2. ¿Qué es la
autobiografía?
La autobiografía (del griego
autos = "propio", βίος bios=
"vida" y γράφειν grafos=
"escritura") es la narración
de una vida o parte de ella
escrita por el propio sujeto
de la misma, mostrando su
nacimiento, sus logros, sus
fracasos, sus gustos y
demás cosas que ha vivido.
Es un género literario que en
gran medida se sitúa en la
frontera entre literatura e
historia.
3. Del término
autobiografía
El término «autobiography», en inglés,
surgió como neologismo de
composición culta en Inglaterra a
principios del siglo XIX. El primero en
utilizarlo habría sido el poeta Robert
Southey en un artículo en 1809. Sin
embargo, según el francés Georges
Gusdorf, el término se encontraría ya
con anterioridad en el filósofo alemán
Friedrich Schlegel, que lo habría
utilizado en 1798.
Según Virgilio Tortosa, de la primera
utilización del término en español la
habría hecho la novelista Emilia Pardo
Bazán en el subtítulo de su primera
novela, Pascual López: Autobiografía
de un estudiante de medicina,
aparecida en 1879.
4. Gabriela Mistral
Es absolutamente falso que mi padre fuese blanco puro. Mi abuela, su madre tenía un
tipo europeo puro; su marido, mi abuelo, era menos que mestizo de tipo, era bastante
indígena. La afirmación no es antojadiza. En dos retratos borrosos que tengo de él, la
fisonomía es cabalmente mongólica, los Godoyes del Valle del Huasco tienen, sin saberlo,
tipo igual. Digo sin saberlo porque el mestizo de Chile no sabe nunca que lo es. Quienes
han visto las fotos de mi padre y que saben alguna cosa de tipos raciales no descartan ni
por un momento que mi padre era un hombre de sangre mezclada.
Fue por un tiempo también director del colegio católico de Santiago San Carlos
Borromeo. Dibujaba muy bien y hacía versos de una índole medio clásica, medio romántica
según el gusto de la época.
El original de esos versos los conserva mi hermana.
Todas las gentes del Valle me dieron el amor de él, porque todos lo quisieron por el
encanto particular que había en su conversación y por la camaradería que daba, a quien se
le acercase lo mismo a los más ricos que a los pobrecitos del Valle. En mi abuela, Isabel
Villanueva, a quien los curas llamaban «la teóloga» había esta misma atracción que le
daba un lenguaje gracioso, criollo y tierno.
No hay tal. Me mandaron a la casa de una tía de mi madre, doña Ángela Rojas a quien
mi hermana pagaba por mí una pequeña pensión. Esto duró menos de un año, porque fui
expulsada de la escuela primaria superior de Vicuña a la cual había regresado.
5. INFANCIA Y POESÍA
Pablo Neruda
Comenzaré por decir, sobre los días y años de mi infancia, que mi único personaje
inolvidable fue la lluvia. La gran lluvia austral que cae como una catarata del Polo, desde
los cielos del Cabo de Hornos hasta la frontera. En esta frontera, o Far West de mi patria,
nací a la vida, a la tierra, a la poesía y a la lluvia.
Por mucho que he caminado me parece que se ha perdido ese arte de llover que se ejercía
como un poder terrible y sutil en mi Araucanía natal. Llovía meses enteros, años enteros.
La lluvia caía en hilos como largas agujas de vidrio que se rompían en los techos, o
llegaban en olas transparentes contra las ventanas, y cada casa era una nave que
difícilmente llegaba a puerto en aquel océano de invierno.
Esta lluvia fría del sur de América no tiene las rachas impulsivas de la lluvia caliente que
cae como un látigo y pasa dejando el cielo azul. Por el contrario, a lluvia austral tiene
paciencia y continúa, sin término, cayendo desde el cielo gris.
Frente a mi casa, la calle se convirtió en un inmenso mar de lodo. A través de la lluvia veo
por la ventana que una carreta se ha empantanado en medio de la calle. Un campesino,
con manta de castilla negra, hostiga a los bueyes que no pueden más entre la lluvia y el
barro.
Por las veredas, pisando en una piedra y en otra, contra frío y lluvia, andábamos hacia el
colegio. Los paraguas se los llevaba el viento. Los impermeables eran caros, los guantes
no me gustaban, los zapatos se empapaban. Siempre recordaré los calcetines mojados
junto al brasero y muchos zapatos echando vapor, como pequeñas locomotoras. Luego
venían las inundaciones, que se llevaban las poblaciones donde vivía la gente más pobre,
junto al río. También la tierra se sacudía, temblorosa. Otras veces, en la cordillera asomaba
un penacho de luz terrible: el volcán Llaima despertaba.
Temuco es una ciudad pionera, de esas ciudades sin pasado, pero con ferreterías. Como
los indios no saben leer, las ferreterías ostentan sus notables emblemas en las calles: un
inmenso serrucho, una olla gigantesca, un candado ciclópeo, una cuchara antártica. Más
allá, las zapaterías, una bota colosal.
6. La autobiografía como género
De entre las muchas definiciones de autobiografía que se han dado, una de
las canónicas, por la aceptación que ha tenido entre los estudiosos, es la del
francés Philippe Lejeune, quien define la autobiografía como «relato
restrospectivo en prosa que una persona real hace de su propia existencia, en
tanto que pone el acento sobre su vida individual, en particular sobre la
historia de su personalidad»
Lo que caracteriza a la autobiografía es la identidad entre el autor, esto es, la
persona que escribe el libro; el narrador —la persona que dice «yo» en el
texto y relata la historia—; y el protagonista de esa narración, cuya vida,
estados de ánimo, emociones, evolución personal, etc. constituyen el asunto
del relato. Generalmente, la identificación entre el narrador y el personaje del
relato se realiza mediante el uso del pronombre personal «yo», que identifica
al sujeto de la enunciación (el narrador) con el sujeto del enunciado
(personaje). Por su parte, la identificación entre el autor y el narrador solo se
puede garantizar, en opinión de Lejeune, mediante la coincidencia entre el
nombre propio del autor que figura en la portada del libro y el que el narrador
se dé a sí mismo. Esta coincidencia es la que funda el llamado pacto
autobiográfico, un tipo de pacto de lectura conceptualizado por Lejeune. El
pacto autobiográfico es una suerte de «contrato» establecido entre autor y
lector por el que tácitamente aquel se compromete a contar la verdad sobre
su vida, y este a creer el relato ofrecido. Evidentemente, esto no implica que
todo lo que se cuente en una autobiografía sea cierto, pero esto no impide
que el pacto como tal exista, aunque sea para infringirlo. Este pacto
autobiográfico sería el que diferenciaría a una autobiografía de una novela
con contenido autobiográfico, pues aunque en esta pueda darse el caso de
que todo lo atribuido a un personaje con nombre ficticio sean hechos
verdaderamente ocurridos al autor -cosa que solo podría comprobarse
extratextualmente-, el lector no establece con el texto el mismo tipo de
7. Lazarillo de Tormes
Cuenta Lázaro su vida, y cuyo hijo fue
Pues sepa vuestra merced ante todas cosas que a mí llaman Lázaro de
Tormes, hijo de Tome González y de Antonia Pérez, naturales de Tejares,
aldea de Salamanca. Mi nacimiento fue dentro del río Tormes, por la cual
causa tome el sobrenombre, y fue desta manera. Mi padre, que Dios
perdone, tenia cargo de proveer una molienda de una acena, que esta ribera
de aquel río, en la cual fue molinero mas de quince anos; y estando mi
madre una noche en la acena, preñada de mí, tomole el parto y pariome allí:
de manera que con verdad puedo decir nacido en el río. Pues siendo yo niño
de ocho anos, achacaron a mi padre ciertas sangrías mal hechas en los
costales de los que allí a moler venían, por lo que fue preso, y confeso y no
negó y padeció persecución por justicia. Espero en Dios que esta en la
Gloria, pues el Evangelio los llama bienaventurados. En este tiempo se hizo
cierta armada contra moros, entre los cuales fue mi padre, que a la sazón
estaba desterrado por el desastre ya dicho, con cargo de acemilero de un
caballero que allá fue, y con su señor, como leal criado, feneció su vida.
8. Autobiografía y géneros
La autobiografía está íntimamente relacionada con otros
géneros vecinos, como la biografía, las memorias, el diario
íntimo, entre otros, de los que, sin embargo, es posible
distinguirla en base a determinados rasgos:
De la biografía se diferencia por la identidad entre el narrador y
el protagonista del relato, que no se da en la primera.
De las memorias se distingue por poner el acento en la vida
íntima del narrador, en el desarrollo de su personalidad. Las
memorias se caracterizan por centrarse más bien en los
hechos externos de la vida.
Del diario íntimo o del epistolario la diferencia el hecho de
tratarse de un relato retrospectiva, construido a partir de la
memoria del autor, con un lapso de tiempo importante entre el
tiempo de la escritura y el de los hechos narrados, mientras
que en el diario o la carta la escritura es paralela a los hechos.
De la novela autobiográfica o novela con forma autobiográfica
(también llamada falsa autobiografía) la distingue la identidad
entre el autor material del texto y el narrador, que se da en la
autobiografía y no en la novela autobiográfica, que es una obra
de ficción que finge ser una autobiografía del protagonista,
como por ejemplo David Copperfield de Charles Dickens, o las
novelas picarescas como el Lazarillo de Tormes, Guzmán de
Alfarache y otras.
9. Yo y mi circunstancia
El hombre, según Ortega, es el problema
de la vida, y entiende por vida algo
concreto, incomparable, único: «la vida
es lo individual»; es decir, yo en el
mundo; y ese mundo no es propiamente
una cosa o una suma de ellas, sino un
escenario, porque la vida es tragedia o
drama, algo que el hombre hace y le
pasa con las cosas. Vivir es tratar con el
mundo, dirigirse a él, actuar en él,
ocuparse de él. En otros términos, la
realidad circundante «forma la otra mitad
de mi persona». Y la reimpresión de lo
circundante es el destino radical y
concreto de la persona humana.