1. INTRODUCCION
El deseo de sobrevivir no es todo en la esencia del ser humano, esta también se
caracteriza por su interacción con los demás, por la capacidad de formar
sociedades, esa interrelación tiene un destino, tiene un propósito, se centra en las
relaciones humanas y lo que nos lleve a ser mejores, progresar y vivir para todos,
continuar con el propósito de superación. Sin embargo esta no se da como en un
comienzo se plantea, en el afán de superación y progreso se hace necesario elegir
representantes que guíen el camino para la realización de las diferentes
ambiciones; pero como humanos fallamos, somos tan debilites que nuestra ética
se ve intervenida por los intereses personales, sobre todo el poder y la codicia.
2. DESTRUCCION DE NUESTROS ANHELOS
El conformismo mirado desde un punto de facilismo, deja secuelas en cada una de
las actuaciones de los individuos, se produce un retroceso en sus habilidades
psicomotrices, pues el no pretender esforzarse logra en ellos la mediocridad.
Debemos entender el conformismo como aquella facilidad de adaptación a las
circunstancias al salir por las cosas fáciles sin tener un interés de preocupación
por ser mejores, no tener un ideal, no pensar en una superación, solo se tiene en
cuenta la supervivencia, la resignación.
Para el ser humano no hay nada más insignificante que ser reconocido por su
mediocridad y facilismo, ser reconocido por alguien que no tiene un sentido de
superación, un ideal, un individuo sin metas, un personaje que lo único que cree
es que existe y que su vida es simplemente permanecer y sobrevivir sin un ideal
que lo motive a destacarse entre los suyos, simplemente una persona mediocre y
sin personalidad
No podemos pensar que estamos en este mundo porque si, o porque somos fruto
del deseo de una pareja, nuestra existencia va más allá. Nuestra existencia se ve
marcada desde un comienzo por cada una de las metas que vamos superando,
hablar, caminar, correr; nuestra mente desde que nacemos tiene claro el proceso
a llevar en el desarrollo de nuestro ser, no debemos interrumpir esa motivación por
soñar, por estar trabajando en algo nuevo, y por estar superando nuestras metas
paso a paso, sin estancarnos por alguna derrota. El ser humano debe
caracterizarse por ser un pionero, por ser ambicioso con sus pensamientos, debe
pensar en la viabilidad de ellos y pretender desarrollarlos.
Sin embargo hay que tener en cuenta que el ser ambicioso, el buscar un
desarrollo personal e individual no significa que se deba pasar por encima de los
demás, no se debe utilizar a los demás para un beneficio personal, en el momento
que se llegará a este punto no hablamos de ambición si no de codicia.
Recordemos que la característica fundamental del ser humano como tal es la
interrelación con los demás, con las sociedad; dentro de la ambición se lograra
enriquecer estos lasos, cada paso de superación del sujeto ayuda en su desarrollo
como humano, y ese desarrollo genera un cambio en el individuo que se ve
reflejado en su entorno, vale aclarar que la satisfacción y el crecimiento en él va
de acuerdo a la culminación y logro de cada meta propuesta.
Sin embargo existe la posibilidad de convertirse en un ser codicioso al que no le
importa más que él mismo; su superación a costa de los demás, realizar sus
sueños sin importarles el sufrimiento de quienes lo rodean, ese sueño de querer
tener ideales, y pretender ser los mejores, sin importarles lo que tengan que hacer
para lograrlo, esto los convierten en criaturas de terror, en monstruos sacados de
3. historias mitológicas, estos son los personajes que con solo nombrarlos generar
temor y pánico en nuestra sociedad.
Tener un ideal, un sentido su existencia, es tener la luz de lo que viene, como es
posible que seamos tan fáciles de manipular, que tengamos una moralidad tan
frágil, porque cambiamos tanto, como es que se genera ese cambio. Nuestra
sociedad es atacada en este momento por lo que llamaríamos un sueño
fracasado, un ideal exterminado, una igualdad inalcanzable, un pensamiento de
paz generado a partir de la guerra, es inconcebible.
Lastimosamente el sueño y deseo de vivir en unidad fue infiltrado por el deseo del
poder, esos ideales se fueron enterrando con cada masacre que se presento,
cada asesinato demuestra el poder de la codicia cuando se cree que todo lo que
ves es nuestro. Pensar que la voz de los codiciosos te dice algo y te llena, te
trasforma, te pone a soñar, pero el arma en las manos lo envuelve todo en temor,
en tragedia, en oscuridad; cómo es posible hablar de unidad pensando solo en el
enriquecimiento y el poder de algunos. En nuestras calles aun esta la esperanza,
soñamos con un lugar mágico, llegara en algún momento. Lo importante es que no
dejemos de soñar, de hacer…
El primer paso es no vender nuestra dignidad, debemos elegir a conciencia los
guías que nos lleven al encuentro con nuestros deseos, nuestros anhelos. Como
vemos la problemática es constante, será porque estamos vivos. Dando pasos
pequeños volveremos a encaminar muchos de los ideales que se han perdido, el
camino para el triunfo de nuestra sociedad está en nuestras manos, recordemos
que como somos más los que soñamos. Valoremos lo que somos y más
importante para que somos.
La vida del ser humano está ligada a estas dos conductas la ambición y la codicia,
y si pensamos seriamente en ellas podemos destacar que la codicia es la
destrucción de la ambición, de los sueños. Entonces se hace evidente el por qué
de nuestro atraso, porque nos estancamos; no podemos seguir el paso de los
demás, no alcanzamos nuestra superación simplemente porque aquellas personas
que tienen en sus manos nuestro progreso viven solo para ellas, y después de que
ellas sobrevivan el resto aunque se mueran de hambre.
De todas maneras, entendamos que el progreso, superación y exterminio de la
problemática social, se puede lograr si todos ponemos nuestro granito de arena, si
todos somos ambiciosos y pensamos siempre en tener nuestra mente ocupada,
en soñar, pero que esos sueños se conviertan en realidad, que todos cambiemos,
lo único que tenemos en claro es que estamos aquí para ser algo, para ser
alguien, simplemente para ser HUMANOS.
DIEGO FERNANDO BRAVO