1. Escuela de Padres
SER PADRES DE ADOLESCENTES
La mayoría de las personas se acuerdan mejor de su infancia que de los
primeros años de su adolescencia. Tal vez olvidar los tiempos malos nos ayuda
a adaptarnos. Pero, por otra parte, el hecho de que no recordemos la
pubertad no nos sirve para comprender a nuestros hijos en esta etapa de su
vida.
Los padres estarán en mejor posición para comprender el comportamiento de
sus hijos durante esta etapa si conocen los cambios que conlleva la pubertad,
tanto a nivel físico como psicológico.
La pubertad (período relativamente breve de cambio fisiológico, durante el
cual maduran los órganos sexuales) proporciona la base para la adolescencia,
pero no es sinónima de ella. Los dos períodos comienzan al mismo tiempo en la
mayoría de los casos, pero la adolescencia dura alrededor de ocho años, e
incluye no sólo los cambios corporales, sino también el desarrollo de las
capacidades intelectuales, nuevos intereses, nuevas actitudes, y un conjunto
amplio de ajustes psicosociales.
¿En qué se diferencian los adolescentes de los adultos?
Están más preocupados por su aspecto físico.
Tienen un humor más cambiante. Los chicos se muestran más agresivos.
Afirman su independencia vistiéndose y hablando de un modo diferente,
defendiendo creencias y valores distintos. Son rebeldes y, en ocasiones,
insolentes.
Sus amigos son lo más importante, valoran su opinión más que la de sus
padres y la de sus educadores.
Deberán llevar la ropa "adecuada" y escuchar la música "adecuada".
Necesitarán sentirse integrados en un grupo de amigos.
A menudo necesitarán correr riesgos.
Tal vez tengan un marcado sentido de la justicia y una necesidad de luchar
por sus derechos.
Desearán una independencia cada vez mayor, ya no querrán participar en
las salidas y vacaciones familiares.
1 Departamento de Orientación Psicopedagógica
2. Escuela de Padres
Relación adolescentes-padres
Cuesta entender que el hijo ya no es un niño pequeño. Y que si antes
aceptaba sin ninguna crítica lo que se le decía, ahora quiere manifestar sus
opiniones. El adolescente está revisando todo lo que antes aceptaba como un
dogma de fe.
El rechazo hacia los padres tiene un carácter defensivo: de lo que huye el
adolescente es del peligro de unos padres que puedan atraparle en una
situación infantilizada.
De ahí que suela haber una relación confusa, porque en un momento dado
los chicos y las chicas se comportan como si fueran mayores y al momento
siguiente como niños.
También es perfectamente normal que, a veces, los hijos adolescentes se
sientan avergonzados de sus padres. Las cualidades que serán valoradas años
después (simpatía, carácter sociable, apoyo...) son las que ahora más
vergüenza les causan.
Una de las particularidades del adolescente es ser una persona que reclama
su autonomía e individualidad, pero que es todavía profundamente
dependiente de su cuadro familiar. Es por principio contestatario y manifiesta
su oposición a todo lo que implique autoridad.
Existen unos típicos "puntos de fricción" en la relación padres-hijos adolescentes
que son:
1) El sistema de valores (ideológicos, sociales...), es decir, basta que el padre
tenga tal inclinación política para que el hijo manifieste otra de signo
contrario.
2) El porvenir profesional: el hijo decide una futura actividad completamente
opuesta a la de sus padres.
3) Las amistades de sus hijos, que a menudo desagradan a los padres o no las
ven adecuadas para ellos.
Sin embargo, es interesante saber que numerosos estudios realizados
demuestran que el proceso culmina con la similitud en la vida espiritual e
ideológica de padres e hijos.
2 Departamento de Orientación Psicopedagógica
3. Escuela de Padres
Otros conocidos motivos de discusión y de constante preocupación son el
horario de regreso a casa, el tiempo que dedica al estudio, el dinero que han
de tener, las tareas que deben realizar en casa, etc.
Cambiar de actitudes
Es difícil dar independencia de pensamiento y acción a su hijo adolescente,
pero debe hacerlo, ya que la independencia que libremente los padres no
otorgan les será arrebatada y, cuanto más duros se pongan los padres, más
dura será la ruptura.
Cuando los hijos son pequeños ven a sus padres perfectos. Lo que quieren es
amor y atención.
Cuando se hacen mayores se dan cuenta de que eso no es suficiente.
También quieren aceptación. Y, a veces, para los padres es difícil dar
aceptación a un adolescente malhumorado, absorto en sus cosas, egoísta y
que además, cuestiona las creencias de sus padres. Igualmente, al
adolescente le cuesta dar aceptación a unos padres dominantes, que llevan
"la ropa equivocada" y tienen unos valores "pasados de moda".
Muchos padres creen (olvidándose de su propia juventud) que los jóvenes de
hoy son peor que los de antes. Y no es cierto. Las épocas cambian, pero los
adolescentes siempre son los mismos.
Para manejar a un adolescente hay que ser fuerte, feliz y autosuficiente. A
menudo los padres reemplazan esos sentimientos de fuerza y felicidad por
otros de culpa, preocupación y frustración. En lugar de sentirse felices por sí
mismos, hacen depender su felicidad del comportamiento de su hijo.
CÓMO AFRONTAR LOS PROBLEMAS DE LOS ADOLESCENTES
Los problemas de los adolescentes se presentan en dos variedades: los que
afectan al comportamiento de vuestro hijo (por ejemplo, su aspecto, su
habitación,...) y los que afectan a vuestro comportamiento como padres (la
insolencia, no ayudar en casa,...).
Los padres afrontarán los problemas que les afecta a ellos, pero cuando se
trata de los que afectan a su hijo, es él quien debe afrontarlos. Los padres
deben dar consejos y establecer normas, pero tarde o temprano, tendrán que
3 Departamento de Orientación Psicopedagógica
4. Escuela de Padres
pasar a su hijo la responsabilidad que concierne a todos los problemas que
afectan a su vida. Pues asumir la responsabilidad de mantener bajo vigilancia
su comportamiento puede desembocar en una irresponsabilidad todavía
mayor por su parte. Muchas cosas que usted hace con la intención de ayudar
a su hijo están bloqueando su capacidad personal de tomar decisiones. Lo
importante es iniciar un aprendizaje de toma de responsabilidades, ello
requiere que los padres cedan de forma progresiva esas responsabilidades.
Ante los temas sobre los que los padres no pueden tener mucho control, os
sugerimos que hagáis cuatro cosas:
1) Aprenda a confiar en que su hijo puede tomar y tomará decisiones
correctas para él.
2) Abandone la responsabilidad de esas conductas.
3) Dígaselo, que abandona y que confía en él.
4) Alábele y muéstrele su satisfacción cuando se comporte correctamente,
cuando tome decisiones correctas.
En ningún caso os pedimos que "paséis" de vuestro hijo. Podéis continuar
cuidándole e interesándoos por él, pero sin que eso suponga impedirle que
tome decisiones propias, que tenga iniciativa.
Para hacer frente a las conductas-problema que surgen de una incorrecta
forma de entender la convivencia en el contexto familiar, y en las que los
padres también están involucrados, resultan muy útiles las habilidades de
comunicación y negociación:
Comenzar siempre la negociación por algo positivo, ya que esto facilita la
receptividad y la cooperación del otro.
Sea específico: describa el problema con claridad. Evite los términos
provocativos y las interferencias.
Discuta sólo un problema a la vez.
Exprese sus sentimientos.
Acepte la posible responsabilidad que pueda tener en el conflicto
existente.
Sea breve en la definición del problema (evite referencias al pasado,
anécdotas, etc.)
Céntrese en buscar soluciones: ver todas las posibles alternativas
analizando las ventajas y desventajas
4 Departamento de Orientación Psicopedagógica
5. Escuela de Padres
Ofrézcale ayuda en el proceso de cambio de su conducta: la cooperación
y el compromiso de una de las partes estarán en función de los niveles de
ayuda y compromiso de la otra parte.
Los acuerdos de cambio deberán ser muy concretos y estar formulados de
un modo claro. Es conveniente fijar cuándo se espera que ocurran dichos
cambios y con qué frecuencia.
La familia, y en especial los padres, constituyen el principal apoyo para el
adolescente. Esta dimensión no debe ser olvidada a pesar de los conflictos
intergeneracionales y de la necesidad del adolescente de separarse y
diferenciarse de la familia. Tampoco olvidéis que es en la familia donde las
personas aprenden las normas básicas de comportamiento humano, los
valores y las actitudes. El grupo familiar proporciona apoyo emocional y
protección a sus miembros y les permite su crecimiento y desarrollo, una
función especialmente importante durante la adolescencia.
Por consiguiente, a pesar de sus intentos de distanciamiento y a veces
actitudes agresivas, el joven necesita de la cercanía y disponibilidad afectiva
de los padres.
La estima que tiene de sí mismo está estrechamente ligada a la que tiene de
sus padres. Debe superar la imagen de los padres omnipotentes y perfectos
que tenía en su infancia pero, siempre tendrá necesidad de unos padres que
le sirvan de modelo para su vida adulta.
5 Departamento de Orientación Psicopedagógica
6. Escuela de Padres
BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA
Para los padres interesados en saber más sobre el tema os recomendamos los
siguientes libros:
Bayard, R.T. y Bayard, J. "¡Socorro! Tengo un hijo adolescente. Madrid:
Temas de hoy.
Aminah, C. Y otros. "Cómo desarrollar la autoestima en los adolescentes".
Debate: Escuela de padres.
Macià, Diego. "Un adolescente en mi vida". Madrid: Pirámide (Guía para
padres).
Margot, W. "Comprendiendo a tu hijo de 12-14 años". Jonathan, B. y Hélène
D. "Comprendiendo a tu hijo de 15-17 años". Ed. Paidós.
Como sesión práctica para los padres que necesitan afirmar sus derechos, nos
ha parecido interesante la propuesta que hace Dorothy Einon en su libro
"Comprender a su hijo. Desde el primer llanto a la adolescencia."
6 Departamento de Orientación Psicopedagógica