2. Tengo derecho a que se respeten
las decisiones que tomo sobre mi
cuerpo y mi vida sexual. Soy
responsable de mis decisiones y
actos. Nadie debe presionar,
condicionar ni imponer sus valores
particulares sobre la forma en que
decido vivir mi sexualidad.
3. El disfrute pleno de mi sexualidad es
fundamental para mi salud y bienestar
físico, mental y social. Tengo derecho a vivir
cualquier experiencia o expresión sexual o
erótica que yo elija, siempre que sea lícita,
como práctica de una vida emocional y
sexual plena y saludable. Nadie puede
presionarme, discriminarme, inducirme al
remordimiento o castigarme por ejercer o
no actividades relacionadas con el disfrute
de mi cuerpo y mi vida sexual.
4. Las expresiones públicas de afecto
promueven una cultura armónica afectiva
y de respeto a la diversidad sexual. Tengo
derecho a ejercer mis libertades
individuales de expresión, manifestación,
reunión e identidad sexual y cultural,
independientemente de cualquier
prejuicio. Puedo expresar mis ideas y
afectos sin que por ello nadie me
discrimine, coarte, cuestione, chantajee,
lastime, amenace o agreda verbal o
físicamente.
5. Existen varios tipos de familias, uniones y
convivencia social. Tengo derecho a
decidir libremente con quién compartir
mi vida, mi sexualidad, mis emociones y
afectos. Ninguna de mis garantías
individuales debe ser limitada por esta
decisión. Nadie debe obligarme a
contraer matrimonio o a compartir con
quien yo no quiera mi vida ni mi
sexualidad.
6. Mi cuerpo, mis espacios, mis
pertenencias y la forma de relacionarme
con las y los demás son parte de mi
identidad y privacía. Tengo derecho al
respeto de mis espacios privados y a la
confidencialidad en todos los ámbitos
de mi vida, incluyendo el sexual. Sin mi
consentimiento, ninguna persona debe
difundir información sobre los aspectos
sexuales de mi vida.
7. Cualquier forma de violencia hacia mi
persona afecta el disfrute pleno de mi
sexualidad. Tengo derecho a la libertad,
a la seguridad jurídica y a la integridad
física y psicológica. Ninguna persona
debe abusar, acosar, hostigar o
explotarme sexualmente. El Estado debe
garantizarme el no ser torturada, ni
sometida, a maltrato físico, psicológico,
abuso, acoso o explotación sexual.
8. Las decisiones sobre mi vida reproductiva
forman parte del ejercicio y goce de mi
sexualidad. Como mujer u hombre joven
tengo derecho a decidir, de acuerdo con
mis deseos y necesidades, tener o no hijos,
cuántos, cuándo y con quién. El estado
debe respetar y apoyar mis decisiones
sobre mi vida reproductiva, brindándome
la información y los servicios de salud que
requiero, haciendo efectivo mi derecho a
la confidencialidad. *Si eres menor de
edad, consulta las leyes en materia de
salud de tu estado.
9. La educación sexual es necesaria para el
bienestar físico, mental y social, y para el
desarrollo humano, de ahí su importancia para
l@s jóvenes. Tengo derecho a una educación
sexual sin prejuicios que fomente la toma de
decisiones libre e informada, la cultura del
respeto a la dignidad humana, la igualdad de
oportunidades y la equidad. Los contenidos
sobre sexualidad en los programas educativos
del Estado deben ser laicos y científicos, estar
adecuados a las diferentes etapas de la
juventud y contribuir a fomentar el respeto a la
dignidad de l@s jóvenes.
10. Todos tenemos el derecho de ser
escuchados y que nuestras relaciones
intimas sean respetadas de la mejor
manera y sobre todo con
responsabilidad para prevenir cualquier
tipo de enfermedades o algo que no
este a nuestro alcance para poder
repararlo .