En la década de 1980 en Guatemala, la guerra civil continuó entre las poblaciones en conflicto y el ejército, mientras que el resto del país permaneció en gran parte ignorante. Aunque la guerra no afectó a toda la vida del país como en El Salvador y Nicaragua, la ausencia de información oficial y la desinformación ocultaron las acciones represivas del gobierno contra el creciente movimiento social. La política de "tierra arrasada" impuesta por Efraín Ríos Montt en 1982-1983 obligó a miles de campesinos a
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CONFLICTO ARMADO EN GUATEMALA
1. El inicio de la década de los años 80 en Guatemala estuvo caracterizado por
la continuación de una guerra donde únicamente las poblaciones en conflicto
y el ejército gubernamental sabían de eso. El resto del país ignoraba la mayor
parte de lo que estaba aconteciendo. La guerra al principio de abarcaba toda
la vida del país como ocurrió en El Salvador y Nicaragua. Pero esto no
implicaba que de una forma y otra la vida dentro de la nación estuviera
determinada de alguna manera por la guerra revolucionaria. La ausencia de
información oficial, pero si de mucha desinformación, se debió a una política
concebida con el afán de ocultar las acciones del gobierno, que iban dirigidas
hacia la supresión del movimiento social que se estaba gestando dentro del
seno de la población tradicionalmente explotada y cuyo fin era tomar el poder
por la vía armada.
2. El movimiento social tuvo orígenes mediatos en la llamada Revolución de
Octubre de 1944 y el levantamiento armado que se llevó a cabo durante la
década de los años setenta que propició la formación de las primeras
guerrillas modernas en Guatemala. Ambos sentaron el inicio de muchos
cambios sociales que beneficiaron a los más desposeídos, haciendo que se
incorporaran de una forma más participativa al acontecer de la vida
nacional.
Las cifras de la represión hacia el movimiento social tomaron carismas de
genocidio cuando los militares se dieron cuenta que tenían que golpear las
bases campesinas que sustentaban a la fuerza guerrillera para ganar la
guerra.
La política de tierra arrasada impuesta por Efraín Ríos Montt en 1982 y
1983, obligó miles de campesinos a abandonar el país y buscar refugio en
México, Estados Unidos y Belice.
3. Las cifras de la represión hacia el movimiento social tomaron carismas de
genocidio cuando los militares se dieron cuenta que tenían que golpear las
bases campesinas que sustentaban a la fuerza guerrillera para ganar la guerra.
La política de tierra arrasada impuesta por Efraín Ríos Montt en 1982 y 1983,
obligó miles de campesinos a abandonar el país y buscar refugio en México,
Estados Unidos y Belice.
El efecto de la contraofensiva militar, así como la participación de indígenas en
la guerra, originaron cambios sustanciales que modificaron el perfil tradicional
de las sociedades indígenas así como se conocían antes del conflicto.
El doctor Carlos interino en su tesis “Los medios de Comunicación durante el
conflicto interno dice:
El conflicto armado interno guatemalteco que duro 36 años, dejó una cauda
de unos cien mil muertos, un millón de desplazados, miles de torturados y
desaparecidos, el gremio periodístico no escapó a esa vorágine de sangre,
desesperación y dolor.
4. Muchas veces la información que llega a los usuarios no es la versión
de lo que realmente sucedió sino el resultado de la interpretación,
somatización y tratamiento periodístico que los medios dan a los
hechos
El conflicto armado interno, creador de sentido discursivo: el
lenguaje de la guerra
Durante el conflicto armado interno guatemalteco, los medios de
comunicación jugaron en términos generales, un papel muy
conservador. Si bien es cierto que a nivel personal los periodistas,
especialmente reporteros, fueron víctimas del sistema violento que se
vivió esos años, a nivel institucional y empresarial, los medios se
plegaron a las directrices que el ejército, actor político-militar
preponderante en esa época, impuso a toda la sociedad.
De esta cuenta, el conflicto armado interno fue creando su propio
sentido discursivo, impuesto desde la cúpula militar y algunos
sectores conservadores del país.