2. El 10 de febrero dijo:
La celebración litúrgica no es un acto social, un
buen acto social; no es una reunión de los
creyentes para rezar juntos. Es otra cosa. En la
liturgia, Dios está presente”,
“la presencia del Señor es real, justamente real”.
3. Cuando nosotros celebramos la Misa,
no hacemos una representación de la
Última Cena: no, no es una
representación
Es otra cosa: es justamente la Última
Cena.
Es justamente vivir de nuevo la Pasión
y la muerte redentora del Señor.
4. Es una teofanía: el Señor se hace presente
sobre el altar para ser ofrecido al Padre para
la salvación del mundo.
5. Nosotros escuchamos o decimos:
‘Pero, yo no puedo, ahora, debo ir a la
Misa,
debo ir a escuchar Misa’. La Misa no se
‘escucha’,
se participa, y se participa en esta
teofanía, en este misterio de la presencia
6. La Misa, en cambio, “es una
conmemoración real,
o sea es una teofanía:
Dios se acerca y está con nosotros, y
nosotros participamos del misterio de la
Redención”.
7. Lamentablemente, “tantas veces en la Misa miramos
el reloj, contamos los minutos: no es precisamente
la actitud que nos pide la liturgia: la liturgia es
tiempo de Dios y espacio de Dios, y nosotros
debemos entrar allí, en el tiempo de Dios,
en el espacio de Dios y no mirar el reloj”:
8. La liturgia es precisamente entrar en el misterio de
Dios,
dejarse llevar al misterio y estar en el misterio.
Es el tiempo de Dios, es el espacio de Dios, es la
nube de Dios que nos envuelve a todos”.
Celebrar la liturgia es tener esta disponibilidad a
entrar en el misterio de Dios”, en su espacio, en su
tiempo, y confiarse “en este misterio”.
9. Hoy nos hará bien pedir al Señor que dé a todos
nosotros este ‘sentido de lo sagrado’, este sentido
que nos hace entender que una cosa es rezar en
casa, rezar en la iglesia, rezar el Rosario, rezar
tantas oraciones hermosas,
hacer el Vía Crucis, muchas cosas bellas, leer la
Biblia
10. … y otra cosa es la
celebración
eucarística. En la
celebración
entramos en el
misterio de Dios, en
aquel camino que
nosotros no
podemos controlar:
solamente Él es el
Único, Él la gloria,
Él es el poder,
Él es todo. Pidamos
esta gracia: que el
Señor nos enseñe a
entrar en el misterio
de Dios”.
11. El 12 de febrero en su catequesis respondió
preguntas referentes a la Misa:
A veces alguien pregunta: ‘¿Por qué hay
que ir a la iglesia, si los que participan
regularmente en la Misa son pecadores
como los demás?’.
¡Cuántas veces hemos oído esto!”
12. En realidad, quien celebra la Eucaristía no
lo hace porque cree o quiere aparentar más
que los demás, sino porque se reconoce
siempre con la necesidad de ser aceptado y
regenerado por la misericordia de Dios,
hecha carne en Jesucristo.
13. ¡Si cada uno de nosotros no se siente con la
necesidad de la misericordia de Dios, no se
siente un pecador, es mejor que no vaya a
Misa!”
14. “¿Por qué vamos a Misa?”, “porque somos pecadores
y queremos recibir el perdón de Jesús, participar en su
redención, en su perdón. ¡Ese ‘confieso’, que decimos
al principio no es algo ‘formal’, es un verdadero acto
de penitencia!
¡Yo soy pecador y confieso! Así da inicio la Misa”.
15. No debemos olvidar
nunca que la Última Cena
de Jesús tuvo lugar ‘la
noche en que fue
traicionado’.
En el pan y el vino que
ofrecemos y en torno al
cual nos reunimos se
renueva cada vez el don
del Cuerpo
y la Sangre de Cristo para
la remisión de nuestros
pecados.
Debemos ir a Misa
humildemente,
como pecadores y el
Señor nos reconciliará”.
16. Otro indicador de la vivencia de la Misa
adecuadamente, es la capacidad de descubrir a
los otros como hermanos a partir del amor a
Jesús,
para compartir su Pasión y su Resurrección,
especialmente con los más necesitados.
17. Preguntémonos: yo, que voy a misa , ¿cómo vivo
esto?
¿Me preocupo de ayudar, de acercarme, de
rezar por ellos, que tienen este problema? ¿O
soy un poco indiferente? O tal vez me preocupo
de chismorrear:
‘¿viste cómo iba vestida aquella, como iba
vestido aquél?’....
A veces se hace esto después de la Misa, ¿o no?
¡Se hace!
18. Debemos preocuparnos por nuestros hermanos y
hermanas que tienen una necesidad, una
enfermedad, un problema”.
Debemos tener
siempre presente que la Eucaristía no es algo que
hacemos nosotros; no es una conmemoración
nuestra de lo que Jesús dijo e hizo.
19. ¡Es propiamente una acción de Cristo! ¡Es Cristo
quien los realiza, que está en el altar! Y Cristo es
el Señor.
Es un don de Cristo, que se hace presente y nos
reúne en torno a Él, para alimentarnos con su
Palabra y con su vida.
20. Esto significa que la misión
y la misma identidad de la Iglesia fluyen a partir de
ahí,
de la Eucaristía, y allí siempre toman forma.
Una celebración puede llegar a ser impecable en
términos de apariencia, hermosísima,
pero si no nos lleva al encuentro con Jesús, puede
que no comporte ningún alimento a nuestro corazón
y a nuestra vida.
21. A través de la Eucaristía,
en cambio, Cristo quiere entrar en nuestra
existencia e impregnarla de su gracia,
para que en cada comunidad cristiana haya
coherencia entre liturgia y vida: esta coherencia
entre liturgia y vida”.
22. El 13 de febrero meditando en las lecturas del día
dijo:
Un creyente puede perder la fe como causa de sus
pasiones y vanidades, mientras que un pagano
puede convertirse en creyente a través de su
humildad. Sin humildad el pecado lleva a la
corrupción y hace perder la fe.
23. "Es precisamente en el corazón, donde se
pierde la fe”. Cuando se lo deja dominar
por sus pasiones y vanidades. “La semilla
maligna de las pasiones crece en el corazón
y lo conduce a la idolatría."
24. "Que la Palabra de Dios, poderosa, nos
custodie en este camino y no permita que
terminemos en la corrupción y ésta nos lleve
a la idolatría”.
25. El 16 de febrero al precidir el rezo del angelus
dijo: “Jesús propone a los que siguen la
perfección del amor:
un amor cuya única medida es no tener medida,
ir más allá de todo cálculo”.
26. El amor al prójimo es una actitud tan fundamental
que Jesús llega a afirmar que nuestra relación con
Dios no puede ser sincera si no queremos hacer la
paz con el prójimo.
Y dice así: ‘Por lo tanto, si al presentar tu ofrenda
en el altar, te acuerdas de que tu hermano tiene
alguna queja contra ti, deja tu ofrenda ante el
altar, y ve antes a reconciliarte con tu hermano’”.
27. “Estamos llamados a reconciliarnos con nuestros
hermanos antes de mostrar nuestra devoción al
Señor en la oración”. “Jesús nos recuerda que
¡también las palabras pueden matar, ¿eh? Cuando
se dice que una persona tiene la lengua de
serpiente, ¿qué quiere decir? Que sus palabras
matan”.
28. “Por lo tanto, no solo no se debe atentar contra
la vida de los demás, sino tampoco derramar sobre
él el veneno de la ira y golpearlo con la calumnia.
Ni hablar mal de él porque llegamos a las
habladurías:
los chismes también pueden matar,
¡porque matan la reputación de las personas!”.
29. “¡es muy feo chismorrear! Al principio puede
incluso parecer una cosa agradable, divertida,
como si fuera un caramelo. Pero al final, nos
llena el corazón de amargura, nos envenena
también a nosotros”.
30. Si cada uno de nosotros hiciera el propósito de
evitar los chismes, ¡con el tiempo se convertiría
en un santo!
Éste es un hermoso camino.
¿Queremos llegar a ser santos, sí o no?,
¿Queremos vivir parloteando como de costumbre,
sí o no? Entonces estamos de acuerdo: ¡basta con
los chismes!”.
31. “Jesús no da importancia sólo a la observancia
disciplinar y a la conducta externa. Él va a la raíz
de la Ley,
centrándose especialmente en la intención y por
tanto en el corazón humano, donde se originan
nuestras acciones buenas o malas”.
32. “Para obtener un comportamiento bueno y
honesto no son suficientes las normas jurídicas,
sino que son necesarias motivaciones profundas,
expresión de una sabiduría oculta, la Sabiduría de
Dios, que se pueden recibir gracias al Espíritu
Santo. Y nosotros, a través de la fe en Cristo,
podemos abrirnos a la acción del Espíritu, que nos
permite vivir el amor divino”.
33. “A la luz de esta enseñanza, todos los
mandamientos revelan su pleno significado como
una exigencia de amor, y todos se reúnen en el
gran mandamiento: amar a Dios con todo tu
corazón y al prójimo como a ti mismo”,
34. El 13 de febrero dijo acerca de la educación:
La educación es un acto de amor, es dar vida. Y el
amor es exigente, pide emplear mejor los recursos,
apaciguar las pasiones e iniciar un camino de
paciencia junto a los jóvenes. El educador en las
escuelas católicas debe primero ser muy competente
y calificado, y al mismo tiempo, lleno de
humanidad, capaz de estar entre los jóvenes con
estilo pedagógico para promover su crecimiento
humano y espiritual.
35. Los jóvenes necesitan educación de calidad y de
igual modo valores, no solo enunciados, sino
atestiguados. La coherencia es un factor
indispensable en la educación de los jóvenes.
¡Coherencia! No se puede hacer crecer, no se
puede educar sin coherencia: coherencia,
testimonio”.
36. La educación es un gran patio abierto, en el que
la Iglesia siempre ha estado presente con sus
propias instituciones y proyectos. Hoy tenemos
que fomentar este compromiso a todos los niveles
para renovar la tarea de todos aquellos que están
comprometidos en la perspectiva de la nueva
evangelización”.
37. En su homilia en la Casa de Santa Marta dijo:
No se puede pensar en un cristiano inmóvil:
un cristiano que se detiene está enfermo,
sufre alguna enfermedad en su identidad cristiana,
tiene alguna enfermedad en aquella identidad.
El cristiano es discípulo para caminar, para
avanzar.
38. Al final lo hemos escuchado en el Salmo, la
despedida del Señor: ‘Vayan por todo el mundo y
proclamen el Evangelio’. Vayan. Caminen. Esto:
una primera actitud de la identidad cristiana es
caminar, y caminar también si hay dificultades, ir
más allá de las dificultades”.
39. El cristiano, por lo tanto, “camina” y “si hay
dificultades,
va más allá, para anunciar que el Reino de Dios
está cerca”. El cristiano debe permanecer siempre
cordero”.
El cristiano, “es un cordero, y debe conservar esta
identidad”. El Señor nos envía “como corderos en
medio de los lobos”.
40. No volverse lobos…
Porque, a veces, la
tentación nos hace pensar:
‘Esto es difícil,
estos lobos son astutos y
yo seré más astuto que
ellos, ¿eh?’. Cordero. No
tonto,
sino cordero. Cordero.
Con la astucia cristiana,
pero cordero siempre.
Porque si tú eres cordero,
Él te defiende. Pero si tú te
sientes fuerte como el
lobo,
Él no te defiende, te deja
solo,
y los lobos te comerán
inmediatamente. Como
41. El “estilo del cristiano” es “la alegría”. Los
cristianos,
“son personas que exultan porque conocen al
Señor y llevan consigo al Señor”.
“No se puede caminar como cristiano sin alegría,
no se puede caminar como cordero sin gozo"
42. “En los problemas, también en las dificultades,
también en los propios errores y pecados,
está la alegría de Jesús que perdona y ayuda
siempre”.
El Evangelio entonces “debe ir adelante, llevado
por estos corderos enviados por el Señor que
camina, con alegría”.
43. Aquellos cristianos que tienen un tiempo de
adagio-lamentoso, que viven siempre así,
quejándose de todo, tristes, no le hacen un favor
ni al Señor ni a la Iglesia…
Éste no es el estilo del discípulo. San Agustín dice
a los cristianos: ‘¡Anda, va adelante, canta y
camina!’.
Con alegría: y ese es el estilo del cristiano.
Anunciar el Evangelio con alegría. Y el Señor lo
44. “la excesiva tristeza,
también la amargura nos lleva a vivir un, por así
decirlo, cristianismo sin Cristo: la Cruz vacía a los
cristianos que están ante el Sepulcro llorando,
como la Magdalena,
pero sin la alegría de haber encontrado al
Resucitado”.
45. El día de San Valentín, ante más de 20000 novios
dijo:
“Es importante preguntarnos si es posible amarse
‘para siempre’.
46. Hoy en día muchas personas tienen miedo de tomar
decisiones definitivas, para toda la vida, porque
parece imposible... y esta mentalidad lleva a muchos
que se preparan para el matrimonio a decir:
‘Estamos juntos hasta que nos dure el amor’....
Pero, ¿qué entendemos por ‘amor’? ¿Sólo un
sentimiento, una condición psicofísica? Ciertamente,
si es así,
47. “si el amor es una relación,
entonces es una realidad
que crece y también
podemos decir, a modo de
ejemplo, que se construye
como una casa.
Y la casa se edifica en
compañía, ¡no solos!.. No
querrán construirla sobre la
arena de los sentimientos
que van y vienen, sino
sobre la roca del amor
verdadero, el amor que
viene de Dios. La familia
nace de este proyecto de
amor que quiere crecer
como se construye una casa:
que sea lugar de afecto,
48. Así como el amor de Dios es estable y para
siempre,
“queremos que el amor en que se asienta la familia
también lo sea. No debemos dejarnos vencer por la
‘cultura de lo provisional’. Así que el miedo del
‘para siempre’ se cura día tras día, confiando en el
Señor Jesús en una vida que se convierte en un
viaje espiritual diario, hecho de pasos, de
crecimiento común...
49. Porque el ‘para siempre’ no es solo cuestión de
duración.
Un matrimonio no se realiza sólo si dura, es
importante su calidad. Estar juntos y saberse amar
para siempre es el desafío de los esposos
cristianos. En el Padrenuestro decimos
‘Danos hoy nuestro pan de cada día’. Los esposos
pueden rezar así´: ‘Señor, danos hoy nuestro
amor de todos los días.... enséñanos a
querernos’”.
50. “la convivencia es un arte, un camino paciente,
hermoso y fascinante que tiene unas reglas que se
pueden resumir en tres palabras:
¿Puedo? Gracias, Perdona.
‘¿Puedo?’ Es la petición amable de entrar en la
vida de algún otro con respeto y atención.
51. El verdadero amor no se impone con dureza y
agresividad. San Francisco decía: ‘La cortesía es la
hermana de la caridad, que apaga el odio y
mantiene el amor’
Y hoy, en nuestras familias, en nuestro mundo, a
menudo violento y arrogante, hace falta mucha
cortesía”.
52. "Gracias. La gratitud es un sentimiento importante
¿Sabemos dar las gracias?: En vuestra relación
ahora y en vuestra futura vida matrimonial, es
importante mantener viva la conciencia de que la
otra persona es un don de Dios... y a los dones de
Dios se dice ‘gracias’.
No es una palabra amable para usar con los
extraños,
para ser educados. Hay que saber decirse gracias
53. “Perdona. En la vida cometemos muchos errores,
nos equivocamos tantas veces. Todos.
De ahí la necesidad de utilizar esta palabra tan
sencilla ‘perdona’.
54. En general, cada uno de nosotros está dispuesto a
acusar al otro para justificarse. Es un instinto que
está en el origen de muchos desastres. Aprendamos
a reconocer nuestros errores y a pedir disculpas.
También así crece una familia cristiana.
55. Todos sabemos que no existe la familia perfecta,
ni el marido o la mujer perfectos. Existimos
nosotros,
los pecadores. Jesús, que nos conoce bien, nos
enseña un secreto: que un día no termine nunca
sin pedir perdón...
sin que la paz vuelva a casa. Si aprendemos a
pedir perdón y perdonar a los demás, el
matrimonio durará,
56. La celebración del matrimonio debe ser
“una fiesta,
pero una fiesta cristiana y no mundana”
57. “Lo que sucedió en Caná hace dos mil años,
sucede en realidad en cada fiesta nupcial. Lo que
hará pleno y profundamente verdadero vuestro
matrimonio será la presencia del Señor que se
revela y nos otorga su gracia”.
58. “Al mismo tiempo, es bueno que vuestro
matrimonio sea sobrio y destaque lo que es
realmente importante. Algunos están muy
preocupados por los signos externos: el banquete...
los trajes. Estas cosas son importantes en una
fiesta, pero sólo si indican el verdadero motivo de
vuestra alegría: la bendición de Dios sobre vuestro
amor.
59. Haced que como el vino de Caná, los
signos externos de vuestra ceremonia
revelen la presencia del Señor y recuerden
a vosotros y a todos los presentes el origen
y la razón de su alegría”.
60. “Hagan de modo que sea una verdadera fiesta,
porque ¡el Casamiento es una fiesta, una fiesta
cristiana,
no una fiesta mundana!
El motivo más profundo de la alegría de aquel día
lo indica el Evangelio de Juan: ¿Recuerdan el
milagro de las bodas de Caná?
61. A un cierto punto el vino se acaba y la fiesta
parece arruinarse. Imagínense terminar la fiesta
tomando té…
No, no va! ¡Sin vino no hay fiesta! Por sugerencia
de María, en aquel momento Jesús se revela por
primera vez y da un signo: transforma el agua en
vino y, con eso, salva la fiesta del casamiento.
62. Cuanto ha sucedido en Caná, dos mil años atrás,
sucede en realidad en cada fiesta nupcial:
eso que hace lleno y profundamente verdadero
vuestro matrimonio será la presencia del Señor
que se revela
y dona su gracia.
63. Es su presencia que ofrece el ‘vino nuevo’, y es Él el
secreto de la alegría plena, aquella que entibia
realmente el corazón.
¡Es la presencia de Jesús en aquella fiesta! ¡Pero que
sea una bella fiesta, pero con Jesús! ¡No con el espíritu
del mundo! ¡No! ¡Aquello se siente, cuando el Señor
está allí!
64. Al mismo tiempo, está bien que vuestro matrimonio
sea sobrio y haga resaltar aquello que es realmente
importante.
Algunos están más preocupados por los signos
exteriores, por el banquete, por las fotos, por la ropa,
por las flores…
65. son cosas importantes en una fiesta, pero sólo si
son capaces de indicar el verdadero motivo de
vuestra alegría: aquella bendición del Señor sobre
vuestro amor.
66. Hagan de modo que, como el vino de Caná,
los signos exteriores de vuestra fiesta revelen la
presencia del Señor y les recuerden a ustedes y a
todos los presentes el origen y el motivo de
vuestra alegría.
67. El matrimonio es también un trabajo de todos los
días y podría decir un trabajo artesanal, un trabajo
de orfebrería, porque el marido tiene la tarea de
hacer más mujer a su mujer y la mujer tiene la
tarea de hacer más hombre a su marido. Crecer
también en humanidad,
como hombre y como mujer.
Pero esto se hace entre ustedes. Esto se llama crecer
juntos.
68. ¡Pero esto no viene del aire! El Señor lo bendice,
pero viene de vuestras manos, de vuestras
actitudes, del modo de vivir, del modo de amarse.
¡Hacerse crecer! Siempre procurar que el otro
crezca. Trabajar para esto. Y así, no sé, pienso en
ti, que un día andarás por la calle de tu país y la
gente dirá: ‘pero mira aquella, ¡que linda mujer!’…
69. Y es esto, llegará a esto: hacernos crecer juntos,
uno al otro.
Y los hijos tendrán esta herencia de haber tenido
un papá y una mamá que han crecido juntos,
haciéndose – uno al otro– ¡más hombre y más
mujer!”
70. Oración de los novios
Dios Padre, fuente de Amor, Abre nuestros
corazones y nuestras mentes para reconocer en ti
el origen y la meta de nuestro camino de novios.
71. Jesucristo, esposo amado, enséñanos la vida de la
fidelidad y del respeto, muéstranos la verdad de
nuestros afectos, haznos disponibles al don de la
vida.
72. Espíritu Santo, fuego del amor, enciende en
nosotros la pasión para el Reino, la valentía de
asumir decisiones grandes y responsables, la
sabiduría de la ternura y del perdón. Dios,
Trinidad del Amor, guía nuestros pasos, Amén
73. En twitter dijo:
Pidamos por todos los sacerdotes buenos y
fieles,
que se entregan a los demás con generosidad
y abnegación, sin hacer ruido.
74. Recemos hoy juntos por Su Santidad
Benedicto XVI, un hombre valiente y
humilde.
75. Saludo a los enfermos y a cuantos
sufren. Cristo crucificado está con
ustedes:
acójanse a Él.
76. Pidamos por los seminaristas, para que,
oyendo la voz del Señor, la sigan con
decisión y alegría.
77. Queridos jóvenes, no tengan miedo a
casarse.
Unidos en matrimonio fiel y fecundo, serán
felices.
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