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Psicothema                                                                                                                        ISSN 0214 - 9915 CODEN PSOTEG
2002. Vol. 14, nº 2, pp. 274-279                                                                                                        Copyright © 2002 Psicothema




                 El maltrato infantil en el contexto de la conducta parental:
                               Percepciones de padres e hijos

                                                                        Enrique Gracia
                                                                     Universitat de València

                             De acuerdo con un modelo que considera la conducta parental como un continuo, el maltrato infantil pue-
                             de definirse como la expresión extrema de prácticas parentales de socialización severas y abusivas hacia
                             el niño incapaces de promover la competencia psicosocial del menor. Este trabajo tiene como objetivo
                             analizar las conductas parentales y el clima parental en familias de la población general y en familias con-
                             sideradas en situación de riesgo de maltrato infantil, considerando tanto las perspectivas de los padres co-
                             mo la de los hijos, un aspecto que se ha descuidado tradicionalmente en la investigación sobre la inte-
                             racción paterno-filial. Los resultados obtenidos en este estudio apoyan este modelo y permiten constatar
                             que la conducta parental de los padres en el grupo de riesgo se caracteriza (independientemente de que
                             se considere la perspectiva de los padres o la de los hijos) por menores expresiones físicas y verbales del
                             calor y afecto y por niveles elevados de hostilidad, agresividad, indiferencia, negligencia y rechazo. Fi-
                             nalmente, se discuten algunas implicaciones para la prevención del maltrato infantil en grupos de riesgo.

                             Child maltreatment in the context of parental behavior: parents and children perceptions. According
                             to a model that considers parental bahavior as a continuum, child abuse can be conceptualized as the
                             extreme expression of severe parental practices that are ineffective in promoting children’s psychoso-
                             cial competence. This paper aims to analyze parental behavior in families from the general population
                             and families considered at risk of child maltreatment, both from the perspective of parents and chil-
                             dren, a neglected area in parent-child interaction research. Results support this model of parental be-
                             havior, and data (both from children and parents perpective) indicates that, in risk families, parents use
                             little physical and verbal expressions of warmth and affection, and high levels of hostility, agression,
                             indiference, negligence and rejection. Implication for prevention of child maltreatment are discussed.




    Desde la perspectiva de la socialización, el maltrato infantil se                 lización alternativa, que evita esta dicotomía, se basa en un mode-
considera no como un fenómeno social aislado o como el resulta-                       lo que considera la conducta parental como un continuo (Wolfe,
do de desórdenes psicológicos de los padres, sino, más bien, como                     1987; LaRose y Wolfe, 1987; Belsky, 1993; Rogosch et al., 1995).
el producto de prácticas de socialización que aprueban el uso de la                   En un extremo de ese continuo se encontrarían aquellas prácticas
violencia y de técnicas de poder asertivo con los hijos (LaRose y                     más severas y abusivas hacia el niño, en el otro extremo se encon-
Wolfe, 1987; Trickett y Susman, 1988; Rogosch, Cicchetti,                             trarían los métodos que promocionan el desarrollo social emocio-
Shields y Toth, 1995). Como han subrayado Rogosch et al. (1995),                      nal e intelectual. De esta forma, este modelo también enfatiza
los episodios de malos tratos pueden entenderse como el extremo                       aquellos estilos parentales que no logran satisfacer las necesidades
de un subconjunto de una matriz más amplia de conductas y orien-                      del niño, como por ejemplo la carencia de afecto físico, elogios
taciones parentales y, en este sentido, el maltrato sería la expresión                verbales o una comunicación paterno-filial deficiente (Gallardo y
extrema de unas características parentales que además son inefec-                     Jiménez, 1997; Tasic, Budjanovac y Mejousec, 1997).
tivas para promover el desarrollo infantil óptimo.                                        De acuerdo con este modelo, el maltrato infantil puede consi-
    Con frecuencia, se considera que la conducta parental com-                        derarse en términos del grado en que un padre utiliza estrategias
petente y la motivación para interactuar positivamente con los hi-                    de control negativas e inapropiadas con sus hijos. En ese sentido,
jos es un fenómeno natural y universal basado intrínsecamente en                      algunas formas de maltrato infantil pueden entenderse como el ex-
el mejor interés de los niños. Aquellos que no poseen esta habili-                    tremo al que un padre puede llegar en la disciplina que emplea con
dad o deseo, presumiblemente, pueden situarse en la categoría de                      sus hijos. Considerar el maltrato infantil en el contexto de las prác-
«abusivo» o «negligente» y pueden ser identificados y etiquetados                     ticas parentales de disciplina no significa negar o disminuir la se-
como «anormales» o «desviantes» (Wolfe, 1987). Una conceptua-                         riedad de sus consecuencias en el niño, sino, más bien, es intentar
                                                                                      dirigir la atención hacia aquellos aspectos de los malos tratos que
                                                                                      parecen prácticas parentales «habituales», excepto en términos del
Fecha recepción: 2-5-01 • Fecha aceptación: 16-10-01                                  grado de severidad que alcanzan.
Correspondencia: Enrique Gracia                                                           Las revisiones realizadas en relación con las prácticas de so-
Facultad de Psicología                                                                cialización en la familia permiten concluir que la educación pa-
Universitat de València
46010 Valencia (Spain)                                                                rental se encuentra determinada por dos fuentes principales de va-
E-mail: enrique.gracia@uv.es                                                          riabilidad: el afecto parental (cariño versus hostilidad) y el control
EL MALTRATO INFANTIL EN EL CONTEXTO DE LA CONDUCTA PARENTAL: PERCEPCIONES DE PADRES E HIJOS                                    275

parental (permisividad versus rigidez), realidad que ha sido am-       de la «normalidad» versus «anormalidad» con que se perciben en
pliamente corroborada, con distintas denominaciones, aunque con        familias de riesgo las prácticas parentales no competentes.
similares connotaciones, por un importante grupo de investigado-
res (ver, por ejemplo, Rollins y Thomas, 1979; Maccoby y Martin,                                  Metodología
1983; Peterson y Hann, 1999). La evidencia procedente de estu-
dios interculturales sugiere, además, que estas dimensiones de la      Participantes
conducta parental son comunes a todas las sociedades humanas.
En un estudio comparativo de 101 sociedades, Rohner estableció             La muestra, formada en su conjunto por 444 familias (padres e
asimismo dos dimensiones de la conducta parental, la Aceptación        hijos), se compone de dos grupos. El primer grupo está formado
y el Rechazo parental (Rohner, 1975). De acuerdo con la teoría         por 344 familias cuyas relaciones paterno-filiales no presentan (o
propuesta por Rohner, la Aceptación-Rechazo parental se concibe        no se conocen) características disfuncionales (grupo de «no-ries-
como un continuo de la conducta de los padres. En un extremo de        go»). El segundo grupo está formado por 100 familias de las que
este continuo se encuentran los padres que muestran su amor y          se sospecha la existencia de malos tratos físicos, psicológicos o
afecto hacia los hijos, verbal o físicamente. En el otro extremo se    negligencia (grupo de «riesgo»). Ninguna de las familias que com-
encuentran los padres que sienten aversión (antipatía), desaprue-      ponen este grupo constituían casos «oficiales» (oficialmente co-
ban o se sienten agraviados por sus hijos. El rechazo parental se      nocidos) de maltrato infantil. Es decir, no se trataba de casos so-
define conceptualmente como la ausencia o retirada significativa       metidos a medidas protectoras por la autoridad judicial, de fami-
del calor, afecto o amor de los padres hacia sus hijos. El rechazo     lias bajo la supervisión de los servicios sociales comunitarios, o de
parental puede tomar tres formas principales: a) hostilidad y agre-    familias en las que algunos de los hijos se encontraba institucio-
sión, b) indiferencia y negligencia; y c) rechazo indiferenciado       nalizado en centros de protección del menor por motivo de malos
(Rohner, 1984, 1986).                                                  tratos.
    La Aceptación-Rechazo parental, de acuerdo con Rohner, es un
constructo de orden superior al maltrato físico y a la negligencia.    Procedimiento
Las distintas expresiones del maltrato infantil, con frecuencia, son
formas especializadas del rechazo, mientras que la noción de mal-          La identificación de las familias en situación de riesgo fue rea-
trato infantil no agota la definición del rechazo parental (Rohner,    lizada fundamentalmente por profesores de diversas escuelas pú-
1986). De hecho, en las relaciones rechazo parental-maltrato in-       blicas de la Comunidad Valenciana (en su mayoría psicólogos y
fantil, puede ocurrir que un niño que se siente rechazado no sea       pedagogos realizando, en el momento de la investigación, un cur-
considerado como un caso de maltrato o, por el contrario, que un       so de posgrado en Psicología Comunitaria), quienes, a su vez, es-
niño definido como maltratado no se perciba como rechazado             tablecieron el contacto con los padres y acordaron su colabora-
(Herzberger, Potts y Dillon, 1981).                                    ción. Para la identificación de los menores en situación de riesgo
    Como señala Kagan (1978), la definición de un padre como           los profesores habían recibido un seminario de formación sobre
hostil o afectivo no puede ser realizada únicamente observando la      definiciones y tipología del maltrato infantil y sobre los principa-
conducta de los padres, puesto que ni el amor ni el rechazo son        les indicadores de los distintos tipos de malos tratos. Las catego-
cualidades fijas de la conducta. El amor parental es una creencia      rías de malos tratos consideradas fueron el maltrato físico, la ne-
mantenida por el niño, no un conjunto de acciones de los padres.       gligencia y el maltrato psicológico (no se identificó ninguna sos-
En este sentido, el impacto de la conducta parental en los hijos de-   pecha de abuso sexual). La selección y evaluación de las familias
pende no sólo de elementos objetivos, sino también de procesos         que componen el grupo de comparación fue realizada, asimismo,
perceptuales e inferenciales del niño. Los padres e hijos no perci-    por estos profesores. Estos menores acudían a las mismas aulas
ben necesariamente de la misma forma el amor parental, las exi-        que los menores del grupo de riesgo y, en la mayoría de los casos,
gencias o el castigo y, con frecuencia, los padres realizan inferen-   vivían en los mismos vecindarios. Al compartir las familias un en-
cias incorrectas acerca de la forma en que sus hijos perciben su       torno físico y socioeconómico similar se incrementa la validez
comportamiento con ellos. Estas consideraciones subrayan la im-        ecológica del estudio. La edad de los menores se encontraba entre
portancia de analizar la conducta parental tanto desde la perspec-     los siete y los doce años. Asimismo, los profesores establecían
tiva de los padres como desde la de los hijos.                         posteriormente el contacto con los padres de estos niños para acor-
    Éste ha sido precisamente un problema tradicional del que ha       dar su colaboración y cumplimentar los cuestionarios (el 77% de
adolecido la investigación. Esto es, que gran parte de la investiga-   los cuestionarios fueron completados por madres y el 23% por pa-
ción sobre las relaciones paterno filiales se han basado en la ob-     dres). No se hizo referencia a la temática del maltrato infantil ni a
servación o en la percepción de un solo individuo, o bien los pa-      los padres ni a los menores.
dres o bien los hijos (ver Mash, 1991; Peterson y Hann, 1999). Es-
te trabajo tiene, por tanto, como objetivo, analizar las conductas y   Instrumentos de medida
orientaciones parentales en familias de la población general y en
familias consideradas en situación de riesgo de maltrato infantil,        Aceptación-Rechazo parental. Para los propósitos de esta in-
considerando tanto las perspectivas de los padres como la de los       vestigación, se consideró particularmente apropiadas las dimen-
hijos. En el ámbito del maltrato infantil, disponer de ambas per-      siones de la conducta parental propuestas por Rohner (1984) en su
cepciones (la de los padres y la de los hijos) no sólo permite defi-   teoría de la Aceptación-Rechazo Parental. Para la evaluación de
nir con mayor precisión la interacción paterno-filial y evitar ses-    estas dimensiones se utilizó el Cuestionario de Aceptación-Recha-
gos como la deseabilidad social, sino que, además, y más impor-        zo Parental –PARQ– (Rohner, 1978). Este autoinforme permite
tante, en el contexto de un modelo que considera la conducta pa-       obtener la evaluación de los padres acerca de su conducta con sus
rental como un continuo, permite comprobar hipótesis en términos       hijos, así como las percepciones de los hijos del trato que reciben
276                                                               ENRIQUE GRACIA

de sus padres en términos de cuatro dimensiones: (1) Calor/Afec-             Perspectiva de los hijos. Grupos «riesgo» y «no-riesgo». De
to (se refiere a las relaciones padres-hijos caracterizadas por el ca-   acuerdo con los resultados obtenidos en el ANOVA (ver Tabla 1),
lor y el afecto, manifestados física o verbalmente); (2) Hostili-        la percepción del clima familiar de los niños en el grupo de riesgo
dad/Agresión (se refiere a reacciones internas o emocionales de          difiere significativamente de la de los niños cuyas relaciones con
ira, enemistad o resentimiento, o a cualquier acción física o verbal     los padres no presentan problemas de maltrato. En términos com-
realizada abiertamente con la intención de producir daño físico o        parativos, el clima familiar de las familias donde tienen lugar los
psicológico); (3) Indiferencia/Negligencia (se refiere a la falta de     malos tratos puede definirse (desde la perspectiva de los niños) por
preocupación y cuidado por los hijos y a manifestaciones conduc-         relaciones caracterizadas por la amenaza, el conflicto y la falta de
tuales como la desatención de las necesidades emocionales, físi-         confianza (Relaciones: F1, 442= 5.322, p < .05), por una pobre
cas, médicas y educativas de los hijos); y (4) Rechazo Indiferen-        orientación hacia el desarrollo (Desarrollo: F1, 442= 60.019, p <
ciado (se refiere al sentimiento de no ser amado, querido o recha-       .001) y por una estructura rígida que tiende a mantener la situación
zado, sin la presencia necesaria de indicadores positivos de recha-      (Estabilidad: F1, 442= 7.81, p < .01).
zo). Para la realización de los análisis se generaron, además, a par-        Perspectiva de los padres. Grupos «riesgo» y «no-riesgo».
tir de las cuatro dimensiones del PARQ, dos variables: (1) Ca-           Asimismo, al considerar la perspectiva de los padres, se obtienen
lor/Afecto parental; y (2) Rechazo parental, variable compuesta          diferencias significativas entre ambos grupos en las tres dimensio-
por la suma de las puntuaciones en las escalas de Hostilidad/Agre-       nes del clima familiar, diferencias que, además, se producen en la
sión, Indiferencia/Negligencia y Rechazo Indiferenciado. Este            misma dirección (ver Tabla 1): Relaciones (F1, 441= 7.25, p < .01),
procedimiento ha sido utilizado por Rohner (1984) en sus investi-        Desarrollo (F1, 441= 40, p < .001) y Estabilidad (F1, 441= 4.04, p <
gaciones. Las dos formas del cuestionario utilizadas (versiones pa-      .05). De estos resultados se desprende que, independientemente de
ra padres e hijos) permiten obtener tres medidas de la Aceptación-       que se considere la perspectiva de los padres o de los hijos, el cli-
Rechazo parental: la percepción de los padres de su conducta con         ma familiar en las familias del grupo «riesgo», en relación con el
los hijos, y la percepción de los hijos del trato que reciben tanto      grupo de comparación, se caracteriza por unas relaciones familia-
del padre como de la madre. Puntuaciones elevadas en la variable         res pobres en cohesión y expresividad y con una elevada conflic-
Calor/Afecto indican un mayor afecto y amor percibido, mientras          tividad, un pobre énfasis en la independencia y el logro como me-
que una puntuación elevada en la variable Rechazo indica un ma-          tas del desarrollo, y por una estructura rígida con altos niveles de
yor rechazo percibido. Los coeficientes alpha estandarizados obte-       control.
nidos en este cuestionario han sido: 0.9876 (padres), 0.9882 (hijos
respecto al padre) y 0.9885 (hijos respecto a la madre).
                                                                                                            Tabla 1
    Clima familiar. FES-Escala de clima social en la familia (Mo-          Clima familiar, ANOVA entre los grupos «riesgo» y «no-riesgo». Perspectiva
os y Moos, 1981; TEA, 1984). Esta escala, diseñada y elaborada                                        de hijos y padres
en el laboratorio de ecología social de la Universidad de Stanford
bajo la dirección de Moos, aprecia las características socio-am-          Variable                             Medias                        F
bientales de todo tipo de familias. Evalúa y describe las relaciones                                  Riesgo            No riesgo
interpersonales entre los miembros de la familia, los aspectos de         Relaciones (Hijos)           14.37              15.01             5.32*
desarrollo que tienen mayor importancia en ella y su estructura bá-       Desarrollo (Hijos)           21.75              26.20           60.01***
sica. Cuando se administra tanto a padres como a hijos (como es           Estabilidad (Hijos)          10.38              11.30            7.81**
el caso de la presente investigación) es sensible a las diferencias
entre padres e hijos en la percepción de la familia. El FES agrupa        Relaciones (Padres)          14.93             15.72             7.25**
                                                                          Desarrollo (Padres)          22.65             26.59            40.00***
diez subescalas que definen tres dimensiones fundamentales: (1)           Estabilidad (Padres)         10.67             11.40             4.04*
Relaciones es la dimensión que evalúa el grado de comunicación
y libre expresión dentro de la familia y el grado de interacción          *p < .05. **p < .01. ***p < .001
conflictiva que la caracteriza. (2) Desarrollo evalúa la importancia
que tienen dentro de la familia ciertos procesos del desarrollo per-
sonal, que pueden ser fomentados, o no, por la vida en común. (3)            Diferencias entre hijos y padres. En segundo lugar, y con la fi-
Estabilidad, por último, es la dimensión que proporciona informa-        nalidad de detectar posibles desacuerdos entre padres e hijos, se
ción sobre la estructura y organización de la familia y sobre el gra-    analizaron mediante una Prueba t las diferencias en la evaluación
do de control que normalmente ejercen unos miembros de la fa-            de las distintas dimensiones del clima familiar considerando am-
milia sobre otros. Puntuaciones altas o bajas indican una percep-        bas perspectivas conjuntamente. En el grupo de «no-riesgo» úni-
ción positiva o negativa, respectivamente, del clima familiar en         camente se observaron diferencias significativas entre la evalua-
sus distintas dimensiones. Los coeficientes alpha de consistencia        ción de los padres y de los hijos en la dimensión del clima fami-
interna obtenidos para este cuestionario han sido: 0.9779 (hijos) y      liar Relaciones (T342= 4.18, p < .001). De acuerdo con estos resul-
0.9797 (padres).                                                         tados, los padres en el grupo «no-riesgo» evalúan las relaciones in-
                                                                         terpersonales en la familia de forma más positiva que sus hijos.
                             Resultados                                  Sin embargo, cuando se analizan las evaluaciones del clima fami-
                                                                         liar de padres e hijos en el grupo de «riesgo», resulta llamativo el
Clima familiar                                                           hecho de que no se observaran diferencias significativas en ningu-
                                                                         na de las dimensiones examinadas. Este alto nivel de acuerdo en-
   En primer lugar se analizaron mediante análisis de varianza las       tre padres e hijos refuerza, por otra parte, los resultados obtenidos
diferencias entre los grupos «riesgo» y «no-riesgo» en las tres di-      en relación a la negatividad que caracteriza el clima familiar de las
mensiones del clima familiar evaluadas.                                  familias donde tienen lugar los malos tratos.
EL MALTRATO INFANTIL EN EL CONTEXTO DE LA CONDUCTA PARENTAL: PERCEPCIONES DE PADRES E HIJOS                                                         277

Aceptación/Rechazo parental                                                Diferencias entre hijos y padres. Grupo «riesgo». Asimismo,
                                                                       en las familias del grupo de riesgo, también se obtuvieron diferen-
    Perspectiva de los hijos. Grupos«riesgo» y «no-riesgo». En el      cias significativas entre la percepción de los hijos del trato que re-
examen de las características de la conducta parental se analizó, en   ciben de la madre y la evaluación de los padres, produciéndose es-
primer lugar, la percepción de los hijos del trato que reciben del     tas diferencias en la misma dirección (ver Tabla 3). Asimismo, se
padre y de la madre, en téminos de Calor/Afecto y de Rechazo pa-       observaron diferencias significativas entre la percepción de los hi-
rental. Como puede apreciarse en la Tabla 2, los resultados del        jos de la conducta del padre y la evaluación de los padres, en am-
análisis de varianza indican que las diferencias entre ambos gru-      bas dimensiones de la conducta parental: Calor/Afecto (T93= 4.79,
pos de niños de la muestra son altamente significativas en todas las   p < .001) y Rechazo parental (T93= 3.07, p < .01). En ambos ca-
variables de la conducta parental examinadas. De acuerdo con los       sos, como se desprende por la dirección de las medias (ver Tabla
resultados obtenidos, puede concluirse que los niños en el grupo       3), la evaluación de los padres es más positiva, en el sentido de un
de riesgo perciben un menor calor y afecto (expresado física y ver-    mayor calor y afecto y un menor rechazo hacia los hijos.
balmente), tanto del padre como de la madre, que los niños en el           Estos resultados indican una tendencia de los padres, tanto en
grupo de comparación. Asimismo, los niños en el grupo de riesgo        los grupos «no-riesgo» como «riesgo», a evaluarse de forma más
se sienten, en términos comparativos, más rechazados por ambos         positiva que los hijos (en general, más afectuosos y menos recha-
padres. Este rechazo se manifiesta por sentimientos de hostilidad,     zantes), lo que sugiere que los padres no perciben de la misma for-
resentimiento, enemistad y malicia hacia el niño y por conductas       ma el afecto y el rechazo parental que los hijos. Aunque es posi-
agresivas, físicas y verbales, de los padres (Agresión/Hostilidad),    ble que un componente de deseabilidad social influya en la eva-
por la no disponibilidad física o psicológica de los padres (Negli-    luación más positiva de los padres de su conducta con los hijos, es
gencia/Indiferencia), y por sentimientos de no ser aceptado y que-     importante tener en cuenta que cuando se comparan estas evalua-
rido sin la presencia necesaria de indicadores «objetivos» de re-      ciones en ambos grupos de la muestra, los padres en el grupo de
chazo (Rechazo Indiferenciado).
    Perspectiva de los padres. Grupos«riesgo» y «no-riesgo». Asi-
mismo, al considerar la perspectiva de los padres, se obtienen di-                                         Tabla 2
ferencias altamente significativas entre los grupos de «riesgo» y             Conducta parental, ANOVA entre los grupos «riesgo» y «no-riesgo».
«no-riesgo» en todas las variables de la conducta parental evalua-                               Perspectiva de hijos y padres
das (ver Tabla 2). Estos resultados coinciden con los obtenidos a
                                                                        Variable                               Medias                                F
partir de las evaluaciones de los hijos. Los padres en el grupo de
                                                                                                    Riesgo                No riesgo
riesgo, de acuerdo con su evaluación, emplean con los hijos me-
nos expresiones físicas y verbales de calor y afecto (caricias, be-     Calor/afecto (H-M)          059.56                  71.54               117.63***
sos, sonrisas, miradas, cumplidos u otras expresiones de ánimo o        Rechazo (H-M)               101.96                  74.49               163.49***
aprobación), y se perciben a sí mismos como más hostiles, indife-
                                                                        Calor/afecto (H-P)          057.62                  69.86               087.38***
rentes, negligentes y rechazantes que los padres en el grupo de         Rechazo (H-P)               101.81                  73.08               136.89***
comparación. Estos resultados permiten concluir que las prácticas
de socialización de los padres que maltratan a sus hijos, indepen-      Calor/afecto (P)            065.25                  73.03               063.72***
dientemente de que sean definidas por los padres o por los hijos,       Rechazo (P)                 094.12                  71.19               134.17***
se caracterizan por escasas expresiones del amor y el afecto, así
                                                                        Nota: (H-M) = percepción de los hijos de la conducta de la madre, (H-P) = percepción de
como por manifestaciones abiertas o encubiertas de rechazo hacia              los hijos de la conducta del padre, (P) = percepción de los padres de su conducta
los hijos.                                                                    con los hijos
    Diferencias entre hijos y padres. Grupo «no-riesgo». A con-         *p < .05. **p < .01. ***p < .001
tinuación, se analizó mediante la Prueba t las diferencias entre la
evaluación de los padres de su conducta con los hijos y las per-
cepciones de los hijos del trato que reciben tanto del padre como                                            Tabla 3
de la madre. Es importante señalar que la puntuación «padres»                      Conducta parental, Prueba T. Diferencias entre hijos y padres
incluye tanto las evaluaciones de los padres como la de las ma-
                                                                        Variable                               Medias                                T
dres y, por tanto, estas comparaciones tienen un valor únicamen-                                     Hijos                 Padres
te orientativo. Como puede observarse en la Tabla 3, en las fa-
milias que componen el grupo de comparación («no-riesgo»),                                                Grupo No-Riesgo
existen diferencias entre la percepción de los hijos del trato que      Calor/afecto               71.54 (M)             73.03                    3.52***
                                                                        Rechazo                    74.49 (M)             71.19                    3.34**
reciben de la madre y la evaluación de los padres en ambas di-
                                                                        Calor/afecto               69.86 (P)             73.03                    5.89***
mensiones de la conducta parental. Los hijos perciben de sus            Rechazo                    73.08 (P)             71.19                      1.72
madres, en comparación con la evaluación de los padres, un me-
nor calor y afecto (T342= 3.52, p < .001) y un mayor rechazo                                               Grupo Riesgo
(T342= 3.34, p < .01). En relación con la percepción de los hijos       Calor/afecto               59.56 (M)                65.25                 3.76***
                                                                        Rechazo                   101.96 (M)                94.12                 3.18**
del trato que reciben del padre (grupo «no-riesgo»), se obtienen
                                                                        Calor/afecto               57.62 (P)                65.25                 4.79***
diferencias significativas únicamente en la variable Calor/Afec-        Rechazo                   101.81 (P)                94.12                  3.07**
to (T338= 5.89, p < .001). De nuevo, los hijos, en comparación
con la evaluación de los padres, perciben un menor calor y afec-        Nota: (M) = percepción de los hijos de la conducta de la madre, (P)= percepción de los
to del padre, aunque no aparecen diferencias en la percepción del             hijos de la conducta del padre
                                                                        *p < .05. **p < .01. ***p < .001
rechazo parental (ver Tabla 3).
278                                                                        ENRIQUE GRACIA

maltrato, en comparación con los padres en el grupo «no-riesgo»,                       El hecho de que las características de las relaciones paterno-fi-
definen claramente su conducta con los hijos en términos de Re-                    liales ocupen un lugar central en el proceso del maltrato infantil
chazo.                                                                             conlleva importantes connotaciones. Aunque son numerosos los
    Percepción de los hijos de la conducta parental. Diferencias                   factores implicados en el maltrato infantil (ver Belsky, 1993; Ar-
entre ambos padres. Finalmente, con el objetivo de determinar si                   ruabarrena y de Paúl, 1996; Sanmartín, 1999; Gracia y Musitu,
existen diferencias entre ambos padres en su conducta con los hi-                  1999, para una revisión), es, habitualmente, durante las relaciones
jos, se analizaron mediante una Prueba t las diferencias en la eva-                entre padres e hijos donde tienen lugar los episodios de malos tra-
luación de los hijos del trato que reciben del padre y de la madre.                tos, y son a través de esas relaciones donde operan y tienen sus
Desde la perspectiva de los niños (grupo «no-riesgo»), la conduc-                  efectos otros factores (Bragado, Bersabe y Carrasco, 1999). Ade-
ta del padre y de la madre difieren significativamente en la di-                   más, si como sugieren nuestros resultados, los patrones negativos
mensión Calor/Afecto (T339= 3.86, p < .001), aunque no aparecen                    de interacción definen las relaciones padres-hijos en las familias
diferencias en la dimensión Rechazo. De acuerdo con estos resul-                   donde existe una situación de riesgo de malos tratos, podría afir-
tados, los niños en el grupo «no-riesgo» perciben un mayor calor                   marse, entonces, que patrones positivos de interacción son incom-
y afecto de sus madres, aunque esto no significa que los padres                    patibles con el maltrato infantil. Desde este punto de vista, un ob-
muestren un mayor rechazo hacia sus hijos. En el grupo de riesgo,                  jetivo fundamental en los esfuerzos dirigidos hacia la prevención
sin embargo, la conducta de ambos padres con los niños no difie-                   e intervención, sería reemplazar los patrones destructivos de inte-
re significativamente. Estos resultados indican que, en estas fami-                racción por patrones positivos incompatibles con el maltrato. En
lias, el trato que los niños reciben del padre y de la madre presen-               este sentido, los programas de apoyo a la familia y de educación
ta características similares, trato que se caracteriza, de acuerdo con             de padres pueden ser de gran importancia para la mejora de la
la evaluación de los hijos, por pobres expresiones de afecto y apro-               competencia parental (ver Gracia, 1997; Maíquez, Rodrigo, Capo-
bación y por numerosas manifestaciones de rechazo.                                 te y Vermaes, 2000; Chaves, Villasenor y Cabrera, 2000).
                                                                                       Las características de la interacción paterno-filial, especialmen-
                        Discusión y conclusiones                                   te en sus estadios iniciales, también constituye un importante ele-
                                                                                   mento para la identificación temprana del maltrato infantil o del
    Los resultados obtenidos nos han permitido situar las situacio-                riesgo de maltrato, con un significativo potencial para la preven-
nes de riesgo de maltrato infantil en el contexto de la interacción                ción y la intervención, puesto que las relaciones tempranas son las
paterno-filial y apoyan un modelo que considera la conducta pa-                    precursoras de las relaciones posteriores en las que los niños pue-
rental como un continuo. En este sentido, LaRose y Wolfe (1987)                    den llegar a ser objeto de los malos tratos. De esta forma se abriría
han propuesto que el maltrato infantil es el extremo clínico de los                la posibilidad de intervenir y proporcionar el apoyo necesario al ni-
estilos parentales de disciplina coercitivos e indiferente o negli-                ño y a la familia en un estadio en que la situación familiar puede
gente. En efecto, nuestros resultados sugieren una disfunción o                    llegar a modificarse. Es, probablemente, cuando el maltrato infan-
inadecuación en la interacción padres-hijos en las familias en si-                 til se encuentra en un estadio que no alcanza una severidad extre-
tuación de riesgo que se traduce en un fracaso en el empleo ade-                   ma, cuando las intervenciones tempranas, menos punitivas y menos
cuado de las prácticas de socialización. Como hemos podido                         intrusivas tengan una mayor probabilidad de éxito, y cuando pueda
constatar, la conducta parental de los padres en el grupo de riesgo                emplearse un acercamiento más informal, basado en el apoyo y en
se caracteriza (independientemente de que se considere la pers-                    la educación, evitando así los efectos estigmatizantes del etiqueta-
pectiva de los padres o la de los hijos) por escasas expresiones fí-               do (ver Gracia, 1995). También es en este estadio cuando pueden
sicas y verbales del calor y afecto y por niveles elevados de hosti-               reducirse y prevenirse mejor las consecuencias negativas en el de-
lidad, agresividad, indiferencia, negligencia y rechazo.                           sarrollo del menor y el impacto a largo plazo de los malos tratos.




                                                                           Referencias


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EL MALTRATO INFANTIL EN EL CONTEXTO DE LA CONDUCTA PARENTAL: PERCEPCIONES DE PADRES E HIJOS                                                   279

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Percepciones de padres e hijos sobre el maltrato infantil

  • 1. Psicothema ISSN 0214 - 9915 CODEN PSOTEG 2002. Vol. 14, nº 2, pp. 274-279 Copyright © 2002 Psicothema El maltrato infantil en el contexto de la conducta parental: Percepciones de padres e hijos Enrique Gracia Universitat de València De acuerdo con un modelo que considera la conducta parental como un continuo, el maltrato infantil pue- de definirse como la expresión extrema de prácticas parentales de socialización severas y abusivas hacia el niño incapaces de promover la competencia psicosocial del menor. Este trabajo tiene como objetivo analizar las conductas parentales y el clima parental en familias de la población general y en familias con- sideradas en situación de riesgo de maltrato infantil, considerando tanto las perspectivas de los padres co- mo la de los hijos, un aspecto que se ha descuidado tradicionalmente en la investigación sobre la inte- racción paterno-filial. Los resultados obtenidos en este estudio apoyan este modelo y permiten constatar que la conducta parental de los padres en el grupo de riesgo se caracteriza (independientemente de que se considere la perspectiva de los padres o la de los hijos) por menores expresiones físicas y verbales del calor y afecto y por niveles elevados de hostilidad, agresividad, indiferencia, negligencia y rechazo. Fi- nalmente, se discuten algunas implicaciones para la prevención del maltrato infantil en grupos de riesgo. Child maltreatment in the context of parental behavior: parents and children perceptions. According to a model that considers parental bahavior as a continuum, child abuse can be conceptualized as the extreme expression of severe parental practices that are ineffective in promoting children’s psychoso- cial competence. This paper aims to analyze parental behavior in families from the general population and families considered at risk of child maltreatment, both from the perspective of parents and chil- dren, a neglected area in parent-child interaction research. Results support this model of parental be- havior, and data (both from children and parents perpective) indicates that, in risk families, parents use little physical and verbal expressions of warmth and affection, and high levels of hostility, agression, indiference, negligence and rejection. Implication for prevention of child maltreatment are discussed. Desde la perspectiva de la socialización, el maltrato infantil se lización alternativa, que evita esta dicotomía, se basa en un mode- considera no como un fenómeno social aislado o como el resulta- lo que considera la conducta parental como un continuo (Wolfe, do de desórdenes psicológicos de los padres, sino, más bien, como 1987; LaRose y Wolfe, 1987; Belsky, 1993; Rogosch et al., 1995). el producto de prácticas de socialización que aprueban el uso de la En un extremo de ese continuo se encontrarían aquellas prácticas violencia y de técnicas de poder asertivo con los hijos (LaRose y más severas y abusivas hacia el niño, en el otro extremo se encon- Wolfe, 1987; Trickett y Susman, 1988; Rogosch, Cicchetti, trarían los métodos que promocionan el desarrollo social emocio- Shields y Toth, 1995). Como han subrayado Rogosch et al. (1995), nal e intelectual. De esta forma, este modelo también enfatiza los episodios de malos tratos pueden entenderse como el extremo aquellos estilos parentales que no logran satisfacer las necesidades de un subconjunto de una matriz más amplia de conductas y orien- del niño, como por ejemplo la carencia de afecto físico, elogios taciones parentales y, en este sentido, el maltrato sería la expresión verbales o una comunicación paterno-filial deficiente (Gallardo y extrema de unas características parentales que además son inefec- Jiménez, 1997; Tasic, Budjanovac y Mejousec, 1997). tivas para promover el desarrollo infantil óptimo. De acuerdo con este modelo, el maltrato infantil puede consi- Con frecuencia, se considera que la conducta parental com- derarse en términos del grado en que un padre utiliza estrategias petente y la motivación para interactuar positivamente con los hi- de control negativas e inapropiadas con sus hijos. En ese sentido, jos es un fenómeno natural y universal basado intrínsecamente en algunas formas de maltrato infantil pueden entenderse como el ex- el mejor interés de los niños. Aquellos que no poseen esta habili- tremo al que un padre puede llegar en la disciplina que emplea con dad o deseo, presumiblemente, pueden situarse en la categoría de sus hijos. Considerar el maltrato infantil en el contexto de las prác- «abusivo» o «negligente» y pueden ser identificados y etiquetados ticas parentales de disciplina no significa negar o disminuir la se- como «anormales» o «desviantes» (Wolfe, 1987). Una conceptua- riedad de sus consecuencias en el niño, sino, más bien, es intentar dirigir la atención hacia aquellos aspectos de los malos tratos que parecen prácticas parentales «habituales», excepto en términos del Fecha recepción: 2-5-01 • Fecha aceptación: 16-10-01 grado de severidad que alcanzan. Correspondencia: Enrique Gracia Las revisiones realizadas en relación con las prácticas de so- Facultad de Psicología cialización en la familia permiten concluir que la educación pa- Universitat de València 46010 Valencia (Spain) rental se encuentra determinada por dos fuentes principales de va- E-mail: enrique.gracia@uv.es riabilidad: el afecto parental (cariño versus hostilidad) y el control
  • 2. EL MALTRATO INFANTIL EN EL CONTEXTO DE LA CONDUCTA PARENTAL: PERCEPCIONES DE PADRES E HIJOS 275 parental (permisividad versus rigidez), realidad que ha sido am- de la «normalidad» versus «anormalidad» con que se perciben en pliamente corroborada, con distintas denominaciones, aunque con familias de riesgo las prácticas parentales no competentes. similares connotaciones, por un importante grupo de investigado- res (ver, por ejemplo, Rollins y Thomas, 1979; Maccoby y Martin, Metodología 1983; Peterson y Hann, 1999). La evidencia procedente de estu- dios interculturales sugiere, además, que estas dimensiones de la Participantes conducta parental son comunes a todas las sociedades humanas. En un estudio comparativo de 101 sociedades, Rohner estableció La muestra, formada en su conjunto por 444 familias (padres e asimismo dos dimensiones de la conducta parental, la Aceptación hijos), se compone de dos grupos. El primer grupo está formado y el Rechazo parental (Rohner, 1975). De acuerdo con la teoría por 344 familias cuyas relaciones paterno-filiales no presentan (o propuesta por Rohner, la Aceptación-Rechazo parental se concibe no se conocen) características disfuncionales (grupo de «no-ries- como un continuo de la conducta de los padres. En un extremo de go»). El segundo grupo está formado por 100 familias de las que este continuo se encuentran los padres que muestran su amor y se sospecha la existencia de malos tratos físicos, psicológicos o afecto hacia los hijos, verbal o físicamente. En el otro extremo se negligencia (grupo de «riesgo»). Ninguna de las familias que com- encuentran los padres que sienten aversión (antipatía), desaprue- ponen este grupo constituían casos «oficiales» (oficialmente co- ban o se sienten agraviados por sus hijos. El rechazo parental se nocidos) de maltrato infantil. Es decir, no se trataba de casos so- define conceptualmente como la ausencia o retirada significativa metidos a medidas protectoras por la autoridad judicial, de fami- del calor, afecto o amor de los padres hacia sus hijos. El rechazo lias bajo la supervisión de los servicios sociales comunitarios, o de parental puede tomar tres formas principales: a) hostilidad y agre- familias en las que algunos de los hijos se encontraba institucio- sión, b) indiferencia y negligencia; y c) rechazo indiferenciado nalizado en centros de protección del menor por motivo de malos (Rohner, 1984, 1986). tratos. La Aceptación-Rechazo parental, de acuerdo con Rohner, es un constructo de orden superior al maltrato físico y a la negligencia. Procedimiento Las distintas expresiones del maltrato infantil, con frecuencia, son formas especializadas del rechazo, mientras que la noción de mal- La identificación de las familias en situación de riesgo fue rea- trato infantil no agota la definición del rechazo parental (Rohner, lizada fundamentalmente por profesores de diversas escuelas pú- 1986). De hecho, en las relaciones rechazo parental-maltrato in- blicas de la Comunidad Valenciana (en su mayoría psicólogos y fantil, puede ocurrir que un niño que se siente rechazado no sea pedagogos realizando, en el momento de la investigación, un cur- considerado como un caso de maltrato o, por el contrario, que un so de posgrado en Psicología Comunitaria), quienes, a su vez, es- niño definido como maltratado no se perciba como rechazado tablecieron el contacto con los padres y acordaron su colabora- (Herzberger, Potts y Dillon, 1981). ción. Para la identificación de los menores en situación de riesgo Como señala Kagan (1978), la definición de un padre como los profesores habían recibido un seminario de formación sobre hostil o afectivo no puede ser realizada únicamente observando la definiciones y tipología del maltrato infantil y sobre los principa- conducta de los padres, puesto que ni el amor ni el rechazo son les indicadores de los distintos tipos de malos tratos. Las catego- cualidades fijas de la conducta. El amor parental es una creencia rías de malos tratos consideradas fueron el maltrato físico, la ne- mantenida por el niño, no un conjunto de acciones de los padres. gligencia y el maltrato psicológico (no se identificó ninguna sos- En este sentido, el impacto de la conducta parental en los hijos de- pecha de abuso sexual). La selección y evaluación de las familias pende no sólo de elementos objetivos, sino también de procesos que componen el grupo de comparación fue realizada, asimismo, perceptuales e inferenciales del niño. Los padres e hijos no perci- por estos profesores. Estos menores acudían a las mismas aulas ben necesariamente de la misma forma el amor parental, las exi- que los menores del grupo de riesgo y, en la mayoría de los casos, gencias o el castigo y, con frecuencia, los padres realizan inferen- vivían en los mismos vecindarios. Al compartir las familias un en- cias incorrectas acerca de la forma en que sus hijos perciben su torno físico y socioeconómico similar se incrementa la validez comportamiento con ellos. Estas consideraciones subrayan la im- ecológica del estudio. La edad de los menores se encontraba entre portancia de analizar la conducta parental tanto desde la perspec- los siete y los doce años. Asimismo, los profesores establecían tiva de los padres como desde la de los hijos. posteriormente el contacto con los padres de estos niños para acor- Éste ha sido precisamente un problema tradicional del que ha dar su colaboración y cumplimentar los cuestionarios (el 77% de adolecido la investigación. Esto es, que gran parte de la investiga- los cuestionarios fueron completados por madres y el 23% por pa- ción sobre las relaciones paterno filiales se han basado en la ob- dres). No se hizo referencia a la temática del maltrato infantil ni a servación o en la percepción de un solo individuo, o bien los pa- los padres ni a los menores. dres o bien los hijos (ver Mash, 1991; Peterson y Hann, 1999). Es- te trabajo tiene, por tanto, como objetivo, analizar las conductas y Instrumentos de medida orientaciones parentales en familias de la población general y en familias consideradas en situación de riesgo de maltrato infantil, Aceptación-Rechazo parental. Para los propósitos de esta in- considerando tanto las perspectivas de los padres como la de los vestigación, se consideró particularmente apropiadas las dimen- hijos. En el ámbito del maltrato infantil, disponer de ambas per- siones de la conducta parental propuestas por Rohner (1984) en su cepciones (la de los padres y la de los hijos) no sólo permite defi- teoría de la Aceptación-Rechazo Parental. Para la evaluación de nir con mayor precisión la interacción paterno-filial y evitar ses- estas dimensiones se utilizó el Cuestionario de Aceptación-Recha- gos como la deseabilidad social, sino que, además, y más impor- zo Parental –PARQ– (Rohner, 1978). Este autoinforme permite tante, en el contexto de un modelo que considera la conducta pa- obtener la evaluación de los padres acerca de su conducta con sus rental como un continuo, permite comprobar hipótesis en términos hijos, así como las percepciones de los hijos del trato que reciben
  • 3. 276 ENRIQUE GRACIA de sus padres en términos de cuatro dimensiones: (1) Calor/Afec- Perspectiva de los hijos. Grupos «riesgo» y «no-riesgo». De to (se refiere a las relaciones padres-hijos caracterizadas por el ca- acuerdo con los resultados obtenidos en el ANOVA (ver Tabla 1), lor y el afecto, manifestados física o verbalmente); (2) Hostili- la percepción del clima familiar de los niños en el grupo de riesgo dad/Agresión (se refiere a reacciones internas o emocionales de difiere significativamente de la de los niños cuyas relaciones con ira, enemistad o resentimiento, o a cualquier acción física o verbal los padres no presentan problemas de maltrato. En términos com- realizada abiertamente con la intención de producir daño físico o parativos, el clima familiar de las familias donde tienen lugar los psicológico); (3) Indiferencia/Negligencia (se refiere a la falta de malos tratos puede definirse (desde la perspectiva de los niños) por preocupación y cuidado por los hijos y a manifestaciones conduc- relaciones caracterizadas por la amenaza, el conflicto y la falta de tuales como la desatención de las necesidades emocionales, físi- confianza (Relaciones: F1, 442= 5.322, p < .05), por una pobre cas, médicas y educativas de los hijos); y (4) Rechazo Indiferen- orientación hacia el desarrollo (Desarrollo: F1, 442= 60.019, p < ciado (se refiere al sentimiento de no ser amado, querido o recha- .001) y por una estructura rígida que tiende a mantener la situación zado, sin la presencia necesaria de indicadores positivos de recha- (Estabilidad: F1, 442= 7.81, p < .01). zo). Para la realización de los análisis se generaron, además, a par- Perspectiva de los padres. Grupos «riesgo» y «no-riesgo». tir de las cuatro dimensiones del PARQ, dos variables: (1) Ca- Asimismo, al considerar la perspectiva de los padres, se obtienen lor/Afecto parental; y (2) Rechazo parental, variable compuesta diferencias significativas entre ambos grupos en las tres dimensio- por la suma de las puntuaciones en las escalas de Hostilidad/Agre- nes del clima familiar, diferencias que, además, se producen en la sión, Indiferencia/Negligencia y Rechazo Indiferenciado. Este misma dirección (ver Tabla 1): Relaciones (F1, 441= 7.25, p < .01), procedimiento ha sido utilizado por Rohner (1984) en sus investi- Desarrollo (F1, 441= 40, p < .001) y Estabilidad (F1, 441= 4.04, p < gaciones. Las dos formas del cuestionario utilizadas (versiones pa- .05). De estos resultados se desprende que, independientemente de ra padres e hijos) permiten obtener tres medidas de la Aceptación- que se considere la perspectiva de los padres o de los hijos, el cli- Rechazo parental: la percepción de los padres de su conducta con ma familiar en las familias del grupo «riesgo», en relación con el los hijos, y la percepción de los hijos del trato que reciben tanto grupo de comparación, se caracteriza por unas relaciones familia- del padre como de la madre. Puntuaciones elevadas en la variable res pobres en cohesión y expresividad y con una elevada conflic- Calor/Afecto indican un mayor afecto y amor percibido, mientras tividad, un pobre énfasis en la independencia y el logro como me- que una puntuación elevada en la variable Rechazo indica un ma- tas del desarrollo, y por una estructura rígida con altos niveles de yor rechazo percibido. Los coeficientes alpha estandarizados obte- control. nidos en este cuestionario han sido: 0.9876 (padres), 0.9882 (hijos respecto al padre) y 0.9885 (hijos respecto a la madre). Tabla 1 Clima familiar. FES-Escala de clima social en la familia (Mo- Clima familiar, ANOVA entre los grupos «riesgo» y «no-riesgo». Perspectiva os y Moos, 1981; TEA, 1984). Esta escala, diseñada y elaborada de hijos y padres en el laboratorio de ecología social de la Universidad de Stanford bajo la dirección de Moos, aprecia las características socio-am- Variable Medias F bientales de todo tipo de familias. Evalúa y describe las relaciones Riesgo No riesgo interpersonales entre los miembros de la familia, los aspectos de Relaciones (Hijos) 14.37 15.01 5.32* desarrollo que tienen mayor importancia en ella y su estructura bá- Desarrollo (Hijos) 21.75 26.20 60.01*** sica. Cuando se administra tanto a padres como a hijos (como es Estabilidad (Hijos) 10.38 11.30 7.81** el caso de la presente investigación) es sensible a las diferencias entre padres e hijos en la percepción de la familia. El FES agrupa Relaciones (Padres) 14.93 15.72 7.25** Desarrollo (Padres) 22.65 26.59 40.00*** diez subescalas que definen tres dimensiones fundamentales: (1) Estabilidad (Padres) 10.67 11.40 4.04* Relaciones es la dimensión que evalúa el grado de comunicación y libre expresión dentro de la familia y el grado de interacción *p < .05. **p < .01. ***p < .001 conflictiva que la caracteriza. (2) Desarrollo evalúa la importancia que tienen dentro de la familia ciertos procesos del desarrollo per- sonal, que pueden ser fomentados, o no, por la vida en común. (3) Diferencias entre hijos y padres. En segundo lugar, y con la fi- Estabilidad, por último, es la dimensión que proporciona informa- nalidad de detectar posibles desacuerdos entre padres e hijos, se ción sobre la estructura y organización de la familia y sobre el gra- analizaron mediante una Prueba t las diferencias en la evaluación do de control que normalmente ejercen unos miembros de la fa- de las distintas dimensiones del clima familiar considerando am- milia sobre otros. Puntuaciones altas o bajas indican una percep- bas perspectivas conjuntamente. En el grupo de «no-riesgo» úni- ción positiva o negativa, respectivamente, del clima familiar en camente se observaron diferencias significativas entre la evalua- sus distintas dimensiones. Los coeficientes alpha de consistencia ción de los padres y de los hijos en la dimensión del clima fami- interna obtenidos para este cuestionario han sido: 0.9779 (hijos) y liar Relaciones (T342= 4.18, p < .001). De acuerdo con estos resul- 0.9797 (padres). tados, los padres en el grupo «no-riesgo» evalúan las relaciones in- terpersonales en la familia de forma más positiva que sus hijos. Resultados Sin embargo, cuando se analizan las evaluaciones del clima fami- liar de padres e hijos en el grupo de «riesgo», resulta llamativo el Clima familiar hecho de que no se observaran diferencias significativas en ningu- na de las dimensiones examinadas. Este alto nivel de acuerdo en- En primer lugar se analizaron mediante análisis de varianza las tre padres e hijos refuerza, por otra parte, los resultados obtenidos diferencias entre los grupos «riesgo» y «no-riesgo» en las tres di- en relación a la negatividad que caracteriza el clima familiar de las mensiones del clima familiar evaluadas. familias donde tienen lugar los malos tratos.
  • 4. EL MALTRATO INFANTIL EN EL CONTEXTO DE LA CONDUCTA PARENTAL: PERCEPCIONES DE PADRES E HIJOS 277 Aceptación/Rechazo parental Diferencias entre hijos y padres. Grupo «riesgo». Asimismo, en las familias del grupo de riesgo, también se obtuvieron diferen- Perspectiva de los hijos. Grupos«riesgo» y «no-riesgo». En el cias significativas entre la percepción de los hijos del trato que re- examen de las características de la conducta parental se analizó, en ciben de la madre y la evaluación de los padres, produciéndose es- primer lugar, la percepción de los hijos del trato que reciben del tas diferencias en la misma dirección (ver Tabla 3). Asimismo, se padre y de la madre, en téminos de Calor/Afecto y de Rechazo pa- observaron diferencias significativas entre la percepción de los hi- rental. Como puede apreciarse en la Tabla 2, los resultados del jos de la conducta del padre y la evaluación de los padres, en am- análisis de varianza indican que las diferencias entre ambos gru- bas dimensiones de la conducta parental: Calor/Afecto (T93= 4.79, pos de niños de la muestra son altamente significativas en todas las p < .001) y Rechazo parental (T93= 3.07, p < .01). En ambos ca- variables de la conducta parental examinadas. De acuerdo con los sos, como se desprende por la dirección de las medias (ver Tabla resultados obtenidos, puede concluirse que los niños en el grupo 3), la evaluación de los padres es más positiva, en el sentido de un de riesgo perciben un menor calor y afecto (expresado física y ver- mayor calor y afecto y un menor rechazo hacia los hijos. balmente), tanto del padre como de la madre, que los niños en el Estos resultados indican una tendencia de los padres, tanto en grupo de comparación. Asimismo, los niños en el grupo de riesgo los grupos «no-riesgo» como «riesgo», a evaluarse de forma más se sienten, en términos comparativos, más rechazados por ambos positiva que los hijos (en general, más afectuosos y menos recha- padres. Este rechazo se manifiesta por sentimientos de hostilidad, zantes), lo que sugiere que los padres no perciben de la misma for- resentimiento, enemistad y malicia hacia el niño y por conductas ma el afecto y el rechazo parental que los hijos. Aunque es posi- agresivas, físicas y verbales, de los padres (Agresión/Hostilidad), ble que un componente de deseabilidad social influya en la eva- por la no disponibilidad física o psicológica de los padres (Negli- luación más positiva de los padres de su conducta con los hijos, es gencia/Indiferencia), y por sentimientos de no ser aceptado y que- importante tener en cuenta que cuando se comparan estas evalua- rido sin la presencia necesaria de indicadores «objetivos» de re- ciones en ambos grupos de la muestra, los padres en el grupo de chazo (Rechazo Indiferenciado). Perspectiva de los padres. Grupos«riesgo» y «no-riesgo». Asi- mismo, al considerar la perspectiva de los padres, se obtienen di- Tabla 2 ferencias altamente significativas entre los grupos de «riesgo» y Conducta parental, ANOVA entre los grupos «riesgo» y «no-riesgo». «no-riesgo» en todas las variables de la conducta parental evalua- Perspectiva de hijos y padres das (ver Tabla 2). Estos resultados coinciden con los obtenidos a Variable Medias F partir de las evaluaciones de los hijos. Los padres en el grupo de Riesgo No riesgo riesgo, de acuerdo con su evaluación, emplean con los hijos me- nos expresiones físicas y verbales de calor y afecto (caricias, be- Calor/afecto (H-M) 059.56 71.54 117.63*** sos, sonrisas, miradas, cumplidos u otras expresiones de ánimo o Rechazo (H-M) 101.96 74.49 163.49*** aprobación), y se perciben a sí mismos como más hostiles, indife- Calor/afecto (H-P) 057.62 69.86 087.38*** rentes, negligentes y rechazantes que los padres en el grupo de Rechazo (H-P) 101.81 73.08 136.89*** comparación. Estos resultados permiten concluir que las prácticas de socialización de los padres que maltratan a sus hijos, indepen- Calor/afecto (P) 065.25 73.03 063.72*** dientemente de que sean definidas por los padres o por los hijos, Rechazo (P) 094.12 71.19 134.17*** se caracterizan por escasas expresiones del amor y el afecto, así Nota: (H-M) = percepción de los hijos de la conducta de la madre, (H-P) = percepción de como por manifestaciones abiertas o encubiertas de rechazo hacia los hijos de la conducta del padre, (P) = percepción de los padres de su conducta los hijos. con los hijos Diferencias entre hijos y padres. Grupo «no-riesgo». A con- *p < .05. **p < .01. ***p < .001 tinuación, se analizó mediante la Prueba t las diferencias entre la evaluación de los padres de su conducta con los hijos y las per- cepciones de los hijos del trato que reciben tanto del padre como Tabla 3 de la madre. Es importante señalar que la puntuación «padres» Conducta parental, Prueba T. Diferencias entre hijos y padres incluye tanto las evaluaciones de los padres como la de las ma- Variable Medias T dres y, por tanto, estas comparaciones tienen un valor únicamen- Hijos Padres te orientativo. Como puede observarse en la Tabla 3, en las fa- milias que componen el grupo de comparación («no-riesgo»), Grupo No-Riesgo existen diferencias entre la percepción de los hijos del trato que Calor/afecto 71.54 (M) 73.03 3.52*** Rechazo 74.49 (M) 71.19 3.34** reciben de la madre y la evaluación de los padres en ambas di- Calor/afecto 69.86 (P) 73.03 5.89*** mensiones de la conducta parental. Los hijos perciben de sus Rechazo 73.08 (P) 71.19 1.72 madres, en comparación con la evaluación de los padres, un me- nor calor y afecto (T342= 3.52, p < .001) y un mayor rechazo Grupo Riesgo (T342= 3.34, p < .01). En relación con la percepción de los hijos Calor/afecto 59.56 (M) 65.25 3.76*** Rechazo 101.96 (M) 94.12 3.18** del trato que reciben del padre (grupo «no-riesgo»), se obtienen Calor/afecto 57.62 (P) 65.25 4.79*** diferencias significativas únicamente en la variable Calor/Afec- Rechazo 101.81 (P) 94.12 3.07** to (T338= 5.89, p < .001). De nuevo, los hijos, en comparación con la evaluación de los padres, perciben un menor calor y afec- Nota: (M) = percepción de los hijos de la conducta de la madre, (P)= percepción de los to del padre, aunque no aparecen diferencias en la percepción del hijos de la conducta del padre *p < .05. **p < .01. ***p < .001 rechazo parental (ver Tabla 3).
  • 5. 278 ENRIQUE GRACIA maltrato, en comparación con los padres en el grupo «no-riesgo», El hecho de que las características de las relaciones paterno-fi- definen claramente su conducta con los hijos en términos de Re- liales ocupen un lugar central en el proceso del maltrato infantil chazo. conlleva importantes connotaciones. Aunque son numerosos los Percepción de los hijos de la conducta parental. Diferencias factores implicados en el maltrato infantil (ver Belsky, 1993; Ar- entre ambos padres. Finalmente, con el objetivo de determinar si ruabarrena y de Paúl, 1996; Sanmartín, 1999; Gracia y Musitu, existen diferencias entre ambos padres en su conducta con los hi- 1999, para una revisión), es, habitualmente, durante las relaciones jos, se analizaron mediante una Prueba t las diferencias en la eva- entre padres e hijos donde tienen lugar los episodios de malos tra- luación de los hijos del trato que reciben del padre y de la madre. tos, y son a través de esas relaciones donde operan y tienen sus Desde la perspectiva de los niños (grupo «no-riesgo»), la conduc- efectos otros factores (Bragado, Bersabe y Carrasco, 1999). Ade- ta del padre y de la madre difieren significativamente en la di- más, si como sugieren nuestros resultados, los patrones negativos mensión Calor/Afecto (T339= 3.86, p < .001), aunque no aparecen de interacción definen las relaciones padres-hijos en las familias diferencias en la dimensión Rechazo. De acuerdo con estos resul- donde existe una situación de riesgo de malos tratos, podría afir- tados, los niños en el grupo «no-riesgo» perciben un mayor calor marse, entonces, que patrones positivos de interacción son incom- y afecto de sus madres, aunque esto no significa que los padres patibles con el maltrato infantil. Desde este punto de vista, un ob- muestren un mayor rechazo hacia sus hijos. En el grupo de riesgo, jetivo fundamental en los esfuerzos dirigidos hacia la prevención sin embargo, la conducta de ambos padres con los niños no difie- e intervención, sería reemplazar los patrones destructivos de inte- re significativamente. Estos resultados indican que, en estas fami- racción por patrones positivos incompatibles con el maltrato. En lias, el trato que los niños reciben del padre y de la madre presen- este sentido, los programas de apoyo a la familia y de educación ta características similares, trato que se caracteriza, de acuerdo con de padres pueden ser de gran importancia para la mejora de la la evaluación de los hijos, por pobres expresiones de afecto y apro- competencia parental (ver Gracia, 1997; Maíquez, Rodrigo, Capo- bación y por numerosas manifestaciones de rechazo. te y Vermaes, 2000; Chaves, Villasenor y Cabrera, 2000). Las características de la interacción paterno-filial, especialmen- Discusión y conclusiones te en sus estadios iniciales, también constituye un importante ele- mento para la identificación temprana del maltrato infantil o del Los resultados obtenidos nos han permitido situar las situacio- riesgo de maltrato, con un significativo potencial para la preven- nes de riesgo de maltrato infantil en el contexto de la interacción ción y la intervención, puesto que las relaciones tempranas son las paterno-filial y apoyan un modelo que considera la conducta pa- precursoras de las relaciones posteriores en las que los niños pue- rental como un continuo. En este sentido, LaRose y Wolfe (1987) den llegar a ser objeto de los malos tratos. De esta forma se abriría han propuesto que el maltrato infantil es el extremo clínico de los la posibilidad de intervenir y proporcionar el apoyo necesario al ni- estilos parentales de disciplina coercitivos e indiferente o negli- ño y a la familia en un estadio en que la situación familiar puede gente. En efecto, nuestros resultados sugieren una disfunción o llegar a modificarse. Es, probablemente, cuando el maltrato infan- inadecuación en la interacción padres-hijos en las familias en si- til se encuentra en un estadio que no alcanza una severidad extre- tuación de riesgo que se traduce en un fracaso en el empleo ade- ma, cuando las intervenciones tempranas, menos punitivas y menos cuado de las prácticas de socialización. Como hemos podido intrusivas tengan una mayor probabilidad de éxito, y cuando pueda constatar, la conducta parental de los padres en el grupo de riesgo emplearse un acercamiento más informal, basado en el apoyo y en se caracteriza (independientemente de que se considere la pers- la educación, evitando así los efectos estigmatizantes del etiqueta- pectiva de los padres o la de los hijos) por escasas expresiones fí- do (ver Gracia, 1995). También es en este estadio cuando pueden sicas y verbales del calor y afecto y por niveles elevados de hosti- reducirse y prevenirse mejor las consecuencias negativas en el de- lidad, agresividad, indiferencia, negligencia y rechazo. sarrollo del menor y el impacto a largo plazo de los malos tratos. Referencias Arruabarrena, M.I. y de Paúl, J. (1996). Maltrato a los niños en la familia. Herzberger, S., Potts, D.A. y Dillon, M. (1981). Abusive and nonabusive Madrid: Pirámide. parental treatment from the child’s perspective. 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  • 6. EL MALTRATO INFANTIL EN EL CONTEXTO DE LA CONDUCTA PARENTAL: PERCEPCIONES DE PADRES E HIJOS 279 Peterson, G.W. y Hann, D.E. (1999). Socializing children and parents in fa- Rohner, R.P. y Rohner, E.C. (1981). Parental acceptance-rejection and pa- milies. En M.B. Sussman, S. Steinmetz y G.W. Peterson (Eds.), Hand- rental control: Cross cultural codes. Ethnology, 20, 245-260. book of marriage and the family (2ª edición). Nueva York: Plenum. Rollins, B.C. y Thomas. D.L. (1979). Parental support, power and control Rogosch, F.A, Cicchetti, D., Shields, A. y Toth, S.L. (1995). Parenting dys- techniques in the socialization of children. En En W.R. Burr, R. Hill, I. function in child maltreatment. En M.H. Bornstein (Ed.), Handbook of Nye, y I.L. Reiss (Eds.), Contemporary theories about the family (vol. parenting. Mahwah: Laurence Erlbaum. 1). New York: Free Press. Rohner, R.P. (1975). They Love Me, They Love Me Not: A WorldWide Sanmartín, J. (Ed.) (1999). Violencia contra niños. Barcelona: Ariel. Study of the Effects of Parental Acceptance-Rejection. New Haven, Tasic, D., Budjanovac, A. y Mejousec, J. (1997). Parent child communica- CT:HRAF. tion in bahaviorally disordered and «normal» adolescents. Psicothema, Rohner, R.P. (1984). Handbook for the study of Parental Acceptance and 9, 547-554. Rejection (edicion revisada). Storrs, Centre for the Study of Parental T.E.A. (1984). Escalas de Clima Social. TEA Ediciones. Acceptance and Rejection: University of Connecticut. Trickett, P.K. y Susman, E.J. (1988). Parental perceptions of child-rearing Rohner, R.P. (1986). The Warmth dimension. London: Sage. practices in physically abusive and nonabusive families. Developmen- Rohner, R.P., Saavedra, J. y Granum, E.O. (1978). Development and vali- tal Psychology, 24, 270-276. dation of the parental acceptance rejection questionnaire: test manual. Wolfe, D.A. (1987). Child abuse: Implications for child development and JSAS Catalogue of Selected Documents in Psychology, 8, 7-8. psychopatology. London: Sage.