2. Para Marx el trabajo es un proceso creador
entre el hombre y la naturaleza. El hombre
a través del trabajo pone en movimiento
las fuerzas naturales que pertenecen a su
corporeidad (brazos y piernas, cuerpo) a fin
de apoderarse de los materiales de la
naturaleza bajo una forma útil para su
propia vida. Por medio del trabajo el
hombre crea y transforma la naturaleza y
desarrolla su potencialidad, su propia
naturaleza genérica.
3.
4. Su característica principal
radica el tipo de propiedad
privada, ya que las personas
son instrumentos de
trabajo, mediante su
capacidad productiva.
Surge la división de clases
sociales, la clase explotada y la
clase explotadora.
5. Históricamente la forma predominante
de trabajo fue la esclavitud, pero desde
mediados del Siglo XIX, la esclavitud ha
ido disminuyendo (aunque sin
desaparecer del todo) para ser
reemplazada por el trabajo asalariado
como forma dominante.
6.
7. El trabajo, como actividad productiva
libre, es la actividad en la que el ser
humano expresa su humanidad, su
verdadera naturaleza.
De este modo el trabajo es la actividad
vital que se presenta a los hombres, se
revela como realización de la
personalidad y las potencialidades
humanas.
8. Dice Marcuse -Lejos de ser una simple
actividad económica, el trabajo es la
actividad "existencial" del hombre, su
"actividad libre y consciente", de
ninguna manera un medio solo para
mantener su vida, sino para desarrollar
su naturaleza universal.-
9. Pero, para que el trabajo permita la
autorrealización del sujeto es necesario
que se den ciertas condiciones.
a) cuando el hombre produce su vida de
acuerdo a su voluntad y su conciencia,
b) cuando puede expresar sus capacidades
en forma amplia,
c) cuando despliega su naturaleza social y
d) cuando el acto productivo va más allá de
la necesidad de subsistencia.
10. Sin embargo en este mundo
que nos ha tocado vivir hay
dos clases de personas: los que
trabajan para vivir y los que
viven por y para trabajar.
11. Estos últimos consumen su vida enfrascados
en actividades que les absorben su
creatividad, les niegan el derecho a
disponer de un tiempo valiosísimo para
disfrutar de su ocio, de otras personas y de
sí mismos, les aíslan del grueso de la
sociedad, les agotan energéticamente y
en definitiva, les van minando como
personas hasta transformarlos pasito a
pasito en un tornillo más de la máquina de
demoler. De ese manido discursito
productivista que lo impregna todo.
12. No ponen objeciones a flexibilizar su
jornada laboral, a realizar horas extras (en
no pocas ocasiones a cambio de nada), a
simultanear varios empleos, a aceptar
salarios misérrimos y condiciones laborales
depauperantes
(discriminación, mobbing, explotación...) y
todo para poder permitirse ampliar su
abanico de consumo, adquiriendo tal o
cual producto al que de otra forma no
tendrían acceso y que estiman necesario
en su vida.
13. Aquellos que ven en el trabajo un medio y
no un fin, tratan de procurarse un empleo
que les permita desarrollar sus
capacidades y potencialidades,
interaccionar positivamente con sus
compañeros en la medida de lo posible a
fin de fomentar en entorno saludable,
gozar de su tiempo, incluso de aquel en el
que se encuentran trabajando, no
malgastar energías que podrían serles de
utilidad en su ocio y no claudicar ante la
explotación, el recorte de sus derechos o la
imposición vertical de medidas
draconianas.
14. Mientras unos creen que repartir el
trabajo permitirá redistribuir generosa y
equitativamente riquezas y liberar
nuestro tiempo para ampliar el espacio
de ocio, los otros se pretenden más libres
en tanto que consumidores, al tiempo
que contribuyen decisivamente a tejer
la tela de araña que les atrapa y
aprisiona. La elección sobre uno u otro
modelo estriba en el deseo de cada
cual.