1. Nació en Guadalajara. Desde joven sintió afición por la pintura y los libros.
En la Guerra Civil combate como soldado en el bando republicano. Condenado a
muerte, al finalizar la contienda se le conmuta la pena por la cadena perpetua.
En 1946 sale en libertad condicional y decide vocarse en el teatro, al que dedicará
el resto de su vida.
Duda cuanto quieras, pero no dejes de actuar.
El tiempo somos nosotros es imposible detenerlo.
Te quiero con tu tristeza y tu angustia; para sufrir
contigo y no para llevarte a ningún falso reino de la
alegría
2. Antonio Buero Vallejo es el dramaturgo más destacado del teatro social.
Su producción está marcada por el compromiso ante los temas humanos más
universales, ya sean de tipo existencial (amor, muerte) o social (miseria, falta
de libertad, la ignorancia, la corrupción moral.
Cultiva, sobre todo, la tragedia. Con ella busca la catarsis del espectador, es
decir, que se conmueva ante lo representado y se sienta impulsado a luchar
para labrarse su propio destino.
Su teatro es doblemente problemático para el espectador: le enseña los
problemas, pero le plantea también el problema de cómo resolverlos, porque
no les ofrece soluciones.
El diálogo ocupa un papel importante. El lenguaje de los protagonistas se
caracteriza por su hondura y precisión. Pero también son importantes los
elementos espectaculares: el espacio escénico descrito con minuciosidad en
las acotaciones, los gestos y movimientos de los actores, la música, los ruidos
y los juegos de luces son elementos imprescindibles para la significación
global.
3. Historia de una escalera (1956). En la escalera de una casa, se entrecruzan las
vidas de diferentes familias a lo largo de tres generaciones.. Los personajes han
visto truncadas sus aspiraciones de mejorar socialmente. Se trata de un fracaso
personal, ya que ninguno ha sabido asumir los riesgos que supondría un acto de
libertad.
En la ardiente oscuridad (1950). Se desarrolla en un centro de enseñanza para
ciegos, en el que se ha conseguido crear un clima de felicidad a base de hacer
olvidar a los internos la realidad de su ceguera. Ignacio, uno de ellos, se rebela y
trata de convencer a los demás para que le ayuden a sacudirse las mentiras
oficiales.
El tragaluz (1967) . Al inicio se presenta como una obra de ciencia-ficción, en la
que dos investigadores situados en un siglo futuro –Él y Ella-, pueden reconstruir
el pasado gracias a unas partículas que se detectan en el espacio. De este modo,
estos personajes reviven la trágica historia de una familia en la España franquista:
la historia de Vicente, Mario, Elvirita y sus padres.