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ANTOLOGIA DE CUENTOS 
Cuentos y poemas 
7 DE DICIEMBRE DE 2014 
Jaime Moctezuma Pérez solis
Dedicatoria 
Este trabajo es dedicado a mi esfuerzo y a mi padre por que sin él no pudiera lograrlo ni llevado acabo y gracias por su atención espero que lo disfruten.
Indicé 
Las gotas saladas…….. 
City tour…….. 
Diario de una canción…. 
El lepidopmac………. 
A roque………. 
Continúa el mismo asunto……. 
¿De qué se ríe?............ 
Redondillas………….. 
Ahora todo está claro…………. 
Agua, vida y tierra…………. 
A mis obligaciones………….. 
Árbol de mi alma……….. 
Dos cuerpos……….. 
Abrazo………… 
Que cruel es mi tormento………..
Prologo 
Obras de grandes poetas cuentos y de grandes escritores muy conocidos actualmente obras de enseñanza amistad poemas de amor para aprender lo que no sabemos, esta antología es hecha base a ustedes para que lean mucho y aprendan de lo que leen.
Las gotas saladas 
La biblioteca del Vaticano atesora sorprendentes sucesos históricos vinculados a trastornos médicos que hoy, en su mayoría, la ciencia ha llegado a conocer y comprender, desmitificando así su interpretación sobrenatural. Ese era, por ejemplo, el caso de la epilepsia, atribuida hasta hace no mucho a una posesión diabólica. Sin embargo, hay otros fenómenos que no se han vuelto a presentar, convirtiéndose en una incógnita para unos y conservando su misterio religioso para otros. De los que he podido documentarme, gracias a mi amistad con un entrañable jesuita, el hecho que más me ha cautivado es el de una mujer cuyo aroma natural hacía llorar a la gente a su alrededor. 
El día del parto, la matrona pellizcó a la criatura para que llorase y lo consiguió, por lo menos en cuanto al sonido, porque lágrimas no derramó ni una. En cambio, quienes presenciaron su nacimiento no dejaron de echarlas. Al desconocer el motivo real, atribuyeron su estado a una profunda emoción por la nueva vida, así que dieron rienda suelta a todos los gestos y gemidos que suelen acompañar a esas gotas saladas. 
Los visitantes y la matrona pudieron recuperase al poco rato de abandonar la cabaña, pero la madre y el padre estuvieron a punto de fallecer esa misma noche por deshidratación. A la mañana siguiente, hicieron pruebas saliendo y entrando de la casa, repetidas veces, descubriendo que su hija era la causante de su incomprensible lagrimeo. Si alguien del pueblo se enteraba de aquello, la acusarían de endemoniada y la condenarían a muerte. También ellos correrían la misma suerte por haberla engendrado. Decidieron ocultarla del mundo hasta saber qué hacer. Pero tenían la obligación de bautizarla para no despertar sospechas y, de paso, ver si con eso se aliviaba. El sacramento tuvo lugar en su casa y sólo acudió el cura. Habían dicho a los vecinos y amigos que la niña padecía fiebres extrañas y posiblemente contagiosas. Como era de esperar, el sacerdote Dariis lloró. Lo imprevisto fue que se lo tomase tan bien. Puesto que en ningún instante sintió tristeza, pensó que la ceremonia estaba siendo bendecida con un halo de alegría espiritual. Lamentablemente para él, debía atender otros compromisos y tuvo que retirase de inmediato, sin darle tiempo a sospechar. A raíz de lo ocurrido, la criatura adquirió el nombre de Beatrice, que significa ‘quien da felicidad’. 
Los padres hicieron de todo para remediar la situación. La bañaron con cuantas flores conocían, rezaron hasta la última oración que habían aprendido, se inventaron más, compraron amuletos, le dieron medicinas, recurrieron a pócimas e incluso, yendo contra sí mismos, intentaron provocarle el llanto como la última esperanza de que con ello se resolvería el problema. Beatrice no soltó ni una lágrima, únicamente quedó afónica. Los padres, destrozados por el remordimiento y la impotencia, optaron por confiar en el sacerdote. Al menos él no era un bruto ignorante. 
Efectivamente, Dariis era listo. Para empezar, propuso una solución temporal para cuando necesitasen sacar a la pequeña de casa. Aconsejó envolverla completamente, dejando sólo un diminuto orificio a la altura de la nariz que le permitiese respirar. Bastaría con decir que le había caído agua hirviendo encima y que no querían que nadie viese su deformidad. Dariis les prometió encontrar un remedio definitivo. Mientras tanto, les pidió un favor en beneficio de los pobres del pueblo de Arezca. En las celebraciones de la misa, tenían que colocarse en el centro de la nave y, al iniciar el sermón, debían descubrir sigilosamente a la pequeña. Así se
hizo. La fe del pueblo se elevó y con ella las limosnas. No obstante, Dariis no comió ni más ni mejor. Él era uno de esos curas que creían en la bondad de la iglesia. Por consiguiente, redistribuyó los ingresos. También es cierto que era consciente de su pecado. 
En medio de uno de los sermones, un feligrés se percató de lo que hacía la madre y, al ver el rostro de Beatrice, gritó ¡milagro, milagro, la niña ha sanado!, y todos lloraron mucho más de lo habitual. A partir de ahí, la pequeña caminó descubierta y fue sólo cuestión de tiempo que la gente notase que ella era la causante de sus lágrimas. Sin embargo, no pensaron que fuese un acto del mal, sino de Dios, porque en lugar de dolerles, les hacía más sensibles, más buenos. Y Dariis volvió a sacarle el lado positivo a la situación. Se confesó ante todas las personas del pueblo y, seguidamente, las convenció para que fueran sus cómplices. 
En pocos días, esparcieron por los pueblos aledaños el falso rumor de que en Arezca habían encontrado los restos de un hombre santo y que durante las misas su presencia era tal, que todo el que asistía lloraba de alegría. Cada semana, el número de peregrinos crecía notablemente, dejando generosas ofrendas. Durante las ceremonias, la gente del pueblo se colocaba alrededor de la niña, para que la madre nunca fuese vista al destaparla y al cubrirla nuevamente. Con los años, la propia Beatrice se encargó del ritual. Una vez lejos de las inmediaciones de la iglesia y de los extranjeros, aligeraba sus vestimentas y paseaba como cualquiera de sus amigas. Los arguescianos se acostumbraron a vivir entre lágrimas en medio de risas, de discusiones, de pedidas de mano, de negociaciones, de juegos, de brindis, de la vida cotidiana. 
El sacerdote Dariis fue ascendido a obispo por las ingentes cantidades que conseguía recolectar. Lo único que pidió fue no ser destituido de la parroquia de Arezca. Por azares del destino, sobrevivió a la muerte de la señora Beatrice. Ya cansado, sin nada que perder por la edad y su débil salud, se atrevió a documentar la vida de su benefactora, confesando el gran engaño que había encabezado. Por supuesto, el documento no salió a la luz. 
Curiosamente —podría considerarse más bien un detalle lógico, aunque no por eso menos llamativo— en el funeral de Beatrice, ninguno de los presentes lloró. La querían, sí, pero contuvieron sus lágrimas en señal de duelo. 
Rafael Valcárcel
City tour 
En agosto de 2007, una turista inglesa corroboró que el guía se inventaba el pasado de los monumentos y el de sus constructores. Lo desenmascaró abiertamente, bajo el amparo de un libro acreditado y el asombro de quienes compartían el tour. Esa misma tarde sustituyeron al guía, y el trayecto por El Cairo recobró los convencionalismos habituales. 
Durante la cena, conversando, les quedó claro: los datos seguirían en las bibliotecas, la sorpresa la habían dejado marchar. Exigieron a la compañía de viajes que recontratase a Mohamed Amaren. 
Al volver a Inglaterra, como es de costumbre, hablaron de sus vacaciones. Entre ruinas y jeroglíficos, imperó el guía que sólo ellos tuvieron. 
Mohamed, de estudios mínimos debido a su recortada infancia, conoce poco la historia escrita, pero siempre tuvo oídos, intuición e imaginación. A raíz de haber sido desenmascarado, a sus 61 años, se ha aventurado a trabajar por cuenta propia. Su lema: “Egipto se vive con cuentos”. 
Rafael Valcárcel
Diario de una canción 
Esta mañana arrojé el diario contra la pared. No estoy segura de por qué lo hice. Antes pensaba que los periódicos se centraban en las tragedias, pero ahora sé que lo único que les atrae es la violencia, que la muerte sin ella no interesa, por más que sea colectiva y te deje sola, que es la tragedia más grande que hay”. Así comenzaba el diario personal de Eriel, el que durante una década estuvo a la venta en una feria callejera de objetos usados, el que nadie compró al ojear sus primeras páginas y el que hace dos semanas fue adquirido por el Reina Sofía al conocer el contenido de todas las demás. 
Cabe puntualizar que las notas no eran registradas con fechas, pero dicho documento adquiere la categoría de diario, y no de libro de apuntes, porque Eriel, cada vez que escribía, señalaba si era un lunes, jueves o sábado; envolviendo una historia lineal en una secuencia circular de días de la semana. Sin embargo, por los datos registrados y las averiguaciones realizadas por la actual institución propietaria, se estima que las vivencias descritas transcurrieron entre 1974 y 1979. 
Un viernes en el que Eriel cayó en una de sus recurrentes depresiones, fue socorrida por un débil recuerdo extraído de su infancia, cuando sus padres le aplacaban sus ganas de ser mayor, cantándole: 
“Si de verdad quieres crecer y no envejecer 
Nunca vayas deprisa ni tampoco lento 
El secreto es ir a la inversa del tiempo 
Pero nunca deprisa ni tampoco lento 
Sólo hay que ir a la velocidad del tiempo 
Para así comenzar a crecer y no envejecer 
El que acelera el paso descubre la nostalgia 
El que se queda en el momento se queda 
Más el que decide crecer conservando al niño 
Avanza hacia atrás recuperando su inicio 
Y los recuerdos que traspasan el ombligo (bis)…”. 
Cuando era niña no le prestaba mucha atención a la letra, sólo se dejaba llevar por la melodía que la hacía sentir arropada por un hogar. Recordaba algo más que la voz cálida de sus padres, recordaba cada uno de los instrumentos que armonizaban la letra; y, envuelta en esas sensaciones, comenzó a sentirse bien, verdaderamente bien. Era como si el recuerdo pasara a ser un presente que la introducía en un espacio donde la tristeza y la rabia estaban prohibidas. 
Rafael Valcárcel
El lepidopmac 
Cientos de parejas aguardan su turno. Da gusto verlas porque no son comunes. Es evidente que se aman. Y no porque vayan de la mano o se miren con ternura, sino porque sería absurdo estar de pie tantas horas si no portasen las pruebas que lo acreditan. El letrero, donde inicia la fila, anuncia: “Pagamos 20 gramos de oro por mariposa”. 
Se sabe que el método es indoloro y que cada estómago enamorado alberga entre 10 y 15 especímenes. Además, el intervenido puede generar nuevas mariposas al cabo de una semana. Sin embargo, existe un inconveniente. Con frecuencia, sólo uno de la pareja las porta, demostrándose que no es correspondido. El drama es inevitable. cuentos 
Los detractores del doctor Lorca, inventor del Lepidopmac (aparato para cazarlas), lo tildan de “anti- romántico”. Unos, por ponerle precio a los sentimientos más nobles. Otros, por llevar al abismo a tantas parejas correctamente constituidas. Ni los oye. No hay tiempo. Su amada aguarda la sentencia. Cuando el número de mariposas iguale al de personas, Lorca las soltará. Confía en que nadie querrá sostener un fusil. 
Rafael R. Valcárcel
A roque 
Llegaste temprano al buen humor 
Al amor cantado 
Al amor decantado 
Llegaste temprano 
Al ron fraterno 
A las revoluciones 
Cada vez que te arrancaban del mundo 
No había calabozo que te viniera bien 
Asomabas el alma por entre los barrotes 
y no bien los barrotes se aflojaban turbados 
Aprovechabas para librar el cuerpo 
Usabas la metáfora ganzúa 
Para abrir los cerrojos y los odios 
Con la urgencia inconsolable de quien quiere 
Regresar al asombro de los libres 
Le tenías ojeriza a lo prohibido 
A las desgarraduras para ínfula y orquesta 
Al dedo admonitorio de algún colega exento 
Algún apócrifo buen samaritano 
Que desde Europa te quería enseñar 
A ser un buen latinoamericano 
Le tenías ojeriza a la pureza 
porque sabías cómo somos de impuros 
Cómo mezclamos sueños y vigilia 
Cómo nos pesan la razón y el riesgo
por suerte eras impuro 
evadido de cárceles y cepos 
no de responsabilidades y otros goces 
impuro como un poeta 
que eso eras 
además de tantas otras cosas 
ahora recorro tramo a tramo 
nuestros muchos acuerdos 
y también nuestros pocos desacuerdos 
y siento que nos quedan diálogos inconclusos 
recícrocas preguntas nunca dichas 
malentendidos y bienentendidos 
que no podremos barajar de nuevo 
Pero todo vuelve a adquirir su sentido 
Si recuerdo tus ojos de muchacho 
Que era casi un abrazo casi un dogma 
El hecho es que llegaste 
Temprano al buen humor 
Al amor cantando 
Al amor decantado 
Al ron fraterno 
A las revoluciones 
Pero sobre todo llegaste temprano 
demasiado temprano 
A una muerte que no era la tuya 
Y que a esta altura no sabrá que hacer 
Con Tanta Vida. Mario benedetti
Continúa el mismo asunto 
Feliciano me adora y le aborrezco; 
Lizardo me aborrece y yo le adoro; 
Por quien no me apetece ingrato, lloro, 
Y al que me llora tierno, no apetezco: 
A quien más me desdora, el alma ofrezco; 
A quien me ofrece víctimas, desdoro; 
Desprecio al que enriquece mi decoro 
y al que le hace desprecios enriquezco; 
Si con mi ofensa al uno reconvengo, 
Me reconviene el otro a mí ofendido 
Y al padecer de todos modos vengo; 
Pues ambos atormentan mi sentido; 
Aquisté con pedir lo que no tengo 
y aquél con no tener lo que le pido. 
Sor juan aines de la cruz
De que se ríe 
(Seré curioso) 
En una exacta 
Foto del diario 
Señor ministro 
Del imposible 
Vi en pleno gozo 
Y en plena euforia 
Y en plena risa 
Su rostro simple 
Seré curioso 
Señor ministro 
De qué se ríe 
De qué se ríe 
De su ventana 
Se ve la playa 
Pero se ignoran 
Los cantorales 
Tienen sus hijos 
Ojos de mando 
Pero otros tienen 
Mirada triste 
Aquí en la calle 
Suceden cosas 
Que ni siquiera 
Pueden decirse 
Los estudiantes 
Y los obreros 
Ponen los puntos 
Sobre las íes 
Por eso digo 
Señor ministro 
De qué se ríe 
De qué se ríe 
Esté conoce 
Mejor que nadie 
La ley amarga 
De estos países 
Ustedes duros 
Con nuestra gente
Por qué con otros 
Son tan serviles 
Cómo traicionan 
El patrimonio 
Mientras el gringo 
Nos cobra el triple 
Cómo traicionan 
Esté y los otros 
Los adulones 
Y los seniles 
Por eso digo 
Señor ministro 
De qué se ríe 
De qué se ríe 
Aquí en la calle 
Sus guardias matan 
Y los que mueren 
Son gente humilde 
Y los que quedan 
Llorando de rabia 
Seguro piensan 
En el desquite 
Allá en la celda 
Sus hombres hacen 
Sufrir al hombre 
Y eso no sirve 
Después de todo 
Este es el palo 
Mayor de un barco 
Que 
Se va a pique 
Seré curioso 
Señor ministro 
De qué se ríe 
De qué se ríe. 
De que se ríe 
Mario benedetti
Redondillas 
Hombres necios que acusáis 
A la mujer sin razón, 
Sin ver que sois la ocasión 
De lo mismo que culpáis: 
Si con ansia sin igual 
Solicitáis su desdén, 
¿Por qué queréis que obren bien 
Si las incitáis al mal? 
Combatís su resistencia 
Y luego, con gravedad, 
Decís que fue liviandad 
Lo que hizo la diligencia. 
Parecer quiere el denuedo 
De vuestro parecer loco 
El niño que pone el coco 
Y luego le tiene miedo. 
Queréis, con presunción necia, 
Hallar a la que buscáis, 
Para pretendida, Thais, 
Y en la posesión, Lucrecia. 
¿Qué humor puede ser más raro 
Que el que, falto de consejo, 
Él mismo empaña el espejo, 
Y siente que no esté claro? 
Con el favor y desdén 
Tenéis condición igual,
Quejándoos, si os tratan mal, 
burlándoos, si os quieren bien. 
Siempre tan necios andáis 
Que, con desigual nivel, 
A una culpáis por cruel 
Y a otra por fácil culpáis. 
¿Pues cómo ha de estar templada 
La que vuestro amor pretende, 
Si la que es ingrata, ofende, 
Y la que es fácil, enfada? 
Más, entre el enfado y pena 
Que vuestro gusto refiere, 
Bien haya la que no os quiere 
Y quejaos en hora buena. 
Dan vuestras amantes penas 
A sus libertades alas, 
Y después de hacerlas malas 
Las queréis hallar muy buenas. 
¿Cuál mayor culpa ha tenido 
En una pasión errada: 
La que cae de rogada, 
O el que ruega de caído? 
¿O cuál es más de culpar, 
Aunque cualquiera mal haga: 
La que peca por la paga, 
O el que paga por pecar? Sor juan Inés de la cruz
Ahora todo está claro 
Cuando el presidente, cualquier presidente 
Se preocupa tanto 
Por los derechos humanos 
Parece evidente que en ese caso 
Derecho no significa facultad 
O atributo 
O libre albedrío 
Sino diestro 
O anti zurdo 
O flanco opuesto al corazón 
Lado derecho en fin 
En consecuencia 
¿No sería hora 
De que iniciáramos 
Una amplia campaña internacional 
Por los izquierdos humanos? 
Mario Benedetti
Agua, vida y tierra 
Yo fui estallido fuerte de la selva y el río, 
y voz entre dos ecos, me levanté en las cuestas. 
De un lado me estiraban las manos de las aguas, 
Y del otro, prendían me sus raíces las sierras. 
Cuando mi río subía su caricia silvestre 
En aventuras locas con el rocío y la niebla, 
Con el mismo amor loco que impulsaba mi sueño, 
Lejos de sorprenderlo, me hospedaba en las sierras. 
Pero si alguna sombra le bajaba a los ojos, 
Me repetía en sus aguas hasta dar en la arena, 
Y era mi grito nuevo como un tajo en el monte 
Que anegaba las calles y golpeaba las puertas. 
A veces la montaña se me vestía de flores 
e iniciaba en mi talle curvas de primavera. 
Quién sabe en qué mañana se apretaron mis años 
Sobre senos y muslos y caderas de piedra! 
Se treparon mis ojos al rostro de los árboles 
Y fueron mariposas sus vivas compañeras: 
Así es como en los prados voy buscando las flores, 
Y alas pido en las almas que a mi vida se acercan. 
Mis dedos arañaron la fuerza de los riscos, 
Y juraron ser índices de mis futuras vueltas; 
Por eso entre los cuerpos doblados de los hombres,
Como puntales puros de orientación se elevan. 
Yo fui estallido fuerte de la sierra y el río, 
Y crecí amando el río e imitando la sierra... 
Una mañana el aire me sorprendió en el llano: 
Ya mi raíz salvaje se soltaba las riendas! 
Pálidas ceremonias saludaron mi vida, 
Y una fila de voces reclamó la prenda... 
Mis labios continuaron el rumor de las fuentes 
Donde entrañé mis años y abastecí las venas. 
De ahí mi voz de ahora, blanca sobre el lenguaje, 
Se tiende por el mundo como la dio la tierra! 
Julia de burgos
A mis obligaciones 
Cumpliendo con mí oficio 
Piedra con piedra, pluma a pluma, 
Pasa el invierno y deja 
Sitios abandonados, 
Habitaciones muertas: 
Yo trabajo y trabajo, 
Debo substituir 
Tantos olvidos, 
Llenar de pan las tinieblas, 
Fundar otra vez la esperanza. 
No es para mí sino el polvo, 
La lluvia cruel de la estación, 
No me reservo nada 
Sino todo el espacio 
Y allí trabajar, trabajar, 
Manifestar la primavera. 
A todos tengo que dar algo 
Cada semana y cada día, 
Un regalo de color azul, 
Un pétalo frío del bosque, 
Y ya de mañana estoy vivo 
Mientras los otros se sumergen 
En la pereza, en el amor, 
Yo estoy limpiando mi campana, 
Mi corazón, mis herramientas. 
Tengo rocío para todos. 
Pablo Neruda
Árbol de mi alma 
Cumpliendo con mi oficio 
Piedra con piedra, pluma a pluma, 
Pasa el invierno y deja 
Sitios abandonados, 
Habitaciones muertas: 
Yo trabajo y trabajo, 
Debo substituir 
Tantos olvidos, 
Llenar de pan las tinieblas, 
Fundar otra vez la esperanza. 
No es para mí sino el polvo, 
La lluvia cruel de la estación, 
No me reservo nada 
Sino todo el espacio 
Y allí trabajar, trabajar, 
Manifestar la primavera. 
A todos tengo que dar algo 
Cada semana y cada día, 
Un regalo de color azul, 
Un pétalo frío del bosque, 
Y ya de mañana estoy vivo 
Mientras los otros se sumergen 
En la pereza, en el amor. 
José martí
Dos cuerpos 
Dos cuerpos frente a frente 
Son a veces dos olas 
Y la noche es océano. 
Dos cuerpos frente a frente 
Son a veces dos piedras 
Y la noche desierto. 
Dos cuerpos frente a frente 
Son a veces raíces 
En la noche enlazadas. 
Dos cuerpos frente a frente 
Son a veces navajas 
Y la noche relámpago. 
Dos cuerpos frente a frente 
Son dos astros que caen 
En un cielo vacío. 
Octavio paz
Abrazo 
Un simple abrazo nos enternece el corazón; 
Nos da la bienvenida y nos hace más llevadera la vida. 
Un abrazo es una forma de compartir alegrías 
Así como también los momentos tristes que se nos presentan. 
Es tan solo una manera de decir a nuestros amigos 
Que los queremos y que nos preocupamos uno por el otro 
Porque los abrazos fueron hechos para darlos a quienes queremos. 
El abrazo es algo grandioso. 
Es la manera perfecta para demostrar el amor que sentimos 
Cuando no conseguimos la palabra justa. 
Es maravilloso porque tan sólo un abrazo dado con mucho cariño, 
Hace sentir bien a quien se lo damos, sin importar el lugar ni el idioma 
Porque siempre es entendido. 
Por estas razones y por muchas más... 
Hoy te envío mi más cálido abrazo. 
Pablo Neruda
Epilogo 
Espero que les haya gustado las obras bueno la antología gracias por su atención

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  • 1. ANTOLOGIA DE CUENTOS Cuentos y poemas 7 DE DICIEMBRE DE 2014 Jaime Moctezuma Pérez solis
  • 2. Dedicatoria Este trabajo es dedicado a mi esfuerzo y a mi padre por que sin él no pudiera lograrlo ni llevado acabo y gracias por su atención espero que lo disfruten.
  • 3. Indicé Las gotas saladas…….. City tour…….. Diario de una canción…. El lepidopmac………. A roque………. Continúa el mismo asunto……. ¿De qué se ríe?............ Redondillas………….. Ahora todo está claro…………. Agua, vida y tierra…………. A mis obligaciones………….. Árbol de mi alma……….. Dos cuerpos……….. Abrazo………… Que cruel es mi tormento………..
  • 4. Prologo Obras de grandes poetas cuentos y de grandes escritores muy conocidos actualmente obras de enseñanza amistad poemas de amor para aprender lo que no sabemos, esta antología es hecha base a ustedes para que lean mucho y aprendan de lo que leen.
  • 5. Las gotas saladas La biblioteca del Vaticano atesora sorprendentes sucesos históricos vinculados a trastornos médicos que hoy, en su mayoría, la ciencia ha llegado a conocer y comprender, desmitificando así su interpretación sobrenatural. Ese era, por ejemplo, el caso de la epilepsia, atribuida hasta hace no mucho a una posesión diabólica. Sin embargo, hay otros fenómenos que no se han vuelto a presentar, convirtiéndose en una incógnita para unos y conservando su misterio religioso para otros. De los que he podido documentarme, gracias a mi amistad con un entrañable jesuita, el hecho que más me ha cautivado es el de una mujer cuyo aroma natural hacía llorar a la gente a su alrededor. El día del parto, la matrona pellizcó a la criatura para que llorase y lo consiguió, por lo menos en cuanto al sonido, porque lágrimas no derramó ni una. En cambio, quienes presenciaron su nacimiento no dejaron de echarlas. Al desconocer el motivo real, atribuyeron su estado a una profunda emoción por la nueva vida, así que dieron rienda suelta a todos los gestos y gemidos que suelen acompañar a esas gotas saladas. Los visitantes y la matrona pudieron recuperase al poco rato de abandonar la cabaña, pero la madre y el padre estuvieron a punto de fallecer esa misma noche por deshidratación. A la mañana siguiente, hicieron pruebas saliendo y entrando de la casa, repetidas veces, descubriendo que su hija era la causante de su incomprensible lagrimeo. Si alguien del pueblo se enteraba de aquello, la acusarían de endemoniada y la condenarían a muerte. También ellos correrían la misma suerte por haberla engendrado. Decidieron ocultarla del mundo hasta saber qué hacer. Pero tenían la obligación de bautizarla para no despertar sospechas y, de paso, ver si con eso se aliviaba. El sacramento tuvo lugar en su casa y sólo acudió el cura. Habían dicho a los vecinos y amigos que la niña padecía fiebres extrañas y posiblemente contagiosas. Como era de esperar, el sacerdote Dariis lloró. Lo imprevisto fue que se lo tomase tan bien. Puesto que en ningún instante sintió tristeza, pensó que la ceremonia estaba siendo bendecida con un halo de alegría espiritual. Lamentablemente para él, debía atender otros compromisos y tuvo que retirase de inmediato, sin darle tiempo a sospechar. A raíz de lo ocurrido, la criatura adquirió el nombre de Beatrice, que significa ‘quien da felicidad’. Los padres hicieron de todo para remediar la situación. La bañaron con cuantas flores conocían, rezaron hasta la última oración que habían aprendido, se inventaron más, compraron amuletos, le dieron medicinas, recurrieron a pócimas e incluso, yendo contra sí mismos, intentaron provocarle el llanto como la última esperanza de que con ello se resolvería el problema. Beatrice no soltó ni una lágrima, únicamente quedó afónica. Los padres, destrozados por el remordimiento y la impotencia, optaron por confiar en el sacerdote. Al menos él no era un bruto ignorante. Efectivamente, Dariis era listo. Para empezar, propuso una solución temporal para cuando necesitasen sacar a la pequeña de casa. Aconsejó envolverla completamente, dejando sólo un diminuto orificio a la altura de la nariz que le permitiese respirar. Bastaría con decir que le había caído agua hirviendo encima y que no querían que nadie viese su deformidad. Dariis les prometió encontrar un remedio definitivo. Mientras tanto, les pidió un favor en beneficio de los pobres del pueblo de Arezca. En las celebraciones de la misa, tenían que colocarse en el centro de la nave y, al iniciar el sermón, debían descubrir sigilosamente a la pequeña. Así se
  • 6. hizo. La fe del pueblo se elevó y con ella las limosnas. No obstante, Dariis no comió ni más ni mejor. Él era uno de esos curas que creían en la bondad de la iglesia. Por consiguiente, redistribuyó los ingresos. También es cierto que era consciente de su pecado. En medio de uno de los sermones, un feligrés se percató de lo que hacía la madre y, al ver el rostro de Beatrice, gritó ¡milagro, milagro, la niña ha sanado!, y todos lloraron mucho más de lo habitual. A partir de ahí, la pequeña caminó descubierta y fue sólo cuestión de tiempo que la gente notase que ella era la causante de sus lágrimas. Sin embargo, no pensaron que fuese un acto del mal, sino de Dios, porque en lugar de dolerles, les hacía más sensibles, más buenos. Y Dariis volvió a sacarle el lado positivo a la situación. Se confesó ante todas las personas del pueblo y, seguidamente, las convenció para que fueran sus cómplices. En pocos días, esparcieron por los pueblos aledaños el falso rumor de que en Arezca habían encontrado los restos de un hombre santo y que durante las misas su presencia era tal, que todo el que asistía lloraba de alegría. Cada semana, el número de peregrinos crecía notablemente, dejando generosas ofrendas. Durante las ceremonias, la gente del pueblo se colocaba alrededor de la niña, para que la madre nunca fuese vista al destaparla y al cubrirla nuevamente. Con los años, la propia Beatrice se encargó del ritual. Una vez lejos de las inmediaciones de la iglesia y de los extranjeros, aligeraba sus vestimentas y paseaba como cualquiera de sus amigas. Los arguescianos se acostumbraron a vivir entre lágrimas en medio de risas, de discusiones, de pedidas de mano, de negociaciones, de juegos, de brindis, de la vida cotidiana. El sacerdote Dariis fue ascendido a obispo por las ingentes cantidades que conseguía recolectar. Lo único que pidió fue no ser destituido de la parroquia de Arezca. Por azares del destino, sobrevivió a la muerte de la señora Beatrice. Ya cansado, sin nada que perder por la edad y su débil salud, se atrevió a documentar la vida de su benefactora, confesando el gran engaño que había encabezado. Por supuesto, el documento no salió a la luz. Curiosamente —podría considerarse más bien un detalle lógico, aunque no por eso menos llamativo— en el funeral de Beatrice, ninguno de los presentes lloró. La querían, sí, pero contuvieron sus lágrimas en señal de duelo. Rafael Valcárcel
  • 7. City tour En agosto de 2007, una turista inglesa corroboró que el guía se inventaba el pasado de los monumentos y el de sus constructores. Lo desenmascaró abiertamente, bajo el amparo de un libro acreditado y el asombro de quienes compartían el tour. Esa misma tarde sustituyeron al guía, y el trayecto por El Cairo recobró los convencionalismos habituales. Durante la cena, conversando, les quedó claro: los datos seguirían en las bibliotecas, la sorpresa la habían dejado marchar. Exigieron a la compañía de viajes que recontratase a Mohamed Amaren. Al volver a Inglaterra, como es de costumbre, hablaron de sus vacaciones. Entre ruinas y jeroglíficos, imperó el guía que sólo ellos tuvieron. Mohamed, de estudios mínimos debido a su recortada infancia, conoce poco la historia escrita, pero siempre tuvo oídos, intuición e imaginación. A raíz de haber sido desenmascarado, a sus 61 años, se ha aventurado a trabajar por cuenta propia. Su lema: “Egipto se vive con cuentos”. Rafael Valcárcel
  • 8. Diario de una canción Esta mañana arrojé el diario contra la pared. No estoy segura de por qué lo hice. Antes pensaba que los periódicos se centraban en las tragedias, pero ahora sé que lo único que les atrae es la violencia, que la muerte sin ella no interesa, por más que sea colectiva y te deje sola, que es la tragedia más grande que hay”. Así comenzaba el diario personal de Eriel, el que durante una década estuvo a la venta en una feria callejera de objetos usados, el que nadie compró al ojear sus primeras páginas y el que hace dos semanas fue adquirido por el Reina Sofía al conocer el contenido de todas las demás. Cabe puntualizar que las notas no eran registradas con fechas, pero dicho documento adquiere la categoría de diario, y no de libro de apuntes, porque Eriel, cada vez que escribía, señalaba si era un lunes, jueves o sábado; envolviendo una historia lineal en una secuencia circular de días de la semana. Sin embargo, por los datos registrados y las averiguaciones realizadas por la actual institución propietaria, se estima que las vivencias descritas transcurrieron entre 1974 y 1979. Un viernes en el que Eriel cayó en una de sus recurrentes depresiones, fue socorrida por un débil recuerdo extraído de su infancia, cuando sus padres le aplacaban sus ganas de ser mayor, cantándole: “Si de verdad quieres crecer y no envejecer Nunca vayas deprisa ni tampoco lento El secreto es ir a la inversa del tiempo Pero nunca deprisa ni tampoco lento Sólo hay que ir a la velocidad del tiempo Para así comenzar a crecer y no envejecer El que acelera el paso descubre la nostalgia El que se queda en el momento se queda Más el que decide crecer conservando al niño Avanza hacia atrás recuperando su inicio Y los recuerdos que traspasan el ombligo (bis)…”. Cuando era niña no le prestaba mucha atención a la letra, sólo se dejaba llevar por la melodía que la hacía sentir arropada por un hogar. Recordaba algo más que la voz cálida de sus padres, recordaba cada uno de los instrumentos que armonizaban la letra; y, envuelta en esas sensaciones, comenzó a sentirse bien, verdaderamente bien. Era como si el recuerdo pasara a ser un presente que la introducía en un espacio donde la tristeza y la rabia estaban prohibidas. Rafael Valcárcel
  • 9. El lepidopmac Cientos de parejas aguardan su turno. Da gusto verlas porque no son comunes. Es evidente que se aman. Y no porque vayan de la mano o se miren con ternura, sino porque sería absurdo estar de pie tantas horas si no portasen las pruebas que lo acreditan. El letrero, donde inicia la fila, anuncia: “Pagamos 20 gramos de oro por mariposa”. Se sabe que el método es indoloro y que cada estómago enamorado alberga entre 10 y 15 especímenes. Además, el intervenido puede generar nuevas mariposas al cabo de una semana. Sin embargo, existe un inconveniente. Con frecuencia, sólo uno de la pareja las porta, demostrándose que no es correspondido. El drama es inevitable. cuentos Los detractores del doctor Lorca, inventor del Lepidopmac (aparato para cazarlas), lo tildan de “anti- romántico”. Unos, por ponerle precio a los sentimientos más nobles. Otros, por llevar al abismo a tantas parejas correctamente constituidas. Ni los oye. No hay tiempo. Su amada aguarda la sentencia. Cuando el número de mariposas iguale al de personas, Lorca las soltará. Confía en que nadie querrá sostener un fusil. Rafael R. Valcárcel
  • 10. A roque Llegaste temprano al buen humor Al amor cantado Al amor decantado Llegaste temprano Al ron fraterno A las revoluciones Cada vez que te arrancaban del mundo No había calabozo que te viniera bien Asomabas el alma por entre los barrotes y no bien los barrotes se aflojaban turbados Aprovechabas para librar el cuerpo Usabas la metáfora ganzúa Para abrir los cerrojos y los odios Con la urgencia inconsolable de quien quiere Regresar al asombro de los libres Le tenías ojeriza a lo prohibido A las desgarraduras para ínfula y orquesta Al dedo admonitorio de algún colega exento Algún apócrifo buen samaritano Que desde Europa te quería enseñar A ser un buen latinoamericano Le tenías ojeriza a la pureza porque sabías cómo somos de impuros Cómo mezclamos sueños y vigilia Cómo nos pesan la razón y el riesgo
  • 11. por suerte eras impuro evadido de cárceles y cepos no de responsabilidades y otros goces impuro como un poeta que eso eras además de tantas otras cosas ahora recorro tramo a tramo nuestros muchos acuerdos y también nuestros pocos desacuerdos y siento que nos quedan diálogos inconclusos recícrocas preguntas nunca dichas malentendidos y bienentendidos que no podremos barajar de nuevo Pero todo vuelve a adquirir su sentido Si recuerdo tus ojos de muchacho Que era casi un abrazo casi un dogma El hecho es que llegaste Temprano al buen humor Al amor cantando Al amor decantado Al ron fraterno A las revoluciones Pero sobre todo llegaste temprano demasiado temprano A una muerte que no era la tuya Y que a esta altura no sabrá que hacer Con Tanta Vida. Mario benedetti
  • 12. Continúa el mismo asunto Feliciano me adora y le aborrezco; Lizardo me aborrece y yo le adoro; Por quien no me apetece ingrato, lloro, Y al que me llora tierno, no apetezco: A quien más me desdora, el alma ofrezco; A quien me ofrece víctimas, desdoro; Desprecio al que enriquece mi decoro y al que le hace desprecios enriquezco; Si con mi ofensa al uno reconvengo, Me reconviene el otro a mí ofendido Y al padecer de todos modos vengo; Pues ambos atormentan mi sentido; Aquisté con pedir lo que no tengo y aquél con no tener lo que le pido. Sor juan aines de la cruz
  • 13. De que se ríe (Seré curioso) En una exacta Foto del diario Señor ministro Del imposible Vi en pleno gozo Y en plena euforia Y en plena risa Su rostro simple Seré curioso Señor ministro De qué se ríe De qué se ríe De su ventana Se ve la playa Pero se ignoran Los cantorales Tienen sus hijos Ojos de mando Pero otros tienen Mirada triste Aquí en la calle Suceden cosas Que ni siquiera Pueden decirse Los estudiantes Y los obreros Ponen los puntos Sobre las íes Por eso digo Señor ministro De qué se ríe De qué se ríe Esté conoce Mejor que nadie La ley amarga De estos países Ustedes duros Con nuestra gente
  • 14. Por qué con otros Son tan serviles Cómo traicionan El patrimonio Mientras el gringo Nos cobra el triple Cómo traicionan Esté y los otros Los adulones Y los seniles Por eso digo Señor ministro De qué se ríe De qué se ríe Aquí en la calle Sus guardias matan Y los que mueren Son gente humilde Y los que quedan Llorando de rabia Seguro piensan En el desquite Allá en la celda Sus hombres hacen Sufrir al hombre Y eso no sirve Después de todo Este es el palo Mayor de un barco Que Se va a pique Seré curioso Señor ministro De qué se ríe De qué se ríe. De que se ríe Mario benedetti
  • 15. Redondillas Hombres necios que acusáis A la mujer sin razón, Sin ver que sois la ocasión De lo mismo que culpáis: Si con ansia sin igual Solicitáis su desdén, ¿Por qué queréis que obren bien Si las incitáis al mal? Combatís su resistencia Y luego, con gravedad, Decís que fue liviandad Lo que hizo la diligencia. Parecer quiere el denuedo De vuestro parecer loco El niño que pone el coco Y luego le tiene miedo. Queréis, con presunción necia, Hallar a la que buscáis, Para pretendida, Thais, Y en la posesión, Lucrecia. ¿Qué humor puede ser más raro Que el que, falto de consejo, Él mismo empaña el espejo, Y siente que no esté claro? Con el favor y desdén Tenéis condición igual,
  • 16. Quejándoos, si os tratan mal, burlándoos, si os quieren bien. Siempre tan necios andáis Que, con desigual nivel, A una culpáis por cruel Y a otra por fácil culpáis. ¿Pues cómo ha de estar templada La que vuestro amor pretende, Si la que es ingrata, ofende, Y la que es fácil, enfada? Más, entre el enfado y pena Que vuestro gusto refiere, Bien haya la que no os quiere Y quejaos en hora buena. Dan vuestras amantes penas A sus libertades alas, Y después de hacerlas malas Las queréis hallar muy buenas. ¿Cuál mayor culpa ha tenido En una pasión errada: La que cae de rogada, O el que ruega de caído? ¿O cuál es más de culpar, Aunque cualquiera mal haga: La que peca por la paga, O el que paga por pecar? Sor juan Inés de la cruz
  • 17. Ahora todo está claro Cuando el presidente, cualquier presidente Se preocupa tanto Por los derechos humanos Parece evidente que en ese caso Derecho no significa facultad O atributo O libre albedrío Sino diestro O anti zurdo O flanco opuesto al corazón Lado derecho en fin En consecuencia ¿No sería hora De que iniciáramos Una amplia campaña internacional Por los izquierdos humanos? Mario Benedetti
  • 18. Agua, vida y tierra Yo fui estallido fuerte de la selva y el río, y voz entre dos ecos, me levanté en las cuestas. De un lado me estiraban las manos de las aguas, Y del otro, prendían me sus raíces las sierras. Cuando mi río subía su caricia silvestre En aventuras locas con el rocío y la niebla, Con el mismo amor loco que impulsaba mi sueño, Lejos de sorprenderlo, me hospedaba en las sierras. Pero si alguna sombra le bajaba a los ojos, Me repetía en sus aguas hasta dar en la arena, Y era mi grito nuevo como un tajo en el monte Que anegaba las calles y golpeaba las puertas. A veces la montaña se me vestía de flores e iniciaba en mi talle curvas de primavera. Quién sabe en qué mañana se apretaron mis años Sobre senos y muslos y caderas de piedra! Se treparon mis ojos al rostro de los árboles Y fueron mariposas sus vivas compañeras: Así es como en los prados voy buscando las flores, Y alas pido en las almas que a mi vida se acercan. Mis dedos arañaron la fuerza de los riscos, Y juraron ser índices de mis futuras vueltas; Por eso entre los cuerpos doblados de los hombres,
  • 19. Como puntales puros de orientación se elevan. Yo fui estallido fuerte de la sierra y el río, Y crecí amando el río e imitando la sierra... Una mañana el aire me sorprendió en el llano: Ya mi raíz salvaje se soltaba las riendas! Pálidas ceremonias saludaron mi vida, Y una fila de voces reclamó la prenda... Mis labios continuaron el rumor de las fuentes Donde entrañé mis años y abastecí las venas. De ahí mi voz de ahora, blanca sobre el lenguaje, Se tiende por el mundo como la dio la tierra! Julia de burgos
  • 20. A mis obligaciones Cumpliendo con mí oficio Piedra con piedra, pluma a pluma, Pasa el invierno y deja Sitios abandonados, Habitaciones muertas: Yo trabajo y trabajo, Debo substituir Tantos olvidos, Llenar de pan las tinieblas, Fundar otra vez la esperanza. No es para mí sino el polvo, La lluvia cruel de la estación, No me reservo nada Sino todo el espacio Y allí trabajar, trabajar, Manifestar la primavera. A todos tengo que dar algo Cada semana y cada día, Un regalo de color azul, Un pétalo frío del bosque, Y ya de mañana estoy vivo Mientras los otros se sumergen En la pereza, en el amor, Yo estoy limpiando mi campana, Mi corazón, mis herramientas. Tengo rocío para todos. Pablo Neruda
  • 21. Árbol de mi alma Cumpliendo con mi oficio Piedra con piedra, pluma a pluma, Pasa el invierno y deja Sitios abandonados, Habitaciones muertas: Yo trabajo y trabajo, Debo substituir Tantos olvidos, Llenar de pan las tinieblas, Fundar otra vez la esperanza. No es para mí sino el polvo, La lluvia cruel de la estación, No me reservo nada Sino todo el espacio Y allí trabajar, trabajar, Manifestar la primavera. A todos tengo que dar algo Cada semana y cada día, Un regalo de color azul, Un pétalo frío del bosque, Y ya de mañana estoy vivo Mientras los otros se sumergen En la pereza, en el amor. José martí
  • 22. Dos cuerpos Dos cuerpos frente a frente Son a veces dos olas Y la noche es océano. Dos cuerpos frente a frente Son a veces dos piedras Y la noche desierto. Dos cuerpos frente a frente Son a veces raíces En la noche enlazadas. Dos cuerpos frente a frente Son a veces navajas Y la noche relámpago. Dos cuerpos frente a frente Son dos astros que caen En un cielo vacío. Octavio paz
  • 23. Abrazo Un simple abrazo nos enternece el corazón; Nos da la bienvenida y nos hace más llevadera la vida. Un abrazo es una forma de compartir alegrías Así como también los momentos tristes que se nos presentan. Es tan solo una manera de decir a nuestros amigos Que los queremos y que nos preocupamos uno por el otro Porque los abrazos fueron hechos para darlos a quienes queremos. El abrazo es algo grandioso. Es la manera perfecta para demostrar el amor que sentimos Cuando no conseguimos la palabra justa. Es maravilloso porque tan sólo un abrazo dado con mucho cariño, Hace sentir bien a quien se lo damos, sin importar el lugar ni el idioma Porque siempre es entendido. Por estas razones y por muchas más... Hoy te envío mi más cálido abrazo. Pablo Neruda
  • 24. Epilogo Espero que les haya gustado las obras bueno la antología gracias por su atención