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Principio (ética)
De Wikipedia, la enciclopedia libre
(Redirigido desde «Principios»)
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«Principios» redirige aquí. Para otras acepciones, véase principio.
En ética, los principios son reglas o normas que orientan la acción de un ser humano. Se
trata de normas de carácter general, máximamente universales, como, por ejemplo: amar al
prójimo, no mentir, respetar la vida, etc. Los principios morales también se llaman
máximas o preceptos.
Los principios son declaraciones propias del ser humano, que apoyan su necesidad de
desarrollo y felicidad, los principios son universales y se los puede apreciar en la mayoría
de las doctrinas y religiones a lo largo de la historia de la humanidad.
Immanuel Kant fundamenta la ética en la actividad propia de la razón práctica. Considera
principios aquellas proposiciones que contienen la idea de una determinación general de la
voluntad que abraza muchas reglas prácticas. Los clásifica como máximas si son subjetivos
o leyes si son objetivos.1
Los principios morales son una codificación de las cosas que el hombre ha descubierto que
son malas para él mismo y para los demás en algún momento de su historia, y habiendo
descubierto que estas cosas inhibían su propio bienestar, legisló entonces sobre ellos.
[cita requerida]

Por otro lado, Stephen R. Covey define los principios como faros y como leyes naturales
que no se pueden quebrantar. Tal como observó Cecil B. de Mille en torno a los principios
contenidos en su película "Los Diez Mandamientos": "Nosotros no podemos quebrantar la
ley. Sólo podemos quebrantarnos a nosotros mismos y en contra de la ley". Así, la "realidad
objetiva", el territorio del ser humano, está compuesto por principios (faros) que controlan
el desarrollo y la felicidad humanos. Son en sí, leyes naturales enraizadas en la estructura
de todas las sociedades civilizadas a lo largo de la historia y de aquellas instituciones que
han perdurado. Algunos de estos principios son la rectitud, integridad, honestidad (Estos
dos últimos crean los cimientos de la confianza), la dignidad humana, el servicio o idea de
contribuir, el potencial, entre otros.Tales principios son verdades profundas, de aplicación
universal. Se aplican a los individuos, las familias, los matrimonios, y organizaciones de
todo tipo. Es decir, son directrices para la conducta humana que han demostrado tener un
valor duradero, permanente. Para captar su naturaleza únicamente basta con considerar
vivir una vida basada en sus opuestos tales como la mala fe, el engaño, la bajeza, la
inutilidad, la mediocridad, entre otros. 2
otros mas:
Disposicion
Responsabilidad
Dedicacion
en la honraddesinvoluvras a muchos de los que mencionas, como lealtad, justicia,honestidad,
fidelidad, sinceridad, franqueza, prudencia, responsabilidad, entre otros, la honradez los lleva
implicitos porque ser honrado va masalla de solo no tomar lo que no es de uno cuando de dinero
se trata, va masalla de cumplir hacia el ser humano que tenemos el dever de cumplirle en ese
marco de honrades, no faltandole con iirresponsabilidad, o siendo imjusto, o deshonesto aun con
uno mismo, creo que la honradez es de los valores mas grandes y esos son los que se deben
cultivar y hacer crecer en los hijos...

Ese joven de 13 años es prudente, amable, tolerante con sus amigos y es tan fiel y generoso que
Dios lo cuida en su misericordia.
Me podrian dar unos ejemplos de los siguientes valores?
- Solidaridad
-Honestidad
-Lealtad
-Tolerancia
-Honradez
-Fidelidad
-Generosidad
-Gratitud
-Preseverancia
-Sinceridad
-Empatia
-Franqueza
-Sensibilidad
-Justicia
-Devocion
-Misericordia
-Prudencia
Por favor que los ejemplos incluyan a un adolescente de 13 años xD!
si no se puede pues solo den los ejemplos ya yo los modifico.

de valores
Los valores son aquellas cualidades o apreciaciones que una persona le otorga a otro
individuo, hecho u objeto. A partir de la formulación de estos, los individuos orientan su
comportamiento, preferencias, apreciaciones y elecciones. Además de esto, es a partir de
los valores que se establecen propósitos y metas tanto individuales como grupales.
Existen numerosos valores y estos dependen de cada sociedad, cultura, lugar y momento.
Algunos ejemplos de valores son:
1.
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10.
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24.
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27.
28.
29.
30.
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Alegría: sentimiento de gratitud que proviene de algo placentero.
Amistad: es aquel afecto y confianza entre individuos de forma desinteresada.
Bondad: inclinación a hacer el bien de forma natural.
Compasión: sentimiento de lástima o pena hacia alguien que padece desgracias o
calamidades.
Decencia: es el respeto y honestidad hacia las convenciones sociales establecidas.
Devoción: amor, fidelidad e inclinación hacia alguien o algo de forma especial. También se
utiliza esta palabra para aludir al fervor religioso.
Dignidad: una persona digna es aquella que se hace respetar y que actúa con decoro.
Discernimiento: juicio a partir del cual se percibe y se expresa la diferencia existente entre
distintas cosas.
Docilidad: obediencia, apacibilidad, flexibilidad, dulzura.
Empatía: es aquel sentimiento de formar parte de la realidad que afecta a un tercero. Es la
capacidad de ponerse en el lugar del otro.
Esfuerzo: valor, fuerza, ánimo o energía para alcanzar algo espiritual o físicamente.
Felicidad: es aquel estado de ánimo de aquel que puede disfrutar de aquello que añora.
Fidelidad: es lealtad, veracidad y exactitud.
Franqueza: sinceridad.
Generosidad: predisposición a ayudar a terceros y a entregar cosas propias sin que se
espere algo a cambio.
Gratitud: es aquel sentimiento de reconocimiento y agradecimiento por algún beneficio o
favor recibido.
Honestidad: implica el respeto a las conductas que son consideradas apropiadas moral y
socialmente.
Independencia: es autonomía, libertad, la posibilidad de no depender de otros.
Integridad: significa rectitud, totalidad y plenitud.
Justicia: es aquella virtud de tender a dar a cada uno lo que le pertenece o bien, lo que se
merece.
Lealtad: respeto a las leyes vinculadas con el honor y la fidelidad.
Misericordia: tendencia a compadecerse de los errores o sufrimientos padecidos por
terceros.
Optimismo: inclinación a ver y analizar las cosas teniendo en cuenta la faceta más
favorable.
Paciencia: capacidad de esperar con tranquilidad o de tolerar con resignación ofensas,
labores o desgracias.
Perseverancia: facultad de mantener la firmeza y la constancia en el momento de llevar a
cabo algo.
Prudencia: capacidad de obrar con reflexión y precaución a fin de evitar daños en el
futuro.
Respeto: tendencia a acatar a las autoridades y a valorar a terceros.
Responsabilidad: facultad de tener cuidado al momento de tomar alguna decisión o
expresar algo. También alude al cumplimiento de las obligaciones.
Sabiduría: es la capacidad de actuar con cuidado y prudencia.
Sacrificio: es la renuncia que se hace a favor de algo o alguien.
Sencillez: falta de complicaciones o dificultades.
32.
33.
34.
35.
36.
37.

Sensibilidad: capacidad de sentir y comprender ciertas cosas y de padecer sentimientos.
Servicio: servir a una persona, Estado o institución a partir de una labor.
Sinceridad: verdad en el momento de hacer o expresar algo en particular.
Solidaridad: es la capacidad de adherir a las causas de terceros.
Tolerancia: es el respeto ante prácticas u opiniones diferentes a las propias.
Voluntad: es la capacidad de poder hacer o no algo en particular.

10 Ejemplos de Principio 90 10
Todas las personas pasan etapas de aflicción en sus vidas, el autor Stephen Covey analizó y
descubrió que una muy pequeña parte de lo que sucede en la vida diaria es capaz de crear una
gran perturbación emocional y a esto le llamó el Principio 90 10.
En el Principio 90 10 se establece que del total de aflicciones que siente una persona, el 10%
están causadas por situaciones que no se encuentran bajo su control y el 90% es la forma en que
las personas reaccionan ante ese 10%.
10 ejemplos del Principio 90 10:
1. No tenemos control sobre el tráfico que hay en las mañanas, pero sí sobre el enojarnos o
n,o si el tráfico nos retrasa para llegar al trabajo.
2. No podemos hacer que un avión se retrase, pero podemos controlar el cómo nos
sentiremos con el retraso de ese vuelo.
3. Una persona te hace una crítica en un mal tono, es una decisión personal molestarse por
esos comentarios o no.
4. Si una persona pierde su empleo de nada le servirá enojarse o frustrarse, lo mejor es
dedicar energías a la búsqueda de un nuevo empleo.
5. Si un buen amigo te contradice, la forma en que reacciones puede determinar que la
amistad continúe o que puedas perder esa amistad.
6. Una persona sale temprano para llegar a una cita importante, pero el autobús va muy
lento debido a un accidente, la persona puede enojarse y decidir en ese momento que
echó a perder su cita, o realizar una llamada y explicar la situación en que se encuentra.
7. Un joven reprueba una materia, puede deprimirse y autocriticarse negativamente, o
planear presentar el examen extraordinario y ponerse a estudiar para aprobarlo y
desaparecer el problema.
8. Si alguien discute con su pareja puede llegar al trabajo de malas y estar pensando en la
causa de la discusión, lo que hará que se retrase en su trabajo y eso puede ocasionarle
problemas muy serios, o simplemente dejar la discusión atrás y dedicarse a su trabajo.
9. Si a alguien lo ha abandonado su pareja, es su decisión amargarse la vida por esta
situación, o analizar las causas en que éste pudo haber fallado para no cometer los
mismos errores y seguir adelante con su vida.
10. A una persona a la que le han diagnosticado una grave enfermedad puede deprimirse y
pasar el resto de su vida lamentándose por sufrir ese mal, o dedicar sus energías a un
tratamiento y a pasar el resto de su vida feliz por cada día que tiene de disfrutarla.

Los principios éticos básicos
CRITERIOS ETICOS Y SU FUNDAMENTO
Es importante encontrar criterios de carácter general a los que podamos apelar no sólo en las
situaciones de conflicto, sino que ofrezcan una orientación al proyecto global de nuestras
vidas. Los principios pueden parecer casi evidentes; pero son de extraordinaria importancia
por sus consecuencias prácticas y por sus conclusiones.
Entendemos por “principio” una afirmación fundamental de la que se derivan una serie de
consecuencias o conclusiones. No son algo añadido a la persona, como cualquier calificativo,
sino que fluyen como atributos de su misma realidad y se fundamentan en su naturaleza. Los
principios se caracterizan por lo absoluto de sus exigencias, la universalidad de su validez y la
inmutabilidad de su contenido. (García de Alba, Juan Manuel: Etica Profesional, Págs. 179180)
Principio de humanización
Llamamos principio de humanización al dinamismo que mueve al hombre a crecen en
conciencia, libertad, responsabilidad, sentido social y a realizar y promover los valores
humanos. El principio de humanización lo podemos enunciar así: todo hombre está llamado a
hacerse cada vez más humano. Este principio se traduce más en un proyecto de crecimiento
que en un conjunto de normas. En términos jurídicos podemos decir que es el derecho y la
obligación que la persona tiene a desarrollarse en todos sus aspectos, en orden a una meta:
ser plenamente lo que ya es. Los deberes brotan de él, no como imposiciones extrínsecas al
hombre, sino como exigencias de su realidad, de los valores que lo realizan y de la dignidad
de la persona. Este principio habla del hombre abierto a todos los valores y lo ubica en un
horizonte sin límites; fundamenta y compendia los derechos humanos, por cuanto el hombre
tiene el derecho y la obligación de desarrollarse en todos los campos.
El principio de humanización corresponde al contenido de lo que se ha entendido también
como ley natural. Hablamos de principio, y no de ley, porque no se trata de un mandato
explícito que proceda formalmente de un legislados aunque su origen sea Dios. Lo llamamos
de humanización para señalar el carácter total y dinámico de la persona en contraste con las
leyes físicas. La realidad vinculante, la fuente de obligación (del deber), o la ley natural más
fuerte y clara para el hombre es el hombre mismo; por lo que el principio de humanización es
expresión de la realidad del hombre.
Va contra este principio aquel que se niega a crecen o que impide el crecimiento de los
demás. Especialmente cuando se trata de lo que hace al hombre más humano. Para entender
al hombre en términos humanos no debemos considerarlo como un problema de física,
química o biología, ni siquiera en términos sociales, económicos o políticos, sino en la raíz de
esas manifestaciones, en su llamamiento (dinamismo) a ser más, cualitativamente, de cuanto
es. Se opone a este principio quien no obra bien, o supone que su acción no lo modifica.
(García de Alba, Juan Manuel: Etica Profesional, Págs. 180-181)
Principio de autonomía
Cada persona (adulta) posee el derecho irrenunciable a determinar y conducir su vida por sí
mismo, y no se le puede privar de vivir una vida plena y autodeterminada. Al actuar se
encuentra en una situación particular, única e irrepetible, que necesariamente influye en su
acción, pero no necesariamente la determina.
Es verdad que en la vida familiar y de trabajo encontramos una instrumentalización de la
persona, tolerable únicamente si no impide su responsabilidad y la realización plena de su
vocación humana. Interpreta mal este principio quien piense que la situación no influye en la
acción del sujeto, o que es el elemento único determinante. (García de Alba, Juan Manuel:
Etica Profesional, Págs. 181-182)
Principio de Igualdad
Todos los seres humanos son iguales, tienen los mismos derechos y obligaciones, y forman
un todo que podemos llamar familia humana. El axioma: “no hagas a otro lo que no quieras
para ti”, expresa la estricta reciprocidad en las relaciones humanas. Exige una manera de
pensar y de vivir.
Es evidente que la igualdad de que se trata es una igualdad de naturaleza y de todo lo que de
ella se deriva. El principio de igualdad se opone a las discriminaciones raciales, de religión o
de origen étnico, y la que se basa en la diferenciación sexual. (García de Alba, Juan Manuel:
Etica Profesional, Pág. 180)
Principio de complejidad
Aunque podemos conocer la realidad objetivamente, nuestra percepción es incompleta,
porque abarca solamente algunos de sus múltiples aspectos; y los que percibimos, los
percibimos de forma aproximada. Además de las dificultades objetivas para conocer la
realidad, encontramos dificultades que provienen del sujeto que conoce. Nuestra captación de
las cosas es posible no sólo gracias a que la realidad es inteligible en sí misma, sino al acervo
de conocimientos que ya poseemos, a los esquemas de comprensión que hemos ido
adoptando, a los métodos de aproximación propios de cada ciencia y de cada persona, y a los
modelos de interpretación de que disponemos. Habrá que añadir los prejuicios e ideologías
que hemos ido haciendo nuestros.
El principio de complejidad lo podemos enunciar así: la realidad es compleja, y el hombre
debe actuar de acuerdo a lo que va conociendo de ella. La necesidad de tomar en cuenta el
todo de la realidad surge de la realidad misma, a esta exigencia la llamamos “principio de
complejidad”. Este es un principio analítico de carácter ético, que mira a la práctica y obliga al
discernimiento. Hablamos de complejidad en atención a la naturaleza de las personas, de las
situaciones y de la realidad.
Este principio pone de manifiesto la posibilidad que todos los hombres tenemos de
equivocarnos, y la necesidad de estar siempre en búsqueda de la verdad, del bien, de la
justicia, del amor, de la paz y de la unidad.
El principio es importante para la ética, dado que su carácter normativo deriva del
conocimiento de la realidad. Las exigencias éticas son exigencias de la realidad que han de
evaluarse y medirse en el campo de lo objetivo, aunque sean un llamado interno a cada
persona. Así por ejemplo, si alguien encuentra una persona gravemente herida, esa realidad
es una exigencia ética para quien pueda ayudarla. Y dado que la realidad concreta tiene su
propia complejidad y la de quien está involucrado en ella, los principios éticos no son el único
factor determinante, al margen de todos los demás factores que están en juego. Estos son
prácticamente imprevisibles, y no por eso podemos prescindir de ellos; el no tenerlos en
cuenta es una actitud no ética. Así por ejemplo, si la persona que está gravemente herida
sufre un daño más grande, o se ve en peor peligro al ser atendida por un inexperto, la
obligación de atenderla desaparece.
Creemos que es posible conocer la verdad, si bien, con limitaciones y de modo aproximado; y
precisamente, en atención a la realidad y a nuestro modo de conocer, es valedero el principio
de complejidad: la realidad es más compleja de lo que inicialmente solemos creer, y descubrir
el bien por realizar es mucho más difícil que limitarse a poner en práctica ciertos principios de
forma mecánica.
La realidad es como un “sistema de fuerzas” compuesto de vectores de diferente valor y
dirección. Como sistema dinámico, la resultante no puede ser la dirección de un solo vector,
sino la suma, en dirección y fuerza, de todos los que están en juego. A pesar de la
complejidad de un sistema, los vectores siempre forman una unidad que, en el caso de la
ética, viene dada por la realidad y la situación del sujeto involucrado. Si la exigencia se separa
de la persona, pierde carácter obligatorio.
El principio de complejidad no niega, ni va en contra de los criterios fundamentales necesarios
para resolver los casos más complejos. No es para justificar cualquier comportamiento, o
pensar que no se pueden dar soluciones decisivas, sino para atender a la situación concreta.
Interpreta mal este principio quien cree que no hay valores, normas o leyes que deban
conocerse y aplicarse, dada la complejidad de las cosas. (García de Alba, Juan Manuel: Etica
Profesional, Págs. 182-185)
Principio de totalidad
De la unidad y totalidad del ser humano se desprende un principio de suma importancia para
la ética; cada persona es responsable no sólo de cada parte de sí, sino, principalmente, del
todo de su ser personal; por eso puede disponer de las partes en beneficio del todo.
Llamamos principio de totalidad a la relación determinante del todo sobre la parte, la cual
podríamos enunciar así: Donde se verifique la relación de todo a parte, y en la medida exacta
en que se verifique, la parte está subordinada al todo, y éste determina a la parte, por lo que
puede disponer de ella en su propio interés. Tratándose del bien de la persona, para el que
este principio tiene su más adecuada aplicación, el todo trasciende a cualquiera de sus partes
y vale más que la suma de todas ellas. Este principio se fundamenta en la unidad del sujeto
que actúa, para el que su identidad y su existencia son los valores primarios.
Los elementos no están mezclados, sino organizados en conexiones de estructura y de
función. El hombre es un ser que debe tener cuidado de toda su realidad, él es una realidad
total. Su obligación natural es salvar su ser personal, su vida, su libertad, su conciencia, aun
perdiendo miembros, órganos, funciones o facultades.
Distingamos algunos conceptos importantes en este principio:
a) El Todo: se dice en relación a las partes, que son elementos de una unidad orgánica,
psíquica, moral, individual, social, etc.
b) Las Partes: pueden ser integrantes, cuando no constituyen el todo, sino que lo integran, y
quitada una parte de estas se lesiona la integridad del todo, pero no se destruye. Fuera del
todo la parte no tiene sentido ni finalidad.
c) Las partes pueden ser también constitutivas (esenciales o vitales), cuando quitada una de
ellas, el todo no sólo se lesiona, sino que se le destruye. Estas partes están ordenadas al
todo, y su existencia y función se justifica por la finalidad del todo.
d) Tratándose de un todo moral, las partes serán también morales y como tales nunca
formarán un todo físico (orgánico); paralelamente, las partes integrantes no constituirán un
todo moral, sino físico, como las partes del ser humano.
e) El Dominio: es la subordinación de las partes con respecto al todo. Y es la capacidad del
todo de disponer de las partes.
La persona es el principal referente (princepsanalogatum) del principio de totalidad. Teniendo
en cuenta el carácter analógico del principio de totalidad, es necesario determinar en cada
caso particular la relación de todo a parte, y el tipo de dominio o autoridad.
El principio de totalidad se aplica a un todo moral, como la familia, la sociedad, el Estado, un
equipo o una empresa, solamente de forma análoga (parecida); y en esos casos hay que
cuidar de no rebasar el tipo de unidad y la relación con el todo, sacrificando a las partes. Una
parte puede formar un todo, pero no bajo todos los aspectos. La persona no puede ser
sacrificada (su existencia) por el Estado o la familia.
La aplicación del principio supone una jerarquía de valores que se fundamenta en la
naturaleza, en la realidad, y por eso no es arbitraria. Así como es necesario atender al todo de
la realidad, por el principio de complejidad, es necesario atender al todo de la persona por el
principio de totalidad. El principio de totalidad abarca el todo del ser, como también de la
historia, y de las experiencias personales.
Quien se deja dominar por una parte de su vida, sin superarla e integrarla, se opone a la
totalidad de su ser y de su vida, que sobrepasa cualquiera de sus etapas. Los derechos y
condiciones morales quedan limitados por los derechos de las personas que las componen.
En cuanto a las condiciones que las instituciones pueden poner para la afiliación, la
pertenencia o el trabajo, no deben rebasar las exigidas por sus finalidades.
Si una persona tiene autoridad o el dominio de una institución, y así presta un servicio, no por
eso tiene derecho a poner cualquier tipo de condiciones, sino sólo aquellas que pida la
naturaleza de la institución y los fines que persiga. Interpreta mal este principio quien no
atiende a la naturaleza del todo; por ejemplo: quien desconoce que la persona no es una parte
de la sociedad, o del Estado, y que estas instituciones no tienen autoridad para ir contra sus
derechos fundamentales. (García de Alba, Juan Manuel: Etica Profesional, Págs. 185-188)
Principio de solidaridad
El principio de solidaridad surge de la naturaleza social del hombre. Esta condición del hombre
que nace, vive, crece y se desarrolla en sociedad le da también un sentido de finalidad: el
hombre está orientado de forma inmediata al servicio de los demás. En el orden práctico este
servicio se hace realidad en el ejercicio de la profesión, la búsqueda del bien común y la
atención a los más necesitados.
El principio de solidaridad se puede enunciar así: cada persona ha de contribuir al bien común
según sus posibilidades, de acuerdo con los diferentes estratos del bien común. Y tiene
derecho a recibir de los demás todo lo que necesita para vivir y desarrollarse, si por justas
causas él mismo no puede adquirir lo necesario.
A este derecho corresponde una obligación que, según se trate, toca a los padres, a la familia,
a las asociaciones intermedias y finalmente al estado. El principio de solidaridad tiene por
objeto, en primer lugar, el bien común, y la obligación de contribuir a él; es un deber de justicia
que cada persona debe cumplir según su propia capacidad y en atención a la necesidad
ajena, promoviendo y ayudando a las instituciones tanto públicas como privadas.
La contribución al bien común tiene diversas características que deben ser tomadas en
consideración:
a) La capacidad real de cada persona para contribuir con su trabajo, investigación, su cuidado
por la naturaleza y por el medio ambiente, la observancia de las normas civiles, su
contribución económica a través de los impuestos, etc.
b) La obligación de atender a las necesidades ajenas y a mejorar las condiciones de los
demás es tanto mayor cuanto más fundamentales sean esas necesidades.
La solidaridad está vinculada a los valores de justicia, libertad, igualdad, participación, etc.;
expresa la condición ética de la vida humana común, y tiene como acción suprema el
compartir y tomar parte. Todos los hombres tienen derecho a los valores humanos, como la
verdad, la libertad, el desarrollo, la justicia, la paz, etc.
Interpreta mal el principio de solidaridad quien se escuda en él para no asumir sus
responsabilidades personales. O también, quien abusa de los bienes y servicios comunes
pensando que con eso no daña a nadie. (García de Alba, Juan Manuel: Etica Profesional,
Págs. 185-190)
Principio de subsidiaridad
El principio de subsidiaridad surge del derecho que tienen todas las personas a crecer y a
desarrollar sus facultades y exige que quienes tienen mayor capacidad, autoridad, experiencia
o conocimientos, no asuman los trabajos, las decisiones, las funciones y obligaciones que
pueden ir asumiendo la persona subordinada, porque con eso se impide su crecimiento.
Este principio trae consigo la obligación de atender al desarrollo de la persona y de dejar en
sus manos todo aquello que pueda realizar por sí misma. Es de suma importancia que la
persona sea agente activo de su propio desarrollo, porque tratarla como objeto dentro de un
plan sería despreciar su dignidad, su libertad y su responsabilidad.
El principio de subsidiaridad puede plantear el problema de determinar hasta dónde se debe
ayudar a las personas sin hacerles daño. En el campo social y político el principio de
subsidiaridad implica que ni el Estado ni la Sociedad deberán sustituir la iniciativa y
responsabilidad de las personas, y de los grupos sociales intermedios, en los niveles en que
éstos puedan actuar; ni destruir el espacio necesario para el desarrollo integral de todas las
personas que forman la sociedad.
Este principio implica que la persona sea apoyada y respetada en todos sus derechos por el
Estado o cualquier grupo social. Exige que el Estado no asuma más responsabilidades que las
requeridas por el bien común y que sobrepasan las posibilidades de los particulares. Se ha de
evitar cualquier paternalismo atrofiante y se pretende que todo tipo de sociedad esté al
servicio del hombre y no el hombre esclavizado por la sociedad. Es fácil de comprender que
este principio nunca será aceptado por ninguna sociedad o Estado totalitario. En algunas
culturas todavía se piensa, que a la aristocracia, o a la autoridad le toca el saber, pensar,
decidir y mandar, y a todos los demás, obedecer.
Este principio fundamenta la democracia y se opone al desempeño autócrata de la autoridad.
Se falta a este principio cuando la autoridad piensa, decide, y actúa en lugar del subordinado,
de tal manera que este llega a aceptar y hasta preferir que sea otro quien tome las decisiones
y responsabilidades que le pertenecen. (García de Alba, Juan Manuel: Etica Profesional,
Págs. 190-191)

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Principio

  • 1. Principio (ética) De Wikipedia, la enciclopedia libre (Redirigido desde «Principios») Saltar a: navegación, búsqueda «Principios» redirige aquí. Para otras acepciones, véase principio. En ética, los principios son reglas o normas que orientan la acción de un ser humano. Se trata de normas de carácter general, máximamente universales, como, por ejemplo: amar al prójimo, no mentir, respetar la vida, etc. Los principios morales también se llaman máximas o preceptos. Los principios son declaraciones propias del ser humano, que apoyan su necesidad de desarrollo y felicidad, los principios son universales y se los puede apreciar en la mayoría de las doctrinas y religiones a lo largo de la historia de la humanidad. Immanuel Kant fundamenta la ética en la actividad propia de la razón práctica. Considera principios aquellas proposiciones que contienen la idea de una determinación general de la voluntad que abraza muchas reglas prácticas. Los clásifica como máximas si son subjetivos o leyes si son objetivos.1 Los principios morales son una codificación de las cosas que el hombre ha descubierto que son malas para él mismo y para los demás en algún momento de su historia, y habiendo descubierto que estas cosas inhibían su propio bienestar, legisló entonces sobre ellos. [cita requerida] Por otro lado, Stephen R. Covey define los principios como faros y como leyes naturales que no se pueden quebrantar. Tal como observó Cecil B. de Mille en torno a los principios contenidos en su película "Los Diez Mandamientos": "Nosotros no podemos quebrantar la ley. Sólo podemos quebrantarnos a nosotros mismos y en contra de la ley". Así, la "realidad objetiva", el territorio del ser humano, está compuesto por principios (faros) que controlan el desarrollo y la felicidad humanos. Son en sí, leyes naturales enraizadas en la estructura de todas las sociedades civilizadas a lo largo de la historia y de aquellas instituciones que han perdurado. Algunos de estos principios son la rectitud, integridad, honestidad (Estos dos últimos crean los cimientos de la confianza), la dignidad humana, el servicio o idea de contribuir, el potencial, entre otros.Tales principios son verdades profundas, de aplicación universal. Se aplican a los individuos, las familias, los matrimonios, y organizaciones de todo tipo. Es decir, son directrices para la conducta humana que han demostrado tener un valor duradero, permanente. Para captar su naturaleza únicamente basta con considerar vivir una vida basada en sus opuestos tales como la mala fe, el engaño, la bajeza, la inutilidad, la mediocridad, entre otros. 2 otros mas: Disposicion Responsabilidad Dedicacion
  • 2. en la honraddesinvoluvras a muchos de los que mencionas, como lealtad, justicia,honestidad, fidelidad, sinceridad, franqueza, prudencia, responsabilidad, entre otros, la honradez los lleva implicitos porque ser honrado va masalla de solo no tomar lo que no es de uno cuando de dinero se trata, va masalla de cumplir hacia el ser humano que tenemos el dever de cumplirle en ese marco de honrades, no faltandole con iirresponsabilidad, o siendo imjusto, o deshonesto aun con uno mismo, creo que la honradez es de los valores mas grandes y esos son los que se deben cultivar y hacer crecer en los hijos... Ese joven de 13 años es prudente, amable, tolerante con sus amigos y es tan fiel y generoso que Dios lo cuida en su misericordia. Me podrian dar unos ejemplos de los siguientes valores? - Solidaridad -Honestidad -Lealtad -Tolerancia -Honradez -Fidelidad -Generosidad -Gratitud -Preseverancia -Sinceridad -Empatia -Franqueza -Sensibilidad -Justicia -Devocion -Misericordia -Prudencia Por favor que los ejemplos incluyan a un adolescente de 13 años xD! si no se puede pues solo den los ejemplos ya yo los modifico. de valores Los valores son aquellas cualidades o apreciaciones que una persona le otorga a otro individuo, hecho u objeto. A partir de la formulación de estos, los individuos orientan su comportamiento, preferencias, apreciaciones y elecciones. Además de esto, es a partir de los valores que se establecen propósitos y metas tanto individuales como grupales.
  • 3. Existen numerosos valores y estos dependen de cada sociedad, cultura, lugar y momento. Algunos ejemplos de valores son: 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. 11. 12. 13. 14. 15. 16. 17. 18. 19. 20. 21. 22. 23. 24. 25. 26. 27. 28. 29. 30. 31. Alegría: sentimiento de gratitud que proviene de algo placentero. Amistad: es aquel afecto y confianza entre individuos de forma desinteresada. Bondad: inclinación a hacer el bien de forma natural. Compasión: sentimiento de lástima o pena hacia alguien que padece desgracias o calamidades. Decencia: es el respeto y honestidad hacia las convenciones sociales establecidas. Devoción: amor, fidelidad e inclinación hacia alguien o algo de forma especial. También se utiliza esta palabra para aludir al fervor religioso. Dignidad: una persona digna es aquella que se hace respetar y que actúa con decoro. Discernimiento: juicio a partir del cual se percibe y se expresa la diferencia existente entre distintas cosas. Docilidad: obediencia, apacibilidad, flexibilidad, dulzura. Empatía: es aquel sentimiento de formar parte de la realidad que afecta a un tercero. Es la capacidad de ponerse en el lugar del otro. Esfuerzo: valor, fuerza, ánimo o energía para alcanzar algo espiritual o físicamente. Felicidad: es aquel estado de ánimo de aquel que puede disfrutar de aquello que añora. Fidelidad: es lealtad, veracidad y exactitud. Franqueza: sinceridad. Generosidad: predisposición a ayudar a terceros y a entregar cosas propias sin que se espere algo a cambio. Gratitud: es aquel sentimiento de reconocimiento y agradecimiento por algún beneficio o favor recibido. Honestidad: implica el respeto a las conductas que son consideradas apropiadas moral y socialmente. Independencia: es autonomía, libertad, la posibilidad de no depender de otros. Integridad: significa rectitud, totalidad y plenitud. Justicia: es aquella virtud de tender a dar a cada uno lo que le pertenece o bien, lo que se merece. Lealtad: respeto a las leyes vinculadas con el honor y la fidelidad. Misericordia: tendencia a compadecerse de los errores o sufrimientos padecidos por terceros. Optimismo: inclinación a ver y analizar las cosas teniendo en cuenta la faceta más favorable. Paciencia: capacidad de esperar con tranquilidad o de tolerar con resignación ofensas, labores o desgracias. Perseverancia: facultad de mantener la firmeza y la constancia en el momento de llevar a cabo algo. Prudencia: capacidad de obrar con reflexión y precaución a fin de evitar daños en el futuro. Respeto: tendencia a acatar a las autoridades y a valorar a terceros. Responsabilidad: facultad de tener cuidado al momento de tomar alguna decisión o expresar algo. También alude al cumplimiento de las obligaciones. Sabiduría: es la capacidad de actuar con cuidado y prudencia. Sacrificio: es la renuncia que se hace a favor de algo o alguien. Sencillez: falta de complicaciones o dificultades.
  • 4. 32. 33. 34. 35. 36. 37. Sensibilidad: capacidad de sentir y comprender ciertas cosas y de padecer sentimientos. Servicio: servir a una persona, Estado o institución a partir de una labor. Sinceridad: verdad en el momento de hacer o expresar algo en particular. Solidaridad: es la capacidad de adherir a las causas de terceros. Tolerancia: es el respeto ante prácticas u opiniones diferentes a las propias. Voluntad: es la capacidad de poder hacer o no algo en particular. 10 Ejemplos de Principio 90 10 Todas las personas pasan etapas de aflicción en sus vidas, el autor Stephen Covey analizó y descubrió que una muy pequeña parte de lo que sucede en la vida diaria es capaz de crear una gran perturbación emocional y a esto le llamó el Principio 90 10. En el Principio 90 10 se establece que del total de aflicciones que siente una persona, el 10% están causadas por situaciones que no se encuentran bajo su control y el 90% es la forma en que las personas reaccionan ante ese 10%. 10 ejemplos del Principio 90 10: 1. No tenemos control sobre el tráfico que hay en las mañanas, pero sí sobre el enojarnos o n,o si el tráfico nos retrasa para llegar al trabajo. 2. No podemos hacer que un avión se retrase, pero podemos controlar el cómo nos sentiremos con el retraso de ese vuelo. 3. Una persona te hace una crítica en un mal tono, es una decisión personal molestarse por esos comentarios o no. 4. Si una persona pierde su empleo de nada le servirá enojarse o frustrarse, lo mejor es dedicar energías a la búsqueda de un nuevo empleo. 5. Si un buen amigo te contradice, la forma en que reacciones puede determinar que la amistad continúe o que puedas perder esa amistad. 6. Una persona sale temprano para llegar a una cita importante, pero el autobús va muy lento debido a un accidente, la persona puede enojarse y decidir en ese momento que echó a perder su cita, o realizar una llamada y explicar la situación en que se encuentra. 7. Un joven reprueba una materia, puede deprimirse y autocriticarse negativamente, o planear presentar el examen extraordinario y ponerse a estudiar para aprobarlo y desaparecer el problema.
  • 5. 8. Si alguien discute con su pareja puede llegar al trabajo de malas y estar pensando en la causa de la discusión, lo que hará que se retrase en su trabajo y eso puede ocasionarle problemas muy serios, o simplemente dejar la discusión atrás y dedicarse a su trabajo. 9. Si a alguien lo ha abandonado su pareja, es su decisión amargarse la vida por esta situación, o analizar las causas en que éste pudo haber fallado para no cometer los mismos errores y seguir adelante con su vida. 10. A una persona a la que le han diagnosticado una grave enfermedad puede deprimirse y pasar el resto de su vida lamentándose por sufrir ese mal, o dedicar sus energías a un tratamiento y a pasar el resto de su vida feliz por cada día que tiene de disfrutarla. Los principios éticos básicos CRITERIOS ETICOS Y SU FUNDAMENTO Es importante encontrar criterios de carácter general a los que podamos apelar no sólo en las situaciones de conflicto, sino que ofrezcan una orientación al proyecto global de nuestras vidas. Los principios pueden parecer casi evidentes; pero son de extraordinaria importancia por sus consecuencias prácticas y por sus conclusiones. Entendemos por “principio” una afirmación fundamental de la que se derivan una serie de consecuencias o conclusiones. No son algo añadido a la persona, como cualquier calificativo, sino que fluyen como atributos de su misma realidad y se fundamentan en su naturaleza. Los principios se caracterizan por lo absoluto de sus exigencias, la universalidad de su validez y la inmutabilidad de su contenido. (García de Alba, Juan Manuel: Etica Profesional, Págs. 179180) Principio de humanización Llamamos principio de humanización al dinamismo que mueve al hombre a crecen en conciencia, libertad, responsabilidad, sentido social y a realizar y promover los valores humanos. El principio de humanización lo podemos enunciar así: todo hombre está llamado a hacerse cada vez más humano. Este principio se traduce más en un proyecto de crecimiento que en un conjunto de normas. En términos jurídicos podemos decir que es el derecho y la obligación que la persona tiene a desarrollarse en todos sus aspectos, en orden a una meta: ser plenamente lo que ya es. Los deberes brotan de él, no como imposiciones extrínsecas al hombre, sino como exigencias de su realidad, de los valores que lo realizan y de la dignidad de la persona. Este principio habla del hombre abierto a todos los valores y lo ubica en un horizonte sin límites; fundamenta y compendia los derechos humanos, por cuanto el hombre tiene el derecho y la obligación de desarrollarse en todos los campos.
  • 6. El principio de humanización corresponde al contenido de lo que se ha entendido también como ley natural. Hablamos de principio, y no de ley, porque no se trata de un mandato explícito que proceda formalmente de un legislados aunque su origen sea Dios. Lo llamamos de humanización para señalar el carácter total y dinámico de la persona en contraste con las leyes físicas. La realidad vinculante, la fuente de obligación (del deber), o la ley natural más fuerte y clara para el hombre es el hombre mismo; por lo que el principio de humanización es expresión de la realidad del hombre. Va contra este principio aquel que se niega a crecen o que impide el crecimiento de los demás. Especialmente cuando se trata de lo que hace al hombre más humano. Para entender al hombre en términos humanos no debemos considerarlo como un problema de física, química o biología, ni siquiera en términos sociales, económicos o políticos, sino en la raíz de esas manifestaciones, en su llamamiento (dinamismo) a ser más, cualitativamente, de cuanto es. Se opone a este principio quien no obra bien, o supone que su acción no lo modifica. (García de Alba, Juan Manuel: Etica Profesional, Págs. 180-181) Principio de autonomía Cada persona (adulta) posee el derecho irrenunciable a determinar y conducir su vida por sí mismo, y no se le puede privar de vivir una vida plena y autodeterminada. Al actuar se encuentra en una situación particular, única e irrepetible, que necesariamente influye en su acción, pero no necesariamente la determina. Es verdad que en la vida familiar y de trabajo encontramos una instrumentalización de la persona, tolerable únicamente si no impide su responsabilidad y la realización plena de su vocación humana. Interpreta mal este principio quien piense que la situación no influye en la acción del sujeto, o que es el elemento único determinante. (García de Alba, Juan Manuel: Etica Profesional, Págs. 181-182) Principio de Igualdad Todos los seres humanos son iguales, tienen los mismos derechos y obligaciones, y forman un todo que podemos llamar familia humana. El axioma: “no hagas a otro lo que no quieras para ti”, expresa la estricta reciprocidad en las relaciones humanas. Exige una manera de pensar y de vivir. Es evidente que la igualdad de que se trata es una igualdad de naturaleza y de todo lo que de ella se deriva. El principio de igualdad se opone a las discriminaciones raciales, de religión o de origen étnico, y la que se basa en la diferenciación sexual. (García de Alba, Juan Manuel: Etica Profesional, Pág. 180) Principio de complejidad
  • 7. Aunque podemos conocer la realidad objetivamente, nuestra percepción es incompleta, porque abarca solamente algunos de sus múltiples aspectos; y los que percibimos, los percibimos de forma aproximada. Además de las dificultades objetivas para conocer la realidad, encontramos dificultades que provienen del sujeto que conoce. Nuestra captación de las cosas es posible no sólo gracias a que la realidad es inteligible en sí misma, sino al acervo de conocimientos que ya poseemos, a los esquemas de comprensión que hemos ido adoptando, a los métodos de aproximación propios de cada ciencia y de cada persona, y a los modelos de interpretación de que disponemos. Habrá que añadir los prejuicios e ideologías que hemos ido haciendo nuestros. El principio de complejidad lo podemos enunciar así: la realidad es compleja, y el hombre debe actuar de acuerdo a lo que va conociendo de ella. La necesidad de tomar en cuenta el todo de la realidad surge de la realidad misma, a esta exigencia la llamamos “principio de complejidad”. Este es un principio analítico de carácter ético, que mira a la práctica y obliga al discernimiento. Hablamos de complejidad en atención a la naturaleza de las personas, de las situaciones y de la realidad. Este principio pone de manifiesto la posibilidad que todos los hombres tenemos de equivocarnos, y la necesidad de estar siempre en búsqueda de la verdad, del bien, de la justicia, del amor, de la paz y de la unidad. El principio es importante para la ética, dado que su carácter normativo deriva del conocimiento de la realidad. Las exigencias éticas son exigencias de la realidad que han de evaluarse y medirse en el campo de lo objetivo, aunque sean un llamado interno a cada persona. Así por ejemplo, si alguien encuentra una persona gravemente herida, esa realidad es una exigencia ética para quien pueda ayudarla. Y dado que la realidad concreta tiene su propia complejidad y la de quien está involucrado en ella, los principios éticos no son el único factor determinante, al margen de todos los demás factores que están en juego. Estos son prácticamente imprevisibles, y no por eso podemos prescindir de ellos; el no tenerlos en cuenta es una actitud no ética. Así por ejemplo, si la persona que está gravemente herida sufre un daño más grande, o se ve en peor peligro al ser atendida por un inexperto, la obligación de atenderla desaparece. Creemos que es posible conocer la verdad, si bien, con limitaciones y de modo aproximado; y precisamente, en atención a la realidad y a nuestro modo de conocer, es valedero el principio de complejidad: la realidad es más compleja de lo que inicialmente solemos creer, y descubrir el bien por realizar es mucho más difícil que limitarse a poner en práctica ciertos principios de forma mecánica. La realidad es como un “sistema de fuerzas” compuesto de vectores de diferente valor y dirección. Como sistema dinámico, la resultante no puede ser la dirección de un solo vector, sino la suma, en dirección y fuerza, de todos los que están en juego. A pesar de la complejidad de un sistema, los vectores siempre forman una unidad que, en el caso de la ética, viene dada por la realidad y la situación del sujeto involucrado. Si la exigencia se separa de la persona, pierde carácter obligatorio.
  • 8. El principio de complejidad no niega, ni va en contra de los criterios fundamentales necesarios para resolver los casos más complejos. No es para justificar cualquier comportamiento, o pensar que no se pueden dar soluciones decisivas, sino para atender a la situación concreta. Interpreta mal este principio quien cree que no hay valores, normas o leyes que deban conocerse y aplicarse, dada la complejidad de las cosas. (García de Alba, Juan Manuel: Etica Profesional, Págs. 182-185) Principio de totalidad De la unidad y totalidad del ser humano se desprende un principio de suma importancia para la ética; cada persona es responsable no sólo de cada parte de sí, sino, principalmente, del todo de su ser personal; por eso puede disponer de las partes en beneficio del todo. Llamamos principio de totalidad a la relación determinante del todo sobre la parte, la cual podríamos enunciar así: Donde se verifique la relación de todo a parte, y en la medida exacta en que se verifique, la parte está subordinada al todo, y éste determina a la parte, por lo que puede disponer de ella en su propio interés. Tratándose del bien de la persona, para el que este principio tiene su más adecuada aplicación, el todo trasciende a cualquiera de sus partes y vale más que la suma de todas ellas. Este principio se fundamenta en la unidad del sujeto que actúa, para el que su identidad y su existencia son los valores primarios. Los elementos no están mezclados, sino organizados en conexiones de estructura y de función. El hombre es un ser que debe tener cuidado de toda su realidad, él es una realidad total. Su obligación natural es salvar su ser personal, su vida, su libertad, su conciencia, aun perdiendo miembros, órganos, funciones o facultades. Distingamos algunos conceptos importantes en este principio: a) El Todo: se dice en relación a las partes, que son elementos de una unidad orgánica, psíquica, moral, individual, social, etc. b) Las Partes: pueden ser integrantes, cuando no constituyen el todo, sino que lo integran, y quitada una parte de estas se lesiona la integridad del todo, pero no se destruye. Fuera del todo la parte no tiene sentido ni finalidad. c) Las partes pueden ser también constitutivas (esenciales o vitales), cuando quitada una de ellas, el todo no sólo se lesiona, sino que se le destruye. Estas partes están ordenadas al todo, y su existencia y función se justifica por la finalidad del todo. d) Tratándose de un todo moral, las partes serán también morales y como tales nunca formarán un todo físico (orgánico); paralelamente, las partes integrantes no constituirán un todo moral, sino físico, como las partes del ser humano. e) El Dominio: es la subordinación de las partes con respecto al todo. Y es la capacidad del todo de disponer de las partes. La persona es el principal referente (princepsanalogatum) del principio de totalidad. Teniendo en cuenta el carácter analógico del principio de totalidad, es necesario determinar en cada caso particular la relación de todo a parte, y el tipo de dominio o autoridad.
  • 9. El principio de totalidad se aplica a un todo moral, como la familia, la sociedad, el Estado, un equipo o una empresa, solamente de forma análoga (parecida); y en esos casos hay que cuidar de no rebasar el tipo de unidad y la relación con el todo, sacrificando a las partes. Una parte puede formar un todo, pero no bajo todos los aspectos. La persona no puede ser sacrificada (su existencia) por el Estado o la familia. La aplicación del principio supone una jerarquía de valores que se fundamenta en la naturaleza, en la realidad, y por eso no es arbitraria. Así como es necesario atender al todo de la realidad, por el principio de complejidad, es necesario atender al todo de la persona por el principio de totalidad. El principio de totalidad abarca el todo del ser, como también de la historia, y de las experiencias personales. Quien se deja dominar por una parte de su vida, sin superarla e integrarla, se opone a la totalidad de su ser y de su vida, que sobrepasa cualquiera de sus etapas. Los derechos y condiciones morales quedan limitados por los derechos de las personas que las componen. En cuanto a las condiciones que las instituciones pueden poner para la afiliación, la pertenencia o el trabajo, no deben rebasar las exigidas por sus finalidades. Si una persona tiene autoridad o el dominio de una institución, y así presta un servicio, no por eso tiene derecho a poner cualquier tipo de condiciones, sino sólo aquellas que pida la naturaleza de la institución y los fines que persiga. Interpreta mal este principio quien no atiende a la naturaleza del todo; por ejemplo: quien desconoce que la persona no es una parte de la sociedad, o del Estado, y que estas instituciones no tienen autoridad para ir contra sus derechos fundamentales. (García de Alba, Juan Manuel: Etica Profesional, Págs. 185-188) Principio de solidaridad El principio de solidaridad surge de la naturaleza social del hombre. Esta condición del hombre que nace, vive, crece y se desarrolla en sociedad le da también un sentido de finalidad: el hombre está orientado de forma inmediata al servicio de los demás. En el orden práctico este servicio se hace realidad en el ejercicio de la profesión, la búsqueda del bien común y la atención a los más necesitados. El principio de solidaridad se puede enunciar así: cada persona ha de contribuir al bien común según sus posibilidades, de acuerdo con los diferentes estratos del bien común. Y tiene derecho a recibir de los demás todo lo que necesita para vivir y desarrollarse, si por justas causas él mismo no puede adquirir lo necesario. A este derecho corresponde una obligación que, según se trate, toca a los padres, a la familia, a las asociaciones intermedias y finalmente al estado. El principio de solidaridad tiene por objeto, en primer lugar, el bien común, y la obligación de contribuir a él; es un deber de justicia que cada persona debe cumplir según su propia capacidad y en atención a la necesidad ajena, promoviendo y ayudando a las instituciones tanto públicas como privadas.
  • 10. La contribución al bien común tiene diversas características que deben ser tomadas en consideración: a) La capacidad real de cada persona para contribuir con su trabajo, investigación, su cuidado por la naturaleza y por el medio ambiente, la observancia de las normas civiles, su contribución económica a través de los impuestos, etc. b) La obligación de atender a las necesidades ajenas y a mejorar las condiciones de los demás es tanto mayor cuanto más fundamentales sean esas necesidades. La solidaridad está vinculada a los valores de justicia, libertad, igualdad, participación, etc.; expresa la condición ética de la vida humana común, y tiene como acción suprema el compartir y tomar parte. Todos los hombres tienen derecho a los valores humanos, como la verdad, la libertad, el desarrollo, la justicia, la paz, etc. Interpreta mal el principio de solidaridad quien se escuda en él para no asumir sus responsabilidades personales. O también, quien abusa de los bienes y servicios comunes pensando que con eso no daña a nadie. (García de Alba, Juan Manuel: Etica Profesional, Págs. 185-190) Principio de subsidiaridad El principio de subsidiaridad surge del derecho que tienen todas las personas a crecer y a desarrollar sus facultades y exige que quienes tienen mayor capacidad, autoridad, experiencia o conocimientos, no asuman los trabajos, las decisiones, las funciones y obligaciones que pueden ir asumiendo la persona subordinada, porque con eso se impide su crecimiento. Este principio trae consigo la obligación de atender al desarrollo de la persona y de dejar en sus manos todo aquello que pueda realizar por sí misma. Es de suma importancia que la persona sea agente activo de su propio desarrollo, porque tratarla como objeto dentro de un plan sería despreciar su dignidad, su libertad y su responsabilidad. El principio de subsidiaridad puede plantear el problema de determinar hasta dónde se debe ayudar a las personas sin hacerles daño. En el campo social y político el principio de subsidiaridad implica que ni el Estado ni la Sociedad deberán sustituir la iniciativa y responsabilidad de las personas, y de los grupos sociales intermedios, en los niveles en que éstos puedan actuar; ni destruir el espacio necesario para el desarrollo integral de todas las personas que forman la sociedad. Este principio implica que la persona sea apoyada y respetada en todos sus derechos por el Estado o cualquier grupo social. Exige que el Estado no asuma más responsabilidades que las requeridas por el bien común y que sobrepasan las posibilidades de los particulares. Se ha de evitar cualquier paternalismo atrofiante y se pretende que todo tipo de sociedad esté al servicio del hombre y no el hombre esclavizado por la sociedad. Es fácil de comprender que este principio nunca será aceptado por ninguna sociedad o Estado totalitario. En algunas
  • 11. culturas todavía se piensa, que a la aristocracia, o a la autoridad le toca el saber, pensar, decidir y mandar, y a todos los demás, obedecer. Este principio fundamenta la democracia y se opone al desempeño autócrata de la autoridad. Se falta a este principio cuando la autoridad piensa, decide, y actúa en lugar del subordinado, de tal manera que este llega a aceptar y hasta preferir que sea otro quien tome las decisiones y responsabilidades que le pertenecen. (García de Alba, Juan Manuel: Etica Profesional, Págs. 190-191)