Tema 5 La Segunda Revolución Industrial y el Imperialismo.
1. TEMA 5 LA SEGUNDA REVOLUCIÓN
INDUSTRIAL Y EL IMPERIALISMO.
1. LAS NUEVAS FORMAS DEL CAPITALISMO.
2. LA SEGUNDA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL.
3. LA EXPANSIÓN IMPERIALISTA.
2. Tras la Primera fase de la industrialización (Inglaterra) y su extensión (Europa,
EEUU y Japón), se inició un nuevo ciclo (superada la crisis de 1873) que habría
de durar hasta el estallido de la 1ª Guerra Mundial en 1914. En este período
Gran Bretaña perdió su liderazgo en beneficio de otras potencias, como
Alemania o los EEUU.
3. 1. Las nuevas formas del capitalismo.
1.1 Las nuevas potencias industriales.
A comienzos del siglo XIX, Alemania estaba formada por
un conjunto de estados independientes, económicamente
atrasados, que compartían lengua y tradiciones culturales.
La unificación política de 1871, contribuyó a un rápido e
intensivo desarrollo económico e industrial, basado en
una avanzada tecnología. Alemania se benefició de su
incorporación tardía a la industrialización, porque pudo
introducirse directamente en los nuevos sectores industriales: siderurgia, minería, ingeniería,
electricidad y química.
En el caso alemán, la relación de la banca y el Estado con la industrialización fue muy
importante; la primera aportaba el capital necesario para las grandes empresas, y el segundo, la
voluntad política de convertir a la nación en una gran potencia económica.
Entre 1850 y 1913, la población se duplicó 2 veces y media, llegando a 65 mill. de hab.
Su creciente capacidad de producción la convirtió en la principal
potencia industrial del continente y, como consecuencia, se
agudizó la competencia y la rivalidad que mantenía con Reino
Unido.
EEUU fue otro caso de rápida e intensa industrialización. Los 32
mill. de hab. que tenía en 1865 se habían convertido en 100 mill.
hacia 1914.
4. El gran número de emigrantes europeos, la constante colonización del oeste y la abundancia
de recursos básicos (carbón, hierro, petróleo), explican la configuración histórica de la potencia
americana.
El crecimiento económico de EEUU se aceleró en la década 1850-1860 con la expansión de las
industrias textil, minería y metalúrgica. La construcción del ferrocarril incidió en el desarrollo
de una importante industria pesada y la extracción de petróleo situó a este país en una
posición muy ventajosa. Todos estos factores encaminaron a la economía de EEUU hacia la
hegemonía mundial.
1.2 Los ritmos de la economía capitalista.
La expansión del capitalismo, desde las últimas décadas del
siglo XIX, se llevó a cabo mediante la formación de un mercado
internacional.
Capitalismo: el término designa el sistema socio-económico
caracterizado por la propiedad privada de los principales medios
de producción y la libertad de los individuos para realizar
contratos que regulen sus propios intereses. En general la
actividad económica esta orientada hacia la rentabilidad u
obtención de beneficios en un régimen libre donde el Estado no
interviene. El elemento central del sistema es el mercado, ya
que la finalidad de la producción es el intercambio y no el
consumo directo. Según la ley de la oferta y la demanda, el
mercado regula los precios y las retribuciones de todos los que
intervienen en el proceso de producción y distribución. La
competencia es el motor y el regulador de la actividad
económica.
5. Esta nueva forma del sistema capitalista se caracterizaba por estar
sometida a unos ritmos cíclicos, en los que se alternaban períodos
de expansión de la producción con etapas de depresión y crisis.
Estos fenómenos fueron inherentes al nuevo sistema económico
desde sus inicios, pero su magnitud y sus consecuencias se fueron
ampliando a medida que la economía mundial iba estando más
interrelacionada.
Las crisis económicas en las sociedades preindustriales eran de
escasez o de subsistencia: las malas cosechas reducían la cantidad
de productos agrarios en el mercado y, consecuentemente, se
producía una subida de precios.
Las crisis del nuevo sistema capitalista eran, por el contrario, de superproducción industrial.
El problema era siempre el mismo: las empresas acababan produciendo por encima de las
posibilidades de consumo; y al existir más mercancías de las que el mercado era capaz de
consumir, bajaban los precios, descendían los
beneficios y aumentaba el paro entre los trabajadores.
Las crisis de este nuevo capitalismo se producían,
aproximadamente, cada 10 años.
6. 1.3 La primera Gran Depresión del capitalismo: 1873-1896.
En 1873 se produjo una gran crisis económica; al principio se pensó que sería de poco
duración y similar a las ya conocidas. Pero esta nueva recesión inauguró un largo período que
los contemporáneos denominaron por primera vez, Gran Depresión.
La agricultura fue la primera víctima de la crisis, precisamente por que la producción agraria se
estaba incrementando de forma notable.
La inmigración a países como EEUU, Australia, Argentina... se incremento, gracias a las
condiciones naturales de estos países y a la aplicación del vapor al transporte interoceánico, lo
que también ocasionó que los mercados europeos se vieron inundados de productos agrarios
que eran producidos con costes menores y vendidos a
precios más bajos.
Las consecuencias para los agricultores europeos
fueron dramáticas: vieron cómo los precios y los
beneficios descendían hasta un 30%.
El sector industrial y financiero siguió la misma
pauta que el sector agrario. En 1873, el crash de la
Bolsa de Viena fue seguida de quiebras bancarias en
los grandes países industriales: Alemania, EEUU,
Gran Bretaña y Francia. Como consecuencia, en todos
estos países se produjo un aumento del paro y un
descenso de los salarios.
7. La crisis afectó también a las estructuras sociales y políticas de todos los países. Se intensificó la
competencia entre las empresas para reducir los costes de producción. También aumentó la
rivalidad entre las principales potencias para controlar los recursos económicas y los
mercados del mundo extraeuropeo. La mayoría de los países industriales adoptó medidas
económicas proteccionistas.
2. La Segunda Revolución Industrial.
2.1 La concentración de empresas.
La Gran Depresión de 1873-1896 condujo a un proceso
de concentración industrial y financiera que pretendía
eliminar la competencia y crear monopolios de un
mercado determinado o el control de la mayor parte de
él, hecho que terminaría traspasando las fronteras
nacionales.
La concentración empresarial presentó formas diferentes.
Las más importantes fueron el cartel, el trust y el holding.
El cartel es un convenio entre empresas fabricantes de
un determinado producto con el fin de reducir o eliminar
la competencia, mediante el acuerdo en los precios o el
reparto de la clientela. El trust es el resultado de la fusión de diversas empresas, bien
dedicadas a la misma actividad (fusión horizontal), o a las distintas fases de un proceso
productivo (fusión vertical). El holding es un sociedad financiera que invierte en empresas
variadas para controlarlas; es el método más empleado por la banca para entrar en le mundo
industrial.
8. Estas gigantescas concentraciones empresariales se desarrollaron
especialmente en EEUU y en Alemania; así el magnate estadounidense
Rockefeller fundó la Standard Oil Company, controlando el 90% de la
producción y de las exportaciones del sector petrolífero; o el grupo alemán
AEG se repartía el mercado mundial de productos eléctricos con la General
Electric.
El poder de algunos de estos trust superaba al de los propios gobiernos, y
algunas potencias industriales, como EEUU, promulgaron leyes antitrust,
que dificultaban o prohibían su creación, con el fin de evitar posiciones de
monopolio.
2.2 El progreso técnico y las innovaciones tecnológicas.
Las innovaciones tecnológicas y los cambios en la organización del trabajo fueron los síntomas
más visibles de las transformaciones económicas de la
llamada Segunda Revolución Industrial. El uso de
nuevos materiales y de nuevas fuentes de energía
transformó radicalmente la industria. Las tecnologías
del vapor y del hierro fueron sustituidos por los nuevos
procedimientos de fabricación del acero y por el empleo
de la energía eléctrica y del petróleo.
automóvil, el
la
Los nuevos productos surgidos en la época, han
transcendido hasta hoy: la electricidad, el
avión, el teléfono, la radio, el uso del petróleo,
fotografía, el cine, etc...
9. La Segunda Revolución Industrial se puede considerar
como la “era del acero”, porque una de la innovaciones
más importantes fue la producción de acero a bajo
coste. Gracias a la utilización de los procedimientos
Bessemer y Martin-Siemens.
La producción de la industria mecánica se disparó
cuando la población civil pudo acceder al consumo. La
máquina de coser, la máquina de escribir, la bicicleta y el
automóvil tuvieron en sus comienzos un consumo
minoritario, pero estaban destinados a un consumo masivo.
En 1914, 2 millones de automóviles circulaban por el mundo, la mitad de ellos en EEUU. El
primer vuelo en avión lo efectuaron los hermanos Wright en 1903; el uso militar y civil de la
aviación no tardó en desarrollarse.
Dos ejemplos de nuevos productos que alcanzaron un consumo masivo
fueron la aspirina (1899) y la aspiradora (1908). La venta a plazos
apareció en estos años para hacer posible que sectores de escasos
recursos pudieran comprar productos de alto precio.
En 1876, Graham Bell conseguía el teléfono, revolucionando los medios
de comunicación; en 1878, Edison fabricó las primeras bombillas y hacia
1880, inventó el fonógrafo, origen de la industria discográfica. Los
hermanos Lumiere realizaron la primera película “Salida de los obreros
de la fábrica Lumière en Lyon Monplaisi”.
10. El petróleo, refinado en forma de gasolina, era el combustible necesario para los nuevos
motores de explosión que utilizaban los revolucionarios medios de transporte: el automóvil,
buques de acero y aeroplanos.
La industria química creció de forma tan fulgurante como sus aplicaciones: abonos para la
agricultura, nuevos componentes para la fabricación de papel, medicamentos, materiales
plásticos, explosivos, etc...
La nueva organización del trabajo adjudicaba a los trabajadores una tarea fija y repetitiva en
alguna fase de la cadena productiva con el fin de ahorrar tiempo y abaratar la producción, así
F.W. Taylor fue quien introdujo la racionalización y la “gestión científica” del trabajo, es decir, la
separación de las funciones de planificación y dirección de las de ejecución. Este nuevo
sistema de trabajo es conocido como taylorismo.
11. El término imperialismo, aplicado a la nueva empresa colonizadora, se introdujo en el
vocabulario político y periodístico, hacia 1890, para designar un nuevo fenómeno, distinto del
anterior colonialismo de los siglos XVII y XVIII. La novedad residía en que el capitalismo había
provocado el surgimiento de una economía mundial y en que las rivalidades económicas de las
grandes potencias afectaron a los enfrentamientos por la ampliación de los imperios coloniales.
Las causas del imperialismo fueron múltiples:
a) causas económicas, consideradas las más importantes y relacionadas con la Segunda
Revolución Industrial: la superproducción a escala mundial favoreció la extensión de políticas
proteccionistas; se hizo necesaria la búsqueda de nuevos mercados consumidores para los
productos de la metrópoli, proveedores de materias primas y lugar de inversión de capitales
excedentes.
b) causas políticas, derivadas del antagonismo entre las principales potencias. El nacionalismo
de este período dio lugar a una política de poder y de prestigio y en la conquista colonial se vio
una manifestación de ambas.
c) causas demográficas, debido al crecimiento de la población europea, que alivió la presión
demográfica con la gran emigración a ultramar y a las colonias.
d) otras causas, fueron el espíritu misionero y científico, que a veces, fue el punto de partida de
posteriores conquistas.
12.
13. 3.2 La hegemonía colonial británica.
Reino Unido, como primera potencia económica y política de finales del
siglo XIX, disponía de una cadena de enclaves estratégicos para articular
el comercio mundial: Gibraltar o Malta en el Mediterráneo; Ciudad de El
Cabo, o Hong Kong en el camino hacia el mercado chino.
Un tipo de colonias británicas eran las llamadas de poblamiento,
territorios escasamente poblados que absorbían los excedentes
demográficos de Reino Unido y del norte de Europa; es el caso de
Australia, Nueva Zelanda, África del sur y Canadá.
La mayoría de las colonias eran de explotación: surtían de materias primas y servían de
mercado a la metrópoli. La colonia de explotación típica era la India, que tenía un papel
importante en la economía británica como proveedora de algodón y consumidores de tejidos
británicos fabricados con esa materia prima. Estaba administrada por la Compañía de las Indias
Orientales, pero pasó a depender directamente del gobierno de la Corona tras el sangriento
levantamiento de 1857, conocido como el “motín de los cipayos” (soldados indígenas al servicio
de la Compañía de las Indias).
La India era la “Joya de la Corona”, todo un continente,
muy poblado, del cual fue nombrada emperatriz la reina
Victoria en 1877. Hacia 1890, poco más de 6000
funcionarios británicos gobernaban a 300 millones de
indios con la ayuda de 70.000 soldados, indígenas en
su mayoría.
14. 3.3 El reparto de África.
En 1880, África era un continente casi desconocido en el que los
europeos ocupaban algunos enclaves costeros con interés
estratégico y comercial. En 1914, su territorio ya estaba totalmente
repartido entre las potencias europeas, y solo subsistían 2 estados
independientes: Liberia y Etiopía.
Francia, que había iniciado la ocupación en 1830, se anexiono
Argelia que se convirtió en una colonia de poblamiento, en la que
vivían cerca de 1 millón de franceses, en 1914. A continuación,
extendió su influencia por el vecino Túnez, que se convirtió en un
protectorado, lo que suponía la obligación de respetar la integridad
del territorio y de las autoridades locales.
La penetración en Marruecos y en el África sahariana y ecuatorial, la
ocupación de la isla de Madagascar y de otras posesiones litorales en
el golfo de Guinea, completaron las áreas de actuación del
colonialismo francés.
del
Leopoldo II de Bélgica, inició por su cuenta la explotación del río y
valle del Congo, creando en el centro del continente el estado del
Congo.
Las posesiones británicas se extendían sobre todo por la zona
oriental, desde Egipto y Sudán, al norte, hasta Sudáfrica, así como por
algunos enclaves de la costa oriental del golfo de Guinea.
15. Otros países europeos con dominios en África eran: Portugal (Angola
y Mozambique), Alemania (Camerún, África oriental alemana y
suroccidental), España (norte de Marruecos, Río de Oro, Guinea) e
Italia (Libia, Eritrea y Somalia).
Las relaciones francobritánicas entraron en conflicto cuando Reino
Unido ocupó Egipto en 1882. Las 2 naciones controlaban de mutuo
acuerdo el canal de Suez, pero el proyecto británico de unir el norte
con el sur del continente por medio de un ferrocarril que atravesase
los territorios ingleses, y conectar las ciudades de El Cairo y El Cabo,
chocaba con los intereses de Francia, que aspiraba a comunicar sus
dominios del oeste con los territorios del este, de Senagal a Yibuti.
Ante el peligro de confrontación entre las potencias europeas, se celebró en 1884, la
Conferencia de Berlín, convocada por la iniciativa del canciller Bismarck para establecer el
reparto de África. Se acordó que la posesión de las zonas costeras daba derecho a ocupar las
tierras del interior; que los ríos Níger y Congo serían de libre navegación y se reconocía la
existencia del estado del Congo bajo dominio belga.
Las consecuencias de la colonización fueron enormes. Los países europeos
construyeron en las costas puertos con instalaciones modernas; se
fomentaron los cultivos básicos de cada territorio.
No obstante, este reparto colonial fue muy perjudicial para la vida de los
pueblos africanos, ya que perturbó las tradiciones y formas de vida de estos
pueblos. Las fronteras políticas trazadas por los colonizadores no respetaron
el mapa étnico de estos territorios, en beneficio de los países europeos.