El documento describe el ladrido de un perro atado en otoño. El perro ladra al sol de ocaso, trayendo la elegía de la vida que se va como el oro de un avaro. A medida que el sol se pone más rosa malva, los pájaros suben en los árboles y la belleza hace eterno el momento fugaz. El perro continúa ladrando agudo y ardiente, quizás sintiendo morir a la belleza.