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EXPERIENCIAS TRANS Y SERVICIOS DE SALUD 1
¿Para quién-es la disforia de género?: Experiencias trans en Bogotá y servicios de salud
utilizados para transitar por los sexos-géneros
Pontificia Universidad Javeriana
Roberto Andrés Lasso Báez
Prof. Mg. Darío Muñoz Onofre*1
* Director del Trabajo de Grado. Profesor de la Facultad de Psicología y Magister en Estudios Culturales de la
Pontificia Universidad Javeriana.
EXPERIENCIAS TRANS Y SERVICIOS DE SALUD 2
Resumen
Este trabajo de grado en Psicología tuvo como objetivo comprender y analizar las experiencias de
las personas trans en Bogotá con relación a los servicios de salud utilizados para sus tránsitos por
los sexos-géneros. Para ello se utilizó como herramienta analítica el Análisis Critico del Discurso
(Van Dijk, 2003), dentro del marco del método cualitativo y se contó con la participación de
cuatro personas trans –dos hombres trans y dos mujeres trans– y cuatro profesionales de la salud
mental –tres psicólogxs y una psiquiatra–. Como instrumento se hizo uso de dos tipos de
entrevistas en profundidad, una dirigida a profesionales de la salud mental y otra para personas
trans. Como resultados salientes se destacó el papel orientador de las concepciones de sexo-
género-deseo en la atención que brindan los profesionales, la diversidad de experiencias de
tránsitos y la condición constante del tránsito, el consultorio psicológico como espacio de duda y
el psiquiátrico como espacio de afirmación, el poder transformador de los procesos hormonales y
quirúrgicos y el papel contradictorio y estratégico de la patologización en Colombia. En los ejes
de discusión se utilizaron los planteamientos de autorxs como Butler (1990), Coll-Planas (2010),
García (2010), Gergen (1992), Preciado (2008), entre otros para problematizar los principales
hallazgos investigativos.
Palabras clave: Transexualidad, Servicios de salud, Sexo, Género, Disforia de género.
Abstract
This dissertation in Psychology aims to understand and analyze the experiences of transgender
people in Bogotá in relation with the health services used for their transition throughout the
sexes-genders. In order to achieve that aim the Critical Discourse Analysis (Van Dijk, 2003)
approach in qualitative research was used and it counted on the participation of four transgender
people: two transgender men and two transgender women; and four mental health professionals:
three psychologists and a psychiatrist. As instruments, two types of in-depth interviews were
used; one was applied to the mental health professionals, while the other was applied to the
transgender participants. As results of the research it was found that mental health professionals
perceptions of sex-gender-desire have an impact on their praxis; the diversity of transition
experiences and the permanent condition of transition; the psychologist office as a place for
EXPERIENCIAS TRANS Y SERVICIOS DE SALUD 3
doubt while the psychiatrist office as a place for affirmation; the transforming power of hormonal
and surgical processes; and the contradictory and strategic role of pathologization in Colombia.
For the discussion axis the approaches of authors such as Butler (1990), Coll-Planas (2010),
García (2010), Gergen (1992), Preciado (2008), among others, were used to discuss the main
findings of the research.
Key words: Transsexualism, Health services, Sex, Gender, Gender Dysphoria.
EXPERIENCIAS TRANS Y SERVICIOS DE SALUD 4
Índice de contenido
Introducción..................................................................................................................................... 5
Justificación y planteamiento del problema ...................................................................................... 7
Objetivos ....................................................................................................................................... 14
Objetivo General......................................................................................................................... 14
Objetivos Específicos.................................................................................................................. 14
Fundamentación bibliográfica ........................................................................................................ 15
Categorías...................................................................................................................................... 32
Método .......................................................................................................................................... 35
Diseño ........................................................................................................................................ 35
Participantes ............................................................................................................................... 36
Instrumento ................................................................................................................................ 36
Procedimiento............................................................................................................................. 36
Resultados ..................................................................................................................................... 39
Sexo-Género-Deseo.................................................................................................................... 39
Experiencias de tránsitos............................................................................................................. 47
Servicios de salud utilizados para transitar por los sexos-géneros................................................ 60
Servicios psicológicos y psiquiátricos...................................................................................... 67
Servicios endocrinológicos y hormonación.............................................................................. 74
Servicios quirúrgicos e intervenciones corporales .................................................................... 76
Patologización ............................................................................................................................ 78
Discusión....................................................................................................................................... 82
Referencias .................................................................................................................................... 89
Apéndices ...................................................................................................................................... 94
EXPERIENCIAS TRANS Y SERVICIOS DE SALUD 5
Introducción
“Si vuelvo y nazco, volvería a nacer trans, no me
veo como otra persona”
Mujer trans que trabaja con organizaciones sociales
La palabra trans en Colombia se utiliza para designar a las personas y experiencias “que
de alguna manera cuestionan la continuidad impuesta entre el “sexo biológico” y el “género
cultural” y la estricta segmentación de lo masculino y lo femenino” (García, 2010, p. 08), estos
cuerpos desafían con sus existencias, con sus tránsitos por los sexos-géneros, los supuestos
fundantes de la sociedad occidental: el binarismo de género, la continuidad entre sexo-género-
deseo y la heterosexualidad como norma.
Desafiar el orden social imperante empuja a estas personas a afrontar situaciones de
violencia, marginación, vulneración de derechos y estigmatización social en distintos ámbitos de
su vida. En el campo de la salud, lleva a que muchas mujeres y hombres trans tengan dificultades
en el acceso, necesidades insatisfechas o realicen sus tránsitos al margen de una atención
“necesaria”.
Las consecuencias materiales de desafiar el orden simbólico imperante incluyen prejuicios
y estigmas que generan discriminación y violencia al acercarse a los servicios de salud y la
imposición, por parte de estos, de una identidad patológica, estable y definitiva que no responde
del todo a sus experiencias de tránsitos. A partir de esta relación aparentemente problemática y
violenta, esta investigación buscó comprender y analizar las experiencias de las personas trans en
Bogotá con relación a los servicios de salud utilizados para sus tránsitos por los sexos-géneros.
Esto llevó a reflexionar en torno a conceptos como la identidad, desde la perspectiva
narrativa y socioconstruccionista de la psicología, y el género, desde autoras pertenecientes a
distintas disciplinas como Wittig (1982), Butler (1990), Preciado (2008), entre otras.
Adicionalmente se articularon algunos resultados investigativos de García (2010), investigadora
trans en Colombia, y algunas reflexiones dentro del campo de la psicología y la psiquiatría en
torno a la patologización de la transexualidad compiladas por Coll-Planas y Missé (2011).
EXPERIENCIAS TRANS Y SERVICIOS DE SALUD 6
A partir de esta indagación surgieron categorías analíticas como: Sexo-género,
Experiencias de tránsitos, la patologización de lo trans y los servicios de salud utilizados para
transitar, entre estos los servicios psiquiátricos/psicológicos, servicios endocrinológicos y
hormonación y servicios quirúrgicos e intervenciones corporales. Este trabajo se enmarcó dentro
de una metodología cualitativa, utilizando como instrumento para recolectar la información dos
tipos de entrevistas en profundidad, una dirigida a personas trans y otra para psicólogxs y
psiquiatras que trabajan con el tema trans, analizando la información mediante el Análisis Crítico
del Discurso –ACD– (Van Dijk, 2003).
Como resultados principales se destacaron la diversidad de experiencias de tránsitos,
caracterizadas por movimientos constantes en la identidad, categorías intermedias y puntos de
inicio y llegada difusos, el papel orientador de las concepciones de sexo-género-deseo en la
atención que brindan los profesionales, dificultándola en algunos casos así como facilitándola en
otros al propiciar atenciones alineadas con los diversos deseos de tránsito, el papel del psicólogo
como acompañante en las dudas, los dilemas y los arrepentimientos frente al papel del psiquiatra
como vigilante de la continuidad del orden social, el poder de producción subjetiva de los
procesos hormonales y quirúrgicos y el papel contradictorio y estratégico de la patologización en
Colombia.
Finalmente, se retomaron algunos de los planteamientos de autorxs como Butler (1990),
Coll-Planas (2010), García (2010), Gergen (1992), Preciado (2008), entre otros para
contextualizar y dar sentido a los principales hallazgos investigativos, concluyendo con algunas
recomendaciones y perspectivas a futuro que la investigación aportó.
EXPERIENCIAS TRANS Y SERVICIOS DE SALUD 7
Justificación y planteamiento del problema
La salud ha sido un tema central dentro de distintas disciplinas: la medicina, la
antropología, la sociología, el psicoanálisis, entre otras, se han preguntado por ella, muchas veces
entendiéndola de manera escindida en la dicotomía mental-física, heredad del dualismo
cartesiano, que entendía el cuerpo y la mente como entidades no relacionadas y mutuamente
excluyentes (Lemos Hoyos et al., 2008).
Esta distinción es más histórica y didáctica que real, siendo alentada desde el campo de la
medicina como desde la psicología, pasando por alto la correspondencia y dependencia mutua
entre lo mental y lo físico y desconociendo que el término salud engloba ambos aspectos dentro
de sí mismo, involucrando variables físicas y psicosociales (Godoy, 1999; Lemos Hoyos et al.,
2008). Por tanto, la salud implica múltiples dimensiones de bienestar, ajuste psicosocial, calidad
de vida, funcionamiento cotidiano, protección hacia posibles riesgos, entre otros elementos
(Godoy, 1999).
Múltiples enfoques de trabajo en salud, específicamente en lo que se ha denominado salud
mental, se fundamentan de manera exclusiva en el modelo médico, desligando los múltiples
aspectos psicosociales que influyen en el bienestar de las personas y convirtiendo en síndromes y
patologías individuales reacciones frente a situaciones de violencia, marginación y
deshumanización como lo ilustró Martín-Baró (1988). Este tipo de situaciones son vividas
constantemente y de manera sistemática por las personas trans1
en su cotidianidad y
específicamente al intentar acceder a los servicios de salud que usan para realizar sus tránsitos
por los sexos-géneros.
Aproximarse a las experiencias trans desde una perspectiva psicosocial permite
comprender la particularidades de este sector, en palabras de Arévalo (2010): “Re-conocer sus
múltiples contextos sociales, culturales, políticos como ámbitos en los que se construye y
deconstruye la identidad, el mundo emocional y relacional, los cuales son constituyentes de la
realidad que se vive” (p. 29).
En Colombia, según la Constitución Política de 1991 en su artículo 49: “La atención de la
salud y el saneamiento ambiental son servicios públicos a cargo del Estado. Se garantiza a todas
1
La palabra trans en un término sombrilla que engloba aquellas identidades que de un modo u otro cuestionan la
continuidad establecida entre sexo y género. En la fundamentación bibliográfica se profundiza en esta cuestión.
EXPERIENCIAS TRANS Y SERVICIOS DE SALUD 8
las personas el acceso a los servicios de promoción, protección y recuperación de la salud” (p.
68). Sin embargo, según cifras de la Alcaldía Mayor de Bogotá en su Línea de base de la Política
Pública para la garantía plena de derechos de los sectores LGBT –Lesbianas, Gays, Bisexuales y
Transgeneristas– (2011) el 54% de personas transgeneristas han percibido que su derecho a la
salud ha sido vulnerado y al 43.84% de ellxs2
se les ha negado la atención medica cuando la
requerían. Esto da un panorama sobre la situación de vulneración sistemática y aguda del derecho
a la salud que viven las personas trans en Bogotá.
Aunque en Bogotá no se cuenta con datos específicos y contundentes acerca de la
cobertura en salud dentro del sector trans, investigaciones realizadas en la ciudad de Cali por
Santamaría Fundación aluden a que el 48% de las travestis de la ciudad “no cuentan con
seguridad social en salud” (Colombia Diversa, 2008, p. 58 como se citó en García, 2010) para el
caso de Bogotá se puede inferir una situación similar; adicionalmente, en una investigación
realizada con 50 mujeres trans3
de Bogotá y 76 de Cali se obtuvo como resultado que el 67% de
ellas reportaron pertenecer al régimen subsidiado del Sistema General de Seguridad Social –
SGSSS– (22% sin respuesta) (Ministerio de la Protección Social & UNFPA, 2011).
Un estudio del año 2011 realizado por el Ministerio de la Protección Social y el Fondo de
Población de las Naciones Unidas –UNFPA– (2011), puso de manifiesto las múltiples violencias
que reciben las mujeres trans al intentar acceder al servicio de salud: son discriminadas por el
personal que trabaja en los hospitales, desde el vigilante en adelante, y en grados que van desde
llamarlas y tratarlas como hombres, hasta negarles la atención médica o prestarles una atención
irrespetuosa.
Adicionalmente, se encuentran estigmatizadas por el VIH/Sida; al acceder a los servicios
de salud por razones distintas a este virus, son automáticamente asociadas al VIH/Sida, lo que les
ofende y las lleva muchas veces a alejarse de las instituciones médicas (Ministerio de la
Protección Social & UNFPA, 2011). En este mismo sentido, otras problemáticas de salud como
el cáncer, los problemas de próstata, las consecuencias de las intervenciones, entro otros, quedan
eclipsados frente a la asociación automática que se les hace respecto al VIH/Sida (Ministerio de
la Protección Social & UNFPA, 2011).
2
De aquí en adelante se hará un uso ocasional e intencionado de la X en vez de la A yla O como una forma de
generar un espacio de existencia en el lenguaje para aquellas personas que no se reconocen exclusivamente con las
categorías femeninas y masculinas disponibles y como resistencia política frente al binarismo de género.
3
Mujeres trans hace referencia a personas asignadas como hombres al nacer pero que transitan hacia lo femenino.
EXPERIENCIAS TRANS Y SERVICIOS DE SALUD 9
Otro punto que limita el acceso a la salud para mujeres trans [y hombres trans4
] es que
muchxs no cuentan con documentación básica, como la cédula de ciudadanía, o no están afiliados
a una EPS, esto les lleva a implementar formas alternativas de cuidar de su salud, a partir del
sentido común o consejos de otros, aplicándose remedios caseros y/o intervenciones artesanales
en sus cuerpos para construirse según su deseo (Ministerio de la Protección Social & UNFPA,
2011).
Las experiencias trans remiten a un deseo por la transformación del cuerpo, muchas veces
truncado por las dinámicas de exclusión del sistema de salud. Respecto a este punto García
(2010) plantea que los cuerpos trans de algunas mujeres se construyen al margen de este sistema,
que las ha excluido y obligado a autointervenirse, inyectándose aceites de cocina, motor o
silicona industrial, y a autohormonarse, en base a experiencias de amigos(as) o búsquedas en
internet, “hacerse el cuerpo” desde la periferia geográfica y al margen del sistema de salud.
Aunque en Colombia no se cuenta con cifras exactas en cuanto a intervenciones
corporales, el ejemplo de Lima puede dar luces al respecto: el 57% de personas transgeneristas
han intervenido su cuerpo [Con hormonas y sustancias fluidas] con fines de transformación de
género en su casa, sin supervisión médica alguna (Ministerio de la Protección Social & UNFPA,
2011). Adicionalmente, un estudio realizado en la ciudad de New York con 517 mujeres trans
reportó una relación significativa entre su identidad de género y mayores niveles de depresión,
especialmente durante la adolescencia; resultados adicionales mostraron que el 83% de estas
mujeres reportaron hacer uso de hormonas, principalmente inyectadas (66%) y el 40% se
inyectaban siliconas industriales. A partir de la experiencia de New York se puede inferir que en
el contexto Colombiano, el uso de jeringas y agujas utilizadas previamente podría representar un
factor de riesgo para el contagio de VIH/Sida (Ministerio de la Protección social & UNFPA,
2011).
En relación con la implementación de la política pública para la garantía de derechos de
personas de los sectores LGBT en la ciudad de Bogotá, se han identificado problemáticas en el
sistema que atañen a los intereses de los sectores trans, por ejemplo:
Inadecuadas transformaciones corporales de mujeres y hombres transgeneristas por la no
existencia de protocolos de hormonización, protocolos de reasignación de sexo y de
4 Hombres trans hace referencia a personas asignadas como mujeres al nacer pero que transitan hacia lo masculino.
EXPERIENCIAS TRANS Y SERVICIOS DE SALUD 10
protocolos de atención biopsicosocial de personas trans e intersexuales y otros servicios;
barreras de acceso a los servicios de salud para lograr estas transformaciones corporales;
alta prevalencia de las ITS-VIH/SIDA en (…) mujeres transgeneristas; desconocimiento
del comportamiento de las ITS-VIH/SIDA en (…) hombres transgeneristas; y presencia de
factores de riesgo y fragilidad social frente a la salud sexual y salud reproductiva de
personas de los sectores LGBT. (Alcaldía Mayor de Bogotá, 2011, p. 22).
Al mismo tiempo se logró identificar la ausencia de una legislación nacional que permita
el avance en la garantía del derecho a la salud plena y la calidad de vida de personas de los
sectores LGBT (Alcaldía Mayor de Bogotá, 2011, p. 22).
La mayoría de personas trans en Bogotá se ubican en el barrio Santa Fe, perteneciente a la
localidad de Los Mártires y declarada Zona de Tolerancia mediante el Decreto 188 de 2002
(Alcaldía Mayor de Bogotá, 2002 como se citó en Prada et al., 2012). Este territorio se
caracteriza por el tráfico y consumo de sustancias psicoactivas, el mercado sexual y la
delincuencia (Prada et al., 2012). El barrio Santa Fe es habitado en gran parte por mujeres trans
provenientes de distintos lugares del país, desplazadas debido al conflicto armado o por presiones
familiares (Prada et al., 2012); algunas de ellas, a pesar de llevar más de cinco años en la ciudad,
jamás han salido del barrio Santa Fe y ejercen la prostitución o la peluquería, en el mejor de los
casos, como medio para obtener recursos económicos (García, 2010).
Andrea García (2010), investigadora del tema trans en Colombia, señala que ser trans en
Bogotá refiere a cuerpos e identidades en disputa psiquiátrica, social, cotidiana, familiar y en gran
medida legal, lo que implica una incesante demanda por la inclusión en la categoría de
ciudadanía, interpelando al sistema de salud mediante acciones de tutela5
e interminables filas en
las Empresas Promotoras de Salud6
–EPS–. Esta misma autora señala la necesidad de superar el
desconocimiento y la ausencia de información relativa a diagnósticos y estadísticas sobre la salud
de poblaciones trans en distintas clases sociales, lo que amerita la realización de estudios,
cuantitativos y cualitativos, que den cuenta de las necesidades de servicios y derechos específicos
del sector trans y faciliten su inclusión efectiva en el sistema de salud colombiano (García, 2010).
5
La acción de tutela es un mecanismo dispuesto por la Constitución de 1991 y que busca proteger los derechos
constitucionales fundamentales de las y los ciudadanos cuando estos son vulneradospor acción u omisión de
cualquier autoridad pública; es similar al recurso de amparo utilizado en otros países.
6
Organizaciones de carácter privado que se encargan de prestar el servicio de salud en Colombia.
EXPERIENCIAS TRANS Y SERVICIOS DE SALUD 11
En suma, es evidente la relación inexistente o conflictiva entre mujeres trans y los
servicios de salud, lo que pone en riesgo sus vidas y les lleva a autohormonarse y
autointervenirse, sumado a esto, por las posibilidades de contraer VIH –por trabajo sexual o con
sus parejas estables– y las mínimas posibilidades de acceder a servicios de salud de calidad, las
mujeres trans colombianas son sujetas de múltiples vulneraciones y vulnerabilidades (Ministerio
la de Protección Social & UNFPA, 2011). En este contexto se puede inferir un fenómeno similar
respecto a hombres trans, frente a lo cual no existen desarrollos investigativos ni cifras
contundentes, en este trabajo se busca, entre otras cosas, explorar la situación con hombres trans.
Al abordar otras direcciones respecto a la salud en personas trans, es fundamental referirse
al tema de la patologización de lo trans, definida como “el proceso por el cual la transexualidad
se clasifica como un trastorno mental que requiere tratamiento psiquiátrico” (Coll-Planas, 2010a,
p. 15).
En este sentido, desde el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales –
DSM-IV– de la Asociación Americana de Psiquiatría –APA– la transexualidad es considerada
como un “Trastorno de la identidad sexual” caracterizado por “una identificación intensa y
persistente con el otro sexo, acompañada de malestar permanente por el propio sexo” (p. 505) y
en la Clasificación Internacional de Enfermedades –CIE-10– de la Organización Mundial de la
Salud –OMS– se encuentra bajo el término “Transexualismo” y está incluido en el apartado de
“Trastornos de la identidad sexual” (1992). En el argot popular y trans, el trastorno es
denominado “Disforia de género”, concepto introducido en 1973 por Norman Fisk haciendo
referencia a la “ansiedad asociada al conflicto entre la identidad sexual y el sexo asignado”
(Bergero et al., 2004, p. 2829).
Es importante resaltar que la clasificación de la transexualidad como trastorno mental
influye tanto en el imaginario social, aumentando la estigmatización, como a nivel legal (Coll-
Planas, 2010a). Para acceder a cualquier procedimiento quirúrgico o endocrinológico, incluso
para obtener la libreta militar, es requisito contar con un certificado de disforia de género
expedido por un psiquiatra titulado, esto implica que muchxs hombres y mujeres trans, a razón de
sus capitales económicos y culturales o su situación geográfica, no puedan acceder al certificado,
lo que les obliga a autointervenir sus cuerpos para logar satisfacer su sentir identitario y coloca en
EXPERIENCIAS TRANS Y SERVICIOS DE SALUD 12
manos de médicos y psiquiatras el poder de decidir si una persona es lo suficientemente
transexual como para acceder a dichos procedimientos (García, 2010; Coll- Planas, 2010a).
Frente al tema de la patologización no existen posiciones unificadas, tanto a nivel de lxs
profesionales de la salud como a nivel de las personas trans de todo el globo. Coll-Planas (2010a)
demarca cuatro líneas de conflicto alrededor de la patologización: quienes defienden la existencia
de una enfermedad neurológica, quienes consideran que la transexualidad es un trastorno mental,
quienes apelan al uso estratégico del trastorno para reclamar derechos y obtener recursos públicos
y quienes niegan la existencia del trastorno y exigen derechos trans fuera del marco de
patologización.
Las luchas por la despatologización de la transexualidad inician en España mediante la
campaña Stop Trans Pathologization-2012, -STP-2012- que se extiende por más de 40 ciudades
de 4 continentes, buscando la eliminación de la categoría diagnostica “Trastorno de la identidad
sexual” de la nueva edición del DSM –V– cuya publicación se planeaba para el año 2012 (Coll-
Planas, 2010a), ante este incipiente movimiento trans despatologizador surgen interrogantes
sobre la conveniencia de esta lucha en contextos sociales distintos, por un lado, Europa y Estados
Unidos y por el otro, Latinoamérica, ya que en la mayoría de los países del sur y específicamente
en Colombia, no se cuenta con una representatividad legal, normativa o política (Ley de
Identidad de Género o similares), ni colectiva (Movimiento social trans consolidado) que
garantice el acceso a los derechos de las personas trans, por lo que el estatuto de la transexualidad
como trastorno mental se ha convertido en la única herramienta de muchas personas trans en el
país para interpelar el Estado en boga del goce efectivo de sus derechos (García & Missé, 2010).
En relación con la relevancia política del problema a investigar, este trabajo se enmarcó
dentro de una concepción Foucaultiana, Feminista y Queer7
de lo político: Foucaultiana al
pensar que lo político no se debate únicamente en las Instituciones, por el contrario el poder se
encuentra disperso en todos los niveles de la sociedad y es inmanente a toda relación social
(Foucault, 1976); Feminista en cuanto retoma las principales ideas del Feminismo de Segunda
Ola que destaca el papel de resistencia y lucha política que tienen la sexualidad, el cuerpo y lo
hasta entonces considerado “privado”, en base a consignas como “lo personal es político” y “el
7
Queer es un vocablo ingles inicialmente utilizado como un insulto para denominar a las personas con sexualidades
anormales, sin embargo el término fue reapropiado yutilizado como forma de nominación política; en este apartado
aduce al conjunto de teorías que problematizan la naturalidad de la noción de sexo, denominadas como Teoría Queer.
EXPERIENCIAS TRANS Y SERVICIOS DE SALUD 13
cuerpo es un campo de batalla”; Finalmente Queer en tanto cuestiona aún más la división entre
lo público y lo privado y asume el cuerpo como espacio público y de agenciamiento fundamental
(Preciado, 2008).
Esta investigación buscó alejarse de las miradas y conceptualizaciones que ven a las
personas trans como victimas eternas, subordinadas y explotadas o especímenes exóticos (Bello,
2012), teniendo como apuesta política resaltar el papel activo de las personas trans ante las
violencias, haciendo énfasis en la importancia de sus resistencias, rebeldías y procesos
organizativos.
El problema se abordó desde una triple perspectiva: por un lado desde la Psicología
Clínica y de la Salud, teniendo en cuenta una postura crítica de la patologización e integral de la
salud. En segundo lugar, desde la Psicología Social, que aborda el contexto social donde se van
tejiendo las subjetividades, resaltando el papel del sujeto como agente de cambio social, para ello
se tomaran los aportes de la perspectiva Socioconstruccionista planteada por Kenneth Gergen.
Finalmente desde la Teoría Queer, que enfoca de manera crítica las concepciones tradicionales
acerca del género, el sexo y la sexualidad, haciendo énfasis en los planteamientos de Beatriz
Preciado y Judith Butler.
Todo lo anterior nos remite a la relevancia social que tiene el problema a investigar, pues
caracteriza las múltiples dinámicas de exclusión y violencia que enfrentan lxs trans, las barreras
de acceso a los servicios de salud utilizados para transitar por los sexos-géneros, que llevan en
ocasiones a la autointervención corporal con sustancias fluidas y la autohormonación, la lógica
patologizante, binaria, y heterocentrada que regula los tránsitos y subyace a las instituciones
prestadoras de salud, y los distintos factores psicosociales en los que se desarrollan estas
experiencias, por tanto surge la siguiente pregunta de investigación:
¿Cómo viven sus experiencias las personas trans en Bogotá con relación a los servicios de
salud utilizados para sus tránsitos por los sexos-géneros?
EXPERIENCIAS TRANS Y SERVICIOS DE SALUD 14
Objetivos
Objetivo General
Comprender y analizar las experiencias de las personas trans en Bogotá con relación a los
servicios de salud utilizados para sus tránsitos por los sexos-géneros.
Objetivos Específicos
Identificar, a través de narraciones de personas trans y de profesionales de la salud, las
experiencias de tránsitos de estas personas por los sexos-géneros.
Describir las experiencias de las personas trans con relación con acceso a los servicios de
salud y las necesidades, satisfechas o no, para llevar a cabo sus tránsitos por los sexos-géneros.
Describir el impacto psicosocial de la patologización de las identidades trans en las
experiencias de tránsito y su relación con los servicios de salud utilizados para transitar por los
sexos-géneros en el contexto bogotano.
Analizar críticamente, a través de narraciones, las concepciones de sexo-género de las
personas trans y de profesionales de la salud mental y su impacto en las prácticas profesionales.
EXPERIENCIAS TRANS Y SERVICIOS DE SALUD 15
Fundamentación bibliográfica
Históricamente, la pregunta por el yo, la identidad, el self o el sí mismo8
, ha sido central
dentro de la disciplina psicológica y ha suscitado distintos posicionamientos:
Dentro de las posturas fenomenológicas, introspectivas, psicodinámicas y de terapias
psicoanalíticas y humanísticas, el sí mismo ha sido entendido como una esencia, un núcleo
fundamental inherente a la condición humana, un self encapsulado (Goolishian & Anderson,
1994).
Por otra parte, la teoría central del aprendizaje social, gran parte de lo se denomina la
“revolución cognitiva” en psicología, el pensamiento cibernético aplicado a los sistemas humanos
y a la terapia familiar y ciertas variedades del constructivismo radical y de la teoría de los
constructos personales adoptan la idea del sí mismo como explicable por las acciones del sistema
nervioso central, el self es concebido como “un nexo entre los alcances internos de la experiencia
y el mundo externo” (Goolishian & Anderson, 1994, p. 295). Esta concepción modernista del self
supone que es posible reducir todos los fenómenos psicológicos a algún origen fundamental, por
lo tanto, todo tiene una explicación de base causal, esencialista, que nos remite a algún tipo de
fundamento (Goolishian & Anderson, 1994).
Según estas perspectivas modernistas, el self o el sí mismo, “tiene existencia
independiente, posee calidad y cantidad, puede ser sano o enfermo, perdura a lo largo del tiempo,
es posible conocerlo, medirlo, observarlo…” (Goolishian & Anderson, 1994, p. 296), frente a
estas posturas surgen argumentos y teorías posmodernas, como el Construccionismo Social, el
cual concibe al self desde una perspectiva que combina la dimensión narrativa y la dimensión
relacional:
Kenneth Gergen, psicólogo y principal exponente del Construccionismo social, señala el
profundo cambio tecnológico en la historia reciente como causa de una alteración radical en
nuestra forma de revelarnos a los demás; el yo se encuentra saturado de estímulos sociales,
transformando radicalmente lo que concebimos como verdadero, objetivo, natural, real, e incluso
nuestra experiencia cotidiana del propio yo, de esta manera, “el individuo se ha visto despojado
paulatinamente de las huellas tradicionales de la identidad: la racionalidad, la intencionalidad, el
reconocimiento y la coherencia a lo largo del tiempo” (1992, p. 184).
8
Sí mismo corresponde a la traducción más cercana de self al español.
EXPERIENCIAS TRANS Y SERVICIOS DE SALUD 16
Esta mirada Socioconstruccionista puntúa la identidad como construida en el marco de
relaciones sociales y la desliga de la idea de esencia, naturalidad, y estabilidad, Gergen añade:
En el mundo posmoderno, en el cual ya no hay ninguna esencia individual a la que uno
deba adherirse o permanecer fiel. La identidad propia emerge de continuo, vuelve a
conformarse y sigue una nueva dirección a medida que uno se abre paso por el mar de
relaciones en cambio permanente. (Gergen, 1992, p. 183).
Estas perspectivas narrativas y socioconstruccionistas desesencializan al sujeto y ponen de
manifiesto su carácter socialmente construido y su papel activo en dicho proceso (Gergen, 1992),
sin embargo al referirnos al género, como parte fundamental de la identidad/subjetividad, no
podemos desligar su carácter relacional de los dispositivos de poder que lo atraviesan en su
constitución (Scott 1996 como se citó en Estrada, 2004).
Lo anterior permite dilucidar uno de los límites que posee la perspectiva
Socioconstruccionista: si bien pone de relieve que la realidad y las identidades son construidas
socialmente, es ciega a los mecanismos de poder institucional (médico-psiquiátricos, jurídicos,
psicológicos, etc.) que generan barreras y construyen ciertas experiencias, realidades e
identidades como excéntricas, subalternas, anormales, patológicas, delictivas, etc., tal es el caso
de las experiencias de vida trans.
Desde el Feminismo, la Sociología, la Filosofía, la Antropología y la Teoría Queer surgen
distintas posturas que ponen de base el papel productivo del poder en los discursos socialmente
disponibles, como sucede en la construcción del género, la certeza de pertenecer a lo femenino o
a lo masculino, de ser hombres, mujeres, ambos o ninguno, la manera de habitar el cuerpo y la
sociedad, está sujeto a tecnologías discursivas, médico-quirúrgicas, farmacopornográficas, etc.
Hasta mediados del siglo XX la palabra género (Gender) se utilizó de manera exclusiva
en los estudios lingüísticos, como categoría gramatical de clasificación de nombres, adjetivos,
artículos y pronombres como femeninos, masculinos o neutros (Fletcher, 1991; Goodhart, 1992;
Smyth, 1968 como se citó en Haig, 2004; García-Mina, 2003).
John Money, psicólogo y médico, es quien traslada el concepto de género, endémico de la
gramática y la lingüística, hacia el terreno de las ciencias biomédicas (García-Mina, 2003);
Money utiliza por primera vez el término Gender en 1947 en el marco de su tesis doctoral acerca
de la psicología y la sexualidad de los hermafroditas (Preciado, 2007; García-Mina, 2003), sin
EXPERIENCIAS TRANS Y SERVICIOS DE SALUD 17
embargo, es hasta 1955 que, junto con Anke Ehrhardt y Joan y John Hampson, desarrolla el
concepto para “hablar de la posibilidad de modificar hormonal y quirúrgicamente el sexo de los
bebés nacidos con órganos genitales y/o cromosomas que la medicina, con sus criterios visuales y
discursivos, no puede clasificar solo como femeninos o masculinos” (Money, Hampson y
Hampson, 1957 como se citó en Preciado, 2008, p. 81).
Es ante la rigidez del concepto de sexo que Money hará emerger la noción de género,
revolucionando el campo de la sexualidad al afirmar que, el género y la identidad sexual son
modificables hasta la edad de dieciocho meses (Preciado, 2000); ante el sexo natural, definitivo,
intransferible y trascendental aparecerá el género, sintético, maleable, variable, susceptible de ser
transferido, imitado, producido y reproducido técnicamente (Preciado, 2008).
En los años setenta, y de la mano de autoras como Kate Millett (1969), Ann Oakley
(1972), Natalie Davis (1975), Gayle Rubin (1975), Margaret Mead y Mary MacIntosh, el
feminismo retoma la noción de género, la introduce a las ciencias sociales y hace de ella un
instrumento de análisis crítico de la opresión de las mujeres (García-Mina Freire, 2003; Preciado,
2008).
Es así como “Money, Ehrhardt y las feministas de los setenta establecieron los términos
del debate: el sexo representaba la anatomía y la fisiología, y el género representaba las fuerzas
sociales que moldeaban la conducta” (Fausto-Sterling, 2000), el feminismo no cuestiono el sexo,
dejando un flanco abierto al ataque de sus posiciones desde la biología (Fausto-Sterling, 2000) e
internándose en el callejón sin salida de los debates esencialismo/constructivismo (Preciado,
2008).
La distinción sexo-género se encuentra actualmente presente en numerosas políticas
estatales (Preciado, 2008), en la academia y en fracciones de los movimientos feministas, gays,
lésbicos, transexuales, intersexuales, etc. A pesar de la utilidad política de dicha distinción, esta
dicotomía naturalizada fortalece las escisiones Naturaleza-Cultura, Materialidad-Simbolismo,
Físico-Mental, entre otras (García, 2010).
Otra división susceptible de ser problematizada es el binarismo de género y la dominación
de los hombres sobre las mujeres:
Al respecto, Monique Wittig, ilustra la manera en que la heterosexualidad es impuesta
como norma y naturalizada como base anterior a toda relación social:
EXPERIENCIAS TRANS Y SERVICIOS DE SALUD 18
La categoría de sexo [hombre o mujer] es una categoría política que funda la sociedad en
cuanto heterosexual… y establece como <<natural>> la relación que está en la base de la
sociedad (heterosexual), y a través de ella la mitad de la población –las mujeres- es
<<heterosexualizada>> y sometida a una economía heterosexual. (1982, p. 26).
Para Wittig (1982) la heterosexualidad no constituye únicamente una práctica, sino un
régimen político de regulación y opresión de las mujeres, los hombres homosexuales y las
lesbianas, mediante la construcción ideológica de dos sexos, opuestos y “naturalmente”
complementarios.
La dominación heterosexual y masculina “nos enseña: que antes de cualquier
pensamiento, de cualquier sociedad hay <<sexos>> que son <<naturalmente>>,
<<biológicamente>>, <<hormonalmente>> o <<genéticamente>> diferentes y que esta diferencia
tiene consecuencias sociológicas” (Wiitig, 1982, p. 25).
Wittig y Bourdieu evidencian la deshistorización de la diferencia sexual y las
consecuencias que tiene en la estructuración del orden social:
La división entre los sexos parece estar <<en el orden de las cosas>>, como se dice a veces
para referirse a lo que es normal y natural, hasta el punto de ser inevitable: se presenta…
tanto en las cosas, como en el mundo social y, en estado incorporado, en los cuerpos y en
los hábitos de sus agentes… (Bourdieu, 1998, p. 21).
La ideología de la diferencia sexual opera en nuestra cultura como una censura, en la
medida en que oculta la oposición que existe en el plano social entre los hombres y las
mujeres poniendo a la naturaleza como su causa. (Wittig, 1982, p. 28).
Es así como las diferencias socialmente construidas entre hombres y mujeres son
transformadas en realidades dadas, absolutas, fundantes e irrebatibles mediante la
“…transformación de la historia en naturaleza, y de la arbitrariedad cultural en natural.”
(Bourdieu, 1998, p. 12) y “…biologización de lo social...” (p. 14).
El sociólogo francés, Pierre Bourdieu (1998), identifica como lugares principales de
perpetuación de la dominación masculina a la Escuela y el Estado, ya que es allí donde se
elaboran y se imponen sus principios; Por otra parte, Wittig (1982) señala el entramado
regulatorio que busca perpetuar la división sexual y el poder estructurante que esta tiene:
EXPERIENCIAS TRANS Y SERVICIOS DE SALUD 19
La categoría de sexo es una categoría totalitaria que para probar su existencia tiene sus
inquisidores, su justicia, sus tribunales, su conjunto de leyes, sus terrores, sus torturas, sus
mutilaciones, sus ejecuciones, su policía. Forma el espíritu y el cuerpo, porque controla
toda la producción mental. Posee nuestros espíritus de tal manera que no podemos pensar
fuera de ella. (Wittig, 1982, p.28).
La antropóloga norteamericana Gayle Rubin es quien introduce el concepto de sistema
sexo/género para encontrar el sentido social de la “opresión de las mujeres, las minorías sexuales
y algunos aspectos de la personalidad de los individuos” (1975, p. 2) y lo define como “el
conjunto de disposiciones por el que una sociedad transforma la sexualidad biológica en
productos de la actividad humana, y en el cual se satisfacen esas necesidades humanas
transformadas” (p. 2-3). Este sistema cumple la función de llevar la “carga social del sexo y el
género, de socializar a los jóvenes y de proveer las proposiciones últimas acerca de la naturaleza
de los propios seres humanos. Y sirve a fines económicos y políticos distintos de los que
originalmente fue diseñado para cumplir (cf. Scott, 1965).” (Rubin, 1975, p. 45).
Andrea García, antropóloga colombiana, traslada la noción de Rubin a nuestro contexto
cultural, en donde el sistema binario sexo/genero opera produciendo “identidades diferenciales
para las personas, desde el momento de su nacimiento hasta su muerte, según unas características
corporales –específicamente genitales- definidas como masculinas o femeninas” (García, 2010, p.
36).
La filósofa Beatriz Preciado profundiza en esta cuestión y pone en evidencia cómo, en el
momento del nacimiento, se nos asigna como masculinos o femeninos a partir de criterios
únicamente visuales, es decir, estéticos: “Cualquier cuerpo sin partes genitales externas
suficientemente desarrolladas, o que no puedan reconocerse visualmente como un pene, será
sancionado e identificado como femenino” (2000, p. 128).
Judith Butler, filósofa y una de las teóricas más importantes del feminismo, retoma la idea
de “contrato heterosexual” de Wittig (1980) y, en menor grado, de heterosexualidad obligatoria”
de Adrienne Rich (1980) para plantear la matriz heterosexual:
Un modelo discursivo/epistémico hegemónico de inteligibilidad de género, el cual supone
que para que los cuerpos sean coherentes y tengan sentido debe haber un sexo estable
expresado mediante un género estable que se define históricamente y por oposición
mediante la práctica obligatoria de la heterosexualidad. (Butler, 1990, p.38).
EXPERIENCIAS TRANS Y SERVICIOS DE SALUD 20
Esta matriz dota de legitimidad y legibilidad cultural únicamente a aquellos cuerpos que
responden de manera lineal a la continuidad sexo-género-deseo, es decir a machos-masculinos-
heterosexuales y, por oposición, hembras-femeninas-heterosexuales (Butler, 1990) todas las
demás posibilidades gays, lesbianas, bisexuales, transexuales, andróginas, travestis, intersexuales
corresponden a identidades periféricas, ilegítimas, ilegibles, ilógicas y sin derechos formales
(García, 2010).
Aunque algunos sectores del feminismo han naturalizado y reproducido de manera
acrítica el binarismo de género y la dualidad sexo-género, desde allí mismo han surgido voces
críticas:
Anne Fausto-Sterling, bióloga y filósofa feminista, cuestiona la objetividad de la ciencia
aludiendo a que “lo que llamamos <<hechos>> del mundo vivo no son verdades universales,
sino que, como escribe Haraway (1997) “están enraizados en historias, prácticas, lenguajes y
pueblos específicos”.” (2000, p. 22) y que el conocimiento empírico y práctico “está imbuido de
los temas políticos y sociales de su tiempo” (p. 24); también señala la búsqueda permanentemente
de la ciencia por “anteponer lo normal a lo natural” (p. 23).
Esta misma autora, en un provocador artículo titulado los cinco sexos, propone remplazar
el sistema de dos únicos sexos, macho y hembra, por uno de cinco, suscitando una gran
controversia al desafiar el orden binario que la ciencia se había empeñado en defender,
interviniendo durante años cientos de cuerpos disidentes [intersexuales] para ajustarlos dentro de
los únicos referentes de sexo legítimos, mediante “calzadores quirúrgicos” e impedir que
desafiaran y debilitaran con su existencia las convicciones sobre las diferencias sexuales (Fausto-
Sterling, 2000).
Por otra parte, Judith Butler pone en duda múltiples cuestiones dadas por sentadas, como
la naturalidad del sexo y su tajante diferenciación del género:
Quizá esta construcción llamada “sexo” este tan culturalmente construida como el género;
de hecho, tal vez siempre fue género, con la consecuencia de que la distinción entre sexo y
género no existe como tal. Entonces no tendría sentido definir el género como la
interpretación cultural del sexo, si este es ya de suyo una categoría dotada de género.
(Butler, 1990, p. 40).
EXPERIENCIAS TRANS Y SERVICIOS DE SALUD 21
“El género también es el medio discursivo/cultural mediante el cual la “naturaleza
sexuada” o “un sexo natural” se produce y establece como “prediscursivo”, previo a la cultura,
una superficie políticamente neutral sobre la cual actúa la cultura”. (p. 40); Esta prediscursividad
del sexo es efecto del aparato de construcción cultural designado por el género, que al ubicar la
dualidad del sexo en un campo anterior al discurso, asegura la estabilidad interna y el marco
binario del sexo (Butler, 1990).
Butler es mundialmente reconocida por haber propuesto la teoría performativa del género,
según la cual “lo que consideramos una esencia interna del género se fabrica mediante un
conjunto sostenido de actos, postulados por medio de la estilización del cuerpo basada en el
género.” (Butler, 1990: 15-16), es decir que “…lo que hemos tomado como un “rasgo interno” de
nosotros mismos es algo que anticipamos y producimos mediante ciertos actos corporales, en un
extremo, un efecto alucinatorio de gestos naturalizados” (p. 16).
Para Preciado (2000) los enunciados performativos, consisten en expresiones lingüísticas
aparentemente descriptivas, como por ejemplo <<es una niña>> o <<es un niño>> en el
momento del nacimiento, cargadas históricamente del poder de investir un cuerpo como
masculino o femenino, sobre esta performatividad del género, Butler continua profundizando:
Para que algo sea performativo tiene que producir una serie de efectos… Actuamos,
caminamos, hablamos de maneras que consolidan la impresión de ser un hombre o de ser
una mujer…actuamos como si ese ser hombre o ser mujer fueran una realidad interna, o
algo que es verdadero acerca de nosotros, un hecho sobre nosotros. Realmente se trata de
un fenómeno producido y reproducido todo el tiempo. Entonces, decir que el género es
performativo quiere decir que nadie es realmente [de] un género desde el principio.
(Butler, 2011).
En palabras de Preciado (2008), Butler define el género “como un sistema de reglas,
convenciones, normas sociales y prácticas institucionales que producen performativamente el
sujeto que pretenden describir” (p. 86). El interés principal de Preciado (2008) consiste en
develar mediante que signos y que técnicas [dimensión semiótico-técnica] se produce, de manera
performativa, el género.
Frente a esta pregunta, Preciado (2008) propone la noción de tecnogénero, para “dar
cuenta del conjunto de técnicas fotográficas, biotecnológicas, quirúrgicas, farmacológicas,
EXPERIENCIAS TRANS Y SERVICIOS DE SALUD 22
cinematográficas o cibernéticas que constituyen performativamente la materialidad de los sexos”
(p. 86).
Preciado (2008) continúa al mencionar que el género (masculinidad/feminidad) no es ni
un concepto, ni una ideología, ni una performance:
Se trata de una ecología política. La certeza de ser hombre o mujer es una ficción
somatopolítica producida por un conjunto de tecnologías de domesticación del cuerpo, por
un conjunto de técnicas farmacológicas y audiovisuales que fijan y delimitan nuestras
potencialidades somáticas funcionando como filtros que producen distorsiones
permanentes de la realidad que nos rodea. El género funciona como un programa operativo
a través del cual se producen percepciones sensoriales que toman la forma de afectos,
deseos, acciones, creencias, identidades. (p. 89).
Para Preciado (2000), el género no es simplemente performativo, sino, ante todo,
protésico:
No se da sino en la materialidad de los cuerpos. Es puramente construido y al mismo
tiempo enteramente orgánico. Escapa de las falsas dicotomías metafísicas entre el cuerpo y
el alma, la forma y la materia. El género se parece al dildo. Porque los dos pasan de la
imitación. Su plasticidad carnal desestabiliza la distinción entre lo imitado y el imitador,
entre la verdad y la representación de la verdad, entre la referencia y el referente, entre la
naturaleza y el artificio, entre los órganos sexuales y las prácticas del sexo. (p. 21).
Esta noción tecnológica del sexo/género permite zanjar en debate entre esencialismo y
constructivismo, dada la imposibilidad de aislar los cuerpos de las fuerzas sociales de
construcción de la diferencia sexual. Resulta imposible distinguir las diferencias entre lo orgánico
y lo mecánico, entre cuerpo y maquina, entre “cuerpos naturales” y “tecnologías artificiales”
(Preciado, 2000), en palabras de la bióloga y zoóloga feminista, Donna Haraway:
No está claro quien hace y quien es hecho en la relación entre el humano y la maquina. No
está claro que es la mente y que el cuerpo en máquinas que se adentran en prácticas
codificadas… encontramos que somos cyborgs, híbridos, mosaicos, quimeras. Los
organismos biológicos se han convertido en sistemas bióticos, en máquinas de
comunicación como las otras. No existe separación ontológica, fundamental en nuestro
conocimiento formal de máquina y organismo, de lo técnico y de lo orgánico. (1991, p.
304-305).
EXPERIENCIAS TRANS Y SERVICIOS DE SALUD 23
En esta misma línea, Gergen ejemplifica la erosión de las categorías consideradas
“sagradas”: “Todo lo que antes parecía identificable con certeza empieza a rebasar las fronteras y
a mezclarse, combinarse y refundirse. Lo mismo cabe afirmar de nuestra incipiente concepción
del yo individual” (1991, p. 185); la idea de un yo estable, natural, objetivo se erosiona y surgen
las posibilidades de sustitución del yo: “Cualquiera que lo necesite o lo desee puede hacerse
remplazar la nariz, los pechos, el cabello, los dientes o cualquiera de sus miembros, incluidos los
genitales. Productos químicos hacen las veces de hormonas…” (Gergen, 1991, p. 187).
Frente a este panorama, Preciado señala que los binarismos cartesianos cuerpo/espíritu,
naturaleza/tecnología, que inundan la retórica de las ciencias naturales y humanas, refuerzan “la
estigmatización política de determinados grupos (las mujeres, los no blancos, las queers, los
discapacitados, los enfermos, [lxs trans], etc.) impidiéndoles acceder a tecnologías textuales,
discursivas, corporales… que los producen y los objetivan” (2000, p. 157). Estas tecnologías
textuales, discursivas, corporales han construido determinadas prácticas y categorías identitarias
para designar lo trans, desde miradas médico-psiquiátricas, Estatales, patologizantes, etc.
La palabra Transgenerista viene de la traducción de la expresión inglesa “Transgender” y
funciona como término sombrilla que engloba otras categorías relativas a la experiencia trans
(Stryker & Whittle, 2006); en Colombia, el término transgeneristas se emplea como
representación política oficial dentro de las políticas públicas e identitarias del sector o
movimiento LGBT –Lesbianas, gays, bisexuales y transgeneristas–, consolidado en el año 2001
mediante el Proyecto Planeta Paz (Alcaldía Mayor de Bogotá, 2011; Colombia Diversa, 2008;
Ministerio de la Protección Social & UNFPA, 2010).
La palabra Transgeneristas9
hace referencia a “personas que de alguna manera cuestionan
la continuidad impuesta entre el “sexo biológico” y el “género cultural” y la estricta
segmentación entra lo masculino y lo femenino” (García, 2010, p. 8). Esta categoría está
conformada por distintas categorías identitarias como transexuales y travestis:
Transexuales para referirse a “personas que transforman sus características sexuales
mediante intervenciones endocrinológicas –hormonas- y quirúrgicas; muchas de ellas se han
realizado o desean realizarse cirugías de reasignación sexual. [O de cambio de sexo]” (Ministerio
9
Aparte de categorías como travestis, transexuales, hombres trans y mujeres trans encontramos otras como,
crossdressers, Drag Kings, Drag Queens, Transformistas (García, 2010; Ministerio de la Protección Social &
UNFPA, 2010) sin embargo en este trabajo no serán tenidas en cuenta ypor esta razón no se profundizara sobre
ellas.
EXPERIENCIAS TRANS Y SERVICIOS DE SALUD 24
de la Protección Social & UNFPA, 2010, p. 59); Esta categoría es definida desde instituciones
médicas y psiquiátricas y es utilizada como forma de autoreconocimiento por mujeres trans con
capitales cultuales y económicos elevados (García, 2010), esta forma de nominación atañe tanto a
personas que transitan de lo femenino hacia lo masculino [Hombres trans] (Vidal-Ortiz, 2011),
como de lo masculino hacia lo femenino [Mujeres trans], en este último caso, es comúnmente
utilizada como forma de autoreconocimiento por personas profesionales y pertenecientes a clases
sociales altas (García, 2010).
Travestis para aludir a “personas que asumen una identidad atribuida socialmente al sexo
opuesto. Muchas personas travestis intervienen sus cuerpos con hormonas y cirugías, pero no
desean transformar quirúrgicamente sus genitales.” (Ministerio de la Protección Social &
UNFPA, 2010, p. 59); Este reconocimiento parte muchas veces desde afuera y desde el prejuicio,
que como una forma de autonominación por parte de las mismas personas trans (García, 2010).
El o la “travesti” es generalmente un calificativo negativo -insulto o injuria- utilizado
“…por los otros, para nombrar a las personas trans que ejercen la prostitución o cuya identidad
trans es muy evidente.”(p. 6), sin embargo este término ha sido reapropiado por algunas como
forma de autoreconocimiento y de lucha política o entre ellas, para referirse a otras trans (García,
2010), esta forma de nominación es casi que exclusivamente utilizada por y para quienes
transitan de lo masculino a lo femenino [Mujeres trans].
Frente a estas formas de nominación, desde apuestas políticas más autónomas y desde
prácticas cotidianas de autoreconocimiento de muchas personas trans, se prefiere utilizar la
categoría Trans como espacio de acción política y de construcción de identidad (Ministerio de la
Protección Social & UNFPA, 2010) como es el caso de distintas organizaciones sociales actuales
de mujeres y hombres trans en Colombia y Latinoamérica “han ido paulatinamente posicionando
la categoría trans como una categoría para la acción política y para el reconocimiento de las
personas que asumen una identidad de género que no está acorde con su sexo anatómico asignado
al nacer” (p. 16).
La categoría trans “surge de procesos de organización y de enunciación autónomos que
cuestionan las instituciones y las prácticas políticas que nombran a unos otros y a unas otras con
categorías como transexuales o transgeneristas” (Ministerio de la Protección Social & UNFPA,
2010, p.16) y “se utiliza como término que engloba a todas aquellas personas que no presentan
EXPERIENCIAS TRANS Y SERVICIOS DE SALUD 25
una correspondencia entre sexo y género: transexuales, travestis y transgéneros [transgeneristas]”
(Coll-Planas, 2010a, p. 22).
Desde esta perspectiva, al hablar de Mujeres Trans, mujeres travestis y mujeres
transexuales nos referimos a personas asignadas como hombres al nacer que transitan hacia una
identidad femenina –de masculino a femenino- y por Hombres Trans, hombres transexuales nos
referimos a personas asignadas como mujeres al nacer que transitan hacia una identidad
masculina –de femenino a masculino- (Coll-Planas, 2010a; García, 2010; Vidal-Ortiz, 2011).
Las diversas categorías descritas en los últimos párrafos ponen de manifiesto que para
nombrar las identidades de género no hegemónicas aparecen múltiples posibilidades desde
distintos flancos –médico, político, cotidiano– que entran en disputa o se superponen,
convirtiendo lo Trans en una categoría identitaria inestable e imposible de integrar bajo una única
perspectiva10
(Ministerio de la Protección Social & UNFPA, 2010).
La identidad nos refiere a una construcción social e histórica que se recrea
permanentemente en el marco de las relaciones sociales vigentes (Gergen, 1991), partiendo de
esta idea, las identidades trans se encuentran sujetas a usos estratégicos y variables en función del
contexto, lejos de ser un rotulo estable, lo trans surge de manera distinta en relación con las
situaciones:
Frente a los médicos, tengo disforia de género, necesito una medicación de hormonas y
luego una cirugía de cambio de sexo; frente a mi familia, soy transexual y debo recibir
tratamiento especializado; frente a las amigas, soy travesti, me fascinan las sobredosis de
estrógenos y no me he hecho senos por falta de dinero…; frente al Estado, soy un sujeto
subordinado, históricamente vulnerada y excluida de los derechos y exijo una reparación y
la inserción en la categoría de ciudadanía. (García, 2010, p. 63).
En relación con la categoría de transexual, esta surge entre 1910 y 1960 de la mano de
reconocidos sexólogos como Magnus Hirschfeld, David Cauldwell y Harry Benjamin, y a partir
de la necesidad de definir tratamientos médicos para las experiencias de “inversión”, es decir, el
10
En este trabajo se privilegian las categorías, trans, hombres trans, mujeres trans, personas trans y personas con
experiencia de vida trans, aludiendo a las formas de autoreconocimiento ylas luchas de visibilización, dignificación
y posicionamiento de dichas categorías que se tejen desde los procesos organizativos propios del sector trans en
Bogotá.
EXPERIENCIAS TRANS Y SERVICIOS DE SALUD 26
sentido de pertenencia de las personas a un sexo que no corresponde con su cuerpo (Stryker y
Whittle, 2006; Hirschfeld, 1910; Caudwell, 1949 como se citó en García, 2010); la
transexualidad ha sido explicada, estudiada y tratada “desde la primera mitad del siglo XX por
perspectivas biomédicas que la consideran una disforia y que privilegian los aspectos de
intervención psiquiátrica, hormonal y quirúrgica (Benjamin, 1966; Fernandez, 2003; Álvarez,
2001; Gómez, 2006; Orejaren, 2004)” (García, 2010, p. 68).
Muchas personas trans encarnan esta categoría, hablando únicamente en términos
clínicos, instaurados como códigos lingüísticos y políticos en sus subjetividades: “La disforia, el
procedimiento, la hormona que se convierte en nuestra experiencia” (García, 2010, p. 68); esta
categoría es utilizada para diagnosticar y definir sujetos susceptibles de ser transformados
completamente con el fin de ser insertados en el orden binario masculino/femenino,
reproduciendo mediante prácticas y discursos expresiones como “Nací en el cuerpo equivocado”,
“Soy una mujer en un cuerpo de hombre” y viceversa (García, 2010); Estas prácticas y discursos
ponen en evidencia el papel productivo del poder, evidenciado por Foucault (1976) al delimitar y
producir cierto tipo de identidad y el papel de reubicación y resocialización de los cuerpos
anormales, cuerpos trans, mediante la cirugía, la terapia hormonal, las pastillas, las inyecciones y
el ámbito confesional de la psiquiatría (García, 2010).
A pesar de los dilemas y ambigüedades que suscita la relación ente la medicina y las
personas trans, “La institución médica es central para la experiencia trans… ofrece promesas de
liberación, que a su vez son cadenas de dominación” (García, 2010, p. 70-71), posibilita construir
y acceder a aquel cuerpo que las personas trans anhelan y sienten como propio pero con el
condicionante de encajar en los parámetros clínicos binarios y eliminar cualquier manifestación
de ambigüedad, por ejemplo:
Para poder iniciar la terapia de sustitución hormonal, que consiste fundamentalmente en el
consumo de hormonas femeninas –estrógenos o etinilestradiol, en ocasiones también
progesterona– y de anti andrógenos para neutralizar las hormonas masculinas, se debe
contar con un diagnóstico psicológico y psiquiátrico de transexualidad, trastorno de la
identidad de género o disforia de género. Se espera que la persona asuma la identidad
femenina antes o durante la terapia de sustitución hormonal para poder realizarse
posteriormente las cirugías de transformación: implantes mamarios, cirugía de
EXPERIENCIAS TRANS Y SERVICIOS DE SALUD 27
reasignación de sexo. Para acceder a esta última cirugía se requiere también del aval
psiquiátrico y endocrinológico específico y es preciso realizar el llamado “test de la vida
real”, que consiste en vivir como “mujer” durante mínimo un año antes de la operación.
(Benjamin, 1966; Becerra, 2003). (García, 2010, p. 71).11
García (2010) evidencia que los cuerpos trans que acceden al sistema de salud son
cuerpos medicalizados, que se insertan en una categoría médica y en un protocolo de
transformación corporal, sexual y mental de la mano de profesionales de la endocrinología,
ginecología, urología, psiquiatría y se narran a si mismxs desde estos parámetros:” “Soy
transexual, tengo disforia de género”, muchas afirman como parte fundamental de su
construcción de identidad” (García, 2010, p. 51).
Múltiples experiencias de vida trans enmarcan su identidad dentro de las categorías
proporcionadas por la medicina y la psiquiatría, desde un lugar patológico definido por el Manual
Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales en su cuarta versión (DSM-IV), editado por
la Asociación Americana de Psiquiatría (APA), y la Clasificación Internacional de Enfermedades
(CIE-10), publicada por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Dentro del DSM-IV las experiencias de tránsito por el género son incluidas dentro del
apartado de “Trastornos sexuales y de la identidad sexual” bajo los diagnósticos de “Fetichismo
transvestista”, ubicado en el subapartado de “Parafilias” y el “Trastorno de la identidad
sexual”, en el subapartado de “Trastornos de la identidad sexual” (APA, 2000); por otro lado en
el CIE-10, encontramos las experiencias trans designadas bajo el término “Transexualismo”,
incluido en el apartado de “Trastornos de la identidad sexual” (OMS, 1992).
Esta clasificación fomenta la intolerancia, los prejuicios y las injusticias sociales hacia las
personas trans. (Ehrbar, Winters & Gorton, 2010) y posibilitó el surgimiento de campañas en
contra de los derechos de las personas trans en distintos lugares de Estados unidos, catalogando a
estas personas como desviadas sexualmente, peligrosas para los niñxs y con la necesidad de un
tratamiento psiquiátrico (Ehrbar, Winters & Gorton, 2010)
Desde su base, la forma en la que está planteado el “trastorno de la identidad sexual” es
ambigua, se centra en que la identidad de género es de por si patológica, da pie para que dentro
de la clasificación se den falsos positivos, es decir niños y niñas que, sin experimentar disforia de
11
Las citas de García (2010), presentadas de aquí en adelante corresponden a investigaciones realizadas con mujeres
trans bogotanas, sin embargo podemos inferir una situación similar respecto a hombres trans bogotanos, frente a lo
cual, como se menciona en el planteamiento del problema, no existen desarrollos investigativos.
EXPERIENCIAS TRANS Y SERVICIOS DE SALUD 28
género, no cumplen con los comportamientos estereotípicos de masculinidad y feminidad y son
incluidos dentro del trastorno (Ehrbar, Winters & Gorton, 2010)
A su vez, es el único trastorno en donde el síntoma que lo define es elicitado, lo que
plantea una contradicción que sustenta la inferioridad del tratamiento que facilita la
transformación en contraposición a la superioridad del “tratamiento de reconducción de la
identidad de género” que fomenta la conformación con el género asignado al nacer (Ehrbar,
Winters & Gorton, 2010)
Ehrbar, psicólogo clínico, Winters, escritora y consultora política y Gorton, médico
(2010), plantean una redefinición y reubicación del trastorno de la identidad sexual para la
próxima edición del DSM –V–, proponiendo su cambio de nombre a “Disforia de Género”,
alejándose de la identidad y centrándose en el síntoma característico y definitorio de esta
taxonomía, utilizando un lenguaje no discriminatorio y afirmativo, adicionalmente, plantean la
inclusión de la especificidad “en remisión” dentro del nuevo diagnóstico, es decir que aunque ya
no cause sufrimiento y problemas, el tratamiento debe continuar para que reaparezca, facilitando
así el cubrimiento sanitario para las personas trans.
Dejando de lado la perspectiva de lxs profesionales de la salud respecto al tema, es
posible hallar diversas posturas en cada experiencia trans respecto a la patologización, García
(2010) lo ejemplifica planteando la pregunta: “¡Sufrimos de “disforia de género” o de un
“trastorno de identidad de género”!, afirman algunas, ¿se trata de una subversión sumisa al
poder? O, quizá, retomando a Spivak (Femenías, 2005) ¿De un esencialismo estratégico?” (p. 71-
72).
Por un lado, algunas personas trans acuden a lxs profesionales de la salud después de
haber interiorizado, por ellos mismos, que su falta de correspondencia sexo/género es anormal y
patológica; en este sentido la patologización es previa a la intervención de lxs profesionales
(Coll-Planas, 2010b).
Sin embargo, no todas las personas trans acuden a especialistas porque consideren que
padecen de un trastorno, varias lo hacen porque es el conducto regular para obtener el certificado
de disforia de género que les dará el derecho a hormonarse, operarse y de facilitar la aceptación
del entorno sociofamiliar (Coll-Planas, 2010b); se trata de un uso estratégico del trastorno
(García, 2010; García & Missé, 2010).
EXPERIENCIAS TRANS Y SERVICIOS DE SALUD 29
Resumiendo lo anterior, algunas personas trans ven en la obligación de acudir a
profesionales de la salud mental como una patologización y un “chantaje” para poder cumplir con
sus objetivos, sin embargo, otras no se sienten tratadas como personas enfermas al acudir a estos
servicios y ven en el proceso de obtención del diagnóstico un puro formalismo (Coll-Planas,
2010b), en ambos casos las personas trans recitan las respuestas que saben que tendrán como
resultado el diagnóstico que necesitan, exagerando y mintiendo frente a distintas preguntas para
acomodarse a los estereotipos se género subyacentes a los métodos evaluativos de psicólogos y
psiquiatras (Coll-Planas, 2010b; Gonzáles-Polledo, 2010)
En últimas, se trata de regular la diversidad de experiencias trans delimitando un solo
tránsito, finito, unidireccional, de un punto a otro, vigilado, delimitado, que se clausura con la
cirugía de reasignación de sexo, no hay posibilidades de ir y venir ni categorías intermedias
(García, 2011), además, parte de la consideración de que el deseo de pertenecer al otro género es
inmutable, de la necesidad de practicarse una cirugía de reasignación sexual como elemento
indisociable de la transexualidad y presentando “las diferencias y desigualdades entre hombres y
mujeres como elementos fijos e inmodificables” (Coll-Planas, 2010a, p. 17)
Frente a esta demarcación rígida del tránsito se erigen las maneras particulares de
significar la transición por parte de mujeres y hombres trans, que difieren de esta concepción
experimentando el transitar como un viaje, una evolución y un fin en sí mismo donde la llegada a
un nuevo cuerpo, a una nueva identidad y a un nuevo rol de género no se produce mecánicamente
, sino a través de distintos tipos, temporalidades y escalas de experiencia, lo que constituye al uso
de tratamientos médicos como una de las vías posibles, a menudo recorrida por partes y de
manera estratégica (Gonzáles-Polledo, 2010).
No todas las mujeres trans desean una cirugía de reasignación sexual, incluso la
consideran como una castración violenta (García, 2010), ni todos los hombres trans desean o
cuentan con una Faloplastia12
o una Metoidioplastía13
, a menudo cuentan con mastectomía14
pero
rara vez con procedimientos genitales (Vidal-Ortiz, 2011); las cirugías de reasignación sexual son
realizadas en numerosos casos por cirujanos particulares que no ofrecen garantías o van a otros
12
“Reconstrucción de unos genitales externos a modo de pene y testículos que permitan la micción en bipedestación”
(Mañero, Jiménez & Montull, 2006).
13
Operación con la que se libera el clítoris agrandado por el uso continuado de la testosterona (Vidal-Ortiz, 2011).
14
Procedimiento que “remueve los senos y produce un pecho que registra más como de hombre” (Vidal-Ortiz, 2011,
p. 7).
EXPERIENCIAS TRANS Y SERVICIOS DE SALUD 30
países, donde son más baratas y con cirujanos más experimentados, sin embargo no hay un
seguimiento posoperatorio, necesario en caso de posibles complicaciones (Coll-Planas, 2010b);
algunas de las complicaciones derivadas de la cirugía corresponden al arrepentimiento o perdida
de la respuesta orgásmica, sin embargo lxs profesionales de la salud tienden a minimizar estos
riesgos, al igual que los efectos secundarios de la terapia de remplazo hormonal15
, que se
manifiestan incluso con seguimiento endocrinológico e incluyen afecciones hepáticas, cáncer,
entre otros. (Coll-Planas, 2010b)
Este efecto de minimización de riesgos riñe con el derecho de los pacientes a la
información veraz e imparcial, lo que plantea un problema de autonomía y poder respecto a la
relación entre la medicina, incluyendo la psiquiatría, y las experiencias trans; un choque de
fuerzas constante y lesivo para la salud de las personas trans, donde entran a jugar el papel de las
instituciones como reproductoras del orden social, la autonomía de las personas trans, las nuevas
posturas de la psiquiatría moderna, los prejuicios de los y las profesionales de la salud (Coll-
Planas, 2010b).
Frente a las problemáticas de intervención corporal señaladas por Coll-Planas surge la
paradoja, o lo que él denomina un equilibrio imposible, renunciar a la integridad física con tal de,
presuntamente, conseguir la identidad deseada y acabar así con el sufrimiento” (Coll-Planas,
2010, p. 64) frente a esto, García señala la necesidad entrañable y fundamental de intervenir el
cuerpo para tornarlo propio, es una lucha incansable e inaplazable por lo que muchas personas
trans están dispuestas a sacrificar su integridad física en boga de alcanzar la corporalidad deseada
(García, 2010).
Las intervenciones corporales no solo implican costos emocionales y físicos, sino
económicos que no todas las personas trans pueden asumir, partiendo de la exclusión en materia
laboral que muchxs de ellxs viven; amparadxs en el derecho al libre desarrollo de la personalidad
y el derecho a la salud por conexidad con el derecho a la vida, personas trans han exigido al
régimen de salud colombiano distintos tipos de tratamientos quirúrgicos, hormonales y
seguimiento psiquiátrico/psicológico, logrando, en algunos casos, mediante acciones de tutela
que las Empresas Promotoras de Salud (EPS) cubran estos servicios (García, 2010).
15
Procedimiento que consiste, para el caso de las mujeres trans, en la ingesta de distintos tipos de estrógenos y
antiandrógenos (García, 2010) yen el caso de los hombres trans, de inyecciones de Testosterona (Vidal-Ortiz, 2011).
EXPERIENCIAS TRANS Y SERVICIOS DE SALUD 31
Muchas personas trans, en su mayoría travestis en ejercicio de prostitución, se encuentran
en un Estado de total desprotección en materia de salud o no demuestran intenciones explicitas de
exigirle al sistema de salud que cubra sus procedimientos de transformación corporal, esta
situación lleva a que muchas de ellas intervengan sus cuerpos sin ningún tipo de seguimiento
médico, autohormonandose con altas dosis de estrógenos y realizándose implantes caseros en sus
cuerpos con aceites de cocina, de motor o siliconas industriales (García, 2010).
García (2010) narra cómo este tipo de intervenciones generan en cientos de mujeres trans
graves problemas de salud e incluso la muerte, sin embargo el deseo de transformar el cuerpo es
tan fuerte que las lleva a asumir este tipo de riesgos, frente a este panorama el sistema de salud se
desentiende en el cubrimiento de los derechos de un grupo de personas que se encuentran en los
márgenes de la ciudadanía y solo se preocupa por brindar derechos formales en salud a quienes
presentan identidades de género estables durante toda su vida:
…el Estado, el Ministerio de la Protección social, la Empresas Promotoras de Salud, las
Administradoras del Régimen Subsidiado, las Secretarias de Salud Municipales y
Departamentales, las Empresas Sociales del Estado y los programas de asistencia y de
Atención Primaria en Salud, dicen que sólo se trata de un asunto estético o de hombres que
se visten como mujeres. (García, 2010, p. 73).
Finalmente, quedan múltiples interrogantes abiertos, en relación con el rol de la medicina
en las experiencias de vida trans, el uso del esencialismo estratégico en el acceso a la salud, la
lucha por la despatologización en el marco de transición entre la edición IV del DSM a la V, el
sistema de salud colombiano, con sus particularidades, el binarismo de género y las concepciones
sobre sexo y género que subyacen al conjunto de la sociedad, las experiencias particulares y
diversas de tránsito por los géneros y los sexos en las que se embarcan cotidianamente las
personas trans, entre otros.
EXPERIENCIAS TRANS Y SERVICIOS DE SALUD 32
Categorías
Sexo-Género-Deseo
El sexo se entiende como el conjunto de características biológicas – genitales externos,
internos, aspectos genéticos, hormonales y características sexuales secundarias –que definen a
una persona como hombre, como mujer o como intersexual16
(Ministerio de la Protección Social
& UNFPA, 2010) “En el caso de las experiencias trans, dichos atributos físicos del sexo son
intervenidos y transformados mediante procedimientos quirúrgicos y de sustitución hormonal”
(Ministerio de la Protección Social & UNFPA, 2010, p.59)
Por otro lado, el género es una construcción sociocultural “sobre lo que se espera
correspondería a la forma de ser mujer (feminidad) o de ser hombre (masculinidad) y que, por
tanto, varía en el tiempo y en el espacio” (Ministerio de la Protección Social & UNFPA, 2010,
p.111) “Se refiere a las formaciones psicológicas del yo, a la convicción subjetiva que poseen las
personas sobre la opción de ser hombre o de ser mujer…. cuando se habla de género, se habla de
normas, procesos históricos, relaciones de poder y divisiones de los valores, del espacio y del
trabajo que se establecen —culturalmente— acerca de la diferencia sexual” (Ministerio de la
Protección Social & UNFPA, 2010, p.59)
La orientación sexual o el deseo, se define como la atracción erótica y afectiva hacia una
persona. En este constructo entran en juego la excitabilidad sexual de la persona en relación con
otro u otra, sus afectos, sus emociones e ideas de placer y de pareja, este deseo no se da en
función del sexo o de la construcción de género, es independiente de estos (Ministerio de la
Protección Social & UNFPA, 2010).
El sexo y género se han entendido de manera escindida, en donde “el sexo representaba la
anatomía y la fisiología, y el género representaba las fuerzas sociales que moldeaban la conducta”
(Fausto-Sterling, 2000), esta distinción se encuentra presente en numerosas políticas estatales
(Preciado, 2008), en la academia y en fracciones de los movimientos feministas y LGBT, es una
dicotomía naturalizada (García, 2010).
Sin embargo varias autoras feministas, entre ellas Butler (1990) y Preciado (2008), han
problematizado dicha distinción, entendiendo que el sexo es una categoría ya dotada de género –
16“Persona que nace con características genitales, genéticas u hormonales ambiguas que impiden su asignación
inmediata en alguna de las categorías dominantes de hombre o mujer” (Ministerio de la Protección Social &
UNFPA, 2010, p. 59).
EXPERIENCIAS TRANS Y SERVICIOS DE SALUD 33
interpretaciones culturales- (Butler, 1990) y las tecnologías de producción del género –
farmacológicas, semióticas, quirúrgicas- también productoras de la materialidad del sexo
(Preciado, 2008).
Finalmente, las personas trans, mediante sus prácticas de intervención corporal también
cuestionan la idea de que el sexo es natural e inmodificable, evidenciando que “el sexo es
también una construcción social en la que intervienen símbolos, lenguajes, normatividades y
tecnologías que producen cuerpos masculinos y femeninos” y con su existencia desafían la norma
de continuidad entre el sexo y el género (Ministerio de la Protección Social & UNFPA, 2010, p.
60).
Experiencias de tránsitos
Entendidas como viajes y trayectorias por los géneros –el espectro de posibilidades entre
lo masculino y lo femenino- que no responden a una linealidad, no son rígidos, con inicios y
finales determinados sino, por el contrario, diversos, personales, múltiple, con diversos puntos de
partida y llegada, tiempos particulares, fronteras, pausas y distintos “vehículos” para transitar –
hormonas, cirugías, indumentarias- (García, 2010).
Servicios de salud utilizados para transitar
Se entiende por esto los distintos procedimientos que permiten la transformación corporal
de las personas trans en sus tránsitos por los sexos-géneros, entre ellos:
Servicios psicológicos y psiquiátricos.
Consisten en procesos de acompañamiento y apoyo a las personas trans durante sus
procesos de transformación, también incluye la aplicación de entrevistas clínicas, diversos tipos
de tests, cuestionarios, entre otros, cuyo objetivo principal consiste en develar, con la mayor
certeza posible, un diagnóstico de transexualidad, trastorno de la identidad sexual o disforia de
género (Coll-Planas, 2010b; García, 2010; Gonzáles-Polledo, 2010).
Servicios endocrinológicos y hormonación.
Son procesos llevados a cabo por un médico endocrino y consisten en la evaluación,
formulación y seguimiento de la Terapia de Sustitución Hormonal (Bergero et al., 2004; García,
2010) El consumo de hormonas puede darse dentro de un acompañamiento médico o por fuera de
EXPERIENCIAS TRANS Y SERVICIOS DE SALUD 34
este; produce cambios en los caracteres sexuales secundarios, generando así una feminización o
una masculinización del cuerpo según sea el caso (Bergero et al., 2004); las hormonas “modifican
todo tu cuerpo, tus facciones, tu sexualidad, tus deseos, tu mente” (García, 2010, p. 30).
Servicios quirúrgicos e intervenciones corporales.
Consisten en Cirugías de Reasignación Sexual –Metoidioplastía, Faloplastia,
Orquidectomía, Vaginoplastia- , implantes mamarios, Mastectomía, cirugías de feminización
facial, etc. Las intervenciones corporales que se realizan fuera del sistema se salud, generalmente
consisten en inyecciones de sustancias fluidas en distintas partes del cuerpo para aumentar
voluptuosidades (García, 2010).
Estos tres servicios se encuentran ligados entre sí, generalmente se inicia con el
diagnóstico psiquiátrico o psicológico de transexualidad, trastorno de la identidad de género o
disforia de género, este aval es requerido para iniciar la Terapia de Sustitución Hormonal,
posteriormente se abre la vía para la intervención quirúrgica, para estos procedimientos se
requiere de un aval psiquiátrico/psicológico y endocrinológico especifico y es necesario haber
realizado el “Test de la vida real”, vivir con la identidad del género que se desea encarnar,
durante mínimo un año. (García, 2010).
Patologización
Entendida como “el proceso por el cual la transexualidad se clasifica como un trastorno
mental que requiere tratamiento psiquiátrico” (Coll-Planas, 2010a, p. 15).
EXPERIENCIAS TRANS Y SERVICIOS DE SALUD 35
Método
Diseño
Esta investigación se enmarco dentro del método cualitativo ya que busca estudiar “la
realidad en su contexto natural, tal y como sucede, intentando sacar sentido de, o interpretar los
fenómenos de acuerdo con los significados que tienen para las personas implicadas” (Rodríguez,
Gil & García, 1996, p. 32); este tipo de investigación “implica la utilización y recogida de una
gran variedad de materiales—entrevista, experiencia personal, historias de vida, observaciones,
textos históricos, imágenes, sonidos – que describen la rutina y las situaciones problemáticas y
los significados en la vida de las personas”. (Rodríguez et al, 1996, p. 32).
Dentro de este marco cualitativo, se utilizo como procedimiento de análisis de la
información cualitativa el Análisis Crítico del Discurso –ACD–, cuyo objetivo fundamental
consiste en evidenciar problemas sociales y políticos, “saber cómo el discurso contribuye a la
reproducción de la desigualdad y la injusticia social determinando quiénes tienen acceso a
estructuras discursivas y de comunicación aceptables y legitimadas por la sociedad” (Van Dijk,
1994, p. 03).
El ACD “se centra en los problemas sociales, y en especial en el papel del discurso en la
producción y en la reproducción del abuso de poder o de la dominación” (Van Dijk, 2003, p.
144). El ACD toma en consideración las experiencias y opiniones de los miembros de los grupos
marginados, apoyando su lucha por la desigualdad.
El ACD no se trata únicamente de un análisis descriptivo y analítico, es también un
análisis social y político que parte de una perspectiva y una postura ética de “solidaridad de los
oprimidos” adoptando una actitud de oposición y disidencia contra quienes ostentan los recursos
discursivos con el fin establecer, confirmar o legitimar su abuso de poder (Van Dijk, 2003).
Para el ACD el discurso científico cuenta con mayor influencia, poder y legitimación
dado el grupo del que viene, por el contrario, el conocimiento grupal, compartido por grupos
sociales específicos, como los movimientos sociales, puede ser sesgado e ideológico y puede no
ser reconocido en absoluto como “conocimiento” y ser catalogado como creencia
infundamentada por parte de otros grupos (Van Dijk, 2003).
Este trabajo buscó dar cuenta de las experiencias de personas trans con relación con los
servicios de salud utilizados para realizar sus tránsitos por los sexos-géneros, tomando en
EXPERIENCIAS TRANS Y SERVICIOS DE SALUD 36
consideración que el ACD permite teorizar las intrincadas relaciones texto-contexto, global-local,
personal-social de los discursos (Van Dijk, 2003) evidenciando los discursos médicos,
psiquiátricos y psicológicos que patologizan y crean restricciones para estas experiencias y por el
contrario contribuyen a que sea positiva para quienes la viven.
Participantes
La selección de los participantes se realizo mediante un muestreo no probabilístico que
permite obtener información, por parte de personas, contextos y situaciones, de interés
investigativo que ofrecen gran riqueza para la recolección y análisis de datos (Hernandez,
Fernández & Baptista, 2010); dentro de esta muestra encontramos dos subgrupos:
Por un lado, una muestra de expertos conformada por cinco profesionales de la salud
mental, dos psicólogas, un psicólogo y una psiquiatra, con experiencia de trabajo con personas
trans, con diversidad de grados académicos y pertenecientes al sector público y privado.
En segundo lugar, una muestra de sujetos-tipo conformada por dos hombres trans y tres
mujeres trans de distintas edades, estratos socioeconómicos y afiliaciones en salud, usando como
criterio de homogenización de la muestra la intervención corporal, mediante hormonas, cirugías u
otras formas de modificación del cuerpo.
Instrumento
Para esta investigación se hará uso de dos tipos de entrevistas en profundidad de carácter
semi-estructurado (Ver apéndice A y B), según el subgrupo de la muestra hacia el cual van
dirigidas. El procedimiento por el cual se analizó la información obtenida de las entrevistas fue el
de Análisis Crítico del Discurso, dentro del marco general del método cualitativo.
La entrevista en profundidad es una técnica de obtención de información mediante una
conversación profesional con una o varias personas, cuyo objetivo, Más que explicar es
comprender las perspectivas que tienen los informantes de sus vidas, experiencias o situaciones,
tal como las expresan con sus propias palabras (Hernandez, Fernández & Baptista, 2010).
Cabe anotar que, por solicitud explicita de lxs participantes y razones de confidencialidad,
se omiten marcadores de contexto como escolaridad, lugar de trabajo/estudio y etnia-raza, de
manera explícita.
Procedimiento
EXPERIENCIAS TRANS Y SERVICIOS DE SALUD 37
La investigación sobre el tema inició en junio del año 2011 mediante la vinculación del
investigador a distintas actividades del sector trans en Bogotá e indagación documental sobre el
tema, sin embargo es hasta julio del año 2012 que inicia la elaboración formal de este trabajo,
centrándose en el tema de las experiencias trans con relación a los servicios de salud utilizados
para transitar por los sexos-géneros, algunas de las fases se presentan a continuación, es
importante señalar que no se corresponden de manera secuencial sino circular:
Recopilación teórica y metodológica
Se reunieron argumentos de las más relevantes y agudas teóricas de género de los últimos
años, sumado a los aportes investigativos sobre el tema trans en Colombia de distintos
investigadorxs, aportes de psicólogos sociales y clínicos en torno a temas como la identidad, la
patologización y los tránsitos.
Diseño y validación de los guiones de entrevista
Se diseñaron las preguntas que hicieron parte de la entrevista y se someten a la validación
de seis expertxs en el tema, tres por cada entrevista. Se conto con la validación de cinco
psicólogxs, sociales y clínicos, y una antropóloga experta del tema trans en Colombia
Selección de las y los participantes de las distintas muestras
Se retomo contacto con algunas personas con las que se había interactuado en el pasado y
que eran activas en su participación en espacios comunitarios del sector trans en Bogotá.
Entrevistas a lxs participantes
Se conversa con los participantes siguiendo las preguntas de la entrevista, haciendo
énfasis en un encuentro conversacional y no únicamente de pregunta y respuesta, en tanto la
entrevista guiaba pero no era una camisa de fuerza para el entrevistador.
Análisis de la información recolectada y elaboración de resultados
Posterior a la transcripción de cada entrevista, se realiza una lectura exhaustiva y analítica
de la información usando como método el enfoque cualitativo y como recurso analítico el
Análisis Critico del Discurso –ACD–. Posteriormente se plasmaron los principales resultados
utilizando las categorías de análisis propuestas. Fue fundamental reconocer la profunda
EXPERIENCIAS TRANS Y SERVICIOS DE SALUD 38
interrelación entre las categorías y que su separación tan solo buscó facilitar la lectura y la
comprensión de la información expresada.
Discusión de los resultados
Una vez realizados los resultados se dieron paso a establecer paralelos, divergencias,
vacíos, entre otros elementos, con la fundamentación bibliográfica y se formularon algunas
conclusiones y recomendaciones finales.
EXPERIENCIAS TRANS Y SERVICIOS DE SALUD 39
Resultados
A continuación se presentan los resultados, que dan cuenta de los discursos y hallazgos
significativos de acuerdo con las categorías establecidas previamente para este análisis. Para éste
fin se utilizaron las transcripciones literales de las entrevistas en profundidad realizadas con lxs
participantes. Por el lado de lxs profesionales de la salud mental, fueron entrevistadxs dos
psicólogas que trabajan en una organización privada (Psicóloga A y Psicóloga B), un psicólogo
que trabaja con una organización distrital de Bogotá (Psicólogo A) y una psiquiatra que labora
con una universidad pública de Bogotá (Psiquiatra A).
Por el lado de las personas trans, fueron entrevistadxs dos hombres trans, de treinta y siete
años (Hombre trans A) y veinticuatro años (Hombre trans B), y dos mujeres trans, una de treinta
y siete años (Mujer trans A) y otra de veintisiete años (Mujer trans B), todxs con un nivel de
escolaridad universitario. La información recolectada en las entrevistas fue analizada a través del
Análisis Crítico del Discurso y el uso de categorías.
Es fundamental anotar que estas categorías analíticas se encuentran totalmente imbricadas
entre sí y su demarcación responde a un ejercicio de facilitación el análisis y su comprensión. La
patologización es transversal a las demás categorías, al igual que las concepción sexo-género-
deseo ya que influyen en la forma en que las personas narran sus tránsitos y marcan las prácticas
de los profesionales de la salud. A su vez, los servicios de salud privilegian cierto tipo de
tránsitos en detrimento de otros y actúan de manera diferencial en función del marco simbólico
que los soporta. Por lo anterior, es evidente que la relación entre las categorías de análisis
responde a un esquema circular y no lineal.
Sexo-Género-Deseo
Esta categoría nos remite a elementos teóricos y epistemológicos que orientan en buena
parte las practicas de lxs profesionales de la salud ya que la atención que brindan a las personas
trans esta fundamentada en las comprensiones sobre estas categorías. Por otro lado, estas
concepciones funcionan como focos desde los cuales algunas personas trans leen sus experiencias
de tránsitos. Por estos motivos resulta fundamental entender la manera en que cada quien
entiende estas categorías ya que brinda un marco, político y epistémico, a sus relatos.
EXPERIENCIAS TRANS Y SERVICIOS DE SALUD 40
Al referirse al género, lxs profesionales de la salud mental afirman que es una
construcción, que atraviesa dimensiones individuales, pues se refiere a la percepción que cada
quien tiene de sí mismo, de su cuerpo, y la elección que hace sobre esto, pero colectiva en tanto
implica asumir ciertos roles que van a marcar la pauta de relación con el contexto que nos rodea.
De acuerdo con lo expresado por la psicóloga A: “El género es una construcción individual y
muchas veces también colectiva sobre la percepción que tiene cada persona de sí misma, de su
cuerpo, del rol que quiere cumplir y de cómo quiere expresar su vivencia”.
Esta construcción tiene como base elementos históricos y sociales sobre la masculinidad y
la feminidad, lo que se espera de los hombres y de las mujeres, como afirma la psiquiatra A: “El
género es una construcción social de lo que se espera de los hombres y las mujeres… con unos
antecedentes históricos…”. En relación al carácter de esta construcción, la psicóloga B señala que
el género es una construcción “absolutamente fluida y que definitivamente podemos elegir”, el
hecho de ser caracterizado como construcción no le quita su cualidad de movilidad, fluidez y la
posibilidad de transformarse, en tanto se ubica en un amplio espectro de matices entre lo
masculino y lo femenino, polos que al mismo tiempo se transforman según la mirada que se
tenga sobre ellos.
Esta concepción fluida y móvil de la identidad de género permite que en el
acompañamiento psicológico la duda sea fundamental, incluso elicitada por el/la profesional, el
testimonio de la psicóloga B ilustra esto:
Otro de los miedos muy grandes es: ¿bueno y que pasa si yo me llevo a patrasiar? ¿Qué tal
que me den ganas mas adelante de devolverme? Lo que nosotros hacemos es siempre dar
la posibilidad a la persona que si, porque para nosotros la identidad es algo móvil, no es
algo fijo ni estático. Siempre va a existir la posibilidad de moverse, el tema es si la persona
se estaba hormonando que sepa hasta cuándo puede patrasiarse y empezar a cuestionar
mucho eso, eso es lo que hemos hecho. (Psicóloga B).
Por otro lado, es de destacar el papel de agencia que tiene cada sujeto en la construcción
de su identidad de género, muy en afinidad con lo que expuesto por las personas trans
entrevistadas, quienes ven en el género una decisión y un sentir acerca de que roles se quieren
jugar, cómo se quiere ser reconocido y quién se es, como lo expresa el hombre trans B “es la
EXPERIENCIAS TRANS Y SERVICIOS DE SALUD 41
parte que yo construyo de mi mismo” o como menciona la mujer trans A, “es como tú te sientes,
como quieres ser reconocido… yo lo descubro”.
Esta decisión se asume en relación a las normas de feminidad y masculinidad definidas
por la sociedad, estas personas asumen distintas actitudes y acciones en relación a esta
normatividad del género, al respecto, lo narrado por el hombre trans B es ilustrativo:
Hay cosas que están catalogadas para el mundo como cosas de lo femenino y otras de lo
masculino que para mí no lo son, entonces simplemente para mí hay cosas que para el mundo
que son femeninas pero hacen parte de mi masculinidad, entonces ahí ya comienza a chocar el
concepto de género en que no existe. (Hombre trans B).
Esta posición se aproxima a concepciones queer del género, crítica de las diferenciaciones
entre lo masculino y lo femenino, en contraste con la posición del hombre trans A, donde ser
hombre no esta definido únicamente por una corporalidad sino por asumir ciertos roles sociales,
en ese sentido encarnar el concepto hegemónico de hombre es fundamental para el
reconocimiento:
Siempre estuve muy claro en que juegos me gustaban y con que debía jugar y con que no.
Yo soy un hombre muy machista ¿ok? Total y absolutamente machista… yo creo que hay
machismo positivo… yo soy machista porque yo defiendo una posición de hombre que
creo que se ha perdido… tiene que ver con abrirle la puerta a una mujer, tiene que ver con
halar una silla para que una mujer se siente, con caballerosidad, a ese machismo me refiero
yo… ser un poco más caballerosos y más galantes. (Hombre trans B).
Si bien las personas trans en sus relatos dan una mayor prevalencia a la posición personal
que cada quien asume respecto a sí mismo, lo normativo no deja de ocupar un lugar importante
en sus construcciones.
Al hablar del sexo, ambas mujeres trans afirman que está referido a una genitalidad, la
apariencia externa viene a determinar si eres clasificado como hombre o como mujer, para ellas,
“el sexo es con lo que naces en medio de las piernas” (Mujer trans B) y “tiene que ver con una
genitalidad” (Mujer trans A), este hecho viene a ser un aspecto mas que no influye en sus
construcciones de género orientadas a lo femenino. El hombre trans B señala un punto de
importancia ya que caracteriza al sexo como “una condición biológica que permite a la ciencia
EXPERIENCIAS TRANS Y SERVICIOS DE SALUD 42
clasificarme” poniendo de relieve el papel de los discursos científicos sobre el sexo en el control
de los cuerpos y subjetividades.
Respecto a este mismo punto, se identifican dos posturas en lxs profesionales: por un lado
la psiquiatra, el psicólogo A y una parte de lo expresado por la psicóloga B relacionan el sexo a
una dimensión biológica basada en indicadores hormonales, genéticos (cromosómicos), gonadal
y genital, sobre los cuales se han fundamentado diferencias entre hombres y mujeres y vienen a
determinar que a una persona se le asigne como macho o como hembra;
Por otro lado, se encuentra la postura de la psicóloga A y la otra parte expresada por la
psicóloga B, quienes destacan la influencia cultural sobre la biología, quien ha marcado ciertas
diferencias como relevantes a la hora de caracterizar la noción de sexo con dos únicas
posibilidades, radicales y opuestas entre si pero que sin embargo no responde a la diversidad
animal y humana, donde la intersexualidad está presente, por lo tanto estas diferencias no serían
tan radicales ni tan opuestas y posibilitarían pensar y creer en la existencia de mas de dos sexos
en nuestra especie.
Para entender de una manera mas completa lo afirmado sobre sexo y género por los
participantes fue necesario conocer si reconocían algún tipo de relación entre ambas variables,
las dos mujeres trans entrevistadas coinciden en negar algún tipo de relación entre el sexo y el
género, mientras que en los chicos trans son visibles dos posiciones, para el hombre trans A, el
sexo y género vienen a ser lo mismo, “cómo quién nos identificamos… si somos hombres o
mujeres” mientras que el hombre trans B afirma que “Mi biología nunca ha determinado
realmente como percibo mi género, aunque la sociedad sí lo ha hecho… me dijo quién era y que
había una relación, pero realmente no creo que haya una relación… encarno una no relación
entre sexo y género”. En suma, para las mujeres trans y el hombre trans B, el sexo en el que
fueron asignadxs al nacer no determina su identidad de género.
Por otra parte, para el hombre trans A, sexo y género son equivalentes y responden a una
esencia interna que demanda una estricta continuidad entre cuerpo y género y se perfila como
inicio y objetivo final del tránsito, “Transitar es el camino que estoy recorriendo para que el
espejo refleje lo que yo soy en realidad, lo que soy esencialmente… cuando quirúrgicamente
haya terminado mi proceso yo creo que ahí termina el tránsito”.
Experiencias Trans y Servicios de Salud
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Experiencias Trans y Servicios de Salud

  • 1. EXPERIENCIAS TRANS Y SERVICIOS DE SALUD 1 ¿Para quién-es la disforia de género?: Experiencias trans en Bogotá y servicios de salud utilizados para transitar por los sexos-géneros Pontificia Universidad Javeriana Roberto Andrés Lasso Báez Prof. Mg. Darío Muñoz Onofre*1 * Director del Trabajo de Grado. Profesor de la Facultad de Psicología y Magister en Estudios Culturales de la Pontificia Universidad Javeriana.
  • 2. EXPERIENCIAS TRANS Y SERVICIOS DE SALUD 2 Resumen Este trabajo de grado en Psicología tuvo como objetivo comprender y analizar las experiencias de las personas trans en Bogotá con relación a los servicios de salud utilizados para sus tránsitos por los sexos-géneros. Para ello se utilizó como herramienta analítica el Análisis Critico del Discurso (Van Dijk, 2003), dentro del marco del método cualitativo y se contó con la participación de cuatro personas trans –dos hombres trans y dos mujeres trans– y cuatro profesionales de la salud mental –tres psicólogxs y una psiquiatra–. Como instrumento se hizo uso de dos tipos de entrevistas en profundidad, una dirigida a profesionales de la salud mental y otra para personas trans. Como resultados salientes se destacó el papel orientador de las concepciones de sexo- género-deseo en la atención que brindan los profesionales, la diversidad de experiencias de tránsitos y la condición constante del tránsito, el consultorio psicológico como espacio de duda y el psiquiátrico como espacio de afirmación, el poder transformador de los procesos hormonales y quirúrgicos y el papel contradictorio y estratégico de la patologización en Colombia. En los ejes de discusión se utilizaron los planteamientos de autorxs como Butler (1990), Coll-Planas (2010), García (2010), Gergen (1992), Preciado (2008), entre otros para problematizar los principales hallazgos investigativos. Palabras clave: Transexualidad, Servicios de salud, Sexo, Género, Disforia de género. Abstract This dissertation in Psychology aims to understand and analyze the experiences of transgender people in Bogotá in relation with the health services used for their transition throughout the sexes-genders. In order to achieve that aim the Critical Discourse Analysis (Van Dijk, 2003) approach in qualitative research was used and it counted on the participation of four transgender people: two transgender men and two transgender women; and four mental health professionals: three psychologists and a psychiatrist. As instruments, two types of in-depth interviews were used; one was applied to the mental health professionals, while the other was applied to the transgender participants. As results of the research it was found that mental health professionals perceptions of sex-gender-desire have an impact on their praxis; the diversity of transition experiences and the permanent condition of transition; the psychologist office as a place for
  • 3. EXPERIENCIAS TRANS Y SERVICIOS DE SALUD 3 doubt while the psychiatrist office as a place for affirmation; the transforming power of hormonal and surgical processes; and the contradictory and strategic role of pathologization in Colombia. For the discussion axis the approaches of authors such as Butler (1990), Coll-Planas (2010), García (2010), Gergen (1992), Preciado (2008), among others, were used to discuss the main findings of the research. Key words: Transsexualism, Health services, Sex, Gender, Gender Dysphoria.
  • 4. EXPERIENCIAS TRANS Y SERVICIOS DE SALUD 4 Índice de contenido Introducción..................................................................................................................................... 5 Justificación y planteamiento del problema ...................................................................................... 7 Objetivos ....................................................................................................................................... 14 Objetivo General......................................................................................................................... 14 Objetivos Específicos.................................................................................................................. 14 Fundamentación bibliográfica ........................................................................................................ 15 Categorías...................................................................................................................................... 32 Método .......................................................................................................................................... 35 Diseño ........................................................................................................................................ 35 Participantes ............................................................................................................................... 36 Instrumento ................................................................................................................................ 36 Procedimiento............................................................................................................................. 36 Resultados ..................................................................................................................................... 39 Sexo-Género-Deseo.................................................................................................................... 39 Experiencias de tránsitos............................................................................................................. 47 Servicios de salud utilizados para transitar por los sexos-géneros................................................ 60 Servicios psicológicos y psiquiátricos...................................................................................... 67 Servicios endocrinológicos y hormonación.............................................................................. 74 Servicios quirúrgicos e intervenciones corporales .................................................................... 76 Patologización ............................................................................................................................ 78 Discusión....................................................................................................................................... 82 Referencias .................................................................................................................................... 89 Apéndices ...................................................................................................................................... 94
  • 5. EXPERIENCIAS TRANS Y SERVICIOS DE SALUD 5 Introducción “Si vuelvo y nazco, volvería a nacer trans, no me veo como otra persona” Mujer trans que trabaja con organizaciones sociales La palabra trans en Colombia se utiliza para designar a las personas y experiencias “que de alguna manera cuestionan la continuidad impuesta entre el “sexo biológico” y el “género cultural” y la estricta segmentación de lo masculino y lo femenino” (García, 2010, p. 08), estos cuerpos desafían con sus existencias, con sus tránsitos por los sexos-géneros, los supuestos fundantes de la sociedad occidental: el binarismo de género, la continuidad entre sexo-género- deseo y la heterosexualidad como norma. Desafiar el orden social imperante empuja a estas personas a afrontar situaciones de violencia, marginación, vulneración de derechos y estigmatización social en distintos ámbitos de su vida. En el campo de la salud, lleva a que muchas mujeres y hombres trans tengan dificultades en el acceso, necesidades insatisfechas o realicen sus tránsitos al margen de una atención “necesaria”. Las consecuencias materiales de desafiar el orden simbólico imperante incluyen prejuicios y estigmas que generan discriminación y violencia al acercarse a los servicios de salud y la imposición, por parte de estos, de una identidad patológica, estable y definitiva que no responde del todo a sus experiencias de tránsitos. A partir de esta relación aparentemente problemática y violenta, esta investigación buscó comprender y analizar las experiencias de las personas trans en Bogotá con relación a los servicios de salud utilizados para sus tránsitos por los sexos-géneros. Esto llevó a reflexionar en torno a conceptos como la identidad, desde la perspectiva narrativa y socioconstruccionista de la psicología, y el género, desde autoras pertenecientes a distintas disciplinas como Wittig (1982), Butler (1990), Preciado (2008), entre otras. Adicionalmente se articularon algunos resultados investigativos de García (2010), investigadora trans en Colombia, y algunas reflexiones dentro del campo de la psicología y la psiquiatría en torno a la patologización de la transexualidad compiladas por Coll-Planas y Missé (2011).
  • 6. EXPERIENCIAS TRANS Y SERVICIOS DE SALUD 6 A partir de esta indagación surgieron categorías analíticas como: Sexo-género, Experiencias de tránsitos, la patologización de lo trans y los servicios de salud utilizados para transitar, entre estos los servicios psiquiátricos/psicológicos, servicios endocrinológicos y hormonación y servicios quirúrgicos e intervenciones corporales. Este trabajo se enmarcó dentro de una metodología cualitativa, utilizando como instrumento para recolectar la información dos tipos de entrevistas en profundidad, una dirigida a personas trans y otra para psicólogxs y psiquiatras que trabajan con el tema trans, analizando la información mediante el Análisis Crítico del Discurso –ACD– (Van Dijk, 2003). Como resultados principales se destacaron la diversidad de experiencias de tránsitos, caracterizadas por movimientos constantes en la identidad, categorías intermedias y puntos de inicio y llegada difusos, el papel orientador de las concepciones de sexo-género-deseo en la atención que brindan los profesionales, dificultándola en algunos casos así como facilitándola en otros al propiciar atenciones alineadas con los diversos deseos de tránsito, el papel del psicólogo como acompañante en las dudas, los dilemas y los arrepentimientos frente al papel del psiquiatra como vigilante de la continuidad del orden social, el poder de producción subjetiva de los procesos hormonales y quirúrgicos y el papel contradictorio y estratégico de la patologización en Colombia. Finalmente, se retomaron algunos de los planteamientos de autorxs como Butler (1990), Coll-Planas (2010), García (2010), Gergen (1992), Preciado (2008), entre otros para contextualizar y dar sentido a los principales hallazgos investigativos, concluyendo con algunas recomendaciones y perspectivas a futuro que la investigación aportó.
  • 7. EXPERIENCIAS TRANS Y SERVICIOS DE SALUD 7 Justificación y planteamiento del problema La salud ha sido un tema central dentro de distintas disciplinas: la medicina, la antropología, la sociología, el psicoanálisis, entre otras, se han preguntado por ella, muchas veces entendiéndola de manera escindida en la dicotomía mental-física, heredad del dualismo cartesiano, que entendía el cuerpo y la mente como entidades no relacionadas y mutuamente excluyentes (Lemos Hoyos et al., 2008). Esta distinción es más histórica y didáctica que real, siendo alentada desde el campo de la medicina como desde la psicología, pasando por alto la correspondencia y dependencia mutua entre lo mental y lo físico y desconociendo que el término salud engloba ambos aspectos dentro de sí mismo, involucrando variables físicas y psicosociales (Godoy, 1999; Lemos Hoyos et al., 2008). Por tanto, la salud implica múltiples dimensiones de bienestar, ajuste psicosocial, calidad de vida, funcionamiento cotidiano, protección hacia posibles riesgos, entre otros elementos (Godoy, 1999). Múltiples enfoques de trabajo en salud, específicamente en lo que se ha denominado salud mental, se fundamentan de manera exclusiva en el modelo médico, desligando los múltiples aspectos psicosociales que influyen en el bienestar de las personas y convirtiendo en síndromes y patologías individuales reacciones frente a situaciones de violencia, marginación y deshumanización como lo ilustró Martín-Baró (1988). Este tipo de situaciones son vividas constantemente y de manera sistemática por las personas trans1 en su cotidianidad y específicamente al intentar acceder a los servicios de salud que usan para realizar sus tránsitos por los sexos-géneros. Aproximarse a las experiencias trans desde una perspectiva psicosocial permite comprender la particularidades de este sector, en palabras de Arévalo (2010): “Re-conocer sus múltiples contextos sociales, culturales, políticos como ámbitos en los que se construye y deconstruye la identidad, el mundo emocional y relacional, los cuales son constituyentes de la realidad que se vive” (p. 29). En Colombia, según la Constitución Política de 1991 en su artículo 49: “La atención de la salud y el saneamiento ambiental son servicios públicos a cargo del Estado. Se garantiza a todas 1 La palabra trans en un término sombrilla que engloba aquellas identidades que de un modo u otro cuestionan la continuidad establecida entre sexo y género. En la fundamentación bibliográfica se profundiza en esta cuestión.
  • 8. EXPERIENCIAS TRANS Y SERVICIOS DE SALUD 8 las personas el acceso a los servicios de promoción, protección y recuperación de la salud” (p. 68). Sin embargo, según cifras de la Alcaldía Mayor de Bogotá en su Línea de base de la Política Pública para la garantía plena de derechos de los sectores LGBT –Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transgeneristas– (2011) el 54% de personas transgeneristas han percibido que su derecho a la salud ha sido vulnerado y al 43.84% de ellxs2 se les ha negado la atención medica cuando la requerían. Esto da un panorama sobre la situación de vulneración sistemática y aguda del derecho a la salud que viven las personas trans en Bogotá. Aunque en Bogotá no se cuenta con datos específicos y contundentes acerca de la cobertura en salud dentro del sector trans, investigaciones realizadas en la ciudad de Cali por Santamaría Fundación aluden a que el 48% de las travestis de la ciudad “no cuentan con seguridad social en salud” (Colombia Diversa, 2008, p. 58 como se citó en García, 2010) para el caso de Bogotá se puede inferir una situación similar; adicionalmente, en una investigación realizada con 50 mujeres trans3 de Bogotá y 76 de Cali se obtuvo como resultado que el 67% de ellas reportaron pertenecer al régimen subsidiado del Sistema General de Seguridad Social – SGSSS– (22% sin respuesta) (Ministerio de la Protección Social & UNFPA, 2011). Un estudio del año 2011 realizado por el Ministerio de la Protección Social y el Fondo de Población de las Naciones Unidas –UNFPA– (2011), puso de manifiesto las múltiples violencias que reciben las mujeres trans al intentar acceder al servicio de salud: son discriminadas por el personal que trabaja en los hospitales, desde el vigilante en adelante, y en grados que van desde llamarlas y tratarlas como hombres, hasta negarles la atención médica o prestarles una atención irrespetuosa. Adicionalmente, se encuentran estigmatizadas por el VIH/Sida; al acceder a los servicios de salud por razones distintas a este virus, son automáticamente asociadas al VIH/Sida, lo que les ofende y las lleva muchas veces a alejarse de las instituciones médicas (Ministerio de la Protección Social & UNFPA, 2011). En este mismo sentido, otras problemáticas de salud como el cáncer, los problemas de próstata, las consecuencias de las intervenciones, entro otros, quedan eclipsados frente a la asociación automática que se les hace respecto al VIH/Sida (Ministerio de la Protección Social & UNFPA, 2011). 2 De aquí en adelante se hará un uso ocasional e intencionado de la X en vez de la A yla O como una forma de generar un espacio de existencia en el lenguaje para aquellas personas que no se reconocen exclusivamente con las categorías femeninas y masculinas disponibles y como resistencia política frente al binarismo de género. 3 Mujeres trans hace referencia a personas asignadas como hombres al nacer pero que transitan hacia lo femenino.
  • 9. EXPERIENCIAS TRANS Y SERVICIOS DE SALUD 9 Otro punto que limita el acceso a la salud para mujeres trans [y hombres trans4 ] es que muchxs no cuentan con documentación básica, como la cédula de ciudadanía, o no están afiliados a una EPS, esto les lleva a implementar formas alternativas de cuidar de su salud, a partir del sentido común o consejos de otros, aplicándose remedios caseros y/o intervenciones artesanales en sus cuerpos para construirse según su deseo (Ministerio de la Protección Social & UNFPA, 2011). Las experiencias trans remiten a un deseo por la transformación del cuerpo, muchas veces truncado por las dinámicas de exclusión del sistema de salud. Respecto a este punto García (2010) plantea que los cuerpos trans de algunas mujeres se construyen al margen de este sistema, que las ha excluido y obligado a autointervenirse, inyectándose aceites de cocina, motor o silicona industrial, y a autohormonarse, en base a experiencias de amigos(as) o búsquedas en internet, “hacerse el cuerpo” desde la periferia geográfica y al margen del sistema de salud. Aunque en Colombia no se cuenta con cifras exactas en cuanto a intervenciones corporales, el ejemplo de Lima puede dar luces al respecto: el 57% de personas transgeneristas han intervenido su cuerpo [Con hormonas y sustancias fluidas] con fines de transformación de género en su casa, sin supervisión médica alguna (Ministerio de la Protección Social & UNFPA, 2011). Adicionalmente, un estudio realizado en la ciudad de New York con 517 mujeres trans reportó una relación significativa entre su identidad de género y mayores niveles de depresión, especialmente durante la adolescencia; resultados adicionales mostraron que el 83% de estas mujeres reportaron hacer uso de hormonas, principalmente inyectadas (66%) y el 40% se inyectaban siliconas industriales. A partir de la experiencia de New York se puede inferir que en el contexto Colombiano, el uso de jeringas y agujas utilizadas previamente podría representar un factor de riesgo para el contagio de VIH/Sida (Ministerio de la Protección social & UNFPA, 2011). En relación con la implementación de la política pública para la garantía de derechos de personas de los sectores LGBT en la ciudad de Bogotá, se han identificado problemáticas en el sistema que atañen a los intereses de los sectores trans, por ejemplo: Inadecuadas transformaciones corporales de mujeres y hombres transgeneristas por la no existencia de protocolos de hormonización, protocolos de reasignación de sexo y de 4 Hombres trans hace referencia a personas asignadas como mujeres al nacer pero que transitan hacia lo masculino.
  • 10. EXPERIENCIAS TRANS Y SERVICIOS DE SALUD 10 protocolos de atención biopsicosocial de personas trans e intersexuales y otros servicios; barreras de acceso a los servicios de salud para lograr estas transformaciones corporales; alta prevalencia de las ITS-VIH/SIDA en (…) mujeres transgeneristas; desconocimiento del comportamiento de las ITS-VIH/SIDA en (…) hombres transgeneristas; y presencia de factores de riesgo y fragilidad social frente a la salud sexual y salud reproductiva de personas de los sectores LGBT. (Alcaldía Mayor de Bogotá, 2011, p. 22). Al mismo tiempo se logró identificar la ausencia de una legislación nacional que permita el avance en la garantía del derecho a la salud plena y la calidad de vida de personas de los sectores LGBT (Alcaldía Mayor de Bogotá, 2011, p. 22). La mayoría de personas trans en Bogotá se ubican en el barrio Santa Fe, perteneciente a la localidad de Los Mártires y declarada Zona de Tolerancia mediante el Decreto 188 de 2002 (Alcaldía Mayor de Bogotá, 2002 como se citó en Prada et al., 2012). Este territorio se caracteriza por el tráfico y consumo de sustancias psicoactivas, el mercado sexual y la delincuencia (Prada et al., 2012). El barrio Santa Fe es habitado en gran parte por mujeres trans provenientes de distintos lugares del país, desplazadas debido al conflicto armado o por presiones familiares (Prada et al., 2012); algunas de ellas, a pesar de llevar más de cinco años en la ciudad, jamás han salido del barrio Santa Fe y ejercen la prostitución o la peluquería, en el mejor de los casos, como medio para obtener recursos económicos (García, 2010). Andrea García (2010), investigadora del tema trans en Colombia, señala que ser trans en Bogotá refiere a cuerpos e identidades en disputa psiquiátrica, social, cotidiana, familiar y en gran medida legal, lo que implica una incesante demanda por la inclusión en la categoría de ciudadanía, interpelando al sistema de salud mediante acciones de tutela5 e interminables filas en las Empresas Promotoras de Salud6 –EPS–. Esta misma autora señala la necesidad de superar el desconocimiento y la ausencia de información relativa a diagnósticos y estadísticas sobre la salud de poblaciones trans en distintas clases sociales, lo que amerita la realización de estudios, cuantitativos y cualitativos, que den cuenta de las necesidades de servicios y derechos específicos del sector trans y faciliten su inclusión efectiva en el sistema de salud colombiano (García, 2010). 5 La acción de tutela es un mecanismo dispuesto por la Constitución de 1991 y que busca proteger los derechos constitucionales fundamentales de las y los ciudadanos cuando estos son vulneradospor acción u omisión de cualquier autoridad pública; es similar al recurso de amparo utilizado en otros países. 6 Organizaciones de carácter privado que se encargan de prestar el servicio de salud en Colombia.
  • 11. EXPERIENCIAS TRANS Y SERVICIOS DE SALUD 11 En suma, es evidente la relación inexistente o conflictiva entre mujeres trans y los servicios de salud, lo que pone en riesgo sus vidas y les lleva a autohormonarse y autointervenirse, sumado a esto, por las posibilidades de contraer VIH –por trabajo sexual o con sus parejas estables– y las mínimas posibilidades de acceder a servicios de salud de calidad, las mujeres trans colombianas son sujetas de múltiples vulneraciones y vulnerabilidades (Ministerio la de Protección Social & UNFPA, 2011). En este contexto se puede inferir un fenómeno similar respecto a hombres trans, frente a lo cual no existen desarrollos investigativos ni cifras contundentes, en este trabajo se busca, entre otras cosas, explorar la situación con hombres trans. Al abordar otras direcciones respecto a la salud en personas trans, es fundamental referirse al tema de la patologización de lo trans, definida como “el proceso por el cual la transexualidad se clasifica como un trastorno mental que requiere tratamiento psiquiátrico” (Coll-Planas, 2010a, p. 15). En este sentido, desde el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales – DSM-IV– de la Asociación Americana de Psiquiatría –APA– la transexualidad es considerada como un “Trastorno de la identidad sexual” caracterizado por “una identificación intensa y persistente con el otro sexo, acompañada de malestar permanente por el propio sexo” (p. 505) y en la Clasificación Internacional de Enfermedades –CIE-10– de la Organización Mundial de la Salud –OMS– se encuentra bajo el término “Transexualismo” y está incluido en el apartado de “Trastornos de la identidad sexual” (1992). En el argot popular y trans, el trastorno es denominado “Disforia de género”, concepto introducido en 1973 por Norman Fisk haciendo referencia a la “ansiedad asociada al conflicto entre la identidad sexual y el sexo asignado” (Bergero et al., 2004, p. 2829). Es importante resaltar que la clasificación de la transexualidad como trastorno mental influye tanto en el imaginario social, aumentando la estigmatización, como a nivel legal (Coll- Planas, 2010a). Para acceder a cualquier procedimiento quirúrgico o endocrinológico, incluso para obtener la libreta militar, es requisito contar con un certificado de disforia de género expedido por un psiquiatra titulado, esto implica que muchxs hombres y mujeres trans, a razón de sus capitales económicos y culturales o su situación geográfica, no puedan acceder al certificado, lo que les obliga a autointervenir sus cuerpos para logar satisfacer su sentir identitario y coloca en
  • 12. EXPERIENCIAS TRANS Y SERVICIOS DE SALUD 12 manos de médicos y psiquiatras el poder de decidir si una persona es lo suficientemente transexual como para acceder a dichos procedimientos (García, 2010; Coll- Planas, 2010a). Frente al tema de la patologización no existen posiciones unificadas, tanto a nivel de lxs profesionales de la salud como a nivel de las personas trans de todo el globo. Coll-Planas (2010a) demarca cuatro líneas de conflicto alrededor de la patologización: quienes defienden la existencia de una enfermedad neurológica, quienes consideran que la transexualidad es un trastorno mental, quienes apelan al uso estratégico del trastorno para reclamar derechos y obtener recursos públicos y quienes niegan la existencia del trastorno y exigen derechos trans fuera del marco de patologización. Las luchas por la despatologización de la transexualidad inician en España mediante la campaña Stop Trans Pathologization-2012, -STP-2012- que se extiende por más de 40 ciudades de 4 continentes, buscando la eliminación de la categoría diagnostica “Trastorno de la identidad sexual” de la nueva edición del DSM –V– cuya publicación se planeaba para el año 2012 (Coll- Planas, 2010a), ante este incipiente movimiento trans despatologizador surgen interrogantes sobre la conveniencia de esta lucha en contextos sociales distintos, por un lado, Europa y Estados Unidos y por el otro, Latinoamérica, ya que en la mayoría de los países del sur y específicamente en Colombia, no se cuenta con una representatividad legal, normativa o política (Ley de Identidad de Género o similares), ni colectiva (Movimiento social trans consolidado) que garantice el acceso a los derechos de las personas trans, por lo que el estatuto de la transexualidad como trastorno mental se ha convertido en la única herramienta de muchas personas trans en el país para interpelar el Estado en boga del goce efectivo de sus derechos (García & Missé, 2010). En relación con la relevancia política del problema a investigar, este trabajo se enmarcó dentro de una concepción Foucaultiana, Feminista y Queer7 de lo político: Foucaultiana al pensar que lo político no se debate únicamente en las Instituciones, por el contrario el poder se encuentra disperso en todos los niveles de la sociedad y es inmanente a toda relación social (Foucault, 1976); Feminista en cuanto retoma las principales ideas del Feminismo de Segunda Ola que destaca el papel de resistencia y lucha política que tienen la sexualidad, el cuerpo y lo hasta entonces considerado “privado”, en base a consignas como “lo personal es político” y “el 7 Queer es un vocablo ingles inicialmente utilizado como un insulto para denominar a las personas con sexualidades anormales, sin embargo el término fue reapropiado yutilizado como forma de nominación política; en este apartado aduce al conjunto de teorías que problematizan la naturalidad de la noción de sexo, denominadas como Teoría Queer.
  • 13. EXPERIENCIAS TRANS Y SERVICIOS DE SALUD 13 cuerpo es un campo de batalla”; Finalmente Queer en tanto cuestiona aún más la división entre lo público y lo privado y asume el cuerpo como espacio público y de agenciamiento fundamental (Preciado, 2008). Esta investigación buscó alejarse de las miradas y conceptualizaciones que ven a las personas trans como victimas eternas, subordinadas y explotadas o especímenes exóticos (Bello, 2012), teniendo como apuesta política resaltar el papel activo de las personas trans ante las violencias, haciendo énfasis en la importancia de sus resistencias, rebeldías y procesos organizativos. El problema se abordó desde una triple perspectiva: por un lado desde la Psicología Clínica y de la Salud, teniendo en cuenta una postura crítica de la patologización e integral de la salud. En segundo lugar, desde la Psicología Social, que aborda el contexto social donde se van tejiendo las subjetividades, resaltando el papel del sujeto como agente de cambio social, para ello se tomaran los aportes de la perspectiva Socioconstruccionista planteada por Kenneth Gergen. Finalmente desde la Teoría Queer, que enfoca de manera crítica las concepciones tradicionales acerca del género, el sexo y la sexualidad, haciendo énfasis en los planteamientos de Beatriz Preciado y Judith Butler. Todo lo anterior nos remite a la relevancia social que tiene el problema a investigar, pues caracteriza las múltiples dinámicas de exclusión y violencia que enfrentan lxs trans, las barreras de acceso a los servicios de salud utilizados para transitar por los sexos-géneros, que llevan en ocasiones a la autointervención corporal con sustancias fluidas y la autohormonación, la lógica patologizante, binaria, y heterocentrada que regula los tránsitos y subyace a las instituciones prestadoras de salud, y los distintos factores psicosociales en los que se desarrollan estas experiencias, por tanto surge la siguiente pregunta de investigación: ¿Cómo viven sus experiencias las personas trans en Bogotá con relación a los servicios de salud utilizados para sus tránsitos por los sexos-géneros?
  • 14. EXPERIENCIAS TRANS Y SERVICIOS DE SALUD 14 Objetivos Objetivo General Comprender y analizar las experiencias de las personas trans en Bogotá con relación a los servicios de salud utilizados para sus tránsitos por los sexos-géneros. Objetivos Específicos Identificar, a través de narraciones de personas trans y de profesionales de la salud, las experiencias de tránsitos de estas personas por los sexos-géneros. Describir las experiencias de las personas trans con relación con acceso a los servicios de salud y las necesidades, satisfechas o no, para llevar a cabo sus tránsitos por los sexos-géneros. Describir el impacto psicosocial de la patologización de las identidades trans en las experiencias de tránsito y su relación con los servicios de salud utilizados para transitar por los sexos-géneros en el contexto bogotano. Analizar críticamente, a través de narraciones, las concepciones de sexo-género de las personas trans y de profesionales de la salud mental y su impacto en las prácticas profesionales.
  • 15. EXPERIENCIAS TRANS Y SERVICIOS DE SALUD 15 Fundamentación bibliográfica Históricamente, la pregunta por el yo, la identidad, el self o el sí mismo8 , ha sido central dentro de la disciplina psicológica y ha suscitado distintos posicionamientos: Dentro de las posturas fenomenológicas, introspectivas, psicodinámicas y de terapias psicoanalíticas y humanísticas, el sí mismo ha sido entendido como una esencia, un núcleo fundamental inherente a la condición humana, un self encapsulado (Goolishian & Anderson, 1994). Por otra parte, la teoría central del aprendizaje social, gran parte de lo se denomina la “revolución cognitiva” en psicología, el pensamiento cibernético aplicado a los sistemas humanos y a la terapia familiar y ciertas variedades del constructivismo radical y de la teoría de los constructos personales adoptan la idea del sí mismo como explicable por las acciones del sistema nervioso central, el self es concebido como “un nexo entre los alcances internos de la experiencia y el mundo externo” (Goolishian & Anderson, 1994, p. 295). Esta concepción modernista del self supone que es posible reducir todos los fenómenos psicológicos a algún origen fundamental, por lo tanto, todo tiene una explicación de base causal, esencialista, que nos remite a algún tipo de fundamento (Goolishian & Anderson, 1994). Según estas perspectivas modernistas, el self o el sí mismo, “tiene existencia independiente, posee calidad y cantidad, puede ser sano o enfermo, perdura a lo largo del tiempo, es posible conocerlo, medirlo, observarlo…” (Goolishian & Anderson, 1994, p. 296), frente a estas posturas surgen argumentos y teorías posmodernas, como el Construccionismo Social, el cual concibe al self desde una perspectiva que combina la dimensión narrativa y la dimensión relacional: Kenneth Gergen, psicólogo y principal exponente del Construccionismo social, señala el profundo cambio tecnológico en la historia reciente como causa de una alteración radical en nuestra forma de revelarnos a los demás; el yo se encuentra saturado de estímulos sociales, transformando radicalmente lo que concebimos como verdadero, objetivo, natural, real, e incluso nuestra experiencia cotidiana del propio yo, de esta manera, “el individuo se ha visto despojado paulatinamente de las huellas tradicionales de la identidad: la racionalidad, la intencionalidad, el reconocimiento y la coherencia a lo largo del tiempo” (1992, p. 184). 8 Sí mismo corresponde a la traducción más cercana de self al español.
  • 16. EXPERIENCIAS TRANS Y SERVICIOS DE SALUD 16 Esta mirada Socioconstruccionista puntúa la identidad como construida en el marco de relaciones sociales y la desliga de la idea de esencia, naturalidad, y estabilidad, Gergen añade: En el mundo posmoderno, en el cual ya no hay ninguna esencia individual a la que uno deba adherirse o permanecer fiel. La identidad propia emerge de continuo, vuelve a conformarse y sigue una nueva dirección a medida que uno se abre paso por el mar de relaciones en cambio permanente. (Gergen, 1992, p. 183). Estas perspectivas narrativas y socioconstruccionistas desesencializan al sujeto y ponen de manifiesto su carácter socialmente construido y su papel activo en dicho proceso (Gergen, 1992), sin embargo al referirnos al género, como parte fundamental de la identidad/subjetividad, no podemos desligar su carácter relacional de los dispositivos de poder que lo atraviesan en su constitución (Scott 1996 como se citó en Estrada, 2004). Lo anterior permite dilucidar uno de los límites que posee la perspectiva Socioconstruccionista: si bien pone de relieve que la realidad y las identidades son construidas socialmente, es ciega a los mecanismos de poder institucional (médico-psiquiátricos, jurídicos, psicológicos, etc.) que generan barreras y construyen ciertas experiencias, realidades e identidades como excéntricas, subalternas, anormales, patológicas, delictivas, etc., tal es el caso de las experiencias de vida trans. Desde el Feminismo, la Sociología, la Filosofía, la Antropología y la Teoría Queer surgen distintas posturas que ponen de base el papel productivo del poder en los discursos socialmente disponibles, como sucede en la construcción del género, la certeza de pertenecer a lo femenino o a lo masculino, de ser hombres, mujeres, ambos o ninguno, la manera de habitar el cuerpo y la sociedad, está sujeto a tecnologías discursivas, médico-quirúrgicas, farmacopornográficas, etc. Hasta mediados del siglo XX la palabra género (Gender) se utilizó de manera exclusiva en los estudios lingüísticos, como categoría gramatical de clasificación de nombres, adjetivos, artículos y pronombres como femeninos, masculinos o neutros (Fletcher, 1991; Goodhart, 1992; Smyth, 1968 como se citó en Haig, 2004; García-Mina, 2003). John Money, psicólogo y médico, es quien traslada el concepto de género, endémico de la gramática y la lingüística, hacia el terreno de las ciencias biomédicas (García-Mina, 2003); Money utiliza por primera vez el término Gender en 1947 en el marco de su tesis doctoral acerca de la psicología y la sexualidad de los hermafroditas (Preciado, 2007; García-Mina, 2003), sin
  • 17. EXPERIENCIAS TRANS Y SERVICIOS DE SALUD 17 embargo, es hasta 1955 que, junto con Anke Ehrhardt y Joan y John Hampson, desarrolla el concepto para “hablar de la posibilidad de modificar hormonal y quirúrgicamente el sexo de los bebés nacidos con órganos genitales y/o cromosomas que la medicina, con sus criterios visuales y discursivos, no puede clasificar solo como femeninos o masculinos” (Money, Hampson y Hampson, 1957 como se citó en Preciado, 2008, p. 81). Es ante la rigidez del concepto de sexo que Money hará emerger la noción de género, revolucionando el campo de la sexualidad al afirmar que, el género y la identidad sexual son modificables hasta la edad de dieciocho meses (Preciado, 2000); ante el sexo natural, definitivo, intransferible y trascendental aparecerá el género, sintético, maleable, variable, susceptible de ser transferido, imitado, producido y reproducido técnicamente (Preciado, 2008). En los años setenta, y de la mano de autoras como Kate Millett (1969), Ann Oakley (1972), Natalie Davis (1975), Gayle Rubin (1975), Margaret Mead y Mary MacIntosh, el feminismo retoma la noción de género, la introduce a las ciencias sociales y hace de ella un instrumento de análisis crítico de la opresión de las mujeres (García-Mina Freire, 2003; Preciado, 2008). Es así como “Money, Ehrhardt y las feministas de los setenta establecieron los términos del debate: el sexo representaba la anatomía y la fisiología, y el género representaba las fuerzas sociales que moldeaban la conducta” (Fausto-Sterling, 2000), el feminismo no cuestiono el sexo, dejando un flanco abierto al ataque de sus posiciones desde la biología (Fausto-Sterling, 2000) e internándose en el callejón sin salida de los debates esencialismo/constructivismo (Preciado, 2008). La distinción sexo-género se encuentra actualmente presente en numerosas políticas estatales (Preciado, 2008), en la academia y en fracciones de los movimientos feministas, gays, lésbicos, transexuales, intersexuales, etc. A pesar de la utilidad política de dicha distinción, esta dicotomía naturalizada fortalece las escisiones Naturaleza-Cultura, Materialidad-Simbolismo, Físico-Mental, entre otras (García, 2010). Otra división susceptible de ser problematizada es el binarismo de género y la dominación de los hombres sobre las mujeres: Al respecto, Monique Wittig, ilustra la manera en que la heterosexualidad es impuesta como norma y naturalizada como base anterior a toda relación social:
  • 18. EXPERIENCIAS TRANS Y SERVICIOS DE SALUD 18 La categoría de sexo [hombre o mujer] es una categoría política que funda la sociedad en cuanto heterosexual… y establece como <<natural>> la relación que está en la base de la sociedad (heterosexual), y a través de ella la mitad de la población –las mujeres- es <<heterosexualizada>> y sometida a una economía heterosexual. (1982, p. 26). Para Wittig (1982) la heterosexualidad no constituye únicamente una práctica, sino un régimen político de regulación y opresión de las mujeres, los hombres homosexuales y las lesbianas, mediante la construcción ideológica de dos sexos, opuestos y “naturalmente” complementarios. La dominación heterosexual y masculina “nos enseña: que antes de cualquier pensamiento, de cualquier sociedad hay <<sexos>> que son <<naturalmente>>, <<biológicamente>>, <<hormonalmente>> o <<genéticamente>> diferentes y que esta diferencia tiene consecuencias sociológicas” (Wiitig, 1982, p. 25). Wittig y Bourdieu evidencian la deshistorización de la diferencia sexual y las consecuencias que tiene en la estructuración del orden social: La división entre los sexos parece estar <<en el orden de las cosas>>, como se dice a veces para referirse a lo que es normal y natural, hasta el punto de ser inevitable: se presenta… tanto en las cosas, como en el mundo social y, en estado incorporado, en los cuerpos y en los hábitos de sus agentes… (Bourdieu, 1998, p. 21). La ideología de la diferencia sexual opera en nuestra cultura como una censura, en la medida en que oculta la oposición que existe en el plano social entre los hombres y las mujeres poniendo a la naturaleza como su causa. (Wittig, 1982, p. 28). Es así como las diferencias socialmente construidas entre hombres y mujeres son transformadas en realidades dadas, absolutas, fundantes e irrebatibles mediante la “…transformación de la historia en naturaleza, y de la arbitrariedad cultural en natural.” (Bourdieu, 1998, p. 12) y “…biologización de lo social...” (p. 14). El sociólogo francés, Pierre Bourdieu (1998), identifica como lugares principales de perpetuación de la dominación masculina a la Escuela y el Estado, ya que es allí donde se elaboran y se imponen sus principios; Por otra parte, Wittig (1982) señala el entramado regulatorio que busca perpetuar la división sexual y el poder estructurante que esta tiene:
  • 19. EXPERIENCIAS TRANS Y SERVICIOS DE SALUD 19 La categoría de sexo es una categoría totalitaria que para probar su existencia tiene sus inquisidores, su justicia, sus tribunales, su conjunto de leyes, sus terrores, sus torturas, sus mutilaciones, sus ejecuciones, su policía. Forma el espíritu y el cuerpo, porque controla toda la producción mental. Posee nuestros espíritus de tal manera que no podemos pensar fuera de ella. (Wittig, 1982, p.28). La antropóloga norteamericana Gayle Rubin es quien introduce el concepto de sistema sexo/género para encontrar el sentido social de la “opresión de las mujeres, las minorías sexuales y algunos aspectos de la personalidad de los individuos” (1975, p. 2) y lo define como “el conjunto de disposiciones por el que una sociedad transforma la sexualidad biológica en productos de la actividad humana, y en el cual se satisfacen esas necesidades humanas transformadas” (p. 2-3). Este sistema cumple la función de llevar la “carga social del sexo y el género, de socializar a los jóvenes y de proveer las proposiciones últimas acerca de la naturaleza de los propios seres humanos. Y sirve a fines económicos y políticos distintos de los que originalmente fue diseñado para cumplir (cf. Scott, 1965).” (Rubin, 1975, p. 45). Andrea García, antropóloga colombiana, traslada la noción de Rubin a nuestro contexto cultural, en donde el sistema binario sexo/genero opera produciendo “identidades diferenciales para las personas, desde el momento de su nacimiento hasta su muerte, según unas características corporales –específicamente genitales- definidas como masculinas o femeninas” (García, 2010, p. 36). La filósofa Beatriz Preciado profundiza en esta cuestión y pone en evidencia cómo, en el momento del nacimiento, se nos asigna como masculinos o femeninos a partir de criterios únicamente visuales, es decir, estéticos: “Cualquier cuerpo sin partes genitales externas suficientemente desarrolladas, o que no puedan reconocerse visualmente como un pene, será sancionado e identificado como femenino” (2000, p. 128). Judith Butler, filósofa y una de las teóricas más importantes del feminismo, retoma la idea de “contrato heterosexual” de Wittig (1980) y, en menor grado, de heterosexualidad obligatoria” de Adrienne Rich (1980) para plantear la matriz heterosexual: Un modelo discursivo/epistémico hegemónico de inteligibilidad de género, el cual supone que para que los cuerpos sean coherentes y tengan sentido debe haber un sexo estable expresado mediante un género estable que se define históricamente y por oposición mediante la práctica obligatoria de la heterosexualidad. (Butler, 1990, p.38).
  • 20. EXPERIENCIAS TRANS Y SERVICIOS DE SALUD 20 Esta matriz dota de legitimidad y legibilidad cultural únicamente a aquellos cuerpos que responden de manera lineal a la continuidad sexo-género-deseo, es decir a machos-masculinos- heterosexuales y, por oposición, hembras-femeninas-heterosexuales (Butler, 1990) todas las demás posibilidades gays, lesbianas, bisexuales, transexuales, andróginas, travestis, intersexuales corresponden a identidades periféricas, ilegítimas, ilegibles, ilógicas y sin derechos formales (García, 2010). Aunque algunos sectores del feminismo han naturalizado y reproducido de manera acrítica el binarismo de género y la dualidad sexo-género, desde allí mismo han surgido voces críticas: Anne Fausto-Sterling, bióloga y filósofa feminista, cuestiona la objetividad de la ciencia aludiendo a que “lo que llamamos <<hechos>> del mundo vivo no son verdades universales, sino que, como escribe Haraway (1997) “están enraizados en historias, prácticas, lenguajes y pueblos específicos”.” (2000, p. 22) y que el conocimiento empírico y práctico “está imbuido de los temas políticos y sociales de su tiempo” (p. 24); también señala la búsqueda permanentemente de la ciencia por “anteponer lo normal a lo natural” (p. 23). Esta misma autora, en un provocador artículo titulado los cinco sexos, propone remplazar el sistema de dos únicos sexos, macho y hembra, por uno de cinco, suscitando una gran controversia al desafiar el orden binario que la ciencia se había empeñado en defender, interviniendo durante años cientos de cuerpos disidentes [intersexuales] para ajustarlos dentro de los únicos referentes de sexo legítimos, mediante “calzadores quirúrgicos” e impedir que desafiaran y debilitaran con su existencia las convicciones sobre las diferencias sexuales (Fausto- Sterling, 2000). Por otra parte, Judith Butler pone en duda múltiples cuestiones dadas por sentadas, como la naturalidad del sexo y su tajante diferenciación del género: Quizá esta construcción llamada “sexo” este tan culturalmente construida como el género; de hecho, tal vez siempre fue género, con la consecuencia de que la distinción entre sexo y género no existe como tal. Entonces no tendría sentido definir el género como la interpretación cultural del sexo, si este es ya de suyo una categoría dotada de género. (Butler, 1990, p. 40).
  • 21. EXPERIENCIAS TRANS Y SERVICIOS DE SALUD 21 “El género también es el medio discursivo/cultural mediante el cual la “naturaleza sexuada” o “un sexo natural” se produce y establece como “prediscursivo”, previo a la cultura, una superficie políticamente neutral sobre la cual actúa la cultura”. (p. 40); Esta prediscursividad del sexo es efecto del aparato de construcción cultural designado por el género, que al ubicar la dualidad del sexo en un campo anterior al discurso, asegura la estabilidad interna y el marco binario del sexo (Butler, 1990). Butler es mundialmente reconocida por haber propuesto la teoría performativa del género, según la cual “lo que consideramos una esencia interna del género se fabrica mediante un conjunto sostenido de actos, postulados por medio de la estilización del cuerpo basada en el género.” (Butler, 1990: 15-16), es decir que “…lo que hemos tomado como un “rasgo interno” de nosotros mismos es algo que anticipamos y producimos mediante ciertos actos corporales, en un extremo, un efecto alucinatorio de gestos naturalizados” (p. 16). Para Preciado (2000) los enunciados performativos, consisten en expresiones lingüísticas aparentemente descriptivas, como por ejemplo <<es una niña>> o <<es un niño>> en el momento del nacimiento, cargadas históricamente del poder de investir un cuerpo como masculino o femenino, sobre esta performatividad del género, Butler continua profundizando: Para que algo sea performativo tiene que producir una serie de efectos… Actuamos, caminamos, hablamos de maneras que consolidan la impresión de ser un hombre o de ser una mujer…actuamos como si ese ser hombre o ser mujer fueran una realidad interna, o algo que es verdadero acerca de nosotros, un hecho sobre nosotros. Realmente se trata de un fenómeno producido y reproducido todo el tiempo. Entonces, decir que el género es performativo quiere decir que nadie es realmente [de] un género desde el principio. (Butler, 2011). En palabras de Preciado (2008), Butler define el género “como un sistema de reglas, convenciones, normas sociales y prácticas institucionales que producen performativamente el sujeto que pretenden describir” (p. 86). El interés principal de Preciado (2008) consiste en develar mediante que signos y que técnicas [dimensión semiótico-técnica] se produce, de manera performativa, el género. Frente a esta pregunta, Preciado (2008) propone la noción de tecnogénero, para “dar cuenta del conjunto de técnicas fotográficas, biotecnológicas, quirúrgicas, farmacológicas,
  • 22. EXPERIENCIAS TRANS Y SERVICIOS DE SALUD 22 cinematográficas o cibernéticas que constituyen performativamente la materialidad de los sexos” (p. 86). Preciado (2008) continúa al mencionar que el género (masculinidad/feminidad) no es ni un concepto, ni una ideología, ni una performance: Se trata de una ecología política. La certeza de ser hombre o mujer es una ficción somatopolítica producida por un conjunto de tecnologías de domesticación del cuerpo, por un conjunto de técnicas farmacológicas y audiovisuales que fijan y delimitan nuestras potencialidades somáticas funcionando como filtros que producen distorsiones permanentes de la realidad que nos rodea. El género funciona como un programa operativo a través del cual se producen percepciones sensoriales que toman la forma de afectos, deseos, acciones, creencias, identidades. (p. 89). Para Preciado (2000), el género no es simplemente performativo, sino, ante todo, protésico: No se da sino en la materialidad de los cuerpos. Es puramente construido y al mismo tiempo enteramente orgánico. Escapa de las falsas dicotomías metafísicas entre el cuerpo y el alma, la forma y la materia. El género se parece al dildo. Porque los dos pasan de la imitación. Su plasticidad carnal desestabiliza la distinción entre lo imitado y el imitador, entre la verdad y la representación de la verdad, entre la referencia y el referente, entre la naturaleza y el artificio, entre los órganos sexuales y las prácticas del sexo. (p. 21). Esta noción tecnológica del sexo/género permite zanjar en debate entre esencialismo y constructivismo, dada la imposibilidad de aislar los cuerpos de las fuerzas sociales de construcción de la diferencia sexual. Resulta imposible distinguir las diferencias entre lo orgánico y lo mecánico, entre cuerpo y maquina, entre “cuerpos naturales” y “tecnologías artificiales” (Preciado, 2000), en palabras de la bióloga y zoóloga feminista, Donna Haraway: No está claro quien hace y quien es hecho en la relación entre el humano y la maquina. No está claro que es la mente y que el cuerpo en máquinas que se adentran en prácticas codificadas… encontramos que somos cyborgs, híbridos, mosaicos, quimeras. Los organismos biológicos se han convertido en sistemas bióticos, en máquinas de comunicación como las otras. No existe separación ontológica, fundamental en nuestro conocimiento formal de máquina y organismo, de lo técnico y de lo orgánico. (1991, p. 304-305).
  • 23. EXPERIENCIAS TRANS Y SERVICIOS DE SALUD 23 En esta misma línea, Gergen ejemplifica la erosión de las categorías consideradas “sagradas”: “Todo lo que antes parecía identificable con certeza empieza a rebasar las fronteras y a mezclarse, combinarse y refundirse. Lo mismo cabe afirmar de nuestra incipiente concepción del yo individual” (1991, p. 185); la idea de un yo estable, natural, objetivo se erosiona y surgen las posibilidades de sustitución del yo: “Cualquiera que lo necesite o lo desee puede hacerse remplazar la nariz, los pechos, el cabello, los dientes o cualquiera de sus miembros, incluidos los genitales. Productos químicos hacen las veces de hormonas…” (Gergen, 1991, p. 187). Frente a este panorama, Preciado señala que los binarismos cartesianos cuerpo/espíritu, naturaleza/tecnología, que inundan la retórica de las ciencias naturales y humanas, refuerzan “la estigmatización política de determinados grupos (las mujeres, los no blancos, las queers, los discapacitados, los enfermos, [lxs trans], etc.) impidiéndoles acceder a tecnologías textuales, discursivas, corporales… que los producen y los objetivan” (2000, p. 157). Estas tecnologías textuales, discursivas, corporales han construido determinadas prácticas y categorías identitarias para designar lo trans, desde miradas médico-psiquiátricas, Estatales, patologizantes, etc. La palabra Transgenerista viene de la traducción de la expresión inglesa “Transgender” y funciona como término sombrilla que engloba otras categorías relativas a la experiencia trans (Stryker & Whittle, 2006); en Colombia, el término transgeneristas se emplea como representación política oficial dentro de las políticas públicas e identitarias del sector o movimiento LGBT –Lesbianas, gays, bisexuales y transgeneristas–, consolidado en el año 2001 mediante el Proyecto Planeta Paz (Alcaldía Mayor de Bogotá, 2011; Colombia Diversa, 2008; Ministerio de la Protección Social & UNFPA, 2010). La palabra Transgeneristas9 hace referencia a “personas que de alguna manera cuestionan la continuidad impuesta entre el “sexo biológico” y el “género cultural” y la estricta segmentación entra lo masculino y lo femenino” (García, 2010, p. 8). Esta categoría está conformada por distintas categorías identitarias como transexuales y travestis: Transexuales para referirse a “personas que transforman sus características sexuales mediante intervenciones endocrinológicas –hormonas- y quirúrgicas; muchas de ellas se han realizado o desean realizarse cirugías de reasignación sexual. [O de cambio de sexo]” (Ministerio 9 Aparte de categorías como travestis, transexuales, hombres trans y mujeres trans encontramos otras como, crossdressers, Drag Kings, Drag Queens, Transformistas (García, 2010; Ministerio de la Protección Social & UNFPA, 2010) sin embargo en este trabajo no serán tenidas en cuenta ypor esta razón no se profundizara sobre ellas.
  • 24. EXPERIENCIAS TRANS Y SERVICIOS DE SALUD 24 de la Protección Social & UNFPA, 2010, p. 59); Esta categoría es definida desde instituciones médicas y psiquiátricas y es utilizada como forma de autoreconocimiento por mujeres trans con capitales cultuales y económicos elevados (García, 2010), esta forma de nominación atañe tanto a personas que transitan de lo femenino hacia lo masculino [Hombres trans] (Vidal-Ortiz, 2011), como de lo masculino hacia lo femenino [Mujeres trans], en este último caso, es comúnmente utilizada como forma de autoreconocimiento por personas profesionales y pertenecientes a clases sociales altas (García, 2010). Travestis para aludir a “personas que asumen una identidad atribuida socialmente al sexo opuesto. Muchas personas travestis intervienen sus cuerpos con hormonas y cirugías, pero no desean transformar quirúrgicamente sus genitales.” (Ministerio de la Protección Social & UNFPA, 2010, p. 59); Este reconocimiento parte muchas veces desde afuera y desde el prejuicio, que como una forma de autonominación por parte de las mismas personas trans (García, 2010). El o la “travesti” es generalmente un calificativo negativo -insulto o injuria- utilizado “…por los otros, para nombrar a las personas trans que ejercen la prostitución o cuya identidad trans es muy evidente.”(p. 6), sin embargo este término ha sido reapropiado por algunas como forma de autoreconocimiento y de lucha política o entre ellas, para referirse a otras trans (García, 2010), esta forma de nominación es casi que exclusivamente utilizada por y para quienes transitan de lo masculino a lo femenino [Mujeres trans]. Frente a estas formas de nominación, desde apuestas políticas más autónomas y desde prácticas cotidianas de autoreconocimiento de muchas personas trans, se prefiere utilizar la categoría Trans como espacio de acción política y de construcción de identidad (Ministerio de la Protección Social & UNFPA, 2010) como es el caso de distintas organizaciones sociales actuales de mujeres y hombres trans en Colombia y Latinoamérica “han ido paulatinamente posicionando la categoría trans como una categoría para la acción política y para el reconocimiento de las personas que asumen una identidad de género que no está acorde con su sexo anatómico asignado al nacer” (p. 16). La categoría trans “surge de procesos de organización y de enunciación autónomos que cuestionan las instituciones y las prácticas políticas que nombran a unos otros y a unas otras con categorías como transexuales o transgeneristas” (Ministerio de la Protección Social & UNFPA, 2010, p.16) y “se utiliza como término que engloba a todas aquellas personas que no presentan
  • 25. EXPERIENCIAS TRANS Y SERVICIOS DE SALUD 25 una correspondencia entre sexo y género: transexuales, travestis y transgéneros [transgeneristas]” (Coll-Planas, 2010a, p. 22). Desde esta perspectiva, al hablar de Mujeres Trans, mujeres travestis y mujeres transexuales nos referimos a personas asignadas como hombres al nacer que transitan hacia una identidad femenina –de masculino a femenino- y por Hombres Trans, hombres transexuales nos referimos a personas asignadas como mujeres al nacer que transitan hacia una identidad masculina –de femenino a masculino- (Coll-Planas, 2010a; García, 2010; Vidal-Ortiz, 2011). Las diversas categorías descritas en los últimos párrafos ponen de manifiesto que para nombrar las identidades de género no hegemónicas aparecen múltiples posibilidades desde distintos flancos –médico, político, cotidiano– que entran en disputa o se superponen, convirtiendo lo Trans en una categoría identitaria inestable e imposible de integrar bajo una única perspectiva10 (Ministerio de la Protección Social & UNFPA, 2010). La identidad nos refiere a una construcción social e histórica que se recrea permanentemente en el marco de las relaciones sociales vigentes (Gergen, 1991), partiendo de esta idea, las identidades trans se encuentran sujetas a usos estratégicos y variables en función del contexto, lejos de ser un rotulo estable, lo trans surge de manera distinta en relación con las situaciones: Frente a los médicos, tengo disforia de género, necesito una medicación de hormonas y luego una cirugía de cambio de sexo; frente a mi familia, soy transexual y debo recibir tratamiento especializado; frente a las amigas, soy travesti, me fascinan las sobredosis de estrógenos y no me he hecho senos por falta de dinero…; frente al Estado, soy un sujeto subordinado, históricamente vulnerada y excluida de los derechos y exijo una reparación y la inserción en la categoría de ciudadanía. (García, 2010, p. 63). En relación con la categoría de transexual, esta surge entre 1910 y 1960 de la mano de reconocidos sexólogos como Magnus Hirschfeld, David Cauldwell y Harry Benjamin, y a partir de la necesidad de definir tratamientos médicos para las experiencias de “inversión”, es decir, el 10 En este trabajo se privilegian las categorías, trans, hombres trans, mujeres trans, personas trans y personas con experiencia de vida trans, aludiendo a las formas de autoreconocimiento ylas luchas de visibilización, dignificación y posicionamiento de dichas categorías que se tejen desde los procesos organizativos propios del sector trans en Bogotá.
  • 26. EXPERIENCIAS TRANS Y SERVICIOS DE SALUD 26 sentido de pertenencia de las personas a un sexo que no corresponde con su cuerpo (Stryker y Whittle, 2006; Hirschfeld, 1910; Caudwell, 1949 como se citó en García, 2010); la transexualidad ha sido explicada, estudiada y tratada “desde la primera mitad del siglo XX por perspectivas biomédicas que la consideran una disforia y que privilegian los aspectos de intervención psiquiátrica, hormonal y quirúrgica (Benjamin, 1966; Fernandez, 2003; Álvarez, 2001; Gómez, 2006; Orejaren, 2004)” (García, 2010, p. 68). Muchas personas trans encarnan esta categoría, hablando únicamente en términos clínicos, instaurados como códigos lingüísticos y políticos en sus subjetividades: “La disforia, el procedimiento, la hormona que se convierte en nuestra experiencia” (García, 2010, p. 68); esta categoría es utilizada para diagnosticar y definir sujetos susceptibles de ser transformados completamente con el fin de ser insertados en el orden binario masculino/femenino, reproduciendo mediante prácticas y discursos expresiones como “Nací en el cuerpo equivocado”, “Soy una mujer en un cuerpo de hombre” y viceversa (García, 2010); Estas prácticas y discursos ponen en evidencia el papel productivo del poder, evidenciado por Foucault (1976) al delimitar y producir cierto tipo de identidad y el papel de reubicación y resocialización de los cuerpos anormales, cuerpos trans, mediante la cirugía, la terapia hormonal, las pastillas, las inyecciones y el ámbito confesional de la psiquiatría (García, 2010). A pesar de los dilemas y ambigüedades que suscita la relación ente la medicina y las personas trans, “La institución médica es central para la experiencia trans… ofrece promesas de liberación, que a su vez son cadenas de dominación” (García, 2010, p. 70-71), posibilita construir y acceder a aquel cuerpo que las personas trans anhelan y sienten como propio pero con el condicionante de encajar en los parámetros clínicos binarios y eliminar cualquier manifestación de ambigüedad, por ejemplo: Para poder iniciar la terapia de sustitución hormonal, que consiste fundamentalmente en el consumo de hormonas femeninas –estrógenos o etinilestradiol, en ocasiones también progesterona– y de anti andrógenos para neutralizar las hormonas masculinas, se debe contar con un diagnóstico psicológico y psiquiátrico de transexualidad, trastorno de la identidad de género o disforia de género. Se espera que la persona asuma la identidad femenina antes o durante la terapia de sustitución hormonal para poder realizarse posteriormente las cirugías de transformación: implantes mamarios, cirugía de
  • 27. EXPERIENCIAS TRANS Y SERVICIOS DE SALUD 27 reasignación de sexo. Para acceder a esta última cirugía se requiere también del aval psiquiátrico y endocrinológico específico y es preciso realizar el llamado “test de la vida real”, que consiste en vivir como “mujer” durante mínimo un año antes de la operación. (Benjamin, 1966; Becerra, 2003). (García, 2010, p. 71).11 García (2010) evidencia que los cuerpos trans que acceden al sistema de salud son cuerpos medicalizados, que se insertan en una categoría médica y en un protocolo de transformación corporal, sexual y mental de la mano de profesionales de la endocrinología, ginecología, urología, psiquiatría y se narran a si mismxs desde estos parámetros:” “Soy transexual, tengo disforia de género”, muchas afirman como parte fundamental de su construcción de identidad” (García, 2010, p. 51). Múltiples experiencias de vida trans enmarcan su identidad dentro de las categorías proporcionadas por la medicina y la psiquiatría, desde un lugar patológico definido por el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales en su cuarta versión (DSM-IV), editado por la Asociación Americana de Psiquiatría (APA), y la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-10), publicada por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Dentro del DSM-IV las experiencias de tránsito por el género son incluidas dentro del apartado de “Trastornos sexuales y de la identidad sexual” bajo los diagnósticos de “Fetichismo transvestista”, ubicado en el subapartado de “Parafilias” y el “Trastorno de la identidad sexual”, en el subapartado de “Trastornos de la identidad sexual” (APA, 2000); por otro lado en el CIE-10, encontramos las experiencias trans designadas bajo el término “Transexualismo”, incluido en el apartado de “Trastornos de la identidad sexual” (OMS, 1992). Esta clasificación fomenta la intolerancia, los prejuicios y las injusticias sociales hacia las personas trans. (Ehrbar, Winters & Gorton, 2010) y posibilitó el surgimiento de campañas en contra de los derechos de las personas trans en distintos lugares de Estados unidos, catalogando a estas personas como desviadas sexualmente, peligrosas para los niñxs y con la necesidad de un tratamiento psiquiátrico (Ehrbar, Winters & Gorton, 2010) Desde su base, la forma en la que está planteado el “trastorno de la identidad sexual” es ambigua, se centra en que la identidad de género es de por si patológica, da pie para que dentro de la clasificación se den falsos positivos, es decir niños y niñas que, sin experimentar disforia de 11 Las citas de García (2010), presentadas de aquí en adelante corresponden a investigaciones realizadas con mujeres trans bogotanas, sin embargo podemos inferir una situación similar respecto a hombres trans bogotanos, frente a lo cual, como se menciona en el planteamiento del problema, no existen desarrollos investigativos.
  • 28. EXPERIENCIAS TRANS Y SERVICIOS DE SALUD 28 género, no cumplen con los comportamientos estereotípicos de masculinidad y feminidad y son incluidos dentro del trastorno (Ehrbar, Winters & Gorton, 2010) A su vez, es el único trastorno en donde el síntoma que lo define es elicitado, lo que plantea una contradicción que sustenta la inferioridad del tratamiento que facilita la transformación en contraposición a la superioridad del “tratamiento de reconducción de la identidad de género” que fomenta la conformación con el género asignado al nacer (Ehrbar, Winters & Gorton, 2010) Ehrbar, psicólogo clínico, Winters, escritora y consultora política y Gorton, médico (2010), plantean una redefinición y reubicación del trastorno de la identidad sexual para la próxima edición del DSM –V–, proponiendo su cambio de nombre a “Disforia de Género”, alejándose de la identidad y centrándose en el síntoma característico y definitorio de esta taxonomía, utilizando un lenguaje no discriminatorio y afirmativo, adicionalmente, plantean la inclusión de la especificidad “en remisión” dentro del nuevo diagnóstico, es decir que aunque ya no cause sufrimiento y problemas, el tratamiento debe continuar para que reaparezca, facilitando así el cubrimiento sanitario para las personas trans. Dejando de lado la perspectiva de lxs profesionales de la salud respecto al tema, es posible hallar diversas posturas en cada experiencia trans respecto a la patologización, García (2010) lo ejemplifica planteando la pregunta: “¡Sufrimos de “disforia de género” o de un “trastorno de identidad de género”!, afirman algunas, ¿se trata de una subversión sumisa al poder? O, quizá, retomando a Spivak (Femenías, 2005) ¿De un esencialismo estratégico?” (p. 71- 72). Por un lado, algunas personas trans acuden a lxs profesionales de la salud después de haber interiorizado, por ellos mismos, que su falta de correspondencia sexo/género es anormal y patológica; en este sentido la patologización es previa a la intervención de lxs profesionales (Coll-Planas, 2010b). Sin embargo, no todas las personas trans acuden a especialistas porque consideren que padecen de un trastorno, varias lo hacen porque es el conducto regular para obtener el certificado de disforia de género que les dará el derecho a hormonarse, operarse y de facilitar la aceptación del entorno sociofamiliar (Coll-Planas, 2010b); se trata de un uso estratégico del trastorno (García, 2010; García & Missé, 2010).
  • 29. EXPERIENCIAS TRANS Y SERVICIOS DE SALUD 29 Resumiendo lo anterior, algunas personas trans ven en la obligación de acudir a profesionales de la salud mental como una patologización y un “chantaje” para poder cumplir con sus objetivos, sin embargo, otras no se sienten tratadas como personas enfermas al acudir a estos servicios y ven en el proceso de obtención del diagnóstico un puro formalismo (Coll-Planas, 2010b), en ambos casos las personas trans recitan las respuestas que saben que tendrán como resultado el diagnóstico que necesitan, exagerando y mintiendo frente a distintas preguntas para acomodarse a los estereotipos se género subyacentes a los métodos evaluativos de psicólogos y psiquiatras (Coll-Planas, 2010b; Gonzáles-Polledo, 2010) En últimas, se trata de regular la diversidad de experiencias trans delimitando un solo tránsito, finito, unidireccional, de un punto a otro, vigilado, delimitado, que se clausura con la cirugía de reasignación de sexo, no hay posibilidades de ir y venir ni categorías intermedias (García, 2011), además, parte de la consideración de que el deseo de pertenecer al otro género es inmutable, de la necesidad de practicarse una cirugía de reasignación sexual como elemento indisociable de la transexualidad y presentando “las diferencias y desigualdades entre hombres y mujeres como elementos fijos e inmodificables” (Coll-Planas, 2010a, p. 17) Frente a esta demarcación rígida del tránsito se erigen las maneras particulares de significar la transición por parte de mujeres y hombres trans, que difieren de esta concepción experimentando el transitar como un viaje, una evolución y un fin en sí mismo donde la llegada a un nuevo cuerpo, a una nueva identidad y a un nuevo rol de género no se produce mecánicamente , sino a través de distintos tipos, temporalidades y escalas de experiencia, lo que constituye al uso de tratamientos médicos como una de las vías posibles, a menudo recorrida por partes y de manera estratégica (Gonzáles-Polledo, 2010). No todas las mujeres trans desean una cirugía de reasignación sexual, incluso la consideran como una castración violenta (García, 2010), ni todos los hombres trans desean o cuentan con una Faloplastia12 o una Metoidioplastía13 , a menudo cuentan con mastectomía14 pero rara vez con procedimientos genitales (Vidal-Ortiz, 2011); las cirugías de reasignación sexual son realizadas en numerosos casos por cirujanos particulares que no ofrecen garantías o van a otros 12 “Reconstrucción de unos genitales externos a modo de pene y testículos que permitan la micción en bipedestación” (Mañero, Jiménez & Montull, 2006). 13 Operación con la que se libera el clítoris agrandado por el uso continuado de la testosterona (Vidal-Ortiz, 2011). 14 Procedimiento que “remueve los senos y produce un pecho que registra más como de hombre” (Vidal-Ortiz, 2011, p. 7).
  • 30. EXPERIENCIAS TRANS Y SERVICIOS DE SALUD 30 países, donde son más baratas y con cirujanos más experimentados, sin embargo no hay un seguimiento posoperatorio, necesario en caso de posibles complicaciones (Coll-Planas, 2010b); algunas de las complicaciones derivadas de la cirugía corresponden al arrepentimiento o perdida de la respuesta orgásmica, sin embargo lxs profesionales de la salud tienden a minimizar estos riesgos, al igual que los efectos secundarios de la terapia de remplazo hormonal15 , que se manifiestan incluso con seguimiento endocrinológico e incluyen afecciones hepáticas, cáncer, entre otros. (Coll-Planas, 2010b) Este efecto de minimización de riesgos riñe con el derecho de los pacientes a la información veraz e imparcial, lo que plantea un problema de autonomía y poder respecto a la relación entre la medicina, incluyendo la psiquiatría, y las experiencias trans; un choque de fuerzas constante y lesivo para la salud de las personas trans, donde entran a jugar el papel de las instituciones como reproductoras del orden social, la autonomía de las personas trans, las nuevas posturas de la psiquiatría moderna, los prejuicios de los y las profesionales de la salud (Coll- Planas, 2010b). Frente a las problemáticas de intervención corporal señaladas por Coll-Planas surge la paradoja, o lo que él denomina un equilibrio imposible, renunciar a la integridad física con tal de, presuntamente, conseguir la identidad deseada y acabar así con el sufrimiento” (Coll-Planas, 2010, p. 64) frente a esto, García señala la necesidad entrañable y fundamental de intervenir el cuerpo para tornarlo propio, es una lucha incansable e inaplazable por lo que muchas personas trans están dispuestas a sacrificar su integridad física en boga de alcanzar la corporalidad deseada (García, 2010). Las intervenciones corporales no solo implican costos emocionales y físicos, sino económicos que no todas las personas trans pueden asumir, partiendo de la exclusión en materia laboral que muchxs de ellxs viven; amparadxs en el derecho al libre desarrollo de la personalidad y el derecho a la salud por conexidad con el derecho a la vida, personas trans han exigido al régimen de salud colombiano distintos tipos de tratamientos quirúrgicos, hormonales y seguimiento psiquiátrico/psicológico, logrando, en algunos casos, mediante acciones de tutela que las Empresas Promotoras de Salud (EPS) cubran estos servicios (García, 2010). 15 Procedimiento que consiste, para el caso de las mujeres trans, en la ingesta de distintos tipos de estrógenos y antiandrógenos (García, 2010) yen el caso de los hombres trans, de inyecciones de Testosterona (Vidal-Ortiz, 2011).
  • 31. EXPERIENCIAS TRANS Y SERVICIOS DE SALUD 31 Muchas personas trans, en su mayoría travestis en ejercicio de prostitución, se encuentran en un Estado de total desprotección en materia de salud o no demuestran intenciones explicitas de exigirle al sistema de salud que cubra sus procedimientos de transformación corporal, esta situación lleva a que muchas de ellas intervengan sus cuerpos sin ningún tipo de seguimiento médico, autohormonandose con altas dosis de estrógenos y realizándose implantes caseros en sus cuerpos con aceites de cocina, de motor o siliconas industriales (García, 2010). García (2010) narra cómo este tipo de intervenciones generan en cientos de mujeres trans graves problemas de salud e incluso la muerte, sin embargo el deseo de transformar el cuerpo es tan fuerte que las lleva a asumir este tipo de riesgos, frente a este panorama el sistema de salud se desentiende en el cubrimiento de los derechos de un grupo de personas que se encuentran en los márgenes de la ciudadanía y solo se preocupa por brindar derechos formales en salud a quienes presentan identidades de género estables durante toda su vida: …el Estado, el Ministerio de la Protección social, la Empresas Promotoras de Salud, las Administradoras del Régimen Subsidiado, las Secretarias de Salud Municipales y Departamentales, las Empresas Sociales del Estado y los programas de asistencia y de Atención Primaria en Salud, dicen que sólo se trata de un asunto estético o de hombres que se visten como mujeres. (García, 2010, p. 73). Finalmente, quedan múltiples interrogantes abiertos, en relación con el rol de la medicina en las experiencias de vida trans, el uso del esencialismo estratégico en el acceso a la salud, la lucha por la despatologización en el marco de transición entre la edición IV del DSM a la V, el sistema de salud colombiano, con sus particularidades, el binarismo de género y las concepciones sobre sexo y género que subyacen al conjunto de la sociedad, las experiencias particulares y diversas de tránsito por los géneros y los sexos en las que se embarcan cotidianamente las personas trans, entre otros.
  • 32. EXPERIENCIAS TRANS Y SERVICIOS DE SALUD 32 Categorías Sexo-Género-Deseo El sexo se entiende como el conjunto de características biológicas – genitales externos, internos, aspectos genéticos, hormonales y características sexuales secundarias –que definen a una persona como hombre, como mujer o como intersexual16 (Ministerio de la Protección Social & UNFPA, 2010) “En el caso de las experiencias trans, dichos atributos físicos del sexo son intervenidos y transformados mediante procedimientos quirúrgicos y de sustitución hormonal” (Ministerio de la Protección Social & UNFPA, 2010, p.59) Por otro lado, el género es una construcción sociocultural “sobre lo que se espera correspondería a la forma de ser mujer (feminidad) o de ser hombre (masculinidad) y que, por tanto, varía en el tiempo y en el espacio” (Ministerio de la Protección Social & UNFPA, 2010, p.111) “Se refiere a las formaciones psicológicas del yo, a la convicción subjetiva que poseen las personas sobre la opción de ser hombre o de ser mujer…. cuando se habla de género, se habla de normas, procesos históricos, relaciones de poder y divisiones de los valores, del espacio y del trabajo que se establecen —culturalmente— acerca de la diferencia sexual” (Ministerio de la Protección Social & UNFPA, 2010, p.59) La orientación sexual o el deseo, se define como la atracción erótica y afectiva hacia una persona. En este constructo entran en juego la excitabilidad sexual de la persona en relación con otro u otra, sus afectos, sus emociones e ideas de placer y de pareja, este deseo no se da en función del sexo o de la construcción de género, es independiente de estos (Ministerio de la Protección Social & UNFPA, 2010). El sexo y género se han entendido de manera escindida, en donde “el sexo representaba la anatomía y la fisiología, y el género representaba las fuerzas sociales que moldeaban la conducta” (Fausto-Sterling, 2000), esta distinción se encuentra presente en numerosas políticas estatales (Preciado, 2008), en la academia y en fracciones de los movimientos feministas y LGBT, es una dicotomía naturalizada (García, 2010). Sin embargo varias autoras feministas, entre ellas Butler (1990) y Preciado (2008), han problematizado dicha distinción, entendiendo que el sexo es una categoría ya dotada de género – 16“Persona que nace con características genitales, genéticas u hormonales ambiguas que impiden su asignación inmediata en alguna de las categorías dominantes de hombre o mujer” (Ministerio de la Protección Social & UNFPA, 2010, p. 59).
  • 33. EXPERIENCIAS TRANS Y SERVICIOS DE SALUD 33 interpretaciones culturales- (Butler, 1990) y las tecnologías de producción del género – farmacológicas, semióticas, quirúrgicas- también productoras de la materialidad del sexo (Preciado, 2008). Finalmente, las personas trans, mediante sus prácticas de intervención corporal también cuestionan la idea de que el sexo es natural e inmodificable, evidenciando que “el sexo es también una construcción social en la que intervienen símbolos, lenguajes, normatividades y tecnologías que producen cuerpos masculinos y femeninos” y con su existencia desafían la norma de continuidad entre el sexo y el género (Ministerio de la Protección Social & UNFPA, 2010, p. 60). Experiencias de tránsitos Entendidas como viajes y trayectorias por los géneros –el espectro de posibilidades entre lo masculino y lo femenino- que no responden a una linealidad, no son rígidos, con inicios y finales determinados sino, por el contrario, diversos, personales, múltiple, con diversos puntos de partida y llegada, tiempos particulares, fronteras, pausas y distintos “vehículos” para transitar – hormonas, cirugías, indumentarias- (García, 2010). Servicios de salud utilizados para transitar Se entiende por esto los distintos procedimientos que permiten la transformación corporal de las personas trans en sus tránsitos por los sexos-géneros, entre ellos: Servicios psicológicos y psiquiátricos. Consisten en procesos de acompañamiento y apoyo a las personas trans durante sus procesos de transformación, también incluye la aplicación de entrevistas clínicas, diversos tipos de tests, cuestionarios, entre otros, cuyo objetivo principal consiste en develar, con la mayor certeza posible, un diagnóstico de transexualidad, trastorno de la identidad sexual o disforia de género (Coll-Planas, 2010b; García, 2010; Gonzáles-Polledo, 2010). Servicios endocrinológicos y hormonación. Son procesos llevados a cabo por un médico endocrino y consisten en la evaluación, formulación y seguimiento de la Terapia de Sustitución Hormonal (Bergero et al., 2004; García, 2010) El consumo de hormonas puede darse dentro de un acompañamiento médico o por fuera de
  • 34. EXPERIENCIAS TRANS Y SERVICIOS DE SALUD 34 este; produce cambios en los caracteres sexuales secundarios, generando así una feminización o una masculinización del cuerpo según sea el caso (Bergero et al., 2004); las hormonas “modifican todo tu cuerpo, tus facciones, tu sexualidad, tus deseos, tu mente” (García, 2010, p. 30). Servicios quirúrgicos e intervenciones corporales. Consisten en Cirugías de Reasignación Sexual –Metoidioplastía, Faloplastia, Orquidectomía, Vaginoplastia- , implantes mamarios, Mastectomía, cirugías de feminización facial, etc. Las intervenciones corporales que se realizan fuera del sistema se salud, generalmente consisten en inyecciones de sustancias fluidas en distintas partes del cuerpo para aumentar voluptuosidades (García, 2010). Estos tres servicios se encuentran ligados entre sí, generalmente se inicia con el diagnóstico psiquiátrico o psicológico de transexualidad, trastorno de la identidad de género o disforia de género, este aval es requerido para iniciar la Terapia de Sustitución Hormonal, posteriormente se abre la vía para la intervención quirúrgica, para estos procedimientos se requiere de un aval psiquiátrico/psicológico y endocrinológico especifico y es necesario haber realizado el “Test de la vida real”, vivir con la identidad del género que se desea encarnar, durante mínimo un año. (García, 2010). Patologización Entendida como “el proceso por el cual la transexualidad se clasifica como un trastorno mental que requiere tratamiento psiquiátrico” (Coll-Planas, 2010a, p. 15).
  • 35. EXPERIENCIAS TRANS Y SERVICIOS DE SALUD 35 Método Diseño Esta investigación se enmarco dentro del método cualitativo ya que busca estudiar “la realidad en su contexto natural, tal y como sucede, intentando sacar sentido de, o interpretar los fenómenos de acuerdo con los significados que tienen para las personas implicadas” (Rodríguez, Gil & García, 1996, p. 32); este tipo de investigación “implica la utilización y recogida de una gran variedad de materiales—entrevista, experiencia personal, historias de vida, observaciones, textos históricos, imágenes, sonidos – que describen la rutina y las situaciones problemáticas y los significados en la vida de las personas”. (Rodríguez et al, 1996, p. 32). Dentro de este marco cualitativo, se utilizo como procedimiento de análisis de la información cualitativa el Análisis Crítico del Discurso –ACD–, cuyo objetivo fundamental consiste en evidenciar problemas sociales y políticos, “saber cómo el discurso contribuye a la reproducción de la desigualdad y la injusticia social determinando quiénes tienen acceso a estructuras discursivas y de comunicación aceptables y legitimadas por la sociedad” (Van Dijk, 1994, p. 03). El ACD “se centra en los problemas sociales, y en especial en el papel del discurso en la producción y en la reproducción del abuso de poder o de la dominación” (Van Dijk, 2003, p. 144). El ACD toma en consideración las experiencias y opiniones de los miembros de los grupos marginados, apoyando su lucha por la desigualdad. El ACD no se trata únicamente de un análisis descriptivo y analítico, es también un análisis social y político que parte de una perspectiva y una postura ética de “solidaridad de los oprimidos” adoptando una actitud de oposición y disidencia contra quienes ostentan los recursos discursivos con el fin establecer, confirmar o legitimar su abuso de poder (Van Dijk, 2003). Para el ACD el discurso científico cuenta con mayor influencia, poder y legitimación dado el grupo del que viene, por el contrario, el conocimiento grupal, compartido por grupos sociales específicos, como los movimientos sociales, puede ser sesgado e ideológico y puede no ser reconocido en absoluto como “conocimiento” y ser catalogado como creencia infundamentada por parte de otros grupos (Van Dijk, 2003). Este trabajo buscó dar cuenta de las experiencias de personas trans con relación con los servicios de salud utilizados para realizar sus tránsitos por los sexos-géneros, tomando en
  • 36. EXPERIENCIAS TRANS Y SERVICIOS DE SALUD 36 consideración que el ACD permite teorizar las intrincadas relaciones texto-contexto, global-local, personal-social de los discursos (Van Dijk, 2003) evidenciando los discursos médicos, psiquiátricos y psicológicos que patologizan y crean restricciones para estas experiencias y por el contrario contribuyen a que sea positiva para quienes la viven. Participantes La selección de los participantes se realizo mediante un muestreo no probabilístico que permite obtener información, por parte de personas, contextos y situaciones, de interés investigativo que ofrecen gran riqueza para la recolección y análisis de datos (Hernandez, Fernández & Baptista, 2010); dentro de esta muestra encontramos dos subgrupos: Por un lado, una muestra de expertos conformada por cinco profesionales de la salud mental, dos psicólogas, un psicólogo y una psiquiatra, con experiencia de trabajo con personas trans, con diversidad de grados académicos y pertenecientes al sector público y privado. En segundo lugar, una muestra de sujetos-tipo conformada por dos hombres trans y tres mujeres trans de distintas edades, estratos socioeconómicos y afiliaciones en salud, usando como criterio de homogenización de la muestra la intervención corporal, mediante hormonas, cirugías u otras formas de modificación del cuerpo. Instrumento Para esta investigación se hará uso de dos tipos de entrevistas en profundidad de carácter semi-estructurado (Ver apéndice A y B), según el subgrupo de la muestra hacia el cual van dirigidas. El procedimiento por el cual se analizó la información obtenida de las entrevistas fue el de Análisis Crítico del Discurso, dentro del marco general del método cualitativo. La entrevista en profundidad es una técnica de obtención de información mediante una conversación profesional con una o varias personas, cuyo objetivo, Más que explicar es comprender las perspectivas que tienen los informantes de sus vidas, experiencias o situaciones, tal como las expresan con sus propias palabras (Hernandez, Fernández & Baptista, 2010). Cabe anotar que, por solicitud explicita de lxs participantes y razones de confidencialidad, se omiten marcadores de contexto como escolaridad, lugar de trabajo/estudio y etnia-raza, de manera explícita. Procedimiento
  • 37. EXPERIENCIAS TRANS Y SERVICIOS DE SALUD 37 La investigación sobre el tema inició en junio del año 2011 mediante la vinculación del investigador a distintas actividades del sector trans en Bogotá e indagación documental sobre el tema, sin embargo es hasta julio del año 2012 que inicia la elaboración formal de este trabajo, centrándose en el tema de las experiencias trans con relación a los servicios de salud utilizados para transitar por los sexos-géneros, algunas de las fases se presentan a continuación, es importante señalar que no se corresponden de manera secuencial sino circular: Recopilación teórica y metodológica Se reunieron argumentos de las más relevantes y agudas teóricas de género de los últimos años, sumado a los aportes investigativos sobre el tema trans en Colombia de distintos investigadorxs, aportes de psicólogos sociales y clínicos en torno a temas como la identidad, la patologización y los tránsitos. Diseño y validación de los guiones de entrevista Se diseñaron las preguntas que hicieron parte de la entrevista y se someten a la validación de seis expertxs en el tema, tres por cada entrevista. Se conto con la validación de cinco psicólogxs, sociales y clínicos, y una antropóloga experta del tema trans en Colombia Selección de las y los participantes de las distintas muestras Se retomo contacto con algunas personas con las que se había interactuado en el pasado y que eran activas en su participación en espacios comunitarios del sector trans en Bogotá. Entrevistas a lxs participantes Se conversa con los participantes siguiendo las preguntas de la entrevista, haciendo énfasis en un encuentro conversacional y no únicamente de pregunta y respuesta, en tanto la entrevista guiaba pero no era una camisa de fuerza para el entrevistador. Análisis de la información recolectada y elaboración de resultados Posterior a la transcripción de cada entrevista, se realiza una lectura exhaustiva y analítica de la información usando como método el enfoque cualitativo y como recurso analítico el Análisis Critico del Discurso –ACD–. Posteriormente se plasmaron los principales resultados utilizando las categorías de análisis propuestas. Fue fundamental reconocer la profunda
  • 38. EXPERIENCIAS TRANS Y SERVICIOS DE SALUD 38 interrelación entre las categorías y que su separación tan solo buscó facilitar la lectura y la comprensión de la información expresada. Discusión de los resultados Una vez realizados los resultados se dieron paso a establecer paralelos, divergencias, vacíos, entre otros elementos, con la fundamentación bibliográfica y se formularon algunas conclusiones y recomendaciones finales.
  • 39. EXPERIENCIAS TRANS Y SERVICIOS DE SALUD 39 Resultados A continuación se presentan los resultados, que dan cuenta de los discursos y hallazgos significativos de acuerdo con las categorías establecidas previamente para este análisis. Para éste fin se utilizaron las transcripciones literales de las entrevistas en profundidad realizadas con lxs participantes. Por el lado de lxs profesionales de la salud mental, fueron entrevistadxs dos psicólogas que trabajan en una organización privada (Psicóloga A y Psicóloga B), un psicólogo que trabaja con una organización distrital de Bogotá (Psicólogo A) y una psiquiatra que labora con una universidad pública de Bogotá (Psiquiatra A). Por el lado de las personas trans, fueron entrevistadxs dos hombres trans, de treinta y siete años (Hombre trans A) y veinticuatro años (Hombre trans B), y dos mujeres trans, una de treinta y siete años (Mujer trans A) y otra de veintisiete años (Mujer trans B), todxs con un nivel de escolaridad universitario. La información recolectada en las entrevistas fue analizada a través del Análisis Crítico del Discurso y el uso de categorías. Es fundamental anotar que estas categorías analíticas se encuentran totalmente imbricadas entre sí y su demarcación responde a un ejercicio de facilitación el análisis y su comprensión. La patologización es transversal a las demás categorías, al igual que las concepción sexo-género- deseo ya que influyen en la forma en que las personas narran sus tránsitos y marcan las prácticas de los profesionales de la salud. A su vez, los servicios de salud privilegian cierto tipo de tránsitos en detrimento de otros y actúan de manera diferencial en función del marco simbólico que los soporta. Por lo anterior, es evidente que la relación entre las categorías de análisis responde a un esquema circular y no lineal. Sexo-Género-Deseo Esta categoría nos remite a elementos teóricos y epistemológicos que orientan en buena parte las practicas de lxs profesionales de la salud ya que la atención que brindan a las personas trans esta fundamentada en las comprensiones sobre estas categorías. Por otro lado, estas concepciones funcionan como focos desde los cuales algunas personas trans leen sus experiencias de tránsitos. Por estos motivos resulta fundamental entender la manera en que cada quien entiende estas categorías ya que brinda un marco, político y epistémico, a sus relatos.
  • 40. EXPERIENCIAS TRANS Y SERVICIOS DE SALUD 40 Al referirse al género, lxs profesionales de la salud mental afirman que es una construcción, que atraviesa dimensiones individuales, pues se refiere a la percepción que cada quien tiene de sí mismo, de su cuerpo, y la elección que hace sobre esto, pero colectiva en tanto implica asumir ciertos roles que van a marcar la pauta de relación con el contexto que nos rodea. De acuerdo con lo expresado por la psicóloga A: “El género es una construcción individual y muchas veces también colectiva sobre la percepción que tiene cada persona de sí misma, de su cuerpo, del rol que quiere cumplir y de cómo quiere expresar su vivencia”. Esta construcción tiene como base elementos históricos y sociales sobre la masculinidad y la feminidad, lo que se espera de los hombres y de las mujeres, como afirma la psiquiatra A: “El género es una construcción social de lo que se espera de los hombres y las mujeres… con unos antecedentes históricos…”. En relación al carácter de esta construcción, la psicóloga B señala que el género es una construcción “absolutamente fluida y que definitivamente podemos elegir”, el hecho de ser caracterizado como construcción no le quita su cualidad de movilidad, fluidez y la posibilidad de transformarse, en tanto se ubica en un amplio espectro de matices entre lo masculino y lo femenino, polos que al mismo tiempo se transforman según la mirada que se tenga sobre ellos. Esta concepción fluida y móvil de la identidad de género permite que en el acompañamiento psicológico la duda sea fundamental, incluso elicitada por el/la profesional, el testimonio de la psicóloga B ilustra esto: Otro de los miedos muy grandes es: ¿bueno y que pasa si yo me llevo a patrasiar? ¿Qué tal que me den ganas mas adelante de devolverme? Lo que nosotros hacemos es siempre dar la posibilidad a la persona que si, porque para nosotros la identidad es algo móvil, no es algo fijo ni estático. Siempre va a existir la posibilidad de moverse, el tema es si la persona se estaba hormonando que sepa hasta cuándo puede patrasiarse y empezar a cuestionar mucho eso, eso es lo que hemos hecho. (Psicóloga B). Por otro lado, es de destacar el papel de agencia que tiene cada sujeto en la construcción de su identidad de género, muy en afinidad con lo que expuesto por las personas trans entrevistadas, quienes ven en el género una decisión y un sentir acerca de que roles se quieren jugar, cómo se quiere ser reconocido y quién se es, como lo expresa el hombre trans B “es la
  • 41. EXPERIENCIAS TRANS Y SERVICIOS DE SALUD 41 parte que yo construyo de mi mismo” o como menciona la mujer trans A, “es como tú te sientes, como quieres ser reconocido… yo lo descubro”. Esta decisión se asume en relación a las normas de feminidad y masculinidad definidas por la sociedad, estas personas asumen distintas actitudes y acciones en relación a esta normatividad del género, al respecto, lo narrado por el hombre trans B es ilustrativo: Hay cosas que están catalogadas para el mundo como cosas de lo femenino y otras de lo masculino que para mí no lo son, entonces simplemente para mí hay cosas que para el mundo que son femeninas pero hacen parte de mi masculinidad, entonces ahí ya comienza a chocar el concepto de género en que no existe. (Hombre trans B). Esta posición se aproxima a concepciones queer del género, crítica de las diferenciaciones entre lo masculino y lo femenino, en contraste con la posición del hombre trans A, donde ser hombre no esta definido únicamente por una corporalidad sino por asumir ciertos roles sociales, en ese sentido encarnar el concepto hegemónico de hombre es fundamental para el reconocimiento: Siempre estuve muy claro en que juegos me gustaban y con que debía jugar y con que no. Yo soy un hombre muy machista ¿ok? Total y absolutamente machista… yo creo que hay machismo positivo… yo soy machista porque yo defiendo una posición de hombre que creo que se ha perdido… tiene que ver con abrirle la puerta a una mujer, tiene que ver con halar una silla para que una mujer se siente, con caballerosidad, a ese machismo me refiero yo… ser un poco más caballerosos y más galantes. (Hombre trans B). Si bien las personas trans en sus relatos dan una mayor prevalencia a la posición personal que cada quien asume respecto a sí mismo, lo normativo no deja de ocupar un lugar importante en sus construcciones. Al hablar del sexo, ambas mujeres trans afirman que está referido a una genitalidad, la apariencia externa viene a determinar si eres clasificado como hombre o como mujer, para ellas, “el sexo es con lo que naces en medio de las piernas” (Mujer trans B) y “tiene que ver con una genitalidad” (Mujer trans A), este hecho viene a ser un aspecto mas que no influye en sus construcciones de género orientadas a lo femenino. El hombre trans B señala un punto de importancia ya que caracteriza al sexo como “una condición biológica que permite a la ciencia
  • 42. EXPERIENCIAS TRANS Y SERVICIOS DE SALUD 42 clasificarme” poniendo de relieve el papel de los discursos científicos sobre el sexo en el control de los cuerpos y subjetividades. Respecto a este mismo punto, se identifican dos posturas en lxs profesionales: por un lado la psiquiatra, el psicólogo A y una parte de lo expresado por la psicóloga B relacionan el sexo a una dimensión biológica basada en indicadores hormonales, genéticos (cromosómicos), gonadal y genital, sobre los cuales se han fundamentado diferencias entre hombres y mujeres y vienen a determinar que a una persona se le asigne como macho o como hembra; Por otro lado, se encuentra la postura de la psicóloga A y la otra parte expresada por la psicóloga B, quienes destacan la influencia cultural sobre la biología, quien ha marcado ciertas diferencias como relevantes a la hora de caracterizar la noción de sexo con dos únicas posibilidades, radicales y opuestas entre si pero que sin embargo no responde a la diversidad animal y humana, donde la intersexualidad está presente, por lo tanto estas diferencias no serían tan radicales ni tan opuestas y posibilitarían pensar y creer en la existencia de mas de dos sexos en nuestra especie. Para entender de una manera mas completa lo afirmado sobre sexo y género por los participantes fue necesario conocer si reconocían algún tipo de relación entre ambas variables, las dos mujeres trans entrevistadas coinciden en negar algún tipo de relación entre el sexo y el género, mientras que en los chicos trans son visibles dos posiciones, para el hombre trans A, el sexo y género vienen a ser lo mismo, “cómo quién nos identificamos… si somos hombres o mujeres” mientras que el hombre trans B afirma que “Mi biología nunca ha determinado realmente como percibo mi género, aunque la sociedad sí lo ha hecho… me dijo quién era y que había una relación, pero realmente no creo que haya una relación… encarno una no relación entre sexo y género”. En suma, para las mujeres trans y el hombre trans B, el sexo en el que fueron asignadxs al nacer no determina su identidad de género. Por otra parte, para el hombre trans A, sexo y género son equivalentes y responden a una esencia interna que demanda una estricta continuidad entre cuerpo y género y se perfila como inicio y objetivo final del tránsito, “Transitar es el camino que estoy recorriendo para que el espejo refleje lo que yo soy en realidad, lo que soy esencialmente… cuando quirúrgicamente haya terminado mi proceso yo creo que ahí termina el tránsito”.