(feb.2014) Séptimo poema de la serie “Poemas Pythagóricos” que expresa las enseñanzas del maestro Pythágoras (560-475 a.C), en un intento del peregrino del tiempo por hacerlas propias, vivirlas y compartirlas con todas las almas hermanas y amigas -incluso con las que aún no nos hemos encontrado-, pero que hoy transitamos este tramo del camino eterno, construyéndolo a cada momento, cada quien a su propio ritmo y cadencia, siempre observando, siempre agradeciendo, siempre bendiciendo y siendo bendecidos.
Producción original, textos y fotos: Carlos Rangel
2. Alma Hermana y Amiga,
tú sabes que la vida es eterno movimiento,
eterno río de bendiciones sin fin
que fluye libre sólo cuando eliges servir…
3. Y llega al mar infinito de la Conciencia Universal
haciendo nacer las alas que te permiten volar
a los recónditos confines de tu interior
despertando a tu realidad sin tiempo.
4. Tantas veces el miedo ha detenido mi vuelo,
logrando vencerlo sólo enfrentando al de hoy…
y me he visto paralizado de tanto saber,
que sólo la muerte me ha devuelto la realidad Inmortal.
5. Y he creído creer que lo visible es lo real
sin despertar a lo esencial de lo invisible…
y el poder y la vejez me han fatigado
sin atreverme a dejar de ser sólo un hombre.
6. Alma Hermana y Amiga,
tú sabes que tu vida visible surge del río
de la Vida Invisible en que te deslizas calladamente
cuando acaricias al mundo con exquisita suavidad…
7. cuando decides no agotarte y romper estructuras,
cuando actúas sin confrontaciones ni titubeos,
cuando respetas el sueño de quienes aún duermen,
cuando amas los puertos del Océano de la Vida.
8. Tantas veces he dormido el Alma fuera del camino
al pretender corregir errores ajenos,
permitiendo verme afectado por decires ajenos,
comparándome, fragmentándome, compadeciéndome…
9. Olvidándome de tomar conciencia de mí mismo
e integrarme a la Vida simplemente inhalándola,
y fundirme en ella simplemente exhalándome,
alineando mi empeño hacia la Paz y hacia el Bien…
10. Tantas veces he debido templar el centro de mi voluntad
movida por el corazón, hasta que ausente de importancia
danza con la vida en un allegro serenissimo
al ritmo luminoso de la transparencia…
11. Y me entrego al Amado en mis carencias
para poder volar más allá de los sueños
y entonces recuerdo que soy Luz
y que nada ni nadie me puede dañar.
12. Alma Hermana y Amiga,
nunca olvides inspirar tu acción en el Bien
convencido de buscarlo sin pensar en ti mismo,
con la mirada abierta, ausente de pensamientos…
13. Observando con el Alma, sin mirar lo que miras,
con humildad frente al viento, frente a las aguas,
agradeciendo la Presencia Divina
que se muestra frente a tu mirada.
14. Yo he de lograr mirar con esa mirada perdida,
andar mi vida con la medida perfecta que sólo es mía,
la medida de la virtud que debo crecer cada día,
y conservar un paso siempre allegro serenissimo.
15. Alma hermana y amiga,
no olvides nunca que nuestro peregrinar por la vida
no es aleatorio sino construido a cada momento,
al natural, siempre al desnudo, siempre animado…
16. Siempre agradeciendo, siempre amando,
siempre escuchando, siempre observando,
siempre bendiciendo y siendo bendecidos,
siempre conectados con el infinito.
17. Amada Alma Hermana y siempre Amiga,
gracias por recordarme que mi vida toda es un poema.
Gracias por recordarme que el Amor… se redacta solo.
Gracias por permitirme amarte.
Carlos Rangel
Octubre, 2013