”. Además, la mayor parte del comercio de importación y exportación del país quedó en manos de firmas de extranjeros que residían fuera del territorio nacional. El mencionado escritor señala que de la situación de la postguerra, “de desolación, pobreza, destrucción, y disminución de la población”, tampoco escaparon Pilar y el resto del departamento de Ñeembucú, como escenarios
  • 28. 28 principales de esa contienda bélica de eliminación del pueblo paraguayo. “Varias comunidades quedaron sin tierras fiscales debido a esta política de venta de gran parte del territorio nacional. En Desmochados fueron vendidas todas las tierras fiscales, así como en Isla Umbú y Tacuaras. No había tierra fiscal en Guazucuá y San Juan de Ñeembucú”. Pilar en “El Paraguay Ilustrado” – Manuel W. Cháves 1918. Producción de tabaco en Pilar. “En un interesante estudio del Dr. Moisés Bertoni, según el censo de 1863, la producción de tabaco alcanzaba ya proporciones notables (…) También producían grandes cantidades de tabaco Villa del Pilar, Tacuaras, Isla Umbú, Laureles, Yabebyry, Desmochados … “. Cháves refiere igualmente la exportación de naranjas a los mercados del Plata. Enormes cargamentos “salen de los puertos de Pilar, Asunción, Villeta y otros, además de las exportaciones por ferrocarril. En 1915 se llegó a exportar más de 217 millones de unidades de naranjas”. El auge del comercio hizo posible la instalación de empresas navieras, como la compañía de navegación Vierci Hermanos S.A., cuyo fundador fue Juan Bautista Vierci, natural de Génova (Italia), quien llegó al Paraguay en 1883. Sus hijos incursionaron en las líneas fluviales del Norte y del Sur. La carrera hacia el Sur llegaba hasta Humaitá, pasando sin duda también por Pilar. Astillero en Pilar Ante el gran movimiento existente en el comercio de importación y exportación por vía fluvial, hubo necesidad de contar con astilleros en varios puertos principalmente del río Paraguay. En “Origen e Historia de los pueblos del Paraguay” del profesor Dr. Dionisio González Torres se comenta la existencia de “Varaderos y astilleros”, en Asunción (Varadero), San Antonio, Villeta, Angostura, Pilar … entre otros sitios, donde “había refugios y construcciones de embarcaciones medianas y grandes (piraguas, canoas, jangadas, chatas, barcos)”. Cita además el “camino real del sur” que recorre la costa oriental del río Paraguay, desde Asunción hasta Paso de la Patria, pasando por Lambaré, Ypané, Villeta, Oliva, Remolinos (Villa Franca) y Ñeembucú (Pilar). Ganado correntino por Pilar La importación de ganado vacuno para Asunción y otras zonas del Paraguay, se hacía desde Corrientes pasando por Villa Ñeembucú.
  • 29. 29 Thomas Whighan en su libro “La economía de la independencia” dice que las haciendas paraguayas fueron insuficientes para atender la demanda local, y Corrientes era una de sus principales proveedoras. “Entre 1780 y 1797, más de 149.000 cabezas de ganado vacuno pasaron de Corrientes al Paraguay, mayormente por la ruta de Itatí- Pilar” citando a Ernesto J.A. Maeder como su fuente. El cruce de los animales se hacía en balsas, y en temporadas de bajante, los animales cruzaban el río a nado. Una gran crecida se menciona entre 1785- 1786, cuando muchos animales murieron en el cruce. Según Félix de Azara, cuando llegó al Paraguay en 1783 se comía carne vacuna correntina, pero para 1801 ya existían dos millones de cabezas en el país. Las denominadas “estancias del Rey” de la época colonial pasaron a denominarse “estancias de la República” por el Dictador Francia en 1835. Había cincuenta estancias, algunas de ellas en la jurisdicción de Pilar. “Las estancias del Estado también producían una parte importante de los artículos negociados por el gobierno en Itapúa y Pilar”.
  • 30. 30 CAPITULO II PRIMER CASCO URBANO DE LA VILLA DEL PILAR Tras su fundación el 12 de octubre de 1779, a la primera zona urbana de la Villa del Pilar de Ñeembucú se la ubica entre los actuales barrios San Antonio y General Díaz, muy cerca del río Paraguay y en la confluencia con el arroyo Ñeembucú, con el levantamiento de casas o ranchos, una capilla y el cementerio. El naturalista, cartógrafo y geógrafo español Félix de Azara, visitó la Villa, por lo menos en dos ocasiones, según relata en sus memorias. La primera vez fue en febrero de 1784: “… está en el quinto año de su fundación. Su situación es de esta banda del arroyo de su nombre, cerca de él y como a media legua de su confluencia con el río Paraguay. La ha fundado don Pedro Melo de Portugal, actual gobernador de esta Provincia (del Paraguay), con el fin de asegurar la costa contra los indios del Chaco y de aprovechar estos hermosos terrenos. Llámase Nuestra Señora del Pilar de Ñeembucú y se compone hoy de cuarenta casas o ranchos, pero dependen de ella hasta 135 familias que ya el año pasado poseía catorce mil reses. Su Iglesia es de paja (techo de paja) y se ha solicitado que S.M. la declare villa y que al mismo tiempo se le den las tierras hasta el Paraná. Es puerto preciso para los barcos que bajan con motivo del resguardo del tabaco”. En su libro sobre el naturalista, historiador y demarcador de límites, Julio Rafael Contreras señala que es evidente que en esta ocasión, Azara no visitara detenidamente Pilar, seguramente pasó por sus afueras hacia el sudeste y el este de la villa, partiendo muy temprano después de comer “en casa de un gallego con vasija de plata”. Sostiene su teoría en el sentido de que la “Villa de Nuestra Señora del Pilar de Ñeembucú” se situaba en la margen sur del arroyo Ñeembucú, en la propia confluencia con el río Paraguay, y no a media legua de la misma como describe Azara. (“Félix de Azara. Su vida y su época”, Julio Rafael Contreras, 2010, Tomo II). Azara se refiere al arroyo Ñeembucú como “riachuelo”, que tiene regular barranca, poblada de árboles y muchos yacaré. En sus escritos figuran los nombres de los arroyos Yacaré, Yacaré Pytá y Las Hermanas.
  • 31. 31 Casas de estilo colonial en zona del primer casco urbano de Pilar – fotos Mauricio Acosta Doña Heliodora Galeano de Ferreiro, en su libro “La Villa del Pilar que no vuelve” (1988) señala que el centro ocupaba una manzana cuadrada. La primera casa se edifica en la esquina de las calles Tacuary y Teniente René Ríos (…) “La iglesia fue levantada en la cuadra siguiente, Paraguarí (hoy Alberzoni) y Teniente René Ríos. A medida que seguía el proceso de formación fueron levantándose habitaciones para los sacerdotes, el cementerio, el Cabildo, la cárcel, algunos almacenes y más habitaciones familiares”. Como Capellán Párroco fue nombrado Marcial Antonio Uliambre, oriundo de Zaragoza (España) y a quien se atribuye haberle dado el nombre de Pilar a la nueva Villa y su advocación a la Virgen del Pilar. El 11 de febrero de 1782, el Cabildo de Asunción pide al Rey Carlos III que otorgue a Pilar el título de Villa y una solicitud similar hace el Gobernador del Paraguay. Se concede en el año 1792 con la advocación de Nuestra Señora del Pilar. En la nota de petición del Cabildo asunceno, se menciona que Pilar contaba con más de cien vecinos españoles y quinientas almas de comunión, un comandante con jurisdicción civil para administrar justicia y un cura interino para la administración de los sacramentos. Y "está por concluir una buena Iglesia que se está edificando en la plaza, por ser muy pequeña la capilla que tiene en el día …”. El 28 de septiembre de 1792, el Virrey del Río de la Plata autoriza la formación del Cabildo y la elaboración de un padrón con número de familiares y un plano de la Villa, que tenía entonces 2.355 habitantes – 787 familias. Las primeras familias muy pronto rindieron culto a la santa patrona a “la Pilarica”, como la llaman los españoles. Casi todos los pobladores eran descendientes de colonos españoles o que se casaron con nativos en Asunción. Una señora devota de la Virgen del Pilar, integrante de la expedición llegó con un cuadro de la imagen de la que sería patrona de la Villa. Su modesta casa estaba ubicada a pocos metros de la residencia de Juan de Jara, sobre la calle
  • 32. 32 Teniente René Ríos, donde todas las tardes se rezaba el rosario. Hombres, mujeres y niños asistían al rezo, y al final se realizaba una fiesta con petardos, gallardetes en las precarias calles y una corta procesión. Muy pronto nace la idea de levantar un templo, se formó una comisión y “con mucho esfuerzo y cariño, construyeron una tosca capilla con paredes de barro y techo de paja”. Primera capilla de la Villa del Pilar de Ñeembucú. Ante las consultas acerca del lugar en que pudo haberse construido el primer templo, y dónde estaría el cementerio, se cuentan varias versiones. El historiador Benigno Riquelme y Doña Heliodora ubican la capilla en la esquina de Alberzoni y Teniente René Ríos, dentro de la manzana ocupada por el Banco Nacional de Fomento, donde habría estado también el primer cementerio. De igual manera, Arquímedes “Quimito” Fornerón, ex secretario de la Municipalidad de Pilar dijo haber escuchado alguna vez comentarios de que el primer cementerio habría estado en la mencionada manzana. Buscando otros sitios probables Los profesores Osvaldo Vázquez y Felisa Ortiz de Vázquez, tienen su vivienda desde 1973 en una fracción de la antigua propiedad de los Mazzei, ubicada sobre la calle Teniente Capurro entre las calles Alberzoni (antes Paraguarí) y 14 de Mayo. En una entrevista se refirieron a los hallazgos, en su terreno, de cruces, restos de ataúdes y hasta de maderamen de urunde’y, de lo que parecía haber sido una capilla. Osvaldo recuerda que ya antes de casarse le decían que no comprara el terreno en el mencionado lugar, coincidentemente cerca de la casa de su futura suegra Doña Celina de Ortiz, porque “era un cementerio y se escuchaban ruidos”. Finalmente se decidieron por la adquisición del lote y el uso de otro para la carpintería, profesión del ex instructor de ebanistería del Colegio Técnico JUAN XXIII. “Doña Celina quería que su hija esté muy cerca y finalmente nos decidimos, pero con mucho miedo. Antes, este lugar era muy despoblado, y frente a nuestra casa existía una enorme laguna que fuimos enterrando de a poco”, nos dijo. Llamó mucho la atención de la familia el hallazgo de una placa de metal en lo que parecía un pozo ciego sin usar en el fondo del patio con la siguiente inscripción (como está): “AQUÍ YACEN LOS RESTOS DE MIGEL ANTOLA Y FALLECIO EL 14 DE NOBINBRE DE 1872 EDA DE 9 DIAS. SUS PADRES LO DEDICAN ESTE RECUERDO EN CALDDA DE PRUEBA. Q.P.D.”
  • 33. 33 En las cuatro esquinas de la placa, se grabaron unos dibujos de hojas como adorno, además, abajo, una especie de escudo y en el centro del mismo las letras P : Z . Aparentemente la placa estuvo prendida a un bloque de mármol o una pieza de madera. Cuando encontraron la misma, los esposos Vázquez- Ortiz, hicieron celebrar una misa en memoria de MIGEL ANTOLA fallecido a los nueve días de su nacimiento. De este cementerio y de los restos de ataúdes también les hablaba el señor Tomás Pereira, un conocido enfermero que recorría la ciudad aplicando inyecciones. Vivía en una modesta vivienda en la esquina de Alberzoni y Teniente Capurro. Hacia el fondo, sobre la calle Alberzoni, anteriormente Paraguarí, habría estado una capilla. “Hemos visto varias piezas de madera, horcones, vigas, tirantes que tenían las características de haber sido de una iglesia, o lo que se decía una capilla”, dice Osvaldo Vázquez y al mismo tiempo cuenta cosas “que nunca quise contar”, como “los movimientos, ruidos, personas que hablan y cambian maderas de su lugar en la carpintería, pero al día siguiente no encuentro que falte nada, ni que se haya movido algo. No cuento porque no me van a creer, es la primera vez que lo estoy haciendo”. Pero esta revelación lo confirma su esposa “Chiquita”, quien asegura que “hasta ahora, que ya no tenemos la carpintería y funciona la guardería de una congregación religiosa, estando en la cocina escucho como si se trabajara todavía en la carpintería”. “Alguien me empujó, me di vuelta y no vi a nadie” acota Osvaldo al recordar que al lado de su carpintería tenía una plantación de tomates, y que le empujaron en pleno día cuando estaba removiendo la tierra. “A mí siempre me perseguían más, sentía que alguien andaba cerca, veía a una persona con sombrero y bolsa en el hombro, el motor de la cepilladora funcionando de noche, el ruido de las maderitas que sobraban y que estaban en bolsas dentro del taller, gente hablando ruidosamente”.
  • 34. 34 Esquina Alberzoni y Teniente Capurro, en este predio podría haber estado el primer cementerio de la Villa del Pilar de Ñeembucú, o un cementerio privado, además de la primera capilla. Como ya se contaban las historias de luces y movimientos extraños, inexplicables, en tiempos anteriores se hicieron excavaciones hasta con maquinarias en la búsqueda de “plata yvygüy”, pero aparentemente nunca nadie encontró nada. Desde la colonia, las iglesias y los cementerios estaban juntos, hasta que el Presidente Carlos Antonio López sacó un decreto que prohibía se siguiera con esa tradición. Acerca de la existencia de una partida importante de piezas de madera en la gran propiedad de los Mazzei, atestigua también la señora Lucía Caballero de Mancuello, quien por veinte años estuvo al servicio de dicha familia. “Era un maderamen bellamente trabajado, algunos horcones con base cuadrada, así como la parte superior para la colocación de las vigas, y cuerpo redondeado. Había cualquier cantidad en un enorme galpón”, dijo al mismo tiempo de pensar que bien pudo haber sido parte de una Iglesia o de una capilla. También había una antigua construcción con corredor en un costado, donde vivía con su familia. Las paredes de estaqueo fueron reemplazadas por paredes de ladrillos al Este y al Oeste. El techo estaba formado con tirantes de caranda’y, tacuaras atadas con tiras de cuero, con cobertura de barro y encima unas enormes tejas. El piso construido con enormes ladrillos llamados “loperé”, porque se hablaba que esa clase de materiales se fabricaron en tiempos de los López. “Era una vivienda muy fresca”, dijo doña Lucía.
  • 35. 35 Actual oficina de la Guardería “San Filippo Smaldone”. En este mismo lugar pudo haber estado la primera capilla de la Villa del Pilar – Alberzoni casi Teniente Capurro (2012) Casa del ordenador de la Villa En el terreno donde construyó su casa el ordenador y primer administrador de la Villa, actualmente existe una vivienda de estilo colonial refaccionada utilizándose materiales originales como las columnas de madera, los tirantes y varillas de tacuaras. Llegaba hasta la esquina entre Tacuary y Teniente René Ríos. Juan de Jara había venido con su esposa Angela Rolón y sus dos hijos, Joaquín y Catalina, encabezando el primer contingente de pobladores de la nueva población, en el año 1779. Vivienda estilo colonial, en el predio donde estaba la residencia de Juan de Jara, organizador de la Villa del Pilar en 1779. Foto: Mauricio Acosta, 2011.
  • 36. 36 Historia de los templos de la Parroquia de la Virgen del Pilar Los templos de mayores dimensiones de la Villa del Pilar, se levantaron en las manzanas ocupadas actualmente por la residencia de los Sacerdotes Redentoristas y la Basílica de la Virgen del Pilar. La primera Iglesia construida en 1782, estaba ubicada en la esquina formada por las calles Mariscal Estigarribia y General Caballero, donde actualmente está la Casa Parroquial, y en su entorno un cementerio. A esta Iglesia se hace referencia en el pedido que se hizo al Rey Carlos III para otorgar a Pilar el título de Villa el 11 de febrero de 1782. En el Cabildo de Pilar, se exhibe un banner con un plano parcial de la Villa, mostrándose al templo dentro de un cuadro artístico. “Tiene una Iglesia que han costeado los mismos pobladores y a cuyas expensas se mantiene a un sacerdote que administra los sacramentos” (Archivo Nacional SH Vol. 158) En 1811, los padres Lorenzo Antonio de la Torre y Juan Buenaventura Ortiz eran los responsables de la Iglesia de Cristo y del templo de Nuestra Señora del Pilar, según el “juramento escrito” presentado por numerosos vecinos al nuevo gobierno independiente. El acta fue también suscrita por ambos sacerdotes. El 21 de junio de 1826, el cura interino, Manuel Antonio Uliambre realiza un inventario de haberes de la Iglesia que hace entrega al mayordomo Pedro Ignacio Hermosa, en presencia del comandante Juan José Tomás Gill (Archivo Nacional NE Vol. 1846) Dice que la Iglesia está compuesta de seis lances y un cupial, cubierta con tejas de palma todas sumamente deterioradas, con cinco puertas y tres ventanas colocadas en ella. Según el inventario, contaba con cinco campanas, dos útiles y tres inservibles, dos Santo Cristo, una imagen de San Antonio con un niño, un púlpito, una pila bautismal, una matraca, un violín, un Señor de la Agonía, una cruz de madera, dos imágenes de la Virgen, otra imagen de la Virgen del Pilar. Los siguientes templos fueron construidos en la manzana de enfrente, donde actualmente se encuentra la Basílica y Santuario Regional.
  • 37. 37 Plano de la Villa del Pilar, con la primera Iglesia, la plaza de Armas y el Cabildo hacia el oeste. Siglo XVII. Se exhibe en el Cabildo de Pilar. Planos de Pilar, referencias históricas y fotografías, ofrecen características de los diferentes templos de la parroquia Nuestra Señora del Pilar. En una de sus numerosas visitas a la Villa del Pilar, el Presidente Carlos Antonio López dio instrucciones para el mejoramiento de la estructura existente y la construcción de un nuevo templo que comenzó en el año 1843. El 18 de marzo de 1843, se informa de una ampliación del plano original, con el agregado de un lance. El 21 de julio se informa que el templo se encontraba en etapa de conclusión, “faltándole únicamente alguna parte del tejado, el revoque de las paredes y el piso”. Así también, se informa de las dificultades que se presentan para conseguir ladrillos y de la falta de recursos “a excepción del ganado que no se halla en estado de venderse por flaco” (Archivo Nacional NE 1902). Es una relación realizada por Miguel Gerónimo Núñez sobre el estado de las obras. De la colección de Javier Yubi, en una foto de 1890 se pueden ver la Iglesia, la Torre construida en 1876, otras edificaciones, con alambradas y vecinos.
  • 38. 38 Foto Iglesia de Pilar- año 1890 - Album 2011 - Colección Javier Yubi. En una aproximación se observa mejor la presencia de algunos pobladores trajeados y mayores detalles del entorno de la Iglesia de esa época. Foto año 1890 - (aproximación) Pobladores, una vivienda con galería y techo de paja y campanario Iglesia de Pilar. Album 2011 - Colección Javier Yubi.
  • 39. 39 En el costado sur de la torre, se destaca el templo con sus cinco arcos de entrada. - Foto de año y autor desconocidos - Album Luis Alonso Procesión en Pilar frente a la Iglesia – Album Gráfico del Paraguay 1911 Informe del Cura Párroco año 1917. El Padre Saturnino Romero, quien fue cura Párroco de Pilar, San Juan de Ñeembucú, Tacuaras, Guazú Cuá e Isla Umbú, en una nota que envió al Secretario de la Curia Eclesiástica de Asunción, informaba de la situación en que se encontraban sus respectivos templos en el año 1917. El escrito, al que acompañaban los planos de las iglesias, tiene fecha 28 de marzo de 1917. Sobre el templo de la Virgen del Pilar expresa: “… lleva seis dimensiones, número de altares, su posición, según plano, es construcción antigua de antes de la guerra con paredes francesas, como se dice – su torre es una
  • 40. 40 fortaleza, de material muy fuerte y de nueva construcción, ubicados en propiedad propia de la Iglesia”. En negrita y cursiva del autor, para señalar la antigüedad del templo. También informa acerca del templo de San Juan Bautista de Ñeembucú que fue puesto al servicio de la comunidad en el año 1916 y está “levantado en el centro de la plaza del pueblo que es propiedad particular”. Carta del Padre Romero – Año 1917 - archivo del autor. El padre Romero encaró un ambicioso proyecto para la construcción de un nuevo templo semejante a la Iglesia de la Encarnación de Asunción, que posteriormente abandonó debido a problemas económicos y el comienzo de la guerra del Chaco. Estructura base de la futura Basílica En el año 1959 se encontraba en avanzado estado la construcción de un nuevo templo, que se remodelará años después convirtiéndose en Santuario Regional y Basílica Menor de Nuestra Señora la Virgen del Pilar.
  • 41. 41 Templo en construcción Archivo Parroquia VIRGEN DEL PILAR El 3 de diciembre de 1969, el entonces director de ZP 12 Radio “Carlos Antonio López”, Miguel Angel Rodríguez, escribió un informe sobre las obras encaradas por el Padre Federico Schiavón, con el título: “El Altar de la Virgen del Pilar, una obra monumental”. Se refería a “la gigantesca obra iniciada en 1965 y que debe inaugurarse el año próximo (1970) en adhesión al centenario de la muerte del Mariscal Francisco Solano López”. “Los detalles precedentes ya pueden dar una idea de la magnitud de la obra, ya que no se trata de un altar corriente, es un conjunto de construcciones cuyo valor es de unos 25.000.000 de guaraníes”. “La construcción comprende la Cripta Histórica o Capilla Ardiente, de características similares al Panteón Nacional de los Héroes de Asunción. Allí descansarán los restos de los caídos en las dos grandes guerras, huesos simbólicos que unidos en el Altar Sagrado pondrán de manifiesto la hermandad que hoy acerca a los países que fueron beligerantes en épocas superadas”. “Luego de la Cripta o Capilla Ardiente viene el Altar o Presbiterio, sobre el cual se erige majestuosa la cúpula, alcanzando todo el conjunto una altura de 31 metros hasta la cruz iluminada que completará la estructura de una obra que será orgullo nacional”.
  • 42. 42 La redacción de Miguel Angel Rodríguez la menciona como “la obra más grande del país y una de las mejores en Sudamérica”. Los datos fueron proporcionados por el Padre Federico Schiavón y el constructor Alonso, “radicado en el país desde hace 19 años y ha dirigido construcciones de altares en las iglesias capitalinas de San José, San Miguel, Virgen del Rosario, Buen Pastor, Asilo Nacional, Las Teresas, La Providencia y también en el interior de la Catedral de Encarnación, Iglesia de Coronel Oviedo y muchas otras obras”. Alonso dice enfáticamente que “el altar de la Virgen del Pilar será sin duda alguna el más imponente del país y téngalo por seguro que es uno de los mejores de Sudamérica. Este altar es de mármol macizo, lujo que no se pueden dar otras iglesias del continente”. A su vez, el Padre Federico explicó cómo surgió el proyecto y dijo que “había querido que la Iglesia de Pilar adhiriera a tan grande celebración del heroísmo paraguayo”, el Centenario de la Epopeya Nacional. El informe destaca también todo lo que hizo el mencionado sacerdote en su reciente viaje a Italia para conseguir el respaldo necesario al proyecto, y para la deuda pendiente “espera completar el pago por la gracia de Dios y la calurosa adhesión de la feligresía”. La inauguración estaba inicialmente calculada para el
  • 43. 43 1º de Marzo de 1970, en coincidencia con el centenario de la inmolación del Mariscal Francisco Solano López. Rodríguez se refiere igualmente a los datos proporcionados por el Superior de los Redentoristas sobre los templos construidos desde la época del gobierno de Don Carlos Antonio López. La iglesia destruida durante la batalla de Villa Paso en 1868, fue reemplazada por una construcción de madera en 1876 y se construyó también la Torre del campanario que aún se conserva. “La Iglesia de madera ya se hallaba levantada en el emplazamiento habitual, ligeramente hacia el oeste. La feligresía no se hallaba satisfecha con la Iglesia de madera y comenzaron los petitorios al gobierno, entonces presidido por el general Bernardino Caballero (…) La piedra fundamental fue colocada en 1901 y fue encontrada cuando se hizo la excavación para construir la Cripta Histórica de la Basílica en 1965. En 1917 la construcción de madera resultó destruida, quedando la Iglesia reducida por algún tiempo a la Sacristía que se había construido de material en los fondos y al Altar ya mencionado. “Desde 1917 hasta el estallido de la guerra del Chaco, se efectuaron construcciones en forma escalonada, completándose la Iglesia, pero sin representar una línea definida en materia arquitectónica y además con perspectivas muy pobres. El escrito del Director de Radio Carlos Antonio López, alude además a los sacerdotes redentoristas italianos que arribaron a Pilar en el año 1951, “iniciándose una nueva era en el historial de la Iglesia de la Virgen del Pilar”. “Ejecutada la primera etapa (creación de escuelas y colegios parroquiales) los Redentoristas creyeron llegado el momento de poner en marcha obras de mejoramiento en la Iglesia, que seguía casi igual que en 1932”, para formar las comisiones pro templo rumbo a la Basílica de la Virgen del Pilar. El primer presidente fue el señor Celso Delfino. El Superior de los Redentoristas dijo que esperan concluir todo para el año 1979, en el segundo centenario de la fundación de Pilar. En la época inicial se había dispuesto seguir los planos de la Iglesia de la Encarnación (de Asunción), pero el padre Balbuena se opuso, destruyendo aquellos planos, porque deseaba que su Iglesia tuviera un aspecto distinto. Otros sacerdotes que han prodigado su esfuerzo fueron el padre Romero y el padre Samudio. Espera el padre Federico poner sus cenizas en la Cripta Histórica en construcción”, concluye el escrito de Miguel Angel Rodríguez.
  • 44. 44 Interior de la Basílica Menor y Santuario Regional de Pilar – foto: Mauricio Acosta Sobre la imagen de la Virgen La profesora Clelia Fernández Ríos, “Chocha”, comentaba que la actual imagen de la Virgen del Pilar fue donada por la familia de Lorenzo Jiménez, entonces vestía toda de azul, “hasta que el padre Romero (Saturnino) que le sucedió en la parroquia al padre Félix Gaona, en 1893, la vistió de blanco”. Otra imagen fue donada por la familia Sostoa.
  • 45. 45 Actual imagen de la Virgen del Pilar en la Basílica y Santuario Regional – foto: Mauricio Acosta. Cancha y Plaza La Plaza ubicada frente a la Basílica servía como cancha de fútbol, donde se jugaban los encuentros entre los equipos de los primeros clubes deportivos de la ciudad. Las fotos tomadas con estos equipos permiten ver su entorno en las primeras décadas de 1900.
  • 46. 46 La foto de abajo, campeonato de la Liga Regional del año 1931, en la plaza que era la cancha de la Liga. A la izquierda, el cadete Vera Vargas, jugador del Club Centro América, en el medio, de traje, el árbitro oficial Blas Ravetti (h), y en el lado derecho Angel Martino, jugador del Club General Díaz, detrás, unos niños curiosos mirando y posando también para la foto. El saludo entre los dos jugadores, en el fondo la Torre y la Iglesia, y unas viviendas en el sector que ocupa hoy la Escuela “Cristo Rey”. Album fotográfico de Luis Alonso. Equipo de fútbol – en el fondo a la derecha el campanario de la Iglesia
  • 47. 47 Otra foto antigua, posan un civil de traje ( Sr. Zamphirópolos) y un militar, en la plaza y cancha de fútbol. En el fondo la Iglesia y la Torre del campanario, sin fecha. Album Familia Acosta-Fabio. Tratando de encontrar documentos sobre las Iglesias de Pilar, hemos recurrido a los Archivos y la Biblioteca de la Iglesia Catedral de Asunción. Las personas consultadas dijeron que tales documentos fueron remitidos a las diferentes parroquias y que nada quedó en poder de la Arquidiócesis. Salón “Virgen del Pilar” y la torre del campanario con pintura renovada (2007) – foto Mauricio Acosta
  • 48. 48 Reliquias de la Iglesia De los primeros templos de la parroquia de la Virgen del Pilar, el sagrario, imágenes de santos, de Jesús, de la Virgen María, columnas de madera tallada, mosaicos, retablo y otros diversos adornos, así como el altar, se conservan, entre otros lugares, en la Basílica, en la capilla de la residencia de los Sacerdotes y en el Museo del Cabildo Histórico. El desmantelamiento interior comenzó en 1966. Capilla de la residencia de los Sacerdotes Redentoristas en Pilar – foto Mauricio Acosta En el Cabildo Histórico Las piezas e imágenes de las antiguas iglesias de la Virgen del Pilar guardadas en el Cabildo fueron objeto de una restauración integral en el 2011. Junto con los demás elementos forman parte del Museo histórico.
  • 49. 49 Las columnas, Jesús bajado de la cruz y otros objetos. Foto Mauricio Acosta. Los símbolos tradicionales de la Iglesia Católica, cuadros tallados en madera: El Sol y la Luna - Foto Mauricio Acosta
  • 50. 50 Impresionantes esculturas en madera de SAN FRANCISCO DE ASIS y de SAN MIGUEL ARCANGEL- foto Mauricio Acosta La talla de San Francisco, con un cráneo humano en la mano derecha, está hecha en un solo tronco, perteneció al altar del primer templo de Pilar, época franciscana. La de San Miguel Arcángel, con el demonio bajo los pies, es de la época jesuítica. También perteneció a la primera Iglesia.
  • 51. 51 Fotos del retablo, facilitadas por el artista plástico pilarense RAMON VAZQUEZ En la foto de abajo: ornamentos, un sillón, y una Cruz de hierro que fue encontrada en el cementerio que existía en el entorno de la primera iglesia. La placa de la cruz, lleva la siguiente inscripción (textual): “IRENEA GUTIERREZ FALLECIO EL 16 DE OTTUBRE DEL AÑO 1890 EDAD DE 50 AÑO SU INOLVIDABLE ERMANA LE DEDICA ESTE RECUERDO. NICANOR GUTIERREZ”.
  • 52. 52 En el Museo del Cabildo – foto: Mauricio Acosta Enlaces matrimoniales en la antigua Iglesia En la foto de abajo, del álbum familiar Pereira- Jiménez, tomada por Don Espinoza, uno de los primeros fotógrafos: la boda de Erdulfo Pereira Fernández (+), renombrado peluquero, y Asunción Jiménez Gamarra, el 21 de julio de 1956. En el fondo se observan el altar y el presbiterio.
  • 53. 53 Matrimonio Erdulfo Pereira – Asunción Jiménez 1956 – álbum de la familia Otro conocido matrimonio de Pilar, contrajo enlace en la Iglesia el 10 de julio de 1964. Se trata de José Eugenio Godoy Cassinelli (+) y Basilia Galeano, quienes cuando se casaron tenían 33 y 22 años de edad, respectivamente.
  • 54. 54 Foto del álbum familiar JOSE GODOY – BASILIA GALEANO – año 1964 En la década del 70, el templo de la Virgen del Pilar, fue remodelado y convertido en Basílica, una de las grandes obras del Padre Federico Schiavón. Así luce imponente la parte del presbiterio. Foto Mauricio Acosta año 2012
  • 55. 55 Participantes del Festival del MERCOSUR con una coreografía frente a la Basílica - Foto Mauricio Acosta año 2006 EL JURAMENTO DE FRANCISCO SOLANO LOPEZ La bandera nacional fue establecida por un Congreso extraordinario y adoptada por ley el 25 de noviembre de 1842. Es la tricolor (rojo, blanco y azul) del 15 de agosto de 1812, con las franjas iguales, y el agregado de los dos escudos nacionales. Es la que se sigue utilizando. La primera bendición del pabellón patrio se hizo en la Iglesia de la Villa del Pilar, el 15 de diciembre de 1845, ocasión en que el entonces coronel Francisco Solano López hizo su histórico juramento, que algunos autores aseguran fue frente al Cabildo, en coincidencia con una arenga a su tropa. Juramento dentro del templo Juan E. O’Leary, en su libro “El Mariscal Solano López” (páginas 17/18), asegura poseer un documento inédito de un testigo del histórico acontecimiento. El historiador recuerda que en 1845 Solano López era ya general en jefe del ejército nacional, que pudo reunir cinco mil hombres, bien disciplinados, en la Villa del Pilar “primer núcleo de nuestra resistencia y base de nuestro futuro grande ejército. Y en diciembre de 1845 tenía lugar la primera bendición solemne y jura de la bandera en dicho pueblo”.
  • 56. 56 Agrega O’Leary que “Para aquel acto – dice un testigo en un documento inédito que poseemos – hizo evolucionar a sus cinco mil soldados, gallardamente uniformados en la plaza de la Villa, y después de varios movimientos, hábilmente ejecutados, los hizo parar ante la Iglesia, y entró él, su Estado Mayor y la bandera a bendecirse, en el templo, en cuya puerta lo recibió el obispo Maíz (Marco Antonio), pasando en tal orden hasta el presbiterio. El santuario estaba espléndidamente adornado e iluminado con profusión de luces; la banda de músicos del ejército cesó de tocar sus aires marciales, y grave y solemne comenzó el canto llano de la bendición religiosa, que atrajo sobre la enseña sagrada de la patria la unción del cielo y el rocío de la divina protección. Enseguida el Pontífice entonó el Te Deum, dando gracias al Todopoderoso, en cuyas manos está la suerte de las naciones, y bajando de su trono tomó en sus manos la bandera enarbolada, y, tras una breve y conmovedora alocución, la entregó al brigadier López, quien la recibió, pronunciando también un elocuente y entusiasta discurso, que terminó con estas proféticas palabras: jamás caerá de mis manos esta insignia sagrada de mi patria. Después se salió del templo, y agrupados ante la puerta los jefes y oficiales, cantaron el himno nacional…” concluye la transcripción del documento al que alude Juan E. O’Leary López y su tropa, partieron posteriormente hacia Corrientes para combatir al tirano Rosas, en cumplimiento del tratado de alianza que el Paraguay había firmado con la vecina provincia el 19 de noviembre de 1845. El campamento general se estableció en Paso de Patria. Otras referencias. El Paraguayo Independiente, diciembre de 1845, informa que “El Señor Obispo Auxiliar (Marco Antonio Maíz) por su oferta digna de elogios se dirigió para la Villa del Pilar, donde están reunidas las fuerzas, a fin de bendecir los Estandartes de la República, y entregarlos al valor de los bravos soldados paraguayos”. En su edición del sábado 20 de diciembre de 1845, el mismo periódico publica la copia de la proclama que el Mariscal Francisco Solano López hizo “frente al Ejército Nacional”, en la Villa del Pilar, el 15 de diciembre de 1845. No se proporcionan detalles del acontecimiento. El padre Francisco Fidel Maíz, en sus memorias “Recuerdos de mi vida 1828- marzo 1910”, Arroyos y Esteros, su pueblo natal, escribe lo siguiente:
  • 57. 57 “Entonces salí de las aulas literarias, para acompañar a mi tío (Marco Antonio Maíz) en carácter de familiar; tenía a la sazón 17 años de edad. Y a la vuelta de Cuyabá (Brasil), en diciembre de aquel mismo año – 1845 – mi tío bajó a la Villa del Pilar para bendecir la Bandera Nacional, que debía tremolar en el ejército paraguayo, próximo a ponerse en campaña, aliado con el de Corrientes contra el gobierno de Entre Ríos; me llevó consigo, y desde entonces ya no me separé de él hasta su muerte”. El obispo Marco Antonio Maíz falleció en Villa Oliva en mayo de 1848. (Fuente: Portal Guarani.com)
  • 58. 58 CAPITULO III POR LOS PASILLOS DE LA ANTIGUA VILLA A través del tiempo, muchas calles, avenidas y plazas de Pilar cambiaron de nombre. Los primeros planos disponibles están en el Archivo Nacional y en libros publicados en distintas épocas. “Mi calle se llamaba Loreto, y Florida la calle Tacuary”, recuerda Jonás Céspedes, al mismo tiempo de exhibir un viejo título del terreno de su casa sobre la actual calle Alberdi, a media cuadra de la avenida Mariscal Francisco Solano López, la que hasta la década del 70 era conocida como Independencia Nacional. Por la ley del 28 de mayo de 1872, el gobierno cedió gratuitamente a Doña ANA ROSA CESPEDES, su bisabuela, “un terreno de 20 varas (…) lindando al sur que es su frente con la calle LORETO…”. El lindero norte con la propiedad de Doña Encarnación Vda. de Céspedes y parte con Doña Rosa Céspedes, sobre la calle Tacuary, cuyo antiguo nombre era FLORIDA. También fue conocida como PROGRESO. Plano Villa del Pilar – año 1868 – Archivo Río de Janeiro – Norte: regimiento de caballería – Este: Iglesia – Oeste: de izquierda a derecha: Aduana (Melo y Mariscal López) Policía (Mariscal López y Mariscal Estigarribia) – el Cabildo, asiento del regimiento de infantería.
  • 59. 59 Izquierda: En la plaza de Armas dos caballeros – en el fondo viviendas con corredores que ya figuraban en los planos de los tiempos de los López – Derecha: (2015) Residencia de Francisco Guillén, lo que queda de las viviendas que se observan en la primera foto. Plano Villa del Pilar, 1870, archivo Nacional de Río de Janeiro – Arriba la “plaza de abasto”, abajo la “plaza de armas”, en su costado este la Iglesia (17) (EVOLUCION URBANISTICA Y ARQUITECTONICA DEL PARAGUAY 1537 – 1911. Arquitecto RAMON GUTIERREZ – ediciones COMUNEROS - Asunción - Mayo 1983). Visitas de Don Carlos
  • 60. 60 En numerosas ocasiones el Presidente de la República, Carlos Antonio López visitó la Villa del Pilar, y desde este lugar firmó decretos y manifiestos. En una de sus visitas – en el año 1843 - ordenó la reparación de la Iglesia, dentro de sus planes por transformar y modernizar los poblados existentes en el país. Dispuso igualmente la instalación de camposantos o cementerios de acuerdo a un plano uniforme en la totalidad de los centros poblados, habiéndose realizado un total de 105 cementerios públicos en todo el país. En 1849 se prohibió definitivamente el enterramiento en las Iglesias. También en Pilar el cementerio estaba en el entorno del templo principal. Lo tradicional, Templo y cementerio juntos. (foto de templo y cementerio de un pueblo no identificado) López renovó una gran cantidad de templos de la época colonial que se encontraban en estado ruinoso o eran ya insuficientes (capillas generalmente), según el libro “Evolución urbanística y arquitectónica del Paraguay 1537-1911. (Asunción mayo 1983). También son mencionados los templos de Pilar y Guazú Cuá. De acuerdo con las orientaciones dictadas por el gobernante, se elimina la galería perimetral y al atrio se le adosa una fachada que incluye ahora una torre-campanario. Sin embargo, las iglesias de Pilar, Guazú Cuá e Isla Umbú, mantienen las galerías.
  • 61. 61 En 1826 la iglesia de Pilar tenía seis lances y un cupial, cubierta de tejas de palma. En 1842 bajo la dirección del maestro Domingo Ferreira se le agregan dos lances más y una sacristía. Entre los años 1843 y 1844, las obras del nuevo templo de la Virgen del Pilar, fueron dirigidas por el maestro Gerónimo Núñez. En el Archivo Nacional de Asunción se encuentran documentos relacionados con la Iglesia y el cementerio nuevo de Pilar. Los datos figuran, a manera de guía en una publicación de la Secretaría de Cultura de la Presidencia de la República, en base a un trabajo realizado por María Hilda Laguardia de Llamosas y Vicente Arrúa Avalos: Del año 1826, existe en el Archivo Nacional un “inventario de los haberes de la Iglesia parroquial de la Villa del Pilar”. En 1843 se informa de la erección y bendición del cementerio de la Villa del Pilar. Del mismo año “Razón de las herramientas acomodadas para las obras de Fábrica de la Iglesia de la Villa del Pilar”. 1843, “Relación realizada por Miguel Gerónimo Núñez sobre el estado de las obras de la Iglesia de la Villa del Pilar”. 1844, “Razón de los días de trabajo que tuvieron los carpinteros de la capital en la Iglesia de la Villa del Pilar”. 1844, “Inventario realizado por el Vicario foráneo de la Villa del Pilar sobre los libros parroquiales, expedientes y demás papeles pertenecientes a la antigua Vicaría de esta expresada Villa”. En 1861, era cura párroco el padre León Caballero, como maestro de escuela en 1862, José Evaristo Céspedes. Nueva Iglesia en 1844 En el libro CARLOS ANTONIO LOPEZ “Obrero Máximo” de Juan Francisco Pérez Acosta, se hace referencia a los templos refaccionados y construidos bajo el gobierno de Don Carlos: “El informe al Congreso de 1844 dice que “se ha concluido el templo de la Villa del Pilar”. En el informe de 1857 agrega que “en la campaña se han demolido las iglesias viejas de las Villas del Rosario y del Pilar, y de los partidos de Guazú Cuá … y todas se han reedificado”. El nuevo cementerio El actual cementerio de Pilar, se encuentra en el predio seleccionado por las autoridades locales y autorizado por el Consulado (gobierno presidido por Carlos Antonio López) en el año 1843.
  • 62. 62 “… para el cementerio encontré un paraje al propósito una colina de buena altura mucho más extensa que las treinta varas para cada uno de los cuatro costados inmediato a una laguna titulada Coronel que se ofrece de la colina a poniente”, dice el informe elevado desde Pilar por José Carmen Villalba, comisario policial. Destaca que es un sitio exento de poblaciones, terreno apto, sin intermediar de la villa ningún barrio o pantano ni por tiempo “de muchas aguas” (Archivo Nacional Vol. 984, 27 de agosto de 1843). El presidente Carlos Antonio López ordena, por decreto el establecimiento del cementerio público a costa de los fondos de “la fábrica de la Iglesia parroquial de la Villa del Pilar”, con el auxilio del vecindario en el local designado. Dispone que a cada sepulcro “se dará la capacidad de costumbre con una división destinada a párvulos, y colocando en el centro una cruz”. En el año 1844, el Presbítero ciudadano Nicolás Drasi, párroco de la Villa del Pilar, fue encargado de la bendición del cementerio y de “dar a entender a la feligresía la distinción que debe haber entre “la casa de adorar a Dios”, y el lugar de la sepultura de los cuerpos muertos, y cuán importante y útil sea esta obra en beneficio del aseo y decencia del templo de Dios y en la preservación de la humanidad contra la corrupción pestífera de los cadáveres sepultados en la Iglesia”. Inauguración y bendición, el 19 de Mayo de 1844. Puerto estratégico Bajo el gobierno de Carlos Antonio López, Pilar se había constituido en puerto importante para el comercio internacional. En el periódico “El Paraguayo Independiente”, Nº 32, del 13 de septiembre de 1845, destacó la importancia estratégica y comercial de Pilar: “frecuentada por muchos extranjeros tiene su puerto casi siempre ocupado por muchos buques” (Julio César Frutos, 1985). Manifiesto y otras disposiciones Durante su visita a Pilar el 13 de febrero de 1848, en un manifiesto se reafirma en la legitimidad de los títulos y derechos territoriales del Paraguay. El 13 de agosto de 1848, en instrucciones reservadas, en Pilar, Don Carlos ordenaba que: “el Gefe (sic) de policía y todos sus empleados de la Nación, deben procurar informarse, pero con mucho disimulo y delicadeza, del modo de proceder y hablar de todo extranjero que llegue a la Villa; debe indagar sus relaciones, sus visitas y amistades. Pero esto debe ser hecho sin que se sienta, ni se reconozca…”.
  • 63. 63 El 15 de agosto de 1848 seguía en Pilar, y en una carta a su hijo Francisco Solano López, “General en Geje del Ejército Nacional”, acampado en el cuartel de Paso de la Patria, le informaba de su próximo retorno a Asunción. En esta misma oportunidad, en el año 1848, Don Carlos Antonio López firma un decreto, al haberse concluido el arreglo y apertura de calles que había ordenado en una visita anterior. Por el artículo 1º, dispone que las siete “calles largueras principales a contarse de norte a sud, se llamarán como sigue: 1. Calle de Ñeembucú, la que del oeste sube a este hacia el río (Ñeembucú) (actual Teniente Mendoza) 2. Calle de la Aduana, la que de la ribera (del Ñeembucú) se dirige a esta casa (calle Pedro Mello de Portugal). 3. Calle 25 de septiembre, en memoria de que en tal fecha del año pasado de 1847, el presidente de la República ha entrado por esta calle a visitar la Villa en el tránsito al Campamento de Paso de la Patria (calle Mariscal Estigarribia). 4. Calle 14 de Mayo 5. Calle de Paraguarí (Alberzoni) 6. Calle de Tacuarí (Tacuary) 7. Calle de Loreto (Alberdi) Por el artículo 2º se establece la denominación de las calles transversales, comenzando por el oeste: 1º. Calle de los Puertos (General Díaz) 2º Calle de la Policía (Iturbe) 3º Calle de la Oliva (Teniente Capurro) 4º Calle de la Estrella (Teniente René Ríos) 5º Calle de la Palma (Palma) 6º Calle de La Paz (Dr. Mazzei) 7º Calle de la Independencia Nacional, la que pasa por frente a la casa de gobierno. (Avenida Mariscal López). 8º Calle del Pilar, la que atraviesa por frente a la Iglesia (Gral. Caballero) 9º Calle de la Candelaria (Ortiz Granada y Saavedra)
  • 64. 64 10º Calle del Hospital, la que pasa frente a ese establecimiento (el primer hospital de Pilar que se encontraba a dos cuadras detrás de la Iglesia sobre Yegros, casi Mariscal Estigarribia). El edificio fue destruido por la gran crecida del año 1905. Plano 1846. Plano 24 de noviembre de 1846 – Archivo Nacional Vol. 279 Nº 3 Un plano de la Villa del Pilar, que data de noviembre de 1846, muestra la amplia plaza que constaba de dos manzanas (A) plaza de Armas (actualmente de los Héroes y Mariscal López). El nuevo templo estaba ubicado al Este de la plaza (templo y campanario); Con la letra (B), se señala un templo derribado, según las especificaciones del plano, y que fue la primera Iglesia de Pilar, en la esquina, Caballero/Mariscal Estigarribia, predio ocupado actualmente por la Residencia de los Sacerdotes Redentoristas de la Parroquia “Nuestra Señora del Pilar”. Al Oeste, en la zona del Cabildo (C): el alojamiento de seguridad, la policía y el cuartel general del ejército. Además, la Colecturía (D), la Policía y la Aduana (E). Otra sección del cuartel (C) estaba en el lado Norte de la plaza, lugar ocupado en la postguerra, sucesivamente, por el Colegio nacional, la Escuela Normal de Profesores Nº 7, el Batallón 40, y el Colegio técnico JUAN XXIII-FROSEP.
  • 65. 65 Las medidas están establecidas en varas, una de las antiguas medidas españolas. Plano parcial de Pilar 1846 (Archivo Nacional Vol. 279 Nº 3) Al Norte Cuartel de la Caballería (CT JUAN XXIII). En el centro la plaza. Al Este La Iglesia con su torre,la casa del cura y escuela. Al Oeste la Comisaría, la Colecturía y el cuartel de Infantería (Cabildo). Varias viviendas en los alrededores. Vías de comunicación Los medios de comunicación Como en toda la provincia, el caballo y la carreta tirada con bueyes fueron los medios primarios de desplazamiento. La vía fluvial fue de vital importancia. Esto exige además contar en Pilar con un astillero para la construcción de embarcaciones de diversas denominaciones como barcas, balsas, botes, barcos, canoas, chalupas, fragatas, bergantines y balandras. El caballo era el medio más rápido para el traslado de las notas de comunicación entre las autoridades de Pilar y las de Asunción, con respuestas inmediatas en pocos días a las consultas que se efectuaban sobre un tema determinado. Dos caminos se utilizaban, uno por la ribera del río Paraguay pasando por Villa Franca y Villeta, y el otro camino por el departamento de Misiones, donde estaban las postas para reposición de caballo y comida. En los tiempos de la Guerra Grande, las líneas telegráficas unían Asunción con Paso de Patria, pasando por Pilar y otros puntos intermedios. Los visitantes de aquella lejana época, recuerdan la presencia de indios del Chaco, que anteriormente incursionaban en las haciendas de las misiones jesuíticas y de pobladores españoles y criollos de Ñeembucú. Detectaron la
  • 66. 66 presencia de bandadas de papagayos azules, pavos (con collar negro y blanco en el cuello) y patos salvajes, garzas. El diplomático al servicio de Gran Bretaña, Jorge Juan Roberto Gordon, informaba de una gran bajante del río Paraguay en octubre del año 1842, y de “un tedioso viaje de 14 días hasta Ñeembucú”, desde Asunción por vía fluvial. Charles B. Mansfield, enviado por el gobierno británico después de la caída de Rosas (1852) en la Argentina, describe a Pilar como “la más bella ciudad que yo haya visto. Las calles se intercruzan en ángulos rectos formando esquinas regulares ocupadas por plazas. Cada calle es un hermoso campo sin piedras. Está bellamente situada en los barrancos del Paraguay. El canal es visible y está aquí muy estrecho por una gran isla cubierta de bosques”. Sobre las casas decía que “casi chozas, son muy prolijas y limpias. Yo apenas tuve tiempo de darme un refrescante baño en el cercano y pequeño río Ñeembucú antes de que una tormenta de truenos y lluvias nos alcanzara y de la que felizmente escapamos”. Pilar en 1918 En este plano que incluye “El Paraguay Ilustrado.1918”, la Iglesia de la Virgen del Pilar se encuentra ubicada en la esquina norte de Mariscal Estigarribia y General Caballero, en la misma manzana de la actual Basílica. La Jefatura Política entre la avenida Mariscal López y la calle Mariscal Estigarribia frente a la
  • 67. 67 plaza de los Héroes, sede actual de la guardería “Marianne Glass de Alberzoni” y escuela “Nuestra Señora del Pilar”. Una pareja posando en la plaza de los Héroes. En el fondo, izquierda, el Cabildo y otra casa de estilo colonial; derecha, la Policía (Jefatura Política). Una escuela de niñas funcionaba en la vivienda colonial de los Granada, entre Caballero y 14 de mayo. Residencia familia Granada – foto Mauricio Acosta La agencia del Banco Mercantil estaba sobre 14 de mayo y Palma; un mercado figura en la esquina 14 de Mayo y Mariscal López (actual Jefatura de Identificaciones). Pero doña Heliodora Galeano ubica este mercado detrás del
  • 68. 68 colegio SANTO TOMAS, con un amplio galpón abierto a comienzos de 1900, sobre la calle Dr. Mazzei con salida hacia la calle 14 de Mayo, donde “tenía un lindo portón de hierro para el acceso al público”. Dice también que este mercado quedó abandonado cuando el entonces ministro del Interior Alfonso dos Santos hizo construir el mercado Centenario en 1911, nombre dado por los cien años de la independencia nacional. Además del Hotel “Doña Rosa” o “Alliana” (actual Casa de la Cultura), funcionaban otros, como el Hotel París y el Hotel Gardel, del español Sinforiano Gardel. Hotel “Gardel” – residencia de la familia Roldán - foto Mauricio Acosta año 2012 En 1918, la calle Alberdi figuraba con el nombre de PROGRESO, la calle Sargento Azzarini con el nombre de LIBERTAD, la calle Teniente Fossati como CONSTITUCION; la calle Mariscal Estigarribia se llamaba 25 de NOVIEMBRE. Pilar en la década de 1930 En el plano catastral de Pilar, del año 1931(Guía General Gráfica del Paraguay 1932), figura también demarcada en dos manzanas la primera plaza de carretas – o piso de carretas – en el predio ocupado actualmente por el Centro Regional de Educación “Mariscal Francisco Solano López”. Este “piso” fue trasladado años después al terreno ubicado entre el Hogar de los Veteranos y Radio Carlos Antonio López, entre Alberdi, Irala y Antequera y Castro.
  • 69. 69 Eran conocidos como “piso de carreta” por las grandes carretas que llegaban desde los puntos más alejados del departamento de Ñeembucú, con los productos del agro para su venta a los pobladores de Pilar. Otras carretas llegaban con su cargamento de naranja y otros cítricos hasta el puerto para su exportación a las ciudades del Río de la Plata. Las sabrosas naranjas eran muy apreciadas por los argentinos. “La carreta es el rancho que camina” dicen los versos de Manuel Frutos Pane en su poema “La carreta”. “Nosotros llevábamos de todo, lo que producíamos en nuestro campo, para vender en Pilar, en el “piso”, y después comprar lo que necesitábamos, especialmente para vestir”, decía doña Esther Vda. de Ruiz, mujer octogenaria de Potrero Esteche (Laureles), quien falleciera en el 2013. Viajaban en una carreta muy grande, casi todos los componentes de la familia, y además, con lo necesario para cocinar en el largo camino de más de cien kilómetros: olla, pava, sartén, cubiertos. Según doña Esther, muchas carretas se unían en el trayecto, con gente que salía de las diferentes compañías de Laureles y Cerrito. Tenían que cruzar muchos arroyos y esteros. Gustavo Rodas y Cinthya Martínez, en una entrevista a doña Esther Vda. de Ruiz en Potrero Esteche (Laureles) – 11 de septiembre de 2011 – foto Mauricio Acosta.
  • 70. 70 Las pesadas carretas eran tiradas por dos o tres yuntas de bueyes que eran guiadas y azuzadas con el látigo o la larga picana para apresurar el lento andar. Cada buey tenía su nombre que se gritaba al mismo tiempo de hacerse sonar el látigo. Para doña Esther fue una muy linda experiencia de sus tiempos de niñez y juventud. De la colección “Pilar de ayer” del artista plástico Ramón Vázquez. Perspectiva de la entrada de carretas, calle 14 de Mayo rumbo al puerto. Un vecino de Paso Pindó, en el límite entre Laureles y Pilar recuerda que para el cruce de las carretas en el arroyo, se utilizaban las canoas como flotadores a los costados. Después aparecieron las balsas y puentes en otros pasos profundos del Ñeembucú. Las carretas se instalaban en el “piso” de Pilar. Maíz, sandía, naranjas, almidón, miel de caña dulce en “pelotas” (recipientes hechos de cuero vacuno), entre otros productos, se ofrecían en una gran romería. Tras las ventas de los frutos de la tierra, y las compras en los almacenes locales, se hacía el extenso y cansino recorrido de regreso a los hogares. ¡Cuántas sandías fueron “quinteadas” en horas de la noche de las carretas, por los niños traviesos de la época!.
  • 71. 71 Carreta en un camino vecinal de Isla Umbú – Foto: Mauricio Acosta. Década 1930 (Pilar)… “Dispone de alumbrado eléctrico y en breve funcionará en ella una fábrica de tejidos que, por su capacidad, será la primera de la República y beneficiará la gran producción de algodón de la región”, se comenta en el Anuario Daumas, Guía General del Paraguay, año 1932. La población estaba calculada en 9.000 habitantes. En Pilar ejercía entonces como Delegado Civil y Jefe Político el Señor Gregorio Ríos Duré. Juez en lo civil el señor Vicente Quintana, como juez en lo criminal el señor Juan Luis Báez, Intendente Municipal señor Sixto D. Ríos.