Derechos sexuales y reproductivos de los adolescentes2
1. Derechos sexuales y reproductivos
de los adolescentes.
Integrantes:
Ramírez Maraveles Brenda.
Piña Jardón María Adela.
Maestra: Teresita Mendoza Núñez.
Equipo: 06 Grupo: 226
2. Índice:
Derechos sexuales y reproductivos
¿Cuáles son los derechos sexuales y reproductivos?
Vulneración de los derechos reproductivos
¿Cuál es el alcance de los derechos sexuales?
¿Que alcance tienen los derechos reproductivos?
Derechos sexuales y reproductivos de los niños, niñas y adolescentes
Salud sexual y salud reproductiva
Salud sexual y reproductiva adolescente
Estrategias de salud sexual y reproductiva en adolescentes
Adolecentes en su vida sexual
Actividad sexual en adolescencia temprana
3. Derechos sexuales y reproductivos.
Se encuentran en parte, reconocidos en las declaraciones de la ONU sobre los
derechos y salud reproductiva.
Los derechos reproductivos son aquellos que buscan proteger la libertad y
autonomía de las personas para decidir con responsabilidad si tener hijos o no,
cuantos, en que momento y con quien.
Los derechos reproductivos dan la capacidad a todas las personas de decidir y
determinar su vida reproductiva.
Al igual que los derechos humanos son inalienables y no están sujetos a
discriminación por género, edad o raza. Los derechos sexuales y reproductivos
son derechos humanos que tenemos todas las personas.
¿Cuales son derechos sexuales y reproductivos?
Derecho a la orientación sexual.
No discriminación por orientación sexual.
El derecho a reconocerse como seres sexuados.
Derecho a fortalecer la autoestima a la autonomía para adoptar
decisiones sobre la sexualidad.
Derecho a vivir la sexualidad sin violencia o acción, abuso, explotación o
acoso.
Derecho a escoger las y los compañeros sexuales.
4. Derecho a decidir si quiere iniciar la vida sexual o no, o si quiere ser
sexualmente activa o no.
Derecho a tener relaciones sexuales consensuadas.
Derecho a expresar libre y autónomamente la orientación sexual.
Tener acceso real a la educación y la información en sexualidad para
poder ejercerla o no y poder vivirla en forma segura, sin riesgo de
infecciones de transmisión sexual y en forma independiente de la
reproducción. Esto requiere contar con información adecuada y
suficiente sobre el propio cuerpo, la sexualidad y la reproducción, para
poder tomar las decisiones más adecuadas.
Tener una vida libre de violencia, que rechaza las agresiones físicas,
sicológicas y sexuales. Esto implica contar con efectiva protección legal
contra la violencia sexual, y con información sobre las instancias y los
mecanismos para enfrentar este problema.
Tener acceso real a servicios de salud sexual y reproductiva de buena
calidad, que respondan a las necesidades en los diferentes períodos de
la vida, incluyendo la atención adecuada del embarazo, parto y post-
parto. Esto implica el derecho a no morir por causas evitables
relacionadas con el embarazo o parto.
Recibir atención en que se respete la confidencialidad y la intimidad en
la atención de salud sexual y reproductiva para poder confiar los
sentimientos y acciones de la vida privada a quién se estime
conveniente, ya sea médico/a, matrona u otro personal de salud.
Poder decidir libre y responsablemente el número y espaciamiento de
los hijos, lo que requiere tener acceso real a la información, educación y
medios para decidir el número y espaciamiento de los hijos. Este
derecho incluye acceso a métodos anticonceptivos seguros y eficaces,
tanto femeninos como masculinos, ya que todos tenemos el derecho a
los beneficios del progreso científico.
Ser libre y autónoma/o en la expresión de la propia orientación sexual.
Tener acceso a la prevención y tratamiento de las enfermedades del
aparato reproductivo, incluyendo infecciones de transmisión sexual y
SIDA.
5. Estar libre de toda discriminación: como joven o adolescente no se
puede ser expulsada del colegio por estar embarazada. Si se es
homosexual tampoco puede ser un impedimento para estudiar en el
colegio por el sólo hecho de serlo.
Vulneración de los derechos reproductivos.
En este sentido, los derechos reproductivos se vulneran en las sociedades en
las que existen los matrimonios concertados, las mujeres no tienen derecho a
permanecer solteras, ni a elegir marido, ni a divorciarse de él, ni al aborto. Así
por ejemplo, en Afganistán, colectivos de mujeres luchan actualmente contra la
ley que permite la violación dentro del matrimonio, dando derecho al marido a
mantener sexuales con su mujer siempre que él quiera.
De acuerdo con diversas resoluciones de órganos como el Tribunal Europeo de
Derechos Humanos (caso A, B y C c. Irlanda, 2010), o el Comité de Derechos
Humanos (caso K.L. c. Perú, 2010), entre otros, impedir el aborto en
determinadas situaciones como peligro para la vida de la madre o violación
constituye una violación de derechos humanos, pero, según el Derecho
Internacional, no existe un "derecho humano a abortar" ni tampoco una
prohibición absoluta, dependiendo esta cuestión de los ordenamientos jurídicos
internos de los Estados.
El único tratado internacional que reconoce el derecho de las mujeres a abortar
es el artículo 14 del Protocolo a la Carta Africana de Derechos Humanos y de
los Pueblos sobre los Derechos de las Mujeres. En concreto, lo permite en
caso de violación, incesto, peligro para la vida de la madre o del feto y peligro
para la
salud
física y
psíquica
de la
madre.
6. ¿Cuál es el alcance de los derechos sexuales y
reproductivos?
Son aquellos que permiten regular y tener control autónomo y responsable
sobre todas las cuestiones relativas a la sexualidad, sin ningún tipo de
coacción, violencia, discriminación, enfermedad o dolencia.
Para las mujeres los derechos sexuales tienen un especial significado, pues
involucran el derecho a ser tratadas como personas integrales y no como seres
exclusivamente reproductivos y a ejercer la sexualidad de manera placentera
sin que ésta conlleve necesariamente un embarazo.
Los derechos reproductivos abarcan ciertos derechos humanos que ya están
reconocidos en leyes nacionales, documentos internacionales sobre derechos
humanos y en otros documentos aprobados por consenso. Estos derechos se
basan en el reconocimiento del derecho básico de todas las parejas e
individuos a decidir libre y responsablemente el número de hijos, el
espaciamiento de los nacimientos y a disponer de la información y de los
medios para ello, así como el derecho a alcanzar el nivel más elevado de salud
sexual y reproductiva. También incluye el derecho a adoptar decisiones
relativas a la reproducción sin sufrir discriminación, coacciones o violencia, de
conformidad con lo establecido en los documentos de derechos humanos.
Permiten a las personas tomar decisiones libres y sin discriminaciones sobre la
posibilidad de procrear o no, de regular la fecundidad y de disponer de la
información y medios para ello.
También implica el derecho de tener acceso a servicios de salud reproductiva
que garanticen una maternidad segura, la prevención de embarazos no
deseados y la prevención y tratamiento de dolencias del aparato reproductor
como el cáncer de útero, mamas y próstata.
Derechos sexuales y reproductivos de niños, niñas y
adolescentes.
En la actualidad podemos decir con firmeza que los derechos sexuales y
reproductivos son derechos humanos. Para que esos derechos puedan ser
ejercidos por niños, niñas y adolescentes existen dos condiciones
fundamentales: la educación sexual impartida desde la institución escolar y los
servicios de salud sexual y reproductiva amigables para adolescentes provistos
desde los efectores de salud.
Por otro lado, en lo referido específicamente a los derechos de niños, niñas y
adolescentes, en el año 2006, se sancionó una ley fundamental. A pesar de la
ratificación de la CDN, la adecuación de la normativa nacional a sus postulados
7. se produjo recién en ese año con la sanción de la ley nacional Nº 26.061 de
Protección integral de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes.
Esta norma rige en todo el territorio nacional e impone la obligación de
respectar la condición de sujeto de derecho de las niñas, niños y adolescentes,
tener en cuenta siempre su edad, grado de madurez, capacidad de
discernimiento y demás condiciones personales (art. 3 incisos a y d).
También garantiza en su artículo 14º el derecho a la salud integral de las niñas
niños y adolescentes, mientras que el decreto reglamentario nos indica que “El
derecho a la atención integral de la salud del adolescente incluye el abordaje
de su salud sexual y reproductiva previsto en la Ley Nº 25.673, que crea el
Programa Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable (art. 14
Decreto Nº415/06).”
Como ha señalado Mary Bellof, bajo una nueva concepción, “los niños son
ahora definidos de manera afirmativa, como sujetos plenos de derechos. Ya no
se trata de menores, incapaces, personas a medias o incompletas, sino de
personas cuya única particularidad es que están creciendo.
Por eso, se les reconocen todos los derechos que tienen los adultos, más
derechos específicos precisamente por reconocerse esa circunstancia de estar
creciendo…Los derechos que la convención garantiza tienen como
destinatarios a toda la infancia y no a una parte de ella” (Bellof, 2004: 35).
La distinción entre “menores” y “niños, niñas y adolescentes” no es meramente
terminológica, implica la modificación sustancial de la forma en la que se
concibe a los niños en su relación con el mundo adulto, implica oponer un
modelo basado en la protección integral de los derechos de toda la infancia a
otro fundado en tutela de menores.
Ahora bien, el término "adolescentes" es inespecífico en su definición etárea.
Sin embargo, en una declaración conjunta en 1988, la Organización Mundial de
la Salud, el Fondo para la Infancia de las Naciones Unidas y el Fondo de
Población de las Naciones Unidas, acordaron la siguiente clasificación de
hombres y mujeres jóvenes :
Adolescente: 10 a 19 años
Juventud: 15 a 24 años
Jóvenes: 10 a 24 años
Por su parte, la Convención
de los Derechos del Niño
(CDN), que tiene la misma
jerarquía que nuestra
Constitución Nacional
establece que:
Para los efectos de la
presente Convención, se
8. entiende por niño todo ser humano menor de dieciocho años de edad, salvo
que, en virtud de la ley que le sea aplicable, haya alcanzado antes la mayoría
de edad (art. 1).
Es decir, que en los términos de la CDN la mayor parte de los adolescentes
son niños y gozan de todos los derechos allí reconocidos.
Si hablamos de los niños, niñas y adolescentes como sujetos de derechos, es
importante identificar a qué derechos nos estamos refiriendo. Como
mencionamos más arriba, la CDN establece que estos sujetos gozan de los
mismos derechos que los adultos, y de algunos derechos específicos, toda vez
que se trata de personas que están creciendo.
Para ser garantizados por el Estado (en sus diferencias instancias), estos
derechos deben ser promovidos. Para ello, todas las instituciones del estado
deben generar las condiciones materiales y simbólicas para su efectivo
ejercicio. Entre las condiciones materiales se encuentra el acceso GRATUITO
a los servicios y los insumos de salud sexual y reproductiva así como a una
educación sexual integral y de calidad. Las condiciones simbólicas se
relacionan con las herramientas necesarias para la construcción de autonomía
y la libre decisión.
Estos derechos se apoyan en dos principios fundamentales:
Autodeterminación reproductiva, entendida como el derecho básico de
todas las personas de decidir sobre su posibilidad de procrear o no, y en
ese sentido planear su propia familia.
Atención de la salud reproductiva, que incluye medidas para promover
una maternidad sin riesgos, tratamientos de infertilidad, acceso a toda la
gama de métodos anticonceptivos (incluyendo la anticoncepción de
emergencia) y programas de atención de cáncer uterino, de mamas y
próstata.
9. Los derechos reproductivos implican específicamente:
El derecho a decidir libre y responsablemente el número de hijos y el
intervalo entre ellos, y a disponer de la información, educación y medios
para lograrlo.
El derecho de hombres y mujeres de decidir de manera libre y
responsable la posibilidad de ser padres o madres.
El derecho a decidir libremente el tipo de familia que se quiere formar.
El derecho a acceder a métodos anticonceptivos seguros, aceptables y
eficaces (incluyendo la anticoncepción de emergencia).
El derecho de las mujeres a no sufrir discriminaciones o tratos
desiguales por razón del embarazo o maternidad, en el estudio, trabajo y
dentro de la familia.
El derecho a tener acceso a servicios de salud y atención médica que
garanticen una maternidad segura, libre de riesgos en los periodos de
gestación, parto y lactancia y se brinde las máximas posibilidades de
tener hijos sanos.
El derecho a contar con servicios educativos e información para
garantizar la autonomía reproductiva.
Algunos de nuestros derechos. Es importante conocerlos, comprenderlos y
sobre todo ejercerlos.
1. El Derecho a la Libertad Sexual: Es la expresión de la sexualidad de la
forma como lo desees, como te haga sentir mejor, sin que nadie se
aproveche, o trate de explotarte o abusar de ti.
2. El Derecho a la Autonomía Sexual, Integridad Sexual y Seguridad del
Cuerpo Sexual: Es la posibilidad de tomar decisiones autónomas sobre tu vida
sexual, en un contexto de tu propia ética personal y social, incluye el control y
el placer de nuestros cuerpos libres de tortura, mutilación o de violencia de
cualquier tipo.
3. El Derecho a la Privacidad Sexual: Es el derecho a tomar decisiones
individuales sobre tus comportamientos sexuales, disfrutando de todo aquello
que te haga sentir bien, es importante tener en cuenta que estos
comportamientos no deben interferir con los derechos sexuales de otros u
otras.
4. El Derecho a la Equidad Sexual: Se refiere a la oposición a todas las
formas de discriminación, independientemente del sexo, orientación sexual e
identidad de género.
10. 5. El Derecho al Placer Sexual: Es el derecho a disfrutar del ejercicio de tu
sexualidad, incluyendo el autoerotismo.
6. El Derecho a la Expresión Sexual Emocional: Es el derecho a expresar
nuestra sexualidad a través de la comunicación, el contacto y el amor. La
expresión sexual es más que el placer erótico de los actos sexuales.
7. El Derecho a la Libre Asociación Sexual: Significa la posibilidad de
casarse, de divorciarse o de convivir y de establecer otros tipos de
asociaciones sexuales.
8. El Derecho a planificar en forma libre y responsable: Es el Derecho que
toda persona tiene a decidir sobre tener hijos, hijas o no, el número y el
espaciamiento entre ellos. En este derecho esta incluido el acceso y a la
información veraz de todos los métodos de regulación de la fertilidad.
9. El Derecho a Información Basada en el Conocimiento Científico: Es el
derecho a saber todo sobre tu sexualidad y la forma como vivirla a plenitud,
disfrutarla con amor y cuidado para tu salud, con información que debe ser
generada a través de un proceso científico y ético y difundido en formas
apropiadas en todos los niveles sociales.
10. El Derecho a la Educación Sexual Integral-Comprensiva: Es el derecho
que todos y todas tenemos a conocer y comprender mejor nuestro cuerpo y
sexualidad, a estar informado sobre el funcionamiento y las respuestas que
este tiene a estímulos, este proceso dura toda la vida, desde el nacimiento, e
involucra la responsabilidad de todos y todas.
11. El Derecho al Cuidado de la Salud Sexual: El cuidado de la salud sexual
debe estar disponible para la prevención y el tratamiento de todos los
problemas, preocupaciones y desórdenes sexuales.
Salud sexual y salud reproductiva.
Es conveniente diferenciar la salud sexual, enfocada a la salud en las
relaciones sexuales y la salud reproductiva enfocada a la reproducción sexual
y a la procreación.
A pesar de las grandes diferencias existentes deben resaltarse las iniciativas
realizadas hasta la fecha. En algunos países se han llegado a implementar
servicios y programas a nivel gubernamental. No obstante, este tema aún
genera conflictos por los tabúes y mitos existentes, tales como que brindar
educación y atención en esta área generará libertinaje y no libertad; que
aumentarán las relaciones coitales no protegidas y la precocidad sexual. Este
fenómeno puede ocasionar que este tipo de programas pierdan continuidad y
respaldo político.
En este sentido, se aprecia la necesidad de crear espacios de discusión sobre
este tema, siendo esto una cuestión clave para el diseño de políticas de
juventud.
Así mismo, existe consenso en resaltar el deber de respetar la sexualidad del
ser humano y la libertad en sus opciones y decisiones. La salud sexual y la
salud reproductiva (que involucra aspectos de carácter biológico, psicológico,
11. sociológico y cultural), por tanto, debe basarse en tres principios:
individualización (tomar en consideración las diferencias individuales); respeto
a la dignidad humana (valores personales y de grupo) y libre determinación
(frente a las alternativas existentes es la persona quien decide en última
instancia).
La salud sexual es definida por la Organización Mundial de la Salud (OMS)
como "un estado de bienestar físico, emocional, mental y social relacionado
con la sexualidad; la cual no es solamente la ausencia de enfermedad,
disfunción o incapacidad. Para que la salud sexual se logre y se mantenga, los
derechos sexuales de todas las personas deben ser respetados, protegidos y
ejercidos a plenitud". [][]Por su parte, la Organización Panamericana de la Salud
(OPS) ha definido la salud sexual como "la experiencia del proceso permanente
de consecución de bienestar físico, psicológico y sociocultural relacionado con
la sexualidad. []Ambos organismos consideran que, para que pueda lograrse y
mantenerse la salud sexual, deben respetarse los derechos sexuales de todas
las personas. En efecto, para lograrla, la OMS asegura que se requiere un
"enfoque positivo y respetuoso de la sexualidad y las relaciones sexuales, así
como la posibilidad de tener relaciones sexuales placenteras y seguras, libres
de coerción, discriminación y violencia.
La salud reproductiva es un estado general de bienestar físico, mental y social.
Es la capacidad de disfrutar de una vida sexual satisfactoria sin riesgos de
procrear, y la libertad para decidir hacerlo o no hacerlo.
Es el conjunto de métodos, técnicas y servicios que contribuyen a la salud y el
bienestar reproductivos al evitar y resolver los problemas relacionados con la
salud reproductiva.
En 1994, en la Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo,
180 países aceptaron como meta que antes del año 2015 debía lograrse el
acceso universal a los servicios de salud de la reproducción y a la información
al respecto.
El área de salud sexual y reproductiva, aparte de ser un área programática del
UNFPA, juega un papel importante en la promoción de la igualdad de género.
Uno de los puntos principales es la prevención de la mortalidad materna a
través del apoyo para programas y modelos de prevención de morbilidad y
mortalidad materna. Otros enfoques temáticos de esta área son la integración
de la perspectiva de género a programas de prevención de VIH, con énfasis en
programas para los y las jóvenes, así como programas que vinculan los temas
de transmisión del VIH y la violencia sexual.
La salud sexual y de la reproducción constituye un derecho de hombres y
mujeres. Los derechos reproductivos se basan en el reconocimiento del
derecho básico de todas las parejas e individuos a decidir libre y
responsablemente el número de hijos, el espaciamiento de los nacimientos y el
intervalo entre estos, a disponer de la información y los medios para ello; y el
derecho a alcanzar el nivel más elevado de salud sexual y reproductiva.
12. También incluye su derecho a adoptar decisiones relativas a la reproducción
sin sufrir discriminación, coacciones, ni violencia, de conformidad con lo
establecido en los documentos de derechos humanos.
1) Derecho a la salud sexual y de la reproducción: como componente de la
salud general, a lo largo de todo el ciclo vital de las personas.
2) Derecho a adoptar decisiones con respecto a la procreación: incluidos la
elección voluntaria de cónyuge, la formación de una familia y la determinación
del número, el momento de nacer y el espaciamiento de los propios hijos; y el
derecho de tener acceso a la información y los medios necesarios para ejercer
una opción voluntaria.
3) Derecho a condiciones de igualdad y equidad de hombres y mujeres: a fin de
posibilitar que las personas efectúen opciones libres y con conocimiento de
causa en todas las esferas de la vida, libres de discriminación por motivos de
género.
4) Derecho a la seguridad sexual y de la reproducción: incluido el derecho a
estar libres de violencia y coacción sexual y el derecho a la vida privada.
Salud sexual y reproductiva adolescente.
sección incluye evaluaciones críticas de las revisiones sistemáticas publicadas
sobre la prevención del embarazo e intervenciones relacionadas con el
VIH/sida para mejorar la salud sexual y reproductiva de adolescentes. Estos
resúmenes están originariamente publicados en la Base de Datos de
Resúmenes de Revisiones de Efectividad (Database of Abstracts of Reviews of
Effects, DARE), que mantiene el Centro de Revisiones y Divulgación (Centre
for Reviews and Dissemination), de la Universidad de York, Reino Unido. Los
resúmenes a continuación se publican con autorización del Centro de
Revisiones y Divulgación.
13. Prevención del embarazo
Efectividad de las intervenciones de la salud reproductiva en
adolescentes en países en vías de desarrollo: revisión de la evidencia
Programas de prevención del embarazo entre adolescentes en la
escuela: revisión sistemática de los estudios clínicos controlados
aleatorizados
Infecciones de transmisión sexual, incluida la infección por el VIH
Efectividad de
las 40 intervenciones
para la reducción del
riesgo del SIDA en
adolescentes: una
revisión cuantitativa
Intervenciones
para la prevención del
virus de
inmunodeficiencia
humana (VIH) en las
adolescentes: ¿cuál es
el estado de la ciencia?
Intervenciones
para prevenir el VIH y
el SIDA en los
adolescentes de los países menos desarrollados: ¿son efectivas?
Intervenciones para reducir el riesgo de transmisión sexual del VIH en
los jóvenes: revisión y crítica metodológica de estudios clínicos
controlados aleatorizados
Una revisión sistemática de la efectividad de los programas de
prevención primaria para prevenir las enfermedades de transmisión
sexual en adolescentes.
El tema de la sexualidad adolescente genera bastante interés en los adultos y
en lo profesionales de salud que atienden jóvenes y adolescentes,
preocupación que no es exclusiva de la época actual.
Un historiador del siglo VIII antes de Cristo decía que “la juventud es frívola, no
como antes, en que se enseñaba a ser discreto y respetuoso de los mayores;
en cambio, ahora es impaciente e intolerante de los límites y restricciones”.
Siglos más tarde, Aristóteles afirma dice que cuando aparecen los cambios
puberales en el individuo aparecen tendencias ardientes, irritables,
apasionadas e impetuosas, y en relación al deseo sexual, los jóvenes practican
la no restricción.
14. En el año 2003, Tele trece advierte sobre el aumento de las enfermedades de
transmisión sexual; médicos especialistas afirman que estos males, comunes
entre los jóvenes, pueden provocar graves problemas, siendo el grupo más
afectado los adolescentes, que en promedio inician su vida sexual a los
dieciséis años.
En Febrero de 2003, el diario La Cuarta señala que “lolos son los más
promiscuos y contagiados, las enfermedades de transmisión sexual dieron el
manso brinco”, dando cuenta de un alarmante aumento de personas
contagiadas con alguna ETS debido a “un tremendo nivel de promiscuidad
dejado en evidencia en un estudio elaborado por la comisión nacional del
SIDA”, en el cual, el doctor Hurtado explicaba que “estas infecciones se dan
más frecuentemente entre los 15 y los 19 años, porque a esa edad son buenos
para tener relaciones sexuales en cuanto pueden hacerlo, pero sin usar
condón”.
Todas estas frases reflejan preocupación por las conductas sexuales de los
jóvenes, y lo más probable es que nos sigan preocupando, aunque no se
produzcan grandes cambios en ellas, lo que significa que el cambio debe
producirse en nosotros, como profesionales de la salud. Este cambio consiste
en comprender que el verdadero desafío es ayudar a los chicos para que no
sufran daños debido a las conductas propias de la sexualidad adolescente.
Se sabe que la sexualidad es parte del desarrollo normal, que cumple diversas
funciones y que es un derecho de todos, pero en esta etapa de la vida son
motivo de especial preocupación, debido a la existencia de posturas valóricas
encontradas entre el mundo adulto y adolescente. En los últimos años se han
producido cambios sociales muy rápidos, dando origen a grandes diferencias
entre lo que los padres piensan y lo que los chicos hacen o piensan.
A los padres les cuesta entender muchas cosas, ya que en su época se
“pololeaba” y no se “andaba” y el “carrete” no partía a las doce de la noche;
además, la comunicación con sus hijos es difícil debido a la falta de resolución
de sus propios conflictos en torno a la sexualidad, careciendo de herramientas
para abordarla.
En general, la preocupación comienza durante la adolescencia y se centra en
determinar la conducta sexual apropiada para los jóvenes, basándose en el
temor a las consecuencias de la relación sexual, pero sin tener las
herramientas para abordar el problema.
Los medios de comunicación ejercen mucha influencia en los jóvenes, lo que
no se debería desconocer, pero algunos padres no tocan el tema y los
colegios, tampoco, y parecen no ver cómo los jóvenes son bombardeados con
erotismo, sin entregarles las herramientas para que lo manejen y con ausencia
absoluta de contenido acerca de las consecuencias negativas.
Tanto en programas como en publicidad se promueven imágenes de cantantes
famosos con alto contenido erótico, y en Internet se puede tener acceso a todo
con sólo apretar un botón, desde páginas eróticas hasta conductas bizarras,
mientras que los padres, en su tiempo, con suerte pudieron ver una revista.
15. Por otra parte, existe una falta de información y formación en sexualidad; se
echa de menos un modelo sexual en los colegios, aún existe un enfoque
machista por parte de los papás y la responsabilidad sigue cayendo sobre las
mujeres.
Preocupa también el hecho de que la edad de la menarquia se ha adelantado;
hace 100 años era los 16,8 años y ahora es a los 12,5 años; además, ha
aumentado el lapso entre la madurez psicosocial y biológica, lo que está
retrasando la edad del matrimonio.
Otra fuente de preocupación son los factores propios del adolescente:
Alto grado de experimentación, que es normal para la época que están
viviendo.
Gran sentimiento de invulnerabilidad.
Dificultad para conversar de sexualidad con la pareja.
Falta de un adulto referente a quién pedir ayuda en sexualidad.
Difícil acceso a salud sexual y reproductiva.
Presencia de conductas de riesgo que influyen en la sexualidad, como el
consumo de alcohol y drogas.
La característica tendencia del adolescente a no planificar, de modo que no se
plantea el uso métodos anticonceptivos.
La presión ejercida en la mujer por su grupo de pares para iniciar la actividad
coital en forma precoz, catalogando despectivamente a la adolescente tranquila
(“perna”).
Estrategias de salud sexual y reproductiva en adolescentes.
A partir del año 2007 el Ministerio de Salud y Protección Social viene
implementando a nivel nacional la adopción del Modelo de servicios de salud
amigables y para adolescentes y jóvenes (SSAAJ), con el fin de facilitar el
acceso y la atención integral de la población joven y adolescente, en el marco
de los derechos de la salud, la salud sexual y la salud reproductiva.
Los Servicios de Salud Amigables para Adolescentes y Jóvenes
se plantean como “un modelo para adecuar las respuestas de los servicios de
salud a las necesidades de adolescentes y jóvenes de Colombia”. Hacen
referencia a la oferta de servicios de salud específicos para población
adolescente y joven, y son presentados por el Ministerio como estrategia
central para la Prevención del Embarazo en Adolescentes, en cumplimiento de
la Política Nacional de Salud Sexual y Reproductiva y del Plan Nacional de
Salud Pública, con el fin de reducir las barreras de acceso a servicios integrales
de salud y salud sexual y reproductiva a este grupo poblacional.
La estrategia tiene un enfoque integral de equidad de género y ejercicio de
derechos sexuales y reproductivos, y se enfoca en el fortalecimiento de la
16. capacidad institucional y de los actores del Sistema General de Seguridad
Social en Salud y la promoción de la participación activa de los y las jóvenes en
el diseño de programas de salud y salud sexual, ajustados a sus características
y necesidades.
El Modelo busca que las instituciones de salud se vuelvan “amigables” para los
adolescentes y jóvenes, que se conviertan en espacios de información,
orientación y atención de calidad, a través de estrategias novedosas y
ajustadas a las realidades, vivencias y expectativas de esta población y por ello
favorece la participación de los y las adolescentes y jóvenes y de la comunidad
en la construcción de un servicio de salud a la medida de sus necesidades, a la
vez que refuerza la capacidad técnica y humana de los prestadores de
servicios.
Cuando adolescentes y jóvenes son reconocidos como sujetos de derechos,
con capacidad para tomar decisiones, se sienten motivados y se convierten en
valiosos aliados para los servicios de salud. Con su apoyo es posible planear
mejor el servicio, ofrecerlo con estándares de calidad y evaluarlo de manera
crítica y permanente. Además contribuyen a la difusión de los servicios
ofrecidos.
Entre 2007 y 2011 se han implementado 850 servicios de salud amigables para
adolescentes y jóvenes de 10 a 29 años, en 695 municipios del país, con un
61% de cobertura, pasando de ser una estrategia focalizada en algunos
municipios a ser un programa nacional con respaldo y reconocimiento
internacional.
Adolecentes en su vida sexual.
Este periodo, que ocupa aproximadamente la horquilla entre los 11 y los 19
años, está plagado de cambios muy significativos en el desarrollo de la
persona. Cobran una significativa importancia el entorno social, sus normas y
los modos de afrontar y resolver los conflictos propios del desarrollo.
La pubertad es un periodo bisagra que queda solapado entre la infancia y la
juventud. Su inicio ocurre entre los 11 y 13 años, tanto para las niñas como
para los niños. En términos biológicos, la pubertad se refiere a la fase en la que
los niños y niñas presentan su desarrollo sexual. Después llegan los cambios
mentales y psicológicos, necesarios para afrontar la vida adulta. Conviene
distinguir al adolescente de los adultos y de los niños. No son 'niños grandes',
ni 'adultos inmaduros'. Son adolescentes que requieren de especial atención,
debido a que empiezan una etapa de grandes expectativas en la que adquieren
su propia identidad. Si el inicio de la pubertad comienza antes de los 8 años, se
considera prematuro. Si no llega hasta los 14 años, se califica como tardío. En
ambos casos conviene consultar con el médico.
En la adolescencia se produce la disonancia entre qué valores asumir como
propios, cuáles rechazar y cuáles conservar de los recibidos por el padre y la
madre.
17. Este periodo es especialmente delicado, y sobre todo individual. Si bien cada
persona es un sujeto diferente, en esta fase la distinción es exponencial por la
gran variabilidad en el desarrollo en chicos y chicas de la misma edad. En un
mismo grupo, en algunos aspectos homogéneo, conviven chicos y chicas de
aspecto completamente aniñado con otros con las características sexuales
secundarias plenamente desarrolladas: vello sexual, cambio de voz, senos
desarrollados, menstruación... Esto puede hacer que el adolescente pase por
un periodo en el que si está muy alejado del modelo de su grupo de referencia
se encuentre incómodo o desplazado. Para acompañarle en esta etapa es
fundamental entender, o al menos intentar entender lo que sucede y, en la
medida en que se pueda, reconducir las dificultades, las dudas e incluso la
rebeldía al campo de la normalidad y la naturalidad.
Una duda que comparten adultos y jóvenes es cuándo se deben iniciar las
relaciones sexuales, más si éstas incluyen el coito, lo que implica riesgo al
embarazo y mayor peligro de contagio de enfermedades de transmisión sexual.
Preocupa en especial el cómo saber el momento adecuado para iniciarse.
Aunque, en realidad, los comienzos son muy paulatinos: cogerse de la mano,
un beso en la cara o en la boca, caricias... No obstante, al final la duda se
concreta en saber cuál es la edad buena para empezar las relaciones sexuales
completas. Lo ideal es que se llegue a ese momento preparado
psicológicamente y que tanto el protagonista como sus progenitores y
educadores lo interpreten como un acto de responsabilidad y libertad. Por lo
tanto, la respuesta a esa duda no se puede reducir a ofrecer una edad para
iniciarse, porque el criterio cronológico no siempre se corresponde con la
madurez afectiva. La respuesta supone un análisis de la situación que
comprende diferentes factores.
En primer lugar, el adolescente debe analizarse a sí mismo y descubrir cuál es
su actitud personal ante el sexo, así como si es responsable para asumir las
consecuencias de mantener relaciones sexuales con otra persona. Debe ser lo
suficientemente maduro o madura como para adquirir una protección adecuada
para prevenir un embarazo y enfermedades de transmisión sexual. Pero
también hay que ser maduro para hacer frente a unas respuestas emocionales
y complejas, muy importantes para definir el futuro comportamiento. Se inician
los desengaños amorosos, el enamoramiento, la necesidad del otro.
Después llega el análisis del otro, es decir, de la persona con la que se va a
tener relaciones. Hay que estar seguro de que ofrece confianza y respeto.
Debe ser una persona adecuada con la que compartir la intimidad, y a la que
se llega desde la plena libertad, no con el propósito de satisfacer los deseos del
otro sin conocer los propios.
18. Para terminar, merece la pena reflexionar sobre la familia, el entorno y el grupo.
Las relaciones sexuales pertenecen a la intimidad de las personas, y por ello
no hay obligación de compartir con los demás detalles sobre ellas, salvo si se
quiere hacer o se necesita hacerlo; mucho menos seguir los dictámenes de los
otros sobre el ejercicio de la sexualidad. Los amigos lo son en la medida en
que respetan al prójimo y no le llevan a hacer cosas que no quiere o no está
seguro de querer. A los padres y madres, por lo general, les costará entender a
sus hijos como seres sexuales. Esto resulta comprensible pero no debe
empujarles a coartar la libertad de sus hijos.
Actividad sexual en adolescencia temprana.
El inicio de Ia actividad sexual en adolescentes, está asociada a pobre
planificación familiar (PF), mayor tasa de fecundidad y riesgo de adquisición de
enfermedades de transmisión sexual (ETS). Objetivo: Evaluar el impacto sobre
la fecundidad, planificación familiar y lesiones de cuello uterino en una
población de adolescentes y jóvenes, que iniciaron actividad sexual en la
adolescencia. Método: Estudio de cohorte retrospectiva.
19. Incluyó 845 adolescentes y jóvenes que iniciaron actividad sexual en la
adolescencia y que consultaron a una Institución Prestadora de Servicios de
Salud en Tuluá, Colombia.
El análisis incluyó estadísticas descriptivas, análisis de riesgo relativo (RR) y
atribuible a la exposición expresado en porcentaje, como indicadores de
asociación. Resultados: Hubo 203 adolescentes y 642 jóvenes.
El promedio de edad de inicio de la actividad sexual fue 16 años. El 49% no
realizaba tenía 1 hijo y 6,9% alguna lesión en cuello uterino.
Hubo asociación entre actividad sexual en la adolescencia temprana y tener un
hijo, al compararlo con el inicio de la actividad sexual en la adolescencia media.
El inicio precoz de la actividad sexual en adolescentes, el bajo uso de
anticonceptivos y el riesgo de lesiones cervicales. Programas educativos
conducentes al retraso del inicio de la actividad sexual, el uso de métodos
anticonceptivos efectivos y de barrera, permitirán reducir las cifras encontradas
en este estudio.
Adolescencia según la OMS es el período de la vida en el cual el individuo
adquiere la capacidad reproductiva, transita los patrones psicológicos de la
niñez a la adultez y consolida la independencia socioeconómica. Sus límites
han sido fijados entre los 10 y 19 años.
A la adolescencia se la puede dividir en tres etapas, con características
diferentes y a su vez con formas distintas de enfrentar la sexualidad y un
embarazo.
Adolescencia temprana (10 a 14 años). Adolescencia media (15 a 16 años) y
Adolescencia tardía (17 a 19 años).
La primera relación sexual cada vez ocurre en estadios de la vida más
tempranos y mientras más precoz ocurre el primer coito, mayor es el número
de parejas sexuales que tienen esas personas y por lo tanto los riesgos se
multiplican (embarazos, ETS).
Las estadísticas nos muestran que el inicio de la actividad sexual ocurre
alrededor de los 16 años, con un creciente índice de embarazos en
adolescentes y la presencia de SIDA en personas jóvenes.
El embarazo no planeado en esta etapa de la vida, se asocia con el inicio
temprano de relaciones sexuales y el uso inconsistente de métodos
anticonceptivos, incluyendo el condón.
20. El impacto del embarazo en la adolescencia es psicosocial y se traduce en
deserción escolar, mayor número de hijos, desempleo, fracaso en la relación
de pareja e ingresos inferiores de por vida. Contribuye a perpetuar el ciclo de la
pobreza y la "feminización de la miseria".
El embarazo en la adolescencia representa un serio problema social y se
considera desde el punto de vista medico y social como una situación de
riesgo.
La sexualidad y la adolescencia son dos conceptos, que juntos, en nuestra
sociedad y ámbito médico ocasionan inquietud por los riesgos que se tienen:
embarazo no planificado, enfermedades de transmisión sexual, además de las
críticas morales.
La adolescencia es un período importante en el proceso de construcción de
modelos socio-culturales.
Es la etapa más conflictiva en la relación entre padres e hijos. Los
adolescentes deben tomar decisiones respecto a la expresión sexual, que va
desde la abstinencia total, hasta la máxima promiscuidad. Esta fase del
desarrollo del joven depende en gran medida de las normas que rigen su
sociedad.