1. Teoría Unidad Intermedia Forma
María Alejandra Carvajal
201313514
El Origen De La Forma.
El origen de la forma arquitectónica a lo largo de la historia ha sido cuestionable debido a la
subjetividad que involucra a la labor del arquitecto, razón por la cual no ha sido posible
establecer un método universal que defina precisamente la manera correcta de componer.
Asimismo, gracias a dicho subjetivismo el rol del profesional en la sociedad ha sido debatible
en múltiples ocasiones, como lo es mencionado en el libro “Sources of the Architectural
Form”, puesto que no solamente puede ser considerado como un técnico al servicio de las
artes sino también al servicio de la ciencia.
En otras palabras, a pesar de que cada individuo al diseñar puede llegar a desarrollar una de
las dos cualidades con mayor relevancia que la otra, el arquitecto finalmente se encuentra
inmerso en ambas disciplinas que pueden ser consideradas como opuestas. Por consiguiente,
la arquitectura surge como una reconciliación entre aquel dualismo y así mismo la forma
como una reconciliación de diversos aspectos, al utilizar elementos externos e internos que
se unen bajo una misma finalidad de satisfacer al hombre; de esta manera, por medio del
texto se pretende explicar el origen de la forma a través de la necesidad del sujeto, que
involucra no solamente una serie de factores externos sino también la intuición del
profesional.
En primer lugar, es preciso resaltar a la arquitectura como una herramienta dispuesta al
servicio del hombre, ya que desde un inicio su propósito ha sido el de suplir las necesidades
básicas del individuo interviniendo el mundo en el que habita. Por esta razón, la forma en un
principio debe considerarse como el resultado de varios esfuerzos por generar espacios lo
más cómodos y habitables posibles, que a pesar de recurrir a la funcionalidad para responder
esencialmente a unos requisitos, también debe crear un producto que ocasione belleza.
2. Dado a que el proceder del arquitecto al realizar un proyecto debe mediar entre la lógica
común de los espacios y la posibilidad de producir algo estéticamente bello, su obra puede
llegar a ser juzgada y descreditada de su valor al fallar en alguno de estos dos aspectos. Es
decir, que así como un edificio que causa admiración por su belleza no es apreciado si es
imposible de habitar debido a su mala funcionalidad, tampoco será valorado si
contrariamente tiene una lógica correcta pero no ocasiona ninguna emoción a simple vista.
Ahora bien, es pertinente profundizar en la educación que recibe el arquitecto basándose en
la dualidad mencionada anteriormente, ya que gracias a ella no solo toman importancia los
factores influyentes en la búsqueda de la forma sino también se definen las pautas
primordiales de una composición exitosa. Inicialmente, el enfoque utilizado al educar se ha
basado en poder explotar las cualidades tanto artísticas como lógicas del profesional,
evocando así principios de la tradicional Escuela de Bellas Artes como de la Escuela
Politécnica que actualmente se siguen usando en la práctica laboral.
Específicamente, retomando el capítulo dos del libro “Composition, Non-Composition” es
posible dar un claro ejemplo de la influencia que inculco la Escuela Politécnica en el modo
de diseñar, puesto que hoy en día se siguen utilizando ciertos paradigmas propuestos por uno
de sus principales representantes Jean Nicolas Louis Durand. Concretamente, dicha
atribución se enfoca en los factores externos implicados en el origen de la forma, ya que la
escuela planteaba como objetivo de la arquitectura el realizar proyectos aptos para su
propósito teniendo en cuenta la utilidad y el componente económico involucrado en todo
edificio.
De esta manera, Durand no solo resalta la importancia del entendimiento del programa que
es crucial en toda composición, sino que además plantea una solución ante la preocupación
del arquitecto por poder representar gráficamente sus ideas que se sigue manipulando en la
actualidad. Por ende, la geometría descriptiva basándose en el uso de la planta, el corte y el
alzado, sigue siendo recurrente debido a que se quiere tener una perspectiva lógica del
proyecto; sin embargo, se hacen innecesarias las planchas determinantes de la forma
propuestas por el maestro, ya que cada individuo tiene una imagen distinta de cómo concebir
la arquitectura a pesar de tener unas mismas condicionantes.
3. Por el contrario, estableciéndose en el noveno capítulo del libro mencionado anteriormente
se puede deducir como la Escuela de Bellas Artes exalta el deseo del sujeto por tener el
control de su diseño, convirtiéndola así en otro de los factores fundamentales del principio
de la forma. En vista de la importancia en el desarrollo del taller es posible explotar las
cualidades artísticas e intuición del profesional, pero guiándose específicamente por el taller
dirigido por Julien Guadet es notorio que el resultado de la composición no se puede enseñar
en sí mismo; en todo caso, dando ciertas bases de aquellos elementos primarios que
conforman a la arquitectura, el individuo es capaz de crear diferentes combinaciones
espaciales hasta lograr una totalidad armoniosa.
En resumidas cuentas, gracias al eclecticismo que ha surgido en la educación por querer
implementar múltiples teorías se ha forjado un personaje empírico y artístico a la vez, que al
concebir una forma acude a conocimientos de orígenes contrarios pero tomados en cuenta
con la misma finalidad de suplir la necesidad del hombre por habitar. Dichos componentes
se tratan no solo de sus percepciones internas sino que también se tienen en cuenta los
factores ajenos que pueden influir en la concepción de un edificio, como lo son las
condiciones del lugar, el lote, el programa, el uso al cual es destinado, entre otros.
En segundo lugar, después de haber expuesto algunos de los principios clásicos que han
direccionado el enfoque de muchas de las academias dedicadas a enseñar la labor del
arquitecto, es preciso resaltar que a partir de la época medieval algunos de los paradigmas
empezaron a ser cuestionados gracias a una necesidad en sí misma. En otras palabras, el
sujeto al sentir un deseo por explicar el mundo desde otro punto de vista y por encontrar
novedosas soluciones a los problemas que se le presentan, comienza a debatir los
fundamentos de la disciplina dando lugar a distintas alteraciones que conducirán a lo que se
conoce como la arquitectura hoy en día.
Particularmente, a partir de la llegada de Viollet le Duc las bases del diseño comenzaron a
cambiar hasta obtener la aparición de lo que serían los tres maestros de la arquitectura
moderna, debido a un interés por crear nuevas soluciones que suplieran la necesidad de
liberar el espacio de la hasta entonces indiferente estructura. Sin embargo, basándose en el
libro “Composition Non-Composition” solamente hasta el capítulo dieciocho el arquitecto
Frank Lloyd Wright recalca la importancia de considerar al proyecto y al habitante como uno
4. solo, al igual que lo pretende enfatizar el presente texto que finalmente considera como
objetivo de la arquitectura el permitirle al hombre habitar un espacio determinado.
Previamente, ciertos arquitectos como Garnier y Robertson concordaron en el hecho de que
la arquitectura debería dirigirse hacia la planeación de espacios más cómodos y habitables al
servicio del individuo, pero únicamente por medio de la ideología de Wright se lograron
fundar las bases de una arquitectura más humana. Para ilustrar, aquella ideología propuesta
por el maestro es representada a partir de una planta orgánica que permite generar un
crecimiento en todas sus direcciones, dando así fluidez al espacio y libertad a un orden abierto
que conforma una unidad incompleta puesto que se encuentra en continua evolución.
Por último, es pertinente destacar que por medio de la planta orgánica y el desarrollo
ilimitado de la misma se logra llevar al arte de diseñar a otro nivel, ya que se anticipa a
posibles cambios que puedan surgir con el paso del tiempo convirtiéndola así en una entidad
viva. De esta manera, la forma encuentra la posibilidad de suplir una de las necesidades
naturales del sujeto como lo es el crecer y evolucionar, ya que gracias a la plasticidad ahora
presente en la arquitectura dicho crecimiento hace parte de la obra misma.
En conclusión, no es posible establecer un método universal para explicar el origen de la
forma, debido al subjetivismo que abarca a la arquitectura y al eclecticismo que se genera en
la educación de la misma. Sin embargo, aquella disciplina ha progresado con el paso del
tiempo debido a las necesidades que se le presentan al individuo por cambiar algo que ya está
dado, para cada vez buscar una mejor solución a los problemas que se le presentan.
Así mismo, es posible deducir que la arquitectura no consiste en buscar un diseño que logre
adaptarse a múltiples funciones, ya que la variedad de necesidades que le surgen a un
profesional al realizar un proyecto arquitectónico lo llevan a crear siempre una forma distinta
a la concebida anteriormente. Aquellas necesidades pueden ser generadas gracias a elementos
externos que condicionen un sin número de requisitos o factores internos que hagan parte de
la intuición del arquitecto, pero finalmente son enfocadas hacia la misma finalidad de lograr
producir un espacio habitable para el hombre, ya que la disciplina únicamente adquiere
sentido cuanto este entra en relación con ella como lo recalca Frank Lloyd Wright.
5. Referencias
Gelernter, M. (1995). Chapter 1: Introduction. En Sources of architectural form: A
critical history of Western design theory. (pp. 01-35). Oxford Road, Manchester:
Manchester University Press
Lucan, J. (2012). Chapter 2: Procedure to be followed in the composition of any
project. En Composition, Non-Composition (pp. 29-47). Lausanne, Switzerland:
EPFL Press
Lucan, J. (2012). Chapter 9: A theory of la piece Julien Guadet. En Composition,
Non-Composition (pp. 155-172). Lausanne, Switzerland: EPFL Press
Lucan, J. (2012). Chapter 15: Modern construction composition or growth. En
Composition, Non-Composition (pp. 279-295). Lausanne, Switzerland: EPFL Press
Lucan, J. (2012). Chapter 18: Formal, informal. En Composition, Non-Composition
(pp. 333-345). Lausanne, Switzerland: EPFL Press