1. METASE A POLITIQUERO<br />Enrique era un joven campesino, que optó por ser politiquero, es necesario explicar sucintamente la diferencia entre política y politiquería; aparte del acento es muy fácil, pues la política, según Aristóteles en el mito de Prometeo, la define como el arte de vivir en sociedad, y la politiquería es el arte de mentir y engañar a la sociedad.<br />Este joven soñador se preparó en su terruño hasta la secundaria, o sea hasta que tuvo la oportunidad, pues terminando su bachillerato, lo reclutaron dizque para servirle militarmente a esta sufrida patria.<br />Como a Enrique lo que sobraba era la malicia del aborigen y la mala voluntad del español, no acabó de recibir la mocha, como dicen los reservistas, cuando ya los caciques del pueblo no hallaban donde ponerlo. Le cambiaron el camuflado por una corbata, y la metralleta por discursos promesas, que aunque leía y releía, no entendía ni ¨jota¨.<br />Como ya se aproximaban los comicios electorales, al muchacho lo pusieron a aprender sobre los gajes de la politiquería; por ejemplo: como se mercadea con los votos; como se compran conciencias y lo más importante, el chantaje.<br />Uno de esos días, el aficionado a politiquero, vio como llegaban los buses hasta las cachas de gente forastera. Al observarlo su mentor en semejante asombro, lo regañó.<br /> -¿Dónde está tu espíritu deductivo ala? ¿No te das cuenta que son votos constantes y sonantes? Vuele rápido- le dijo el entrenador.<br />- Ordéneles a los empleados que cuando esta chusma comprada llegue, los atiendan con mucho esmero, que no reparen en gastos, pues como los voticos ganemos o perdamos nos los pagan, pero shiiiis- le indicó silencio con el dedo.<br />El lugar donde estaba ubicado Enrique, era la misma puerta de ingreso a la piscina, y era el sitio estratégico para que el pupilo siguiera aprendiendo tan noble profesión, o sea todas las mañas que de la politiquería, exige la burocracia. Los delfines, perdón, los candidatos se movían estratégicamente dándoles instrucciones a los lagartos, perdón, perdón a los compradores de votos. <br />-Este es el doctor don fulanito, único candidato a la alcaldía, no se les olviden que hay que marcarlo así- y lo hacía en unos tarjetones didácticos, que a propósito valen un jurgo, pero sólo sirven para enseñar a sufragar. Para el Honorable Concejo, estos son los propios para levantar polvo y astillas cuando de joder se trata; no nos importa que en las sesiones se queden dormidos, o que en pleno debate y delante de las barras, se saquen los apodos y de ser posible los cueritos al sol.<br />El pobre campesino se decía para sus adentros; carajo me levanto un puestico con estos lagartos durante tres años y como ya estoy bien afiladito, me voy para donde mi familia y mis amigos; y con la ayuda de estos amigos, los convenzo para que me la próxima campaña y lo que soy yo; me lanzo de candidato a ¡alcalde! Bueno hay vamos viendo por el camino, y si no comienzo por comer concejo.<br />En su puesto de observación y aprendizaje, el ingenuo político oía las conversaciones entre los candidatos: -Mire mi doctor; si usted no me aprueba todos los proyectos que yo presente, olvídese que le apruebe los suyos-<br />-¡No! Como se te ocurre ala chatico lindo- decía el otro –Tenemos que luchar como hermanos; Además nos toca aplanchar a los concejales de la oposición, e imponer el gamonalismo-<br />Cuando se presentaron las candidaturas para el nuevo periodo, el campesino creyó ciegamente en las palabras de sus mentores políticos, y convenció a sus familiares y verdaderos amigos pintándoles pajaritos en el aire para que lo apoyaran en sus aspiraciones. De cierta manera los obligó a empeñar las cositas y vender sus propiedades para que le financiaran la campaña, Estaba seguro que sus antiguos maestros le ayudarían a conseguir sus anhelos, como él les había colaborado. Lo que ignoraba Enrique era que los otros, los de siempre, los mismos con las mismas, a tenía sus candidatos y le pegarían su puñalada trapera, dejándolo a la deriva. Cuando ya le habían hecho gastar hasta el último centavo de sus parientes, lo mandaron para la mierda con una mano adelante y otra atrás, a seguir halando la burra del rabo para pagar las deudas, pero eso si; la satisfacción que le quedó, fue que hasta le dijeron ¡doctor!. Usted también estudie para politiquero, que si no da plata, por lo menos le deja muchas satisfacciones.<br />