4. P R E S E N TA C I Ó N
DEL DIRECTOR NACIONAL DE CONADI
En los lineamientos de la política Indígena del Gobierno de la Presidenta
Sra Michelle Bachelet Jeria se presenta como un hito histórico el reco-
nocimiento de los pueblos indígenas tanto en el marco jurídico como en
el imaginario de la sociedad a través de la aplicación del Re-conocer, el
pacto social por la multiculturalidad.
Entre los mas destacados tópicos de los Compromisos presidenciales
están: la Participación de los pueblos indígenas, Reconocimiento y
profundización de derechos de los pueblos indígenas, Política indígena
urbana, Política de educación, de cultura y de hogares indígenas, la
Mujer indígena y de su rol como transmisora de la cultura y el Desarrollo
integral, conectividad y cobertura rural indígena.
Entre los logros de estos compromisos a respecto de la cultura y
educación de los pueblos fue la culminación de la Fundación de dos
Academias de la lengua indígena, la Academia de la lengua Rapa Nui
y la Academia de la lengua Aymara durante el año 2008, esperando la
Fundación de la Academia de la lengua mapuche durante el año 2009.
Estos eventos son la respuesta adecuada de la institucionalidad ante
el acelerado deterioro del desempeño de las lenguas indígenas producto
de la negación de su presencia a través de la historia en nuestras socie-
dades y que en esta década se está en franco reconocimiento de la
importancia de cada una de ellas en el contexto cultural del país. Las
lenguas indígenas de Chile son consideradas parte del patrimonio inma-
terial de la nación y riqueza de la humanidad. Se parte de la convicción de
que es necesario que el Estado tome acciones que reviertan la situación
de exclusión y minusvaloración en que se encuentran las lenguas indí-
genas, debido a las acciones de discriminación por parte de la sociedad
5. y a las inacciones, aunque no intencionadas del Estado que en materia
de lenguas, no ha preparado ni puesto en práctica un plan destinado a
reconocer, orientar, desarrollar o determinar el uso de las lenguas en el
país, para de esta manera revertir la discriminación que se hace a los
hablantes de las lenguas indígenas en los ambientes pluriculturales de
las regiones y en el sistema educacional del estado.
En el preámbulo del Convenio 169 de la Organización Internacional del
Trabajo se dice que en lugar de las políticas asimilacionistas debe reco-
nocerse “las aspiraciones de esos pueblos a asumir el control de sus
propias instituciones y formas de vida y de su desarrollo económico y a
mantener y fortalecer sus identidades, lenguas y religiones, dentro del
marco de los Estados en que viven.”
También se puede observar en la Parte VI. Educación y medios de
comunicación, Artículo 28 se señala: “Siempre que sea viable, deberá
enseñarse a los niños de los pueblos interesados a leer y escribir en su
propia lengua indígena o en la lengua que más comúnmente se hable
en el grupo a que pertenezcan.” En el segundo párrafo del mencionado
Artículo 28 se dice “Deberán tomarse medidas adecuadas para asegurar
que esos pueblos tengan la oportunidad de llegar a dominar la lengua
nacional o una de las lenguas oficiales del país.” Y en el tercero se agrega:
“Deberán tomarse disposiciones para preservar las lenguas indígenas
de los pueblos interesados y promover el desarrollo y la práctica de las
mismas.”
Los trabajos futuros de las Academias de la lengua indígena en Chile
que ha promovido la Corporación Nacional de Desarrollo Indígena,
CONADI, estarán direccionados hacia la realización de estas dispo-
siciones, en las que se destaca el respeto hacia la diversidad cultural,
al desarrollo de las comunidades y a la mantención de su cultura y su
lengua.
La Declaración Universal de Derechos Lingüísticos de 1996 consi-
dera que se debe asegurar el respeto y el pleno desarrollo de todas las
lenguas y establecerse los principios de una paz lingüística planetaria,
justa y equitativa, como factor principal de la convivencia social. Dicha
declaración afirma que para garantizar la convivencia entre comu-
nidades lingüísticas, hace falta encontrar unos principios de orden
universal que permitan asegurar la promoción, el respeto y el uso social
público y privado de todas las lenguas, el respeto a la diversidad lingüís-
tica y cultural del país, promueve el diálogo intercultural y ofrecen claras
ventajas para la comprensión mutua, la cohesión social, la construcción
de una identidad nacional y la pacificación del país.
6. El presente estudio acerca de la situación sociolingüística de la
población indígena urbana, elaborado por la Universidad Tecnológica
Metropolitana de Santiago, es un importante avance del cual la CONADI
se congratula y ofrece a la población indígena, así como a las institu-
ciones y profesionales del área interesados en las lenguas de nuestros
pueblos.
Las conclusiones a las que se llegue producto de su lectura marcarán
una nueva etapa en el quehacer de nuestras instituciones en beneficio
de las culturas indígenas de Chile.
ALVARO MARIFIL HERNANDEZ
DIRECTOR NACIONAL
CONADI
7. ÍNDICE
9 ANTECEDENTES
10 I SITUACIÓN SOCIOLINGÜÍSTICA EN LA REGIÓN METROPOLITANA
33 II ACTITUDES ANTE LAS LENGUAS INDÍGENAS
40 III COMPETENCIA CON EL MAPUZUGUN EN LA REGIÓN METROPOLITANA
44 IV COMPETENCIA LINGÜÍSTICA CON EL MAPUZUGUN: ANÁLISIS DE CASOS
55 V COMPETENCIA LINGÜÍSTICA AYMARA: ANÁLISIS DE CASOS
71 VI ASPECTOS METODOLÓGICOS
84 BIBLIOGRAFÍA
88 ANEXO: INSTRUMENTOS APLICADOS
88 Encuesta sociolingüística a hogares mapuche y aymara de la región metropolitana
102 Actitudes lingüísticas región metropolitana
104 Instrumento de medición competencia lingüística aymara
108 Instrumento de medición de competencia lingüística en mapuzugun
8. ANTECEDENTES
El presente documento constituye el informe final del proyecto
“Perfil Sociolingüístico de Lenguas Mapuche y Aymara en la Región
Metropolitana”, realizado por la Universidad Tecnológica Metropolitana a
través del Centro de Desarrollo Social, en convenio la Dirección Nacional
de la Corporación Nacional de Desarrollo Indígena, a través de la Unidad
de Cultura y Educación de la Dirección Nacional.
El estudio tiene por objeto elaborar un perfil sociolingüístico de la
población mapuche y aymara residente en la Región Metropolitana,
que permita tener información sobre su competencia y desempeño
de las lenguas vernáculas, la situación actual del uso de éstas en sus
diferentes actividades familiares y/o sociales, la actitud de éstas hacia
la lengua, entre otros aspectos que permitan disponer de antecedentes
suficientes para orientar la política pública de fomento y fortalecimiento
de las lenguas indígenas.
En el primer capítulo se expone la situación sociolingüística de los
hogares mapuche y aymara en la región, analizándose los procesos de
mantenimiento y pérdida de la lengua en los distintos niveles generacio-
nales.
El segundo capítulo expone un análisis de las actitudes de los
hablantes mapuche y aymara con su lengua, así como algunas hipótesis
explicativas de las situaciones descritas.
El tercer capítulo, expone un análisis estadístico de la competencia
lingüística en mapuzugun. Se exponen además algunas hipótesis expli-
cativas de la situación analizada. Se excluye de este análisis la compe-
tencia en aymara debido a la baja cantidad de casos encontrados
En el cuarto capítulo se realiza un análisis de casos de la compe-
tencia lingüística mapuche en la región, sobre la base de los test de
competencias aplicados en el estudio, mientras que el quinto capítulo
desarrolla un análisis de casos de la competencia lingüística aymara.
En ambos análisis se trabaja en función de identificar la competencia
baja, mediana y alta de la lengua y sus características particulares en el
contexto urbano del territorio estudiado.
Finalmente, el sexto capítulo aborda el trabajo de elaboración de
la muestra, los procedimientos utilizados en el trabajo de campo y el
procesamiento de los datos. Se anexan, además, los instrumentos utili-
zados en el estudio.
9. I. SITUACIÓN SOCIOLINGÜÍSTICA EN LA REGION
METROPOLITANA
1. Características socio demográficas de la población indígena en
la Región Metropolitana de Santiago
La Región Metropolitana congrega en una sola zona geográfica el grupo
numéricamente más significativo de indígenas del país, con la excep-
ción de la Araucanía. En esta región se tiene tanto en cifras absolutas
(203.950 personas), relativas (un 29,5%) que sobresale notoriamente de
las demás regiones de Chile, con la excepción de la Región Metropolitana.
Esta sigue en importancia a la de la Araucanía con 191.454 personas
indígenas, lo que equivale a un 27,7% del total nacional (INE-Orígenes,
2002:13). Esta última es una realidad social casi en su totalidad urbana y,
además, urbana metropolitana (congregación de población y vivienda en
gran escala).
Se trata de una población que presenta distribuciones por edad y sexo
normales respecto del país. En el caso mapuche en particular, la distribu-
ción por edad es incluso un poco más favorable a los tramos más jóvenes
que las medias del país. Estamos en presencia, por lo tanto, de una pobla-
ción demográficamente joven, dinámica y en crecimiento.
10. Sexo Tabla Nº 1:
Etnia Edades Totales Distribución por
Hombre Mujer sexo y edad de la
población metropo-
5-14 394 23,4% 333 18,7% 727 21,0%
litana
15-24 382 22,7% 416 23,3% 798 23,0%
25-34 291 17,3% 306 17,1% 597 17,2%
35-44 260 15,4% 298 16,7% 558 16,1%
Mapuche
45-54 190 11,3% 241 13,5% 431 12,4%
55-64 102 6,1% 107 6,0% 209 6,0%
65-74 53 3,1% 65 3,6% 118 3,4%
75 y más 12 0,7% 19 1,1% 31 0,9%
Total 1684 100,0% 1785 100,0% 3469 100,0%
5-14 15 16,0% 21 21,2% 36 18,7%
15-24 22 23,4% 18 18,2% 40 20,7%
25-34 19 20,2% 15 15,2% 34 17,6%
35-44 15 16,0% 17 17,2% 32 16,6%
Aymara
45-54 13 13,8% 15 15,2% 28 14,5%
55-64 4 4,3% 7 7,1% 11 5,7%
65-74 5 5,3% 3 3,0% 8 4,1%
75 y más 1 1,1% 3 3,0% 4 2,1%
Total 94 100,0% 99 100,0% 193 100,0%
Nota: Se excluyen no indígenas integrantes de los hogares entrevistados
10
11. En relación con la inmigración, alrededor de dos tercios son nacidos
en la Región Metropolitana (un 66,5%) mientras que de los restantes
no todos nacieron en comunas de residencia tradicional indígena
(reúnen esta condición sólo un 18,3% de los casos sumando aymaras
y mapuches). Se presenta un cierto número de casos de integrantes de
los hogares nacidos en comunas de otras partes del país que corres-
ponden a personas no indígenas integrantes de hogares indígenas y de
indígenas cuyas familias han vivido procesos migratorios escalonados
hasta llegar a la Región Metropolitana y que por lo tanto nacieron en
sitios intermedios. Es el caso, por ejemplo, de comunas urbanas en
regiones de vida tradicional indígena (Arica, Iquique, Temuco, Valdivia y
Osorno), comunas de la región central de Chile y algunos nacidos en el
extranjero.
Tabla Nº 2:
Áreas de residencia Frecuencia Porcentaje válido
Comuna de
nacimiento según
Comunas residencia tradicional aymara 15 0,4%
áreas de residencia
Comunas residencia tradicional mapuche 718 17,9% tradicional y no
tradicional indígena
Comuna urbana en región de vida tradicional
86 2,1%
aymara
Comuna urbana en región de vida tradicional
143 3,6%
mapuche
Región Metropolitana 2665 66,3%
Comunas con baja presencia indígena y otras
351 8,7%
comunas del resto del país
Nacidos fuera de Chile 15 0,4%
No sabe, no responde 24 0,6%
4017 100,0%
Total
Ahora, si analizamos la condición de metropolitano o inmigrante de
quienes respondieron la encuesta en los hogares entrevistados (en su
mayoría jefes de hogar o sus cónyuges, o personas adultas de cada hogar
entrevistado), advertiremos con claridad que a medida que tratamos
con personas de mayor edad, aumenta el porcentaje de hogares con
jefes de hogar o integrantes inmigrantes y, a la inversa si tratamos con
personas más jóvenes. Pero, además, los valores se invierten respecto
del conjunto de los individuos considerados en la muestra. Si en un
caso se tenía un 66,5% de nacidos en la Región Metropolitana, ahora
este porcentaje llega sólo a un 39, 6%. Esto indica que luego de trans-
curridas un par de décadas de inmigración a Santiago empiezan a
formarse grupos domésticos que no tienen la migración como un dato
11
12. inmediato de sus trayectorias y biografías, sino que ella ya es un dato de
la generación precedente. Y esto aumenta con el tiempo. Este fenómeno
se acentúa más en el caso mapuche que en el aymara debido a que los
inicios de la inmigración son más antiguos en el primero de estos casos.
Inmigrante o metropolitano Tabla Nº 3:
Edad en decenios Total Edad en decenios de
Inmigrante Metropolitano los respondentes por
hogar (en su mayoría
5-14 0 0,0% 1 100,0% 1 100,0% jefes de hogar y
otros adultos) según
15-24 27 41,5% 38 58,5% 65 100,0% la condición de
inmigrante o metro-
25-34 141 49,1% 146 50,9% 287 100,0% politano
35-44 215 50,4% 212 49,6% 427 100,0%
45-54 260 67,0% 128 33,0% 388 100,0%
55-64 144 77,8% 41 22,2% 185 100,0%
65-74 88 86,3% 14 13,7% 102 100,0%
75 y más 19 76,0% 6 24,0% 25 100,0%
Total 894 60,4% 586 39,6% 1480 100,0%
La presencia indígena en Santiago de Chile y sus alrededores es antigua.
En la historia moderna del país ella se gesta con la emigración desde el
centro sur de Chile (mapuches) y, en mucho menor medida, del norte
(atacameños, quechuas y aymaras de las regiones de Antofagasta,
Tarapacá y Arica-Parinacota). La pobreza campesina del sur de Chile
y la promesa de trabajo e ingresos en las ciudades del centro del país
que se abren con el crecimiento industrial y la expansión urbana lanzan
a ciudades y la urbe capitalina contingentes de mujeres y hombres
mapuches. Esto se hace notorio ya hacia la cuarta década del siglo XX.
Se intensifica en las décadas posteriores. No es un fenómeno de movi-
lidad espacial que se haya detenido sino que al contrario. Por una parte,
sucesivas crisis de la agricultura tradicional del sur de Chile, reconver-
sión productiva, deterioro de los recursos productivos mapuches, contra
reforma agraria de la década de 1970. Por otra parte, nuevas oportuni-
dades de trabajo estacional o estable se forman con la expansión de la
fruticultura de exportación en el centro del país, el aumento del empleo
con el crecimiento de la economía en las décadas de 1990 en adelante,
la expansión minera en el norte del país, el desarrollo de la industria
12
13. acuícola en el sur, etc. Podría apuntarse, sin embargo, que la movilidad
y emigración mapuche tiene hoy blancos migratorios más diversos que
las grandes ciudades como ocurría antaño (Concepción y Santiago eran
las más importantes).
La emigración andina tendría otra dinámica. Esta es quizá más masiva
que la mapuche, pero se realiza a las ciudades del norte del país (puertos
y ciudades mineras como Arica, Iquique, Antofagasta y Calama) y sólo
en menor medida a la Región Metropolitana (el tipo de muestra que
fue necesario aplicar para este caso muestra bien el pequeño tamaño
y dispersión de este sub universo). Es también más reciente que la
mapuche. Tampoco corresponde a una emigración obrera y de trabaja-
dores sin calificación como es el caso de los mapuches, sino que más
bien de empleados fiscales, pequeños comerciantes, trabajadores por
cuenta propia y algunos técnicos y profesionales.
Tabla Nº 4:
Año de llegada Etnia Total
Año de llegada
Mapuche Aymara a la Región
Metropolitana del
1920 - 1929 1 0,1% 0 0,0% 1 0,1%
informante o sus
antepasados en
1930 - 1939 11 0 ,9% 0 0,0% 11 0,8%
decenios según etnia
1940 - 1949 55 4,3% 7 7,1% 62 4,5%
1950 - 1959 119 9,3% 4 4,0% 123 8,9%
1960 - 1969 223 7,5% 5 5,1% 228 16,6%
1970 - 1979 257 20,1% 6 6,1% 263 19,1%
1980 - 1989 274 21,5% 20 20,2% 294 21,4%
1990 - 1999 163 12,8% 22 22,2% 185 13,5%
2000 - 2008 59 4,6% 22 22,2% 81 5,9%
No sabe, no responde 114 8,9% 13 13,1% 127 9,2%
Total 1276 100,0% 99 100,0% 1375 100,0%
(se excluyen antecesores no indígenas y otros integrantes del hogar)
Toda vez que la inmigración a la Región Metropolitana no se ha detenido,
la antigüedad de la emigración determina que un porcentaje relevante
de los hogares indígenas de Santiago deba considerarse como metro-
politanos. Esto es, formados por hijos, nietos o bisnietos de emigrantes.
13
14. Se trata de personas que corresponden a la primera, segunda y a veces
tercera generación de nacidos en Santiago y sus alrededores. La tabla
siguiente muestra cifras y porcentajes que avalan lo que se acaba de
enunciar. Por tratarse de una inmigración más reciente, la gran mayoría
de los aymaras metropolitanos entrevistados (datos de respondentes
por hogar entrevistado, por lo general adultos) es migrante directo
(82,6%), porcentaje que baja considerablemente (57,0%) en el caso
mapuche, con inmigraciones bastante más antiguas. De ello resulta
que un 17,4% de los hogares aymaras considerados en el estudio sería
metropolitano, mientras que, en el caso mapuche, este porcentaje sube
a un 39,7%, a lo que se agrega un 3,3% proveniente de áreas no tradicio-
nales (extranjero, otras áreas de emigración).
Tabla Nº 5:
Generación de migración Etnia Total
Generación de inmi-
Mapuche Aymara
gración de hogar del
informante según la
818 57,0% 76 82,6% 894 58,5%
Migrante directo etnia de pertenencia
Migraron los padres, abuelos o
570 39,7% 16 17,4% 586 38,4%
bisabuelos
Otras formas (desde el
extranjero, otras áreas no 47 3,3% 0 0,0% 47 3,1%
indígenas, etc.)
Total 1435 100,0% 92 100,0% 1527 100,0%
Los indígenas metropolitanos se encuentran representados en todas las
categorías ocupacionales, pero prevalecen claramente en los oficios de
empleado (principalmente servicios menores), con un 59,8% del total
(un 53,1% en el caso mapuche y un 59,8% en el aymara). Le sigue en
importancia la categoría de los obreros con un 16,8% del total (un 17,7%
en el caso mapuche y ausencia de casos en la muestra aymara). Estos
últimos destacan en el trabajo por cuenta propia con un 33,7% (princi-
palmente en el comercio), en tanto que entre los mapuche esta cate-
goría está presente en un 15% de los casos. También entre los mapuche
el servicio doméstico manifiesta una visible presencia con un 9,8%.
14
15. Tabla Nº 6:
Categoría ocupacional Etnia Total
Categoría ocupa-
Mapuche Aymara cional de los indí-
genas en la Región
Empleador 22 1,3% 2 2,2% 24 1,4% Metropolitana según
etnia de pertenencia
Trabajador por Cuenta
250 15,0% 31 33,7% 281 16,0%
Propia
Empleado 885 53,1% 55 59,8% 940 53,4%
Obrero 296 17,7% 0 0,0% 296 16,8%
Servicio doméstico 164 9,8% 1 1,1% 165 9,4%
Familiar no remunerado 7 0,4% 0 0,0% 7 0,4%
FF.AA. y de Orden 6 0,4% 0 0,0% 6 0,3%
Otra 15 0,9% 3 3,3% 18 1,0%
No sabe, no contesta 23 1,4% 0 0,0% 23 1,3%
Total 1668 100,0% 92 100,0% 1760 100,0%
Presentemos, todavía, otro antecedente urbano de los indígenas en la
Región Metropolitana. Si las relaciones sociales tradicionales se desen-
volvían en marcos sociales de grupos parentales localizados, podemos
preguntarnos por la existencia de redes sociales parentales en la vida
urbana contemporánea, ya que no de grupos locales corporados como
era usual en la vida tradicional rural. Puede ser indicativa la proporción
de la parentela que reside en la capital y, por diferencia, aquella que
todavía es rural. La tabla siguiente muestra información solicitada a los
respondentes de la encuesta de hogares:
Tabla Nº 7:
Rangos Frecuencia Porcentaje Estimación de la
proporción en que
280 17,7%
Toda la parentela reconocida la parentela de
216 13,6% los entrevistados
El 75% de los parientes
408 25,7% vive en la Región
El 50% de los parientes
Metropolitana
511 32,2%
El 25% de los parientes
Ninguno 82 5,2%
NS/NR 88 5,6%
Total 1585 100,0%
15
16. La evidencia aportada por las cifras de la tabla precedente muestra que
en la percepción de los entrevistados la categoría de los parientes reside,
principalmente, en la misma Región Metropolitana. Esto puede ser indi-
cativo de la existencia de redes parentales cortas, principalmente con
residencia urbana y, a la vez, la interrupción paulatina de los lazos con
redes más amplias que incorporan segmentos rurales o, cuando menos,
la relativa menor importancia de esto último.
El desenvolvimiento de las lenguas originarias no se sustrae de las
condiciones urbanas metropolitanas en las cuales se encuentran los
indígenas de la capital y sus alrededores. Algunas de esas condiciones
son las siguientes:
a) En primer lugar, se trata de francas minorías demográficas,
minúscula en el caso aymara, que apenas alcanza a 1787
personas en la Región (INE, 2002).
b) Los indígenas se distribuyen de manera dispersa en las
comunas de la Región Metropolitana y al interior de éstas.
c) De todos modos, como es dable esperar para un sector
social de pobres como nota dominante de su situación
socioeconómica (empleados en servicios básicos, obreros y
trabajadores, trabajadores por cuenta propia), su presencia
es más notoria en las comunas populares y en los barrios
pobres de las comunas capitalinas.
d) La gran mayoría de los indígenas metropolitanos nació en
Santiago (un 66,5%), como consecuencia de una prolongada
permanencia en la ciudad (la afluencia mapuche es notoria
desde la década de 1940).
e) Pero, esta distribución estadística se invierte cuando consi-
deramos las personas mayores y de la tercera edad. Si el cono-
cimiento de las lenguas indígenas se encuentra asociado a su
aprendizaje en las áreas de residencia tradicional, entonces
una mayoría de nacidos en Santiago dependerá de lo que una
minoría emigrada pueda transmitirles.
f) La transmisión de la lengua se relaciona entonces con la
existencia de estos inmigrantes en los hogares indígenas
metropolitanos y con la red social indígena urbana y de larga
distancia de la que puedan participar.
16
17. 2. La vigencia del mapuzugun y jaqui aru en la Región
Metropolitana
Salvando excepciones individuales, las lenguas indígenas de Chile son
asunto de indígenas. Lo son en cuanto las prácticas de uso y transmisión
quedan reducidas, hasta ahora, a lo que sus integrantes que las poseen
puedan hacer en este campo. El Programa de Educación Intercultural
Bilingüe que con carácter de piloto impulsa desde hace más de una
década el Ministerio de Educación tiene muchas limitaciones y no
puede considerarse, hasta ahora al menos, como un instrumento eficaz
de sostenimiento y expansión de estas lenguas.
Mapuzugun, jaqui aru y castellano son las lenguas poseídas por los
indígenas metropolitanos (también el quechua, no considerado en
este estudio, que seguramente posee un cierto número de emigrantes
peruanos en Santiago y, en menor medida, de la Provincia de El Loa en
la II Región de Antofagasta y de Bolivia). Nos preocuparemos a conti-
nuación de cuantificar su existencia. Digamos, primero que todo, que
el castellano es la lengua universal conocida por todos que se ocupa
extensiva y continuamente. Es posible que haya alguna persona anciana
en algún hogar mapuche que domina mejor el mapuzugun que el caste-
llano (constituyéndose, así, en un bilingüe en que el castellano ocupa una
posición subordinada) y que, ya sea por historia lingüística, la existencia
de un ambiente hogareño bilingüe, o ambas cosas, esa condición de
bilingüismo no ha evolucionado hacia un estado regresivo de la lengua
indígena. Pero situaciones de este tipo son por completo excepcionales
y la realidad lingüística de los indígenas metropolitanos muestra un
panorama bastante menos auspicioso.
La tabla siguiente entrega información acerca del mono y bilingüismo
mapuche y aymara en la región Metropolitana apreciados a través del
aprendizaje de una primera lengua y de una segunda lenguas. Según
esto, un 80,03% de los mapuches metropolitanos de 5 o más años sería
monolingüe del castellano: aprendió como primera lengua el castellano y
no aprendió como segunda lengua el mapuzugun permaneciendo mono-
lingüe castellano. El restante 19,7% son bilingües de distinto tipo ya que
obtuvieron como primera lengua el mapuzugun y luego aprendieron el
castellano (en verdad, dado los ambientes lingüísticos prevalecientes,
simultáneamente ambas lenguas en algún grado), situación que alcanza
un 7,9% del total, o bien primero el castellano y luego el mapuzugun (un
11,8%). Al interior de este último grupo, entre quienes tienen a la lengua
originaria como primera lengua, encontraremos la mayoría de los bilin-
gües coordinados y algún caso, más bien excepcional, de bilingüe con
17
18. subordinación del castellano. Entre quienes aprendieron, poco o mucho,
el mapuzugun con posterioridad al castellano menudearán los bilingües
incipientes y subordinados del mapuzugun.
Tabla Nº 8:
1ª lengua Segunda lengua aprendida
Etnia Total Bilingüismo y mono-
aprendida Mapuzugun Aymara Castellano No lingüismo castellano
aymara y mapuche
Aymara ----- ----- 215 100% ----- 215 100%
en la Región
Mapuche
Castellano 319 12,8% 0 0,0% ----- 2173 87,2% 2492 100% Metropolitana
Otra 0 0,0% 0 0,0% 0 0,0% ----- 0 100%
Totales 319 11,8% 0 0,0% 215 7,9% 2173 80,3% 2707 100%
Aymara ----- ----- 8 100% 0 0,0% 8 100%
Aymara
Castellano 2 1,4 53 36,8% ----- 89 61,8% 144 100%
Otra 0 0,0% 0 0,0% 1 100% ------ 1 100%
Totales 2 1,3% 53 34,6% 9 5,9% 89 58,2% 153 100%
* Se excluyen personas no indígenas en los hogares indígenas entrevistados
Si consideramos ahora el aymara, la situación informada es aparente-
mente mejor. En efecto, los bilingües alcanzarían a un 39,8% del total.
A la inversa, el 58,2% sería monolingüe del castellano. La composición
del bilingüismo se distribuye aquí con un 34,6% del total que aprendió
el aymara como segunda lengua y un estrecho 5,2% (8 casos de 153)
que la aprendió como primera lengua. De ahí entonces que, si es cierto
que al aprendizaje de la segunda lengua en contextos de dominación
lingüística por la lengua nacional y general (el castellano) conduce por
lo general a un aprendizaje incompleto o insuficiente de las lenguas
minoritarias y subordinadas como las que aquí analizamos, entonces
debemos suponer que entre estos bilingües el jaqui aru tenderá a
presentar una clara situación de subordinación respecto del castellano.
En efecto, así lo demuestra la información recogida respecto de la
competencia con la lengua vernácula en la dimensión de comprensión
(entendimiento, tener la capacidad de hacer inteligible lo que se escucha).
Entre los aymaras metropolitanos la mayoría tendría capacidades limi-
tadas de comprensión de la lengua (un 70,5%). Por su parte, sólo para
un 11,5% se declara comprensión media y un 18% con comprensión alta
o suficiente para lograr inteligibilidad de lo que se habla. Los mapuches,
a su vez, presentan un panorama mejor balanceado, pero no carente de
problemas. Un tercio de ellos (un 34,1%) tendría una comprensión alta o
suficiente con su lengua, otro cuarto (25,0%) una comprensión media y
un notorio 40,9% una comprensión baja e insuficiente.
18
19. Tabla Nº 9:
Etnia
Comprensión de la lengua vernácula Total Comprensión de la
Mapuche Aymara
lengua indígena por
Entiende todo o mucho de lo que se quienes declaran
198 34,1% 11 18,0% 209 32,6%
habla alguna competencia
con ella
Entiende bastante 145 25,0% 7 11,5% 152 23,7%
Entiende sólo un poco, no
237 40,9% 43 70,5% 280 43,7%
comprende bien lo que se habla
Total 580 100,0% 61 100,0% 641 100,0%
La evaluación cuantitativa del bilingüismo y monolingüismo indígena en
la Región Metropolitana debe completarse con antecedentes acerca de
la producción lingüística a través de actos de habla. El 19,7% de bilingües
mapuches (tabla 8) se segmenta en grupos con niveles de comprensión
variables, como acabamos de ver, pero también, como lo indica la tabla
siguiente, en grupos con capacidades de producción lingüística varia-
bles. Por lo pronto, un 17,8% de aquellos que manifiestan capacidades
de comprensión señalan incapacidad de producción. En el caso aymara
ello se eleva a un 72,1% de los casos poniendo en entredicho el relativa-
mente mejor estado declarado de bilingüismo que se apreciara con esta
lengua a partir de datos sobre comprensión.
Tabla Nº 10:
Etnia Capacidad de producción en Capacidad de
Total
mapuzugun o jaqui aru
comprensión y capa-
Si No cidad de producción
Capacidad de en lengua vernácula
Mapuche comprensión del 493 82,2% 107 17,8% 600 100,0% según declaraciones
mapuzugun de bilingüismo y
Capacidad de etnia de pertenencia
Aymara comprensión del jaqui 17 27,9% 44 72,1% 61 100,0%
aru
Si nos dirigimos, ahora, a detallar mejor las capacidades de produc-
ción lingüística, constatamos una considerable heterogeneidad interna.
Los mapuche metropolitanos que manifiestan poseer capacidades de
producción precisan al mismo tiempo que ella no siempre es la adecuada.
Sólo un 40,2% tendría una buena capacidad de producción, mientras
que el resto manifiesta problemas (un 20,7% con dificultades y un 39,1%
incipiente). Entre los pocos casos de bilingües aymaras con capacidad de
producción en su lengua, la mitad manifiesta capacidades suficientes,
un 29,4% con dificultades y un 17,6% con producción incipiente.
19
20. Tabla Nº 11:
Capacidad de producción en Etnia Total
Capacidad de
mapuzugun y jaquiaru
Mapuche Aymara producción con el
mapuzugun y jaqui
Producción lingüística adecuada 198 40,2% 9 52,9% 207 40,6% aru entre los indí-
genas de la Región
Producción lingüística con dificultades 102 20,7% 5 29,4% 107 21,0% Metropolitana,
según etnia de
Producción lingüística incipiente 193 39,1% 3 17,6% 196 38,4% pertenencia
Total 493 100,0% 17 100,0% 510 100%
No hay variaciones significativas de estas capacidades de comprensión
y producción en las lenguas vernáculas según si se trata de hombres o
mujeres. Pero sí se presentan diferencias remarcables con la edad de las
personas. Entre los mapuche metropolitanos se presenta una notoria
correspondencia entre edad y desempeño eficiente con el mapuzugun.
Los jóvenes y adultos jóvenes no se desenvuelven bien con su lengua
cuando llegan a conocerla. Con más frecuencia se declara de ellos que
poseen una capacidad de producción incipiente. En sentido contrario,
cuando nos dirigimos hacia los estratos de los adultos y mayores
aumenta la percepción de desempeño eficiente. De todos modos, en
todos los estratos de edad se presentan porcentajes visibles de casos
en que la evaluación de capacidad se ubica en “con dificultades” o “inci-
piente”, lo que pudiera indicarnos condiciones de origen y en la vida
urbana de los inmigrantes que dificulta la creación de estándares altos
de desempeño con la lengua.
20
21. Tabla Nº 12:
Capacidad de producción en lengua vernácula Capacidad de
Total producción en
Etnia Edad en Con lengua vernácula
Eficiente Incipiente
decenios dificultades
según tramos de
1 3,4% 0 0,0% 28 96,6% 29 100,0% edad y pertenencia
5-14
étnica
10 20,4% 10 20,4% 29 59,2% 49 100,0%
15-24
25 32,5% 15 19,5% 37 48,1% 77 100,0%
25-34
31 35,6% 23 26,4% 33 37,9% 87 100,0%
35-44
Mapuche
55 52,4% 26 24,8% 24 22,9% 105 100,0%
45-54
41 53,9% 14 18,4% 21 27,6% 76 100,0%
55-64
29 49,2% 12 20,3% 18 30,5% 59 100,0%
65-74
6 54,5% 2 18,2% 3 27,3% 11 100,0%
75 y más
Total 198 40,2% 102 20,7% 193 39,1% 493 100,0%
1 100,0% 0 0,0% 0 0,0% 1 100,0%
15-24
4 50,0% 3 37,5% 1 12,5% 8 100,0%
25-34
35-44 1 25,0% 2 50,0% 1 25,0% 4 100,0%
Aymara
45-54 2 100,0% 0 0,0% 0 0,0% 2 100,0%
55-64 1 50,0% 0 0,0% 1 50,0% 2 100,0%
Total 9 52,9% 5 29,4% 3 17,6% 17 100,0%
Los casos aymaras con declaraciones de producción son muy pocos
como para poder formarse un juicio razonable acerca de la distribución
de esas capacidades. No obstante, destaca la prevalencia del grupo de
aquellos respecto de los cuales se señala capacidad eficiente de produc-
ción, lo que pudiera asociarse con aprendizajes de origen.
Es de interés, también, evaluar la producción como algo que logra
sostenerse o incluso producirse en el medio urbano metropolitano o
debemos más bien asumir que es algo dependiente de aprendizajes y
práctica generadas en los sitios de origen. La siguiente tabla relaciona la
capacidad de producción con la condición de inmigrante o de metropo-
litano y nos permite formar un juicio al menos preliminar acerca de este
punto.
21
22. Tabla Nº 13:
Etnia Capacidad de Migrante o metropolitano Total
producción en lengua Capacidad de
vernácula producción en
Inmigrante Metropolitano Inmigrante
lengua vernácula
según la condición
Perfectamente puede hablar 151 94,4% 9 5,6% 160 100,0% de inmigrante o
e intervenir metropolitano y
pertenencia étnica
Mapuche
Con alguna dificultad puede 66 86,8% 10 13,2% 76 100,0%
hablar o intervenir
Puede responder o plantear 74 67,3% 36 32,7% 110 100,0%
frases sencillas
Total 291 84,1% 55 15,9% 346 100,0%
Perfectamente puede hablar
5 100,0% 0 0,0% 5 100,0%
e intervenir
Con alguna dificultad puede
4 80,0% 1 20,0% 5 100,0%
Aymara
hablar o intervenir
Puede responder o plantear 3 100,0% 0 0,0% 3 100,0%
frases sencillas
Total 12 92,3% 1 7,7% 13 100,0%
Como podía sospecharse, los sujetos con capacidad de producción
lingüística en lengua vernácula se asocian de manera clara a la condi-
ción de inmigrante. En particular entre los mapuche los hablantes inmi-
grantes ascienden a un 84,1%, en tanto que el restante 15,9% es de
origen metropolitano. Pero, repárese en que estos últimos se concentran
en aquellos que pueden desenvolverse de manera apenas incipiente con
la lengua (responder o plantear algunas frases sencillas). A la inversa, es
entre los inmigrantes que se concentran aquellos que no presentan difi-
cultades para comunicarse en su lengua (un 94,4% de los integrantes
de esa categoría). Entre los aymaras, a su vez, una mayoría todavía más
amplia de hablantes que en el caso mapuche es inmigrante en Santiago
(un 92,3%). Debe repararse, no obstante, en que las emigraciones
aymaras a Santiago son recientes y que por ello no podemos suscribir
sin más que en la Región Metropolitana la lengua no se está transmi-
tiendo, debido a que todavía hay pocos aymaras nacidos en la metró-
poli.
22
23. 3. El aprendizaje y transmisión de las lenguas vernáculas en la
Región Metropolitana
La primera lengua de los indígenas en la Región Metropolitana es mayo-
ritariamente el castellano. Esto vale tanto para mapuches (90,5%) como
aymaras (94,1%). El aprendizaje simultáneo de ambas lenguas está
presente, pero no representaría un fenómeno muy extendido (1,7% en el
caso mapuche y 0,0 en el aymara). Se podría esperar, como sí ocurre en
las áreas rurales, una mayor presencia de este aprendizaje simultáneo.
Tabla Nº 14:
Etnia
Primera lengua aprendida Total Primera lengua
Mapuche Aymara aprendida según
Mapuzugun 215 7,8% ------ 215 7,4% etnia de pertenencia
Aymara ------ 8 5,2% 8 0,3%
Castellano 2501 90,5% 144 94,1% 2645 90,7%
Otra lengua 0 0,0% 1 0,7% 1 0,0%
Ambas simultáneamente 48 1,7% 0 0,0% 48 1,6%
Total 2764 100,0% 153 100,0% 2927 100,0%
* Se excluyen personas no indígenas en los hogares indígenas entrevistados
Si la mayoría de los indígenas tiene al castellano como primera lengua,
una parte de los bilingües debió aprender la lengua indígena como
segunda lengua. La tabla siguiente muestra que este fenómeno está
poco representado en el caso mapuche (con un 11,8%), y más presente
en el aymara (con un 34,6%). A su vez, el aprendizaje del castellano
teniendo como primera lengua una vernácula se presenta con cierta
frecuencia entre los mapuches residentes urbanos (un 7,9%) y los
aymaras en igual condición (5,9%).
23
24. Tabla Nº 15:
Etnia
Segunda lengua aprendida Total Aprendizaje de una
Mapuche Aymara segunda lengua
según etnia de
Sí, Mapuzugun 319 11,8% 2 1,3 321 11,2%
pertenencia
Sí, Aymara ---- 53 34,6% 53 1,9%
Sí, Castellano 215 7,9% 9 5,9% 224 7,8%
Monolingüe castellano 2173 80,3% 89 58,2% 2262 79,1%
Total 2707 100,0% 153 100,0% 2860 100,0%
* Se excluyen personas no indígenas en los hogares indígenas entrevistados
La segunda lengua no es una adquisición tardía en la vida de las personas
indígenas. En los tiempos actuales, tan interconectados comunicati-
vamente, lo más seguro es que incluso en las zonas del país lingüísti-
camente más conservadoras, aunque sea en menor grado, ya se está
aprendiendo algo de castellano desde un primer momento de la vida.
Y por lo tanto no hay separación absoluta entre el aprendizaje de una
primera lengua y la adquisición de la segunda que, cuando ocurre, en
el presente corresponde a la lengua vernácula. Como sea, la segunda
lengua en un 89,4% de los casos mapuches entrevistados se habría
aprendido durante el primer tramo de edad aquí considerado (entre 5 y
14 años de edad). Entre los aymaras ello ascendería a un 63,6% de los
casos; pero estos son pocos así es que deben tomarse con las preven-
ciones que la situación amerita.
Las lenguas indígenas no son hoy de empleo cotidiano y universal, por
lo menos no en un porcentaje visible de casos y menos aún en una situa-
ción como la de la Región Metropolitana. Por lo tanto, su aprendizaje no
cuenta con el refuerzo que provee su práctica frecuente y generalizada.
De tal manera que la posesión de una lengua indígena está sometida a
dinámicas de persistencia, pero también de olvido y abandono. Así lo
manifiestan los datos reunidos en la tabla siguiente.
24
25. Tabla Nº 16:
Etnia
La lengua originaria Total Percepciones de
Mapuche Aymara permanencia y
olvido del mapu-
La mantiene 289 48,6% 18 29,5% 307 46,8%
zugun y jaqui aru
según etnias de
Ha aprendido más 94 15,8% 22 36,1% 116 17,7%
pertenencia
Ha perdido práctica, pero
173 29,1% 20 32,8% 193 29,4%
mantiene el conocimiento
La ha olvidado 39 6,6% 1 1,6% 40 6,1%
Total 595 100,0% 61 100,0% 656 100,0%
Entre los mapuche entrevistados, la mitad declara que mantiene
el aprendizaje alcanzado con el mapuzugun; alrededor de un sexto
percibe que ha vivido un aprendizaje ascendente (personas jóvenes,
por ejemplo; o personas que han retomado un impulso de aprendizaje).
Por último, un volumen similar a un tercio (29,1%) considera que ha
perdido práctica, dominio práctico de la lengua, pero que mantiene el
conocimiento, mientras que un 6,6% percibe un retroceso en la forma
de olvido. Entre los aymaras la condición de mantenimiento de la lengua
arroja una proporción cercana a un tercio de los casos (29,5%), la de
incremento presenta un 36,1%, mientras que reunidas las categorías de
pérdida de práctica y olvido arrojan el faltante 34,6%.
La transmisión y aprendizaje de las lenguas indígenas en la Región
Metropolitana es un asunto de las unidades domésticas y la red familiar
inmediata. Así lo muestra la tabla siguiente, construida en base a la
sumatoria de las primeras cuatro preferencias manifestadas para las
personas que poseerían dominio de la lengua vernácula. Se advierte
con claridad que los progenitores, con un ligero predominio de la madre,
ocupan las preferencias a la hora de indicar de quién se aprendió la
lengua. Le siguen en importancia los abuelos, también con una ligera
prevalencia de las mujeres. Aunque con frecuencia no se vive con los
abuelos, la influencia de estos se origina en que los matrimonios jóvenes
suelen pasar sus primeros años con ellos o en la cercanía, momento que
concuerda con la crianza de los hijos pequeños. Por lo demás, los abuelos
suelen con más frecuencia dominar las lenguas nativas que los padres
por lo que a veces lo poco o mucho que se aprende proviene de ellos.
Otros posibles agentes de enseñanza no tienen importancia. De todos
modos, es digno de notar la mención de profesores como agentes de
enseñanza de las lenguas nativas, seguramente partícipes del Programa
de Educación Intercultural Bilingüe.
25
26. Tabla Nº 17:
Agentes Frecuencia Porcentaje Agentes en el apren-
dizaje de las lenguas
Padre 407 24,1% originarias
Madre 473 28,0%
Abuelo paterno 132 7,8%
Abuela paterna 149 8,8%
Abuelo materno 120 7,1%
Abuela materna 151 9,0%
Tío(a) 119 7,1%
Cónyuge o pareja 27 1,6%
Profesor(a) 21 1,2%
Amigo(a) 34 2,0%
Otro familiar 31 1,8%
No familiar 15 0,9%
Otro 8 0,5%
Total 1687 100%
4. Uso y contextos de uso de las lenguas originarias en la Región
Metropolitana
El mapuzugun y el jaqui aru son lenguas minoritarias y minorizadas.
Su posesión, transmisión y uso queda básicamente librado a lo que los
indígenas hagan con ellas. No hay ninguna necesidad externa (como las
que origina la condición de lengua oficial del castellano) para concitar o
exigirlo. Internamente, las actitudes mapuches o aymaras son en general
positivas, pero no carecen de ambigüedades y, como lo informan ellos
mismos, están lejos de ser instrumentos de comunicación internos de
uso masivo y frecuente.
Los datos contenidos en las tablas siguientes provienen del grupo de
los declarados hablantes. Entre ellos, el uso de la lengua se distribuye de
manera compleja. Al interior de los hogares metropolitanos mapuches,
la minoría de aquellos que poseen la lengua no la emplean asiduamente.
Apenas un 15,2% la emplearía cotidianamente. El resto señala emplearla
de manera ocasional (40,4%) o como un evento escaso, raro (27,4%).
Asimismo, un porcentaje no despreciable señala no emplearla nunca
(18,3%). Entre los aymaras el panorama no cambia mayormente.
26
27. Tabla Nº 18:
Frecuencia uso mapuzugun/jaqui Etnia
Total Frecuencia de uso de
aru en el hogar Mapuche Aymara
la lengua nativa en el
Diariamente, varias veces en un hogar según etnia de
75 15,2% 5 29,4% 80 15,7%
mismo día
pertenencia
199 40,4% 6 35,3% 205 40,2%
Ocasionalmente, a veces
135 27,4% 3 17,6% 138 27,1%
Muy raramente
84 17,0% 3 17,6% 87 17,1%
Nunca
Total 493 100,0% 17 100,0% 515 100,0%
Etnia Tabla Nº 19:
Frecuencia uso mapuzugun/jaqui
Total Frecuencia de uso
aru fuera del hogar Mapuche Aymara
de la lengua nativa
Diariamente, varias veces en un fuera del hogar
66 13,4% 1 5,9% 67 13,1%
mismo día
según etnia de
Ocasionalmente, a veces 210 42,6% 5 29,4% 215 42,2% pertenencia
Muy raramente 156 31,6% 11 64,7% 167 32,7%
61 12,4% 0 0,0% 61 12,0%
Nunca
Total 493 100,0% 17 100,0% 510 100,0%
Una mejor caracterización del uso de las lenguas indígenas en la Región
Metropolitana requiere identificar situaciones sociales y ámbitos en
los que los hablantes acuden a ellas o, por el contrario, desestiman su
empleo y mantienen el castellano. Conocer la lengua y declarar que se
tiene capacidad de producción no es sinónimo de que efectivamente se
la emplee y mucho menos que ello se realice cotidiana o asiduamente.
La siguiente tabla entrega distribuciones de frecuencias de uso que
permiten fundar algunos juicios sobre la problemática vitalidad de las
lenguas originarias en el contexto urbano estudiado.
27
28. Tabla Nº 20:
Etnia
Situaciones sociales en que se habla Situaciones sociales
Total
x mapuzugun/jaqui aru Mapuche Aymara en que se habla
mapuzugun /
323 28,2% 15 21,4% 338 27,8% aymara según etnia
Con los familiares del sur/norte
de pertenencia
314 27,4% 11 15,7% 325 26,8%
Entre los integrantes de la familia
253 22,1% 1 1,4% 254 20,9%
Con los familiares en la RM
75 6,6% 11 15,7% 86 7,1%
En actividades rituales y religiosas
66 5,8% 10 14,3% 76 6,3%
En encuentros con otros indígenas en la calle
48 4,2% 11 15,7% 59 4,9%
En reuniones sociales con amigos y parientes
Con otras personas en reuniones de 23 2,0% 6 8,6% 29 2,4%
organizaciones
22 1,9% 3 4,3% 25 2,1%
En el trabajo con otros mapuches /aymaras
En reuniones en la escuela (entre apoderados 12 1,0% 0 0,0% 12 1,0%
mapuches/aymara)
Con funcionarios de servicios o instituciones 0 0,0% 1 1,4% 1 0,1%
públicas
Otros casos 8 0,7% 1 1,4% 9 0,7%
Total 1144 100% 70 100% 1214 100%
Del examen de la tabla precedente puede apreciarse claramente tres
agrupaciones de contextos y situaciones sociales de uso. Primero, los
grupos y redes familiares, cuando al interior de estos se posee la lengua
y es un medio de comunicación posible entre personas con capacidad
para desenvolverse con ella. Representan los ambientes y situaciones
en las que con mayor asiduidad se hablaría el mapuzugun o el jaqui aru:
un 27,8% para su empleo con los familiares rurales, un 26,8% para su
uso entre los integrantes de la familia y un 20,9% para la red familiar
indígena en la Región Metropolitana (porcentajes obtenidos sumando
las respuestas a situaciones y contextos de uso, las que podían ser más
de una).
Un segundo grupo está representado por situaciones de vida social
diversas (actividades rituales y religiosas, reuniones, encuentros entre
indígenas en la vía pública, etc.) en los que se señala la práctica de la
lengua nativa cuando se reconoce capacidad de producción entre las
partes en interacción. Pero, su empleo no es abundante, es más bien
escaso: actividades rituales (7,1%), encuentros entre indígenas (6,3%),
reuniones sociales (4,9%).
28
29. El tercer grupo se origina con situaciones en que, a diferencia de las
anteriores, en la mayoría de los casos concurren indígenas y no indí-
genas (el trabajo, la escuela, las oficinas públicas, las reuniones de
grupos organizados). La frecuencia baja notoriamente: un 2,4% en la
acción organizada, un 2,1% en los espacios de trabajo, un 1,0% en los
ámbitos escolares, un 0,1% en las agencias públicas.
Este patrón claramente diferenciado es muy notorio en el caso
mapuche y bastante menos en el aymara. Las relaciones internas fami-
liares y con personas del sur de Chile define el patrón de uso de la lengua
entre los mapuche. Un patrón de uso más distendido, pero igualmente
en esferas y situaciones sociales intra étnicas define al aymara.
5. Dinámica de sostenimiento y desplazamiento de las lenguas
originarias en el medio capitalino.
La situación de vitalidad del mapuzugun y el jaqui aru en Santiago no
fue la misma antes ni será la misma unos años más adelante. Podemos
suponer, como lo sugieren los testimonios de muchas personas entre-
vistadas, que en la primera y quizá segunda oleada de inmigración, la
lengua mapuche era poseída por la mayoría de los recién inmigrados. Y,
por lo tanto, su vigencia fue, probablemente, mayor que ahora. Pero, la
inmigración de las últimas tres décadas es muy activa y, a juzgar por la
información disponible, se realiza desde zonas en que cada vez más el
castellano se impone no sólo como lengua universal sino que exclusiva:
llegan a la Región Metropolitana muchos mapuches monolingües del
castellano. En especial de provincias como Arauco, Valdivia y Osorno.
En éstas la lengua mapuche ha declinado considerablemente a conse-
cuencia de circunstancias históricas regionales.
El caso de la lengua aymara no es tan distinto, a pesar de las diferencias
en antigüedad y magnitud de la inmigración y a pesar del distinto perfil
social (económico y laboral) aymara. En el extremo norte del país una
separación muy nítida se ha realizado ya hacia mitad del siglo XX entre
un área alto andina que conserva la lengua y una de áreas de precordi-
llera y valles en que el reemplazo por el castellano se ha generalizado.
Por tanto, la vigencia de la lengua entre los inmigrantes a Santiago debe
entenderse como consecuencia del traslado de aymaras del altiplano, o
de familias originarias de allí o desde alguna zona aymarófona boliviana.
Debido a esta situación de base es que la condición más reciente de la
inmigración aymara guarda cierta semejanza con la de los mapuche,
con emigraciones iniciadas algunas décadas antes.
29
30. Llegados a la ciudad, quienes todavía hablan las lenguas vernáculas
declinan considerablemente su empleo en la comunicación cotidiana,
salvando excepciones individuales, claro está. Más allá del círculo
familiar, e incluso en éste, cuando se trata de matrimonios interétnicos,
en la vida social, la laboral, las relaciones económicas, los nexos de
vecindad, etc., se realiza con una proporción alta de castellano hablantes
exclusivos no mapuches; en cualquier caso, mucho mayor que en los
grupos locales rurales de origen. Se ha visto más arriba cuán limitado
en frecuencia y diversidad de ambientes es este uso.
El ambiente o contexto social parece ejercer una influencia decisiva
más allá del valor que los indígenas otorgan a su lengua en el presente,
por lo general de signo positivo. Lo es en las prácticas de comunicación
(uso o empleo) y en las de transmisión (enseñanza e inculcación). A este
respecto es indicativa la tabla siguiente que presenta información de los
hogares entrevistados acerca de la enseñanza de la lengua en su seno.
Tabla Nº 21:
Etnia Total
Tabla enseñanza de
Enseñanza de la lengua
originaria/etnia de la lengua vernácula
Mapuche Aymara Mapuche
pertenencia en el hogar según
etnia de pertenencia
Sí se enseña el mapuzugun o
jaqui aru 136 16,1% 25 39,1% 161 17,7%
No se enseña el mapuzugun
o jaqui aru 709 83,9% 39 60,9% 748 82,3%
Total 845 100,0% 64 100,0% 909 100,0%
La información mapuche es reveladora acerca de la transmisión de la
lengua, la que se enseña o enseñaba a los niños de los hogares entrevis-
tados en una baja proporción (apenas un 16,1%), en tanto que la gran
mayoría (un 83,9%) simplemente no la transmite o transmitía en algún
momento del pasado. En el caso aymara la situación sería considerable-
mente mejor ya que algo más de un tercio de los hogares declara que en
su seno la lengua se enseña. Pero ésta relativamente alta y auspiciosa
proporción puede encubrir también un fenómeno presente que cabe
resaltar. “Enseñar” la lengua puede ser hoy algo tan limitado en cuanto
a la extensión de este aprendizaje, como transmitirles algún vocabulario
o frases características de saludo o reconocimiento entre personas,
o a veces complementar algo lo poco que suele enseñárseles a los
niños en las escuelas que cuentan con cursos o talleres de Educación
Intercultural Bilingüe.
30
31. El recurso al aprendizaje espontáneo está hoy clausurado en la gran
mayoría de los casos. Lo está debido a la ausencia de un flujo, no necesa-
riamente continuo pero sí constante, de comunicación cotidiana con las
lenguas vernáculas en los hogares indígenas. Complementariamente, en
un medio urbano como el metropolitano la ausencia de este fluir de las
lenguas a través de la comunicación se da de manera más significativa
en los ambientes de interacción social indígena más allá de los hogares.
Los programas de Educación Intercultural Bilingüe vigentes en algunas
comunas del gran Santiago están cumpliendo un rol suplementario pero
insuficiente, ya que con ello se gana en adhesión cultural y lingüística,
pero no necesariamente en aprendizaje hasta un grado en que la lengua
pueda emplearse activamente. Por lo demás, faltan en la mayoría de los
casos profesores suficientemente competentes en estas lenguas; los
que hay, normalmente se limitan a la enseñanza de vocabulario, algunas
frases convencionales y elementos de cultura tradicional.
31
32. II. ACTITUDES ANTE LAS LENGUAS INDÍGENAS
Tomas de posición etnificadas, las actitudes indígenas ante la
lengua y cultura originarias
Las opiniones, visiones, posiciones y disposiciones mapuches y aymaras
en la Región Metropolitana acerca de sus respectivas lenguas y culturas,
constituyen un elemento subjetivo que complementa las evaluaciones
acerca del conocimiento y competencia lingüísticas. Para estos efectos
se aplicó a un entrevistado por hogar encuestado un test de actitudes
(845 casos mapuches y 64 aymaras). La distribución de las inclina-
ciones de los entrevistados ante las aseveraciones propuestas nos
permite conocer las inclinaciones subjetivas de los integrantes de estos
pueblos originarios presentes en la Región Metropolitana.
Una primera constatación relevante es aquella que denominaremos,
a falta de una expresión mejor, como tomas de posición lingüísticas
etnificadas. Esto es que, al parecer de manera creciente, las lenguas
indígenas representan símbolos culturales e identitarios centrales
en la conciencia colectiva mapuche y aymara. Culturales e identita-
rios en clave étnica, debe precisarse. Es decir, que lengua y cultura se
entienden como aspectos definitorios de una condición de etnia, de un
grupo social amplio que la posee con exclusividad y a partir de lo cual
se distinguen de otros grupos análogos, de grupos menores como las
comunidades o localidades y de otros más amplios como las naciones.
En el caso aymara y, con matices distintos en el mapuche, esto es nuevo.
Hasta muy recientemente en los pueblos andinos de Chile no había una
conciencia étnica; la conciencia social e identitaria dominantes se orga-
nizaba según otros principios (culturas e identidades locales; categoriza-
ción social según condiciones de progreso y civilización, etc.). Mientras
tanto, en la conciencia colectiva mapuche pesaban fuertemente catego-
rizaciones de clase (campesinado, pobreza), de civilización y progreso
(como atraso y modernidad) y de filiación de sangre (como “raza”).
El nexo entre lengua, cultura y grupo étnico se pone en evidencia con
claridad, cuestión que resulta de la acción de los movimientos sociales,
en las transformaciones en importantes campos de significación (como
la identidad étnica), en una política publica etnificada y que etnifica a
través de la promoción del desarrollo social y cultural de los pueblos
indígenas, etc.
Contra lo que pudiera pensarse, en la Región Metropolitana sus resi-
dentes indígenas están dispuestos en su gran mayoría a suscribir una
fuerte adhesión, declarativa por lo menos, a la lengua, la cultura, la
32
33. identificación étnica. Se hacen parte de vivos sentimientos de disgusto,
rechazo o pesar, y de gratificación, agrado y complacencia respecto
de la lengua, según los planos, circunstancias y valoraciones que son
sometidos a su consideración. Se percibe, asimismo, una disposición, en
abstracto al menos, a emprender acciones de cambio personal o colec-
tivo en el campo lingüístico y cultural. Las vías a través de las cuales se
ha procesado la conciencia étnica no son antagónicas con la residencia
urbana; es posible que sea al revés, si se considera el peso que en los
fenómenos de irradiación e inculcación tienen los medios de comunica-
ción, la escritura, las redes sociales actividades por Internet, telefonía
universal, etc.
Entre los mapuche (cf. Tabla siguiente), porcentajes muy altos de
acuerdo se presentan ante aseveraciones del tipo: el valor en sí mismo
que posee la lengua (un 93,5%); activar una mayor preocupación
mapuche por mantener el mapuzugun (un 97,9%); la aspiración a la
lengua escrita y su aprendizaje (96,4%); el rechazo al desplazamiento
lingüístico (96,2%); la posibilidad de hacer obligatoria su enseñanza
en medios escolares y su eventual universalización (94,6%); la lengua
vernácula como vehículo para la transmisión de la memoria histórica
(96,8%), etc.
33
34. Grados de acuerdo Tabla Nº 22:
Proposiciones referidas a la lengua Grados de acuerdo
En
originaria De acuerdo Indiferente Total respecto de proposi-
desacuerdo
Mayor preocupación mapuche por ciones atingentes a
820 97,9% 12 1,4% 6 0,7% 838 100%
mantener el mapuzugun la lengua mapuche
El mapuzugun como instrumento
importante para la transmisión de la 813 96,8% 6 0,7% 21 2,5% 840 100%
historia propia
Utilidad de que los mapuche
813 96,4% 11 1,3% 19 2,3% 843 100%
aprendan a escribir el mapuzugun
Pesar por la posibilidad de
813 96,2% 28 3,3% 4 0,5% 845 100%
desaparición del mapuzugun
Carácter obligatorio de la enseñanza
799 94,6% 19 2,2% 27 3,2% 845 100%
del mapuzugun para los niños
Importancia intrínseca del
789 93,5% 27 3,2% 28 3,3% 844 100%
mapuzugun respecto del castellano
Competencia alta con el mapuzugun
773 92,0% 21 2,5% 46 5,5% 840 100%
como condición para hablarlo
Satisfacción por el dominio del
mapuzugun en el conjunto de la 761 91,1% 46 5,5% 28 3,4% 835 100%
familia
Disposición a aprender (más)
750 89,2% 47 5,6% 44 5,2% 841 100%
mapuzugun
Tristeza por la interrupción de la
transmisión del mapuzugun de los 750 89,1% 66 7,8% 26 3,1% 842 100%
padres a los niños
Satisfacción porque las autoridades
y funcionarios públicos mapuches 742 89,1% 76 9,1% 15 1,8% 833 100%
empleen el mapuzugun
Aprendizaje y empleo del mapuzugun
por parte de las autoridades y 693 82,3% 120 14,3% 29 3,4% 842 100%
funcionarios de gobierno
El mapuzugun como instrumento
para la continuidad de la costumbre 665 79,5% 16 1,9% 156 18,6% 837 100%
mapuche
Responsabilidad de los abuelos en la
654 77,7% 31 3,7% 157 18,6% 842 100%
enseñanza del mapuzugun a los niños
Satisfacción al escuchar programas
623 74,1% 163 19,4% 55 6,5% 841 100%
de radio en mapuzugun
Rechazo a las burlas escolares
sufridas por niños bilingües 622 74,0% 110 13,1% 109 12,9% 841 100%
mapuzugun-castellano
Molestia porque los dirigentes
608 72,5% 125 14,9% 106 12,6% 839 100%
mapuches no hablen mapuzugun
Empleo del mapuzugun no limitado a
583 69,7% 16 1,9% 237 28,3% 836 100%
los ancianos
Pertinencia del aprendizaje del
mapuzugun por parte de los 528 63,3% 45 5,4% 261 31,3% 834 100%
“chilenos” (no mapuches)
Desagrado por la poca utilidad del
mapuzugun para mejorar la vida 480 57,4% 95 11,4% 261 31,2% 836 100%
mapuche
La continuidad del mapuzugun como
tarea del gobierno más que de los 438 52,0% 143 17,0% 261 31,0% 842 100%
mapuche
Necesidad de aprendizaje del
mapuzugun en los niños para surgir 405 48,2% 71 8,4% 365 43,4% 841 100%
en la vida
Utilidad del mapuzugun para
382 46,0% 61 7,4% 387 46,6% 830 100%
comunicarse en la vida moderna
34
35. La distribución del acuerdo, la indiferencia o el desacuerdo respecto
de las aseveraciones citadas muestran una fuerte y positiva adhesión
lingüística y cultural. Los valores positivos respecto de la continuidad
del mapuzugun, de su condición de instrumento para la transmisión de
la memoria, de la modernización de la misma con su empleo a través
de la escritura, la necesidad de incorporarlos a las instituciones esco-
lares, etc., así lo muestran suficientemente. No obstante lo anterior,
se presentan varias especificaciones y cláusulas. Una de ellas es el
asunto de la continuidad del mapuzugun como tarea del gobierno más
que de los mapuche que presenta una leve mayoría de acuerdo (un
52,0%). ¿De qué se trata esto?: la pérdida de la lengua se le atribuye
a la sociedad chilena y, por lo tanto ¿Son las agencias públicas las que
deben tomar el asunto en sus manos, al modo de una reparación por
daños? ¿Sentimiento de impotencia ante la envergadura del problema?
¿La necesidad de coligar fuerzas para una empresa cultural de largo
aliento como ésta? Puede que un poco de todo.
La carencia o limitaciones del mapuzugun para comunicarse en la
vida moderna tiene un 46,6% de acuerdo. Asimismo, un 43,4% de los
entrevistados se pronuncia porque el mapuzugun no sirve a los niños
para la vida moderna contemporánea. Un 57,4% adhiere a la molestia
por la poca utilidad de la lengua para la mejoría (suponemos material,
laboral) de los mapuche. ¿Todo esto es una simple constatación de la
condición minorizada de la lengua vernácula? Sí, pero no lo es todo ya
que al mismo tiempo se tiende a sostener que para hablar la lengua
es necesario, incluso en la circunstancias actuales de desplazamiento
que no se ignoran, conocerla a cabalidad (un 92,0%), o que se participe
de la idea de que el mapuzugun sea obligatorio en la enseñanza de los
niños, y no sólo de los niños mapuches (un 94,6%). La primera propo-
sición levanta exigencias insostenibles para el uso de la lengua (domi-
narla con alto grado de proficiencia) en una situación como la de la
Región Metropolitana donde, en la mayoría de los casos, su introducción
correspondería a la incorporación de una segunda lengua. Es proble-
mática también porque el curso natural del proceso de aprendizaje de
una lengua es normalmente desde lo básico a lo desarrollado sin que
para alcanzar esto último se pueda simplemente acumular “en reserva”,
hasta alcanzar el estado óptimo que autorizaría emplearla. La segunda
proposición, a su vez, enfatiza la necesidad de instaurar y generalizar
su aprendizaje, cuestión que entra en tensión con la baja pertinencia
sociológica de la lengua para la comunicación en los contextos de vida
urbanos de los mapuches entrevistados.
35
36. Tal parece, entonces, que nos encontramos por una parte, en presencia
de una situación de alta valoración de la lengua y la cultura, cuestión que
nutre la vigorosa adscripción étnica de muchos mapuches residentes o
nacidos en la Región Metropolitana. Y, por otra parte, la constatación
funcional, de que la lengua es poco útil, presta pocos servicios para
una buena participación en la vida urbana y modernizada de la Región
Metropolitana. La lengua presta funciones intraétnicas, pero más bien
expresivas y simbólicas, más que propiamente comunicativas, habida
cuenta del muy pequeño contingente de hablantes que la poseen.
En el caso aymara, debemos reparar primero en el distinto perfil
social que presenta esta población indígena en la Región Metropolitana.
Primero, por sus inserciones laborales: principalmente trabajadores
por cuenta propia (comerciantes, transportistas) y de niveles socio
educacionales un tanto más altos que el promedio mapuche. Su origen
es, principalmente la zona precordillerana y de valles andinos en el
extremo norte del país, zona que presenta poca vigencia de la lengua.
Sólo cuando se proviene desde las tierras altas o cuando la familia es
originaria de allí o de Bolivia, entonces la lengua todavía puede y suele a
veces permanecer.
36
37. Grados de acuerdo Tabla Nº 23:
Proposiciones referidas a la lengua Grados de acuerdo
De En
originaria Indiferente Total respecto de proposi-
acuerdo desacuerdo
Mayor preocupación aymara por ciones atingentes a
62 96,9% 1 1,6% 1 1,5% 64 100%
mantener el jaqui aru
la lengua aymara
Pesar por la posibilidad de
62 96,9% 2 3,1% 0 0,0% 64 100%
desaparición del jaqui aru
Satisfacción porque las
autoridades y funcionarios públicos 62 96,9% 2 3,1% 0 0,0% 64 100%
aymaras empleen el jaqui aru
El jaqui aru como instrumento
importante para la transmisión de 59 92,2% 2 3,1% 3 4,7% 64 100%
la historia propia
Rechazo a las burlas escolares
sufridas por niños bilingües jaqui 57 89,1% 3 4,7% 4 6,2% 64 100%
aru -castellano
Disposición a aprender (más) jaqui aru 56 87,5% 3 4,7% 5 7,8% 64 100%
Empleo del jaqui aru no limitado a
55 85,9% 3 4,7% 6 9,4% 64 100%
los ancianos
Importancia intrínseca del jaqui aru
54 84,4% 3 4,7% 7 11,0% 64 100%
respecto del castellano
Utilidad de que los aymara
53 82,8% 4 6,2% 7 11,0% 64 100%
aprendan a escribir el jaqui aru
Satisfacción al escuchar programas
51 79,7% 10 15,6% 3 4,7% 64 100%
de radio en jaqui aru
Satisfacción por el dominio del
49 76,6% 6 9,4% 8 12,5% 64 100%
jaqui aru en el conjunto de la familia
Carácter obligatorio de la ense-
48 75,0% 3 4,7% 13 20,3% 64 100%
ñanza del jaqui aru para los niños
Tristeza por la interrupción de la
transmisión del jaqui aru de los 48 75,0% 7 11,0% 8 12,5% 64 100%
padres a los niños
Competencia alta con el jaqui aru
47 73,4% 2 3,1% 15 23,4% 64 100%
como condición para hablarlo
Molestia porque los dirigentes
45 70,3% 5 7,8% 14 21,9% 64 100%
aymaras no hablen jaqui aru
El jaqui aru como instrumento para
la continuidad de la costumbre 44 68,8% 4 6,2% 16 25,0% 64 100%
aymara
Responsabilidad de los abuelos
en la enseñanza del jaqui aru a los 44 68,8% 4 6,2% 16 25,0% 64 100%
niños
Pertinencia del aprendizaje del
jaqui aru por parte de los “chilenos” 41 64,1% 7 11,0% 16 25,0% 64 100%
(no aymaras)
Desagrado por la poca utilidad
del jaqui aru para mejorar la vida 38 60,3% 3 4,8% 22 34,9% 63 100%
aymara
Utilidad del jaqui aru para
38 59,4% 2 3,1% 23 35,9% 63 100%
comunicarse en la vida moderna
Aprendizaje y empleo del jaqui
aru por parte de las autoridades y 30 47,6% 11 17,5% 22 34,9% 63 100%
funcionarios de gobierno
Necesidad de aprendizaje del jaqui
28 43,8% 7 11,0% 29 45,3% 64 100%
aru en los niños para surgir en la vida
La continuidad del jaqui aru como
tarea del gobierno más que de los 26 40,6% 1 1,6% 37 57,8% 64 100%
aymara
37
38. En las posiciones aymaras se advierte un panorama similar, pero sólo
en lo general, al que se manifestó con entrevistados mapuches. Por
ejemplo, la necesidad de una mayor preocupación aymara por mantener
el jaqui aru (un 96,9% de acuerdo) mantiene en ambos casos el primer
lugar de las opciones de acuerdo. Otro tanto con la lengua como instru-
mento de transmisión de la memoria histórica o el pesar por la posi-
bilidad de desaparición de la lengua. Algo semejante se presenta en el
otro extremo de las preferencias, respecto de la relación entre lengua
indígena y vida contemporánea. Por ejemplo, la poca utilidad de la lengua
en la situación urbana y modernizada del Gran Santiago (que la aprueba
un 59,4%). Pero, algunos énfasis propios se manifiestan. Por ejemplo,
la satisfacción porque los funcionarios y autoridades dominen la lengua
(con un 96,9%) tiene un lugar claramente más destacado que en el caso
mapuche, o el rechazo a las burlas escolares sufridas por niños bilin-
gües (con un 89,1%), respecto de su símil mapuche. Ello parece indicar
una mayor preocupación por la imagen externa y la representación de lo
andino ante los demás grupos de la sociedad. Sin embargo, ello no llega
hasta el punto de trasladar la responsabilidad de la continuidad del jaqui
aru a las agencias estatales (con un 40,6%) de aprobación, cuestión que
en el caso mapuche ocupa una posición más prominente (52,0%).
38
39. III. COMPETENCIA CON EL MAPUZUGUN EN LA
REGIÓN METROPOLITANA
El estudio del perfil sociolingüístico mapuche y aymara en la Región
Metropolitana consideró la aplicación de un Test de Competencia
Lingüística aplicado por hablantes competentes y destinado a esta-
blecer y medir los conocimientos y capacidad de comprensión y produc-
ción por parte de los entrevistados. Entregamos y analizamos aquí la
información referida a los entrevistados mapuches, ya que los pocos
casos aymaras limitan una presentación cuantitativa de los resultados
con ellos obtenidos. La gran mayoría de los mapuches metropolitanos
es monolingüe del castellano y respecto de unos pocos se declara que
poseen conocimientos y capacidad de comprensión y producción con
su lengua. De todavía menos, mediante la aplicación del test de compe-
tencia, se comprueba lo anterior. En efecto, sólo 102 casos de personas
seleccionadas en los hogares entrevistados (845) demostraron conoci-
mientos en mapuzugun. Ello corresponde a un 12,2% de los individuos
entrevistados.
Tabla N° 24:
Género
Competencia Total Competencia en
Hombre Mujer lengua mapuche
según género
Básica pasiva 2 5,6% 9 13,6% 11 10,8%
en la Región
Metropolitana
Básica activa 0 0,0% 2 3,0% 2 2,0%
14 38,9% 27 40,9% 41 40,2%
Media pasiva
6 16,7% 9 13,6% 15 14,7%
Media activa
Alta 14 38,9% 19 28,8% 33 32,4%
Total
36 100% 66 100% 102 100%
La mayoría de las personas a las que se aplicó el test de competencia
son mujeres (a razón, aproximadamente, de dos por cada varón). Entre
hombres y mujeres no se advierten variaciones significativas en cuanto
a los niveles de competencia. Visto en su conjunto el exiguo contingente
de hablantes se distribuye en un grupo predominante de hablantes con
competencia media, los pasivos con un 40,2% del total y los activos con
un mucho más modesto 14,7%; en total, un 54,9% de los entrevistados.
La competencia básica se organiza en pasivos (un 10,8%) y activos (un
2,0%), lo que sumados alcanza a un 12,8%. La competencia alta, a su
39
40. vez, llega a un 32,4%. Se esperaría que la residencia y trabajo en un
centro urbano de gran tamaño diera origen a una distribución distinta
con muchos más hablantes básicos y, posiblemente, una menor propor-
ción de hablantes con alta competencia. Sin embargo, aquellos con
competencia media prevalecen y aquellos con alta representan también
un grupo numeroso. Tendremos ocasión de proponer una respuesta a
esta situación.
Tabla N° 25
Resultados Test Competencia Total
Competencia en
Edad en Básica Básica Media Media
Alta mapuzugun según
decenios pasiva activa pasiva activa
tramos de edad en
decenios
5-14 0 1 0 0 0 1 1,0%
15-24 1 0 1 0 0 2 2,0%
25-34 1 0 5 5 0 11 10,8%
35-44 1 0 10 0 3 14 13,7%
45-54 5 0 11 2 10 28 27,5%
55-64 2 0 5 4 6 17 16,7%
65-74 1 1 7 4 11 24 23,5%
75 y más 0 0 2 0 3 5 4,9%
Total 11 10,8% 2 2,0% 41 40,2% 15 14,7% 33 32,4% 102 100%
La competencia en la lengua vernácula se distribuye respecto de la edad
de una manera bien definida. Poseen algún dominio con ella los hombres
y mujeres mapuches de los tramos de edad medios a mayores y, a la vez,
con una tendencia al aumento del nivel de competencia. Por ejemplo,
la competencia alta la poseen casi en su totalidad personas con 45 o
más años de edad. Algo similar, aunque menos pronunciado se presenta
con el nivel de competencia media. A la inversa, entre los adolescentes,
jóvenes y adultos jóvenes los casos con competencia escasean. Pero se
debe reparar, también, en que los casos de competencia básica se distri-
buyen en prácticamente todos los tramos de edad. ¿Obedece este perfil
a un fenómeno de radical interrupción de la transmisión de la lengua de
los mayores a los jóvenes? Al parecer, este fenómeno está presente de
manera extendida. Pero ¿Se trata sólo de eso? El lugar de nacimiento
de los bilingües mapuches de la capital y la condición de inmigrante
o metropolitano podría proveer elementos de juicio que ayuden a dar
forma al perfil del bilingüismo mapuche.
40
41. Tabla N° 26:
Resultados Test Competencia Migrante o metropolitano Total
recodificados Competencia con
Inmigrante Metropolitano el mapuzugun
según condición de
Básica pasiva 7 1 8 8,9%
emigrante o metro-
politano
Básica activa 1 0 1 1,1%
Media pasiva 36 2 38 42,2%
Media activa 12 0 12 13,3%
Alta 29 2 31 34,4%
Total
85 94,4% 5 5,6% 90 100,0%
Los datos de la tabla anterior son reveladores: la gran mayoría de las
personas que mantiene conocimientos y competencia con el mapu-
zugun no nació en la Región Metropolitana. Esta no constituye un sitio
en que, salvando excepciones, se esté aprendiendo la lengua. Por exten-
sión, tampoco empleando más allá del pequeño porcentaje de hablantes
que, como acabamos de ver, lo hizo fuera de Santiago y alrededores.
El contingente de hablantes de la lengua en la Región Metropolitana
proviene de otras partes, mayoritariamente desde el centro sur de Chile
como veremos a continuación. Para establecer esto hemos diferen-
ciado entre nacimiento en comunas de residencia tradicional mapuche,
comunas urbanas en regiones de vida tradicional mapuche, comunas
de la Región Metropolitana o en comunas con baja presencia indígena u
otras comunas del resto del país o el extranjero.
41