Introducción:Los objetivos de Desarrollo Sostenible
El Barroco en Colombia
1. E QUÉ VAV OS
BARROCO En
COLOMBIA
Redacción Tempo
Aprovechando la coyuntura de la actual
programación cultural de Bogotá, que incluye
un importante espacio destinado a la música an-
tigua, hemos invitado a nuestro colaborador ha-
bitual de la sección ARS ANTIQUA, el clavecinista
Andrés Martínez Pardo, para preguntarle en qué
vamos con la música antigua en nuestro país.
Martínez Pardo ha sido destacado por la Spear's
Wealth Management Magazine del Reino Unido
como alumno meritorio del Conservatorio de
Amsterdam, y la Sounding Board Magazine lo
reseñó como "un misionero de la música barroca".
Algunos lo han llamado "el continuador de Rafael
Puyana", por lo cual fue el principal encargado de
presentar los instrumentos que el maestro legó a
la nación en 2014. Su primera etapa de formación
la realizó como autodidacta en Colombia y más
tarde, tras ganar el primer lugar en tres convo-
catorias nacionales de música, viajó a Francia y
Holanda, donde estudió con maestros de la talla
de Huguette Dreyfus, Gustav Leonhardt y Bob van
Asperen. Actualmente es el director musical de
Affetti Mvsicali, su ensamble de música barroca
desde hace más de una década.
¿Por qué el clavecín?
Por amor. El amor es la única motivación válida.
Hacer las cosas por cualquier motivación distinta
es inmoral. ¿Quién se sometería a lo que yo me
he sometido sino por amor? Estos sacrificios
sólo se hacen como un acto de renuncia total de
uno mismo en favor de algo más grande que uno,
como la música.
¿Usted fue alumno de Rafael Puyana? ¿Estudió
con él?
Cuando era joven me invitaron a estudiar, pero
no acepté porque estaba joven y resentía el hecho
Andrés Martínez Pardo, HA. MMus. LPh., magíster en
Artes y en Música, licenciado en Filosofía, Humanidades y
Educación. clavecinista, filósofo y educador colombiano.
de que Puyana se hubiera ido a Europa con todos
sus clavecines, en vez de quedarse en Bogotá para
crear un departamento de música antigua y poner
sus instrumentos a disposición de la enseñanza.
Pero cuando crecí entendí por qué se había ido,
comprendí cómo lo trató Colombia, descubrí todo
lo que él quiso hacer y Colombia no lo dejó, e
hice las paces interiormente con él, ofreciendo
el primer ciclo de recitales en su memoria en
la Universidad de los Andes. Luego estrené su
donación en el Museo Nacional. Por eso cuando
Puyana murió, El Tiempo me pidió escribir su
obituario oficial, que luego fue publicado en
España y otras partes.
Entonces ¿cómo estudió clavecín?
De la mano de los maestros extranjeros que qui-
sieron tenderme una mano, usando instrumentos
prestados o alquilados, e investigando mucho
por mi propia cuenta. ¡Si no me matriculé en una
institución es porque no existe dónde estudiar
música barroca en Colombia! Aquí estudié otras
cosas afines a mi espíritu, mientras me titulaba
en Europa. Además, creo que un músico hace bien
en saber algo de arte, de historia, de filosofía y de
literatura. En el caso de la música barroca, uno
entiende mucho mirando el arte y la literatura de
la época.
Usted se ha dedicado a insistir en la creación
de un Departamento de Música Antigua en
Colombia...
Sí. En primer lugar, considero indispensable que
los músicos conozcan el contexto y el material
sonoro con el que trabajaban los compositores.
Me explico: si usted es pianista y quiere tocar a
Mozart, debe familiarizarse con los pianos de
los tiempos de Mozart para entender por qué
escribió así; si usted es violinista y quiere tocar a
Bach, es imposible que llegue a una aproximación
inteligente de esta música si no conoce el violín
barroco y los instrumentos que tenía Bach en
mente. Eso no quiere decir que usted deba tocar a
Mozart en el pianoforte y a Bach en violín barroco:
una vez conozca los materiales e ideas que los
compositores tenían en esa época, usted decide si
toca a Bach en el ukelele, la ocarina o el charango;
da igual si usted prefiere destrozar el estilo y las
ideas estéticas que prevalecían entonces. Esa es
su prerrogativa. Lo que es inaceptable es desco-
nocer cuáles eran esos estilos e ideas.
Todo en el barroco es paradójico; la práctica
histórica interpretativa también es paradójica, al
igual que la vida. Pocos instrumentos son tan pa-
radójicos como el clavecín, que es un instrumento
sin mayor variación dinámica', donde usted está
obligado a hacer grandes variaciones dinámicas
y todo tipo de sutilezas porque el repertorio se
lo exige. Por eso estudiar música barroca es tan
fascinante: si usted se dedica a eso debe aprender
de música, pero también de muchas otras cosas.
Si es tan difícil hacer escuela en Colombia ¿por
qué no se va?
Una revista inglesa me llamó alguna vez "misio-
nero de la música barroca en Colombia". Habría
podido irme del todo, tomando el camino fácil del
cobarde y del indolente, pero yo no transijo mis
principios: no puedo irme sabiendo que puede
haber un niño como lo era yo, enamorado del
clavecín, y que no tiene manera de desarrollar su
talento. Me quedo aquí por él: no quiero que mi
historia se repita.
Pero bueno ¿en qué vamos con la música antigua
en Colombia?
Vamos muy mal, en comparación con el mundo:
en todos los centros educativos de Occidente la
música barroca adquirió su carta de ciudadanía,
y los instrumentos históricos ya no son tales: son
instrumentos actuales, a los que cualquiera tiene
acceso. En Asia y otros continentes estudiar mú-
sica barroca es tan normal como estudiar música
clásica o jazz. Además, es una industria exitosísi-
ma a nivel global. En Colombia ha habido algunas
iniciativas independientes, siempre desde el
ámbito privado. Aunque muy valiosas, rara vez
han contado con apoyo real de las instituciones.
Por ejemplo, hay tres ensambles profesionales
de música barroca en el país, lamentablemente
más reconocidos en el exterior: son Extempore,
Música Ficta y Affetti Mvsicali. Más recientemen-
te aparecieron un par de festivales, como el de
Música Sacra y el de Villa de Leyva. Pero, a pesar
de lo valioso de estas iniciativas, la triste situa-
ción de la música barroca no cambiará en el país
hasta que las instituciones y quienes las manejan
decidan apoyarla de fondo. e
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