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1
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Indice del Fascículo I
Pág.
G Minería y huellas históricas 4
G Primeros hombres 5
y recursos de la tierra
G El manejo de las piedras 5
G De las piedras a los metales 6
G Tiempo y alta cultura 7
G Los metales en los
Andes del centro 7
G El oro deslumbrante 8
G El cobre imprescindible 9
G La plata omnipresente 11
G El estaño tardío 12
G El plomo funcional 12
G Mineros de la era preincaica 13
G La exploración 13
G La extracción 14
G Las minas antiguas 14
G Avanzando en el
beneficio del mineral 16
G Culturas y era metalúrgica 16
G Espacios y procesos
de la metalurgia 18
G Los talleres 19
G Los hornos 19
G Energía natural y humana 20
G El combustible 20
G Los instrumentos 21
G Resultado del proceso 21
G Maestría de las técnicas
metalúrgicas 21
G Cumbre artística
en la orfebrería 22
Publicación bimensual del Instituto
de Ingenieros de Minas del Perú
CONSEJO EDITCONSEJO EDITCONSEJO EDITCONSEJO EDITCONSEJO EDITORIALORIALORIALORIALORIAL
Ing. Raúl Benavides Ganoza
Ing. Felipe de Lucio Pezet
Ing. Marco Fernández Concha
Ing. Carlos Soldi
INVESTIINVESTIINVESTIINVESTIINVESTIGGGGGAAAAACICICICICION Y REDON Y REDON Y REDON Y REDON Y REDAAAAACCICCICCICCICCIO NO NO NO NO N
Ana María Rey de Castro L.
D ID ID ID ID ISEÑO GRAFISEÑO GRAFISEÑO GRAFISEÑO GRAFISEÑO GRAFIC OC OC OC OC O
Nelli Escudero
PRE-PRENSPRE-PRENSPRE-PRENSPRE-PRENSPRE-PRENSA Y EDIA Y EDIA Y EDIA Y EDIA Y EDICICICICICION DION DION DION DION DIGITGITGITGITGITA LA LA LA LA L
L & L Editores S.R.L
IMPRESIIMPRESIIMPRESIIMPRESIIMPRESIO NO NO NO NO N
La que elijan s.a.
L&LEDITORESSRL
Chinchón 830, Of. 503, San Isidro
Telefax 422-3077 - 422-2715
3
H
ombrombrombrombrombres y Mes y Mes y Mes y Mes y Metales detales detales detales detales del Pel Pel Pel Pel Perúerúerúerúerú es una iniciativa editorial del Instituto de
Ingenieros de Minas con el propósito de presentar una visión de la
historia de la minería nacional que valorice su importancia en la
generación de riqueza a lo largo de las distintas etapas de desarrollo del
país.
Destinada a un público tanto amplio como directamente interesado, esta
colección se propone contribuir a un mejor conocimiento de los hombres, las
tecnologías y los procesos que convirtieron al Perú en un paradigma de la activi-
dad minera, desde la percepción histórica y mítica de sus milenarios tesoros hasta
la imagen presente de país-foco de productivas y rentables inversiones.
Es, en suma, la historia del largo proceso de aprendizaje que se da entre el
hombre y su primer contacto con los elementos nativos del entorno, hasta los
tiempos en que la maestría en los procesos de transformación desemboca en un
resultado de desarrollo, bienestar y mejora de la calidad de vida.
Fascículos dedicados a épocas sucesivas permiten rescatar la temática y
originalidad de cada una de las etapas del desenvolvimiento de una actividad y
facilitan al lector la comprensión de los pasos existentes entre el quehacer casi
intuitivo de los primeros habitantes peruanos y las realizaciones sustentadas en
la ingeniería que colocan al Perú en algunas de las primeras posiciones de la
minería mundial.
Es sabido que hay temas en los cuales coexisten varias posiciones de los historia-
dores e investigadores; hay también campos muy específicos a los ingenieros de la
minería, los geólogos, los metalurgistas. La alquimia de esta propuesta estará pues
orientada a brindar a sus muy diversos lectores la sustanla sustanla sustanla sustanla sustanciciciciciaaaaa de los fenómenos
ocurridos, familiarizándolo con lo que es verdaderamente relevante.
En cada fascículo y para cada período histórico contemplado, el lector encontrará
una orientación sobre los hechos esenciales, las fechas y lugares principales, los rasgos
de los protagonistas, los hechos concurrentes y la evolución de la actividad.
HHHHHombrombrombrombrombres y Mes y Mes y Mes y Mes y Metales detales detales detales detales del Pel Pel Pel Pel Perúerúerúerúerú intentará para el lector una ruta sencilla y
amigable a su paso por los hechos y los hitos importantes a lo largo de cerca de
3,500 años de historia, evitando el academicismo y la erudición que podrían
dificultar la comprensión de uno de sus momentos.
Prólogo
4
Minería y huellas históricas
E
ste fascículo inicial “EL HOMBRE Y LOS METALES
EN EL PERU ANTIGUO” se propone revisar los casi
tres mil años transcurridos entre la fecha estimada
de manufactura de las primeras piezas metálicas
halladas,esdecir,1500añosa.C.,yelfindelaerapreincaica,
alrededor de los años 1400 d.C.
“… La minería es la actividad que el ser humano realiza
para utilizar y extraer las sustancias inorgánicas que existen en
la naturaleza y cuya etapa más avanzada es el laboreo y empleo
de las sustancias metálicas …” nos dice Mario Samamé.
Entre las actividades productivas del hombre, aquella de
obtener, de la superficie o del interior de la tierra, los recursos
minerales para luego transformarlos, es probablemente una de
las más complejas; comprende la suma de un conjunto de
fasesqueabarcanlaprospección,laexploración,laconstrucción,
la extracción, el beneficio (que a su vez se desglosa en etapas
y tareas especializadas), el transporte, la comercialización, etc.
No se podría hablar de minería precolombina sin mencionar
algo que ha constituído una preocupación permanente de
historiadores,arqueólogosyantropólogos;degeólogos,mineros
y metalurgistas; de investigadores y profesores. Y es sin duda el
gran tema de la información. Por ello hemos creído necesario
hacerlassiguientesreflexionesprevias:
N nos referimos a épocas en las que no existió la escritura
y por lo tanto no podemos contar con testimonios directos
sobre los métodos de trabajo del hombre de entonces. Como
expresa Duccio Bonavia: “… Si se toma conciencia de que el
Perú cuenta con una historia de por lo menos quince mil años
de antigüedad y si se considera que la escritura es introducida
en 1500, ello indica claramente que sólo una décima parte de
aquella cuenta con información escrita …” ;
N es en el lenguaje donde podemos hallar la terminología
referente a metales y minerales, pero la tradición oral de estas
épocas no ha dejado ninguna información; asimismo, se
desconoce casi totalmente el significado de la toponimia, que
serviría para ilustrarnos sobre la interacción entre la naturaleza
y el antiguo habitante;
N los datos existentes provienen en su mayor parte (y en
indiscutible mérito) de la tenaz investigación arqueológica y de
su capacidad para unirse con otras disciplinas, como en el caso
de la arqueometalurgia, a fin de complementar datos a menudo
insuficientes o dispersos, colmar vacíos y prevenir errores en la
interpretación de hechos pasados;
N muchos estudios e investigaciones han tenido que
manejarse en el nivel de las hipótesis y de los supuestos cada
vez que se trata de reconstruir las fases de un proceso, como
cuando a partir del análisis de objetos terminados (no siempre
bien conservados, véase las piezas orfebres), se remonta la pista
hasta las técnicas metalúrgicas y se infieren los pasos que pudo
haber seguido el hombre;
N hay un despliegue de cautela científica con respecto a
los objetos hallados, que ya no pueden ser analizados sin tener
en cuenta el marco en el que fueron encontrados y la finalidad
para la que fueron creados. Como bien advierte Izumi Shimada:
“.…No hay dudade que los objetos metálicos en los Andes
prehispánicos portaban mucha significación ritual y
simbólica. El depender de objetos provenientes de un
contexto funerario plantea serios problemas en la
interpretación de significados culturales. Es
particularmente importante para los objetos de bronce y
cobre,elquesebusqueny analicenmuestrasdecontextos
no funerarios, tales como residencias de gente común y
talleres metalúrgicos, para así comprender sus múltiples
roles y significados…”;
N no puede dejar de mencionarse el lamentable
fenómeno de saqueo que han sufrido numerosos sitios
arqueológicos, lo que equivale a un desmantelamiento de
la memoria y dificulta la reconstrucción de los hechos. En
el caso específico de la actividad minera, quedan pocas
muestras físicas de tecnología, herramientas y
procedimientos de la época que nos ocupa.
Vetas profundas verticales (A), otras son inclinadas, oblícuas
(B) y quebradas (C) ilustradas por Georgius Agrícola
5
P
ara Federico Kauffmann y otros muchos historiadores
es verosímil establecer que data de hace veinte mil
años, es decir 18,000 a.C., la presencia de los primeros
habitantes en el espacio geográfico denominado An-
des Centrales, donde hoy se ubican los territorios de
Perú y Bolivia.
Una primera etapa llamada estadio preagrícola nos habla
de actividades orientadas a la subsistencia como la caza, la
pesca, la recolección de vegetales y de pequeños animales.
En ella, el hombre es esencialmente un cazador nómada.
Fechados entre los años 10,000 y 7000 a.C., están los im-
portantes testimonios encontrados en las cuevas del
Guitarrero (Ancash), Lauricocha (Huánuco), Uchcumachay
(Junín) y Toquepala (Tacna), además de otras numerosas
que continuan en estudio y que aportan datos significativos
sobre los primeros pobladores en materia de dieta alimenti-
cia, uso de las piedras, fabricación de cestería, pintura mu-
ral y generación de lumbre y calor.
Es interesante anotar que los más primitivos pobladores
se hayan asentado en lugares que, posteriormente, serían de
capital importancia para la minería, como Toquepala, con sus
ricos yacimientos de cobre, y Lauricocha, entre Cerro de Pasco
y Huánuco. Cerro de Pasco, por su variedad mineralógica, es-
taría llamada a convertirse en una de las minas más comple-
tas del planeta. Los restos humanos de los Lauricochas, que
Augusto Cárdich descubrió en 1958, demostraron tener 9525
años de antigüedad. Fueron pobladores que trabajaron la pie-
dra con rara habilidad, mediante la técnica del
“desportillamiento” y fabricaron pocos pero útiles instrumen-
tos. “…Esta técnica y el acomodo de los grupos en cuevas
con sentido de hogar, nos dice claramente de un hombre que
marcha ascendente hacia el destino de la tierra, el barro y los
metales, objetivos que esperaban con un mundo de promesas
que poco a poco comenzaron a beneficiar…” nos dice César
Pérez Arauco.
La siguiente era, entre los años 7000 y 2000 a.C., es la
de la agricultura incipiente, o más bien de horticultura por
tanteos. Representa el fin de la era del nomadismo y el inicio
de la era de producción de alimentos. De ella nos quedan
huellas de cultivos con técnicas sencillas y restos de lo que
pudieron ser las primeras aldeas.
No de manera homogénea en todo el territorio, pero ya
con diversas características comunes, se inicia el estadio agrí-
cola desarrollado, alrededor de los años 2000 a.C., desde el
que se pueden fechar evidencias de múltiples cultivos y de
algún tipo de organización en vida urbana. Se inicia en esta
etapa la conquista de los valles inhóspitos y salvajes me-
diante la tala. El hombre se hace sedentario y se convierte en
agricultor, domesticador y fabricante. Con la alimentación
garantizada, el hombre empieza a tener más tiempo para
dedicarse a nuevas ocupaciones. Es precisamente a este lap-
so de la historia que corresponden las primeras piezas metá-
licas halladas.
En esta época se da también un hecho concurrente que
nos refiere Duccio Bonavia: “... Aproximadamente entre los
años 1800 y 1300 a.C. en el Area Andina Central aparece un
nuevo componente: la cerámica, que llega como elemento
aislado y se difunde por contacto de grupos alfareros con
otros que no la conocen, por canje o quizá como conse-
cuencia de viajes de individuos o de pequeños grupos …”
Primeros hombres y los recursos de la tierra
El manejo de las piedras
A
lo largo de todas estas eras, los antiguos peruanos
tuvieron que asegurar su continuidad, más allá de la
supervivencia del día a día. Era necesario prever, trans-
formar y conservar los recursos. Entre otros elemen-
tos, usaron los que tenían disponibles sobre la superfi-
cie del suelo y es así como la tierra y las piedras estuvieron
entre sus insumos primigenios. A partir de la tierra elaborarían
las cerámicas y los pigmentos. En las piedras buscarían las cua-
lidades para la fabricación de las herramientas indispensables
para sus tareas.
En los Andes Centrales hay gran diversidad de piedras que
fueron talladas para ser utilizadas como herramientas en los
trabajos de caza, agricultura, pesca y confección de orna-
mentos. Paloma Carcedo señala: “… Las herramientas más
7
Tiempo y alta cultura
L
as huellas de las diferentes actividades humanas que
se van encontrando poco a poco más consistentes y
homogéneas, nos llevan a definir los momentos en que
el hombre antiguo pasa, de ser un poblador transi-
torio en el entorno, a ser miembro de una colectividad
más estable, que tiene un conjunto de características o de-
nominadores comunes, lo que se ha convenido en llamar
cultura.
Kauffmann nos dice sobre el período de historia que se
inicia en los 2000 a.C.: “... A este estadio de agricultura
desarrollada corresponde el desarrollo de todas las expre-
siones culturales definidas (altas) que tuvieron por esce-
nario lo que hoy son Perú y Bolivia ...”
En 1959, John H. Rowe planteó un esquema para orde-
nar la alta cultura en lapsos de tiempo llamados Horizon-
tes e Intermedios, el mismo que ha sido más fácilmente
adoptado para investigar y explicar las diversas manifesta-
ciones de culturas prehispánicas.
“… Se denomina Horizonte un período de uniformidad
cultural, una franja de tiempo dentro de la cual se dan
ciertas manifestaciones culturales. Se tendrían tres hori-
zontes culturales: Temprano, Medio y Tardío. Se llama In-
termedio un período en el que existe una gran diversidad
cultural ...”
Tal como se las recoge en las publicaciones más re-
cientes y a partir de la cronología de Rowe, ubicamos
para cada etapa las culturas y sitios de los Andes Centra-
les que en la era precolombina desarrollaron el trabajo de
los metales:
Los metales en los Andes del Centro
U
na vez determinado el marco del tiempo, citaremos
los aportes de los estudiosos quienes a pesar de las
carencias de documentación, han reconstruido el es-
cenario más aproximado posible de la distribución
geográfica de los metales que fueron buscados por pe-
ruanos de la era preincaica, principalmente el oro, el cobre, la
plata, el estaño y el plomo.
“… La compleja conformación geográfica del territorio de
losAndesCentralesqueintegranelactualPerúpresentatambién
unainmensavariedaddeyacimientosminerales...”nosdiceWalter
Alva.Enefecto,cadamineralpuedemanifestarsebajodiversidad
de apariencias, formas, asociaciones, composiciones y grados de
pureza. El hombre precolombino iría aprendiendo también que
estos recursos se podían dar en la superficie del suelo, en los
lechos o las riberas de los ríos, en las llanuras aluviales, en la
cumbre de los cerros o en las entrañas de la tierra. Y que estas
localizaciones implicarían distintos grados de dificultad en su
manejo.
Este fascículo se interesa por las cinco etapas que van
desde el Período Inicial hasta el Intermedio Tardío y que
enmarcan la era preincaica.
Horizonte Medio : 600 d.C. - 900 d.C.
Tiahuanaco, Wari, Ancón.
Horizonte Tardío : 1440 d.C. - 1532 d.C.
Tiahuanaco, Wari, Ancón.
Horizonte Temprano : 900 - 200 a.C.
Chavín, Cupisnique , Gallinazo, Kotosh, Lurín,
Sitio Malpaso, Kuntur Wasi (Fase La Copa y
Fase Kuntur Wasi).
Período Inicial : 1800 - 900 a.C.
Primeros hallazgos en sitios de Waywaka, Puémape ,
Kuntur Wasi (Fase Idolo), Aldas, Chavín de Huántar .
Intermedio Temprano : 200 a.C. - 600 d.C.
Vicús , Frías , Moche, Recuay, Paracas, Nazca.
Intermedio Tardío : 900 d.C. - 1400 d.C.
Sicán, Chimú, Chuquicanta, P achacámac, Chancay,
Ica, Chincha, Wanka.
6
De las piedras a los metales
antiguas fueron hechas con rocas ígneas y sedimentarias como
el sílex y el pedernal, por habérseles reconocido sus rasgos
de dureza y filo …”
Nos describe uno de los primeros procesos creados por el
hombre antiguo: “...Se rompen las rocas por percusión direc-
ta; se golpea piedra contra piedra, se fractura y se astilla en
filosas lascas; luego se golpea con control y percusión indi-
L
os estudios arqueológicos de cuevas, refugios, yaci-
mientos o sitios nos indican que los testimonios líticos
son constantes y las piedras están presentes, cualquie-
ra sea el tipo de huella de asentamiento dejada por el
hombre. Se sostiene que sus conocimientos en materia de
piedras eranyaimportantes inclusoantesdededicarseaactividades
como el laboreo agrícola o la producción de cerámica.
Carcedo nos dice : “… En esta búsqueda de piedras o ro-
cas, los antiguos encontraron a su paso minerales que les lla-
maron la atención por los atractivos colores o el brillo metálico
con que éstos se presentan en estado nativo. Los utilizaron
como adornos o bien como pigmentos de pinturas, ya sea para
la cerámica o para hacer dibujos en las cuevas ...”
Walter Alva también nos habla de este primer impacto de
la materia mineral sobre los antiguos pobladores: “... La exis-
tenciametálicadeloroenestadonativo,fácilmentedistinguible
en las orillas de los ríos o terrenos aluviales, debió cautivar la
atención como pequeños guijarros que lejos de partirse al gol-
pe, se estiraban o doblaban …” Para Alva, no sería extraño
que estos guijarros hayan servido de “amuleto”, especial-
mente en las zonas donde abundaba naturalmente.
El hombre evoluciona porque almacena información y ex-
periencias y las integra progresivamente como aprendizajes a
su vida cotidiana. Apreciamos que su percepción del elemen-
to piedra se va enriqueciendo con la constatación de algunas
características, como son la dureza, el fracturamiento (que
da como consecuencia el filo, como en caso del sílex) , el
brillo, el color. Carcedo agrega la plasticidad y el sonido: “...
El primer paso para encontrar metales debió darse cuando al
intentar trabajar una piedra y querer obtener lascas de ella,
resultó que no se fragmentaba, porque cuando más se la gol-
peaba, con cada golpe sólo se la deformaba. También debió
llamar mucho la atención del ser humano el sonido metálico
que nunca antes había oído en las rocas ...”
recta para obtener lascas más uniformes; las piedras más du-
ras se pulen y desgastan hasta alisar tanto los bordes como la
superficie, puliendo una cara o todas, dependiendo del uso
del objeto o instrumento. Así trabajadas, las piedras se con-
vierten en herramientas de trabajo, tanto de percusión como
de precisión; algunas piedras se usan con mango de madera o
caña…”
Utensilios líticos de los
cazadores-recolectores que
habitaron en Telarmachay.
a) y b) raspadores; c)
perforador; d), e) y f)
puntas bifaciales. Todos han
sido hallados en el estrato
más profundo del abrigo,
que tiene una antigüedad
de 7,000 - 5,000 años a.C.
8
El oro deslumbrante
E
l hallazgo de oro más temprano se ubica en el Período
Inicial de la cronología de Rowe. En Waywaka, peque-
ña localidad cercana a Andahuaylas, Joel W. Grossman
encontró, en 1972, pequeños fragmentos de hojas muy
delgadas de oro junto a chaquiras de crisocola, dentro de
un cuenco de piedra, asociados a contextos funerarios. En nú-
mero de nueve, estas laminillas estaban acompañadas de un
juego de herramientas para el laminado, conformado por tres
martillos de piedra dura y un yunque.
La fecha de confección de las piezas se atribuyó a los 1500
a.C. y aunque lamentablemente se perdieron mientras eran es-
tudiadas en el Cusco, no son menos importantes como punto
de partida para el conocimiento de las acciones transformadoras
del hombre sobre los recursos mineralógicos.
“... Inalterable y puro como un don de la naturaleza, el oro
debiópresentarsesolo.Paraelarcaicopobladorandinodescubrir
las propiedades del oro fue probablemente un suceso tan es-
pontáneo, circunstancial y mágico como en su momento la
germinación de las semillas ...” expresa Walter Alva.
Cualquiera sea su formación, el oro está presente en to-
das las regiones del Perú. Paloma Carcedo nos detalla los dos
principales tipos de yacimientos que pueden encontrarse:
“... a) Primarios en vetas de cuarzo, llamados también de-
pósitos filonianos, en donde el oro se presenta en vetas o
filones de cuarzo; es el oro de las minas. Y b) Secundarios o
depósitos detríticos, en donde se presenta en polvo, arenas o
pepitas; es el oro de los placeres o lavaderos ...” Este segundo
caso ilustra cómo la naturaleza ha ido haciendo su propio tra-
bajo ya que “... el oro filoniano es desprendido de su origen
por la acción de las aguas y es arrastrado por éstas. En su
curso lo van fragmentando hasta dejar el metal en estado li-
bre, separado de su roca (el cuarzo) y es depositado en los
placeres de los ríos. Este oro suele ser blando por el desgaste
que sufre en el transporte fluvial a medida que se va alejando
de su veta de origen ... ”
Los antiguos peruanos recogieron el metal oro que podían
Cultura Lambayeque.
Oro en pepita (superior),
oro calentado, martillado
y laminado (inferior)
9
dad, los va convirtiendo en pocillos, puntas de lan-
za, ornamentos ...”
Para Felipe de Lucio este hecho marca una muy impor-
tante transición, el paso del Neolítico al Chalcocítico, que
constituye “... uno de los grandes hitos en el avance de la
civilización. No es casualidad que las culturas que primero
avanzan sean las que tienen acceso al cobre, ya sea por
hallarlo en su tierra o por conquistar las que lo tienen ... ”
Los antiguos pobladores de los Andes Centrales lo ha-
llaron en su tierra. En muchos lugares y bajo múltiples
formas. Los primeros objetos que nos hablan de su uso
datarían de entre 1500 y 1300 a.C.
Entre los hallazgos de cobre nativo más temprano que
han referido los arqueólogos se encuentran los siguientes,
(todos ubicados en el Período Inicial): un disco de cobre
laminado y posiblemente dorado, en la boca de un indivi-
duo en un enterramiento de la cultura Cupisnique, en la
localidad de Puémape, provincia de Pacasmayo, fechado
entre 1500 y 1300 a.C.; fragmentos de hojas de cobre
martillado encontrados en el complejo piramidal de Mina
Perdida, en el valle de Lurín, al sur de Lima, fechados alre-
n algún momento de su desarrollo, que
puede ser hace ocho mil años, el hom-
bre empieza a golpear los trozos de
cobre nativo que halla y viendo que
se deforman y moldean con facili-
dedor de 1200 a.C.; y dos discos de cobre en los enterramien-
tos de la cultura Kuntur Wasi, provincia de San Pablo, departa-
mento de Cajamarca, fechados entre 1100 y 800 a.C.
“...E
detectar a simple vista o en la superficie (oro nativo) y por lo
tanto lo buscaron en lugares geográficos donde les era más
accesible, como las llanuras de los ríos de la costa y de la
Amazonía y en las quebradas de los Andes.
Carcedonosrefiereubicacionesdeorodelavaderoenlaparte
norte del territorio peruano: “ ... En el valle del río Tumbes,
existen dos zonas de concentración natural de oro nativo:
RicaplayasyPuyango,teniendosuorigenenlaregiónauríferade
Zaruma (río Amarillo y Galera) en el Ecuador. Hay yacimientos
detríticos dentro de la zona noroeste, en las cuencas de los ríos
Calvas,Santa,Chuquicarca,Ocoña.Tambiénseexplotaronlosríos
de otros valles como el Marañón, Santiago de la Montaña,
El cobre imprescindible
Aguarrica, Morona y Chachapoyas. Fue el oro del río Chinchipe el
que más se explotó en la época precolombina ...”
Para Walter Alva: “... La explotación aurífera de extracción
simple se basa en las arenas auríferas de San Ignacio, Chinchipe
y Alto Marañón ...” Cieza de León nos habla de depósitos
detríticos en las arenas de los ríos Carabaya y Sandia. Posnansky
mencionaantiquísimasexplotacionesríoabajodeMachuPicchu.
Aguilar Revoredo sitúa depósitos auríferos filonianos o prima-
rios que fueron trabajados en la antigüedad en: Apurímac,
Cotabamba, Colquimarca (Cajamarca), Ica, Nazca, Pataz y
Paucartambo.
Cultura Chimú. Cuenco de cobre laminado, martillado y embutido, revestido
de arcilla con incrustaciones de concha o hueso y piedras semipreciosas.
Representación de animales mitológicos con tocado dispuestos en tres
círculos, siendo el círculo del centro distinto a los otros dos. Tamaño de 21
cm.
10
L
os hallazgos que revelan la utilización más temprana
de la plata en el mundo andino demuestran que fué
usada como elemento aleante del cobre y del oro y
para la fabricación de objetos con fines ornamentales.
Fechada en 1000 a.C.(Período Inicial), se encontró una
pequeña pieza con forma de cuenta, en el sitio de Malpaso,
valle de Lurín. Su análisis indica que puede tratarse de una
aleación natural (no intencional) de cobre en 41% y plata en
45%. Provenientes de una fecha más avanzada, ya en el Hori-
zonte Temprano, Fase Kuntur Wasi, en 700-450 a.C., la Misión
Arqueológica de la Universidad de Tokio encontró en Cerro La
Copa, Cajamarca, veintiún laminillas repujadas de plata, en for-
ma de ave, con una composición de 70% de plata y 30% de
oro.
De acuerdo al mapa minero de la plata establecido en 1984
por Víctor Ohem, se encuentra en “... Una franja de 80 a 200
km. desde Cajamarca hasta Bolivia y Chile. En el sur, el ancho de
la franja argentífera se ensancha con el ancho de la Cordillera y
siempre se mantiene a más de 40 km. de la costa ...” Aunque
los antiguos peruanos no podían tener esta visión de conjunto
del recurso, buscaron la plata en muchos lugares de los Andes
Centrales.
G. Petersen nos habla sobre la forma en que se manifiesta
físicamente el mineral, lo que permite deducir que esta tarea no
fue fácil: “... La plata en estado libre es difícil de detectar y
reconocer ya que su apariencia arborescente se asemeja más a
unas raíces ennegrecidas, casi negras y secas. La plata no se
encuentra en pepitas o trozos sino en delicados filamentos y
hojas formados por la oxidación y descomposición de las menas
de plomo y plata ...”
El cobre nativo tiene un color entre morado verdoso o
verde oscuro que, una vez que se raya o frota muestra su
aspecto amarillento rojizo de cobre puro. Revisemos con Palo-
ma Carcedo las principales localizaciones geográficas del mi-
neral hoy conocidas:
“… El cobre en el Perú se encuentra en casi toda la región
andina, en las estribaciones de la Costa del Pacífico. Dentro de
los primeros 30 km. no se encuentran yacimientos de cobre.
Existen pocas excepciones a esta regla, como por ejemplo, la
zona sur de Lima. Las áreas más conocidas de yacimientos en
la Cordillera Occidental son: Toquepala, Cuajone, Cerro Verde y
otras minas de Tacna, Moquegua, Arequipa, Junín, Piura y
Cajamarca ...”; hay localidades, hoy en territorio chileno, que
son también importantes fuentes de mineral de cobre, como
Chuquicamata y otros yacimientos.
Hay yacimientos de cobre en los que varían las caracterís-
ticas de presentación y asociación del mineral: “… Se le ob-
serva en zonas de tactita como en Las Bambas, Apurímac,
Cordillera Blanca y Cusco; como depósito estratiforme en ca-
pas rojas en Rosales, Puno, Laude y Apurímac; como filones en
Acarí, Lima e Ica; se encuentra también puro o asociado a la
plata y en depósitos minerales complejos como en Cerro de
Pasco y en La Libertad ...”
Las investigaciones de Heather Lechtman demostraron que
los antiguos peruanos identificaron a la costa norte como rica
en minerales de cobre. En lo que se refiere al altiplano, desta-
có los yacimientos de cobre y plata alrededor del Titicaca.
Es pertinente hablar en plural de minerales de cobre, ya
que según testimonios encontrados, en el Perú antiguo se
utilizó malaquita, azurita, crisocola, atacamita y cobre nati-
vo, que se encuentran más cerca de la superficie, tanto en la
sierra como en la costa. En un nivel más profundo, se encuen-
tra, entre otros, la calcosina. Por las repercusiones que como
veremos tendría para el trabajo metalúrgico preincaico, sobre
todo en la costa norte, es necesario señalar que, a medida en
que se avanza hacia niveles más profundos del yacimiento, el
mineral puede contener importantes cantidades de arsénico,
lo que habría llevado al descubrimiento fortuito del bronce
arsenical.
La plata omnipresente
11
Para Heather Lechtman: “... La plata abundaba en la
superficie del Perú, tanto en forma nativa como en menas
complejas, (asociada a otros minerales) más que en ningún
otro país sudamericano y los depósitos de menas de plata
eran cuatro veces más abundantes que los de oro en Améri-
ca del Sur. Ya en la época precolombina había gran cantidad
de yacimientos argentíferos, siendo los lugares de explota-
ción: Huaraz, Cusco, Chincha, Guanesa (Huánuco), Tarapacá
y en la zona sudoeste de Bolivia… En el Perú se da una
mezcla de menas que contienen plata, plomo y cobre. Es
difícil distinguir entre depósitos de plomo argentífero y de
cobre argentífero. Depósitos de este tipo fueron trabajados
por su contenido de plata en Cajamarca, La Libertad, Ancash,
Junín, al este de Lima, al este de Huancavelica ...”
Según Pérez Arauco, los principales yacimientos de plata
explotados desde la época pre-Incaica en el territorio de Cerro
dePascofueron:Colquijirca,CerrodePasco,Vinchus,Huaraucaca
y Yanacancha.
Finalmente, recogemos la distribución geográfica planteada
por Carcedo que sitúa por regiones las zonas productoras de
plata conocidas por los antiguos peruanos: “... En la Costa
Norte:Tumbes;enlaSierraNorte:Cajamarca,(vallesdelChinchipe
y del Marañón y Chota); en la Sierra Central: Colquijirca, en
Cerro de Pasco; en la Costa Sur: Chincha; en la Sierra Sur: Cusco;
Puno (San Gabán, Etasmayo, Llamillari, Pilcomayo, valles del
Chinihuaya y del Carabaya) ...”
Cultura Huari Tardío. 600 - 750 d.C. Par de ojotas de plata de Churunga,
La Victoria, Arequipa, hechas en una sóla lámina recortada y calada,
sujetándose los cordones mediante una ranura en la plantilla de las
sandalias
12
El plomo funcional
S
abemos que el plomo y la plata suelen presentarse
asociados en vetas complejas, pero es recién en los
años 1982/83, gracias a los trabajos del Proyecto
Arqueólogico del Alto Mantaro, en la sierra central,
que se puso en evidencia el uso específico del plo-
mo para la fabricación de objetos. Este hecho tiene de
particular que parecería tratarse, entre los lugares
excavados en el Perú, del hallazgo del mayor número de
piezas de plomo metálico hasta ahora encontrado. La
El estaño tardío
L
a expedición de Hiram Bingham a Machu Picchu en
1912 llevó a la luz de la investigación una gran canti-
dad de objetos de lo que se denomina bronce estañífero,
es decir, hechos a partir de cobre y estaño.
En los Andes Centrales, el óxido de estaño o casiteri-
ta, como se le conoce mineralógicamente, se da en depósi-
tos situados en el altiplano peruano y boliviano y en el
noroeste argentino (Cordillera Real).
“… En la época prehispánica, tanto en el Perú como en
Bolivia, se debió obtener casi de la superficie ... ” sostiene
Carcedo y nos ilustra sobre la ubicación y formas de pre-
sentación de la casiterita: “... En estado puro es blanca pero
normalmente se presenta contaminada con hierro, lo que le
da un colorido marrón o negro. Es un óxido muy estable y
tiene una alta gravedad por lo que se le puede recoger en los
ríos o en las arenas aluviales al igual que el oro. Se encuen-
tra ya sea en vetas o en depósitos de placeres”.
“En el Perú se encuentra en los placeres flu-
vioglaciales como San Antonio de Poto y Ancoca-
la; en vetas auríferas en Pachaconas y Apurímac;
en filones con minerales complejos de cobre en la
cordillera sudoriental de Carabaya y Puno. Exis-
ten mineralizaciones aisladas de la región cuz-
queña y en la sierra central …”
Mientras que los minerales de oro, cobre y
plata fueron conocidos, buscados y trabajados
por los antiguos peruanos mucho tiempo antes
de la Era Cristiana, la casiterita aparece de ma-
nera más tardía, alrededor de los años 600 d.C.,
en los trabajos del metal.
Su utilización con el cobre, para obtener el
bronce estañífero, marcaría de manera distintiva
la producción metalúrgica de las culturas que se
desarrollaron en el escenario de la sierra sur, du-
rante los ochocientos últimos años de la era
preincaica y todo el período del incario.
manufactura de las piezas dataría de los últimos qui-
nientos años de la era preincaica y por cierto también
del Incanato.
De fecha tan reciente como 1994 data el estudio he-
cho por E. Howe y U. Petersen en base a objetos, lingotes,
menas, escorias y desechos provenientes de los sitios de
la zona alta del valle. Los análisis parecen mostrar que el
plomo se obtuvo a partir de menas argentíferas de plomo
provenientes de la zona de Jauja-Comas.
Vetas profundas amplia (A) y angosta (B) ilustradas por Georgius Agrícola
13
Mineros en la era preincaica
P
udieron ser muchas las motivaciones que llevaron a
los antiguos peruanos a buscar minerales y a conver-
tirse en mineros. Mencionaremos las que probablemen-
te fueron decisivas. Desde épocas remotas habían utili
zado elementos de la tierra para obtener pigmentos y pin-
turas con fines utilitarios y estéticos: decoración de ceramios,
hábitat, lugares de culto, vestimentas e incluso con fines cos-
méticos en el cuerpo. Tenían un interés de carácter tecnológico
cuandoesperabanencontrarparasusherramientasalgunascuali-
dadesespecialesquenohabíanhalladoenlaspiedras,aunqueno
dejaranaéstasdelado.Losnuevosmaterialesofrecíanpropieda-
des o ventajas como la resistencia, la densidad, la maleabilidad,
la ductilidad, el sonido, la capacidad de ser fundidos. Final-
mente, la necesidad de encontrar nuevas materias para la ela-
boración de objetos a los que investirían de un significado de
respeto y de culto, resumiendo simbólicamente sus más pro-
fundascreencias.
Hacia la época histórica que nos ocupa, el hombre ya
conocía el efecto del fuego sobre algunos materiales. De ma-
nera prácticamente fortuita y yendo de un descubrimiento a
otro, aprendió que su acción sobre los materiales, especial-
mente la aplicación del calor a la tierra y a las piedras (algu-
nas de las cuales contienen óxidos), generaba un resultado
adicional al previsto y la obtención de un producto nuevo que
le podía ser útil. Nos dice Carcedo: “... Es muy posible que así
fuera y que al ser usados los óxidos como pintura para resaltar
los diseños en las cerámicas, al entrar en contacto con el
calor de los hornos, se formaran unas bolitas pequeñas en el
fondo de la cerámica que eran gotas de metal de cobre, es
decir, cobre metálico ...”
Así pues, aunque no se conozca con precisión el momen-
to en que adquiere el concepto de producción del metal a
partir del mineral, el hombre preincaico emprende
intencionalmente la búsqueda de la materia prima mineral.
La exploración
L
a etapa de exploración es aquella en la que se buscan
y se califican los recursos, basándose en algún modo
de reconocimiento. Al inicio, como acota De Lucio, “…se
trabajaron placeres aluviales y afloramientos de metales
en estado nativo…” Con el bagaje de sus percepciones y
aprendizajes iniciales, el minero de entonces fue avanzando en
los modos de detección de la presencia de minerales. Algunos
de éstos se revelarían por su brillo o color específico (amarillo-
oro, verde-cobre, azul-azurita). En otros casos, era necesario
observar la asociación con otros elementos del entorno, como
la forma y coloración de los cerros.
Aunque no abunda información sobre el origen de las mate-
rias primas vinculado a la existencia de minas, muchos coinci-
den en que el hombre preincaico supo dónde podía hallarse un
depósito de mineral, guiándose por el color de la superficie de
los cerros. Después de sucesivas experiencias, llegó a identificar
el color rojizo de la tierra como una señal de presencia de mine-
rales. En otros casos también podría reconocer los colores ama-
rillento, blanco o negro.
Nos dice Carcedo al respecto: “... En la antigüedad, el
paisaje y el color de la tierra serían los buenos indicadores.
Los yacimientos de minerales son reconocidos exteriormente
porque la tierra tiene un color rojo bermellón, concho de
vino o cobrizo, producto de los minerales de hierro (también
presentes) que, por hallarse cerca de la superficie, están so-
metidos a los efectos oxidantes de la atmósfera. A estos aflo-
ZONA DE SULFUROS
PRIMARIOS
CALCOPIRITA
PIRITA
ZONA DE
ENRIQUECIMIENTO
DE SULFUROS
SECUNDARIOS
ZONA ENRIQUECIDA
POR OXIDACION
ZONA DE
LIXIVIACION
LOS MINERALES
SOLUBLES HAN SIDO
SEPARADOS
MALAQUITA
AZURITA
CUPRITA
COBRE NATIVO
CRISOCOLA
CALCOSINA
COVELINA
BORNITA
CALCOPIRITA
PIRITA
SUPERFICIE AMBIENTE DESERTICO
CUBIERTA DE HIERRO
14
La extracción
J
orge Zevallos Quiñones se refiere a la “… enorme com-
plejidad que hubo de tener la minería extractiva …” para
el hombre precolombino. Ello explicaría que durante mu-
chísimos años la extracción de los minerales se hiciera
literalmente “al pie de la veta”, sin construir una estruc-
tura física de explotación.
Según Carcedo, el antiguo minero “… hizo pequeños
cateos de pozos no muy profundos y trincheras, determinados
por lo que podían aguantar los hombres en las rudimentarias
condiciones en que trabajaban, sin ventilación e iluminación
apropiadas. No se sabe de minas precolombinas con túneles
profundos y complicados sistemas de ventilación …”
De Lucio asevera que “… se practicaron galerías subterrá-
neas para la extracción de los minerales y en algunos casos se
usó el entibado, con maderos de quinual …” Refiere el testi-
monio de Petersen de “… haber visto algunas galerías en
aventaderos que llegan a tener hasta un metro de ancho por
30 o 40 metros de longitud …” y el de Jaime Fernández
Concha en el sentido que “… estas galerías podían llegar,
excepcionalmente, hasta 80 metros de profundidad …”
ramientos oxidados que son la parte superior de un yacimien-
to se les llama “sombreros de hierro”, o colorados, o pacos,
en lengua quechua ...”
Labúsquedadelantiguominerosefuediversificandoporque
suexperiencialeenseñóqueeracapazdeidentificaryencontrar,
T
enemos que situarnos prácticamente en los últimos
años del siglo XX para que, gracias a los descubri-
mientos arqueológicos de Batán Grande, en
Lambayeque, realizados por el profesor Izumi Shimada
y su equipo, contemos con referencias detalladas de
los sitios de extracción de minerales y de cómo fueron las
antiguas minas, en este caso correspondientes a la explota-
ción que realizaron los habitantes de la Cultura Sicán, entre
el 750 y el 1150 d.C., en el Intermedio Tardío.
Estos importantísimos hallazgos revelan la existencia de
un sistema organizado de producción que, en términos de
nuestros días, podríamos calificar de complejo minero ya que
allí se dieron, en una misma zona geográfica, las fuentes de
materias primas, las rutas de comunicación y transporte, los
patios de trabajo, los talleres de fundición y los talleres
artesanales.
En un radio no mayor a 6 km. y unidas por caminos, se
encuentran varias minas. El conjunto de Batán Grande com-
prende: la de Cerro Blanco, que se califica como la única mina
prehispánica reconocida como fuente de minerales de cobre;
la de Cerro La Plata, que se explotó a la vez en tajo abierto y
mediante galerías subterráneas; la mina de Cerro Mellizo, rica
en minerales arsenicales; la de Cerro León, rica en óxidos de
hierro que sirvieron de fundentes, y finalmente, la mina de
Cerro Barranco Colorado.
Esta última fué descrita por Shimada en 1994: “… Los an-
tiguos mineros removieron el material comenzando por la cima
y descendieron gradualmente hasta el centro de la montaña.
Así, aunque la abertura de la cima tenía una trinchera de menos
de 1.5 metros de ancho, se extendía casi unos 100 metros hacia
debajo de la ladera. La mina tenía por lo menos 40 metros de
profundidad y se ensanchaba por dentro hasta 8 o 9 metros, a
tan sólo 3 o 4 metros de la entrada y a partir de esta especie de
cámara subterránea se descendía a un profundo pozo vertical;
con estacas de madera y escalones excavados en la pared del
mismo, el cual aún no hemos explorado ...”
El estudio de estos sitios ha permitido identificar varios
métodos de extracción. Nos dice Carcedo: “… Cuando la zona
Las minas antiguas
nounosinovariosminerales.Esoportunorecordar lareferenciade
Lechtmanalosdepósitosdecobreyplomoargentífero;yPetersen
concuerda en que“... Probablemente muchas menas de plata fue-
ron encontradas por los mineros que buscaban menas de cobre en
los sombreros de hierro ...”
15
mineralizada se hallaba expuesta muy cerca de la superficie,
los antiguos mineros la explotaron mediante pozos circulares
de 2 a 3 metros de diámetro; aunque también había de 30
metros de largo, 13 metros de ancho y 3.5 a 4 metros de
profundidad. Empezarían la explotación por lo que estuviera
más cercano a la superficie, buscando la veta rica en minera-
les y haciendo una selección de la veta en el lugar mismo.
Irían penetrando siguiendo la veta hacia el interior hasta lo
que físicamente fuera posible y las condiciones del socavón
permitieran.
Se empleaban por separado o en forma combinada, gale-
rías verticales, túneles y la extracción a tajo abierto, según
fueran las características de la mineralización, la escala de la
explotación y las necesidades …”
El estudio de las minas antiguas revela que la labor física
de extracción del mineral se hizo básicamente con martillos y
picos de piedra, lo que se puede deducir por las huellas de
puntos en los muros que corresponden a marcas dejadas por
instrumentos de piedra. Para conocer un poco más acerca de
esta tarea es importante referirse al testimonio del Hombre
de Cobre, hallado en el desierto de Atacama, al norte de Chi-
le.
En 1899, en Chuquicamata y más precisamente en la mina
llamada Restauradora, se encontró en muy buen estado de
conservación el cuerpo momificado y los instrumentos de un
minero que murió mientras trabajaba una veta. Estos restos
fueron fechados hacia 600 d.C. y actualmente se encuentran
en el Museo de Historia Natural de Nueva York. El hallazgo es
muy rico en información sobre las características y condicio-
nes del trabajo minero. Revisemos con Carcedo algunos deta-
lles del mismo:
“… Ocurrió un derrumbe mientras trabajaba en un soca-
vón no muy alto, con espacio para arrastrarse y trabajar de
costado. Debía aprovechar las grietas naturales para ubicar el
mineral de cobre y obtener las concentraciones. Se encontra-
ron todas sus herramientas consistentes en: cuatro martillos
enmangados, un azadón con hoja de piedra y la manija que-
brada, un azadón de madera o rastrillo (al cual le falta el
mango), dos palitos de madera, una bolsa de cuero crudo de
llama, cuatro cestos en espiral incompletos, fragmentos de
cestería y una correa de cuero …”
En cuanto a la técnica de extracción, el Hombre de Cobre
debió “… usar el martillo con ambas manos y a una distancia
determinada. Para romper y seleccionar el mineral este mine-
ro debió usar martillos sin mango, percutores que pulveriza-
rían aquellas porciones de roca que no le sirvieran. La diferen-
cia de peso entre los martillos no enmangados sugiere que el
minero los utilizaba dependiendo de la dureza de la roca y del
tamaño al que él quería reducir el material. Todos los marti-
llos eran de andesita, parcialmente pulidos y la forma de al-
gunos de ellos ligeramente modificada mediante una tosca
percusión. La pala, azadón o rastrillo de madera pudo servir
para recoger el mineral del suelo que una vez roto y seleccio-
nado se metía en las canastas. El resto de los instrumentos en
madera son unos palitos alargados que servirían como cuñas
en los muros de la veta y poder así remover la roca. La bolsa
de cuero y los cuatro cestos bien pudieron tener la función de
transportar el material del interior del socavón al exterior;
una técnica que parece haberse mantenido durante siglos fué
la de transportar el mineral en el saco de cuero, a las espal-
das, sostenido a la cabeza con una correa o cinta ...” (deno-
minada “capacho”).
Gracias al uso de la fuerza humana o mediante animales
de carga como las llamas, el mineral era transportado a un
lugar en donde pudieran llevarse a cabo las tareas subsi-
guientes.
Cuerpo momificado del
«Hombre de Cobre».
Chuquicamata, Chile. Foto
Paloma Carcedo
16
Avanzando en el beneficio del mineral
U
na vez que las rocas buscadas habían sido extraídas
de su veta, filón o contexto de origen, el antiguo
minero tuvo que manipularlas para darles un tamaño
más pequeño y un formato más manejable, es decir,
lo que hoy día denominamos procesos de chancado,
molienda y trituración. Al respecto nos dice De Lucio: “…
Los métodos de laboreo eran primitivos ya que no se contaba
con herramientas de hierro (como en el Viejo Mundo) ni con
explosivos (como en los tiempos modernos) y el trabajo se
basaba en la fracturación de las rocas por medio de un calen-
tamiento seguido por un brusco enfriamiento …” Una parte
de este trabajo pudo haber sido hecho en el mismo socavón,
o al pie de un tajo abierto, o bien en un terreno o cancha
contiguo al yacimiento.
Paloma Carcedo afirma que: “… en el Perú no hay ejem-
plos de molinos de piedra precolombinos utilizados para la
trituración del mineral …” y proporciona una descripción de
esta etapa del beneficio que, aunque alude a épocas poste-
riores, refleja la manera en que pudo haberse manejado el
mineral después de su extracción: “… Una vez recopilado el
mineral se continuaba con las labores de trituración y molien-
da que se hacían afuera de la mina, llamadas en el Perú
“pallaqueo” porque en época colonial y hasta hace poco lo
hacían las mujeres, es decir, las pallas. La función era separar
la mena de la ganga (impureza del mineral que no sirve para
el metal y que se descarta) para no tener que transportar
tanta carga innecesaria …” (a los lugares donde se cumpliría
el proceso metalúrgico).
La técnica de la trituración bien podría describirse a partir
de un testimonio fotográfico tomado por Petersen en la Rin-
conada de San Francisco, departamento de Puno, en el que
se observa a dos hombres “… triturando menas de cuarzo
aurífero mediante una enorme piedra a la cual va sujeto me-
diante cuerdas un palo lo suficientemente largo que pueda
hacer de balanza para triturar el mineral. El trabajo se hace
simultáneamente hacia arriba y hacia abajo. Este mismo di-
seño de moliendas las publica Alonso Barba en su “Arte de los
Metales” de 1640 …”
Una vez culminada esta fase, el mineral ya se encuentra
preparado para pasar al procesamiento metalúrgico.
Culturas y era metalúrgica
A
diferencia de lo que ocurre en el Viejo Mundo, en el
que el uso y el desarrollo los metales responde a los
propósitos de la guerra (fabricación de armas) y a las
necesidades de transporte, locomoción u otros fines
utilitarios, para los habitantes de los Andes Centrales’
los objetos metálicos debían ser portadores de significados y
de creencias y a sus ojos cumplían una función simbólica,
ritual y religiosa.
Con algunas variaciones en sus patrones funerarios, las
culturas precolombinas nos han dejado testimonios de la
importancia que para ellas tenía el concepto “metal-riqueza”.
Los Salinar (400 a.C.-0) enterraban a sus muertos con el cuer-
po extendido y casi siempre una lámina de oro en la boca. Las
tumbas de los Vicús contenían objetos de metal y piedras
preciosas como turquesas y lapislázuli. En Paracas Necrópo-
lis, se hallan los cuerpos sentados, con brazos y piedras
flexionados, y pequeñas placas de oro en algunas partes del
cuerpo. Los enterramientos Mochica se hacen con el cuerpo
Martillo de granito
enmangado.
Chuquicamata, Chile,
Foto Paloma Carcedo
17
extendido y trozos de metal fragmentado en la boca y en las
manos. Las ofrendas funerarias de los Chimú comprendían lá-
minas de metal, de cobre o aleaciones, que se ponían gene-
ralmente en la boca, las manos y cerca de los pies del indivi-
duo. En Ancón Necrópolis, bajo influencia de la Cultura Wari,
las tumbas de personajes distinguidos contienen plumas y
frontales de oro y plata, láminas de oro en el lugar de los ojos
de la falsa cabeza, orejeras de plata o cobre y vasos repujados
de plata.
Ya sea en los espacios de culto, como ofrenda a los dio-
ses, o en sus enterramientos, como el bagaje de los que dejan
la existencia terrenal hacia una vida posterior, la mayoría de
las culturas precolombinas ha dejado invaluables muestras
del trabajo de los metales.
En este sentido, la metalurgia de los Andes Centrales no
sólo se convertiría en un conjunto de técnicas, sino fue un
empeño por plasmar conceptos complejos, una dedicada la-
bor de manufactura que buscó la perfección y un arte que
hasta hoy conserva aspectos que no han logrado ser elucida-
dos. Como expresa Izumi Shimada “…La metalurgia del Nue-
vo Mundo evolucionó sin hierro y sin el uso de fuelles y otras
características comúnmente vistas como esenciales …”
Paloma Carcedo resume lo que caracteriza una era metalúr-
gica: “… Se separan y purifican los metales; se distinguen los
óxidos y se reducen los sulfuros; se realizan aleaciones y se
utilizan con diversos fines. La fundición es un simple calenta-
miento de los metales nativos en un horno con crisoles hasta
derretirlos; en estado líquido pasan a lingoteras o determina-
dos moldes. La aleación es la mezcla de dos o más metales,
normalmente por calentamiento,
hasta que se funden …”
En los inicios “… hubo una
técnica muy popular que consti-
tuyó el primer proceso de tosta-
ción y reducción, (que al no ne-
cesitar muy elevadas temperatu-
ras), no requería hornos (se uti-
lizaban las “huayras”) y consis-
tía en quemar y reducir depósi-
tos de superficie con menas ricas
en plata y a veces con plomo, ha-
ciendo por la acción del calor que
la plata se derritiera y corriera como
ríos”. Petersen también ilustra
el procedimiento: “… La
plata así se obtenía en un
principio en el mismo ya-
cimiento por medio de la
aplicación del fuego en ho-
guera abierta. El calor producido alcanzaba temperaturas su-
ficientes para fundir la plata, es decir, el proceso de fundición
sería relativamente fácil por fusión con fuego directamente
…”
Se han establecido tres grandes tramos cronológicos de la
metalurgia precolombina. En ellos señalaremos la presencia
de las culturas más representativas.
N Durante el último milenio a.C. (Horizonte Temprano),
se trabajaron los metales oro y cobre, tanto en frío como
Horno de fundición o
«huayra» (según Alonso
Entierro Salinar en la Caleta de Puémape. En cuanto a los patrones funerarios, los cadáveres se encuentran en posición extendida inclinados
sobre el lado derecho, envueltos con telas y rodeados de cerámica, adornos personales y casi siempre una lámina de oro en la boca
MAMAMAMAMATESTESTESTESTESAMARRESAMARRESAMARRESAMARRESAMARRES
TEXTILTEXTILTEXTILTEXTILTEXTIL LAMINALAMINALAMINALAMINALAMINA
DE COBREDE COBREDE COBREDE COBREDE COBRE
L
L
L
L
L
L
18
mediante las primeras fundiciones. Notables exponentes de
esta etapa son las piezas de oro de las Culturas Chavín (1500-
150 a.C.) y Kuntur Wasi (Fase La Copa y Fase Kuntur Wasi,
800-250 a.C.).
N En los comienzos del primer milenio d.C. (Intermedio
Temprano) se ubicarían las piezas aleadas de cobre-oro, co-
bre-plata y cobre-oro-plata, de altos y bajos quilates, alea-
ciones denominadas “tumbagas” binarias o ternarias. Las pie-
zas fueron usadas como ornamentos personales y objetos ri-
tuales. Los mejores exponentes de esta etapa son los objetos
hechos de tumbagas binarias de la Cultura Vicús (200 a.C.-
100 d.C.) y de tumbagas binarias y ternarias de la Cultura
Mochica (100-700 d.C.). Por su pericia en el manejo de las
tumbagas, se suele considerar a los Mochicas responsables
del gran auge de las aleaciones.
N “… A finales del primer milenio d.C. (entre el Horizonte
MedioyelIntermedioTardío)seestabadandolaexpansióndelos
bronces,aleacionesdecobre-arsénico,cobre-estañoycobre-arsé-
nico-estaño,reemplazandoalcobrecomoelmetalutilitariousado
en todo el Perú y las regiones vecinas …” Durante el Horizonte
Medio,laCulturaTiahuanaco(600-900d.C.)trabajalasaleaciones
binariasdelcobre-arsénicoycobre-estañoaqueserefiereShimada.
Durante el Intermedio Tardío y con técnicas que posteriormente
seránretomadasenelIncanato,tienenespecialnotoriedad:laCul-
tura Sicán (750-1150 d.C.) que maneja las tumbagas binarias y
ternarias y desarrolla con maestría las piezas aleadas de cobre y
arsénico;ylaCulturaChimú(1100-1450d.C.),alcanzandolaexce-
lencia en el trabajo metalúrgico, produce metales puros, cobre
arsenicalytumbagasbinarias.
Siempre en el Intermedio Tardío y poco antes que se dé el
proceso hegemónico incaico, señalaremos la importancia de la
Cultura Ica, con su trabajo en tumbagas binarias, ternarias y en
cobre arsenical; y la Cultura Wanka, con la producción de obje-
tos de plomo y de bronces arsenicales y estañíferos.
Espacios y procesos de la metalúrgica
U
na vez identificadas las culturas que ostentaron un
liderazgo en el trabajo de los metales, veremos cómo
trabajaron los metalurgistas, no sólo en lo que toca
al tratamiento específico de los metales, sino consi-
derando lo que pudieron ser sus patrones de produc-
ción, el entorno de la actividad, los talleres y herramientas y
los recursos energéticos.
Carcedo nos dice: “… La mayoría de los objetos preco-
lombinos no está confeccionada de metales puros sino que
contienen cantidades pequeñas de cada uno; el manejo de las
proporciones dependía del artesano y de su conocimiento del
uso simbólico del objeto. Las piezas fueron hechas pensando
en su “color final”. Hay una diferencia entre la “apariencia
externa” y la “composición interna” que va a determinar el
desarrollo de las aleaciones. Esto concierne especialmente a
las piezas de uso ceremonial o de status, más que a las de uso
práctico …”
Resumiendo los conceptos que arrojan los estudios de
Shimada, revisemos las ventajas técnicas que llevaron a los
metalurgistas precolombinos a hacer lo que él llama el “uso
persistente” de las tumbagas binarias o ternarias: 1) la mez-
cla ennoblece al metal que es menos precioso; 2) se hace un
uso rentable del metal noble (oro) que es escaso; 3) se pro-
porciona mayor estabilidad química al cobre; 4) se pueden
fabricar láminas, lo que es muy propio de las culturas de la
costa norte peruana; 5) se reducen las temperaturas necesa-
rias a la fundición, consiguiéndose un ahorro en combustible
y en energía; 6) es posible obtener una nueva gama de colo-
res, sonidos y propiedades mecánicas que respondan a la
intencionalidad de fabricación de la pieza; 7) aún cuando se
usa una menor cantidad del metal más noble, queda satisfe-
cho el requisito de que el objeto contenga oro, lo que es muy
importante desde el punto de vista cultural y espiritual.
Para tener una visión de cómo fué la organización del
trabajo metalúrgico precolombino, revisaremos con Paloma
Carcedo lo esencial de los testimonios encontrados por
Shimada, Epstein y su equipo, quienes descubrieron y
excavaron el sitio de Cerro de los Cementerios en Lambayeque,
correspondiente a la época Sicán. Hoy por hoy es reconocido
como el único centro metalúrgico de fabricación de objetos
de cobre arsenical, a gran escala (o escala casi industrial), de
todo el continente americano.
19
Los talleres
generalmente los lugares donde se hacía el fundido y proba-
blemente el vaciado, estaban separados de los sitios donde se
manufacturaban los objetos metálicos. Según Shimada, se
han encontrado talleres de martillado, recocido, corte y mo-
delado (en lugares aledaños) donde se fabricaban adornos
personales …”
... Todo estaba organizado por talleres y por sectores
de calentamiento, fundición, refundición, vaciado,
refinación. Se encontraron más de 100 hornos de fundi-
ción de menas de cobre arsenical, de los cuales se han
excavado más de 40. Los talleres comprendían una fila
Los hornos
... Los hornos tienen forma de pera, de no más de 30
cm. de largo por 25 cm. de alto, 25 cm. de profundidad
y 10 cm. en la parte más ancha de la chimenea y con una
capacidad de cerca de 1.5 a 3.0 litros. Estaban hechos
de arcilla refractaria que podía soportar más de 1300
y 1100 grados, siendo ello suficiente para reducir los mine-
rales y mantener la escoria derretida. Eran hornos muy pe-
queños pero diseñados así para poder tener una atmósfera
reductora, ya que no se utilizaron fuelles …”
Los hornos estaban alineados en la dirección del viento
para disipar los gases nocivos y el calor.
“
“
de tres a cuatro hornos … ” Afirma Duccio Bonavia “…
grados aunque las temperaturas alcanzadas fueron entre 1000
Cultura Sicán Tardío 1100-1400
d.C. Hornos de Fundición. Pareja
de hornos de fundición en forma
de pera del Cerro de los
Cementerios, Batán Grande, Costa
Norte
20
l aire era aprovechado mediante dos sistemas. El
primero, usando su curso natural, para lo que se
necesitaba una fuerza del viento muy bien dirigida.
El segundo, con aire generado artificialmente; la
fuerza de la entrada del aire era obtenida a base de
Energía natural y humana
“Esoplar con cañas, es decir, por la fuerza pulmonar. Las cañas
llevaban en su extremo un instrumento de cerámica conocido
como “tobera” que entra en el horno metalúrgico pues la fuer-
za de inyección del aire tiene que ser muy directa y precisa para
lograr alcanzar los grados requeridos en la fusión de los minera-
El combustible
“
... Fué obtenido fundamentalmente del algarrobo que
había en abundancia en la zona, por ser excelente en
mantener el calor por largo tiempo. Necesitaban gran
cantidad de combustible en cada fundición o reduc-
ción, ya que se consumía unas tres o cuatro veces más
debió comenzar la tala de los bosques norteños dado que la
cantidad de combustible que se necesitaba para estas tareas
debió ser considerable …”
Felipe De Lucio agrega otros tipos de insumos utilizados
por los antiguos metalurgistas: “… No se servían directamen-
te del carbón de piedra para la fundición. El combustible utili-
zado consistía en materiales de origen vegetal y animal: leña
de guarango, quinual, quishuar, yareta, turba, ichu, excre-
mento de llamas y alpacas …”
de éste que de minerales en cada carga de horno. Se deposita-
ba primero el carbón de algarrobo, se precalentaba el horno y
una vez efectuada esta operación, se echaba la carga de mine-
ral …” Para Duccio Bonavia “… Es en ese entonces cuando
les. Las toberas podían ser de tamaño y forma diferentes pero
el interior es igual en todas: se trata de canales con un ancho
no mayor de 8 mm. y no menor de 1 mm. Para mantener la
temperatura de 1000 a 1200 grados, se necesitaba por lo me-
nos la fuerza pulmonar de tres a cuatro operarios trabajando a
la vez en dar aire. En la época Sicán, esta fuerza no fué lo
suficientemente fuerte como para que se derritiera todo el
metal y formara en la parte inferior del horno un lingote; más
bien se formaron “prills” o perlas que son gotas de metal atra-
padas en la escoria”.
Cultura Moche.
Representación de un
horno
de calentamiento
abierto circular. Foto
Paloma Carcedo
21
Los instrumentos
“
Como parte de los talleres de
fundición se han encontrado dos
o tres batanes, de aproximada-
mente 1 m. de largo por 80 cm.
Resultado del proceso
“
... El resultado en el horno es el de una masa viscosa,
producto de los fundentes, el combustible y los mi-
nerales, con los prills de metal atrapados en ella. Esta
masa se depositaba en los batanes donde varios ope-
rarios la partían con la chunga y recolectaban a mano
lingote de la forma del crisol, en este caso plano-convexo.
Este lingote era metal ya exportable pero aún necesitaba otro
paso más de refinamiento para poder ser trabajado ya que
presentaba muchas impurezas. El proceso de refinamiento se
podía hacer en el mismo centro de fundición o en los talleres
de los artesanos orfebres …” A partir de los lingotes se fabri-
caron herramientas y ornamentos.
los prills descartando la escoria. Luego los ponían en un cri-
sol y de ahí iban a un horno donde se calentaban formando un
de alto, convexos, hechos de rocas
duras como diorita y granito, aso-
ciados con sus chungas o manos. En
los talleres de calentamiento, marti-
llado y forja se han encontrado res-
tos de crisoles, martillos y batanes
planos …”
CARGCARGCARGCARGCARGA DEA DEA DEA DEA DE
FUNDIFUNDIFUNDIFUNDIFUNDICICICICICIONONONONON
L
CHIMENEACHIMENEACHIMENEACHIMENEACHIMENEA
L
Hombres de Sicán soplando a
través de cañas para calentar
los hornos en Batán Grande.
Ilustración INC-Expreso
L
a intencionalidad simbólica de las piezas, el desarrollo
de las aleaciones y el patrón metalúrgico de diferen
ciar la composición interna y la apariencia externa de
los objetos propiciaron la aplicación de métodos de
tratamientoparalograrvariacionesdecolorenlassuperfi-
cies metálicas. Mencionaremos los más importantes, que empe-
zaronaserutilizadosporlosVicúsylosMochicayqueposterior-
mente se generalizaron con los Sicán y los Chimú.
Entre las técnicas que añaden un nivel de oro o plata a una
basedemetalestánlasdossiguientesquenosdescribeCarcedo:
N el “enchapado por reemplazo electroquímico”: los meta-
les nobles (como el oro y la plata) se disuelven en un baño
acuoso (el electrolito). Una vez disueltos, los iones de estos
metales se depositan en superficies de metales menos nobles
(comoelcobre)sumergidosenelelectrolito.Losmetalesmenos
nobles se cubren con una capa sumamente delgada del metal
más noble …” , y
N el “dorado por fusión”: consiste en aplicar un metal
derretido (casi siempre oro con cobre) en las superficies de un
objeto hecho de metal (de cobre o de una aleación en éste).Si
Maestría de las técnicas metalúrgicas
22
L
a labor orfebre de los antiguos peruanos se da incluso
antes de los desarrollos metalúrgicos que aquí se han
detallado; así lo atestiguan los testimonios legados por
las primeras culturas. Vaciar, colar, fundir, martillar, la
minar, dorar y platear superficies constituyenlastécnicas
básicas de la orfebrería del Antiguo Perú. Desde Chavín y Kuntur
Wasi que trabajaron el oro, se aplicaban varias técnicas como:
Cumbre artística en la orfebrería
r
(FUENTE: LIBRO SICAN 1995)
miento conjunto de los dos metales en la interfase …”
De las técnicas en que se logra un tratamiento químico de la
superficie de la aleación citamos:
N el “dorado o plateado por enriquecimiento”: es el trata-
mientodeunaaleaciónquecontieneplatauoroparaeliminarde
su superficie ciertos componentes no deseados (como el cobre)
conelfindedejarinsitueloloselementosqueconfierenelcolor
a la superficie (como la plata y el oro). La eliminación de los
componentes no deseados enriquece a los que permanecen. Es-
tando las aleaciones sumamente controladas y jugando con los
pasosdecoloraciónselograbaquelassuperficiesfuerandecolo-
res más oro o más plata …” , y
N el “dorado parcial de superficies o piezas bicolores: colo-
reandoselectivamenteunadeterminadaáreayprotegiendoconal-
gunagomalaquenovaasermodificada;ohaciendounaabrasión
selectiva en una pieza ya enriquecida superficialmente; o, final-
mente,haciendounbruñidoousodeácidosenalgunasáreaspara
produciruncontrastedecoloresconlasquenohansidobruñidas
o atacadas …”
Cultura Moche Temprano 0-300 d.C. Nariguera de oro y plata con cara
central embutida y flanqueada por 2 felinos repujados
la pieza se quiere dorar toda entera se tiene que sumergir en un
baño de oro derretido y si sólo se quiere dorar una parte de la
superficie, la aleación tiene que ser puesta encima a mano. En
cualquier caso, cuando el metal derretido corre sobre el sustrato
caliente,creaunafusiónyuniónfuertes,causadasporelderreti-
laminado,recortado,calado,embutido,repujado,cincelado,en-
gastado, uniones mecánicas, con alambres, mediante soldadura,
entreotras.Lamayoríadelastécnicasprimigeniasse mantendrá
y será aplicada por culturas contemporáneas y sucesivas a lo
largo de toda la era preincaica.
Los Mochica primero y luego los Sicán, fueron culturas
que aplicaron la totalidad de las técnicas orfebres conocidas
23
dida. A la Cultura Wari se deberá el burilado en metal; a los
Chimú, el satinado y el uso de plumas en la decoración de las
piezas.
En este último caso y como lo expresa Zevallos Quiñones
”… Más que “Cultura” se debe hablar de “Civilización” Chi-
mú: por el manejo de su metalurgia y enfatizando su orfe-
brería; por su abundante producción basada en técnicas he-
redadas; por la aparición de un alto artesanado que en sí
constituye un fenómeno social y por su metalística fina de-
dicada al manejo del metal sacro …” A la Civilización Chimú
le sucede, en el Horizonte Tardío y a partir de 1440, el Im-
perio Incaico.
A través del arte orfebre el hombre precolombino logró
expresar sus conceptos de creación, conservación y multipli-
cación de la riqueza. Trabaja los metales, valorizando aque-
llos que le son preciosos. Con ellos fabrica y decora objetos
destinados a honrar a los jerarcas que respeta y a las deida-
des en las que cree. Propicia la presencia de especialistas y
artesanos orfebres integrando grandes talleres en las ciuda-
des. Incorpora constantemente nuevas técnicas e innovacio-
nes en este campo de actividad. Se organiza para producir de
manera colectiva y a escalas cada vez mayores. Se preocupa
por replicar sus conocimientos y transferirlos a otras socie-
dades.
Esperamos que “EL HOMBRE Y LOS METALES EN EL PERU
ANTIGUO” haya alcanzado el propósito de lograr una mejor
comprensión del legado de esfuerzo que nos dejaron mine-
ros, metalurgistas y orfebres de la era preincaica.
Pectoral de oro en forma de «H». Oro laminado, repujado, burilado,
recortado y soldado. Aplicación de lentejuelas. Proviene de Huarmey
(en los Andes Centrales) a los metales y a las aleaciones. En
Huaca Rajada, Lambayeque, la excavación realizada por el pro-
fesor Walter Alva y su equipo en la tumba del Señor de Sipán,
dignatario de la jerarquía Moche, llevó a la luz del conoci-
miento mundial la magnificencia orfebre de una gran cantidad
de objetos: coronas, máscaras, pectorales, collares, brazale-
tes, orejeras, vasos de muy diferentes formas, discos repuja-
dos de gran tamaño, alfileres y cocaleros con figuras vacia-
das, instrumentos de música, etc.
Algunas otras culturas tuvieron interesantes contribucio-
nes en materia orfebre como, por ejemplo, Vicús, que intro-
duce las técnicas de filigrana, mosaico, recopado y cera per-
Ilustración que
muestra en forma
detallada toda la
parafernalia
hallada en la
tumba del Señor
de Sipán. En
cuanto al
vestuario y
ornamentos
pueden
observarse los
«faldellines»,
cobertores de
tela, ornamentos
de plumas,
tocados,
collarines,
gargantillas,
orejeras,
narigueras,
cascos con
plumaje,
sandalias,
estandartes,
láminas de oro,
así como finos y
estilizados
objetos de oro,
plata, cobre y
piedras preciosas
como turquesas,
lapizlázuli y
conchas del
norte de Ecuador.
Ilustración INC-
Expreso
24
NMANUAL DE ARQUEOLOGIA PERUANA
Federico Kauffmann Doig
Séptima Edición, Lima 1980
NHISTORIA DEL PERU
Varios autores
Colección Juan Mejía Baca
Tomo I, Primera Edición, Lima 1981
NORO DEL ANTIGUO PERU
Varios autores
Colección Arte y Tesoros del Perú
José Antonio Lavalle
Lima 1992
NPRIMEROS PERUANOS
Col. INC/Expreso
Editora Nacional, Lima 1999
NDE RE METALLICA
Georgius Agrícola
Dover Publications, Inc. New York
1950
NCERRO DE PASCO
Historia del Pueblo
Mártir del Perú - César Pérez Arauco
INC - Pasco - Primera edición 1996
Las ilustraciones del presente fascí-
culo provienen de estas fuentes bi-
bliográficas
NPLATA Y PLATEROS DEL PERU
Varios autores
Patronato Plata del Perú
Lima 1997
NCOBRE DEL ANTIGUO PERU
Paloma Carcedo Muro
Colección Apu - José Antonio
Lavalle
Lima 1998
NPERU, HOMBRE E HISTORIA
Tomo I - De los orígenes al siglo XV
Duccio Bonavia
Ediciones Edubanco, Lima 1991
Compania
de Minas Buena entura
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Fasciculo1

  • 1. 1
  • 2. 2 Indice del Fascículo I Pág. G Minería y huellas históricas 4 G Primeros hombres 5 y recursos de la tierra G El manejo de las piedras 5 G De las piedras a los metales 6 G Tiempo y alta cultura 7 G Los metales en los Andes del centro 7 G El oro deslumbrante 8 G El cobre imprescindible 9 G La plata omnipresente 11 G El estaño tardío 12 G El plomo funcional 12 G Mineros de la era preincaica 13 G La exploración 13 G La extracción 14 G Las minas antiguas 14 G Avanzando en el beneficio del mineral 16 G Culturas y era metalúrgica 16 G Espacios y procesos de la metalurgia 18 G Los talleres 19 G Los hornos 19 G Energía natural y humana 20 G El combustible 20 G Los instrumentos 21 G Resultado del proceso 21 G Maestría de las técnicas metalúrgicas 21 G Cumbre artística en la orfebrería 22 Publicación bimensual del Instituto de Ingenieros de Minas del Perú CONSEJO EDITCONSEJO EDITCONSEJO EDITCONSEJO EDITCONSEJO EDITORIALORIALORIALORIALORIAL Ing. Raúl Benavides Ganoza Ing. Felipe de Lucio Pezet Ing. Marco Fernández Concha Ing. Carlos Soldi INVESTIINVESTIINVESTIINVESTIINVESTIGGGGGAAAAACICICICICION Y REDON Y REDON Y REDON Y REDON Y REDAAAAACCICCICCICCICCIO NO NO NO NO N Ana María Rey de Castro L. D ID ID ID ID ISEÑO GRAFISEÑO GRAFISEÑO GRAFISEÑO GRAFISEÑO GRAFIC OC OC OC OC O Nelli Escudero PRE-PRENSPRE-PRENSPRE-PRENSPRE-PRENSPRE-PRENSA Y EDIA Y EDIA Y EDIA Y EDIA Y EDICICICICICION DION DION DION DION DIGITGITGITGITGITA LA LA LA LA L L & L Editores S.R.L IMPRESIIMPRESIIMPRESIIMPRESIIMPRESIO NO NO NO NO N La que elijan s.a. L&LEDITORESSRL Chinchón 830, Of. 503, San Isidro Telefax 422-3077 - 422-2715
  • 3. 3 H ombrombrombrombrombres y Mes y Mes y Mes y Mes y Metales detales detales detales detales del Pel Pel Pel Pel Perúerúerúerúerú es una iniciativa editorial del Instituto de Ingenieros de Minas con el propósito de presentar una visión de la historia de la minería nacional que valorice su importancia en la generación de riqueza a lo largo de las distintas etapas de desarrollo del país. Destinada a un público tanto amplio como directamente interesado, esta colección se propone contribuir a un mejor conocimiento de los hombres, las tecnologías y los procesos que convirtieron al Perú en un paradigma de la activi- dad minera, desde la percepción histórica y mítica de sus milenarios tesoros hasta la imagen presente de país-foco de productivas y rentables inversiones. Es, en suma, la historia del largo proceso de aprendizaje que se da entre el hombre y su primer contacto con los elementos nativos del entorno, hasta los tiempos en que la maestría en los procesos de transformación desemboca en un resultado de desarrollo, bienestar y mejora de la calidad de vida. Fascículos dedicados a épocas sucesivas permiten rescatar la temática y originalidad de cada una de las etapas del desenvolvimiento de una actividad y facilitan al lector la comprensión de los pasos existentes entre el quehacer casi intuitivo de los primeros habitantes peruanos y las realizaciones sustentadas en la ingeniería que colocan al Perú en algunas de las primeras posiciones de la minería mundial. Es sabido que hay temas en los cuales coexisten varias posiciones de los historia- dores e investigadores; hay también campos muy específicos a los ingenieros de la minería, los geólogos, los metalurgistas. La alquimia de esta propuesta estará pues orientada a brindar a sus muy diversos lectores la sustanla sustanla sustanla sustanla sustanciciciciciaaaaa de los fenómenos ocurridos, familiarizándolo con lo que es verdaderamente relevante. En cada fascículo y para cada período histórico contemplado, el lector encontrará una orientación sobre los hechos esenciales, las fechas y lugares principales, los rasgos de los protagonistas, los hechos concurrentes y la evolución de la actividad. HHHHHombrombrombrombrombres y Mes y Mes y Mes y Mes y Metales detales detales detales detales del Pel Pel Pel Pel Perúerúerúerúerú intentará para el lector una ruta sencilla y amigable a su paso por los hechos y los hitos importantes a lo largo de cerca de 3,500 años de historia, evitando el academicismo y la erudición que podrían dificultar la comprensión de uno de sus momentos. Prólogo
  • 4. 4 Minería y huellas históricas E ste fascículo inicial “EL HOMBRE Y LOS METALES EN EL PERU ANTIGUO” se propone revisar los casi tres mil años transcurridos entre la fecha estimada de manufactura de las primeras piezas metálicas halladas,esdecir,1500añosa.C.,yelfindelaerapreincaica, alrededor de los años 1400 d.C. “… La minería es la actividad que el ser humano realiza para utilizar y extraer las sustancias inorgánicas que existen en la naturaleza y cuya etapa más avanzada es el laboreo y empleo de las sustancias metálicas …” nos dice Mario Samamé. Entre las actividades productivas del hombre, aquella de obtener, de la superficie o del interior de la tierra, los recursos minerales para luego transformarlos, es probablemente una de las más complejas; comprende la suma de un conjunto de fasesqueabarcanlaprospección,laexploración,laconstrucción, la extracción, el beneficio (que a su vez se desglosa en etapas y tareas especializadas), el transporte, la comercialización, etc. No se podría hablar de minería precolombina sin mencionar algo que ha constituído una preocupación permanente de historiadores,arqueólogosyantropólogos;degeólogos,mineros y metalurgistas; de investigadores y profesores. Y es sin duda el gran tema de la información. Por ello hemos creído necesario hacerlassiguientesreflexionesprevias: N nos referimos a épocas en las que no existió la escritura y por lo tanto no podemos contar con testimonios directos sobre los métodos de trabajo del hombre de entonces. Como expresa Duccio Bonavia: “… Si se toma conciencia de que el Perú cuenta con una historia de por lo menos quince mil años de antigüedad y si se considera que la escritura es introducida en 1500, ello indica claramente que sólo una décima parte de aquella cuenta con información escrita …” ; N es en el lenguaje donde podemos hallar la terminología referente a metales y minerales, pero la tradición oral de estas épocas no ha dejado ninguna información; asimismo, se desconoce casi totalmente el significado de la toponimia, que serviría para ilustrarnos sobre la interacción entre la naturaleza y el antiguo habitante; N los datos existentes provienen en su mayor parte (y en indiscutible mérito) de la tenaz investigación arqueológica y de su capacidad para unirse con otras disciplinas, como en el caso de la arqueometalurgia, a fin de complementar datos a menudo insuficientes o dispersos, colmar vacíos y prevenir errores en la interpretación de hechos pasados; N muchos estudios e investigaciones han tenido que manejarse en el nivel de las hipótesis y de los supuestos cada vez que se trata de reconstruir las fases de un proceso, como cuando a partir del análisis de objetos terminados (no siempre bien conservados, véase las piezas orfebres), se remonta la pista hasta las técnicas metalúrgicas y se infieren los pasos que pudo haber seguido el hombre; N hay un despliegue de cautela científica con respecto a los objetos hallados, que ya no pueden ser analizados sin tener en cuenta el marco en el que fueron encontrados y la finalidad para la que fueron creados. Como bien advierte Izumi Shimada: “.…No hay dudade que los objetos metálicos en los Andes prehispánicos portaban mucha significación ritual y simbólica. El depender de objetos provenientes de un contexto funerario plantea serios problemas en la interpretación de significados culturales. Es particularmente importante para los objetos de bronce y cobre,elquesebusqueny analicenmuestrasdecontextos no funerarios, tales como residencias de gente común y talleres metalúrgicos, para así comprender sus múltiples roles y significados…”; N no puede dejar de mencionarse el lamentable fenómeno de saqueo que han sufrido numerosos sitios arqueológicos, lo que equivale a un desmantelamiento de la memoria y dificulta la reconstrucción de los hechos. En el caso específico de la actividad minera, quedan pocas muestras físicas de tecnología, herramientas y procedimientos de la época que nos ocupa. Vetas profundas verticales (A), otras son inclinadas, oblícuas (B) y quebradas (C) ilustradas por Georgius Agrícola
  • 5. 5 P ara Federico Kauffmann y otros muchos historiadores es verosímil establecer que data de hace veinte mil años, es decir 18,000 a.C., la presencia de los primeros habitantes en el espacio geográfico denominado An- des Centrales, donde hoy se ubican los territorios de Perú y Bolivia. Una primera etapa llamada estadio preagrícola nos habla de actividades orientadas a la subsistencia como la caza, la pesca, la recolección de vegetales y de pequeños animales. En ella, el hombre es esencialmente un cazador nómada. Fechados entre los años 10,000 y 7000 a.C., están los im- portantes testimonios encontrados en las cuevas del Guitarrero (Ancash), Lauricocha (Huánuco), Uchcumachay (Junín) y Toquepala (Tacna), además de otras numerosas que continuan en estudio y que aportan datos significativos sobre los primeros pobladores en materia de dieta alimenti- cia, uso de las piedras, fabricación de cestería, pintura mu- ral y generación de lumbre y calor. Es interesante anotar que los más primitivos pobladores se hayan asentado en lugares que, posteriormente, serían de capital importancia para la minería, como Toquepala, con sus ricos yacimientos de cobre, y Lauricocha, entre Cerro de Pasco y Huánuco. Cerro de Pasco, por su variedad mineralógica, es- taría llamada a convertirse en una de las minas más comple- tas del planeta. Los restos humanos de los Lauricochas, que Augusto Cárdich descubrió en 1958, demostraron tener 9525 años de antigüedad. Fueron pobladores que trabajaron la pie- dra con rara habilidad, mediante la técnica del “desportillamiento” y fabricaron pocos pero útiles instrumen- tos. “…Esta técnica y el acomodo de los grupos en cuevas con sentido de hogar, nos dice claramente de un hombre que marcha ascendente hacia el destino de la tierra, el barro y los metales, objetivos que esperaban con un mundo de promesas que poco a poco comenzaron a beneficiar…” nos dice César Pérez Arauco. La siguiente era, entre los años 7000 y 2000 a.C., es la de la agricultura incipiente, o más bien de horticultura por tanteos. Representa el fin de la era del nomadismo y el inicio de la era de producción de alimentos. De ella nos quedan huellas de cultivos con técnicas sencillas y restos de lo que pudieron ser las primeras aldeas. No de manera homogénea en todo el territorio, pero ya con diversas características comunes, se inicia el estadio agrí- cola desarrollado, alrededor de los años 2000 a.C., desde el que se pueden fechar evidencias de múltiples cultivos y de algún tipo de organización en vida urbana. Se inicia en esta etapa la conquista de los valles inhóspitos y salvajes me- diante la tala. El hombre se hace sedentario y se convierte en agricultor, domesticador y fabricante. Con la alimentación garantizada, el hombre empieza a tener más tiempo para dedicarse a nuevas ocupaciones. Es precisamente a este lap- so de la historia que corresponden las primeras piezas metá- licas halladas. En esta época se da también un hecho concurrente que nos refiere Duccio Bonavia: “... Aproximadamente entre los años 1800 y 1300 a.C. en el Area Andina Central aparece un nuevo componente: la cerámica, que llega como elemento aislado y se difunde por contacto de grupos alfareros con otros que no la conocen, por canje o quizá como conse- cuencia de viajes de individuos o de pequeños grupos …” Primeros hombres y los recursos de la tierra El manejo de las piedras A lo largo de todas estas eras, los antiguos peruanos tuvieron que asegurar su continuidad, más allá de la supervivencia del día a día. Era necesario prever, trans- formar y conservar los recursos. Entre otros elemen- tos, usaron los que tenían disponibles sobre la superfi- cie del suelo y es así como la tierra y las piedras estuvieron entre sus insumos primigenios. A partir de la tierra elaborarían las cerámicas y los pigmentos. En las piedras buscarían las cua- lidades para la fabricación de las herramientas indispensables para sus tareas. En los Andes Centrales hay gran diversidad de piedras que fueron talladas para ser utilizadas como herramientas en los trabajos de caza, agricultura, pesca y confección de orna- mentos. Paloma Carcedo señala: “… Las herramientas más
  • 6. 7 Tiempo y alta cultura L as huellas de las diferentes actividades humanas que se van encontrando poco a poco más consistentes y homogéneas, nos llevan a definir los momentos en que el hombre antiguo pasa, de ser un poblador transi- torio en el entorno, a ser miembro de una colectividad más estable, que tiene un conjunto de características o de- nominadores comunes, lo que se ha convenido en llamar cultura. Kauffmann nos dice sobre el período de historia que se inicia en los 2000 a.C.: “... A este estadio de agricultura desarrollada corresponde el desarrollo de todas las expre- siones culturales definidas (altas) que tuvieron por esce- nario lo que hoy son Perú y Bolivia ...” En 1959, John H. Rowe planteó un esquema para orde- nar la alta cultura en lapsos de tiempo llamados Horizon- tes e Intermedios, el mismo que ha sido más fácilmente adoptado para investigar y explicar las diversas manifesta- ciones de culturas prehispánicas. “… Se denomina Horizonte un período de uniformidad cultural, una franja de tiempo dentro de la cual se dan ciertas manifestaciones culturales. Se tendrían tres hori- zontes culturales: Temprano, Medio y Tardío. Se llama In- termedio un período en el que existe una gran diversidad cultural ...” Tal como se las recoge en las publicaciones más re- cientes y a partir de la cronología de Rowe, ubicamos para cada etapa las culturas y sitios de los Andes Centra- les que en la era precolombina desarrollaron el trabajo de los metales: Los metales en los Andes del Centro U na vez determinado el marco del tiempo, citaremos los aportes de los estudiosos quienes a pesar de las carencias de documentación, han reconstruido el es- cenario más aproximado posible de la distribución geográfica de los metales que fueron buscados por pe- ruanos de la era preincaica, principalmente el oro, el cobre, la plata, el estaño y el plomo. “… La compleja conformación geográfica del territorio de losAndesCentralesqueintegranelactualPerúpresentatambién unainmensavariedaddeyacimientosminerales...”nosdiceWalter Alva.Enefecto,cadamineralpuedemanifestarsebajodiversidad de apariencias, formas, asociaciones, composiciones y grados de pureza. El hombre precolombino iría aprendiendo también que estos recursos se podían dar en la superficie del suelo, en los lechos o las riberas de los ríos, en las llanuras aluviales, en la cumbre de los cerros o en las entrañas de la tierra. Y que estas localizaciones implicarían distintos grados de dificultad en su manejo. Este fascículo se interesa por las cinco etapas que van desde el Período Inicial hasta el Intermedio Tardío y que enmarcan la era preincaica. Horizonte Medio : 600 d.C. - 900 d.C. Tiahuanaco, Wari, Ancón. Horizonte Tardío : 1440 d.C. - 1532 d.C. Tiahuanaco, Wari, Ancón. Horizonte Temprano : 900 - 200 a.C. Chavín, Cupisnique , Gallinazo, Kotosh, Lurín, Sitio Malpaso, Kuntur Wasi (Fase La Copa y Fase Kuntur Wasi). Período Inicial : 1800 - 900 a.C. Primeros hallazgos en sitios de Waywaka, Puémape , Kuntur Wasi (Fase Idolo), Aldas, Chavín de Huántar . Intermedio Temprano : 200 a.C. - 600 d.C. Vicús , Frías , Moche, Recuay, Paracas, Nazca. Intermedio Tardío : 900 d.C. - 1400 d.C. Sicán, Chimú, Chuquicanta, P achacámac, Chancay, Ica, Chincha, Wanka.
  • 7. 6 De las piedras a los metales antiguas fueron hechas con rocas ígneas y sedimentarias como el sílex y el pedernal, por habérseles reconocido sus rasgos de dureza y filo …” Nos describe uno de los primeros procesos creados por el hombre antiguo: “...Se rompen las rocas por percusión direc- ta; se golpea piedra contra piedra, se fractura y se astilla en filosas lascas; luego se golpea con control y percusión indi- L os estudios arqueológicos de cuevas, refugios, yaci- mientos o sitios nos indican que los testimonios líticos son constantes y las piedras están presentes, cualquie- ra sea el tipo de huella de asentamiento dejada por el hombre. Se sostiene que sus conocimientos en materia de piedras eranyaimportantes inclusoantesdededicarseaactividades como el laboreo agrícola o la producción de cerámica. Carcedo nos dice : “… En esta búsqueda de piedras o ro- cas, los antiguos encontraron a su paso minerales que les lla- maron la atención por los atractivos colores o el brillo metálico con que éstos se presentan en estado nativo. Los utilizaron como adornos o bien como pigmentos de pinturas, ya sea para la cerámica o para hacer dibujos en las cuevas ...” Walter Alva también nos habla de este primer impacto de la materia mineral sobre los antiguos pobladores: “... La exis- tenciametálicadeloroenestadonativo,fácilmentedistinguible en las orillas de los ríos o terrenos aluviales, debió cautivar la atención como pequeños guijarros que lejos de partirse al gol- pe, se estiraban o doblaban …” Para Alva, no sería extraño que estos guijarros hayan servido de “amuleto”, especial- mente en las zonas donde abundaba naturalmente. El hombre evoluciona porque almacena información y ex- periencias y las integra progresivamente como aprendizajes a su vida cotidiana. Apreciamos que su percepción del elemen- to piedra se va enriqueciendo con la constatación de algunas características, como son la dureza, el fracturamiento (que da como consecuencia el filo, como en caso del sílex) , el brillo, el color. Carcedo agrega la plasticidad y el sonido: “... El primer paso para encontrar metales debió darse cuando al intentar trabajar una piedra y querer obtener lascas de ella, resultó que no se fragmentaba, porque cuando más se la gol- peaba, con cada golpe sólo se la deformaba. También debió llamar mucho la atención del ser humano el sonido metálico que nunca antes había oído en las rocas ...” recta para obtener lascas más uniformes; las piedras más du- ras se pulen y desgastan hasta alisar tanto los bordes como la superficie, puliendo una cara o todas, dependiendo del uso del objeto o instrumento. Así trabajadas, las piedras se con- vierten en herramientas de trabajo, tanto de percusión como de precisión; algunas piedras se usan con mango de madera o caña…” Utensilios líticos de los cazadores-recolectores que habitaron en Telarmachay. a) y b) raspadores; c) perforador; d), e) y f) puntas bifaciales. Todos han sido hallados en el estrato más profundo del abrigo, que tiene una antigüedad de 7,000 - 5,000 años a.C.
  • 8. 8 El oro deslumbrante E l hallazgo de oro más temprano se ubica en el Período Inicial de la cronología de Rowe. En Waywaka, peque- ña localidad cercana a Andahuaylas, Joel W. Grossman encontró, en 1972, pequeños fragmentos de hojas muy delgadas de oro junto a chaquiras de crisocola, dentro de un cuenco de piedra, asociados a contextos funerarios. En nú- mero de nueve, estas laminillas estaban acompañadas de un juego de herramientas para el laminado, conformado por tres martillos de piedra dura y un yunque. La fecha de confección de las piezas se atribuyó a los 1500 a.C. y aunque lamentablemente se perdieron mientras eran es- tudiadas en el Cusco, no son menos importantes como punto de partida para el conocimiento de las acciones transformadoras del hombre sobre los recursos mineralógicos. “... Inalterable y puro como un don de la naturaleza, el oro debiópresentarsesolo.Paraelarcaicopobladorandinodescubrir las propiedades del oro fue probablemente un suceso tan es- pontáneo, circunstancial y mágico como en su momento la germinación de las semillas ...” expresa Walter Alva. Cualquiera sea su formación, el oro está presente en to- das las regiones del Perú. Paloma Carcedo nos detalla los dos principales tipos de yacimientos que pueden encontrarse: “... a) Primarios en vetas de cuarzo, llamados también de- pósitos filonianos, en donde el oro se presenta en vetas o filones de cuarzo; es el oro de las minas. Y b) Secundarios o depósitos detríticos, en donde se presenta en polvo, arenas o pepitas; es el oro de los placeres o lavaderos ...” Este segundo caso ilustra cómo la naturaleza ha ido haciendo su propio tra- bajo ya que “... el oro filoniano es desprendido de su origen por la acción de las aguas y es arrastrado por éstas. En su curso lo van fragmentando hasta dejar el metal en estado li- bre, separado de su roca (el cuarzo) y es depositado en los placeres de los ríos. Este oro suele ser blando por el desgaste que sufre en el transporte fluvial a medida que se va alejando de su veta de origen ... ” Los antiguos peruanos recogieron el metal oro que podían Cultura Lambayeque. Oro en pepita (superior), oro calentado, martillado y laminado (inferior)
  • 9. 9 dad, los va convirtiendo en pocillos, puntas de lan- za, ornamentos ...” Para Felipe de Lucio este hecho marca una muy impor- tante transición, el paso del Neolítico al Chalcocítico, que constituye “... uno de los grandes hitos en el avance de la civilización. No es casualidad que las culturas que primero avanzan sean las que tienen acceso al cobre, ya sea por hallarlo en su tierra o por conquistar las que lo tienen ... ” Los antiguos pobladores de los Andes Centrales lo ha- llaron en su tierra. En muchos lugares y bajo múltiples formas. Los primeros objetos que nos hablan de su uso datarían de entre 1500 y 1300 a.C. Entre los hallazgos de cobre nativo más temprano que han referido los arqueólogos se encuentran los siguientes, (todos ubicados en el Período Inicial): un disco de cobre laminado y posiblemente dorado, en la boca de un indivi- duo en un enterramiento de la cultura Cupisnique, en la localidad de Puémape, provincia de Pacasmayo, fechado entre 1500 y 1300 a.C.; fragmentos de hojas de cobre martillado encontrados en el complejo piramidal de Mina Perdida, en el valle de Lurín, al sur de Lima, fechados alre- n algún momento de su desarrollo, que puede ser hace ocho mil años, el hom- bre empieza a golpear los trozos de cobre nativo que halla y viendo que se deforman y moldean con facili- dedor de 1200 a.C.; y dos discos de cobre en los enterramien- tos de la cultura Kuntur Wasi, provincia de San Pablo, departa- mento de Cajamarca, fechados entre 1100 y 800 a.C. “...E detectar a simple vista o en la superficie (oro nativo) y por lo tanto lo buscaron en lugares geográficos donde les era más accesible, como las llanuras de los ríos de la costa y de la Amazonía y en las quebradas de los Andes. Carcedonosrefiereubicacionesdeorodelavaderoenlaparte norte del territorio peruano: “ ... En el valle del río Tumbes, existen dos zonas de concentración natural de oro nativo: RicaplayasyPuyango,teniendosuorigenenlaregiónauríferade Zaruma (río Amarillo y Galera) en el Ecuador. Hay yacimientos detríticos dentro de la zona noroeste, en las cuencas de los ríos Calvas,Santa,Chuquicarca,Ocoña.Tambiénseexplotaronlosríos de otros valles como el Marañón, Santiago de la Montaña, El cobre imprescindible Aguarrica, Morona y Chachapoyas. Fue el oro del río Chinchipe el que más se explotó en la época precolombina ...” Para Walter Alva: “... La explotación aurífera de extracción simple se basa en las arenas auríferas de San Ignacio, Chinchipe y Alto Marañón ...” Cieza de León nos habla de depósitos detríticos en las arenas de los ríos Carabaya y Sandia. Posnansky mencionaantiquísimasexplotacionesríoabajodeMachuPicchu. Aguilar Revoredo sitúa depósitos auríferos filonianos o prima- rios que fueron trabajados en la antigüedad en: Apurímac, Cotabamba, Colquimarca (Cajamarca), Ica, Nazca, Pataz y Paucartambo. Cultura Chimú. Cuenco de cobre laminado, martillado y embutido, revestido de arcilla con incrustaciones de concha o hueso y piedras semipreciosas. Representación de animales mitológicos con tocado dispuestos en tres círculos, siendo el círculo del centro distinto a los otros dos. Tamaño de 21 cm.
  • 10. 10 L os hallazgos que revelan la utilización más temprana de la plata en el mundo andino demuestran que fué usada como elemento aleante del cobre y del oro y para la fabricación de objetos con fines ornamentales. Fechada en 1000 a.C.(Período Inicial), se encontró una pequeña pieza con forma de cuenta, en el sitio de Malpaso, valle de Lurín. Su análisis indica que puede tratarse de una aleación natural (no intencional) de cobre en 41% y plata en 45%. Provenientes de una fecha más avanzada, ya en el Hori- zonte Temprano, Fase Kuntur Wasi, en 700-450 a.C., la Misión Arqueológica de la Universidad de Tokio encontró en Cerro La Copa, Cajamarca, veintiún laminillas repujadas de plata, en for- ma de ave, con una composición de 70% de plata y 30% de oro. De acuerdo al mapa minero de la plata establecido en 1984 por Víctor Ohem, se encuentra en “... Una franja de 80 a 200 km. desde Cajamarca hasta Bolivia y Chile. En el sur, el ancho de la franja argentífera se ensancha con el ancho de la Cordillera y siempre se mantiene a más de 40 km. de la costa ...” Aunque los antiguos peruanos no podían tener esta visión de conjunto del recurso, buscaron la plata en muchos lugares de los Andes Centrales. G. Petersen nos habla sobre la forma en que se manifiesta físicamente el mineral, lo que permite deducir que esta tarea no fue fácil: “... La plata en estado libre es difícil de detectar y reconocer ya que su apariencia arborescente se asemeja más a unas raíces ennegrecidas, casi negras y secas. La plata no se encuentra en pepitas o trozos sino en delicados filamentos y hojas formados por la oxidación y descomposición de las menas de plomo y plata ...” El cobre nativo tiene un color entre morado verdoso o verde oscuro que, una vez que se raya o frota muestra su aspecto amarillento rojizo de cobre puro. Revisemos con Palo- ma Carcedo las principales localizaciones geográficas del mi- neral hoy conocidas: “… El cobre en el Perú se encuentra en casi toda la región andina, en las estribaciones de la Costa del Pacífico. Dentro de los primeros 30 km. no se encuentran yacimientos de cobre. Existen pocas excepciones a esta regla, como por ejemplo, la zona sur de Lima. Las áreas más conocidas de yacimientos en la Cordillera Occidental son: Toquepala, Cuajone, Cerro Verde y otras minas de Tacna, Moquegua, Arequipa, Junín, Piura y Cajamarca ...”; hay localidades, hoy en territorio chileno, que son también importantes fuentes de mineral de cobre, como Chuquicamata y otros yacimientos. Hay yacimientos de cobre en los que varían las caracterís- ticas de presentación y asociación del mineral: “… Se le ob- serva en zonas de tactita como en Las Bambas, Apurímac, Cordillera Blanca y Cusco; como depósito estratiforme en ca- pas rojas en Rosales, Puno, Laude y Apurímac; como filones en Acarí, Lima e Ica; se encuentra también puro o asociado a la plata y en depósitos minerales complejos como en Cerro de Pasco y en La Libertad ...” Las investigaciones de Heather Lechtman demostraron que los antiguos peruanos identificaron a la costa norte como rica en minerales de cobre. En lo que se refiere al altiplano, desta- có los yacimientos de cobre y plata alrededor del Titicaca. Es pertinente hablar en plural de minerales de cobre, ya que según testimonios encontrados, en el Perú antiguo se utilizó malaquita, azurita, crisocola, atacamita y cobre nati- vo, que se encuentran más cerca de la superficie, tanto en la sierra como en la costa. En un nivel más profundo, se encuen- tra, entre otros, la calcosina. Por las repercusiones que como veremos tendría para el trabajo metalúrgico preincaico, sobre todo en la costa norte, es necesario señalar que, a medida en que se avanza hacia niveles más profundos del yacimiento, el mineral puede contener importantes cantidades de arsénico, lo que habría llevado al descubrimiento fortuito del bronce arsenical. La plata omnipresente
  • 11. 11 Para Heather Lechtman: “... La plata abundaba en la superficie del Perú, tanto en forma nativa como en menas complejas, (asociada a otros minerales) más que en ningún otro país sudamericano y los depósitos de menas de plata eran cuatro veces más abundantes que los de oro en Améri- ca del Sur. Ya en la época precolombina había gran cantidad de yacimientos argentíferos, siendo los lugares de explota- ción: Huaraz, Cusco, Chincha, Guanesa (Huánuco), Tarapacá y en la zona sudoeste de Bolivia… En el Perú se da una mezcla de menas que contienen plata, plomo y cobre. Es difícil distinguir entre depósitos de plomo argentífero y de cobre argentífero. Depósitos de este tipo fueron trabajados por su contenido de plata en Cajamarca, La Libertad, Ancash, Junín, al este de Lima, al este de Huancavelica ...” Según Pérez Arauco, los principales yacimientos de plata explotados desde la época pre-Incaica en el territorio de Cerro dePascofueron:Colquijirca,CerrodePasco,Vinchus,Huaraucaca y Yanacancha. Finalmente, recogemos la distribución geográfica planteada por Carcedo que sitúa por regiones las zonas productoras de plata conocidas por los antiguos peruanos: “... En la Costa Norte:Tumbes;enlaSierraNorte:Cajamarca,(vallesdelChinchipe y del Marañón y Chota); en la Sierra Central: Colquijirca, en Cerro de Pasco; en la Costa Sur: Chincha; en la Sierra Sur: Cusco; Puno (San Gabán, Etasmayo, Llamillari, Pilcomayo, valles del Chinihuaya y del Carabaya) ...” Cultura Huari Tardío. 600 - 750 d.C. Par de ojotas de plata de Churunga, La Victoria, Arequipa, hechas en una sóla lámina recortada y calada, sujetándose los cordones mediante una ranura en la plantilla de las sandalias
  • 12. 12 El plomo funcional S abemos que el plomo y la plata suelen presentarse asociados en vetas complejas, pero es recién en los años 1982/83, gracias a los trabajos del Proyecto Arqueólogico del Alto Mantaro, en la sierra central, que se puso en evidencia el uso específico del plo- mo para la fabricación de objetos. Este hecho tiene de particular que parecería tratarse, entre los lugares excavados en el Perú, del hallazgo del mayor número de piezas de plomo metálico hasta ahora encontrado. La El estaño tardío L a expedición de Hiram Bingham a Machu Picchu en 1912 llevó a la luz de la investigación una gran canti- dad de objetos de lo que se denomina bronce estañífero, es decir, hechos a partir de cobre y estaño. En los Andes Centrales, el óxido de estaño o casiteri- ta, como se le conoce mineralógicamente, se da en depósi- tos situados en el altiplano peruano y boliviano y en el noroeste argentino (Cordillera Real). “… En la época prehispánica, tanto en el Perú como en Bolivia, se debió obtener casi de la superficie ... ” sostiene Carcedo y nos ilustra sobre la ubicación y formas de pre- sentación de la casiterita: “... En estado puro es blanca pero normalmente se presenta contaminada con hierro, lo que le da un colorido marrón o negro. Es un óxido muy estable y tiene una alta gravedad por lo que se le puede recoger en los ríos o en las arenas aluviales al igual que el oro. Se encuen- tra ya sea en vetas o en depósitos de placeres”. “En el Perú se encuentra en los placeres flu- vioglaciales como San Antonio de Poto y Ancoca- la; en vetas auríferas en Pachaconas y Apurímac; en filones con minerales complejos de cobre en la cordillera sudoriental de Carabaya y Puno. Exis- ten mineralizaciones aisladas de la región cuz- queña y en la sierra central …” Mientras que los minerales de oro, cobre y plata fueron conocidos, buscados y trabajados por los antiguos peruanos mucho tiempo antes de la Era Cristiana, la casiterita aparece de ma- nera más tardía, alrededor de los años 600 d.C., en los trabajos del metal. Su utilización con el cobre, para obtener el bronce estañífero, marcaría de manera distintiva la producción metalúrgica de las culturas que se desarrollaron en el escenario de la sierra sur, du- rante los ochocientos últimos años de la era preincaica y todo el período del incario. manufactura de las piezas dataría de los últimos qui- nientos años de la era preincaica y por cierto también del Incanato. De fecha tan reciente como 1994 data el estudio he- cho por E. Howe y U. Petersen en base a objetos, lingotes, menas, escorias y desechos provenientes de los sitios de la zona alta del valle. Los análisis parecen mostrar que el plomo se obtuvo a partir de menas argentíferas de plomo provenientes de la zona de Jauja-Comas. Vetas profundas amplia (A) y angosta (B) ilustradas por Georgius Agrícola
  • 13. 13 Mineros en la era preincaica P udieron ser muchas las motivaciones que llevaron a los antiguos peruanos a buscar minerales y a conver- tirse en mineros. Mencionaremos las que probablemen- te fueron decisivas. Desde épocas remotas habían utili zado elementos de la tierra para obtener pigmentos y pin- turas con fines utilitarios y estéticos: decoración de ceramios, hábitat, lugares de culto, vestimentas e incluso con fines cos- méticos en el cuerpo. Tenían un interés de carácter tecnológico cuandoesperabanencontrarparasusherramientasalgunascuali- dadesespecialesquenohabíanhalladoenlaspiedras,aunqueno dejaranaéstasdelado.Losnuevosmaterialesofrecíanpropieda- des o ventajas como la resistencia, la densidad, la maleabilidad, la ductilidad, el sonido, la capacidad de ser fundidos. Final- mente, la necesidad de encontrar nuevas materias para la ela- boración de objetos a los que investirían de un significado de respeto y de culto, resumiendo simbólicamente sus más pro- fundascreencias. Hacia la época histórica que nos ocupa, el hombre ya conocía el efecto del fuego sobre algunos materiales. De ma- nera prácticamente fortuita y yendo de un descubrimiento a otro, aprendió que su acción sobre los materiales, especial- mente la aplicación del calor a la tierra y a las piedras (algu- nas de las cuales contienen óxidos), generaba un resultado adicional al previsto y la obtención de un producto nuevo que le podía ser útil. Nos dice Carcedo: “... Es muy posible que así fuera y que al ser usados los óxidos como pintura para resaltar los diseños en las cerámicas, al entrar en contacto con el calor de los hornos, se formaran unas bolitas pequeñas en el fondo de la cerámica que eran gotas de metal de cobre, es decir, cobre metálico ...” Así pues, aunque no se conozca con precisión el momen- to en que adquiere el concepto de producción del metal a partir del mineral, el hombre preincaico emprende intencionalmente la búsqueda de la materia prima mineral. La exploración L a etapa de exploración es aquella en la que se buscan y se califican los recursos, basándose en algún modo de reconocimiento. Al inicio, como acota De Lucio, “…se trabajaron placeres aluviales y afloramientos de metales en estado nativo…” Con el bagaje de sus percepciones y aprendizajes iniciales, el minero de entonces fue avanzando en los modos de detección de la presencia de minerales. Algunos de éstos se revelarían por su brillo o color específico (amarillo- oro, verde-cobre, azul-azurita). En otros casos, era necesario observar la asociación con otros elementos del entorno, como la forma y coloración de los cerros. Aunque no abunda información sobre el origen de las mate- rias primas vinculado a la existencia de minas, muchos coinci- den en que el hombre preincaico supo dónde podía hallarse un depósito de mineral, guiándose por el color de la superficie de los cerros. Después de sucesivas experiencias, llegó a identificar el color rojizo de la tierra como una señal de presencia de mine- rales. En otros casos también podría reconocer los colores ama- rillento, blanco o negro. Nos dice Carcedo al respecto: “... En la antigüedad, el paisaje y el color de la tierra serían los buenos indicadores. Los yacimientos de minerales son reconocidos exteriormente porque la tierra tiene un color rojo bermellón, concho de vino o cobrizo, producto de los minerales de hierro (también presentes) que, por hallarse cerca de la superficie, están so- metidos a los efectos oxidantes de la atmósfera. A estos aflo- ZONA DE SULFUROS PRIMARIOS CALCOPIRITA PIRITA ZONA DE ENRIQUECIMIENTO DE SULFUROS SECUNDARIOS ZONA ENRIQUECIDA POR OXIDACION ZONA DE LIXIVIACION LOS MINERALES SOLUBLES HAN SIDO SEPARADOS MALAQUITA AZURITA CUPRITA COBRE NATIVO CRISOCOLA CALCOSINA COVELINA BORNITA CALCOPIRITA PIRITA SUPERFICIE AMBIENTE DESERTICO CUBIERTA DE HIERRO
  • 14. 14 La extracción J orge Zevallos Quiñones se refiere a la “… enorme com- plejidad que hubo de tener la minería extractiva …” para el hombre precolombino. Ello explicaría que durante mu- chísimos años la extracción de los minerales se hiciera literalmente “al pie de la veta”, sin construir una estruc- tura física de explotación. Según Carcedo, el antiguo minero “… hizo pequeños cateos de pozos no muy profundos y trincheras, determinados por lo que podían aguantar los hombres en las rudimentarias condiciones en que trabajaban, sin ventilación e iluminación apropiadas. No se sabe de minas precolombinas con túneles profundos y complicados sistemas de ventilación …” De Lucio asevera que “… se practicaron galerías subterrá- neas para la extracción de los minerales y en algunos casos se usó el entibado, con maderos de quinual …” Refiere el testi- monio de Petersen de “… haber visto algunas galerías en aventaderos que llegan a tener hasta un metro de ancho por 30 o 40 metros de longitud …” y el de Jaime Fernández Concha en el sentido que “… estas galerías podían llegar, excepcionalmente, hasta 80 metros de profundidad …” ramientos oxidados que son la parte superior de un yacimien- to se les llama “sombreros de hierro”, o colorados, o pacos, en lengua quechua ...” Labúsquedadelantiguominerosefuediversificandoporque suexperiencialeenseñóqueeracapazdeidentificaryencontrar, T enemos que situarnos prácticamente en los últimos años del siglo XX para que, gracias a los descubri- mientos arqueológicos de Batán Grande, en Lambayeque, realizados por el profesor Izumi Shimada y su equipo, contemos con referencias detalladas de los sitios de extracción de minerales y de cómo fueron las antiguas minas, en este caso correspondientes a la explota- ción que realizaron los habitantes de la Cultura Sicán, entre el 750 y el 1150 d.C., en el Intermedio Tardío. Estos importantísimos hallazgos revelan la existencia de un sistema organizado de producción que, en términos de nuestros días, podríamos calificar de complejo minero ya que allí se dieron, en una misma zona geográfica, las fuentes de materias primas, las rutas de comunicación y transporte, los patios de trabajo, los talleres de fundición y los talleres artesanales. En un radio no mayor a 6 km. y unidas por caminos, se encuentran varias minas. El conjunto de Batán Grande com- prende: la de Cerro Blanco, que se califica como la única mina prehispánica reconocida como fuente de minerales de cobre; la de Cerro La Plata, que se explotó a la vez en tajo abierto y mediante galerías subterráneas; la mina de Cerro Mellizo, rica en minerales arsenicales; la de Cerro León, rica en óxidos de hierro que sirvieron de fundentes, y finalmente, la mina de Cerro Barranco Colorado. Esta última fué descrita por Shimada en 1994: “… Los an- tiguos mineros removieron el material comenzando por la cima y descendieron gradualmente hasta el centro de la montaña. Así, aunque la abertura de la cima tenía una trinchera de menos de 1.5 metros de ancho, se extendía casi unos 100 metros hacia debajo de la ladera. La mina tenía por lo menos 40 metros de profundidad y se ensanchaba por dentro hasta 8 o 9 metros, a tan sólo 3 o 4 metros de la entrada y a partir de esta especie de cámara subterránea se descendía a un profundo pozo vertical; con estacas de madera y escalones excavados en la pared del mismo, el cual aún no hemos explorado ...” El estudio de estos sitios ha permitido identificar varios métodos de extracción. Nos dice Carcedo: “… Cuando la zona Las minas antiguas nounosinovariosminerales.Esoportunorecordar lareferenciade Lechtmanalosdepósitosdecobreyplomoargentífero;yPetersen concuerda en que“... Probablemente muchas menas de plata fue- ron encontradas por los mineros que buscaban menas de cobre en los sombreros de hierro ...”
  • 15. 15 mineralizada se hallaba expuesta muy cerca de la superficie, los antiguos mineros la explotaron mediante pozos circulares de 2 a 3 metros de diámetro; aunque también había de 30 metros de largo, 13 metros de ancho y 3.5 a 4 metros de profundidad. Empezarían la explotación por lo que estuviera más cercano a la superficie, buscando la veta rica en minera- les y haciendo una selección de la veta en el lugar mismo. Irían penetrando siguiendo la veta hacia el interior hasta lo que físicamente fuera posible y las condiciones del socavón permitieran. Se empleaban por separado o en forma combinada, gale- rías verticales, túneles y la extracción a tajo abierto, según fueran las características de la mineralización, la escala de la explotación y las necesidades …” El estudio de las minas antiguas revela que la labor física de extracción del mineral se hizo básicamente con martillos y picos de piedra, lo que se puede deducir por las huellas de puntos en los muros que corresponden a marcas dejadas por instrumentos de piedra. Para conocer un poco más acerca de esta tarea es importante referirse al testimonio del Hombre de Cobre, hallado en el desierto de Atacama, al norte de Chi- le. En 1899, en Chuquicamata y más precisamente en la mina llamada Restauradora, se encontró en muy buen estado de conservación el cuerpo momificado y los instrumentos de un minero que murió mientras trabajaba una veta. Estos restos fueron fechados hacia 600 d.C. y actualmente se encuentran en el Museo de Historia Natural de Nueva York. El hallazgo es muy rico en información sobre las características y condicio- nes del trabajo minero. Revisemos con Carcedo algunos deta- lles del mismo: “… Ocurrió un derrumbe mientras trabajaba en un soca- vón no muy alto, con espacio para arrastrarse y trabajar de costado. Debía aprovechar las grietas naturales para ubicar el mineral de cobre y obtener las concentraciones. Se encontra- ron todas sus herramientas consistentes en: cuatro martillos enmangados, un azadón con hoja de piedra y la manija que- brada, un azadón de madera o rastrillo (al cual le falta el mango), dos palitos de madera, una bolsa de cuero crudo de llama, cuatro cestos en espiral incompletos, fragmentos de cestería y una correa de cuero …” En cuanto a la técnica de extracción, el Hombre de Cobre debió “… usar el martillo con ambas manos y a una distancia determinada. Para romper y seleccionar el mineral este mine- ro debió usar martillos sin mango, percutores que pulveriza- rían aquellas porciones de roca que no le sirvieran. La diferen- cia de peso entre los martillos no enmangados sugiere que el minero los utilizaba dependiendo de la dureza de la roca y del tamaño al que él quería reducir el material. Todos los marti- llos eran de andesita, parcialmente pulidos y la forma de al- gunos de ellos ligeramente modificada mediante una tosca percusión. La pala, azadón o rastrillo de madera pudo servir para recoger el mineral del suelo que una vez roto y seleccio- nado se metía en las canastas. El resto de los instrumentos en madera son unos palitos alargados que servirían como cuñas en los muros de la veta y poder así remover la roca. La bolsa de cuero y los cuatro cestos bien pudieron tener la función de transportar el material del interior del socavón al exterior; una técnica que parece haberse mantenido durante siglos fué la de transportar el mineral en el saco de cuero, a las espal- das, sostenido a la cabeza con una correa o cinta ...” (deno- minada “capacho”). Gracias al uso de la fuerza humana o mediante animales de carga como las llamas, el mineral era transportado a un lugar en donde pudieran llevarse a cabo las tareas subsi- guientes. Cuerpo momificado del «Hombre de Cobre». Chuquicamata, Chile. Foto Paloma Carcedo
  • 16. 16 Avanzando en el beneficio del mineral U na vez que las rocas buscadas habían sido extraídas de su veta, filón o contexto de origen, el antiguo minero tuvo que manipularlas para darles un tamaño más pequeño y un formato más manejable, es decir, lo que hoy día denominamos procesos de chancado, molienda y trituración. Al respecto nos dice De Lucio: “… Los métodos de laboreo eran primitivos ya que no se contaba con herramientas de hierro (como en el Viejo Mundo) ni con explosivos (como en los tiempos modernos) y el trabajo se basaba en la fracturación de las rocas por medio de un calen- tamiento seguido por un brusco enfriamiento …” Una parte de este trabajo pudo haber sido hecho en el mismo socavón, o al pie de un tajo abierto, o bien en un terreno o cancha contiguo al yacimiento. Paloma Carcedo afirma que: “… en el Perú no hay ejem- plos de molinos de piedra precolombinos utilizados para la trituración del mineral …” y proporciona una descripción de esta etapa del beneficio que, aunque alude a épocas poste- riores, refleja la manera en que pudo haberse manejado el mineral después de su extracción: “… Una vez recopilado el mineral se continuaba con las labores de trituración y molien- da que se hacían afuera de la mina, llamadas en el Perú “pallaqueo” porque en época colonial y hasta hace poco lo hacían las mujeres, es decir, las pallas. La función era separar la mena de la ganga (impureza del mineral que no sirve para el metal y que se descarta) para no tener que transportar tanta carga innecesaria …” (a los lugares donde se cumpliría el proceso metalúrgico). La técnica de la trituración bien podría describirse a partir de un testimonio fotográfico tomado por Petersen en la Rin- conada de San Francisco, departamento de Puno, en el que se observa a dos hombres “… triturando menas de cuarzo aurífero mediante una enorme piedra a la cual va sujeto me- diante cuerdas un palo lo suficientemente largo que pueda hacer de balanza para triturar el mineral. El trabajo se hace simultáneamente hacia arriba y hacia abajo. Este mismo di- seño de moliendas las publica Alonso Barba en su “Arte de los Metales” de 1640 …” Una vez culminada esta fase, el mineral ya se encuentra preparado para pasar al procesamiento metalúrgico. Culturas y era metalúrgica A diferencia de lo que ocurre en el Viejo Mundo, en el que el uso y el desarrollo los metales responde a los propósitos de la guerra (fabricación de armas) y a las necesidades de transporte, locomoción u otros fines utilitarios, para los habitantes de los Andes Centrales’ los objetos metálicos debían ser portadores de significados y de creencias y a sus ojos cumplían una función simbólica, ritual y religiosa. Con algunas variaciones en sus patrones funerarios, las culturas precolombinas nos han dejado testimonios de la importancia que para ellas tenía el concepto “metal-riqueza”. Los Salinar (400 a.C.-0) enterraban a sus muertos con el cuer- po extendido y casi siempre una lámina de oro en la boca. Las tumbas de los Vicús contenían objetos de metal y piedras preciosas como turquesas y lapislázuli. En Paracas Necrópo- lis, se hallan los cuerpos sentados, con brazos y piedras flexionados, y pequeñas placas de oro en algunas partes del cuerpo. Los enterramientos Mochica se hacen con el cuerpo Martillo de granito enmangado. Chuquicamata, Chile, Foto Paloma Carcedo
  • 17. 17 extendido y trozos de metal fragmentado en la boca y en las manos. Las ofrendas funerarias de los Chimú comprendían lá- minas de metal, de cobre o aleaciones, que se ponían gene- ralmente en la boca, las manos y cerca de los pies del indivi- duo. En Ancón Necrópolis, bajo influencia de la Cultura Wari, las tumbas de personajes distinguidos contienen plumas y frontales de oro y plata, láminas de oro en el lugar de los ojos de la falsa cabeza, orejeras de plata o cobre y vasos repujados de plata. Ya sea en los espacios de culto, como ofrenda a los dio- ses, o en sus enterramientos, como el bagaje de los que dejan la existencia terrenal hacia una vida posterior, la mayoría de las culturas precolombinas ha dejado invaluables muestras del trabajo de los metales. En este sentido, la metalurgia de los Andes Centrales no sólo se convertiría en un conjunto de técnicas, sino fue un empeño por plasmar conceptos complejos, una dedicada la- bor de manufactura que buscó la perfección y un arte que hasta hoy conserva aspectos que no han logrado ser elucida- dos. Como expresa Izumi Shimada “…La metalurgia del Nue- vo Mundo evolucionó sin hierro y sin el uso de fuelles y otras características comúnmente vistas como esenciales …” Paloma Carcedo resume lo que caracteriza una era metalúr- gica: “… Se separan y purifican los metales; se distinguen los óxidos y se reducen los sulfuros; se realizan aleaciones y se utilizan con diversos fines. La fundición es un simple calenta- miento de los metales nativos en un horno con crisoles hasta derretirlos; en estado líquido pasan a lingoteras o determina- dos moldes. La aleación es la mezcla de dos o más metales, normalmente por calentamiento, hasta que se funden …” En los inicios “… hubo una técnica muy popular que consti- tuyó el primer proceso de tosta- ción y reducción, (que al no ne- cesitar muy elevadas temperatu- ras), no requería hornos (se uti- lizaban las “huayras”) y consis- tía en quemar y reducir depósi- tos de superficie con menas ricas en plata y a veces con plomo, ha- ciendo por la acción del calor que la plata se derritiera y corriera como ríos”. Petersen también ilustra el procedimiento: “… La plata así se obtenía en un principio en el mismo ya- cimiento por medio de la aplicación del fuego en ho- guera abierta. El calor producido alcanzaba temperaturas su- ficientes para fundir la plata, es decir, el proceso de fundición sería relativamente fácil por fusión con fuego directamente …” Se han establecido tres grandes tramos cronológicos de la metalurgia precolombina. En ellos señalaremos la presencia de las culturas más representativas. N Durante el último milenio a.C. (Horizonte Temprano), se trabajaron los metales oro y cobre, tanto en frío como Horno de fundición o «huayra» (según Alonso Entierro Salinar en la Caleta de Puémape. En cuanto a los patrones funerarios, los cadáveres se encuentran en posición extendida inclinados sobre el lado derecho, envueltos con telas y rodeados de cerámica, adornos personales y casi siempre una lámina de oro en la boca MAMAMAMAMATESTESTESTESTESAMARRESAMARRESAMARRESAMARRESAMARRES TEXTILTEXTILTEXTILTEXTILTEXTIL LAMINALAMINALAMINALAMINALAMINA DE COBREDE COBREDE COBREDE COBREDE COBRE L L L L L L
  • 18. 18 mediante las primeras fundiciones. Notables exponentes de esta etapa son las piezas de oro de las Culturas Chavín (1500- 150 a.C.) y Kuntur Wasi (Fase La Copa y Fase Kuntur Wasi, 800-250 a.C.). N En los comienzos del primer milenio d.C. (Intermedio Temprano) se ubicarían las piezas aleadas de cobre-oro, co- bre-plata y cobre-oro-plata, de altos y bajos quilates, alea- ciones denominadas “tumbagas” binarias o ternarias. Las pie- zas fueron usadas como ornamentos personales y objetos ri- tuales. Los mejores exponentes de esta etapa son los objetos hechos de tumbagas binarias de la Cultura Vicús (200 a.C.- 100 d.C.) y de tumbagas binarias y ternarias de la Cultura Mochica (100-700 d.C.). Por su pericia en el manejo de las tumbagas, se suele considerar a los Mochicas responsables del gran auge de las aleaciones. N “… A finales del primer milenio d.C. (entre el Horizonte MedioyelIntermedioTardío)seestabadandolaexpansióndelos bronces,aleacionesdecobre-arsénico,cobre-estañoycobre-arsé- nico-estaño,reemplazandoalcobrecomoelmetalutilitariousado en todo el Perú y las regiones vecinas …” Durante el Horizonte Medio,laCulturaTiahuanaco(600-900d.C.)trabajalasaleaciones binariasdelcobre-arsénicoycobre-estañoaqueserefiereShimada. Durante el Intermedio Tardío y con técnicas que posteriormente seránretomadasenelIncanato,tienenespecialnotoriedad:laCul- tura Sicán (750-1150 d.C.) que maneja las tumbagas binarias y ternarias y desarrolla con maestría las piezas aleadas de cobre y arsénico;ylaCulturaChimú(1100-1450d.C.),alcanzandolaexce- lencia en el trabajo metalúrgico, produce metales puros, cobre arsenicalytumbagasbinarias. Siempre en el Intermedio Tardío y poco antes que se dé el proceso hegemónico incaico, señalaremos la importancia de la Cultura Ica, con su trabajo en tumbagas binarias, ternarias y en cobre arsenical; y la Cultura Wanka, con la producción de obje- tos de plomo y de bronces arsenicales y estañíferos. Espacios y procesos de la metalúrgica U na vez identificadas las culturas que ostentaron un liderazgo en el trabajo de los metales, veremos cómo trabajaron los metalurgistas, no sólo en lo que toca al tratamiento específico de los metales, sino consi- derando lo que pudieron ser sus patrones de produc- ción, el entorno de la actividad, los talleres y herramientas y los recursos energéticos. Carcedo nos dice: “… La mayoría de los objetos preco- lombinos no está confeccionada de metales puros sino que contienen cantidades pequeñas de cada uno; el manejo de las proporciones dependía del artesano y de su conocimiento del uso simbólico del objeto. Las piezas fueron hechas pensando en su “color final”. Hay una diferencia entre la “apariencia externa” y la “composición interna” que va a determinar el desarrollo de las aleaciones. Esto concierne especialmente a las piezas de uso ceremonial o de status, más que a las de uso práctico …” Resumiendo los conceptos que arrojan los estudios de Shimada, revisemos las ventajas técnicas que llevaron a los metalurgistas precolombinos a hacer lo que él llama el “uso persistente” de las tumbagas binarias o ternarias: 1) la mez- cla ennoblece al metal que es menos precioso; 2) se hace un uso rentable del metal noble (oro) que es escaso; 3) se pro- porciona mayor estabilidad química al cobre; 4) se pueden fabricar láminas, lo que es muy propio de las culturas de la costa norte peruana; 5) se reducen las temperaturas necesa- rias a la fundición, consiguiéndose un ahorro en combustible y en energía; 6) es posible obtener una nueva gama de colo- res, sonidos y propiedades mecánicas que respondan a la intencionalidad de fabricación de la pieza; 7) aún cuando se usa una menor cantidad del metal más noble, queda satisfe- cho el requisito de que el objeto contenga oro, lo que es muy importante desde el punto de vista cultural y espiritual. Para tener una visión de cómo fué la organización del trabajo metalúrgico precolombino, revisaremos con Paloma Carcedo lo esencial de los testimonios encontrados por Shimada, Epstein y su equipo, quienes descubrieron y excavaron el sitio de Cerro de los Cementerios en Lambayeque, correspondiente a la época Sicán. Hoy por hoy es reconocido como el único centro metalúrgico de fabricación de objetos de cobre arsenical, a gran escala (o escala casi industrial), de todo el continente americano.
  • 19. 19 Los talleres generalmente los lugares donde se hacía el fundido y proba- blemente el vaciado, estaban separados de los sitios donde se manufacturaban los objetos metálicos. Según Shimada, se han encontrado talleres de martillado, recocido, corte y mo- delado (en lugares aledaños) donde se fabricaban adornos personales …” ... Todo estaba organizado por talleres y por sectores de calentamiento, fundición, refundición, vaciado, refinación. Se encontraron más de 100 hornos de fundi- ción de menas de cobre arsenical, de los cuales se han excavado más de 40. Los talleres comprendían una fila Los hornos ... Los hornos tienen forma de pera, de no más de 30 cm. de largo por 25 cm. de alto, 25 cm. de profundidad y 10 cm. en la parte más ancha de la chimenea y con una capacidad de cerca de 1.5 a 3.0 litros. Estaban hechos de arcilla refractaria que podía soportar más de 1300 y 1100 grados, siendo ello suficiente para reducir los mine- rales y mantener la escoria derretida. Eran hornos muy pe- queños pero diseñados así para poder tener una atmósfera reductora, ya que no se utilizaron fuelles …” Los hornos estaban alineados en la dirección del viento para disipar los gases nocivos y el calor. “ “ de tres a cuatro hornos … ” Afirma Duccio Bonavia “… grados aunque las temperaturas alcanzadas fueron entre 1000 Cultura Sicán Tardío 1100-1400 d.C. Hornos de Fundición. Pareja de hornos de fundición en forma de pera del Cerro de los Cementerios, Batán Grande, Costa Norte
  • 20. 20 l aire era aprovechado mediante dos sistemas. El primero, usando su curso natural, para lo que se necesitaba una fuerza del viento muy bien dirigida. El segundo, con aire generado artificialmente; la fuerza de la entrada del aire era obtenida a base de Energía natural y humana “Esoplar con cañas, es decir, por la fuerza pulmonar. Las cañas llevaban en su extremo un instrumento de cerámica conocido como “tobera” que entra en el horno metalúrgico pues la fuer- za de inyección del aire tiene que ser muy directa y precisa para lograr alcanzar los grados requeridos en la fusión de los minera- El combustible “ ... Fué obtenido fundamentalmente del algarrobo que había en abundancia en la zona, por ser excelente en mantener el calor por largo tiempo. Necesitaban gran cantidad de combustible en cada fundición o reduc- ción, ya que se consumía unas tres o cuatro veces más debió comenzar la tala de los bosques norteños dado que la cantidad de combustible que se necesitaba para estas tareas debió ser considerable …” Felipe De Lucio agrega otros tipos de insumos utilizados por los antiguos metalurgistas: “… No se servían directamen- te del carbón de piedra para la fundición. El combustible utili- zado consistía en materiales de origen vegetal y animal: leña de guarango, quinual, quishuar, yareta, turba, ichu, excre- mento de llamas y alpacas …” de éste que de minerales en cada carga de horno. Se deposita- ba primero el carbón de algarrobo, se precalentaba el horno y una vez efectuada esta operación, se echaba la carga de mine- ral …” Para Duccio Bonavia “… Es en ese entonces cuando les. Las toberas podían ser de tamaño y forma diferentes pero el interior es igual en todas: se trata de canales con un ancho no mayor de 8 mm. y no menor de 1 mm. Para mantener la temperatura de 1000 a 1200 grados, se necesitaba por lo me- nos la fuerza pulmonar de tres a cuatro operarios trabajando a la vez en dar aire. En la época Sicán, esta fuerza no fué lo suficientemente fuerte como para que se derritiera todo el metal y formara en la parte inferior del horno un lingote; más bien se formaron “prills” o perlas que son gotas de metal atra- padas en la escoria”. Cultura Moche. Representación de un horno de calentamiento abierto circular. Foto Paloma Carcedo
  • 21. 21 Los instrumentos “ Como parte de los talleres de fundición se han encontrado dos o tres batanes, de aproximada- mente 1 m. de largo por 80 cm. Resultado del proceso “ ... El resultado en el horno es el de una masa viscosa, producto de los fundentes, el combustible y los mi- nerales, con los prills de metal atrapados en ella. Esta masa se depositaba en los batanes donde varios ope- rarios la partían con la chunga y recolectaban a mano lingote de la forma del crisol, en este caso plano-convexo. Este lingote era metal ya exportable pero aún necesitaba otro paso más de refinamiento para poder ser trabajado ya que presentaba muchas impurezas. El proceso de refinamiento se podía hacer en el mismo centro de fundición o en los talleres de los artesanos orfebres …” A partir de los lingotes se fabri- caron herramientas y ornamentos. los prills descartando la escoria. Luego los ponían en un cri- sol y de ahí iban a un horno donde se calentaban formando un de alto, convexos, hechos de rocas duras como diorita y granito, aso- ciados con sus chungas o manos. En los talleres de calentamiento, marti- llado y forja se han encontrado res- tos de crisoles, martillos y batanes planos …” CARGCARGCARGCARGCARGA DEA DEA DEA DEA DE FUNDIFUNDIFUNDIFUNDIFUNDICICICICICIONONONONON L CHIMENEACHIMENEACHIMENEACHIMENEACHIMENEA L Hombres de Sicán soplando a través de cañas para calentar los hornos en Batán Grande. Ilustración INC-Expreso L a intencionalidad simbólica de las piezas, el desarrollo de las aleaciones y el patrón metalúrgico de diferen ciar la composición interna y la apariencia externa de los objetos propiciaron la aplicación de métodos de tratamientoparalograrvariacionesdecolorenlassuperfi- cies metálicas. Mencionaremos los más importantes, que empe- zaronaserutilizadosporlosVicúsylosMochicayqueposterior- mente se generalizaron con los Sicán y los Chimú. Entre las técnicas que añaden un nivel de oro o plata a una basedemetalestánlasdossiguientesquenosdescribeCarcedo: N el “enchapado por reemplazo electroquímico”: los meta- les nobles (como el oro y la plata) se disuelven en un baño acuoso (el electrolito). Una vez disueltos, los iones de estos metales se depositan en superficies de metales menos nobles (comoelcobre)sumergidosenelelectrolito.Losmetalesmenos nobles se cubren con una capa sumamente delgada del metal más noble …” , y N el “dorado por fusión”: consiste en aplicar un metal derretido (casi siempre oro con cobre) en las superficies de un objeto hecho de metal (de cobre o de una aleación en éste).Si Maestría de las técnicas metalúrgicas
  • 22. 22 L a labor orfebre de los antiguos peruanos se da incluso antes de los desarrollos metalúrgicos que aquí se han detallado; así lo atestiguan los testimonios legados por las primeras culturas. Vaciar, colar, fundir, martillar, la minar, dorar y platear superficies constituyenlastécnicas básicas de la orfebrería del Antiguo Perú. Desde Chavín y Kuntur Wasi que trabajaron el oro, se aplicaban varias técnicas como: Cumbre artística en la orfebrería r (FUENTE: LIBRO SICAN 1995) miento conjunto de los dos metales en la interfase …” De las técnicas en que se logra un tratamiento químico de la superficie de la aleación citamos: N el “dorado o plateado por enriquecimiento”: es el trata- mientodeunaaleaciónquecontieneplatauoroparaeliminarde su superficie ciertos componentes no deseados (como el cobre) conelfindedejarinsitueloloselementosqueconfierenelcolor a la superficie (como la plata y el oro). La eliminación de los componentes no deseados enriquece a los que permanecen. Es- tando las aleaciones sumamente controladas y jugando con los pasosdecoloraciónselograbaquelassuperficiesfuerandecolo- res más oro o más plata …” , y N el “dorado parcial de superficies o piezas bicolores: colo- reandoselectivamenteunadeterminadaáreayprotegiendoconal- gunagomalaquenovaasermodificada;ohaciendounaabrasión selectiva en una pieza ya enriquecida superficialmente; o, final- mente,haciendounbruñidoousodeácidosenalgunasáreaspara produciruncontrastedecoloresconlasquenohansidobruñidas o atacadas …” Cultura Moche Temprano 0-300 d.C. Nariguera de oro y plata con cara central embutida y flanqueada por 2 felinos repujados la pieza se quiere dorar toda entera se tiene que sumergir en un baño de oro derretido y si sólo se quiere dorar una parte de la superficie, la aleación tiene que ser puesta encima a mano. En cualquier caso, cuando el metal derretido corre sobre el sustrato caliente,creaunafusiónyuniónfuertes,causadasporelderreti- laminado,recortado,calado,embutido,repujado,cincelado,en- gastado, uniones mecánicas, con alambres, mediante soldadura, entreotras.Lamayoríadelastécnicasprimigeniasse mantendrá y será aplicada por culturas contemporáneas y sucesivas a lo largo de toda la era preincaica. Los Mochica primero y luego los Sicán, fueron culturas que aplicaron la totalidad de las técnicas orfebres conocidas
  • 23. 23 dida. A la Cultura Wari se deberá el burilado en metal; a los Chimú, el satinado y el uso de plumas en la decoración de las piezas. En este último caso y como lo expresa Zevallos Quiñones ”… Más que “Cultura” se debe hablar de “Civilización” Chi- mú: por el manejo de su metalurgia y enfatizando su orfe- brería; por su abundante producción basada en técnicas he- redadas; por la aparición de un alto artesanado que en sí constituye un fenómeno social y por su metalística fina de- dicada al manejo del metal sacro …” A la Civilización Chimú le sucede, en el Horizonte Tardío y a partir de 1440, el Im- perio Incaico. A través del arte orfebre el hombre precolombino logró expresar sus conceptos de creación, conservación y multipli- cación de la riqueza. Trabaja los metales, valorizando aque- llos que le son preciosos. Con ellos fabrica y decora objetos destinados a honrar a los jerarcas que respeta y a las deida- des en las que cree. Propicia la presencia de especialistas y artesanos orfebres integrando grandes talleres en las ciuda- des. Incorpora constantemente nuevas técnicas e innovacio- nes en este campo de actividad. Se organiza para producir de manera colectiva y a escalas cada vez mayores. Se preocupa por replicar sus conocimientos y transferirlos a otras socie- dades. Esperamos que “EL HOMBRE Y LOS METALES EN EL PERU ANTIGUO” haya alcanzado el propósito de lograr una mejor comprensión del legado de esfuerzo que nos dejaron mine- ros, metalurgistas y orfebres de la era preincaica. Pectoral de oro en forma de «H». Oro laminado, repujado, burilado, recortado y soldado. Aplicación de lentejuelas. Proviene de Huarmey (en los Andes Centrales) a los metales y a las aleaciones. En Huaca Rajada, Lambayeque, la excavación realizada por el pro- fesor Walter Alva y su equipo en la tumba del Señor de Sipán, dignatario de la jerarquía Moche, llevó a la luz del conoci- miento mundial la magnificencia orfebre de una gran cantidad de objetos: coronas, máscaras, pectorales, collares, brazale- tes, orejeras, vasos de muy diferentes formas, discos repuja- dos de gran tamaño, alfileres y cocaleros con figuras vacia- das, instrumentos de música, etc. Algunas otras culturas tuvieron interesantes contribucio- nes en materia orfebre como, por ejemplo, Vicús, que intro- duce las técnicas de filigrana, mosaico, recopado y cera per- Ilustración que muestra en forma detallada toda la parafernalia hallada en la tumba del Señor de Sipán. En cuanto al vestuario y ornamentos pueden observarse los «faldellines», cobertores de tela, ornamentos de plumas, tocados, collarines, gargantillas, orejeras, narigueras, cascos con plumaje, sandalias, estandartes, láminas de oro, así como finos y estilizados objetos de oro, plata, cobre y piedras preciosas como turquesas, lapizlázuli y conchas del norte de Ecuador. Ilustración INC- Expreso
  • 24. 24 NMANUAL DE ARQUEOLOGIA PERUANA Federico Kauffmann Doig Séptima Edición, Lima 1980 NHISTORIA DEL PERU Varios autores Colección Juan Mejía Baca Tomo I, Primera Edición, Lima 1981 NORO DEL ANTIGUO PERU Varios autores Colección Arte y Tesoros del Perú José Antonio Lavalle Lima 1992 NPRIMEROS PERUANOS Col. INC/Expreso Editora Nacional, Lima 1999 NDE RE METALLICA Georgius Agrícola Dover Publications, Inc. New York 1950 NCERRO DE PASCO Historia del Pueblo Mártir del Perú - César Pérez Arauco INC - Pasco - Primera edición 1996 Las ilustraciones del presente fascí- culo provienen de estas fuentes bi- bliográficas NPLATA Y PLATEROS DEL PERU Varios autores Patronato Plata del Perú Lima 1997 NCOBRE DEL ANTIGUO PERU Paloma Carcedo Muro Colección Apu - José Antonio Lavalle Lima 1998 NPERU, HOMBRE E HISTORIA Tomo I - De los orígenes al siglo XV Duccio Bonavia Ediciones Edubanco, Lima 1991 Compania de Minas Buena entura La realización de este facsículo ha sido posible gracias al auspicio de: Bibliografía de consulta: