4. Métodos de
investigación clínica
y epidemiológica
4.ª edición
Josep M.a
Argimon Pallás
Doctor en Medicina y Cirugía
Especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública
Master of Science (M. Sc) en Epidemiología
Master of Science (M. Sc) en Atención Sanitaria basada en la evidencia
Servicio Catalán de la Salud
Josep Jiménez Villa
Doctor en Medicina y Cirugía
Especialista en Medicina de Familia y Comunitaria
División de Evaluación de Servicios Sanitarios. Servicio Catalán de la Salud
ERRNVPHGLFRVRUJ
6. v
Presentación............................................................ix
Parte I. Principios generales
de investigación
1. El proceso de la investigación clínica y
epidemiológica..............................................3
2. Bases metodológicas de la investigación
clínica y epidemiológica...............................7
3. Ética e investigación....................................15
Parte II. Tipos de estudio
4. Clasificación de los tipos de estudio.........29
5. Estudios experimentales I:
el ensayo clínico aleatorio..........................33
6. Estudios experimentales II:
otros diseños................................................49
7. Estudios de cohortes...................................64
8. Estudios de casos y controles.....................74
9. Estudios descriptivos...................................87
10. Revisiones sistemáticas...............................97
Parte III. Elaboración del
protocolo de estudio
11. Protocolo de investigación.......................109
12. Objetivo del estudio..................................113
13. Variable de respuesta.................................121
14. Población de estudio.
............................... 135
15. Tamaño de la muestra.
............................. 142
16. Muestreo.................................................... 155
17. Formación de los grupos
de estudio..............................................163
18. Medición de variables.............................. 173
19. Selección y definición
de las variables........................................ 181
20. Diseño de cuestionarios.......................... 188
21. Validación de cuestionarios.
.................... 200
22. Estrategia de análisis.
................................. 211
23. Sujetos a incluir en el análisis..................221
24. Gestión del estudio.
.................................. 232
25. Solicitud de ayuda
para la financiación.................................. 242
Parte IV. Interpretación
de resultados
26. Interpretación de resultados.
................... 249
27. Papel de la estadística.
.............................. 253
28. Potencia de un estudio.
............................ 265
29. Sesgos......................................................... 272
30. Confusión y modificación
del efecto.
.................................................280
31. Inferencia causal....................................... 292
32. Aplicabilidad práctica
de los resultados....................................... 298
Parte V. Publicación
33. Comunicación científica..................... 311
34. El artículo original.....................................316
Índice
7. vi
Índice
Anexos
Anexo 1
Medidas de frecuencia...................................327
Anexo 2
Medidas de asociación.
..................................333
Anexo 3
Sensibilidad y especificidad..........................339
Anexo 4
Análisis de la concordancia.
..........................345
Anexo 5
Medidas del efecto de un
tratamiento......................................................350
Anexo 6
Análisis de una revisión sistemática.
............353
Anexo 7
Guía para la elaboración
de un protocolo de estudio.
..........................358
Anexo 8
Cálculo del tamaño de la muestra
en situaciones especiales............................... 361
Anexo 9
Elección de la prueba estadística..................364
Tablas
Tabla A
Número de sujetos necesarios
para la estimación de una proporción
(variable cualitativa).
.......................................371
Tabla B
Número de sujetos necesarios
para la estimación de una media
(variable cuantitativa)....................................372
Tabla C
Número de sujetos necesarios en cada
grupo de estudio para la comparación
de dos proporciones. P1 corresponde
a la proporción menor de las dos que
se comparan....................................................374
Tabla D
Número de sujetos necesarios en cada
grupo de estudio para estimar un riesgo
relativo (RR)....................................................385
Tabla E
Número de sujetos necesarios en cada
grupo de estudio para estimar una
odds ratio (OR).
................................................388
Tabla F
Número de sujetos necesarios en cada
grupo de estudio para la comparación
de dos medias mediante la prueba de
la t de Student-Fisher.....................................390
Tabla G
Número de sujetos necesarios en cada
grupo en estudios de equivalencia...............393
Tabla H
Número de sujetos necesarios para
la estimación de la concordancia
intraobservador.
..............................................395
Tabla I
Número de sujetos necesarios para la
estimación de la concordancia intra
e interobservador............................................395
Tabla J
Número de sujetos necesarios para
estimar una asociación entre dos
variables cuantitativas mediante
el coeficiente de correlación
de Pearson.......................................................396
Tabla K
Número de sujetos necesarios por grupo
para detectar una determinada razón
de riesgos en estudios que utilizan
análisis de supervivencia...............................397
Tabla L
Números aleatorios.
.......................................398
Índice alfabético.............................................399
8. vii
Índice
Contenido Online
Casos estudio
Glosario de términos en español e inglés
Preguntas abiertas de cálculo
Preguntas con respuesta verdadero/falso
Preguntas de múltiple elección
Presentaciones didácticas
10. ix
Es un placer para nosotros presentar la cuarta edición de la obra Métodos de investigación,
cuya primera edición se publicó hace más de 20 años. La idea de escribir un libro surgió
a partir de la experiencia de realizar diversos cursos de metodología de la investigación
dirigidos a profesionales sanitarios. En aquella primera edición pretendimos escribir un
texto sobre fundamentos del método científico que fuera útil para los profesionales que se
inician en el campo de la investigación en ciencias de la salud. Con esta filosofía intentamos
que el libro fuera lo más sencillo y didáctico posible, centrado en los pasos que se siguen
para elaborar un protocolo de investigación, pero a la vez riguroso, como corresponde a
un libro de método.
En la segunda edición, se incorporaron nuevos temas, aunque intentando no perder el
espíritu de la primera, con la pretensión de que fuera útil, no solamente para los profesio-
nales que se inician en la investigación, sino también para aquellos con experiencia previa
en este campo, y para los que quieran aumentar sus capacidades para leer e interpretar
críticamente un artículo científico.
La tercera edición incorporaba nuevos temas que iban adquiriendo una importancia
mayor en el área de la investigación clínica y epidemiológica, como los aspectos éticos y
las revisiones sistemáticas de la literatura científica como herramienta útil para la toma de
decisiones. También trataba con mayor profundidad algunos temas de especial relevancia,
como por ejemplo los estudios experimentales, que pasaban a ocupar dos capítulos.
Esta cuarta edición consolida las anteriores. Su hilo conductor continua siendo la elabo-
ración de un protocolo de estudio, de forma que aquellos profesionales que se enfrentan
al reto de diseñar una investigación puedan seguir paso a paso sus distintas fases, desde los
planteamientos iniciales y la definición del objetivo hasta la planificación de la estrategia
de análisis. Además de revisar todos los contenidos, especialmente algunos relacionados
con la gestión del proyecto, se ha incluido un nuevo capítulo dedicado específicamente a la
variable de respuesta dada su importancia y la creciente utilización de variables subrogadas
y combinadas en investigación clínica, aspecto que requiere realizar consideraciones
especiales. También se han revisado en profundidad y ampliado los aspectos relacionados
con los estudios de equivalencia y no-inferioridad, cada vez más frecuentes, que presentan
algunos elementos diferenciales relevantes en relación con los estudios habituales de
superioridad, especialmente en la determinación del tamaño de la muestra o la inter-
pretación de sus resultados.
Las páginas dedicadas a la interpretación de resultados suponen una parte importante
del libro, ya que un investigador debe ser capaz de discutir honestamente sus hallazgos, y
los profesionales sanitarios deben poder leer y evaluar críticamente la literatura. Con estas
finalidades se presentan los aspectos relacionados con las posibles limitaciones de la validez
y la aplicabilidad práctica de los resultados.
Con la finalidad de mantener la utilidad práctica del estudio, los conceptos teóricos
se ilustran con más de 300 ejemplos, muchos de ellos revisados y actualizados, que se
diferencian en el texto para no entorpecer la lectura de los capítulos.
Presentación
11. x
Presentación
Como en ediciones anteriores, agradecemos a los profesionales que han participado en
nuestros cursos, tanto presenciales como a distancia, sus comentarios y sugerencias, así
como al Dr. Amando Martín Zurro, que constantemente nos anima a mantener actualizada
esta obra.
Los autores
Barcelona, 2012
12. Parte | 1 |
Principios generales de investigación
1 El proceso de la investigación clínica
y epidemiológica 3
2 Bases metodológicas de la investigación
clínica y epidemiológica 7
3 Ética e investigación 15
15. 4
Principios generales de investigación
Parte | 1 |
contrastar empíricamente dichas hipótesis y rechazar
o aumentar el grado de corroboración de las teorías
aceptadas en ese momento.
Una investigación es un proceso sistemático, orga
nizado y objetivo, destinado a responder a una pre
gunta. El término sistemático significa que se aplica el
método científico (fig. 1.1), de manera que, a partir
de la identificación de un problema y la revisión de
los conocimientos existentes, se formula una hipóte
sis, se define el objetivo del estudio y se recogen unos
datos según un diseño preestablecido, cuyo análisis
e interpretación conducen a unas conclusiones, la
difusión de las cuales permitirá modificar o añadir
nuevos conocimientos a los ya existentes, iniciándose
entonces de nuevo el ciclo. Por organizado se entiende
que todos los miembros de un equipo investigador
siguen un mismo protocolo de estudio y aplican las
mismas definiciones y criterios a todos los partici
pantes, actuando de forma idéntica ante cualquier
duda. La palabra objetivo indica que las conclusiones
que se obtienen no se basan en impresiones subjeti
vas, sino en hechos que se han observado, medido y
analizado, intentando evitar cualquier prejuicio en
la interpretación de los resultados.
El control de las condiciones de investigación es
un elemento clave del método científico. Sin embar
go, los problemas que interesan a los investigadores
son fenómenos complejos y difíciles de medir, que
suelen representar los efectos de múltiples factores.
Si se pretende aislar las relaciones entre fenóme
nos, el científico debe intentar controlar los factores
que no están siendo investigados de forma directa,
lo que resulta más difícil de conseguir en el mundo
real que en un laboratorio. Por ello, el método cien
tífico aplicado a la investigación en seres humanos
no solamente presenta limitaciones morales y éticas,
dada la dificultad de controlar los múltiples factores
que pueden influir, la complejidad del ser humano
como objeto de investigación y los problemas de
medición de algunas de sus funciones.
El resultado de la investigación es conocimiento,
pero para que el conocimiento generado por un
estudio pase a formar parte de la ciencia, es necesario
que se presente a la comunidad científica en una
manera que permita juzgar su validez de una forma
independiente. Así, las ideas producto de la intui
ción, la inspiración o la imaginación tienen un alto
grado de subjetividad y suelen ser poco fiables. Para
cruzar la frontera de la ciencia, deben trasladarse
a un proyecto de investigación, que es evaluado por
un comité independiente que se encarga de excluir
aquello que no tiene sentido o que no puede con
siderarse ciencia. Si el proyecto pasa este filtro y la
investigación se lleva a cabo, debe pasar otro, que es
el de su revisión por expertos para decidir si tiene la
calidad y el interés suficientes para ser publicada y
poderse difundir entre la comunidad científica. Las
publicaciones secundarias y la elaboración de revi
siones suponen un nuevo filtro, ya que seleccionan
los mejores estudios y permiten contrastarlos con
otras investigaciones. El paso del tiempo y la expe
riencia en la aplicación de los resultados se encargan
de cribar los que pasan a formar parte del cuerpo de
conocimientos vigente (fig. 1.2).
Por tanto, una adecuada gestión del conocimiento
debe pasar por la promoción de la investigación útil
(producción de información orientada a la resolu
ción de las incertidumbres asociadas a problemas de
salud concretos), su adecuada diseminación (trans
ferencia del conocimiento a la práctica profesio
nal) y la formación de los profesionales sanitarios
(capacitación técnica para interpretar, comunicar,
compartir y utilizar dicho conocimiento). Sin un
adecuado fomento de estos aspectos, difícilmente
la investigación tendrá el impacto esperado en la
práctica de la medicina.
Figura 1.1 Ciclo del método científico.
17. 6
Principios generales de investigación
Parte | 1 |
la población de estudio (criterios de selección de los
participantes, número de sujetos necesario, procedi
miento de reclutamiento, formación de los grupos
de estudio, etc.), las variables (variable de respuesta
principal, otras variables que será necesario medir,
instrumentos de medida, etc.), la recogida de datos
y la estrategia de análisis.
Dado que la utilidad de una investigación de
pende en gran medida de que sus resultados sean
aplicables en la práctica, es fundamental la correcta
difusión del trabajo realizado en el ámbito adecuado
y su inclusión en las bases de datos internacionales
para que pueda ser identificado, localizado y eva
luado por los profesionales sanitarios. Por ello, los
aspectos relacionados con la comunicación científica
son también importantes.
Finalidades
de la investigación
Esquemáticamente, puede considerarse que existen
dos grandes categorías de investigación.
La primera corresponde a la investigación que
busca ampliar los conocimientos existentes sobre
la salud, la enfermedad o el proceso de atención
sanitaria (p. ej., estimando la frecuencia con que
aparece una enfermedad o describiendo sus carac
terísticas), cuya utilidad principal es la generación
de ideas e hipótesis (investigación descriptiva). Este
tipo de investigación se caracteriza por la ausencia
de hipótesis de trabajo previas, y puede ser exclusi
vamente descriptiva, lo que supone la observación,
descripción y catalogación de determinados hechos,
o tener una orientación más exploradora, dirigida
al descubrimiento de relaciones entre fenómenos.
Si se utiliza el método científico para realizar las
observaciones, los estudios descriptivos pueden ser
muy útiles y suelen ser fundamentales como base
del desarrollo de hipótesis.
La segunda categoría corresponde a la investiga
ción dirigida a evaluar las intervenciones realizadas
para mejorar la salud, prevenir la enfermedad o
impulsar los procesos de atención sanitaria, deter
minando sus efectos y contrastando las hipótesis de
trabajo (investigación analítica). Este tipo de investi
gación parte de una hipótesis previa, y puede tener
una orientación explicativa, que busca comprender
el porqué de los fenómenos, o bien predictiva, en el
sentido de que intenta hacer predicciones fiables y
brindar la posibilidad de controlar determinados
problemas, a pesar de que, con los conocimientos
y tecnologías disponibles actualmente, escapan a la
comprensión absoluta.
Ambas categorías tienen en común el hecho de
que el investigador trata de responder a la pregunta
de investigación de una forma válida y precisa, di
señando el estudio de manera que disminuyan las
probabilidades de existencia de errores que puedan
conducirle a una respuesta equivocada. Es mejor
tardar en incorporar conocimientos, aunque sean
ciertos, que incorporar datos falsos.
Orientación
de la investigación
Como veremos en los capítulos siguientes, a lo largo
de todo el proceso de una investigación deben to
marse múltiples decisiones sobre muchos aspectos,
como los criterios de selección de los participantes,
la exclusión de determinados grupos de personas, el
ámbito de realización o la duración del estudio, el
seguimiento de los sujetos, etc., que condicionan la
validez del estudio para responder a la pregunta de
investigación y su utilidad para extrapolar o genera
lizar sus resultados.
La mayor parte de los estudios que se realizan en
la actualidad, especialmente los dirigidos a evaluar la
eficacia de los tratamientos, se diseñan con la finali
dad de obtener el mayor grado posible de control de
las condiciones de la investigación, es decir, la mayor
validez interna posible, por lo que existen importantes
limitaciones a la hora de extrapolar sus resultados a
la práctica clínica habitual.
Este problema es especialmente relevante si tene
mos en cuenta que los resultados de estas investi
gaciones son la base para la toma de decisiones en
la práctica clínica, de manera que, aunque se insiste
mucho en la necesidad de basar dichas decisiones
en evidencias científicas, en la práctica se dispone
de pocos datos de lo que ocurre en realidad en la
población a la que se desea aplicar los resultados y
en las condiciones reales de la práctica diaria.
Además, los principales retos actuales de la inves
tigación clínica, como las patologías crónicas, las
actividades preventivas o los efectos a largo plazo
de las intervenciones en poblaciones con problemas
complejos o con comorbilidad, requieren una orien
tación más pragmática del diseño de los estudios.
19. 8
Principios generales de investigación
Parte | 1 |
Error sistemático
Un error sistemático, o sesgo, es un error en el di
seño del estudio, ya sea en la selección de los suje
tos (sesgo de selección) o en la medición de las varia
bles (sesgo de información), que conduce a una estima
ción incorrecta o no válida del efecto o parámetro
que se estudia.
Sesgo de selección
El sesgo de selección puede aparecer al elegir una
muestra que no represente de forma adecuada a la
población de estudio o al formar los grupos que se
van a comparar.
Ejemplo 2.1. Supongamos que se desea estimar
la prevalencia de una enfermedad en los sujetos
adultos residentes en un municipio (población de
estudio). Para ello, se estudian los cien primeros
sujetos que acuden a la consulta en un centro de
salud (muestra estudiada). Obviamente, los sujetos
que acuden a la consulta no son representativos
de la población del municipio, ya que tienen una
mayor probabilidad de estar enfermos, por lo que se
obtendría una estimación sesgada de la prevalencia
de la enfermedad.
Ejemplo 2.2. Supongamos que se estudia la rela
ción entre la aparición de cáncer de pulmón y la
exposición previa al humo del tabaco. Se observa
que el 90% de los sujetos con cáncer de pulmón
ingresados en un hospital (casos) eran fumadores.
Supongamos, además, que los individuos del grupo
control se eligen entre los pacientes ingresados en
el servicio de neumología, de forma que la mayoría
de ellos padece limitación crónica al flujo aéreo
(LCFA), y que el 88% había estado expuesto al ta
baco. Ante estos resultados se podría concluir erró
neamente que no existe asociación entre el tabaco
y el cáncer de pulmón, ya que el tanto por ciento
de fumadores es muy similar en ambos grupos. Sin
embargo, la selección del grupo control no ha sido
muy afortunada, ya que la LCFA está relacionada
con el tabaco, lo que enmascara su asociación con
el cáncer de pulmón. En general, si se eligen como
controles personas con enfermedades relacionadas
positiva o negativamente con la exposición, se está
introduciendo un sesgo de selección.
Los sesgos de selección también se pueden pro
ducir durante el seguimiento de los participantes si
la probabilidad de desarrollar la enfermedad entre
los sujetos que se pierden es diferente en cada uno
de los grupos.
Ejemplo 2.3. Consideremos un estudio que com
para dos intervenciones (A y B), administradas cada
una de ellas a un grupo de 100 sujetos, y que se pro
ducen 20 pérdidas durante el seguimiento en cada
uno de los grupos (tabla 2.1). El porcentaje de éxitos
con ambas intervenciones es del 50% entre los que
finalizan el estudio, por lo que se podría concluir
que poseen la misma eficacia. Sin embargo, entre las
pérdidas, sólo el 1% de los sujetos que recibieron la
intervención A fue clasificado como éxito, mientras
que con la intervención B lo fue un 50%. Cuando se
calculó el tanto por ciento total de éxitos resultó que
la intervención B fue la más eficaz. Así pues, aunque
el porcentaje de pérdidas sea el mismo en ambos
grupos, se puede producir un sesgo de selección, ya
que sus características son diferentes.
Otra situación que puede producir un sesgo de se
lección es la existencia de preguntas no contestadas,
lo que suele ocurrir en las encuestas transversales.
Ejemplo 2.4. Supongamos un estudio en el que
se desea determinar la prevalencia de consumo de
tabaco entre los profesionales sanitarios de una
determinada zona geográfica. Para ello, se selec
ciona una muestra aleatoria de 500 profesionales,
a los que se les envía un cuestionario. Contestan
300 profesionales, de los que 75 (25%) reconocen
que fuman. Si la prevalencia de consumo de tabaco
entre quienes no han respondido es diferente de
la que existe entre los que sí lo han hecho, la cifra
Tabla 2.1 Sesgo de selección debido a pérdidas de seguimiento (ejemplo 2.3)
Intervención A Intervención B
Eficacia entre los sujetos
que finalizan el estudio
40/80 (50%) 40/80 (50%)
Eficacia entre los sujetos
que no lo terminan
1/20 (5%) 10/20 (50%)
Total 41/100 (41%) 50/100 (50%)
21. 10
Principios generales de investigación
Parte | 1 |
que no existiera asociación con el factor de estudio,
por lo que debe formarse de manera que sea compa
rable con el grupo de estudio en todos los aspectos
excepto en la exposición o el tratamiento que recibe.
Así, en un ensayo clínico serviría para determinar la
respuesta esperada en ausencia de la intervención,
o en un estudio de casos y controles, para estimar el
tanto por ciento esperado de sujetos expuestos si no
existiera asociación con la enfermedad.
Efectos que controlar
Si no se utiliza un grupo control, es difícil saber si
los resultados obtenidos son debidos al factor de
estudio o a otros efectos que no se han controlado. A
continuación se describen los principales efectos que
se han de controlar cuando se diseña un estudio.
Efecto Hawthorne
El efecto Hawthorne es una respuesta inducida por el
conocimiento de los participantes de que están sien
do estudiados. La participación en un estudio puede
cambiar el comportamiento de los individuos tanto
del grupo de estudio como del de control. El hecho
de explicarles en qué consiste la experiencia, unido a
que durante un tiempo deban visitar al médico con
más frecuencia, puede hacer que los participantes
alteren sus hábitos y obtengan una respuesta que no
puede ser atribuida al factor de estudio.
Se describió por primera vez durante la década de
1920, cuando la Western Electric Company llevó a
cabo una serie de experiencias en su fábrica Hawthorne
de Chicago con el fin de determinar el efecto de la
iluminación en la producción. Los grupos control
trabajaron bajo una iluminación constante, mientras
que en los grupos experimentales era variable, aumen
tada o disminuida. El resultado fue que la producción
se incrementó no sólo en los grupos de estudio, con
independencia de la intensidad de la iluminación, sino
también en los grupos control. Parecía claro, pues, que
el simple hecho de que los trabajadores sabían que
eran vigilados supuso un aumento de la producción.
En los estudios sin grupo de comparación es muy
difícil discernir entre el efecto de la intervención y el
debido al hecho de saberse estudiado. Con un grupo
de comparación, este efecto no se elimina, pero es de
esperar que ocurra por igual en ambos grupos y, de
este modo, es posible conocer cuál es el verdadero
efecto de la intervención.
Ejemplo 2.9. Un ensayo clínico evaluaba dos es
trategias para reducir el número de peticiones de
laboratorio y radiología solicitadas por los médicos
residentes de primer año (Martin et al, 1980). Un
tercer grupo, al que no se le practicaba ninguna in
tervención, sirvió de control. Los residentes tenían
conocimiento de la existencia del estudio y de cuál
era su objetivo. Cuando se comparó el número de
peticiones al inicio y al final del estudio de cada
grupo, se obtuvieron diferencias estadísticamente
significativas en todos ellos, incluido el de control,
lo que sugería la existencia de un efecto Hawthorne.
Sin embargo, al comparar los grupos entre ellos, se
observó que los dos grupos de estudio tuvieron un
descenso significativo en el número de peticiones en
relación con el grupo control, lo que sugiere que las
estrategias puestas en marcha fueron efectivas.
Efecto placebo
El efecto placebo se puede definir como la respuesta
que se produce en una persona enferma como con
secuencia de la administración de un tratamiento,
pero que no puede considerarse como un efecto
específico del mismo. Por esta razón, cuando una
enfermedad no tiene un tratamiento activo conoci
do o ampliamente aceptado y se quiere evaluar la
eficacia de un nuevo fármaco, es importante que al
grupo control se le administre un tratamiento lo
más parecido posible al nuevo fármaco en todas las
características, excepto en la actividad farmacológica,
con el fin de controlar el efecto placebo. El hecho
de tener un grupo control al que se administre un
placebo permite aislar el verdadero efecto debido a
la intervención. Sin grupo de comparación es im
posible diferenciar qué parte se debe al efecto del
fármaco y cuál a otros.
Regresión a la media
Se entiende por regresión a la media la tendencia de
los individuos que tienen un valor extremo de una
variable a presentar valores más cercanos a la media
de la distribución cuando esta variable se mide por
segunda vez.
Los tratamientos, o intervenciones en general,
se ensayan cuando una variable que expresa una
enfermedad o un factor de riesgo presenta valores
fuera de lo común, por lo que es posible que en
subsecuentes mediciones los valores sean menos
extremos, incluso en ausencia de una intervención
eficaz. Así puede suceder, por ejemplo, cuando se
seleccionan sujetos porque en una visita presentan
un valor elevado de la presión arterial, y sin em
bargo, en visitas posteriores algunos tienen cifras
más bajas simplemente por la variabilidad de la
presión arterial, y no por un efecto del tratamiento
en estudio.
23. 12
Principios generales de investigación
Parte | 1 |
de controles fumadores que toman café habitual
mente (75:100) es mucho mayor que la proporción
de los no fumadores (50:200).
Un factor de confusión puede sobrestimar o in
fraestimar un efecto.
Ejemplo 2.12. Consideremos un estudio en el que
se evalúa la asociación entre el ejercicio físico y el
infarto agudo de miocardio (IAM), partiendo de
la hipótesis de que a más ejercicio físico, menor
es el riesgo de sufrir un IAM. Una variable que po
dría ejercer de factor de confusión sería la edad.
Por un lado, es más probable que los más jóvenes
realicen más ejercicio (relación con la variable de
estudio) y, por otro, que tengan un riesgo menor
de desarrollar un IAM (relación con la enferme
dad). Si se cumplen estas condiciones, la edad ac
tuaría como un factor de confusión que tendería a
sobrestimar el efecto protector del ejercicio físico
sobre el IAM.
Ejemplo 2.13. Siguiendo con el ejemplo anterior,
el sexo también podría ser un factor de confusión,
ya que los hombres suelen realizar más ejercicio
físico que las mujeres y, además, presentan un riesgo
mayor de padecer un IAM. Así pues, la asociación
protectora del ejercicio físico sobre el IAM quedaría
infraestimada si no se tuviera en cuenta la diferencia
en la proporción de hombres y mujeres que pudiera
haber en la muestra.
En la situación más extrema, un factor de confu
sión puede invertir la dirección de una asociación:
es la llamada paradoja de Simpson.
Ejemplo 2.14. Rothman (1986) presenta el siguiente
ejemplo: «supongamos que un hombre entra en una
tienda para comprarse un sombrero y encuentra
una estantería con 30, 10 de ellos negros y 20 grises.
Descubre que 9 de los 10 sombreros negros le van
bien, pero que de los 20 grises sólo le van bien 17.
Por tanto, toma nota de que la proporción de som
breros negros que le van bien es del 90%, mientras
que la de los grises es sólo del 85%. En otra estantería
de la misma tienda encuentra otros 30 sombreros,
20 negros y 10 grises. En ella, 3 (15%) de los som
breros negros le van bien y sólo 1 (10%) de los grises.
Antes de que escoja un sombrero, la tienda cierra y
él decide volver al día siguiente. Durante la noche,
un empleado ha puesto todos los sombreros en una
única estantería: ahora hay en ella 60 sombreros,
30 de cada color. El cliente recuerda que el día anterior
la proporción de sombreros negros que le iba bien
era superior en ambas estanterías. Hoy se da cuenta
de que, aunque tiene delante los mismos sombreros,
una vez mezclados, sólo el 40% de los sombreros ne
gros (12 de 30) le va bien, mientras que, de los grises,
le va bien el 60% (18 de 30)». Aunque este curioso
cambio es conocido como la paradoja de Simpson,
no es realmente ninguna paradoja. Este fenómeno
es análogo al de confusión, que puede distorsionar
una asociación, incluso hasta el punto de cambiar
su dirección.
La identificación de las variables que pueden ser
potenciales factores de confusión es, a menudo, di
fícil. El conocimiento teórico sobre los mecanismos
causales de la respuesta y la revisión de estudios
que hayan abordado un objetivo similar serán de
gran ayuda para conocer qué variables pueden ser
Tabla 2.2 Control de un factor de confusión. Estudio hipotético de la asociación entre consumo
de café y cáncer de laringe (ejemplo 2.11)
Café (+) Café (−) Total
Datos globales
Enfermos con cáncer de laringe 175 (58%) 125 (42%) 300 (100%)
Controles 125 (42%) 175 (58%) 300 (100%)
Fumadores
Enfermos con cáncer de laringe 150 (75%) 50 (25%) 200 (100%)
Controles 75 (75%) 25 (25%) 100 (100%)
No fumadores
Enfermos con cáncer de laringe 25 (25%) 75 (75%) 100 (100%)
Controles 50 (25%) 150 (75%) 200 (100%)
25. 14
Principios generales de investigación
Parte | 1 |
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deal with regression to the
mean in intervention studies.
Lancet. 1996;347:241-2.
27. 16
Principios generales de investigación
Parte | 1 |
de la penicilina –hecho del que no se informó a los
participantes– y a pesar de que los datos mostraban
claramente un peor pronóstico y un aumento de la
mortalidad entre los sujetos infectados. El estudio
se finalizó en 1972 debido a la presión social que se
creó cuando el público general tuvo conocimiento
del mismo. Ante las críticas, los investigadores ar-
gumentaron que, dado que los participantes eran
afroamericanos pobres, aunque no hubieran parti-
cipado en el estudio tampoco habrían tenido acceso
al tratamiento.
Ejemplo 3.2. Willowbrook era una institución del
estado de Nueva York para personas con deficiencias
mentales donde se realizaron diferentes estudios para
analizar la historia natural de la hepatitis y los efectos
de lagammaglobulina sobreella.Lossujetosdeestudio
eran niños a los que se infectaba deliberadamente con
el virus. Los investigadores defendían esta actuación
argumentando que la mayoría de los niños internados
en el centro acababa adquiriendo la infección de forma
espontánea.
Ejemplo 3.3. Ejemplos más recientes son los es-
tudios, publicados a finales de la década de 1990,
realizados en países en vías de desarrollo, sobre la
prevención de la transmisión vertical del virus de la
inmunodeficiencia humana (VIH). Prácticamente
todos los estudios utilizan un grupo control al que
administran placebo a pesar de que existen pruebas
sobre la eficacia de determinados tratamientos y de
la existencia de recomendaciones sobre su uso en
países occidentales (Angell, 1997; Lurie y Wolfe,
1997). De forma similar, en un ensayo clínico alea-
torio realizado en Uganda sobre la profilaxis de la
tuberculosis en adultos VIH positivos con prueba
positiva de la tuberculina (Whalen et al, 1997), el
grupo control recibió placebo a pesar de la existencia
de recomendaciones elaboradas por los Centers for
Disease Control (CDC) desde 1990.
Como respuesta a estos y otros casos se han
elaborado diferentes códigos éticos y normativas
legales para guiar la realización de investigaciones
con seres humanos. Los dos pilares fundamentales
son el Código de Núremberg, elaborado en 1947,
tras la Segunda Guerra Mundial (http://www.cirp.
org/library/ethics/nuremberg/; versión traducida al
castellano en http://www.pcb.ub.edu/bioeticaidret/
archivos/norm/CodigoNuremberg.pdf) y la Decla-
ración de Helsinki, elaborada por la Asociación
Médica Mundial en 1964 y revisada en diferentes
ocasiones, que se considera la principal referencia
mundial de investigación biomédica (http://www.
wma.net/en/30publications/10policies/b3/index.
html; versión traducida al castellano en: http://www.
wma.net/es/30publications/10policies/b3/).
La Declaración de Helsinki presenta los princi-
pios éticos básicos de toda investigación médica en
seres humanos, incluida la investigación de mate-
rial humano y de información identificables, y los
aplicables cuando ésta se combina con la atención
médica. Esta declaración se ha revisado en diversas
ocasiones: Tokio (1975), Venecia (1983), Hong
Kong (1989), Somerset West (1996), Edimburgo
(2000) y Seúl (2008). En la última revisión se han
incorporado aspectos como la inclusión, entre los
deberes del médico en una investigación, además
de la protección de la vida, la salud, la dignidad,
la integridad y la intimidad de los participantes,
la confidencialidad de la información personal o
el registro de todo ensayo clínico en una base de
datos de acceso público antes del reclutamiento del
primer sujeto.
Dado que estos códigos eran difíciles de interpretar
y aplicar en ocasiones, y se iban produciendo nuevos
casos de investigaciones no éticas, como el de Willow-
brook (ejemplo 3.2) y especialmente el de Tuskegee
(ejemplo 3.1), el congreso de EE.UU. creó en 1974 la
Comisión Nacional para la Protección de Sujetos Hu-
manos en la Investigación Biomédica y Conductual,
para que elaborara un documento que enunciara
los principios éticos básicos para formular, criticar e
interpretar reglas o normas específicas de aplicación
práctica en la investigación clínica en seres huma-
nos. En 1978 esta comisión presentó el documento
sobre principios éticos y pautas para la protección
de sujetos humanos de la investigación conocido
como Informe Belmont (http://www.hhs.gov/ohrp/
humansubjects/guidance/belmont.html; versión
traducida al castellano en http://www.pcb.ub.edu/
bioeticaidret/archivos/norm/InformeBelmont.pdf),
origen de la moderna teoría ética de la investigación
clínica, en el que se definen los tres «principios éticos
básicos»: el respeto por las personas, la beneficencia
y la justicia.
Una de las principales aportaciones del Informe
Belmont, como comenta De Abajo (2001), fue el
reconocimiento de que la investigación clínica es
una actividad primariamente cognoscitiva, y no
beneficente como la práctica clínica, y por lo tanto
se requería una justificación diferente de la que se
había dado hasta ese momento. La legitimación
ética y social de la investigación biomédica en seres
humanos debería venir dada por el hecho de que la
práctica clínica, para poder considerarse correcta,
debe estar basada en pruebas objetivas y no, o al
menos no tanto o primariamente, en opiniones y
experiencias personales. La existencia de pruebas
científicas distingue las prácticas validadas de las
29. 18
Principios generales de investigación
Parte | 1 |
No maleficencia
El principio de no maleficencia obliga a no infligir
daño a los participantes en el estudio, ya que su
protección es más importante que la búsqueda de
nuevo conocimiento o el interés personal o profe-
sional en el estudio. Por lo tanto, deben asegurarse
la protección, la seguridad y el bienestar de los
participantes, lo que implica, entre otras cosas, que
los investigadores deben tener la formación y las
calificaciones científicas apropiadas y que los centros
donde se realiza el estudio deben ser adecuados.
Significa también que los riesgos para los partici-
pantes deben ser aceptables y que, si no lo son, no
deben incluirse aunque los sujetos estén de acuerdo
en participar.
Beneficencia
Este principio supone procurar favorecer a los sujetos
de la investigación, no exponiéndolos a daños y ase-
gurando su bienestar. Los riesgos e incomodidades
para las personas participantes deben compararse
con los posibles beneficios y la importancia del co-
nocimiento que se espera obtener, de manera que
la relación sea favorable.
Implica también que la pregunta que se desea
responder debe ser científicamente válida y, por lo
tanto, que existe una justificación adecuada para
realizar el estudio, que el diseño es correcto desde
el punto de vista metodológico, ya que si no lo es,
cualquier riesgo para los sujetos es innecesario, y
que el número de sujetos es el adecuado, es decir,
que no sea excesivo ni insuficiente.
Autonomía
El principio de respeto por las personas o de auto-
nomía se relaciona con la capacidad de una persona
para decidir por ella misma. Dado que esta capa-
cidad puede estar disminuida por diferentes moti-
vos, como en los casos de ignorancia, inmadurez o
incapacidad psíquica, cualquiera que sea su causa,
o por restricciones a la libertad (como el caso de
las prisiones), estos grupos vulnerables deben ser
especialmente protegidos.
Este principio también implica garantizar la
confidencialidad de la información que se recoge,
asegurando la protección de los datos.
El procedimiento formal para aplicar este principio
es el consentimiento informado, que es el otorgado por
una persona que reúne los siguientes requisitos:
• Es competente o capaz legalmente para otorgar el
consentimiento (la competencia legal plantea la
necesidad de obtener el consentimiento a través
de un representante legal en los casos de sujetos
menores de edad e incapaces).
• Ha recibido la información necesaria.
• Ha comprendido adecuadamente dicha informa-
ción.
• Después de considerar la información, ha toma-
do voluntariamente una decisión, libre de coac-
ción, intimidación, persuasión, manipulación,
influencia o incentivo excesivo.
Así pues, el consentimiento informado es el pro-
cedimiento que garantiza que el sujeto ha expresado
voluntariamente su intención de participar en el
estudio, después de haber comprendido la infor-
mación que se le ha dado sobre el mismo. Desde
el punto de vista ético, lo más importante no es la
obtención del consentimiento, sino el proceso por
el que se obtiene. Debe quedar claro que no se le
pide que participe, sino que se le invita a hacerlo, y
se le debe permitir reflexionar, responder a sus dudas
y preguntas, y ofrecer la posibilidad de consultar
con otros profesionales. Dado que la voluntariedad
puede verse afectada fácilmente por la posición de
autoridad e influencia del profesional y que puede
existir cierta persuasión difícil de evitar en la relación
médico-paciente, algunos autores sugieren que sería
preferible que el consentimiento lo obtuviera una
persona diferente al médico que atiende habitual-
mente al sujeto, para evitar el conflicto de roles entre
clínico e investigador (Morin et al, 2002).
En los ensayos clínicos, la hoja de información para
solicitar el consentimiento de un posible participante
debe contener información sobre el objetivo del es-
tudio, su metodología, los tratamientos que pueden
serle administrados (incluyendo placebo si procede),
los beneficios esperados para él o la sociedad, las
molestias, incomodidades y riesgos derivados del
estudio (visitas, pruebas, etc.), los posibles aconte-
cimientos adversos, otras alternativas terapéuticas
disponibles, el carácter voluntario de su participación,
la garantía de que puede retirarse en cualquier mo-
mento sin perjuicios ni alteraciones de la relación
médico-enfermo, los aspectos relacionados con la
confidencialidad de los datos, las compensaciones
económicas y los tratamientos en caso de daño o
lesión, y el nombre del investigador responsable del
ensayo y de resolver sus dudas, y cómo contactar con
él en caso de urgencia (cuadro 3.1).
Ejemplo 3.4. En un análisis de 101 protocolos
de ensayos clínicos aprobados en dos hospitales
generales universitarios españoles, Ordovás et al
(1999) evaluaron la información aportada en las
hojas de información al paciente, la legibilidad
formal de dichas hojas y el nivel de complejidad
31. 20
Principios generales de investigación
Parte | 1 |
de salud, de forma que los resultados esperables
justifiquen la realización del estudio.
El estudio debe tener la suficiente validez científica
o rigor metodológico, de forma que pueda garanti-
zarse razonablemente que conducirá a la respuesta
correcta a la pregunta de investigación. Sin validez
metodológica, la investigación no puede generar el
conocimiento deseado, ni producir beneficio alguno
ni justificar la exposición de sujetos a riesgos o moles-
tias. Además, los participantes en un estudio asumen
que de su colaboración se obtendrá un provecho, por
lo que el diseño deficiente de un estudio incumple
también este compromiso ético implícito.
Un aspecto que provoca controversia en la comu-
nidad científica es el uso de placebo en los ensayos
clínicos cuando existen alternativas terapéuticas efec-
tivas disponibles. Mientras que para muchos autores
no es ético utilizar un grupo que recibe placebo en
estas situaciones, para otros podría ser aceptable
siempre que no se perjudicara al paciente por el
hecho de diferir el inicio de un tratamiento efectivo
(Temple y Ellenberg, 2000). En relación con este
tema, la Declaración de Helsinki establece que los
posibles beneficios, riesgos, costos y eficacia de toda
intervención nueva deben ser evaluados mediante
su comparación con la mejor intervención probada
existente. Como excepciones, considera que el uso
de placebo puede ser aceptable en estudios para los
que no hay una intervención probada existente,
y cuando, por razones metodológicas, científicas y
apremiantes, su uso es necesario para determinar
la eficacia y la seguridad de una intervención, pero
no implica un riesgo, efectos adversos graves o daño
irreversible para los pacientes, aunque previene contra
el abuso de esta opción.
El estudio debe ser llevado a cabo por investigadores
competentes, científicamente cualificados, es decir, con
la suficiente formación en metodología científica y
capacidad para alcanzar los objetivos de la investiga-
ción. También deben ser clínicamente competentes,
es decir, capaces de proporcionar la atención adecua-
da a los sujetos, por ejemplo detectando precozmente
los efectos adversos que puedan aparecer o compro-
bando la ausencia de motivos de exclusión.
La selección justa de los sujetos afecta tanto a la
definición de los criterios de selección como a la
estrategia de reclutamiento de los participantes, de
forma que solamente los objetivos científicos del
estudio, y no otras consideraciones como la vulnera-
bilidad, el privilegio u otros factores no relacionados
con el propósito de la investigación, deben guiar la
determinación de los sujetos o grupos que van a ser
seleccionados.
Una investigación implica el uso de fármacos,
intervenciones o procedimientos sobre los que existe
incertidumbre acerca de sus riesgos y beneficios. Un
estudio solamente está justificado cuando se han mi-
nimizado los riesgos potenciales para los sujetos y se
han favorecido sus potenciales beneficios, y cuando
la relación entre los beneficios para los sujetos y la
sociedad y los riesgos es equilibrada o favorable a
los primeros.
Es importante la evaluación independiente del pro-
tocolo del estudio por personas ajenas a la inves-
tigación que minimicen el posible impacto de los
potenciales conflictos de intereses. Aunque hoy día
la revisión y aprobación de un protocolo por los
Comités Éticos de Investigación Clínica (CEIC) es un
requisito legal únicamente en algunos estudios con
medicamentos, cada vez hay una mayor tendencia
a que estos comités evalúen cualquier tipo de inves-
tigación realizada en seres humanos.
El consentimiento informado es el requisito que ha
recibido mayor atención. Su finalidad es asegurar
que los sujetos deciden voluntariamente participar
o no en un estudio, y que aceptan solamente cuan-
do la investigación es consistente con sus valores,
intereses y preferencias.
El respeto por los sujetos no finaliza con la firma
del consentimiento, sino que debe mantenerse a
lo largo de todo el estudio e incluso después, tanto
si han aceptado como rechazado participar en el
mismo. Implica, por ejemplo, mantener la confi-
dencialidad de los datos recogidos sobre los sujetos
candidatos, permitir que abandonen el estudio sin
penalización, informar a los participantes si aparece
nueva información sobre la intervención o su pro-
blema de salud que pueda ser relevante, o monito-
rizar cuidadosamente su estado de salud durante el
seguimiento.
La obligatoriedad de compensar a los sujetos por
cualquier lesión que pueda producirse relacionada
con su participación en el estudio es un requisito
que cada vez se considera más importante.
El estudio debe realizarse con honestidad, de
acuerdo con el protocolo y los mecanismos de mo-
nitorización y control de calidad suficientes para
garantizar la calidad de los datos recogidos y el cum-
plimiento de los principios éticos.
El último requisito es la comunicación puntual y
precisa de los resultados.
Los Comités Éticos
De Investigación Clínica
Uno de los componentes esenciales de la realización
responsable de la investigación es su supervisión. La
mayoría de los reglamentos actuales requieren la
revisión y aprobación por parte de comités de ética
33. 22
Principios generales de investigación
Parte | 1 |
Por lo tanto, el hecho de que una investigación
clínica se realice en colaboración con la industria
farmacéutica no es por sí mismo éticamente cues-
tionable, sino que el profesional debe ser capaz de
conjugar sus obligaciones como médico y como
investigador. Para ello debe tener una formación
específica en los aspectos éticos de la clínica y la
investigación, así como en metodología científica,
y aceptar participar solamente en estudios relacio-
nados con su área de experiencia y que hayan sido
aprobados por un CEIC, asegurándose de que la
presentación y publicación de los resultados no
se retrasará u obstaculizará de forma injustificada.
Además, la compensación económica que recibe
debe estar en consonancia con el esfuerzo que se le
solicita. Lo que es cuestionable desde el punto de
vista ético es no declarar o no hacer explícitos los
potenciales conflictos de intereses relacionados con
la investigación.
Ética Y Publicación
Científica
El resultado de la investigación es conocimiento,
pero para que pase a formar parte de la ciencia, este
conocimiento individual debe presentarse de modo
que su validez pueda juzgarse de forma indepen-
diente. No puede considerarse que una investigación
ha finalizado hasta que no se ha difundido a la co-
munidad científica, lo que habitualmente significa
su publicación en una revista y su inclusión en las
bases de datos bibliográficas.
Por consiguiente, tanto los autores como los edito-
res de las revistas médicas tienen obligaciones éticas
con respecto a la publicación de los resultados de su
investigación. La Declaración de Helsinki establece
que los autores tienen el deber de tener a la dispo-
sición del público los resultados de su investigación
en seres humanos y que son responsables de la inte-
gridad y exactitud de sus informes, y recuerda que
se deben publicar tanto los resultados negativos e
inconclusos como los positivos o, en caso contrario,
deben estar a la disposición del público.
Así pues, los aspectos éticos de la investigación no
se limitan a los relacionados con el diseño, la ejecu-
ción, el análisis y la interpretación de los resultados,
sino que también incluyen la comunicación que se
hace de los mismos y la forma en que se difunden a
los profesionales que deben aplicarlos. Por lo tanto,
la publicación científica, la realización de revisiones
sistemáticas y la elaboración de guías de práctica clí-
nica, así como la influencia que pueden tener sobre
la práctica clínica, también son aspectos importantes
que se deben tener en cuenta.
En el proceso de comunicación científica son cua-
tro los principales actores implicados:
1. Los investigadores o autores de los manuscritos,
que no solamente deben haber llevado a cabo el
estudio con el rigor adecuado y respetando los
principios éticos, sino también haber redactado
el manuscrito con claridad y honestidad. Dada
la presión que existe para publicar, por motivos
académicos, profesionales o económicos, pueden
existir conflictos y conductas inapropiadas relacio-
nados con aspectos como el concepto de autoría,
la decisión de publicar o no un estudio, la pu-
blicación múltiple o fragmentada, la fabricación
o falsificación de datos o el plagio, por ejemplo.
2. Los editores de las revistas, que deben establecer
los mecanismos que garanticen la calidad de las
publicaciones, y dado que son los responsables
de tomar la decisión de publicar o no un trabajo,
deben evitar cometer abusos desde su posición
de privilegio.
3. Los asesores externos (consultores o revisores),
que participan en el proceso de revisión de los
manuscritos (peer-review) y aconsejan al comité
editorial sobre la pertinencia de la publicación de
los trabajos y redactan unos comentarios para los
autores con la finalidad de mejorar la calidad y la
presentación de los artículos. Su función es evaluar
los manuscritos escrupulosamente y con imparcia-
lidad, respetando la confidencialidad y mantenien-
do en todo momento el «juego limpio».
4. Los lectores, que deben ser capaces de leer crí-
ticamente los artículos que se publican, inter-
pretarlos correctamente y valorar la aplicabilidad
de los resultados a su propia práctica.
En todas las fases de la comunicación científica
son múltiples los conflictos de intereses que pue-
den presentarse. Dado que la literatura científica
es la principal fuente de evidencias que se utiliza
en la toma de decisiones y en la elaboración de las
guías de práctica clínica y las recomendaciones para
la atención de los pacientes, el impacto que estos
conflictos pueden tener sobre la práctica es muy
importante.
El proceso de revisión de manuscritos
(peer-review)
Todo el proceso de la comunicación científica pivota
sobre un mecanismo de selección de manuscritos
basado en su evaluación por expertos (peer-review),
cuyos objetivos principales son evitar la publicación
de trabajos de mala calidad científica, de material no
original y de trabajos que no contengan información