La solidaridad se basa en razones humanas como la igualdad de naturaleza y la necesidad de apoyo, y en motivos espirituales como la fraternidad humana y la dignidad compartida de ser hijos de Dios. Ser solidario significa comprometerse con el bien común mediante la determinación firme de compartir la carga de los demás y ayudar a aliviar su peso cuando lo necesitan.