1. Con citas de enseñanzas del DR. WAYNE GRUDEM, autor del libro Doctrinas Bíblicas: Editorial Vida LOS PROFETAS DE HOY Por el profesor Les Thompson
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12. Una instrucci ón de Pablo: Pablo dice a los tesalonicenses: «No desprecien las profe c ías; sométanlo todo a prueba, aférrense a lo bueno» (1 Ts 5:20-21). Cuando Pablo les dice «sométanlo todo a prueba», seguramente incluía las profecías que acababa de mencionar en la frase previa. Al animarles a que se aferren «a lo bueno» estaba indicando que las profecías conten ían algunas cosas que eran buenas y otras que no lo eran. Esto es algo que nunca podría haberse dicho de las palabras de un profeta del Antiguo Testamento, ni tampoco de las enseñanzas autoritativas de un APÓSTOL del Nuevo Testamento.
13. Otro consejo paulino: Una evidencia más extensa sobre los profetas del Nuevo Testamento la hallamos en 1 Corintios 14, donde Pablo dice: « En cuanto a los profetas, que hablen dos o tres , y que los demás examinen con cuidado lo dicho». No podemos imaginarnos que como a un profeta del Antiguo Testamento, como Isaías por ejemplo, se hubiera dicho: «Escuchen lo que digo y exam í nenlo con cuidado. Separen lo bueno de lo malo, lo que deben aceptar de lo que no deben aceptar». Si en el Nuevo Testamento las palabras de los profetas tuvieran autoridad divina absoluta, habría sido pecado examinarlas. Pero aquí Pablo ordena hacerlo, sugiriendo que los profetas en los tiempos del Nuevo Testamento no tienen la misma autoridad que los del Antiguo Testamento.
14. ¿C ómo han de ser recibidas las “profecías” hoy día? Las profecías en la iglesia de hoy se deben considerar como palabras habladas por humanos , y no necesariamente venidas de Dios. No son iguales en autoridad que las palabras de la Biblia. Y deben ser examinadas, extrayendo lo bueno de lo malo, el erro r de la verdad.
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16. Pablo indica que Dios puede traer espontáneamente algo a la mente para que la persona que profetiza lo informe en sus propias palabras. Pablo llama a esto «revelación». « Si alguien que está sentado recibe una revelación, el que esté hablando ceda la palabra. Todos pueden profetizar por turno, para que todos reciban instrucción y aliento » (1Co 14:30-31).
17. Pablo se refiere a algo que Dios puede de repente traer a la mente o imprimir en la conciencia de alguien de tal manera que la persona se de cuenta que viene de Dios. Pablo usa los términos revelar y revelación en un sentido amplio, ya que es una comunicación de Dios. A su vez, no resultan ser iguales en aut o ridad a las Escrituras ( vea Mt 11:27; Ro 1:18; Ef 1:17; Fil 3:15).
19. La diferencia entre “profec ía” y “enseñanza ”. Una profec ía se basa en una revelación que inesperadamente alguien recibe de Dios Una enseñanza es simplemente una explicaci ón o aplicación estudiada que se hace de las Escrituras
20. El don de la ENSEÑANZA El don de la enseñanza en el Nuevo Testamento es la facultad de explicar la Biblia y aplicarla a la vida de las personas. En Héchos 15:35, Pablo, Bernabé y « muchos otros » están en Antioquía « e nseñando y anunciando la palabra del Señor ». En Corinto, Pablo se quedó un año y medio « enseñando entre el pueblo la palabra de Dios» (Hch 18:11). Otro caso: los lectores de la Epístola a los Hebreos, aunque debían haber sido maestros, tenían necesidad más bien de que alguien les volviera a enseñar « las verdades más elementales de la palabra de Dios » (He 5:12).
21. Toda la «profecía» del Nuevo Testamento se basa en la instigación espontánea del Espíritu Santo (cf. Hch 11:28; 21:4,10-11; y obsérvense los conceptos de profecía representados en Lc 7:39; 22:63-64; Jn 4:19; 11:51). En el Nuevo Testamento ningún acto del habla humana que se llama «enseñanza», sea hecho por un «maestro» o se describa con el verbo enseñar, jamás se dice que se basa en una «revelación». Diferencia entre profecía y enseñanza
22. La enseñanza en términos de las epístolas del Nuevo Testamento consistía en la repetición y explicación de las palabras de la Biblia (o de enseñanzas igualmente a utoritativas de Jesús y de los apóstoles ) y la aplicación de estas a los oyentes. En las epístolas del Nuevo Testamento, lo que se clasifica como «enseñanza» se parece mucho a lo que hoy quer e mos decir al referirnos a la s clases en una iglesia donde se hace «enseñanza bíblica» seria.