Este documento resume los principales periodos de la música romántica y sus compositores más reconocidos como Rossini, Schumann, Chopin, Mendelssohn, Berlioz y Paganini. También incluye una breve biografía de Beethoven y una leyenda sobre la habilidad de Paganini para tocar el violín a pesar de que se rompían sus cuerdas durante un concierto.
3. PERIODOS DE LA MUSICA ROMANTICA Y SUS
MAS RECONOCIDOS COMPOSITORES
4.
5. GIOACCHINO ANTONIO ROSSINI
• Gioacchino Antonio Rossini
(Pésaro, actual Italia, 1792-París, 1868)
Compositor italiano. Situado
cronológicamente entre los últimos grandes
representantes de la ópera napolitana
(Cimarosa y Paisiello) y los primeros de la
romántica (Bellini y Donizetti), Rossini ocupa
un lugar preponderante en el repertorio lírico
italiano gracias a óperas bufas como Il
barbiere di Siviglia, La
Cenerentola o L'italiana in Algeri, que le han
dado fama universal, eclipsando otros títulos
no menos valiosos.
6. ROBERT SCHUMANN
• (Zwickau, actual Alemania, 1810-
Endenich, id., 1856) Compositor alemán.
Tanto su vida como su obra lo convierten
en uno de los paradigmas del
Romanticismo musical alemán. Hijo de un
librero, la literatura y la música
compartieron sus inquietudes artísticas
durante su juventud, hasta el punto de
que Schumann estuvo dudando entre
ambas vocaciones.
7. FRÉDÉRIC CHOPIN
• Fryderyk Franciszek Chopin; Zelazowa Wola,
actual Polonia, 1810-París, 1849) Compositor y
pianista polaco. Si el piano es el instrumento
romántico por excelencia se debe en gran parte a
la aportación de Frédéric Chopin: en el extremo
opuesto del pianismo orquestal de su
contemporáneo Liszt -representante de la faceta
más extrovertida y apasionada, casi
exhibicionista, del Romanticismo-, el compositor
polaco exploró un estilo intrínsecamente poético,
de un lirismo tan refinado como sutil, que aún no
ha sido igualado. Pocos son los músicos que, a
través de la exploración de los recursos tímbricos
y dinámicos del piano, han hecho «cantar» al
instrumento con la maestría con qué él lo hizo. Y
es que el canto constituía precisamente la base,
la esencia, de su estilo como intérprete y como
compositor.
8. FELIX MENDELSSOHN
• (Hamburgo, 1809 - Leipzig, actual Alemania,
1847) Compositor, pianista y director de
orquesta alemán. Robert Schumann definió a
Felix Mendelssohn como «el Mozart del siglo
XIX, el músico más claro, el primero que ha
sabido ver y conciliar las contradicciones de
toda una época». No le faltaba razón: su
música, de una gran perfección técnica y
formal, es una espléndida síntesis de
elementos clásicos y románticos. Romántico
que cultivaba un estilo clásico o clásico que
reflejaba una expresividad romántica,
Mendelssohn fue uno de los músicos más
influyentes y destacados del romanticismo.
9. HECTOR BERLIOZ
• (La Côte-Saint-André, Francia, 1803 -
París, 1869) Compositor francés. El
Romanticismo tiene en Hector Berlioz
una de sus figuras paradigmáticas: su
vida novelesca y apasionada y su ansia de
independencia se reflejan en una música
osada que no admite reglas ni
convenciones y que destaca, sobre todo,
por la importancia concedida al timbre
orquestal y a la inspiración extramusical,
literaria. No en balde, junto al
húngaro Franz Liszt, Berlioz fue uno de
los principales impulsores de la llamada
música programática.
10. LA LEYENDA DE NICCOLÒ PAGANINI
Esta historia está basada en el embrujo de un hombre cuya forma de tocar el violín
asombró al mundo.
Niccolò Paganini, su entonación, oído y técnica interpretativa le permitieron expresar
con el violín melodías exclusivas del sueño de un genio. Sus contemporáneos llegaron
a pensar que estaba poseído por el diablo, que era sobrenatural.
Las notas mágicas que salían de su violín parecían tener un sonido diferente, y debido
a su tendencia a la improvisación, nadie quería perderse la oportunidad de
escucharlo y contemplarlo en vivo.
Pero durante la lectura de esta historia, no está de más ambientarse con su música.
11. Una noche, como tantas otras de sus actuaciones,
el palco del auditorio repleto de admiradores
se preparaba para recibirlo.
Aplaudieron a la orquesta en su entrada en escena.
El director también fue ovacionado.
Mas cuando la figura de Paganini apareció,
triunfante,
el público deliraba.
Lentamente, Paganini colocó el violín en su
hombro,
y lo siguiente fue una magia indescriptible.
Notas breves, semifusas, corcheas y semicorcheas,
hasta la famosa y oculta 'nota 13',
parecían flotar y volar por el ambiente
con el toque inverosímil de sus dedos encantados.
12. De repente, un extraño sonido estalla
entre la melodía. Todos saben de ese
sonido, una de las cuerdas del violín de
Paganini se había roto. El director se
detuvo. La orquesta también. El público,
contenía el aliento... Pero Paganini no se
paró. Mirando su partitura, continuaba
arrancando increíbles sonidos a un violín
con problemas
13. Animados, el director y la orquesta,
volvieron a tocar.
Antes de que el público se serenara,
otro perturbador sonido hace mella en la
atención de los asistentes.
Otra cuerda del violín de Paganini se
rompió.
El director se detuvo nuevamente.
Y así lo hizo la orquesta.
El público calló ...
Pero Paganini no paró.
Como si nada hubiese sucedido,
superando las dificuldades,
siguió sacando sonidos de lo imposible.
14. El director y la orquesta, impresionados,
volvieron a tocar.
Pero el público no podía imaginar
que los sobresaltos de esa noche no
terminaban ahí.
Atónitos,
no pudieron reprimir sus exclamaciones de
desaliento
cuando se rompió la tercera cuerda del violín
de Paganini.
El director se paralizó.
La orquesta paró.
La respiración del público se detuvo.
15. Pero Paganini continuó.
Como si de un contorsionista musical se tratara, va arrancando
todos los sonidos con la única cuerda que quedaba en su viejo
violín semidestruido.
Ninguna nota musical fue olvidada.
Ante tal motivación se anima a seguir el director
La motivación se contagia a la orquesta.
La incredulidad se adueña del escenario,
el público viaja desde silencio hacia la euforia,
del asombro y la admiración hasta el delirio.
Paganini alcanza la gloria.
Su nombre corre a través del tiempo.
Ya no es sólo un violinista genial,
es el símbolo de un hombre que continúa adelante frente a lo
imposible.
16. LUDWIG VAN BEETHOVEN
A las cinco de la tarde del 26 marzo de 1827 se levantó en
Viena un fuerte viento que momentos después se
transformaría en una impetuosa tormenta. En la penumbra
de su alcoba, un hombre consumido por la agonía está a
punto de exhalar su último suspiro. Un intenso relámpago
ilumina por unos segundos el lecho de muerte. Aunque no
ha podido escuchar el trueno que resuena a continuación,
el hombre se despierta sobresaltado, mira fijamente al
infinito con sus ojos ígneos, levanta la mano derecha con
el puño cerrado en un último gesto entre amenazador y
suplicante y cae hacia atrás sin vida. Un pequeño reloj en
forma de pirámide, regalo de la duquesa Christiane
Lichnowsky, se detiene en ese mismo instante. Ludwig van
Beethoven, uno de los más grandes compositores de todos
los tiempos, se ha despedido del mundo con un ademán
característico, dejando tras de sí una existencia marcada
por la soledad, las enfermedades y la miseria, y una obra
que, sin duda alguna, merece el calificativo de genial.