El sexo anal Ahora bien, el ano es otra zona con numerosas terminaciones nerviosas que se pueden alentar en la penetración, ayudando por lo menos a intensificar un clímax clitorideo o incluso provocando uno local por la cercanía con el cuello uterino...
1. Sexo anal, una práctica muy estendida
Dar por trasero, sexo anal, sodomía, amor heleno, sexo de puerta trasera... Son innumerables
los nombres con los que esta práctica sexual ha sido bautizada a lo largo de la historia. El sexo
anal, en definitiva, es tan antiguo como el humano y aunque ha sido tradicionalmente socio en
la cultura judeocristiana a una relación entre 2 hombres, se extiende mucho más allá de las
relaciones homosexuales. Existen figuras precolombinas del Perú que muestran a parejas
heterosexuales practicando este género de penetración, así como vasijas griegas de 5 siglos
antes de la era cristiana en las que los soldados se sodomizan unos a otros con alegre
camaradería.
Y de la época romana se sabe que era de buen tono entre las clases altas sodomizar a los
inferiores y esclavos, así como tener un buen 'padrino' merced al que ascender socialmente.
Julio César sodomizó y se cree que fue sodomizado, sin que se tenga claro si su orientación fue
exclusivamente homosexual.
Mas, ¿es la sodomía una práctica que excluye a las mujeres? ¿Es verdad que ellas ni disfrutan
ni es parte integrante de sus fantasías? ¿Es realmente doloroso? ¿Se trata de un acto desviado
y contra naturaleza que no aporta placer sino perversión del orden de las cosas y enfermedad?
¿Se practica frecuentemente en las relaciones de pareja heterosexual? ¿Es bueno para
combatir el cáncer de próstata? Vamos a tratar de contestar en este artículo estas y ciertas
otras preguntas.
El sexo anal no interesa a las mujeres
Es una aseveración muy relativa, por cuánto que aproximadamente el 50 por cien de las
parejas heterosexuales practican ocasionalmente el coito anal, conforme varias estadísticas
que resaltan que un diez por ciento lo hace con cierta regularidad y declarando que la práctica
es agradable y satisfactoria. Por tanto, parece que mujeres sienten por lo menos curiosidad
por esta modalidad de penetración y la mitad se atreven a llevarla a la práctica, aunque solo
un quinto la incorpore a sus costumbres.
mitos sexo anal
Por otro lado, algunos estudios muestran que la proporción de parejas heterosexuales que
practica el sexo anal aumenta cuanto más bajo es el estrato sociocultural o bien más pobre es
el país. Este hecho se debe seguramente a que la sodomía es una práctica profiláctica en zonas
donde no hay otros medios de contracepción. En verdad, en las ya antes citadas figuras
2. precolombinas solo aparece la penetración anal cuando al lado de la pareja hay un pequeño, lo
que indicaría que se ha usado desde antiguo para evitar el embarazo.
El sexo anal duele
Si doliera, no sería una práctica frecuente de las parejas homosexuales ni contaría con una
proporción significativa de entusiastas entre los heterosexuales, y no solo cuando es el hombre
el que penetra. Sin embargo, sí es cierto que al no haber lubricación natural del ano es
necesario contar con ayuda sintética para facilitar la penetración. En una plataforma tan
convencional como Amazon, por servirnos de un ejemplo, se pueden adquirir numerosos
productos destinados a lubricar la penetración anal y hacerla más simple y menos dolorosa.
Son de uso usual en relaciones tanto homosexuales como heterosexuales.
Pero asimismo hay que tener en consideración que el recto, la parte final del intestino, es un
músculo contractor que posee dos válvulas destinadas a contener el bulto fecal antes de
expulsarlo. Por ende si el recto está contraído la penetración es dolorosa. Para una relación
anal consentida y placentera es necesario que la pareja, sea cual sea su orientación, esté
preparada y relajada, de forma que el recto no se contraiga. Como es lógico, mejor desterrar la
pasión violenta en la penetración anal.
Se puede estimular el ano con caricias o bien con la lengua, puesto que tiene muchos
terminales inquietos, de tal modo que provoque un primer placer relajante que deje la
penetración. Como en toda práctica sexual, los preámbulos son prácticamente más
importantes que la culminación. También se venden en Amazon juguetes singularmente
diseñados para la estimulación y la penetración anal: consoladores, dilatadores, bolitas chinas,
etc., aunque es mejor leer sus instrucciones de uso antes de ponerlos a trabajar. Nuevamente,
sus consumidores son tanto homosexuales como heterosexuales, puesto que muchos hombres
'heteros' convierten en realidad su fantasía de ser penetrados por una pareja femenina con
resultados gratificantes.
Las mujeres no alcanzan el clímax con el sexo anal
Se sabe que la penetración entre hombres puede provocar clímax intensos si la punta del pene
estimula la próstata de la pareja. ¿De qué manera funciona en las mujeres si no tienen
próstata? Para iniciar la zona erógena de las mujeres es considerablemente más extensa y
difusa que la de los hombres. Dependerá de cada mujer, pero el clítoris no es la única fuente
de placer femenina, sino se define en un triángulo entre el cuello del útero, la vagina en sí y el
clítoris, según defiende el reputada sexóloga
3. Ahora bien, el ano es otra zona con numerosas terminaciones nerviosas que se pueden alentar
en la penetración, ayudando como mínimo a acentuar un clímax clitorideo o incluso
provocando uno local por la proximidad con el cuello uterino. En una investigación llevado a
cabo por el sexólogo, y gurú de las relaciones anales heterosexuales, David, las mujeres
encuestadas aseguraron que el orgasmo anal mientras que se les estimulaba el clítoris era
más pleno que el clímax clitorideo solo.
El sexo anal es sucio
Es cierto, como otras prácticas sexuales, incluyendo el coito vaginal, si bien en este caso el
peligro de infecciones es especialmente alto. Pero eso no quiere decir que no sea lícito ni
fuente de placer. Basta con tomar cautelas si una o uno es muy dado o dada a la promiscuidad.
Primeramente si no estamos con una pareja estable y queremos mantener una relación anal,
el preservativo es fundamental.
Si estamos con nuestro compañero o compañera frecuente, como mínimo es recomendable el
empleo de lubrificantes para eludir las heridas. Debemos ser conscientes que el sexo anal
puede provocar grietas en el intestino por donde se pueden colar tanto bacterias fecales como
otros contaminantes procedentes del pene que nos penetra, entre ellos el SIDA, pero también
el virus de la hepatitis B y otros. Todos muy graves.
Por otra parte, es conveniente lavarse apropiadamente tras mantener una relación anal, sobre
todo si deseamos penetrar seguidamente a otra persona, en tanto que en el pene nos
quedarán restos de materia fecal procedentes del recto de la pareja a quien hemos penetrado.
Finalmente, conviene eludir los excesivos ímpetus en la penetración anal para no crear daños
en el tracto intestinal de la persona penetrada.
Los gays viven más merced al sexo anal
La teoría de que la estimulación anal de la próstata a través de el pene la previene del cáncer,
viene traída por diferentes estudios que aseguran que el aumento de la frecuencia en los
orgasmos previene a los hombres de distintos géneros de cáncer. Tomando con pinzas el
segundo aserto, puesto que procede de unos pocos estudios, la primera afirmación es
totalmente falsa. Si los homosexuales viven más, desde luego no es por tener sexo anal.
A la inversa, los estudios convocados muestran que el peligro de cáncer se dispara entre los
hombres que han sido penetrados por numerosas parejas a lo largo de su vida, sin que se
4. conozca el motivo. Se especula con que podría tener que ver con lesiones en la próstata siendo
repetidamente estimulada por un pene, pero los mismos investigadores destacan que son solo
hipótesis sin confirmación.
Por otra parte, se ha aducido que el semen, que se sabe que aporta diferentes hormonas
euforizantes a la mujer penetrada vaginalmente, se absorbe asimismo vía anal, incluso mejor.
Además de esto se afirma de este modo un hombre penetrado recibe adicionalmente selenio,
un regulador fundamental de nuestra fisiología. Se trata de un elemento antioxidante que
estimula el sistema inmunológico y también interviene en el funcionamiento de la glándula
tiroides.
Diversas investigaciones realizadas desde los años setenta del pasado siglo sugieren la
existencia de una correlación entre el consumo de suplementos de selenio y la prevención del
cáncer en humanos. Pero aun siendo de este modo, lo cierto es que estos hombres ya tienen
selenio en su propio semen, aparte de poder absorberlo de abundantes comestibles. No
parece, por otro lado, que una relación anal sin protecciones, con los riesgos que entraña, sea
la mejor vía para tomar un suplemento de selenio.
El sexo anal es inmoral
Pero en otras culturas mediterráneas, como las viejas griega y romana, no tenía connotaciones
de inmoralidad sino de estatus social y de dominación. En algunas etnias árabes occidentales
semeja haber una mayor tolerancia tradicional hacia esta práctica, si bien también es
condenada en muchas otras y en países como Qatar se paga con la pena de muerte. Pero sin ir
tan lejos, la sodomía no fue completamente legal en los Estados Unidos hasta el fallo de la
Corte Suprema de dos mil tres en el que se legalizó la penetración anal.
¿Por qué esta inquina? Es posible que intervenga la identificación de sexo anal con
homosexualidad y su consiguiente inversión de los papeles usuales, cosa que molesta a quien
los sigue. Las minorías jamás son bien vistas ni toleradas pues ponen en duda las convicciones
de la mayor parte. También puede intervenir el hecho de que es un acto que, sin las debidas
cautelas, puede ser vector de algunas enfermedades graves, como ha ocurrido con el SIDA o
bien las distintas formas de hepatitis.
Pero tal vez el motivo más profundo sea que el acto anal conlleva inconscientemente una
imagen de agresión de un inferior por parte de un superior. El intento de monta entre machos
es frecuente en animales, aun domésticos como los perros, y tiene como fin marcar el estatus.
En la antigua Grecia, mientras que el sexo anal homosexual era homónimo de amor y amigad,
5. el heterosexual era de desprecio cara la mujer. Y la situación en Roma no era menos
inquietante.
Los activos eran normalmente los hombres libres de situación, mientras que los pasivos eran
las mujeres, los esclavos y ciertos jóvenes de posición inferior que sin embargo, podían
conseguir protección dejándose sodomizar y de esta manera escalar socialmente. En este
sentido, la revolución filosófica cristiana que terminó con la esclavitud en Roma, podría haber
querido desterrar esta práctica tan degradante para los esclavos, por el motivo de que muchos
eran forzados a ella, obviando que para otras personas tenía connotaciones completamente
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