2. Ponerse en los zapatos del otro, ayuda a
vivir la solidaridad, a ser más tolerantes y
compresivos, construir fraternidad;
porque sabiendo lo que el otro vive, sin
sentir envidia, ni comparar ni juzgar; nos
ayuda a no hacerle a los demás lo que no
queremos que nos hagan.
3. La vida suele ser como una prenda de
vestir, cada persona se amolda a lo
que le concierne vivir; no podemos
pretender mover las fichas que no nos
corresponden jugar y dejar de lado las
nuestras, corriendo el riesgo de
perder la partida y fracasar, tan solo
porque nunca valoramos lo que
tuvimos.
4. Por eso, antes de burlarnos, criticar,
condenar o señalar; hay que saber
ponerse por un instante en los zapatos
de los demás, para entender lo que
viven, sienten y piensan.
En otras palabras hay que sentir empatía
por los demás.
5. Se fortalecen los lazos de amistad, se
permite que surja la confianza, que
nos valoremos unos a otros y que así
logremos alcanzar la verdadera paz.