La llamada "Conquista del Desierto" llevada adelante por Roca en 1879, como hecho final de una campaña ya iniciada en el Virreinato del Río de la Plata, tendiente a desalojar a los indígenas que habitaban en las Pampas, culminó con casi su extinción, luego de masacres cometidas por las fuerzas militares que representaban al estado. Sin embargo la historia mitrista (o historia oficial) nos ha pintado siempre la imagen de los aborígenes, como salvajes, malvados e inferiores, a los que había que desplazar. No obstante, cada vez más las escuelas revisionistas interpretan estos acontecimientos como un verdadero genocidio. Obviamente que hay matices en los puntos de vista de los distintos académicos. En este caso, la prestigiosa Revista Corpus, aborda este tema y plantea un debate a fondo. ¿Hubo un genocidio o etnocidio en las Pampas durante las campañas militares? Si es así, ¿cual fue el mecanismo, las órdenes y las consecuencias?
Mollo, N. y E. Vignolo. 2009. Boleada fatal en Loreto
Debate en la revista corpus sobre los pueblos indígenas
1. DEBATE Introducción Diana Lenton*
Genocidio y política indigenista:
debates sobre la potencia explicativa de
una categoría polémica
Editor En 1884 el Presidente de la Nación Argentina, Julio A. Roca, anunciaba a la Asamblea Legislativa: “No cru-
za un solo indio por las extensas pampas donde tenían sus asientos numerosas tribus...” (Diario de Sesiones
Diana Lenton (presentadora y comentarista) del Congreso Nacional, sesión del 6/5/1884).
Esta afirmación, por encima de su veracidad en términos fácticos y de sus presupuestos axiológicos, de-
Autores y comentaristas (en orden alfabético) cantó en el sentido común ciudadano, hasta consolidarse como discurso de verdad tanto entre los apologis-
Walter Delrio y Ana Ramos tas como entre los detractores de las campañas militares en particular, y del proceso de expansión estatal en
general, sobre los territorios y los cuerpos indígenas.
Diego Escolar
Efectivamente, uno de los más clásicos tópicos del discurso que toma como objeto de referencia a los Pue-
Pilar Pérez blos Originarios es aquel que habla de su acabamiento, concretado o próximo a realiz Este presup
Florencia Roulet y María Teresa Garrido ha convivido durante más de un siglo, no sin tensiones, con otras líneas argumentativas que negaron tal ex-
tinción, reunidas en torno a dos tendencias principales: una, que propugna la integración de los remanentes
Verónica Seldes
de las sociedades originarias a una pretendidamente desracializ sociedad nacional, aunque sin prob
Liliana Tamagno matiz el proceso por el cual las otrora sociedades autónomas devinieron en “remanentes”, o sus miem
Julio Esteban Vezub bros en “descendientes” a nivel individual. La otra, que por el contrario enfoca las llamadas Campañas al
Desierto para ofrecer una visión inversa de sus resultados –por ejemplo, las teorías sobre el “paseo militar”
sostenidas por el revisionismo histórico a mediados del siglo XX-, para deducir, aún desde la denuncia po-
lítica, la inexistencia del exterminio, sin problematiz
En los últimos años, y al calor de ciertas modificaciones tanto en el contexto de producción académica
como en el contexto sociopolítico más amplio –entre ellas, la recuperación de la democracia y la dinámica
intelectual que le siguió; las nuevas condiciones de participación de las organiz de militanc
gena; y una nueva concepción de la relación entre actividad científica y compromiso social- ha comenz
Corpus. Archivos virtuales de la alteridad americana, Vol. 1, N° 2, 2do. semestre 2011,
ISSN 1853-8037, URL: http://ppct.caicyt.gov.ar/index.php/corpus *CONICET / Universidad de Buenos Aires. Correo electrónico: dlenton@filo.uba.ar.
2. tomar fuerza la discusión en torno a la aplicabilidad del sidades Nacionales de La Plata, de Buenos Aires, de la • Descripción detallada de uno o más casos (presentes o
concepto de genocidio en relación a las políticas nacio- Patagonia San Juan Bosco, de Río Negro y de Cuyo, y a históricos) que permitan dar carnadura a la discusión.
nales, regionales y locales respecto de los Pueblos Origi- las Universidades de Lausanne y Externado de Colom- • Si está de acuerdo con la categorización de genocidio (o
narios. La comparación con las políticas genocidas lle- bia. crimen de lesa humanidad, o…), ¿existe un marco tem-
vadas adelante por la última dictadura militar, así como Las “renuncias” registradas –así como la llana falta de poral que limite la ocurrencia del genocidio (o crimen de
con procesos desarrollados en otras partes del mundo respuesta a la invitación en algunos casos-, son índices lesa humanidad, o…)? ¿Cuándo empieza, y/o cuándo
–Armenia, Ruanda, nazismo europeo- es un tópico recu- de la falta de acostumbramiento a esta forma de interlo- termina, en la historia argentina?
rrente en este debate. cución. Varios invitados, a pesar de ser profesionales de • Relación con conceptos de trauma, víctimas, agencia.
Cuando el Consejo Editorial de Corpus me invitó a peso en la temática, expresaron no sentirse lo suficiente-
coordinar una discusión sobre el genocidio indígena 1 para mente seguros como para entrar en un debate calificado. • Posibilidades de reparación del genocidio (o crimen de
la Sección Debates de su segundo número, imaginé que lesa humanidad, o…). Alcances y límites.
A todos los potenciales autores, junto con la invitación
la misma seguiría los carriles que suelen estructurar el a contribuir con un breve texto (aprox. 3.000 palabras), se • Implicancias políticas, cotidianas, prácticas y/o teó-
debate en ámbitos públicos. Acostumbrada a terciar en les habían sugerido ciertos ejes orientadores que en prin- ricas de un eventual reconocimiento del genocidio (o
discusiones que suelen darse en los medios de comuni- cipio, estaban orientados a debatir entre académicos de crimen de lesa humanidad, o…) por parte del Estado na-
cación masiva frente a una audiencia no especializada posiciones opuestas, teniendo en cuenta especialmente cional o provinciales.
y entre opinadores que –al menos en una de sus par- la presencia de profesionales del derecho implicados en • ¿El des-encubrimiento del genocidio (o crimen de lesa
tes- suelen contribuir más al negacionismo llano que juicios por genocidio. humanidad, o…) debe necesariamente estar unido a su
al esclarecimiento de ideas y procesos, pergeñé ejes de denuncia?
discusión y diseñé estrategias de argumentación que fi-
Dichos ejes eran: • ¿El des-encubrimiento del genocidio (o crimen de lesa
nalmente, por el devenir del debate, resultaron innece-
sarias. • ¿Cómo concibe el proceso histórico de expansión del humanidad, o…) y su eventual denuncia responde a
Estado sobre los territorios y sociedades de los Pue- una demanda de las víctimas? ¿Puede también impli-
Mi intención era generar un encuentro entre acadé- blos Originarios, en el período republicano? car violencia o revictimización?
micos de diferente orientación teórica o epistémica, con • En relación a lo anterior, cómo evalúa la viabilidad / • ¿Dónde debería estar localizado el motor de la de-
posición tomada y probada solvencia sobre el tema en aplicabilidad de la categoría genocidio a las políticas es- nuncia, la prueba, y el reconocimiento del genocidio (o
cuestión, con quienes se pudiera alternar no sólo desde tatales republicanas argentinas en relación a los Pue- crimen de lesa humanidad, o…)? ¿En la Academia? ¿En
la propia definición del genocidio sino desde su ocurren- blos Originarios? ¿De qué hablamos cuando hablamos los tribunales? ¿En las agencias estatales? ¿En las orga-
cia –o no- en términos fácticos y descriptivos. Por ello, de genocidio de los pueblos originarios / indígenas / nizaciones representativas e instituciones de gobierno
convocamos a varios historiadores, etnohistoriadores, sociedades americanas con presencia regional anterior de los Pueblos Originarios? ¿Existen posibilidades de
historiadores del arte, politólogos, antropólogos socia- a la conquista? ¿Usted está de acuerdo con esta califi- articulación entre estos sectores? ¿Hay un código com-
les, arqueólogos y abogados, de diferentes orientaciones cación? partido? ¿Hay expectativas compartidas? ¿Hay nego-
teóricas, a fin de garantizar un piso de diversidad. ciaciones? ¿En qué consisten?
• Razones de la elección del término en lugar de otras
Inesperadamente, relativamente pocos aceptaron par- categorías jurídicas / sociales próximas, tales como La declinación a participar del debate por parte de
ticipar del debate. Son ellas/os cuatro antropólogas/ masacre estatal o exterminio o crimen de lesa humanidad. la mayoría de los profesionales del derecho, y de todos
os sociales, tres historiadoras/es, una arqueóloga y una O, si se prefiriera alguna de estas últimas, sustentar de aquellos científicos sociales que han sostenido pública-
abogada, pertenecientes al CONICET y/o a las Univer- modo similar a lo planteado en el primer eje. mente teorías opuestas a las que algunos de nosotros he-
2 Corpus. Archivos virtuales de la alteridad americana, Vol. 1, N°2, 2do. semestre 2011, ISSN 1853-8037
3. mos difundido, sobre los procesos históricos que aquí refritar textos pasados. Debo agradecerles a todos ellos Agradezco profundamente a Diego Escolar y a Julio
se analizan, configuró un escenario en el que se dejó de por esto, más aun considerando el poco tiempo del que Vezub que me hayan considerado para esta grata tarea,
discutir en los tonos habituales generados por el debate dispusieron. y especialmente a Claudia Salomón Tarquini, por su de-
público, para convertirse en una indagación mucho más Una vez recibidos los textos de los participantes, pro- dicación a la tarea editorial.
fina en las representaciones y discursos de autores que, cedimos a realizar la segunda etapa del ejercicio, regi- A continuación, se disponen los textos de la primera
en casi todos los casos, ya hemos coincidido en congre- rando los mismos a todos los autores para posibilitar la ronda, seguidos por los de la segunda ronda (discusio-
sos y encuentros temáticos. Esto le dio un tono particu- discusión propiamente dicha. Aun con diferencias en el nes y comentarios a los primeros), más el texto de cierre
lar a un debate que, si perdió algunos elementos, segu- apego a las reglas del debate y en el estilo de discusión de la editora.
ramente se enriqueció en otros. elegido, todos los autores contribuyeron con elementos
Como ya registró Axel Lazzari para su propia expe- de primerísima calidad, que seguramente pondrán este
riencia como coordinador del debate del primer número número de Corpus en un lugar importante en la biblio-
de Corpus, muy pocos participantes se avinieron a los grafía temática.
Notas
ejes de discusión, prefiriendo organizar el relato según 1 En realidad, este sintagma con el que se popularizó
sus propias tendencias argumentativas o estéticas. Sin Los textos han sido ordenados siguiendo cierto hilo esta discusión en los últimos años, es ambigua y de-
embargo, como también lo expresara Axel, hay que re- argumentativo, aunque pueden leerse en realidad, en biera ser reemplazada por otros como “Genocidio
conocer el esfuerzo y el compromiso de los autores, que cualquier orden, ya que de cada uno se desprenden múl- perpetrado por los estados coloniales o republicanos
en todos los casos redactaron textos ad hoc, sin resumir ni tiples líneas asociativas. sobre poblaciones indígenas”.
3 Corpus. Archivos virtuales de la alteridad americana, Vol. 1, N°2, 2do. semestre 2011, ISSN 1853-8037
4. DEBATE Pueblos indígenas. Liliana Tamagno*
Genocidio y política indigenista: debates
sobre la potencia explicativa de una
Racismo, genocidio y represión.
categoría polémica
Editor Introducción
Antes de volcar las reflexiones que serán objeto de la discusión a que se nos convoca —y que entiendo
Diana Lenton (presentadora y comentarista) como un interesante desafío— quiero expresar que atravieso un momento de particular sensibilidad per-
sonal ante lo que podríamos llamar la visibilidad de la cuestión indígena hoy. Una visibilidad que no es
Autores y comentaristas (en orden alfabético) ajena ni a la trayectoria de lucha del movimiento indígena en su conjunto ni a los espacios generados por
Walter Delrio y Ana Ramos las políticas estatales y en particular por aplicación de la Ley 26.160, de la Resolución 4811, del Programa de
Relevamiento Territorial y de la instrumentación del Consejo de Participación Indígena y que no está exenta
Diego Escolar
de violentas represiones.
Pilar Pérez Observar la etnicidad como una expresión política de la identidad conlleva a comprender el campo in-
Florencia Roulet y María Teresa Garrido dígena como un espacio de disputa en el que se conjugan —sin solución de continuidad— diversidad y
Verónica Seldes desigualdad, etnicidad y clase, lógica de la acumulación y lógica de la reciprocidad (Bartolomé Miguel 1987;
Joao Pacheco de Oliveira 1999; Tamagno 1986,1996, 2001, 2008). Es por ello que mi trayectoria de investiga-
Liliana Tamagno ción sobre la cuestión indígena me insta a detenerme en el análisis de los alcances y los limites de una coyun-
Julio Esteban Vezub tura particular que comienza finalizada la Dictadura Militar 1976-1983 y en la que reemergen planteos reali-
zados en las décadas de 1960 y 1970, que vuelven a tener actualidad en el contexto de las aperturas políticas
representadas por los gobiernos constitucionales de la región y sus respectivas articulaciones. Entiendo ade-
más que los acontecimientos deben ser pensados inexorablemente en términos de “larga duración” (Braudel
1969) teniendo en cuenta no sólo las coyunturas en las que emergen, sino y al mismo tiempo las condiciones
estructurales en las que éstas se gestan y desarrollan. Ello me habilita a traer a este espacio de reflexión y
discusión parte del texto de la “Primera Declaración de Barbados por la liberación del indígena”, redactada
por antropólogos entre los días 25 y 30 de enero de 1971, en el marco del Simposio sobre la Fricción Interétni-
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ISSN 1853-8037, URL: http://ppct.caicyt.gov.ar/index.php/corpus *Laboratorio de Investigaciones en Antropología Social LIAS. Universidad Nacional de La Plata. Correo electrónico: letama5@yahoo.com.ar
5. ca en América del Sur”, luego de analizar los informes su propio destino. Ante esta situación, los Estados, las materiales para que las presencias y las demandas de
presentados acerca de la situación de las poblaciones in- misiones religiosas y los científicos sociales, principal- los pueblos indígenas se expresen, contribuyendo a que
dígenas/tribales de países del área. Esta declaración es mente los antropólogos, deben asumir las responsabili- la sociedad en su conjunto se sensibilice por una cues-
uno de los momentos síntesis en que se interpreta y se dades ineludibles de acción inmediata para poner fin a tión largamente negada, silenciada, descalificada. Son
evalúa la situación de los pueblos indígenas, al mismo esta agresión, contribuyendo de esta manera a propiciar ejemplo de ello la movilización generada por el proyecto
tiempo que se realizan recomendaciones a los estados, a la liberación del indígena. de relevamiento territorial y por la puesta en acción del
las misiones religiosas y a los antropólogos: En este sentido retomo la propuesta de la necesidad Consejo de participación indígena; la movilización que
de un “dialogo con la academia” y un “dialogo con el hizo posible la multitudinaria Marcha Indígena del Bi-
Los indígenas de América continúan sujetos a una centenario en el mes de Mayo del 2010 y la recepción de
relación colonial de dominio que tuvo su origen en el campo” (Tamagno 2001). Aludiendo en el primer caso
a un repensar crítico, no sólo de las prácticas académi- referentes indígenas en la Casa de Gobierno por parte
momento de la conquista y que no se ha roto en el seno de la Presidenta de la Nación; el espacio particularmen-
de las sociedades nacionales. Esta estructura colonial se cas sino de las narrativas con las que dichas prácticas se
expresan textualmente; un pensar que se profundiza en te dedicado a lo indígena en la escenificación realizada
manifiesta en el hecho de que los territorios ocupados por el Grupo Teatral Fuerza Bruta como corolario de los
por indígenas se consideran y utilizan como tierras de un diálogo cotidiano, intenso y por momentos incluso
silencioso, ya que como es sabido no todo puede plas- mismos festejos; así como también el espacio significati-
nadie abiertas a la conquista y a la colonización. El do- vo que la temática indígena ocupa en la programación
minio colonial sobre las poblaciones aborígenes forma marse en términos académicamente correctos cuando
los sentimientos bullen y el dolor de los otros se convier- del Canal Encuentro del Ministerio de Educación de la
parte de la situación de dependencia externa que guar- Nación; esto para nombrar los que entiendo como de
da la generalidad de los países latinoamericanos frente te en nuestra desazón frente a violaciones de los dere-
chos indígenas, que no deberían suceder en tiempos en mayor impacto en la sociedad argentina en los últimos
a las metrópolis imperialistas. La estructura interna de años.
nuestros países dependientes los lleva a actuar en forma que nos acercamos a cumplir 40 años de gobiernos cons-
colonialista en su relación con las poblaciones indíge- titucionales y los términos “democracia” y “derechos Sin embargo y al mismo tiempo, no podemos dejar de
nas, lo que coloca a las sociedades nacionales en la doble humanos” habitan los relatos que sostienen las políticas reconocer que esas mismas políticas han contribuido a
calidad de explotados y explotadores. Esto genera una sociales en general y las políticas indigenista en parti- reproducir prácticas que habían sido, o estaban siendo,
falsa imagen de las sociedades indígenas y de su pers- cular. En el segundo caso y valorando significativamen- repensadas y/o revisadas por las propias poblaciones
pectiva histórica, así como una autoconciencia defor- te el espacio de reflexión/discusión para el que se nos indígenas en el marco de los procesos de transformación
mada de la sociedad nacional. Esta situación se expre- convoca en esta oportunidad, aludo a pensar en térmi- y de las dinámicas socioculturales que los caracterizan y
sa en agresiones reiteradas a las sociedades y culturas nos de diálogo con los referentes indígenas con los que que han dado lugar a múltiples respuestas organizativas
aborígenes, tanto a través de acciones intervencionistas trabajamos y con las situaciones que se desarrollan en a lo largo de la relación con los otros conjuntos sociales
supuestamente protectoras, como en los casos extremos el contexto de la observación participante/participación que conforman la Nación. Un ejemplo de ello son las
de masacres y desplazamientos compulsivos, a los que objetivante (Bourdieu y otros 1975), en la necesidad de tensiones que genera al interior del campo indígena el
no son ajenas las fuerzas armadas y otros órganos gu- analizar tanto los alcances y los límites de las políticas hecho de verse conminados a convertirse en “comuni-
bernamentales. Las propias políticas indigenistas de indigenistas actuales, como los alcances y los límites de dades” y a designar un “cacique” y/o de tener que re-
los gobiernos latinoamericanos se orientan hacia la des- nuestras propias narrativas al respecto. conocer o enfrentar liderazgos que, gestados al calor de
trucción de las culturas aborígenes y se emplean para Cabe señalar, teniendo en cuenta el impacto de toda las pugnas político partidarias no representan los mo-
la manipulación y el control de los grupos indígenas en legislación indígena (Tamagno 1996), que las políticas mentos más significativos de avances de las luchas indí-
beneficio de la consolidación de las estructuras existen- indigenistas devenidas de la aplicación de los marcos genas; si es que por avance entendemos la búsqueda de
tes. Postura que niega la posibilidad de que los indíge- legales antes citados han generado espacios de recono- autonomía y la consolidación de formas organizativas
nas se liberen de la dominación colonialista y decidan cimiento y legitimación y han posibilitado condiciones guiadas por la lógica de lo colectivo comunitario. Lógica
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6. cuya significación ha sido históricamente negada, subes- IV Congreso Argentino de Antropología Social que tuvo pública Argentina se refieren a sí mismos como “indios”
timada o descalificada (Tamagno 2001; 2010) y que aun lugar en la ciudad de Olavarría en 1994. Para quienes se y enuncian como postulados fundamentales el respeto
está vigente en ciertas prácticas y representaciones que utilizaban el término “pueblos originarios”, la cuestión por la persona y la personalidad cultural india, a su tie-
ordenan la existencia de los pueblos indígenas a pesar indígena debía resolverse internamente, prevaleciendo rra como la tierra del indio, a la personería jurídica de las
de las presiones en contrario de un mundo globalizado una postura que tenía mucho de esencialismo y que se comunidades indígenas, al libre empleo de los idiomas
—la sociedad nacional no es ajena a ello— guiado por el expresaba en desdeñar toda reflexión conjunta con los indígenas; afirmando que son el “punto de mira que
individualismo, la competencia, el lucro y el enriqueci- no indios o con los blancos. Pensar en términos de etnici- empleamos para apreciar la sinceridad de las intencio-
miento de algunos pocos en desmedro de las enormes dad aparecía como excluyente de pensar en términos de nes de los que no son indios que se incorporen a nuestra
carencias de muchos. clase; algo que hemos planteado no es más que una falsa tarea” (Grupo de Barbados 1979:73). Me pregunto cuál
antinomia (Tamagno 2001; 2008) que pretende ocultar es la justeza y el rigor del término “originario”, cuando
Acerca de la convocatoria. El surgimiento de la relación inescindible entre etnicidad y poder y entre en tanto seres humanos todos provenimos de un origen.
etnicidad y economía. Me asombra y me inquieta la re- O es que sólo tienen origen los pueblos preexistentes a la
una pregunta
pentina reaparición del término “pueblos originarios” y conquista y la colonización?
Si bien el objetivo de este texto es seguir el derrotero de su masificación en los medios de comunicación, sin que
la guía de preguntas que se nos ha enviado me detendré haya llegado a mis oídos información respecto del deba-
en el tratamiento del término “pueblos originarios” que Atendiendo a los tópicos de la convocatoria
te que volvió a colocarlo en escena con tanta contunden-
aparece ya en el título de las consideraciones mediante cia. Consultada una referente indígena participante de Concibo los procesos históricos de expansión del Esta-
las cuales se nos convoca. Los que tenemos unos cuantos la Conferencias Regional y Ciudadana de las Américas do sobre los territorios y sobre las sociedades indígenas
años en el tratamiento del campo de la cuestión sabemos —preparatorias de la Conferencia Mundial contra el Ra- en términos de Miguel Bartolomé (1987), cuando refie-
de la casi unanimidad en el uso del término “pueblos in- cismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y las For- re al modo en que lo que los “estados de conquista” se
dígenas” en nuestras producciones académicas. Basta re- mas Conexas de Intolerancia a realizarse en Durban, Sud continuaron con los que denomina “estados de expro-
cordar la preferencia por el término “pueblos indígenas” África— que tuviera lugar en Chile en el 2000, donde al piación”, proceso que tuvo como razón de ser la expan-
—compartido por las producciones de la mayoría de los parecer fue impuesto el término, informó que ni siquiera sión de las relaciones de producción impuestas desde
pensadores latinomericanos que marcaron camino en el se dio tiempo a la discusión e interpretó que el objeti- Europa, en función de sus propias crisis y necesidades.
tratamiento de la situación de las sociedades que pobla- vo era distraer respecto de la incorporación de la varia- En la concepción del conquistador el mundo se transfor-
ban el continente con anterioridad a la conquista y colo- ble desigualdad en el tratamiento de la diversidad. En mó subjetivamente en uno y por lo tanto posible de ser
nización— reemplazando al término “aborígenes” cuya este sentido se me aparece casi como una contradicción conquistado, decidiendo sobre él y sobre sus habitantes
etimología remontaba a “sin origen” y al término “indio” pensar en términos de aniquilamiento, crímenes de lesa e imponiendo una relación fatídica de inferioridad/su-
por connotar subestimación e inferioridad. También humanidad o genocidio y aceptar acríticamente el térmi- perioridad. Un mundo creado a imagen y semejanza del
quiero recordar las discusiones, de profundo contenido no “pueblos originarios” que, al menos hasta donde sé, dominador y su ética (Worsley 1966; Said 1978). Un es-
político (político en términos antropológicos y no políti- parece haber sido impuesto desde miradas e intereses tado nacional que se constituyo también sobre el geno-
co partidarios, se entiende) y por lo tanto estratégico que hegemónicos que pretenden escamotear del análisis la cidio y el etnocidio (Tamagno 2002) y promovió la ocu-
se dieron entre quienes proponían el término “pueblos variable desigualdad. pación del territorio, sobre el que impuso un régimen de
indígenas” haciendo referencia tanto a la variable diver- propiedad privada para beneficio de determinados sec-
sidad como a la variable desigualdad y quienes propo- Me pregunto qué quedó del lema “como indios nos tores, en nombre de la “civilización” y el “desarrollo”•
nían el término “pueblos originarios” poniendo énfasis dominaron, como indios nos liberaremos”. Qué quedó
en la diferencia, tal como quedara expresado en el panel de los planteos de la Segunda Reunión de Barbados en la Siguiendo esta línea argumental y en tanto, la consti-
Etnicidad y Movimientos políticos en América latina del cual los representantes del Congreso Indígena de la Re- tución de nuestro país como República independiente,
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7. implicó un plan sistemático de expropiación de los terri- que se presenta como inmutables. Un racismo que no Por lo tanto es falso circunscribir el etnocidio a lo ocu-
torio ocupados por los pueblos indígenas —que fueron solo se expresa en odiar negros o judíos, sino que está rrido en el Siglo XIX en Argentina y en especial a lo ocu-
diezmados, arrinconados, subestimados y abruptamen- presente en las descalificaciones que cotidianamente jus- rrido en la llamada Conquista del Desierto, ya que de
te privados de continuar reproduciendo su existencia del tifican la explotación de unos por otros (Tamagno 2002) este modo quedan en el olvido y se desconocen hechos
modo en que lo realizaban en momentos anteriores a la en los términos expresados en la Segunda Declaración ocurridos a lo largo de nuestra historia cercana, en que
conquista— podemos afirmar que se produjo un geno- de Barbados. los pueblos indígenas se rebelaron para defender sus de-
cidio. Cabe aclarar que el genocidio es reconocido como rechos y fueron violentamente reprimidos. Así lo confir-
Respecto a las razones de elección del término geno-
delito a partir de la Convención de las Naciones Unidas man en el Chaco Argentino las represiones a los movi-
cidio/etnocidio en lugar de otras categorías jurídicas /
para la prevención y la sanción del delito de genocidio mientos que ya a principio del siglo XX se organizaron
sociales próximas, tales como masacre estatal o exterminio
en 1948, por lo que los antropólogos nos referimos a et- para enfrentar las imposiciones del blanco y que aunque
o crimen de lesa humanidad, habría que considerar —sobre
nocidio, entendido como las acciones que dan lugar a interpretados en términos de milenarismos fueron ver-
todo desde el punto de vista jurídico— los alcances y los
la destrucción masiva de un grupo étnico, o a eliminar daderos momentos de rebelión que implicaron reflexio-
límites de cada una de estas denominaciones. No soy
cualquier aspecto fundamental de su cultura y organi- nes críticas sobre qué hacer y cómo seguir, tales como los
especialista en cuestiones jurídicas por lo que entiendo
zación, como sucedió en la expansión colonial caracteri- de Napalpi en 1933, Zapallar en 1935, Rincón Bomba en
que no es pertinente en este caso opinar respecto de los
zada por la ética del conquistador (Worsley) que conti- 1947 (Tamagno 2009). También se ocultan —más cerca-
alcances y los limites de cada uno de los términos en par-
nuó guiando el proceso de surgimiento y consolidación nas a nuestros días— las violaciones a los derechos hu-
ticular y de su operatividad; aunque es de destacar que
de la república con una mentalidad colonial (Quijano manos ante la ola de desalojos de población indígena y
pensando en términos antropológicos y desde el punto
1987; Escobar 2003). El término genocidio fue utilizado campesino indígena que dieron lugar a la Ley 26.160; la
de vista de que toda violencia estatal es reprobable y
conjuntamente con el término racismo en la declaración imposibilidad de dicha norma jurídica de frenar los em-
debe ser sancionada, estos términos podrían interpretar-
de principios y objetivos del Congreso Indígena de la bates del interés privado (las amenazas para que desalo-
se como sinónimos
República Argentina que tuvo lugar en la Segunda Reu- jen, la usurpación violenta de territorio, la práctica cons-
nión de Barbados (Grupo de Barbados 1978:74-75). Afirmamos que estamos frente a genocidio cuando las tante de corrimiento de alambrados); la represión de
poblaciones indígenas son condenadas a vivir en total in- la Comunidad Qom de La Primavera, en Formosa que
Es por ello que propongo pensar el genocidio en su digencia al ver abruptamente transformada su existencia tomó estado público a través de lo que se conoció como
relación con el etnocidio y por lo tanto con el racismo, frente al avance de proyectos en cuya diagramación no “Acampe Qom” en pleno centro de la ciudad de Buenos
definido por Eduardo Menéndez (1971) como la rela- participan y que les son ajenos, no sólo porque no tienen Aires; la muerte en condiciones sumamente confusas del
ción social impuesta en el mundo a partir de la expan- en cuenta sus presencias, sino porque desconocen los referente Qom Mártires López con quien compartimos
sión colonial, legitimadora de la gestación, desarrollo y valores que a pesar de todo aun las sustentan. Valores trabajo de campo y espacios académicos y por la cual se
consolidación de las relaciones capitalistas de produc- que se expresan en concepciones de vida, muerte, poder está reclamando investigación y justicia; la violación a
ción y los modos particulares de apropiación de la natu- y naturaleza que son alternas a la concepción individua- los derechos humanos sufrida por la población Wichi
raleza y de explotación humana que éste conlleva. Un lista que guía la expansión del capital y el desarrollo tec- de Sauzalito, en la Provincia de Chaco; la ultima repre-
racismo que trazó y traza en términos de Edward Said nológico a su servicio. Las muertes por desnutrición y sión en el Ingenio Ledesma; la desidia estatal frente a las
(1978:315) fronteras reales entre los seres humanos entre por enfermedades que no tienen condiciones para tratar, traumáticas condiciones de existencia de las poblaciones
los cuales se construyeron razas, naciones y civilizacio- los casos de suicidio étnico, el arrinconamiento, el des- Qom migrantes urbanas azotadas por la falta de trabajo
nes, que forzaron a las poblaciones humanas a desviarse alojo y la represión cuando se rebelan y se juntan para digno y vivienda digna y convertidas en rehenes de toda
de las realidades humanas plurales, obligándolas a fijar deliberar sobre su existencia, son y continúan siendo suerte de clientelismos y/o asistencialismos, que no sólo
la atención para “abajo” y para “atrás” de los orígenes una constante en el cotidiano de los pueblos indígenas. no dan solución a dichas situaciones sino que atentan
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8. contra lo colectivo/comunitario y contra la lógica de la • Profundizar el análisis crítico respecto de la concep- jurídicamente y luego en la práctica y que por lo tanto
reciprocidad (Tamagno 2010). ción hegemónica de explotación de la naturaleza y de es erróneo pensar a los pueblos indígenas como ais-
Si pensamos en términos de Foucault cuando define la las poblaciones humanas (avance sojero, megamine- lados de la sociedad en su conjunto, ya que nunca lo
política como la continuidad de la guerra por otros me- ría, megaturismo). estuvieron y tampoco lo están y su existencia como in-
dios, podemos pensar en políticas de exterminio respec- • Profundizar la crítica a la lógica individualista y libe- tegrantes de la Nación es el producto de una relación
to de la población indígena; políticas de exterminio que ral fundada en el lucro, la competencia y la acumula- compleja entre diversidad y desigualdad.
continúan en tanto no se revierte el modo de producción ción (Sahlins 1977) • Reconocer, por lo tanto, la representatividad política a
que los ha convertido en poblaciones totalmente empo- todos aquellos líderes originados en la organización y
• Valorar las lógicas de la reciprocidad y las lógicas co-
brecidas y abandonadas a las presiones de los clientelis- la lucha y que son en la actualidad referentes de colec-
munitarias (Gordillo 1994; Tamagno 2010) presentes
mos locales (Tamagno 2001). tivos históricos; no forzar representatividades ni pre-
en las poblaciones indígenas o campesino/indígenas.
Siguiendo la línea argumental que estoy desarrollando tender hacerlas compatibles con una democracia que
y valorando las rebeliones como respuestas a las impo- • Eliminar el término “poblaciones vulnerables” pues
en la actualidad tiene muy poco de representativa y
siciones desde lo hegemónico, hemos propuesto pensar impide reconocer el potencial de estas poblaciones
mucho de clientelar.
la dinámica de las poblaciones indígenas en términos de para participar activamente en las tomas de decisio-
complejos procesos de aceptación/rechazo del modelo nes que conduzcan a neutralizar dicho modelo de ex- Se trata entonces de pensar cómo superar todos los
impuesto (Tamagno 1991). En este sentido destacamos plotación, superando todo “pensamiento único”. esencialismos y por lo tanto cómo narrar y tratar a los
la necesidad de analizar las presencias actuales de los • Revisar y quebrar el estereotipo descalificador que pueblos indígenas en tanto constituyentes de la Nación
pueblos indígenas como presencias activas, pues activos pesa sobre las poblaciones indígenas y las miradas Argentina y entendidos como categorías históricamente
han sido a lo largo de la historia. En este sentido enten- esencialistas que nacidas del colonialismo y de los construidas, producto de procesos complejos de acep-
demos que se debe ser sumamente cuidadoso para no preconceptos de Occidente en su impulso de describir tación rechazo de los modelos que se les impusieron y
reducir a las poblaciones indígenas a su mera condición pero también de dominar, aún perduran y son fun- se les imponen. He acuñado el término “censores de la
de víctimas. Es claro que son víctimas de una sociedad cionales a la reproducción de la desigualdad; ya que indianidad” (Tamagno 1991) para señalar a todos aque-
altamente injusta y desigual y de constantes violaciones abonan relatos que bajo un presunto reconocimiento llos que se arrogan el derecho de decir quién es indígena
a los derechos humanos, pero ello no excluye valorar y una presunta solidaridad, desdibujan y ocultan las y quién no lo es y propongo enriquecer este planteo con
sus presencias a pesar de la violencia colonial, a pesar trayectorias de lucha de los pueblos indígenas presen- los aportes de Edward Said (2003) en el sentido de des-
de la violencia estatal y a pesar de la violencia a la que tando su existencia a partir de imágenes bucólicas y tacar la operatividad y la funcionalidad del estereotipo
están sometidos en el cotidiano de sus existencias. vinculados casi ingenuamente a la naturaleza más que “indígena” para justificar las actuales relaciones de des-
a la sociedad y sus tensiones. Un relato que aunque re- igualdad.
Qué hacer? presenta un avance respecto del silenciamiento de eta- En este sentido entendemos que un eventual recono-
La reparación del genocidio debe ir más allá de la de- pas anteriores, impide comprender en toda su riqueza cimiento del genocidio por parte del Estado Nacional y
nuncia ya que debe comprenderse como constitutivo de y dinámica las múltiples expresiones y las múltiples de los estados provinciales serían un paso significativo,
las relaciones capitalistas de producción. De todos mo- formas organizativas que presentan los pueblos indí- pues la norma legal sienta las bases del reconocimiento
dos y como toda construcción histórica es realizada por genas y que son el resultado de síntesis particulares de de la violencia sufrida, genera la posibilidad de forta-
hombres y mujeres, puede deshacerse y rehacerse y por la historia compartida como ciudadanos de un país al lecimiento de las victimas a partir del reconocimiento
lo tanto puede transformarse. Hay entonces acciones que conforman desde su gestación. estatal y por lo tanto del reconocimiento social y torna
que pueden emprenderse en el sentido de la reparación • Reconocer que son ciudadanos de un país que durante legitimo demandar y exigir, sin estar sujetos a represión
histórica que los pueblos indígenas demandan. décadas les negó la categoría de ciudadanos, primero y violencia. Sin embargo ello no es suficiente si no se
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9. transforma el modo de producción –léase capitalismo— Referencias bibliográficas Tamagno, L. (1986). Una comunidad toba en el Gran
que dio lugar al genocidio. Buenos Aires: su articulación social. Actas del II Con-
Bartolomé, M. (1987). Afirmación estatal y negación na-
greso Argentino de Antropología Social, Buenos Aires.
Al mismo tiempo es de esperar que en el contexto ac- cional. El caso de las minorías nacionales en América
tual de mayor visibilidad y reconocimiento, el análisis Latina. Suplemento antropológico,vol. XXII Nr. 2. Tamagno, L. (l99l). La cuestión indígena en Argentina y
interdisciplinar contribuya a construir un relato que se los censores de la indianidad. América Indígena, Vol LI
acerque a la verdad en términos de reconocimiento de Bourdieu, P., Passeron, J. C. y Chamboredon, C. (1975). Nr.l Ene/Marzo l99l, 123/152.
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Retomando la posición de superar victimizaciones colonialidad latinoamericano. Tabula Rasa. Bogotá - Los tobas en la casa del hombre blanco. Identidad, memoria
y/o revictimizaciones, no creo necesario exponer a las y utopía. La Plata: Editorial Al Margen.
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atrevo a decir que todos y cada unos de los antropólogos procidad, diferenciación social y conflicto entre los to- Tamagno, L. (2002). La historia del genocidio o una his-
que hemos trabajado largamente con población indíge- bas del Oeste de Formosa. Cuadernos. Instituto Latinoa- toria de genocidios. Coloquio Historia y Memoria. Fa-
na hemos sido testigos o hemos escuchado relatos de in- mericano de Antropología y Pensamiento latinoamericano. cultad de Humanidades y ciencias de la educación
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pueblos indígenas. En ese sentido las demandas de los Tamagno, L. (2008). Diversidad/desigualdad en el es-
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miento, la expropiación de los territorios que libremente Tamagno, L. (2009). Religión y procesos de movilidad
Pacheco de Oliveira, J. (Org.) (1999). A viagem da volta.
ocupaban, el arrinconamiento y la sujeción a mano de étnica. La Iglesia Evangélica Unida, expresión socio-
Etnicidade, política e reelaboração cultural no nordeste in-
obra casi esclava, en pos de la imposición de un “mo- cultural del pueblo toba en Argentina. Iztapalapa Nr.
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estado, en tanto pertenecientes a universidades y cen- América Latina. En: CLACSO 20 AÑOS Imágenes desco- Tamagno, L. (2010). Pensando la nación. Cuestión indí-
tros de investigación estatales— podemos aportar a este nocidas. La modernidad en la encrucijada postmoderna gena, cuestión de clase y cuestión nacional. En: Juan
reconocimiento y junto con los referentes indígenas ser Quintar y Carlos Gabetta (Compiladores) Pensar la
Said, E. (2010 [1978]). Orientalismo. O Oriente como in- Nación. Conferencias del Bicentenario. Buenos Aires: Le
tenidos en cuenta por el estado a los fines de avanzar en
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10. DEBATE Arqueología y ¿genocidio cultural? Verónica Seldes*
Genocidio y política indigenista: debates
sobre la potencia explicativa de una
categoría polémica
Editor El Estado Nación Argentino se conformó a partir de la construcción de un modelo de unidad territorial,
acompañado de un proceso civilizatorio con fuertes componentes de racismo, la institucionalizacion de un
Diana Lenton (presentadora y comentarista) estado monoétnico y una supuesta “homogeneidad cultural” en su interior (Bechis 1992). En este proceso,
el estado se constituyó invisibilizando al “otro interno” desde una praxis y un discurso naturalizador y le-
Autores y comentaristas (en orden alfabético) gitimador de un proyecto de país que subsumió su diversidad cultural bajo el discurso del “ser argentino”
(Delrio et al 2010).
Walter Delrio y Ana Ramos
Considerando que la ciencia construye discursos hegemónicos que responden a sus contextos sociopolí-
Diego Escolar ticos de producción, y que esto tiene consecuencias tanto sociales como políticas (Endere y Curtoni 2006),
Pilar Pérez en este trabajo nos centraremos en los discursos que produjo la arqueología en sus inicios y en cuánto con-
Florencia Roulet y María Teresa Garrido tribuyó con esto a legitimar y naturalizar una historia que podríamos denominar de “genocidio cultural”.1
En este sentido, resulta interesante el ejercicio de deconstruir los discursos hegemónicos de la ciencia rea-
Verónica Seldes
lizando una genealogía de su papel en la legitimación de un determinado proyecto de estado, a la vez que
Liliana Tamagno una reflexión sobre la práctica arqueológica tanto en el pasado como en la actualidad.
Julio Esteban Vezub
Siglo XX, ¿cambalache?
El objetivo de la arqueología de principios del siglo pasado consistía en la identificación y clasificación de
los pueblos prehispánicos que habitaron el territorio argentino. La arqueología de esta época clasificó a las
culturas prehispánicas otorgándoles límites territoriales precisos. Estas supuestas fronteras culturales y te-
rritoriales no tenían asidero en lo que los restos arqueológicos evidenciaban, tratándose de fronteras “inven-
tadas”; sin embargo, se sostuvieron por mucho tiempo en las publicaciones científicas (Delfino y Rodriguez
1991, Zaburlin 2009).
Corpus. Archivos virtuales de la alteridad americana, Vol. 1, N° 2, 2do. semestre 2011,
ISSN 1853-8037, URL: http://ppct.caicyt.gov.ar/index.php/corpus *CONICET – Instituto Nacional de Pensamiento Latinoamericano (INAPL). Correo electrónico: vseldes@gmail.com
11. Casualmente estas fronteras arqueológicas coincidían cenizas milenarias de un pueblo muerto exhumaron las nera acrítica, delimitando territorios y cortando los lazos
con las fronteras políticas de nuestro país (al menos en el culturas aborígenes dando eco al silencio”. históricos entre pasado y presente.
Noroeste Argentino). Esto implicaba unos límites para … En la medida en que el olvido de la propia historia, y
nuestro estado – nación casi inmemoriales, naturalizan- de los significados de los rasgos de la cultura tradicional
do una frontera política que lejos estaba de representar Luego de tomarnos un momento otorgando un espa-
cio a ese “eco del silencio”, aquí nos interesa reflexionar que sobreviven, cancela la posibilidad de reconocerse
una frontera histórica y mucho menos cultural (Zabur- como sujetos creadores y transmisores de aquellos sig-
lin 2009). si con este tipo de práctica profesional no se ha colabo-
rado a ese proceso que hemos denominado “genocidio nificados, es decir mutila las subjetividades, las acciones
De esta manera la ciencia, que no estuvo desvinculada cultural”, mediante la negación, en este caso, del víncu- que promueven ese olvido constituyen genocidio.
a lo largo de su historia de su contexto de producción, lo histórico entre los antiguos habitantes y los actuales:
de alguna manera avaló con su práctica un proyecto po- unas prácticas culturales “muertas”, “perdidas”; un pa- Patrimonialización….¿De que? ¿Para quién?
lítico de época que necesitaba establecer límites territo- sado lejano del cual, para los arqueólogos de la época, no La ciencia hoy
riales precisos para su reciente estado - nación (Trinche- quedaban más que sus restos materiales.
ro 2000). La Quebrada de Humahuaca fue el centro de la esce-
na a partir de la declaratoria por parte de la UNESCO
Doble juego como “Patrimonio Cultural de la Humanidad” en julio
Ecos del silencio del 2003.
En este punto podemos retomar las reflexiones de Za-
Bien viene traer a colación la “exótica” construcción burlin (2009), quien refiere a la relación entre este tipo No puede desconocerse que esto fue producto, en par-
de una pirámide en la cima del Pucará de Tilcara (Que- de práctica arqueológica y el proyecto político del pe- te, de la voluntad política del estado de impulsar el desa-
brada de Humahuaca, Jujuy), monumento “emblemá- ríodo. De acuerdo a la autora, es posible hablar de un rrollo turístico de la región (Cruz y Seldes 2005).
tico” erigido en 1935. ¿Emblemático de qué? Probable- doble juego perverso en el cual la arqueología promovía
mente de la forma de pensar la arqueología de esa época Prometedor discurso sobre el turismo como genera-
una historia ficticia acerca de los límites del territorio del
(Belli et al 2005). dor de mayor bienestar para la población. Sin embargo,
norte argentino (por su identificación una cultura = un
no debemos dejar de reflexionar sobre las condiciones
Hay varias cuestiones interesantes para resaltar res- territorio) que justificaban por lo tanto esos límites na-
en las que se elaboró y presentó el proyecto frente a la
pecto a la famosa “pirámide del pucarà”, punto casi cionales y, por otro lado, les negaba la historicidad a los
UNESCO. Si bien se realizaron talleres con la población
obligado para el turismo. Una de ellas es que esta forma pueblos originarios contemporáneos porque lo que los
local y se adjuntaron a la propuesta declaratoria los do-
constructiva no representa ningún aspecto de la arqui- “científicos” estudiaban, eran “culturas muertas”.
cumentos surgidos de esos encuentros, las perspecti-
tectura local; por otra parte, se diseñó destruyendo las Son estos algunos ejemplos que hemos elegido para vas de las comunidades originarias no fueron tenida en
construcciones originales y colocando un monumento dar cuenta de qué manera la ciencia, en este caso el dis- cuenta (Belli et al 2005). Aquello a ser patrimonializa-
“importado” sobre lo que fue uno de los lugares cen- curso arqueológico, contribuyó de alguna manera a in- do se decidió en instancias donde el actor local no pudo
trales del asentamiento (Zaburlin 2009). Sobre todo, ha- visibilizar la historia de las poblaciones locales quitán- participar. Sus intereses, sus propias representaciones
biendo demolido las construcciones originales, se cons- doles su historia, porque a un “pueblo muerto” no se le quedaron excluidas. Así, la población asistió a lo que
truyó en homenaje a los arqueólogos que allí trabajaron, busca la continuidad. Machaca denomina “la folklorización de representacio-
poniendo en perspectiva central a los arqueólogos e in-
Esto es, la arqueología de principios del siglo pasado nes del indio para su venta” (Machaca 2007).
visibilizando de esta manera la arquitectura prehispáni-
ca. Pero aún mas interesante resulta la placa colocada en terminó reproduciendo y reforzando el modelo civiliza- No sólo esto, sino que, a casi diez años de la decla-
el frente de la pirámide cuya leyenda dice: “De entre las torio a través de la realización de clasificaciones de ma- ratoria, es cierto que hubo grandes efectos económicos
2 Corpus. Archivos virtuales de la alteridad americana, Vol. 1, N°2, 2do. semestre 2011, ISSN 1853-8037
12. sobre la región. El problema es que no queda claro hasta cialice ni naturalice lo que es resultado de determinados ria, con un fuerte apoyo del estado municipal (Dirección
qué punto esto constituye un beneficio para la pobla- procesos políticos (Trinchero 2000). La “construcción de de Derechos Humanos de la Municipalidad de Morón),
ción local. El aumento del turismo es innegable, la reva- la argentinidad” es un ejemplo. La “patrimonialización permitió por un lado que se acercaran ex detenidos a
lorización del valor de la tierra también. Sólo que ahora de una región” ¿podría ser otro?. dar su testimonio, otros a consultar sobre su probable
la misma se ha convertido en un recurso inaccesible: su Frente al reciente redescubrimiento de la arqueología detención en el lugar, así como referencias de vecinos
valor se ha incrementado de tal manera que los compra- por parte de la comunidad en general y del lugar que acerca del funcionamiento de Mansión Seré como cen-
dores ¿casualmente? son inversores no locales que cons- ahora se le otorga para acompañar el proceso de patri- tro de detención. Al mismo tiempo las excavaciones han
truyen costosos hoteles para albergar al nuevo tipo de monialización de la región, el arqueólogo debería po- permitido recuperar los cimientos de la casona y su só-
turista atraído por ver ese “paisaje de la humanidad”. sicionarse desde un lugar crítico frente a los discursos tano y en conjunto con las declaraciones de los deteni-
triunfalistas acerca de los “beneficios” que este proceso dos, rearmar el plano de la casa y la funcionalidad de los
Esta reinserción de la región en renovados circuitos
tiene para la población local. Beneficios que no vaya a espacios mientras funcionaba como centro de detención
de producción y consumo, de propuestas de desarrollo
ser que impliquen una nueva forma de encubrimiento (Di Vruno y Seldes 2005, Di Vruno et al 2006).
económico provenientes de sectores hegemónicos (Belli
et al 2005), implica, es cierto, una revalorización de su de la diversidad cultural. ¿Pero cuantos trabajos arqueológicos hacen referencia
historia. Lo que antes era invisibilizado ahora aparece a los procesos de genocidio de los pueblos originarios?
con un status especial, ahora tiene valor. “Hay que po- Veinte años no es nada En este momento en el cual se están generando inte-
nerlo en valor”, se escucha recurrentemente, incluyendo resantes procesos, donde por un lado las organizaciones
En los últimos veinte años la arqueología ha comen-
propuestas arqueológicas de “puesta en valor del patri- indígenas reclaman su reconocimiento como actores so-
zado a cuestionar esa forma “tradicional” de ejercer su
monio”. ciales, reclamando sobre derechos territoriales y reivin-
práctica, alejada del contexto y de la realidad en la que
Ese patrimonio que antes estuvo desvinculado de la trabaja, promoviendo lo que antes era arqueología para dicando el respeto por su cultura e identidad, solicitan-
historia de la población local y fue invisibilizado como especialistas y destinada a engrosar las vitrinas de los do mayor participación y decisión sobre el manejo de
parte de un proceso legitimador del Estado – nación, museos. En este sentido distintos grupos de investiga- los bienes culturales, de su historia y su presente y don-
hoy es recuperado y resignificado. ción han llevado adelante proyectos vinculados a gene- de paralelamente a esto, y probablemente fuertemente
rar aportes en el esclarecimiento y difusión de procesos vinculado, asistimos al resurgimiento de la “cuestión
Por un lado, proponemos reflexionar sobre lo que sig-
genocidas recientes, más exactamente durante la última indígena” como tema de las agendas gubernamentales
nifica implementar un proyecto patrimonializador des-
dictadura militar (1976 – 1983). Los trabajos en el “Club (Delrio y Lenton 2008), la arqueología se encuentra con-
ligado de las propias representaciones de la población
Atlético”, “Pozo de Rosario”, “El Vesubio” y “Mansión minada a comprometerse. Esto genera nuevos desafíos
(Belli et al 2005). A su vez sería interesante discutir so-
Seré” son algunos de los ejemplos que incluyeron en al- para la disciplina a medida que se avanza en la reflexión
bre las consecuencias sociales de la práctica arqueológi-
gunos casos la participación de arqueólogos como peri- sobre el respeto a las comunidades locales, su voz, su
ca: ser conscientes de la necesidad de que la ciencia no
tos y testigos de causas judiciales. relato; abandonando el monólogo arqueológico para
vuelva a repetir discursos “legitimadores” de prácticas
transitar instancias de diálogo, de coproducción del co-
hegemónicas. La permanente autocrítica de las ciencias En el desarrollo del proyecto antropológico- arqueo- nocimiento, y para evaluar cuánto puede hacer hoy la
sociales se impone como estrategia de evaluación de las lógico en Mansión Seré o Atila, que funcionara como ciencia en pos de la visibilización de la diversidad que
implicancias de utilizar conceptos como “patrimonio” o centro clandestino de detención, por citar un ejemplo engloba aquel “ser argentino”, acompañando el proceso
“puesta en valor”, desnaturalizando y deconstruyendo que podemos referir de manera directa, los trabajos ar- que vienen realizando los pueblos originarios.
los propios discursos para que no se conviertan en nue- queológicos han generado (y aún lo siguen haciendo)
vas herramientas legitimadoras (Boasso 2005). En defi- importante evidencia para el esclarecimiento del geno- En este sentido, es importante reconocer que se han
nitiva el desafío es trabajar por una ciencia que no esen- cidio. La visibilidad que adquirió este espacio de memo- generado espacios en los eventos científicos para la dis-
3 Corpus. Archivos virtuales de la alteridad americana, Vol. 1, N°2, 2do. semestre 2011, ISSN 1853-8037
13. cusión acerca de las consecuencias sociales de la arqueo- Esperamos con estas reflexiones haber contribuido a y R. Slavutzky. Instituto Interdisciplinario Tilcara, Fa-
logía, el trabajo en conjunto con las comunidades; y se la discusión sobre cuál es el lugar que actualmente pue- cultad de Filosofía y Letras. UBA.
han desarrollado simposios y reuniones sobre el trata- de tomar la arqueología en el proceso de conocimiento Cruz, P. y Seldes, V. (2005). Patrimonio, identidad y
miento de los restos óseos humanos y la ética profesio- de nuestra historia, nuestro presente, y los aportes que práctica arqueológica en la Quebrada de Humahuaca
nal. puede realizar al esclarecimiento de los procesos de et- (Jujuy, Argentina). En E. Belli y R. Slavutzky (Eds.)
Muchos de estos encuentros han generado arduos de- nocidio; más aún, continuar pensando para quiénes se Patrimonio en el Noroeste Argentino, (pp. 167-195). Bue-
bates y han puesto en evidencia las diferentes posturas construyen los discursos científicos (Delfino y Rodríguez nos Aires: Instituto Interdisciplinario Tilcara, Facultad
alrededor de los derechos de las comunidades a decidir 1991) y qué es lo que se está legitimando con su práctica. de Filosofía y Letras. UBA
sobre el destino de los restos recuperados por la arqueo- Delfino, D. y Rodríguez, P.G. (1991). Crítica de la arqueo-
logía (los restos humanos principalmente), poniendo logía `pura’: de la defensa del patrimonio hacia una arqueo-
sobre el tapete la discusión acerca de la existencia de NOTAS: logía socialmente útil. Inédito.
una continuidad histórica de los pueblos originarios y
1 Somos conscientes de la superposición de los concep- Delrio, W. y D. Lenton (2008). Negaciones y reconoci-
su vinculación con las comunidades actuales, un punto
tos genocidio cultural y etnocidio. Sin embargo, elegi- mientos del genocidio en la política indígena del es-
que todavía sigue discutiéndose y donde lejos se está de
mos esta expresión dado que estamos convencidos tado argentino. Trabajo presentado en 3ras Jornadas de
generar un consenso.
de que el etnocidio, en todo caso, es una manifes- Historia de la Patagonia, Bariloche, 6-8 de noviembre de
Estos debates evidencian que hay temas que no han tación del genocidio. Nuestra expresión “genocidio 2008.
sido lo suficientemente problematizados por el conjun- cultural” intenta enfatizar la vía cultural por la cual
to de la comunidad arqueológica. El punto de inflexión Delrio, W., Lenton, D., Musante, M., Nagy, M., Papa-
también se realiza el genocidio.
creemos que sigue siendo el “gran debate” que todavía zian, A. y Pérez, P. (2010). Prácticas genocidas y Pue-
se debe la arqueología, esto es, la reflexión acerca de blos Originarios en Argentina. Trabajo presentado en
cuánto podría contribuir hoy la arqueología para escla- III Seminario Internacional Políticas de la Memoria “Re-
Referencias bibliográficas cordando a Walter Benjamin: Justicia, Historia y Verdad.
recer procesos genocidas vinculados a los actuales recla-
Belli, E., R. Slavuztky y C. Argañaraz (2005). Patrimonio Escrituras de la Memoria”. Buenos Aires, 28, 29 y 30 de
mos de los pueblos indígenas.
y memoria: el problema de la tierra en Tilcara. En E. octubre de 2010. Centro Cultural de la Memoria Ha-
Concretamente algunos pasos se han dado en este Belli y R. Slavutzky (Eds.) Patrimonio en el Noroeste Ar- roldo Conti.
sentido. Algunos arqueólogos han participado en el gentino, (pp. 65 – 126). Buenos Aires: Instituto Interdis-
proceso de restitución y en algunos casos reentierro de Di Vruno, A. y Seldes, V. (2005). Proyecto Antropológi-
ciplinario Tilcara, Facultad de Filosofía y Letras. UBA.
restos humanos; se han retirado cuerpos momificados co – Arqueológico “Mansión Seré”. El Provenir de la
Bechis, M. (1992). Instrumentos metodológicos para el Memoria: 137 - 152. Segundo Coloquio Interdisciplinario
de las vitrinas de algunos museos, algunos han partici-
estudio de las relaciones interétnicas en el período for- de Abuelas de Plaza de Mayo “El Porvenir de la Memoria”,
pado como testigos en casos de disputas territoriales de
mativo y de consolidación de estados nacionales. En 8 y 9 de abril de 2005. Escuela Superior de Comercio
comunidades indígenas por la tenencia de la tierra…un
C. Hidalgo y L. Tamagno (Comps.) Etnicidad e identi- Carlos Pellegrini. UBA.
largo camino aún por recorrer….mas sin un verdadero
dad, (pp.82-108). Buenos Aires: CEAL.
debate y sinceramiento, este tipo de prácticas podrían Di Vruno, A., Seldes, V., Noel, D.A., De Haro, M.T., Do-
perdurar en la historia de la disciplina como casos aisla- Boasso, F. (2005). Memorias del territorio. Patrimonio en el val, J, Giorno, P., Vázquez, L. (2006). Arqueología en
dos con ese status periférico. Noroeste Argentino, pp. 197 – 217. Editado por E.Belli un Centro Clandestino de Detención . El caso Mansión
4 Corpus. Archivos virtuales de la alteridad americana, Vol. 1, N°2, 2do. semestre 2011, ISSN 1853-8037
14. Seré – Atila”. III Congreso Nacional de Arqueología His- Machaca, R. (2007). La escuela Argentina en la celebración Zaburlin, M.A. (2009). Historia de la ocupación del Pu-
tórica. Rosario 18 al 20 de mayo de 2006. del encuentro con el “nosotros indígena”. La Paz: Plural, cará de Tilcara (Jujuy, Argentina). Intersecciones en An-
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15. DEBATE El genocidio en la historia: Florencia Roulet*
Genocidio y política indigenista: debates María Teresa Garrido**
sobre la potencia explicativa de una
¿Un anacronismo?
categoría polémica
A la memoria de Pedro Navarro Floria
Editor La aplicación del concepto de genocidio a la política seguida por el Estado argentino republicano contra
los pueblos indígenas libres de la Pampa, la Patagonia y el Chaco suscita a menudo vivas objeciones. La pri-
Diana Lenton (presentadora y comentarista) mera consiste en afirmar que, so pena de anacronismo, no se puede usar una noción jurídica consagrada en
1948 por las Naciones Unidas para describir hechos acontecidos varias décadas antes.
Autores y comentaristas (en orden alfabético) La segunda pretende que, en un contexto intelectual marcado por el darwinismo social que afirmaba la
Walter Delrio y Ana Ramos superioridad de la raz blanca y su derecho a someter a las demás por la fuerz los responsables de la
lítica estatal no habrían tenido consciencia de cometer delito alguno. En toda legalidad, no habrían hecho
Diego Escolar sino acelerar artificialmente el proceso natural de la “inevitable” extinción de las “raz inferiores” y su
Pilar Pérez sustitución por la raz
Florencia Roulet y María Teresa Garrido La tercera supone que, en la medida en que no se llevó a cabo la completa desaparición de los pueblos
indígenas, no se puede hablar de genocidio.
Verónica Seldes
Pretendemos desvirtuar estos argumentos desarrollando tres ejes de análisis. Quisiéramos determinar
Liliana Tamagno
en primer lugar si las prácticas que afectaron a la población indígena durante el proceso de expansión del
Julio Esteban Vezub Estado nacional sobre los territorios y sociedades de los pueblos originarios caben en la actual definición de
genocidio. Nos interrogaremos enseguida sobre las nociones jurídicas vigentes en el siglo XIX para evaluar
si esos actos o algunos de ellos constituían entonces un delito de lesa humanidad. Concluiremos con una
reflexión acerca de si es jurídicamente adecuado y útil hoy calificar aquellos hechos como genocidio.
*Lic. en Historia, UBA. Correo electrónico: flo.roulet@gmail.com
Corpus. Archivos virtuales de la alteridad americana, Vol. 1, N° 2, 2do. semestre 2011, **Lic. en Derecho, Universidad Externado de Colombia. Consultora en derechos humanos y en derecho internacional humanitario.
ISSN 1853-8037, URL: http://ppct.caicyt.gov.ar/index.php/corpus Correo electrónico: tegarrido@hotmail.com