2. 1
EL CENTRO VITAL
El corazón es un órgano vital, que ocupa un lugar central en
nuestro cuerpo. Cuando el corazón se para, todo se detiene.
Durante nuestra vida el corazón late, continuamente, millones de
veces. Imaginad la energía que mueve un órgano que no deja de
moverse en ningún momento.
Vamos a conocer mejor nuestro corazón desde la visión de la
Medicina China, que considera que la vida es una realidad donde
todo está conectado.
Así, en el cuerpo humano no hay órganos sueltos, todos están
relacionados unos con otros. Y también se relacionan con el medio
ambiente, el mundo exterior y sus elementos.
ROJO FUEGO
El corazón se asocia con el color rojo, que es el color del fuego, y
con el elemento calor.
Como siempre está en movimiento, igual que un motor, el corazón
produce calor. Por eso si le damos más calor puede ser
preocupante.
La estación del verano afecta al corazón, es la época del año en que
las personas con problemas de circulación son más propensas a
sufrir accidentes cardiovasculares.
LOS PROTECTORES DEL CORAZÓN
El corazón está envuelto de una funda llamada pericardio. Es el
único órgano del cuerpo que posee esta capa protectora.
Además, según la Medicina China, cada órgano tiene su pareja. A
un órgano compacto le corresponde un compañero hueco, una
víscera. En el caso del corazón, su “pareja” es el intestino delgado.
Corazón e intestino delgado están íntimamente relacionados.
El pericardio protege al corazón del calor extremo; el intestino
delgado se ocupa de filtrar los nutrientes que irán a parar a la
sangre y alimentarán el corazón.
4. 3
EMOCIONES Y PENSAMIENTOS
El corazón es el gobernador de la vida: su latido marca el ritmo vital
de cada persona.
El corazón alberga sentimientos, que pueden oprimirlo, y también
pensamientos que se generan en la mente. Emociones y
pensamientos pueden afectar a la salud cardiaca. Un susto puede
provocarnos un infarto, pero también una gran alegría o una
sorpresa inesperada pueden parar de golpe el corazón.
Las preocupaciones, el estrés y ciertas emociones alteran nuestra
respiración, y esto cambia el ritmo del corazón.
El estrés produce una respiración corta, superficial. La sangre está
llena de la hormona cortisol, que nos prepara para afrontar una
situación peligrosa. La sangre ácida de una persona estresada
termina causando bloqueos y envejeciendo las células y los tejidos.
El estrés también afecta a la digestión, porque bloquea el proceso
digestivo. Si el intestino delgado no funciona bien, enviará pocos
nutrientes a la sangre. Si la sangre es pobre, no habrá suficiente
velocidad y alimento para las células. Y esto también envejecerá al
cuerpo.
DEPORTE, ¿SÍ O NO?
Nuestra cultura asocia el deporte con la salud, y hay una obsesión
por hacer ejercicio de forma compulsiva: correr, castigarse en un
gimnasio, pedalear furiosamente en clases de spinning o en
bicicleta… El deporte puede alejarnos de un corazón sano si no lo
practicamos bien.
Antes de hacer cualquier ejercicio, observémonos. Miremos nuestra
anatomía: si estamos gruesos y hace años que somos sedentarios
no podemos echar a correr sin más. Si somos muy frágiles, tampoco
podemos cargarnos de pesas y rompernos las fibras musculares.
Tengamos en cuenta nuestra edad, nuestra salud, nuestro peso y
también nuestras aptitudes.
5. 4
Un ejercicio que nunca nos hará daño es caminar. Los seres
humanos estamos hechos para andar. Caminar ayuda a regular el
ritmo del corazón, cada paso que damos contribuye a que la sangre
de las venas retorne hacia el corazón, subiendo por las piernas.
Movernos es parte de nuestra naturaleza, hay que salir al aire libre y
ponerse en movimiento. El estancamiento del ritmo vital acelera la
vejez y favorece la enfermedad.
ALIMENTAR AL CORAZÓN
La alimentación es importantísima. Recordemos que, si el intestino
delgado absorbe buenos nutrientes, la sangre será rica y el corazón
estará bien alimentado.
Pero nuestra dieta occidental, hoy, está llena de contaminantes. El
agua del grifo ya contiene químicos nocivos. Las bebidas y los
alimentos envasados están repletos de azúcar, sal y grasas
saturadas. Estas grasas taponan las arterias y endurecen el tejido de
las células. Arterias duras y taponadas dificultan la circulación, y el
corazón tiene que bombear con más fuerza, aumentando la
presión: así aparece la hipertensión.
Los lácteos y las harinas refinadas favorecen una fermentación muy
alta en el intestino. En este medio fermentado proliferan algunas
bacterias que nos pueden perjudicar, como las E. coli. El sistema
inmune, que ha de hacer frente a estas bacterias, se desgasta y
baja.
La mala alimentación también puede provocar una caída de las
enzimas defensoras. La tiroides se vuelve loca y el metabolismo se
dispara. ¡El corazón sufre!
El intestino delgado fabrica plasma: si el plasma es de mala calidad,
las células estarán mal nutridas y el corazón tendrá que bombear
más sangre. Esta mala nutrición celular puede resultar en
hipotensión o hipertensión.
Recordad: intestino sano, corazón sano. Cuidad vuestra
alimentación y vuestras bebidas.
6. 5
ALIMENTOS PARA EL CORAZÓN
SÍ NO
Frutas Bollería industrial
Verduras y hortalizas Harinas refinadas
Pescado azul Embutidos y carne grasa
Legumbres sin grasas Quesos
Cereales integrales Galletas y pastas
Infusiones calientes Refrescos envasados
Aceite de oliva virgen Margarinas y mantequilla
Agua de baja mineralización Leche y lácteos
Hierbas aromáticas Sal
7. 6
RESPIRAR
Respirar mueve el corazón. Inspiro vida, espiro toxinas. Me lleno de
oxígeno, expulso residuos. Sin aire no hay movimiento ni fuerza
para encender el fuego; sin respiración no es posible activar el
corazón.
De hecho, cuando morimos, lo último que hacemos es espirar,
soltar el aliento. Después, el corazón se detiene.
Nunca insistiremos lo bastante en la importancia de respirar bien,
profundamente y con un ritmo regular.
Practicar varios minutos de respiraciones profundas al día nos
beneficiará mucho y aliviará a nuestro corazón.
DOLORES REFLEJOS
Según la Medicina China, el cuerpo está recorrido por canales de
energía o meridianos que conectan los diferentes órganos.
El meridiano del corazón pasa por la espalda, el cuello, la cara y la
boca. Por eso algunos dolores en estas zonas son reflejo de
problemas cardíacos. Observad que cuando el corazón falla, a
muchas personas se les traba la lengua.
El dolor en los trapecios y en el cuello puede ser síntoma de un
corazón sobrecargado. En la cara, podemos masajear la zona sobre
las cejas, la frente y encima del labio superior.
Cuando el corazón está apretado o a punto de sufrir un infarto, se
da el síndrome del “labio marmóreo”: el labio superior suda, se
vuelve húmedo.
El entrecejo rojizo, o la aparición de caspa sobre las cejas, son otras
señales de que el corazón no funciona bien.
Las venas hinchadas se ven en la cara: esos rostros inflados, como si
tuvieran paperas, son señal de retención de líquido.
8. 7
Otra señal de mala circulación: las manos y los pies fríos, de color
azulado. Esto delata un problema venoso, una debilidad del riñón y
del corazón.
Podéis car calor a los pies con baños calientes de agua salada y
poniendo unas canicas o guijarros en la palangana, esto reaviva la
circulación.
Donde no llega el oxígeno se produce la muerte. Donde la sangre
se estanca hay problemas: hinchazón, afecciones de la piel, frío,
insensibilidad.
El corazón no da una muerte súbita, ¡nuestro cuerpo siempre avisa!
Antes del ataque hay señales: mareos, visión borrosa, tartamudeo…
CÓMO MEJORAR LA CIRCULACIÓN
El corazón bombea la sangre a través de un gran sistema de
tuberías, formado por:
- Las arterias, que llevan sangre rica en nutrientes y oxígeno
del corazón a los tejidos del cuerpo.
- Las venas, que recogen la sangre con residuos tóxicos de los
tejidos y la llevan a los pulmones para soltar el dióxido de
carbono y a los riñones y al hígado para filtrarla y depurar.
- Los capilares, que son las ramificaciones pequeñas de venas
y arterias que llegan hasta el último rincón del cuerpo. Hay
capilares que pueden ser diminutos, pero la sangre debe
circular por ellos igual de fluida que en las venas y arterias
grandes, pues si no las células se quedarían sin alimento y
morirían.
Caminar a paso ligero, moviendo los pies y las manos al compás, es
un ejercicio perfecto para activar la circulación y mover la sangre
por los capilares.
Otros ejercicios, como el taichí y el chi-kung son excelentes para
tomar consciencia de la respiración y el cuerpo. Respirar mueve
toda la energía y la sangre.
9. 8
Tomar infusiones calientes, sobre todo en las épocas frías, también
puede activar la circulación.
Y, por último, ¡evitad la sal! La sal es el enemigo número uno. Da
mucho calor, y el calor sobrecarga al corazón. Buscad aliños
alternativos, de hierbas aromáticas.
DALE UNA ALEGRÍA AL CORAZÓN
En Medicina China, cada órgano está asociado a una emoción. El
corazón alberga la alegría.
¿Queremos un corazón sano? Pensemos…
¿He estado alegre hoy? ¿Le he dado una alegría a alguien? ¿He
sonreído?
¿Cómo me muestro ante los demás? ¿Por qué pierdo la sonrisa?
¿Estoy manifestando la vida?
Sonreír es muy poderoso. Cambia el ritmo respiratorio, cambia el
ánimo y nos alarga la vida.
Sonríete al espejo. Sonríe a la vida. Sonríe a los demás.
Los niños sonríen cientos de veces al día. Los adultos, apenas diez,
o menos… ¿Por qué perdemos la sonrisa?
Quizás nos falta confianza y nos sobra tanto juicio. Los niños no
juzgan, confían en sus padres, en los adultos, en los demás. Creen
lo mejor. Por eso están más relajados y ríen más.
¿Necesitamos estar tan serios? ¿Nos perjudica tanto juzgar y
criticar?
El corazón tiene memoria: atesora el recuerdo de las primeras
experiencias. La primera vez que vivimos una situación queda
grabada en el corazón.
También guarda las últimas. Cuando una persona vive de manera
consciente sabe que va a morir, presiente el momento y se despide
de los demás.
10. 9
RECAPITULANDO
El corazón marca el ritmo de nuestra vida.
Respirar nos ayuda a mantener un ritmo armónico y a oxigenar
nuestra sangre.
Caminar ayuda a tener una buena circulación, desde las venas
hasta los capilares más pequeños.
¡Nada de sal! Eliminadla o reducidla al máximo, daña al corazón.
Bebed agua filtrada ―osmótica― si podéis, o embotellada, sin gas.
El agua del grifo contiene muchas sales y elementos nocivos.
Cuidad la alimentación: el intestino delgado es clave para un
corazón sano. Fuera grasas, harinas blancas y alimentos procesados.
Tomad mucha fruta, coles, alimentos verdes ricos en clorofila y
oxígeno. Sobre todo, de temporada. No abuséis de los cítricos.
Tomad omega 3: en el pescado azul, las nueces y otros frutos secos.
Tomad alimentos ricos en vitamina B-12: levadura de cerveza,
germen de trigo.
Tomad infusiones buenas para el corazón y la circulación: olivo,
espino blanco, grosella, muérdago… esto activa el riego sanguíneo.
Finalmente, recuerda que la mente y el corazón van unidos. Cuida:
- cómo piensas,
- cómo sientes,
- cómo te quieres,
- cómo te relacionas con los demás.
El sufrimiento, el miedo y el rencor lesionan al corazón.
Sonia Lorente Teruel
Visita su página: www.sonialorente.org