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EL ENIGMA DE LOS DIOSES, I:
LOS REINOS DEL SUR
ÁNGEL LUIS MACIA DÍAZ
http://elenigmadelosdioses.blogspot.com/
Elda – Alicante
2011
1ª edición, 2011
ISBN: 978-84-614-8550-5
Impreso en España / Printed in Spain
Impreso por Imprentaweb
Diseño de la portada: Ángel Luis Macia Díaz
Corrección: Bienvenido Guillén y José María Cano
Para todos aquellos que han contribuido
a que este sueño se haga realidad
Índice
Prólogo....................................................................... 8
Los reinos del sur
Mapas......................................................................... 10
Preludio...................................................................... 13
Primera parte: Adentrándose en la noche.................. 14
Segunda parte: Centro de espionaje........................... 52
Tercera parte: Aprendizaje avanzado......................... 89
Cuarta parte: La fiesta de fin de curso....................... 167
Quinta parte: El Gran Consejo de los Importantes.... 198
Sexta parte: Traición.................................................. 226
Séptima parte: Comisión de Guerra........................... 239
Octava parte: Huéspedes............................................ 247
Novena parte: Zulús................................................... 263
Epílogo....................................................................... 283
Glosario...................................................................... 286
7
Prólogo
Para mí escribir siempre ha sido un pasatiempo. El
enigma de los dioses comenzó como el hilo de un juego de rol.
Diseñé un escenario con decenas de mapas, otros tantos
personajes con su personalidad y su cargo, y una historia
interesante. El juego no se llevó a cabo, pero yo continúe
desarrollando la novela, como una divertida manera de evadirme
de la realidad. Finalmente decidí mostrarla ante miles de ojos, en
el blog. Dentro de las dificultades que me surgieron para
preparar la novela, la más complicada fue la de seleccionar que
incluyo en el libro. El borrador con el que cuento es demasiado
extenso. Finalmente el trabajo fue recompensado. Observé que
recibía buenas críticas, que la página era visitada por un buen
número de personas y tomé la decisión de publicarla. Todavía he
tenido que modificar mucho, excluir material e incluir nuevo,
pero el resultado final me ha dejado satisfecho. Ahora,
aprovechando el impulso de internet, he decidido dar el paso a
las librerías. Tal vez no sea el mejor momento, pero algún día
tenía que ser y ahora es cuando me veo con más fuerzas.
Otra razón fundamental, por la que he escrito este libro,
ha sido porque cuando me he sumergido en lecturas de escritores
famosos, he descubierto un argumento no demasiado complejo.
El señor de los anillos sin ir más lejos, a pesar de la complejidad
de las descripciones, de los personajes tan variopintos y la
diversidad de escenarios, el argumento podría resumirse en una
frase. Por ese motivo, cuando lo leí, me faltó algo. Ahora, en mi
propio mundo, he incluido tramas complejas que dificulten en
cierta medida la comprensión, para que aporte un aliciente de
incertidumbre al no saber del todo qué está pasando.
Los reinos del sur es la primera novela de la saga. Todavía
no he decidido si será trilogía o un número mayor de volúmenes.
Sólo tengo en la cabeza un conjunto de ideas. La segunda
parte, La guerra del virus-g, es la única que tengo desarrollada,
a parte de ésta.
Mis fuentes de inspiración son diversas. En un principio
me interesé por leer libros relacionados con lo que escribo.
Antes de escribir El enigma de los dioses, o incluso al mismo
tiempo, leí libros como El señor de los anillos, Eragon, El
romance del muérdago, Apocalipsis de Stephen King y varios de
R. A. Salvatore. Pero también debo mencionar que he visto
muchas series que me han aportado, como Perdidos, Prison
8
Break, Jericho... Además de varios juegos de rol y programas de
radio.
También he escrito otros libros, y he pensado en
publicarlos. Si tengo suerte, el próximo será La pesadilla del
Diablo, una novela de vampiros con una retrospectiva muy
intensa. Además, también tengo muchas poesías, con las que
podría hacer varios libros. Con todo esto, espero poder publicar
al menos una antología poética. Material no me falta.
9
OMIT OZAK
10
LOS REINOS DEL SUR
11
EL BOSQUE CENTRAL Y LA ISLA DE MAGUILTOR
12
Preludio
Al principio de todos los tiempos una única civilización
vivía en el gran continente de Omit Ozak: los hombres. Situados
en el sur, convivían en paz y armonía. Muy pronto ocurrió algo
que los dividió: aparecieron los grandes dioses. Siete seres
sobrenaturales que exigían adoración exclusiva.
Esto entrañó diferencias insalvables que dio lugar a tres
grupos. Por un lado se encontraban aquellos que estudiaban
magia. Por otro, los que mejoraban su fuerza física. Y por
último, los que obedecían al vigente rey, ya que las anteriores
prácticas estaban prohibidas. El desorden comenzó a adueñarse
de los hombres. Un gran poder los dividió en territorios y los
separó con grandes columnas de fuego. Las diferentes
costumbres, las diferencias climáticas y terrestres, junto con el
paso del tiempo, convirtieron los dos grupos desterrados en dos
nuevas especies: los magos en el centro y los gull's al norte.
Cuando las barreras de fuego desaparecieron, creció un
gran temor en el sur: ¿Volverán los desterrados para reclamar su
territorio? Para restablecer la seguridad, el nuevo rey instaló
torres armadas de vigilancia en las fronteras. Hasta ahora no han
sufrido ataques importantes, pero tiemblan al pensar que las
razas desterradas pueden estar en guerra.
13
Primera parte: Adentrándose en la noche
0 Vigilante nocturno
Estrellas heridas en el horizonte, sangre expandiéndose.
La guerra no ha cicatrizado, aun puede verse el caos reflejado.
La tempestad ha concluido, pero el dolor perdura. Muerte se
esconde tras la espesura, muerte y victoria. Una raza ha perecido
mientras la otra se aproxima con afán de venganza. Pronto
sabremos lo ocurrido.
Se pueden observar distintas líneas de separación. La
primera da inicio a la frontera. Lo que en algún tiempo fue una
barrera de fuego, ahora es terreno chamuscado. Lo que separa
nuestro mundo del quebrado. Metros y metros de tierra negra,
compacta e inservible. Después la visión no es más acogedora.
El terreno es aun más oscuro y corrompido. Grietas, barrancos,
esqueletos de árboles, múltiples agujeros… Caminar por ahí
sería una muerte asegurada.
El precioso mar a la luz de los focos también se puede
observar desde mi posición. Olas que vienen, chocan y se alejan
con una brisa que calma. Rocas que de tanto erosionarse poseen
formas de futuros reyes o dioses. Este lugar atrae la paz que
tanto precede al dolor.
Mi tarea consiste en vigilar, durante una hora, la
expansión de terreno que ilumina el faro que yo controlo. Me
encuentro en la torre de vigilancia número cinco. Hay una
ventana redonda que deja ver todo excepto el sur, donde se
encuentra la puerta que da al pasillo, el mismo que se comunica
con la fortaleza. Tengo una pantalla debajo del cristal, para
poder acercar la visión de la zona. Hay una serie de botones a la
derecha, uno de ellos necesita levantar una tapa para presionarlo,
es el de alerta. Si distingo una figura o varias ejerciendo
movimiento de las Tierras Negras hacia nuestro mundo, debo
presionarlo. Entonces las siete torres de vigilancia se convertirán
en torres de defensa. Cada una de ellas tendría distinto tipo de
armamento para combatir, y no permitir la entrada de intrusos.
Me concentro en mi tarea. Allá a lo lejos, en el mundo de
las sombras, en cuyos rincones se encuentran multitud de
peligros… Si uno de ellos entrara aquí, si una gota consiguiera
filtrarse, si un rumor sobrepasase la frontera… Adiós al ensueño
que se vive, adiós al orden. Porque lo que hay aquí, si funciona,
14
es por la seguridad ofrecida incluso en tiempos de guerra. En
esta seguridad, nosotros tenemos la labor más importante y no
podemos fallar. Nosotros conseguimos que lo que nadie desea,
no suceda. Gracias a nosotros este mundo es lo que es.
Observo detenidamente un punto. Casi imperceptible para
el ojo humano. Acerco el objetivo que se ve en la pantalla.
Conecto el zoom. Veo un movimiento. Una sombra que avanza
hacía aquí, con una débil luz. Esta demasiado lejana para saber
que es. Contengo la respiración unos segundos. La sombra va
tomando forma, aunque sigue siendo un bulto. Parece caminar
con pasos cortos. Se mueve lento, pero constante. Aclaro la
imagen. Se puede ver el contorno. Es una figura humana, con un
candil. Tiene túnica y capucha. Dos luces amarillas aparecen en
el lugar de los ojos. Conecto la comunicación con las demás
torres.
—¡Rasel nunca duerme! —comunico a mis compañeros—
Mirad la imagen que os voy a poner en la pantalla.
—¡Santo cielo! ¿Qué diablos es eso?
Uno de los que acaba de ver la figura presiona el botón de
alerta. Las siete torres de vigilancia cambian sus características.
Ahora tienen preparadas varias miras de disparo. Son torres de
defensa.
Los focos de cada una de las torres enfocan directamente
el ser encapuchado, con la misma intensidad y anchura
reducidas. El objetivo continúa su camino como si no pudiera
ver las luces brillantes que lo enfocan.
—¿Abrimos fuego?
Se encuentra en mitad de la frontera, pero sus pasos le
dirigen directamente hacia nosotros. Hay unos segundos de
tensión decisivos.
—No —respondo—, conecta el láser.
Una luz roja, poderosa y delgada, cruza el largo espacio
que nos separa de él, choca contra su capucha y aumenta el
grosor sobre el objetivo, confirmando así el correcto enfoque.
—Podéis disparar ya.
La delgada línea roja toma un tono más sólido. Durante
un instante fugaz de tiempo, otro color más claro, mas vivo, la
cruza desde el lanzador al objetivo. El láser ha sido lanzado.
15
Pero al llegar al destino, contrariamente a lo planeado, lo
traspasa y choca con el ruinoso suelo. En la tierra se forma un
resplandor colorado de varios metros a la redonda, por el calor
extremo alcanzado. Pero no se pueden quemar las cenizas.
—¿Hemos fallado? —dice uno.
—Deberíamos haberle destruido al menos la cabeza.
Desconcierto. Es imposible haber desviado la dirección,
pues el disparo ha sido perfecto, el ordenador no ofrece dudas.
Incluso ha detectado la velocidad del viento y la ha neutralizado.
¿Qué puede haber ocurrido?
—¡Preparad los misiles! —ordeno.
La pantalla aleja el objetivo y lo encierra en una mira.
Siete disparos: margen de error 0’3%. El ordenador saca sus
propias cuentas. Miro a mis compañeros.
—Tres, dos, uno…
Siete misiles, proyectados a una velocidad constante,
cruzan el largo espacio en menos de 3 segundos. El resultado es
polvo. Los siete han impactado en el objetivo al mismo tiempo.
Una gran niebla gris se extiende a lo largo, ancho y alto de la
zona, borrando la visibilidad completamente.
—¡En el sitio! —celebra uno de los compañeros.
No es así. El ordenador escribe la palabra “fallo” por
segunda vez. Un pitido lo confirma indiscutiblemente.
—No estéis tan seguros...
“Los misiles 1 y 7 han chocado con el 2 y el 6, éstos
contra el 3 y el 5, éstos con el 4, y éste ha recibido el impacto de
los anteriores”
—¡No es posible!
El humo se levanta lentamente, difuminando toda
visibilidad. Las luces aumentan el grosor y la potencia. No se ve
aún nada. Comenzamos a ponernos nerviosos.
—¡Buscad lo que quiera que sea! ¡No podemos perderlo!
Las luces se vuelven locas buscando lo que no hay.
Distintos tipos de colores, densidades y profundidades para
contemplar de diferentes formas la frontera. Ni con una, ni con
otra la forma se muestra. Es como si se la hubiese tragado la
tierra.
16
—Tiene que estar destruido —comenta uno.
—No, el impacto lo habría desplomado —contesta otro—.
El cuerpo debería seguir ahí.
—Si ha recibido el impacto, deberían quedar restos.
Las luces dan vueltas por todo el territorio. No han
iluminado la figura, ni lo harán: el ser encapuchado ya ha
sobrepasado Rasel. Lo siento como una angustía dentro de mí.
Una pesada carga abrumará nuestras conciencias...
¡Hemos fallado al mundo!
1 Kathy
Hace años, cuando estaba embarazada por primera vez, mi
marido partió en busqueda de información. A los pocos meses
supe que había sido asesinado. Lloré durante días enteros,
agonizando por la pérdida y maldiciendo a Darío por su
descuido.
No sé cómo, pero mis suplicas fueron escuchadas y algo
me respondió. Me prometió acabar con el reinado del vigente
rey y hundir la potestad de los dioses. El hijo que tenía en el
vientre sería el elegido para reencarnar al próximo rey
profetizado. A pesar de no ser de descendencia divina, debía ser
nombrado Simón, como el Hijo del dios de la guerra.
Desde siempre mi pueblo ha aceptado cada rey y lo ha
adorado, esperando recibir el regalo del paraíso. Nadie se
cuestiona si hacemos bien en rendir culto a cada semidiós
sentado en el trono, si realmente nos recompensarán por nuestra
fe o por qué nos salvarán si pertenecemos a una obra errada. Yo,
en esos momentos de dolor, quise cambiar el destino. No podía
creer en un mundo maravilloso sin mi marido al lado. Estaba
completamente desquiciada... y accedí.
Sabía que hacía un pacto con el demonio, pero intuí
buenas intenciones al fondo del negro abismo de su corazón. Las
consecuencias serán catastróficas, pero si mis intuiciones son
ciertas, finalmente el horror será compensado con prosperidad.
Ahora que el cielo se ha vuelto rojizo, me estremezco.
Erguido en sangre muestra la primera señal para el cambio. Los
temores me dominan. ¿Y si me he equivocado?
17
2 Jonhy
Miro a través de la ventana. No puedo ver nada. El cristal
es de un gris oscuro, que no permite ver el exterior. Nos tienen
encerrados como animales, pero lo justifican con educación.
Está muy bien aprender, pero también deberían mostrarnos el
exterior. No creo que sea tan horrible como lo pintan.
—¡Buenas tardes!
Ahora entra uno de los maestros del arte. En sus clases
nos habla de todo lo relacionado con nuestro futuro y cómo
utilizar la tecnología.
—Quería hablaros, antes que nada, de lo que tenéis
delante: vuestra primera decisión importante. De ella dependerá
el resto de vuestra vida…
—Ya está con uno de esos discursos. ¡Qué rollo! —mi
compañero ya empieza a impacientarse.
Su nombre es Quinn. Con él comparto los últimos años;
en realidad, desde que mi memoria recuerda. Últimamente se
junta con Kerwin, Ryan y Kart, ellos son los que les han metido
esa idea en la cabeza. Pronto se le pasará, supongo.
—No Quinn —contexto yo—, esto no es un sermón más.
Creo que deberíamos prestar atención.
—¿Por qué? —contesta de un sobresalto— ¿Es que
piensas ir a uno de esos aprendizajes roba-vidas?
El maestro del arte nos observa un instante, alcanzando a
detener la conversación que llegaba a un punto comprometido.
—Hay tres opciones —retorna la charla alzando la voz—:
cultura general, sabiduría mental y código del honor. En cultura
general se enseña la historia de nuestro pueblo. Desde la Primera
Edad a nuestros tiempos. Con esta opción podréis llegar a ser
cualquier cosa que deseéis, eligiendo después la rama
correspondiente. En sabiduría mental se enseña a ser grandes
pensadores, los verdaderos líderes de este mundo. Para ello se
requiere grandes dotes de inteligencia y ganas de ponerlas en
práctica. Y, por último, código del honor. En una palabra:
guerreros. Es la más fácil de aprender y a su vez la mas
comprometida. Pasaréis toda vuestra vida en las ciudades
frontera, donde el peligro acecha.
—¡Va! —susurra Quinn a mi lado— ¿A quién le interesa
18
estás cosas?
El maestro del arte vuelve a mirarnos; pero como antes
vuelve a alzar la voz:
—Este es vuestro último año de estudios generales.
Cumpliréis la minoría de edad, donde debéis elegir que futuro
deseáis tener. Entonces estudiaréis hasta alcanzar la mayoría de
edad, cuando deberéis trabajar eficazmente. Pensadlo bien.
—¿Y no vas a hablar de la fiesta? —pregunta Ronny.
—Sí, por supuesto. El día de fin de curso, coincidiendo
con el año nuevo, se os concederá el privilegio de visitar al rey
Darío, para informarle de vuestros objetivos. En el Castillo Real
se celebrará la fiesta, que os consagrará como personas
afortunadas; puesto que todos sois sus hijos, tenéis ese derecho
concebido.
Quinn parece aturdido, encerrado en sus propios
pensamientos. Cuando reacciona muestra interés por la
explicación.
El maestro del arte parece sonreír al efectuar el próximo
comentario:
—Esto ocurrirá en la ciudad de Frangul y seréis
acompañados por un grupo de otra ciudad…
Un extraño murmullo afecta a toda la clase excepto a
Quinn que me mira de reojo. De pronto salta del sitio y grita:
—¿De Zais?
—No, de Elfas —responde el maestro del arte—, serán
niñas quienes os acompañen.
Con esa palabra campanas de muerte retumban en mi
cabeza. Y no sólo en la mía, en la del resto también, porque
todos se paralizan tanto que no se atreven ni a respirar. Nunca
hemos visto ninguna, pero sí sabemos que partes de nuestro
cuerpo son diferentes. Y eso sólo quiere decir una cosa:
malformaciones humanas… ¡Gull's!
3 Simón
El cielo va quebrando, mientras el sol muere tras las
Montañas Elfas. El horizonte coge un tono rojizo perturbador, y
entonces, es cuando debemos ocultarnos en nuestros hogares y
19
taponar las puertas con barricadas. El toque de queda no solo es
una norma. La duda y el miedo corrompe nuestros corazones. Se
cuenta que bajo la oscuridad indomable de la noche y en el frío
silencio, enemigos surgidos del Bosque Central campan a sus
anchas buscando nuevas presas a las que devorar. Enemigos
temibles, camuflados bajo la espesa sombra de un submundo
aterrador, son atraídos por el miedo que nos domina. El alma se
encoje, aunque estés protegido en tu dulce morada. No sabes qué
nuevas marcas aparecerán, ni qué tragedia amanecerá.
Todo ello aumenta la inseguridad que se vive aquí. Los
líderes políticos refuerzan la seguridad para su mundo
privilegiado, pero para el nuestro nada. No se acuerdan de los
suburbios. Ni siquiera aparecemos en los mapas. Nos tienen
aislados, como si fuéramos la basura del mundo de los hombres.
No disponemos ni de buenos caminos, ni de edificios
importantes, ni siquiera de seguridad, todo eso pertenece al
mundo privilegiado. Por no tener, no tenemos ni información de
como está el resto del mundo. Alguna vez, rara vez, vienen en
naves para controlar que todo vaya bien. Pero desde hace unos
días, la actividad ha aumentado. Vehículos futuristas han sido
vistos de noche, a través de las ventanas de las casas. Yo mismo
tuve el honor de observar uno. Recuerdo como el polvo se
levantaba y un humo negro era expulsado por la cola. Tenía
cristales rojos fosforescentes. Era de una forma redondeada.
Parecía flotar a medio metro del suelo. Dio una vuelta al pueblo
y se marchó. Una tremenda sensación de inseguridad me
produjo: ¿qué estará pasando?
4 Jonhy
¡Por fin acabaron las clases! Tras una mañana cargada de
información, llega el deseado descanso. La mayoría de mis
compañeros suelen pasar este tiempo relajándose en la sala de
descanso, en la biblioteca o en el patio, donde decido ir esta vez.
Allí me esperan Quinn, Kart, Lucky, Kerwin y Erick.
El patio es un gran parque dentro del centro de Priedni. Es
el único lugar desde donde podemos ver el cielo. Justo en el
centro hay una fuente con un dios tallado en piedra: Darío, el
padre del presente rey. Un chorro de brillante líquido escapa de
sus ojos. Significa que está ciego mientras la oscuridad no cubre.
Cuando ésta aparece, sus ojos dejan de derramar ceguera para
20
encender la luz que protege al mundo. Hay una inscripción que
dice así: "Darío: dios de la noche".
—¿Qué piensas hacer tú, Jonhy? —pregunta Quinn.
—¿Cómo? —digo sin saber a que se refiere la pregunta.
—Estamos hablando de las opciones que nos ha dado el
maestro del arte.
Me quedo pensativo durante unos instantes.
—Todavía me lo tengo que pensar. Estoy dudando entre
sabiduría mental y cultura general.
—¿Lo veis, chicos? —habla Quinn— No lo piensa hacer.
Los observo y sus miradas parecen juzgarme. Kart suelta
una carcajada. Lucky se extraña al igual que Erick.
—¡Explicaos! —digo totalmente serio.
Quinn se acerca a mí, me agarra del hombro y me dice
señalando hacia arriba:
—Mira al cielo, por encima de la cúpula.
La cúpula es una barrera transparente que no deja pasar el
aire tal y como viene del exterior, sino que lo purifica para que
nuestros pulmones puedan respirarlo sin dificultades. Un sistema
parecido al que hay en las ventanas, solo que este permite ver el
exterior. Tiene una forma redondeada, distinguible apenas por
los reflejos del sol.
—¿Qué ves?
Hay un cielo azul cubierto por nubes blancas que forman
dibujos. Un sol medio escondido da señales de existencia
intermitentemente. Sólo podemos verlo un par de horas al día,
luego se esconde detrás de los muros del centro, y después la
claridad del cielo desaparece completamente dejando un manto
negro de estrellas grabadas.
—¿Qué quieres que vea? —le pregunto.
—Que este cielo sigue siendo el mismo cuando cae la
noche y la oscuridad lo cubre. Se llena de estrellas y puede que
la oscuridad no sea tan absoluta, pero existe y quiero verla.
Quiero escapar de esta cárcel y entrar en el laberinto del mundo.
No quiero más clases de aprendizaje, ni cúpulas que me
protejan. Voy a ir a los suburbios y voy a renunciar a este
paraíso, porque si es entre cuatro paredes no lo quiero.
21
—Así pensamos todos —le apoya Kart—. ¿Para qué nos
hablan de especies nuevas, de reinos distintos o de lugares
extraños, si de aquí no nos dejan salir?
—Tenéis razón, pero... ¿Qué pretendéis?
—Aun no podemos adelantar nada —dice Kerwin—, pero
esta noche lo sabréis... ¡Venid a las doce a la sala de insomnio!
5 Simón
La noche merodea, con el inquietante silencio. La
oscuridad envuelve todo y entonces, un escalofrío aterrador me
desgarra el alma. Un presentimiento desvela un suceso, una
terrible catástrofe que está a punto de desencadenarse. Y lo que
ven mis ojos, que congela la mirada, amarra el corazón en un
puño y confirma mis temores. Una figura oscura aparece de la
nada. Viste túnica negra con capucha. No se puede ver su
cuerpo, ni su rostro. Sólo dos luces amarillentas en el lugar
teórico de los ojos, dan vida a ese ser del inframundo. Camina
con pasos cortos, pero avanza inmóvil. ¡No! Parece levitar sobre
el suelo. Su presencia provoca terror a todo aquel que lo observa
desde la lejanía. Debe cumplir una misión secreta que
derrumbará los cimientos del mundo. Prepara el terreno para una
conspiración...
Despierto en mitad de la noche, con el rostro empapado
de sudor y un pavor inmenso que me congela hasta los huesos.
Una sensación atroz de que no es sólo un sueño, me invade. Y
no sólo eso, sino que ese ser y yo tenemos una extraña conexión.
Sabía que lo estaba observando, pues posee una excepcional
inteligencia. Me busca entre los escombros de la noche, donde la
luz no puede infundirle debilidad. Pero aun está lejos, se
encuentra en el Reino de Rasel, aunque avanza lentamente e
inexorablemente hacia nuestro reino.
Todo esto ha aparecido en mi mente. Lo siento
intensamente en mí, como si fuera yo quien estuviera en esos
pasajes del este. Y sin embargo estoy aquí, muerto de miedo,
esperando al inevitable encuentro.
6 Jonhy
Después de estar un rato en el patio con mis compañeros,
22
he decidido venir a la biblioteca. Tras leer toda la información
sobre Priedni, decido hacer una incursión por el resto de
territorios fuera de nuestro mundo. Al norte de nuestras fronteras
se encuentra el mundo de los magos, donde se sitúan de este a
oeste la isla de Maguiltor, las Tierras Negras y las Tierras Lisas.
Más al norte el mundo de los gull's. Mi viaje me lleva hacia las
Tierras Lisas, de donde hay buenas fuentes.
"Situadas al noroeste del Reino de Rusul y al oeste del
Bosque Central. Al norte las baña el mar Zululuque y al sur, el
río del bosque. Algo extraño, ya que predomina la arena y no
hay indicios de vida. En el corazón del desierto se encuentran las
montañas lisas... dunas inmensas."
En los libros se muestran muchas fotos de la zona.
Continúo pasando páginas. Encuentro varias crónicas escritas
por hombres de aquellos tiempos. Me fijo en una que parece
interesante: Chis, año 394 de la Segunda Edad.
"En la segunda estación del año 394, fui confiado, junto a
un grupo de misionarios, a las Tierras Lisas para reconstruir la
frontera norte entre el mundo de los magos y el mundo de los
gull's. Se habían creado algunas dudas a la hora de la
reconstrucción del mapa de Omit Ozak. (...) Se había creado
para la ocasión un vehículo terrestre capaz de introducirse en el
agua e impulsarse durante unos minutos para salvar la línea de
fuego. (...) Cinco partimos aquel fatídico día: un piloto, un
fotógrafo, un especialista en terrenos, un científico y yo, jefe de
misión. (...) Conseguimos pasar los dos obstáculos de agua sin
problemas, pero según pasaba el tiempo las condiciones del
terreno empeoraban. La tierra se deshacía con el contacto de la
nave. (...) El vehículo comenzó a sufrir ligeros daños que el
científico arreglaba interrumpiendo la marcha. (...) Al quinto día
la nave quedó dañada seriamente, varias veces. Era peligroso
continuar. (...) Desde la central en el mundo de los hombres nos
ordenaron que continuásemos a pie, ya que podíamos llevar los
materiales necesarios para no abortar la misión. (...) Calculamos
un par de días para llegar nuestro destino y otro par de días para
regresar. Nadie se opuso a emprender el viaje caminando. (...)
Deberíamos haber alcanzado ya nuestro destino, pero las averías
debieron retrasarnos mucho. (...) La noche del quinto día fue la
primera que pasamos fuera. Acampamos en una ladera de las
montañas lisas. No se podía hacer fuego, no había nada para
23
alimentarlo y hacía un extraño frío que helaba la arena. (...)
Durante el día el fuerte viento nos obligó a disminuir la marcha.
(...) Parecía que por mucho que anduviéramos nunca
encontraríamos el final de las montañas lisas. (...) El séptimo día
perdimos la comunicación con la centralita. Las últimas palabras
que escuchamos fue que acabáramos la misión. (...) En la noche
del octavo día el científico encendió un aparato, que detectaba
movimientos. Se captó un movimiento, de una forma diez veces
más grande que la nuestra, que daba vueltas a nuestro alrededor.
Pero la oscuridad no nos permitía ver nada. (...) En el noveno
día, decidimos regresar. Teníamos demasiado miedo para
continuar. (...) Descubrimos con asombro que no habíamos
avanzado más de media jornada. Con el viento a favor llegamos
antes del anochecer al lugar donde el científico tenía localizada
la nave. (...) Durante el día, la forma gigante parecía
desaparecer. Sólo nos llegaba un pequeño rumor desde la lejanía,
cuando el terreno se agitaba. (...) Recuperamos la comunicación
con la centralita y no parecían estar muy contentos, pero nos
ayudaron a regresar a nuestro territorio. (...) Por la noche, la
forma merodeaba cerca de nosotros. Las luces de la nave lo
enfocaron. Se observaba perfectamente bultos en la arena que
nos perseguían a donde quiera que fuésemos. (...) En un
momento dado, se pudo observar cómo de la tierra aparecía un
animal gigantesco. Era un gusano gigante, aterrador. Tenía una
boca redonda, llena de afilados dientes. Nadaba en la tierra
como si fuera agua. Recibió el nombre de Moll terrestre, ya que
animales idénticos cruzan el océano. (...) Cuando cruzamos el
río del bosque, el extraño ser se quedó observándonos desde la
lejanía. Parecía custodiar su territorio. (...) Llegamos sin mas
problemas a nuestro mundo. (...) No cumplimos nuestra misión,
pero sí descubrimos una nueva especie. (...) La experiencia
vivida nos dejó a todos trastornados. (...)"
Levanto la mirada del libro. La historia me deja
confundido. ¿Qué extraños seres nos esperan ahí fuera?
7 Simón
Comienza a haber un ligero temblor. Chispazos de tensión
recorren mi cuerpo. Va a ocurrir algo desconocido e imprevisible
que dará inicio a la tempestad. Corro hacia la ventana. Las luces
del pueblo enseñan polvo, una nube de polvo que no permite ver
24
más allá. Mis recuerdos se mueven agitados. Las naves se
acercan. Ya lo he vivido y las señales son claras. Pronto
aparecerán, con una aureola en el aire, con una forma
indescriptible, con unos colores inimaginables. Mostrando un
ritmo de superioridad, descubriendo temores olvidados,
encogiendo los cuerpos de quienes los observamos desde la
lejanía. Hay un mal presentimiento que consigue hacerme dudar.
Las paredes quietas lo saben, el silencio mudo lo sabe, la imagen
ciega lo sabe. Es un horror en el espejo de la noche. Es un grito
en la memoria arrancada. Es un temblor inmóvil. Puedo sentirlo
y puedo sentir el miedo acechándome como una oscuridad sin
recuerdos, como un vacío sin borde. Avanzan, construyendo
temores y descargando la inestabilidad. Consiguen su objetivo y
no se detienen para comprobarlo. Consiguen nuestro temor y no
se detienen para su satisfacción.
—¡Vamos! —dice mi madre con nerviosismo.
—¿A dónde? —pregunto confundido.
—No hay tiempo de explicaciones. ¡Vámonos!
Mi madre nos coge, a mi hermana Kristy y a mí, con
fuerza de la mano. Salimos hacia la calle apresuradamente. Es la
primera vez que salimos de noche mientras está vigente el toque
de queda. Pero me temo que hoy se ha hecho una excepción,
porque no somos nosotros los únicos que corremos por las calles
de noche. Vemos otras familias por el camino. Todos nos
dirigimos a la casa de Danny, por alguna extraña razón.
La oscuridad que avanza alrededor del camino iluminado
me asusta. Nunca pensé que fuera así, separando el mundo entre
lo visible y lo no visible, entre lo conocido y por conocer. Es una
barrera tan grande que me obliga a apartar la mirada y ver la luz.
Por fin llegamos a la casa de mi amigo, junto a otras
familias. Nos abren la puerta y entramos con el terror incrustado.
Allí hay un círculo con muchos chicos de mi edad sentados en el
salón. Nos sentamos con ellos, mientras los adultos se quedan
conversando en la entrada. Estamos todos aterrados, incluso los
adultos parecen conversar con el miedo reflejado en sus ojos.
—¿Qué ocurre?
Nadie sabe responder. Están todos paralizados. Después
de estar así un rato, se acerca el padre de Danny para darnos
instrucciones.
25
—Bueno chicos, esto tenéis que hacer: estar aquí
sentados, quietos, hablando. Si necesitáis algo, pedírselo a
Danny.
Nadie responde. Sólo una afirmación sorda por parte de
Danny parece dar confirmación a las palabras de su padre. La
falta de luz ensombrece su figura.
—Nosotros tardaremos unas horas. ¡Hasta luego!
Cuando el padre de Danny vuelve junto a los adultos,
abraza a mi madre, mostrando esa extraña complicidad que tanto
coraje me causa. Le da ánimos y se marchan, con los demás,
dejándonos solos. Todas a una, nuestras miradas contemplan la
puerta, deseando que vuelva a abrirse con nuestros padres al otro
lado. Pero el tiempo no avanza y cada segundo es un desafío
lleno de intriga, miedo y dudas.
8 Jonhy
Horas más tarde, me encuentro en la habitación, incapaz
de dormir. Estoy tumbado, mirando la penumbra que provocan
las sombras. La escasa luz penetra por las rendijas de la puerta,
de la sala de insomnio, y da un aspecto fantasmal. Pero no es por
eso por lo que no puedo dormir. No dejo de pensar en la quedada
de esta noche. Algo se cuece. Tengo mucha curiosidad por saber
qué van a proponer. Parecían muy convencidos de lo que
querían. La memoria me da vueltas. Muchas veces hemos
conversado de cómo sería la oscuridad proyectada fuera de estas
paredes, sobre un río o árboles, de cómo sería la luz del cielo sin
muros, o cómo nos afectaría la libertad, y si así alcanzaríamos la
felicidad.
En lo siguiente que pienso es que el centro nos oprime. Es
cierto que yo deseo aprender, y soy uno de los alumnos que más
atienden, incluso dedico mucho tiempo a aprender por mi
cuenta, leyendo libros en la biblioteca o preguntado a los
maestros del arte. Pero las paredes nos encierran como si de una
cárcel se tratase y el techo tapa el cielo cada vez que echamos la
mirada arriba. Sólo en el patio podemos distinguir la maravilla
que nos ocultan sin motivo alguno. Precisamente saber que todo
eso existe, que el mundo consta de cinco reinos, que el Bosque
Central comienza al otro lado de las Montañas Elfas, que fuera
hay otro mundo, de suburbios sí, pero otro mundo; todo eso es lo
26
que nos da ganas de conocerlo, de saber si es tal y como lo
pintan, y ser nosotros, nuestros ojos, quiénes lo descubran.
Aunque siempre me he dicho que no, que yo no sirvo para
desobedecer las normas. Si disfruto con cada clase, no me
molestan ni las obligaciones. Voy de las clases al patio, del patio
a la biblioteca y de la biblioteca a los dormitorios. Disfruto
leyendo libros, explorando cada reino, viajando al pasado. Me
sumerjo en la cultura más que nadie, soy parte del sistema...
Pero luego pienso en lo que hago. Me estoy convirtiendo en un
esclavo, en un robot. Hago todo lo que ellos me piden, y sin
preguntarme si esta bien o mal. Considerando las ideas de
Kerwin, ¿por qué están mal? Simplemente porque se saltan las
normas. Pero... ¿cumplir las normas siempre está bien? Darío
protege pero no exige que hagamos todo esto. Además, todo el
mundo sabe que el fin de su reinado está próximo, y entonces...
¿todo seguirá igual? Si él decide qué está bien y qué está mal,
cuando ocurra lo que nadie quiere, ¿habrá anarquía? Hablan de
unas elecciones, pero no creo que un señor pueda decidir las
normas. La conciencia influye mucho, no hay dios que me haga
dudar de lo que creo que está bien, pero lo que creo está
inculcado. Nos hacen pensar que esas ideas son por simple
rebeldía, pero hay que llegar mas allá, decidir si queremos la
libertad, si nuestros sueños son de verdad y sobretodo, no
dejarnos influenciar, debemos ser nosotros quiénes decidamos lo
que está bien y lo que no.
Por otro lado considero que es un error. El sistema es
perfecto y si falla es precisamente por ideas como esta. Los
hombres somos egoístas y siempre queremos más de lo que nos
dan. La idea de escapar debe ser rechazada, porque supondría
dejar pasar la oportunidad de aprender y aventurarse en un viaje
sin sentido. Podría ser emocionante, no lo dudo, pero me
apartaría de todo aquello que es más importante: aprender para
llegar a ser una de las personas que controlan la estabilidad y el
orden de este mundo.
Miro al techo, está oscuro, entre sombras. Quiero
comprender el sentido de todo, de cómo está dividida la
sociedad, de qué es lo que habría que hacer para mejorarla. Pero
es inútil. La inestabilidad radica en desconocer lo que nuestros
gobernantes idean para protegernos y en una evidente rivalidad
entre Elfas y Frangul. Así como la censura de información de un
27
reino a otro y una tensión que se agrava por momentos. Darío no
sabe como unir el espíritu humano y su tiempo se agota. Al
tiempo que las mujeres toman posición en un régimen
inaceptable para Rasel y Rusul, las ciudades de las que depende
nuestra integridad.
Mientras pienso todo esto, fruto de mi curiosidad y mi
interés por saber, voy adormilándome. Me adentro en el mundo
de los sueños, donde pasado, presente y futuro se entremezclan
para entregar un confuso mensaje, en un universo paralelo.
9 Simón
Nos encontramos todos sentados, formando un círculo, en
el salón de Danny. Nadie es capaz de pronunciar palabra. El
miedo nos paraliza. El ambiente está roto.
—¿Tenemos que quedarnos así?
Silencio.
—Tenemos que ir a donde han ido los adultos y escuchar
el mensaje. Se trata de algo tan grave que no nos lo van a
comunicar, pero tenemos derecho a saberlo.
Desafiando al miedo, miramos a Lumi. Sus ojos relucen
en las esferas de sus pupilas.
—Miradnos. ¡Estamos muertos de miedo! ¿Cómo vamos
a salir? Además, hay niños demasiado pequeños.
Danny lo apoya abiertamente. El resto permanecemos
callados, dudando si desafiar nuestro terror. Ariel se anima
también.
—Haced dos grupos: los que quieran venir y los que no.
—Yo también me apunto a salir —comenta Helen.
Jack también se anima a venir.
Quedo pensativo. Si una chica se atreve a salir, ¿por qué
yo no? ¡Basta de tonterías! ¡Yo también me apunto! Pienso al
tiempo que me pongo en pie.
—No te vayas —me suplica mi hermana con ojitos de
pena.
—Tengo que hacerlo.
Me abraza fuerte, como si fuera la última vez.
—¿A dónde tenemos que ir? —pregunto antes de salir.
28
—A la fábrica abandonada —responde Danny—. Dos
calles al sur y una al este.
Lumi parece estar al tanto también.
Salgo yo el primero. El fuerte viento silva al abrir la
puerta. Me siguen Danny, Lumi, Helen y Jack. A continuación
sale Ariel.
—Démonos prisa —habla Ariel—, esto no me gusta.
La noche es muy oscura. El fuerte viento hace que el frío
impacte contra nosotros. El hedor se filtra por dentro de la ropa.
Un rumor extraño se asoma desde la lejanía. Las calles desiertas
proporcionan un poderoso temor. La escasa luz viene de las
farolas y algunas parpadean.
—¡Dios mío!
—¿Qué ocurre?
Cuando cruzamos la esquina descubrimos que el resto del
trayecto hay que hacerlo a oscuras. Hay varias farolas fundidas.
La oscuridad nos acecha como un animal hambriento.
—¡No os quedéis callados! —grita Helen.
—¡Calla! Estamos muy cerca.
Lumi tiene razón. Al fondo de la calle se puede observar
una sutil luz. Proviene del interior de la fábrica que hemos
venido a buscar. Según vamos aproximándonos vemos gente en
el interior. Podemos ver todo eso a través de las ventanas del
suelo. La sala se encuentra bajo nuestros pies, en un subterráneo.
—Allí están.
Ellos a nosotros no nos pueden ver porque nuestra zona se
encuentra completamente a oscuras, y los cristales son grises,
del polvo.
—Aquí hay una ventana rota.
Nos acercamos. El cristal está roto. Se puede escuchar
débilmente el sonido de las conversaciones. Permanecemos allí
callados, escuchando y observando nuestro alrededor, con terror.
Las viejas leyendas vuelven a nuestras mentes. Esto es
peligroso.
Entendemos claramente lo que dicen. Un escalofrío nos
recorre las entrañas al descubrir lo que está pasando.
29
10 Jonhy
La alarma me despierta de un feliz sueño. Me encontraba
en un edén de flores, tumbado, mirando al cielo. Éste es azul en
toda su extensión, con nubes blancas y un sol... grande y
redondo, de llamas de fuego...
—¿Vamos?
Quinn me devuelve a la realidad. Son las doce de la
noche: la hora de la quedada. Mi compañero no ha pegado ojo
en toda la noche y está esperándome para ir a la sala de
insomnio.
—Sí, claro —digo mientras me incorporo.
En unos minutos salimos del dormitorio. La puerta se abre
y se cierra con nuestra presencia, gracias a las tarjetas que todos
los alumnos tenemos. Cruzamos el largo pasillo, pasando por
enfrente de muchos dormitorios. Al llegar a la sala de insomnio,
vemos a muchos compañeros sentados en los sillones. Kart
estaba hablando, al vernos detiene la conversación.
—Espero no volver a ser interrumpido —murmura
enfadado—. Como decía, nos tienen aquí encerrados, no nos
dejan ver el exterior. Pero fuera hay muchas cosas dignas de ser
vistas. La noche, el río, las montañas, el mar... Yo no pienso
quedarme aquí por más tiempo.
—Sí, eso está claro —responde Lucky—. ¿Pero qué
quieres que hagamos? Estamos aquí, entre paredes. No podemos
hacer nada para salir.
Kart lo observa divertido. Está calculando la mejor forma
de soltar el bombazo.
—¿Qué haría falta para poder escaparnos de esta cárcel?
Todos nos miramos entre nosotros.
Como ninguno responde Kart saca astutamente una tarjeta
del bolsillo.
—¡Una tarjeta de nivel 2! —exclamamos todos al
unísono.
¡Es increíble! Nosotros, los alumnos, tenemos tarjetas de
nivel 1. Sólo los maestros del arte tienen tarjetas de nivel 2, que
les dan acceso a casi la totalidad del centro. Contar con esa
tarjeta supone tener vía libre al exterior.
30
—¿Cómo la habéis conseguido?
Kart vacila.
—Tengo que decir que no ha sido nada fácil. Hemos
tenido que realizar un gran trabajo entre Ryan, Kerwin y yo.
—¡Venga! ¡Contadlo! —Exige Lucky.
—Está bien —habla Kerwin por primera vez—. Fui yo
quien ideó el plan. Resumiéndolo: Conseguimos robar una
tarjeta a un maestro sin que se note, asegurándonos de que ese
maestro entre acompañado por otro, a la zona restringida.
Un plan ingenioso. Pensándolo bien, es la única manera
de conseguir la tarjeta. Si el maestro del arte se hubiera dando
cuenta, el plan habría fracasado. Pero de esta forma, el maestro
no sabrá que no tiene la tarjeta, hasta que no intente entrar por
una puerta restringida, él solo.
—Eso quiere decir —comento—, que tenemos poco
tiempo. Una noche, tal vez menos.
—Eso es. ¿Quién quiere venir?
Sorprendentemente Erick y Lucky se echan atrás. El resto
de compañeros también se muestran temerosos de salir del
centro. Sin embargo, Quinnn y yo decidimos escaparnos. Por
supuesto, Kart, Ryan y Kerwin son los primeros que van. Pero
nadie más se anima.
Yo pienso que debo ir con ellos, porque todo lo que he
aprendido, tengo que averiguarlo. El conocimiento es un tesoro
muy preciado, si puedo ponerlo en práctica caminando
libremente por el mundo. Tengo que hacerlo: es mi destino.
11 Kathy
La fábrica abandonada es un lugar desolador. Las viejas
máquinas ahora son esqueletos polvorientos de lo que en su
momento fue la mina del pueblo. Aun recuerdo el ajetreo, la vida
de este lugar. Fabricábamos vestimentas para todo el Reino de
Elfas, hasta que decidieron que un gigante como Insul se
dedicara exclusivamente al sector textil. Desde entonces, este
lugar ha quedado abandonado y nuestro pueblo condenado al
olvido. Décadas después vuelven a exigir nuestra atención. ¿Qué
querrán?
Nos encontramos todos los adultos del pueblo, de acuerdo
31
con las condiciones de la convocatoria. Estamos esperando a que
los visitantes hagan acto de presencia. Estamos todos muy
nerviosos. Es la primera vez que nos reúnen, desde que caímos
en la miseria.
Al poco, una nave gigantesca aparece por el horizonte y
se detiene a unos metros. Del vehículo se abre una puerta y de la
puerta, una rampa hasta la entrada de donde nos encontramos.
Por ahí bajan hombres armados, con mascarillas y trajes
especiales, aislantes de alguna sustancia. Decenas de soldados
bajan por esa rampa y nos rodean. Por último, bajan dos más,
pero sin armas, con semblante amistoso. Deben ser los líderes de
la patrulla.
—Buenas noches —habla uno de ellos—. Mi nombre es
Dick y mi compañero es Josef —tras una pausa prosigue—.
Estamos aquí para informarles de que hace unos días ha ocurrido
un grave incidente que nos afecta a todos los que vivimos en
este mundo. Se trata —continúa hablando Dick— de que Rasel,
en sus labores de vigilancia y protección, ha fallado.
—¿Qué ha ocurrido?
—Un enemigo procedente de las Tierras Negras ha
cruzado la frontera, a pesar de la oposición de las torres de
Rasel. Por eso os rogamos que si observáis algo extraño, nos lo
comuniquéis inmediatamente. El tiempo en este asunto es vital.
Asentimos encogidos por el miedo. Ninguno de nosotros
ha visto nada fuera de lo común, pero si algo viéramos, no
dudaríamos en comunicarlo.
—Muy bien —comenta Dick de nuevo—. Estaremos
vigilando la zona. Esperemos que no ocurra nada.
Dicho esto, nos explican la forma de comunicarnos con
ellos. Dejan un aparato emisor de señales. Tras explicarnos
como funciona, se marchan por donde han venido. Todos nos
quedamos petrificados, y no sólo por el mensaje: ¿por qué
llevaban esos equipos?
12 Jonhy
La sala de insomnio es el lugar donde los alumnos que no
pueden dormir, van para entretenerse un rato. La sala consta de
una luz tenue y sofás muy cómodos para relajarse. También se
32
puede bajar al entresuelo, aunque la biblioteca y el comedor
están cerrados a estas horas. Los ascensores continúan
funcionando, para poder ir al resto de lugares. Por ahí es por
donde bajamos. La primera puerta a la derecha es de acceso
restringido.
—Ahora descubramos si nos conceden la libertad.
Nos aproximamos, y la puerta se abre como por arte de
magia. ¡La tarjeta funciona!
Avanzamos por terreno desconocido. Accedemos a una
sala que precede a nuestra liberación. Se trata de una oficina de
identificación, que por suerte está cerrada. El horario de abertura
es durante el día. Supongo que por la noche no hay
desplazamientos.
—Son las 12:34 —comenta Ryan mirando el reloj de la
pared—. No creo que nadie pase por aquí hasta al menos... las
6:00.
En medio, hay unas cadenas. Es para la identificación
rutinaria. Para pasar al otro lado tenemos que saltarlas. Justo
enfrente, otra puerta de acceso restringido que vuelve a abrirse.
—Aquí está el pasillo que comunica con la estación.
—Veo que te has estudiado los mapas —comento a
Kerwin con cierta ironía.
El pasillo hace un giro y después de pasar varias puertas
que se abren con nuestra presencia, nos encontramos de frente
con la que nos interesa. Entramos. Una inmensa estación se abre
ante nosotros, con varios vehículos cerrados.
—¿Y ahora qué?
13 Dick
La noche se escampa, por los albores de la catástrofe. Un
virus mortal acecha nuestro mundo, y el antídoto está
desarrollado pero no erradica los síntomas, sólo los atenúa. El
veneno avanza y no sabemos hasta donde puede llegar. Por
suerte, fuimos avisados con antelación por una fuente que
desconocemos, del propio rey. La paz quiebra, los señores dudan
y por el efecto cadena arrollador, la jerarquía se divide
derrumbando las bases que nos mantenían unidos, abriendo
varios frentes para superar la crisis. Frentes que no harán mas
33
que debilitarnos. El camino de la destrucción arrasa el horizonte.
Las nubes negras no nos permiten razonar con inteligencia. Aun
así, afrontamos nuestra decadencia con optimismo: la profecía
dice que un nuevo rey suplantara en el trono al viejo Darío, y
entonces, haremos estallar la guerra por nuestra salvación.
Aunque eso supondrá la ruptura definitiva de nuestra raza. Elfas
desea el poder tanto como las ciudades frontera, mientras
Frangul se deteriora en silencio. Pronto descubriremos los
acontecimientos inevitables que nos aguarda el destino.
—¿Por qué no avisamos a estas gentes de la grave
amenaza que nos acecha? —me pregunta Josef— Esto ya ha
empezado.
—¿Para qué? Para que cunda el pánico. Además, el nivel
de veneno en el aire todavía es escaso y no sabemos con certeza
los síntomas.
—Pero... ya están todas las ciudades privilegiadas
protegidas. Ellos están expuestos a cada momento. Si
desconocen el problema, no harán nada para evitarlo.
Josef tiene razón. Desde que fuimos informados de la
amenaza, se han colocado cúpulas en todas las ciudades
privilegiadas. Estas cúpulas no permiten que el aire contaminado
del exterior se filtre al interior, antes lo purifica. Fueron
colocadas por Tropolis como medida preventiva, pero ahora
estamos descubriendo que son necesarias.
—¡Las ciudades privilegiadas son nuestra prioridad! Los
suburbios no son necesarios para nuestra supervivencia. Esos
infelices nos mostrarán la verdadera amenaza que nos acecha.
Seguimos discutiendo mientras viajamos. Estamos
recorriendo todo el mundo no privilegiado para averiguar si
alguien ha visto al ser infiltrado de las Tierras Negras. Tenemos
ordenes directas de Darío de encontrarlo y entregárselo.
14 Jonhy
—¡No sabéis nada! —Kerwin se encuentra en un estado
de evidente fascinación, satisfacción contenida y un grado de
superioridad que nos asusta— Tenemos que hacernos con el
control de una de las naves, desde la centralita.
—Sí, pero... ¿Cómo entramos? —pregunta Quinn.
34
La centralita se encuentra en la sala de al lado. Se puede
ver a través de un cristal.
—No creo que podamos acceder.
—¿Cómo que no? Lo único que nos separan de los
controles de los vehículos son estos cristales.
—¿Ése es el plan? ¿Cómo piensas romper los cristales?
—le respondo alterado.
Kerwin permanece inmutable. Su frialdad es increíble aun
recibiendo críticas a voces de varios de los presentes. Está
seguro de conseguir el objetivo.
—¡Es cuestión de física! ¿Qué material es más duro que el
cristal?
Miramos alrededor. Sólo hay algo suficientemente duro
como para romper el cristal.
—¡Espera! ¡No! No puedes coger el extintor. ¡Harías
saltar la alarma! Y... nos pillarían en pleno acto de vandalismo.
—No si cortamos el suministro eléctrico. Los ascensores
son los únicos medios que disponen para llegar hasta aquí.
Conectemos la batería de una nave y provoquemos un
cortocircuito. De esa forma, los ascensores no funcionarán y
nadie podrá bajar.
—¿Cómo pretendes hacer eso? Una vez salte la alarma no
dispondremos de tiempo. Además, no tenemos ni idea de cómo
funcionan esas máquinas. ¡Tu plan no se sostiene!
—Eso lo veremos —habla Kerwin desde su nube—.
Quinn acércate a esa nave, cuando se abra dirígete a la cabina: tú
te encargaras de pilotar. Jonhy, prepárate para abrir los paneles
que hay dentro de la centralita. Ryan, encárgate de mandar los
ascensores al sótano. Así ganaremos tiempo. Kart, tú cogerás el
extintor y lo estamparás contra el cristal de la centralita. Una vez
hayamos abierto la nave, deberás expulsar el líquido del extintor
sobre el panel que Jonhy te abrirá —con una ligera sonrisa
prosigue—. Y yo me encargaré de manejar los paneles para
conectar la batería de la nave. Entonces Quinn, deberás ponerla
en marcha sin cerrar las puertas, y los demás correremos
mientras la máquina está en movimiento.
Pienso un rato. Aún falta algo.
—¿Qué ocurrirá con las puertas exteriores?
35
—Yo me encargaré de abrirlas. ¡Vamos! Cuanto menos
tiempo estemos aquí, menos posibilidades habrá de que nos
pillen. ¡Preparémonos!
15 Simón
—¿Habéis oído eso? —pregunto refiriéndome a lo
escuchado en el interior de la fábrica abandonada— ¡Estamos en
peligro!
—No te apures —me calma Lumi—. Seguro que es otra
falsa alarma. Hace poco escuché rumores sobre un virus mortal,
y aquí estamos todos —lo miramos al tiempo que sonríe—:
sanos y de una pieza.
Aun así tengo un extraño presentimiento. Lo que hemos
escuchado ha sido al menos inquietante. Ese ser, lo que quiera
que sea, está en nuestro mundo y no sólo lo sé por lo que
acabamos de escuchar... un escalofrío me hiela la sangre. Estoy
completamente seguro. Se trata del mismo ser con el que he
soñado. Me persigue, en la noche, desafiando mi subconsciente,
jugando con mi vulnerabilidad. Es un alma errante atraído por
mi energía. Y lo peor de todo... ¡es real! No es fruto de mi
imaginación. Los soldados lo están buscando. No debe estar
muy lejos...
—¡No podemos quedarnos aquí! —nos avisa Danny
sacándome de mi meditación— Tenemos que regresar antes de
que nuestros padres vuelvan y se den cuenta de que no estamos.
La calle vista desde esta perspectiva parece una trampa.
La penumbra es mas evidente aquí. Las luces se encuentran muy
lejanas y las sombras se alargan hasta perderse en el horizonte.
Caminamos por donde hemos venido, recordando nuestro
recorrido. Se hace muy difícil. Cada vez hay más oscuridad.
Esto antes no era así. Se vuelve a fundir otra farola.
—Amigos, no dejéis de hablar. Podemos perdernos.
—No me gusta esto —comenta Helen asustada.
—Sólo tenemos que llegar a la siguiente esquina y
entonces girar hacia el norte. Esa calle estaba mejor iluminada.
No tendremos problemas.
Ojalá sea así. A mí ya se me está haciendo largo el viaje.
No puedo dejar de pensar que en cualquier momento me voy a
36
encontrar con el ser encapuchado. El terror me invade. El
silencio se va apoderando de nosotros a pesar de las advertencias
de Lumi. Hasta se puede escuchar las palpitaciones de los
corazones, a una velocidad endiablada.
—¡Quietos! —grita Danny— Tenemos que tocar las
paredes para saber cuando tenemos que girar.
Tiene razón. La oscuridad nos ha invadido tanto, que ha
ocultado hasta la penumbra. La pared ahora no llega hasta
nuestro halo de visión. Nosotros sólo nos podemos ver cuando
estamos cerca. Danny se aleja para palpar la pared y en un par
de metros es engullido por la oscuridad. Estamos expuestos a
que un animal salvaje nos ataque o alguna desgracia nos ocurra.
—Chicos... —murmura Danny aterrado— ¡Aquí no hay
pared!
16 Jonhy
¡La libertad nos espera al otro lado! Tanto tiempo
planeándolo, tantas esperanzas puestas, tantas ilusiones... Y todo
depende de un absurdo plan. Kerwin se ha vuelto
completamente loco. Se trata de provocar un destrozo, cortar el
suministro eléctrico y robar una nave. Un plan descabellado. Sin
embargo, ninguno parece discutirle y me encuentro en mitad de
toda la acción, buscando la manera de abrir el panel de control.
Hay cristales por todas partes. El sonido chirriante y
ensordecedor de la alarma me desgarra los oídos. Mis
compañeros se hablan a gritos. Esto se nos va de las manos.
—¡Vamos Jonhy! —me exige Kerwin— Esto ya está.
Kart está preparado con el extintor. Quinn se encuentra en
la cabina del vehículo. Kerwin ha conseguido abrir una puerta,
pero al otro lado no está el exterior, sino otra puerta.
—No podemos apagar el suministro de energía. ¡La
segunda puerta exterior no se abrirá hasta que no se cierre la
primera! ¡Tenemos que irnos ya! No tardarán en llamar a los
ascensores. Desde arriba tienen cámaras para ver lo que ocurre
aquí abajo.
Salimos corriendo hacia el vehículo. Quinn ha conseguido
que empiece a moverse. Subimos y una vez dentro las puertas se
cierran. Nos dirigimos hacia las puertas exteriores. Cruzamos la
37
primera puerta y nos detenemos. La puerta que queda detrás de
nosotros se cierra. Un chorro de aire es rociado en el espacio que
comprende las dos puertas cerradas. A continuación la segunda
puerta se abre, permitiéndonos el paso hacia la libertad.
—¡Que dominio tienes Quinn! ¿Sabías pilotar?
—No. Yo simplemente he encendido los controles y he
seleccionado un destino. El resto ha funcionado solo.
—Lo que me esperaba: piloto automático —comenta
Kerwin.
—¡Fantástico! —festeja Ryan.
Priedni queda atrás. Delante: la noche. La oscuridad lo
baña todo, pero es un baño reconfortante. ¡Por fin hemos
conseguido lo que pretendíamos!
De pronto nos detenemos y las luces se apagan.
—¿Qué ocurre?
—La batería se ha desconectado.
—¡Nos han descubierto! No tardarán en llegar. ¡Debemos
salir de aquí!
—¿Cómo salimos? Las puertas se han cerrado.
Por suerte Kart no ha soltado el extintor. La emprende a
golpes contra el cristal de la cabina. Éste cede en grietas y acaba
en mil pedazos.
—Buena solución.
A continuación, sin dudarlo, salen al exterior por el hueco
del cristal roto y bajan por el morro de la nave. Voy tras ellos,
pero no me esperan.
—¡Por fin libres!
17 Simón
—¡Nos hemos pasado!
—Mira que me lo temía —comenta Helen.
La calle está tan oscura que no hemos visto la esquina
para girar al norte. Es extraño, porque la calle que baja tenía
bastantes farolas. No entiendo como hemos seguido caminando
sin percatarnos de las luces. Sea como sea, ahora tenemos que
enmendar nuestro error.
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—Deberíamos regresar...
—¡Silencio!
Un crujido azota en la oscuridad. Viene desde atrás. El
rumor nos espanta. Encontrarnos ahora con una bestia, un
animal salvaje, podría ponernos en una situación muy
comprometida. La noche siempre trae estos seres, enemigos
temibles. Las marcas en las paredes y los rastros de sangre no se
hacen solos. Muchos han caído caminando por estas zonas a
estas horas.
—Debemos continuar. No sabemos qué puede ser eso.
El crujido es precedido de pasos. La oscuridad lo oculta,
pero si es una bestia, nos estará viendo sin el menor esfuerzo.
Estamos expuestos. La desgracia puede caer sobre nosotros.
Avanzamos hacia el oeste intentando no llamar la atención, hasta
que dejamos ese sonido atrás.
—¿Y Danny?
—Nos lo hemos dejado intentando esquivar a ese ser.
Hablamos aún entre susurros. Estamos temerosos de
regresar, pero tenemos que hacerlo para buscar a nuestro amigo.
Ahora, el silencio es absoluto y nos pesa. Estamos en mitad de la
negrura, con la losa del silencio... como nunca nos habíamos
visto en nuestras vidas.
—¡Ay, que lo hemos perdido!
—¡Maldita la hora en la que salimos! —grito cabreado.
—Sabíamos que era peligroso y aun así decidimos venir
—nos calma Lumi—. La culpa es de todos, pero no tenemos que
buscar culpables. Hallemos una solución.
A continuación nos quedamos todos pensativos, tratando
de trazar un plan para escapar de esta niebla negra, o en el mejor
de los casos, encontrar a Danny.
—Regresemos con los demás y cuando lleguen nuestros
padres, contémosles lo sucedido y que sean ellos los que vengan
a buscarlo.
—¿Y si le pasa algo? ¡Había algo allí!
—No podemos volver nosotros. Si es una bestia de
verdad, posiblemente esté muerto y nosotros no tendríamos
ninguna posibilidad de salvarle. Si no es una bestia, no le
39
ocurrirá nada y podrá esperar a que los adultos lo busquen.
Por fin alguien que habla sensatamente. Ariel es el único
que puede razonar a estas alturas. Danny estará bien. Darío aun
nos protege en la noche. Mientras el rey viva, tenemos un seguro
de vida. Pero no tentemos a la suerte. ¡Volvamos enseguida!
18 Jonhy
Salimos de la nave. El aire es mucho más espeso. Se pega
en los pulmones. El vacío pesa como si fuera una sustancia. La
noche nos despierta del letargo: esto es peligroso. A pasar de los
gritos de júbilo, mi incomodidad aumenta.
—¡Mirad el esplendor y la grandeza del mundo! ¡Somos
como hormigas ante un universo gigantesco! ¡Mirad el cielo, las
estrellas y la magia que nos querían ocultar! Ahora somos libres
para descubrir, para admirar cada detalle, cada destello de
maravilla que nos han descrito...
—Ya nunca más volveremos a sentirnos encerrados. Hoy
comienza una nueva vida...
Y continúan gritando, ahogando sus gritos en el vacío
donde se internan. Corren felices, sollozando de alegría, pero
incautos. Intento seguirlos... es imposible. Pronto dejo de verlos.
Intento aumentar el ritmo para alcanzarlos. Descubro que este
aire me agota. Paro un segundo. Me encuentro atrapado entre
oscuridad y silencio: tampoco los escucho. ¡No pueden haber
avanzado tanto! Desisto. Miro hacia atrás. Tampoco veo la nave.
Estoy solo y perdido.
La noche es tan oscura como una sombra en la penumbra.
Me ha engullido en su negro abismo y por mucho que avance no
veo otra cosa que no sea oscuridad. El cielo sólo refleja, no
ilumina. Me encuentro tan desesperado que creo vislumbrar una
luz. ¡Sí, es una luz! Posiblemente alguno de mis compañeros ha
cogido una linterna.
—¡Estoy aquí!
Mi voz tiembla en mi garganta. No consigo hacerme oír
demasiado. Lo vuelvo a intentar. Mi voz se quiebra, no consigue
traspasar la noche. ¿Qué me ocurre? ¡Esto no es normal! ¡Es
algo que hay en el aire! Me está debilitando.
Caigo de rodillas, vencido y desesperado. Arranco matas
40
con las manos. Cada segundo el terror me domina más. ¿Qué
sería peor? Peor que caminar por la nada sin esperanzas...
Temiendo encontrar la muerte y agonizar sin encontrarla, por un
segundo la deseo para alivio de esta condena.
La luz de delante se aproxima... ¡No puede ser! ¡Mi deseo
se ha cumplido! La luz se aclara y me enseña una figura: un ser
encapuchado vestido con túnica negra. Sus ojos son puntos
luminosos y lleva un candil. Es una sombra que avanza hacia mí
para mi locura. Su rostro no es posible contemplarlo, guarda una
crueldad que desquicia el alma. ¡Es la muerte que aguarda mi
hora!
Trato de huir. No puedo levantarme. Una fuerza maligna
me empuja hacia la luz, hacia el horror. Araño el suelo, me
encadeno a sus hierbas para no ser arrastrado. Mi desesperación
es tal que invoco a Darío como única salida.
—Darío no puede ayudarte: su tiempo se ha agotado.
El encapuchado de la noche ha hablado: ha dictado
sentencia sobre mí. Su voz enturbia cualquier resquicio de
cordura. El significado escampa sentimientos atroces que no soy
capaz de procesar... aunque ya da igual: me encuentro inmóvil
bajo sus pies. ¡Éste es mi fin!
19 Danny
—Chicos... —grito asustado— ¡Aquí no hay pared!
—¡Nos hemos pasado! —comenta Helen.
Continúan discutiendo mientras escucho algo en la
oscuridad. El pánico me invade.
Pienso que puede ser una bestia del bosque. Trato de
quedarme inmóvil, para pasar inadvertido. No hace viento, por
lo que le será difícil rastrear mi olor. Intento no pensar en nada.
Si me descubriera estaría muerto.
El sonido se convierte en pasos. Está muy cerca. Puedo
notar incluso su fétido olor a muerte. No puedo moverme,
aunque seguramente podrá ver en la oscuridad mucho mejor que
yo. Mi sombra está en sus ojos, como parte de la noche. Mi
corazón late tan fuerte que parece que quiere escapar de mi
pecho. La angustia me invade, pero no puedo dejarla fluir. La
total oscuridad y el absoluto silencio me favorecen. Sólo un
41
error y será fatal.
La bestia, posiblemente un ogro, merodea demasiado
cerca. Si continúa buscando me encontrará. Tengo que hacer
algo, ¿pero qué? No tengo las fuerzas para luchar con él, ni la
velocidad necesaria para poder huir con posibilidades de
escapar. Esos seres se alimentan de hombres, por eso merodean
todas las noches por aquí. Soy su presa en todos los sentidos.
—Ummm —pronuncia el ogro—. ¡Huelo a carne fresca!
Según oigo esas palabras de sentencia, corro con todas
mis fuerzas. Ni siquiera sé hacia donde. Hacia donde sea. El
ogro me persigue. Ahora el sonido está a su favor. Cada zancada
que doy, sabe exactamente en que dirección es. Aun así trato de
perderle. Por suerte no es mucho más rápido que yo y no me
alcanza, pero pronto me agotaré.
Giro una esquina a la izquierda esperando que le distraiga.
Por un segundo creo haberlo perdido. Nada más lejos de la
realidad: ahora está más cerca. Debió verme girar. En esta calle
hay algo de luz, aun escasa. Me ha alcanzado y se dispone a
agarrarme del brazo. Lo esquivo con un veloz movimiento y con
la otra mano le golpeo con todas mis fuerzas en el rostro.
Mientras se lamenta, huyo.
La mala suerte se ceba sobre mí. Cuando consigo unos
metros de ventaja, me tropiezo con algo en el suelo y me
estampo contra la pared. Al mismo tiempo, el ogro se ha
recuperado del golpe y avanza hacia mí, furioso.
20 Ser encapuchado
Camino detrás de Jonhy, el chico que se ha quedado atrás
del grupo que escapó de Priedni. Lo hago con pasos lentos,
dejándome oír. Su terror es palpable.
—Darío... ¡Necesito tu ayuda!
Esa súplica me provoca una vil carcajada. Darío está a
punto de pasar a la historia. Su tiempo se agota. Ya nada puede
hacer para salvar a los hombres. Se lo hago saber al chico, que
se desmaya bajo mis pies, víctima del hechizo de mi voz. Ahora
puedo cumplir con mi misión...
—¡Alto! Jonhy no puede ser el elegido: tiene sangre del
rey. Todos los hombres que han escapado de Priedni tienen esa
42
condición. Sigue hacia el oeste, llegarás al río Carim. Síguelo
hasta que encuentres un pueblo no privilegiado. Allí hay otro
grupo de jóvenes a tu alcance. Da con ellos y sabrás cuál es el
elegido. Además... no creo que tengas problema para
encontrarlo: vuestras mentes están vinculadas. ¡Pronto
cumpliremos la profecía!
Sí... la profecía. La profecía cuenta que muy pronto el
viejo rey Darío caerá y un nuevo rey, con renovadas fuerzas, le
sucederá en el trono para conducir a los hombres a la guerra, y
así poder librarlos de la amenaza que los acecha... Está escrito
en el libro más sagrado de la historia: El enigma de los dioses.
Ahora me dirijo hacia el río. Debo cumplir las órdenes de
quien me ha convocado. Una orden sagrada ha sido llamada.
Cuentan los oráculos que esta estirpe, al principio de los tiempos
fue condenada a vagar por el Hades por ser los culpables
principales de romper la paz de la Primera Edad. Dicha condena
sería concluida cuando un representante de un dios olvidado nos
convocara y cumpliéramos su voluntad. Mi lealtad es máxima,
pero el resto de mi estirpe sigue vagando por el Hades y no ha
sido liberada... pero un nuevo juramento se ha pronunciado. El
representante del dios olvidado me conducirá hacia un destino
superior: encarnarme como un semidiós para restablecer el
orden y el equilibrio que Omit Ozak carece. Así podré enmendar
nuestro error y liberar a aquellos que siguen condenados.
Además, con esta muestra de disciplina y eficacia, demostraré
ser apto para el paraíso prometido.
Aun soy una sombra en la noche, carente de cuerpo. Por
eso cuando crucé la frontera no pudieron pararme, ni dañarme.
Pronto este espíritu viviente tomará vida y usurpará el poder,
para cumplir la profecía... para alegría de unos y desdicha de
otros.
21 Danny
Al caer, me golpeé con la cabeza en la pared. El golpe me
ha dejado aturdido. Me encuentro en tal mal estado que el
cuerpo no me responde, pero puedo seguir observando hacia el
lado donde ha caído mi cabeza. También puedo escuchar sonidos
difusos. Parece ser que el ogro se ha encontrado con otros seres
y se disputan la presa.
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De pronto, algo me pisa. Siento mi rostro aplastado contra
el suelo. Hablan entre ellos mientras voy perdiendo la
consciencia. Cada vez me cuesta mas respirar. El temor que
siento me ahoga el alma. Soy la única comida de unos ogros
hambrientos. Noto varios ojos clavados en mí, deseando probar
mi tierna carne. Pero mi única visión es la inmóvil pared, y
ahora, unos pies que me resultan conocidos. Y el sonido se
deforma demasiado para entender lo que están diciendo. ¿Qué
estará ocurriendo? Mi piel se estremece, por primera vez.
La cara comienza a dolerme, transcurrido un tiempo desde
que recibí el pisotón. La consciencia vuelve a mí. Comienzo a
pensar de manera compulsiva, pero... cada pensamiento es como
un azote sobre mi débil piel. Es la maldición que se cierne sobre
nosotros. Los pensamientos nos llevarán hasta respuestas
inalcanzables, pero... abrirá una herida incurable en la mente,
que crecerá con cada pensamiento. Seremos un pueblo sabio, un
inmenso oráculo, pero que caerá exhausto y morirá... cuando
sean revelados los secretos mas profundos. Todo ello, por causa
de un virus letal que se expande y que nos conducirá a la guerra
y a la destrucción irremediablemente.
Las imágenes se suceden en mi cabeza. Cuanto más deseo
saber más daño me produce y más me aproximo a las puertas de
la muerte. Al saberlo, decido dejar de curiosear entre los
rincones prohibidos del conocimiento. La atracción es
demasiado fuerte... Si no ahora, muy pronto la curiosidad me
arrastrará hacia los brazos de la muerte.
El hechizo se rompe... varios golpes me despiertan del
ensueño. Me están arrastrando hacia lo desconocido, tirando de
mis piernas. Mientras, a duras penas puedo percibir una pelea o
una discusión.
22 Kerwin
Miro al mundo tal y como es, sin paredes que lo oculten,
ni barreras que me protejan. Es una masa de aire negro, infinito
en toda su extensión y frío. Hay una luz lejana, tan lejana que no
puedo distinguir qué ilumina y dónde ilumina, pero ahí está y
me confirma la existencia de otros lugares habitados.
Sigo hacia delante, hacia la infinita y fría oscuridad. Yo
soy el único que se ha decidido a continuar hacia delante con
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paso firme. Los demás se han quedado atrás, expuestos a que
den con ellos y frustren la huida. Mis pulsaciones se disparan,
mi visión se extiende hacia delante: ¡Yo sí conseguiré la
libertad!
Comienzo a caminar a mayor velocidad. La oscuridad me
engulle, pero no me importa. Abro los brazos, me uno a ella, al
aire que no nos permiten respirar, al horizonte que no nos
permiten ver, al destino que no nos dejan explorar... Desde hoy
mismo seré yo el único que decida mi futuro. Mi camino me
conducirá hacia un bien o hacia un mal, que sólo mi destreza y
la suerte tomarán parte. ¡Por fin!
El cielo está cubierto de estrellas preciosas, como gemas
plateadas a punto de estallar, luminosas y parpadeantes. La luna,
con un extraño color rojizo, también se puede ver majestuosa en
el horizonte. Y el dulce murmullo de la noche da un excepcional
encanto a la maravilla que estoy descubriendo.
Me invade una sensación de felicidad. ¡Por fin he
conseguido cumplir mi sueño! Pero debo estar alerta: no debo
olvidar que me encuentro fuera de toda concentración humana y
aquí es factible encontrar enemigos. Aunque de momento me
encuentro totalmente solo. Tan solo, que no están ni mis
compañeros. Ellos quedaron atrás hace rato. "Cada uno que se
cuide de sí mismo." Pienso.
Al mirar hacia la derecha, la sonrisa estalla en mí.
Contemplo un conjunto de puntos centelleantes, reflejos de las
hermosas estrellas. Se trata del río Carim, para guiarme. Cuando
me acerco para notar el agua sobre mis manos y mi rostro... un
golpe en la cabeza me desploma sobre el río. Al caer, creo ver
una figura oscura, encapuchada, con un candil...
23 Simón
Seguimos caminando hacia la casa de Danny, para avisar
a los adultos de la terrible situación en la que se encuentra
nuestro amigo. A penas avanzamos una calle cuando
escuchamos pasos en el este.
—¿Eso es...? —pregunta Helen.
—¡Tiene que ser Danny!
Aunque estaba totalmente de acuerdo con la propuesta de
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Ariel, la posibilidad de que nuestro amigo se encuentre cerca me
hace cambiar de idea. Sin pensarlo, me dirijo hacia el lugar de
donde suenan los pasos.
—¿A dónde crees que vas? —se molesta Lumi—
Habíamos decidido regresar para buscar ayuda. ¡Todos
acordamos que era la decisión mas sensata!
Jack se coloca a mi lado, dándome su apoyo:
—Si Danny está ahí, no regresaremos sin él.
Ariel se queda pensativo.
—¡Escuchad! ¡No está solo! ¡Es muy peligroso ir allí!
—Entonces debemos ir con mas motivos —comento al
tiempo que me apresuro— ¡Si lo dejamos solo no llegará a
mañana!
Lumi y Ariel dudan unos instantes hasta que finalmente
ceden.
—Helen: regresa tú y pide ayuda. ¡Que sea lo que los
dioses quieran!
Finalmente ellos dos nos acompañan, mientras la chica se
aleja corriendo. Eso va a ser lo mejor. No estoy orgulloso de
dejar que vuelva sola, pero nuestra situación es complicada. No
sabemos qué peligros podemos encontrarnos.
—¡Aquí hay algo! —comento aterrorizado al pisar un
cuerpo inerte.
—¡No puede ser! — grita desesperado Lumi, y su terror
crece por momentos— ¡Corramos!
Mientras ellos comienzan a dar pasos hacia atrás, agacho
la mirada para averiguar que ser se encuentra bajo mis pies. La
débil penumbra me muestra el rostro ensangrentado de...
¡Danny! Por suerte no está muerto. Lo sé porque la sangre le
dificulta la respiración, por lo que respira al fin y al cabo.
Intento darle auxilio cuando un rugido espeluznante me
devuelve al horror: un gigantesco ogro se encuentra plantado
frente a mí y se aproxima sediento de sangre.
24 Jonhy
La noche es un espejo de la verdad. El destino gira, en la
rueda de la vida, en el filo de la catástrofe. Los enemigos
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regresan a donde fue su hogar, el candil muestra la procesión: ya
están aquí. Primero se infiltra un caudillo como gobernante en
nuestra política, nos observa, nos dirige, espera paciente e
implacable nuestra debilidad para mandarnos su ejército y así
condenarnos a una derrota segura. Son sangre de nuestra propia
sangre: la descendencia de nuestros antepasados guiados por un
dios olvidado, ciegos por la sed de venganza. Nuestro destierro
les produjo una herida en la memoria que no cicatriza. Ahora
vuelven para reclamar su territorio y así aliviar sus pesares.
Callaron cuando eran débiles... pero han aguardado su momento,
han mejorando sus malas artes, han crecido bajo la sombra. El
ímpetu y la paciencia han logrado que adquieran un poder
devastador, comparable al ejército de Sir, pero no se arriesgarán
a una guerra abierta. Temen, al igual que anhelan, nuestra
tecnología. Saben que si nos dan tiempo para preparar las
batallas, Tropolis dotará a las tropas de Sir y Goor de un
armamento suficiente para multiplicar nuestro poder de defensa.
Por este motivo trazan una inmejorable estrategia que nos
arrastrará a las puertas de la extinción.
Esto ya no tiene marcha atrás. El efecto cadena hará que
sigan aconteciendo sucesos catastróficos. La profecía escrita en
el libro sagrado lo confirma. Un nuevo rey suplantará a Darío en
el trono de Frangul y éste dictará sentencia sobre los hombres.
La guerra devolverá a cada raza su territorio, su influencia y su
poder. Hombres, magos y gull's en disputa de Omit Ozak, bajo la
influencia fundamental de los dioses. Mientras el cielo se tiñe de
rojo de la sangre de los caídos al norte, un virus mortal avanza
hacia el sur sin piedad, para infectar y arrasar todo lo que
encuentre a su alcance, dejándonos muy afectados, a merced de
la estrategia de nuestros enemigos.
Pronto se descubrirá que la seguridad del mundo de los
hombres ha caído. Nuevas torres de defensa deberían levantarse,
pero no será así. Los señores están excesivamente preocupados
por el poder, esperando el inevitable final de Darío, para
ascender en la jerarquía y descuidan otros asuntos de mayor
relevancia. Estamos a merced de quien nos acecha. Un cambio
se avecina. Para bien o para mal, el final del sistema aguarda.
25 Simón
Quedo aterrado ante la visión de ese ser frente a mí. Sus
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dos metros de altura, su fétido olor a muerte, su horroroso rostro
cubierto por un líquido transparente producido por sus ansias de
carne... Su piel gris llena de poderosos músculos, sus garras en
manos y pies, sus rugidos atronadores... Mi piel se estremece,
dejándome petrificado.
—¡Vamos! —me grita Lumi.
—¡Aquí está Danny! —grito yo con desesperación
mientras agarro su cuerpo inerte por las piernas y estiro de él,
arrastrándolo por el suelo, intentando alejarlo del ogro.
—¡Déjalo, no podemos salvarlo!
La situación es desesperante. A pesar de mis esfuerzos
tirando del cuerpo, no consigo avanzar demasiado. El temible
ogro se encuentra tan cerca que prepara su brazo para
alcanzarme con un fuerte tortazo. Suelto a Danny y consigo
esquivarlo, pero dejo a mi amigo a merced de sus garras.
—¡Vayámonos! —me gritan Lumi y Ariel— ¡Si nos
quedamos acabaremos todos muertos!
El ogro alarga su brazo hacia Danny, que sigue
inconsciente. Lo levanta en el aire con una fuerza increíble y
cuando va a darle un bocado, Jack, en un desesperado intento, se
lanza contra él gritando:
—¡Nooooooo!
Chocan, con un estridente sonido y caen al suelo. Por
unos segundos no se mueven. Corro para dar auxilio a mis
amigos. Jack se reincorpora enseguida.
—¡No dejaremos a Danny aquí!
El ogro también se reincorpora. En un rápido movimiento
golpea a Jack que cae hacia atrás. Se yergue con una mueca de
furia y dirige su fulminante mirada hacia mí. Sus sienes se
contraen en una horrible imagen.
Retrocedo unos pasos víctima del terror. Tanto miedo
recorre mi cuerpo que camino de espaldas despavorido hasta
chocarme contra la pared, quedándome acorralado frente a ese
ser.
Lumi primero y después Ariel, intentan ayudarme
atacando al ogro por la espalda, pero éste se revuelve con sendos
tortazos, desplazándolos unos metros atrás y desplomándolos.
Jack todavía no se ha levantado y Danny continúa inconsciente.
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De esta manera me quedo solo frente a esta bestia, hambrienta
de nuestra carne.
26 Helen
La pesada oscuridad se filtra en mis pulmones
provocándome una fatiga desmesurada al correr. Aún así insisto,
debo avisar a los adultos de la grave situación en la que se
encuentran mis amigos. Ellos sabrán que hacer.
Avanzo un par de calles más y enseguida distingo las
primeras luces que muestran un lugar conocido para mis ojos.
Me alegro tremendamente. Correr a oscuras no es grato para
nadie, pero además está esa terrible sensación, como si cargara
sobre mis espaldas muchos kilos. Es el aire que pesa dentro mí...
Una vez cruzo el umbral hacia la luz, todo vuelve a ser igual: el
tiempo vuelve a correr y la angustia se disipa. Ya estoy a salvo.
Enseguida llego a la casa de Danny. Golpeo la puerta
varias veces, con desesperación. Cuando me abren son los
adultos que ya han regresado y me miran con terror. Me
preguntan qué ha pasado, pero yo no puedo responder mientras
no recobro la serenidad. Me apoyo las manos sobre las rodillas y
me agacho, encogida.
—Están en las calles de al lado de la fábrica abandonada
—pronuncio a malas penas—. ¡Ir a ayudarles! ¡Creo que hay un
ogro con ellos!
El rostro de Kathy se contrae, preocupado.
—¿Está Simón con ellos?
Asiento abatida. Pero, contrariamente a lo esperado, el
padre de Danny agarra a Kathy del brazo y se la lleva dentro.
La espera se hace eterna. ¿Por qué no han salido corriendo
a buscarlos?
Cuando vuelven, su decisión me deja helada: ¡No van a ir
a buscarlos hasta mañana! Han hablado de lo peligroso que sería
ir ahora. Pero... ¿y ellos qué?
—No podéis hacer eso. ¡Están en peligro!
—Mañana a primera hora saldremos todos a buscarlos.
Esta noche nos quedaremos aquí. Ahora descansa —me ordenan.
¿Pero como pretenden que descanse si están mis amigos
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en peligro? Quedo totalmente desconcertada. Finalmente acepto
la decisión y me dirijo al salón, donde se encuentran los niños ya
acostados en el suelo.
27 Ser encapuchado
La noche es una espesa masa oscura, donde nacen mitos y
leyendas, donde el éter da vida a seres de ultratumba. Los
mortales temen la penumbra, un miedo irracional se apodera de
ellos, tanto por las sombras que ciegan su visión como por los
misterios que en ella se ocultan. La calamidad se apodera de
ellos, naciendo en los negros rincones de su visión y
desplegándose sobre sus lúcidos cerebros llenos de vida, para
convertirlos en oscuros reflejos obsesivos de lo que fueron. La
muerte se expande, de la mano de la locura, ambas infectarán a
los hombres para convertirlos en vagas almas en pena
condenadas al Hades.
Ya observo, desde la lejanía, al elegido. Lo vi en visiones
la misma noche que él soñó conmigo y ahora lo reconozco. Una
gran melena pelirroja le cae sobre la espalda y hombros... igual
que antaño. Unos ojos oscuros, penetrantes, dan vida a un
cuerpo que hará cumplir la profecía. Sí... ¡la profecía! Desde los
albores de la historia estaba escrita y pocos fueron capaces de
leerla. El libro sagrado es un tabú, una maldición a la que pocos
se aventuran a adentrarse. Nadie acepta que el fin esté próximo y
las enormes desgracias que en él se cuentan. Pero con cada
nuevo acontecimiento el destino permanece inmutable, predicho
con siglos de anterioridad. Hay que temer, es cierto, pero
también hay que esperanzarse. No todo lo que hay escrito es
miseria y muerte, sino que también hay un paraíso, un futuro
maravilloso para aquellos que entiendan el mensaje de los
dioses. Solamente hay que creer y resolver el enigma que nos
plantean. Entonces el puente se abrirá para salvar a los elegidos
y la felicidad inundará sus corazones eternamente.
Me muestro ante Simón: el elegido. Enfrente de él hay un
ogro. Cerca se encuentran sus amigos. Se adentraron en la noche
por mera curiosidad y estuvieron a punto de pagarlo con sus
vidas. Ojalá pudiera quedarme para dejar mi sello.
—¡Fuera! —pronuncio con una voz poderosa, para que la
orden sea escuchada por todos.
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El ogro, al observar mi figura sobrenatural, huye
despavorido por su temor a lo irracional y a la luz. Los jóvenes
caen en un profundo sueño, víctimas del hechizo de mi voz.
—Ya tengo al elegido —comunico al ser que me ha
convocado.
51
Segunda parte: Centro de espionaje
28 Jonhy
Despierto con un tremendo dolor de cabeza. Me encuentro
sobre un lecho blando, que me sostiene cómodamente. Cuando
intento abrir los ojos para averiguar donde estoy, una luz blanca
me ciega. La luz es poderosa, grande, tapando todas las formas
como si se tratara de la mas cruda oscuridad que ya viví, pero
con un extraño color blanco, incesante. Me provoca frío, un frío
que me hiela la sangre, no por la sensación de un ambiente
fresco, sino por un horror que traspasa mi piel. ¿Estoy muerto?
¿Será esto el terrible purgatorio, antesala del Hades, que todos
temen?
Intento hacer especulaciones sobre mi situación.
Habíamos escapado de Priedni, pero no había sido una huida
limpia: hicimos saltar las alarmas. Probablemente nos
convertimos en revolucionarios, los pioneros de una idea que
podría sublevar a muchos indignados con el sistema. De esta
manera, la Vieja Guardia fue alertada y emprendieron la misión
de capturarnos. No les costaría demasiado dar con nosotros. El
vehículo que robamos no estaba muy alejado del centro cuando
se apagó la batería y aunque corrimos... ¡Que extraño! Trato de
recordar que ocurrió a continuación, pero siento que la oscuridad
engulló esa zona de mi memoria. Ocurriese como ocurriese,
debimos ser atrapados y enviados a Omit. Sí... eso debió ocurrir,
y ahora somos prisioneros por nuestra rebelión. ¿Cuánto tiempo
tendremos que pasar aquí? ¡Maldita sea! Mi educación arruinada
por una mala decisión.
Mi respiración se puede escuchar en toda la sala. Tengo
algo sobre el rostro. Es una mascarilla de oxígeno. Todo parece
una pesadilla, como una advertencia inconsciente de lo que
ocurriría si hago lo que no tengo que hacer. El eterno dilema del
bien y del mal.
Intento moverme, pero mi cuerpo se encuentra agarrotado.
A duras penas consigo deslizar un dedo sobre las sábanas... Me
encuentro en una cama, con una potente luz sobre mí. No tiene
ningún sentido. ¿Qué estoy haciendo aquí? ¿Por qué no me
puedo mover? Lo intento otra vez. Noto los dedos. La
circulación de la sangre sobre las extremidades superiores
comienza a darme autoridad sobre los brazos... y cuello. Al cabo
de un rato consigo quitarme la mascarilla. Mi respiración se
52
vuelve mas silenciosa. Gracias a esto, consigo escuchar una
conversación:
—¿Qué le ha ocurrido?
—Otro caso más de infección por el terrible virus...
—¡Por todos los dioses! ¿Cuántos llevamos ya? ¡Esto es
una plaga!
—Es cierto. Me temo que el poder de Darío ha llegado a
su fin...
—¡No digas eso ni en broma! Me voy a avisar a Saúl.
Las voces se callan, pero dejan en el aire un terrible
mensaje.
29 Helen
No he podido dormir en toda la noche. Mi mente cavila
entre oscuros senderos de oscuros temores. Mis amigos
expuestos a los peligros de la noche. ¿Qué ocurrió? Pronto lo
descubriremos, pero un temor se apodera de mí. Si les hubiera
pasado algo, jamás me perdonaría haber regresado.
La luz del sol ya penetra por los huecos de la ventana. Las
tinieblas de la noche se disipan, dejando una extraña niebla. Un
mal presagio se anuncia. Algo terrible debió ocurrir.
Enseguida partimos todos juntos. En estos tiempos de
cambio, de dudas y de peligros, lo mejor es moverse todos
unidos. No sabemos que podríamos encontrarnos en nuestro
camino o que podría ocurrir a los que nos esperan confiados de
estar a salvo. Y claro, es muy difícil que una catástrofe aceche a
un gran número de hombres, y más a estas horas diurnas.
Recuerdo perfectamente el camino que tomé ayer para
regresar. La profunda niebla da un toque fúnebre a la mañana,
provocándome mas terror que la mismísima oscuridad. Pero mis
temores radican, sobre todo, en cómo estarán mis amigos. La
bruma es un mal augurio que avisa sobre algo terrible, por eso
mi piel se estremece y mis ojos observan aterrados el horizonte
que débilmente se muestra tras el telón gris. Mis presentimientos
se convierten en desesperación al no ver nada, pero todavía es
pronto para mi pesar.
—¿Por dónde se fueron? —me preguntan.
53
—Por allí —pronuncio señalando el lugar de donde
provenían los pasos ayer.
Mi corazón se acelera con cada paso. El trepidante
silencio no alberga esperanzas. Me temo lo peor. Mi horror se
hace palpable cuando la visión me enfrenta a mis temores y
grito... cuando veo sangre. Unas gotas de sangre y a
continuación un cuerpo, y otro, y dos más. La tristeza me
invade. ¡Son mis amigos!
—¡Están aquí! —grita un adulto para llamar al resto.
Todos se acercan formando un círculo entre los caídos.
Me llevo las manos al rostro. Las lágrimas comienzan a
asomarse... Estoy a punto de salir corriendo, de lanzarme contra
el olvido... cuando...
—¡Están vivos! Ayudarme a llevarlos a la casa.
Suspiro aliviada. ¡Menos mal! Aun así las lágrimas ya
bordean mi mejilla, secretos de la pesadez liberada. Los latidos
desmesurados vuelven a su ritmo normal...
—¿Dónde está Simón?
Mi cuerpo se congela. El tiempo se detiene. La
momentánea calma se rompe.
30 Saúl
Me encuentro en mi salón, revisando ciertos asuntos de
relevancia, cuando uno de mis hombres se muestra ante mí.
—Señor... —llama mi atención Alan, uno de los médicos
mas destacados.
—¿Sí?
—La situación es más grave de lo que suponíamos —dice
resignado— Hoy el número de pacientes infectados por el virus
se ha elevado considerablemente. ¡Tenemos que hacer algo!
Antes de responder observo por la ventana la llanura de
Pode, donde los rayos de un flamante sol surcan el terreno con
reflejos plateados y centelleantes. Me concentro exclusivamente
en el transparente oxígeno que lo baña todo inapreciablemente.
¿Cómo algo tan insignificante, que ni siquiera posee forma
corpórea, puede provocar tanto daño?
—Está bien —respondo con un tono de asentimiento—.
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Déjame solo.
Tras aguardar a la marcha de Alan, divago durante unos
instantes hasta dar con la única solución posible.
—Esto requiere la inestimable ayuda de Tropolis.
Una vez me encuentro en la sala de comunicaciones, abro
la señal con Krhisten. Por suerte, se encuentra disponible para
iniciar una conversación. Su figura se muestra poderosa en el
ángulo de la cámara.
—Buenos días Saúl, mi querido amigo —me habla de
forma alegre—. ¿Qué asuntos te atañen?
—Traigo malas noticias. El terrible virus del que fuimos
avisados se ha desatado. Muchos privilegiados están
infectados...
—¿Cómo que hay privilegiados infectados? ¿No han
funcionado las cúpulas correctamente?
—No es eso señor. El problema ha surgido porque al no
alertar, algunos se han expuesto.
—Comprendo... —comenta pensativo— Y supongo que
necesitaréis un remedio.
—Así es...
—Tenía todo preparado temiéndome este momento. Ahora
mismo os enviaremos el antídoto. Por desgracia todavía no
disponemos de la vacuna. Eso deberá esperar.
Proseguimos charlando durante un buen rato. Krhisten me
comenta todos los pormenores del veneno y de la cura. Parece
ser que los contagiados no son infecciosos y podrán volver a sus
vidas normales simplemente tomando una ampolla al día. Sin
embargo tendremos que controlarlos, ya que se desconocen los
síntomas que pueden contraer aun tratados.
31 Helen
Un grito quebrado desgarra mi garganta. No hay rastro de
Simón por ninguna parte. El dolor se desata inevitablemente,
tras la confirmación de la desaparición de mi amigo. Las
lágrimas se derraman con tal vigor que mis pupilas se enrojecen,
mis cuencas se vacían y mi alma, de donde proviene el ardor,
quiebra. Cada palabra, cada gesto, cada mirada, todo me
55
recuerda a él y la herida de su ausencia se expande. Mi
sentimiento está roto en mil pedazos, pedazos de desesperación,
de temor, de dudas, de horror, de dolor, de falta... Me siento
como si la muerte lo hubiera atrapado, no peor, porque puede
estar sufriendo una terrible agonía antes de ese fatal final. Sí, es
justo eso, por eso hay en mí tanto dolor, es el eco del suyo en
una mente abierta como la mía. Y vuelvo a llorar, en un llanto
eterno que sólo evidencia mi sufrir, no lo calma ni lo desahoga.
—¡Vamos! Tenemos que hacer las labores del día. No
podemos quedarnos lamentándonos. La vida sigue...
Las palabras del adulto me hacen levantar la cabeza. Lo
primero que observo es a Kathy y a Kristy sollozando la una en
los brazos de la otra. El padre de Danny permanece imóvil al
lado. El gran dolor es extremadamente intenso en cada uno y
aun así, es compartido por todos. Si no fuera así, habríamos
muerto de tristeza. ¡Benditos hombros de consolación!
—¡Tú! ¿Por qué no te quedaste con ellos? ¿Por qué no
desapareciste tú en vez de Simón? ¿Qué estabais haciendo ahí?
—los ojos acusadores de Kathy me hunden aún mas en el
abismo.
La culpabilidad me invade, por si el pesar no fuera
suficiente. Mis lágrimas han dejado de caer, pero el clamor de
mis entrañas es ahora incluso superior. Tenía que haberme
quedado con ellos, algo podría haber hecho. Mi piel se
estremece ocultando el sentimiento mas amargo.
—¿Por qué no preguntáis a Danny, Lumi y los demás?
¡Yo fui a pedir ayuda!
Aunque mi respuesta no es la que habría deseado, necesito
repartir la culpa, porque al igual que con el dolor por la
ausencia, sólo así se atenúan ligeramente las sensaciones.
—Ellos están descansando en sus camas. Todavía no han
despertado del trance. ¡Algo terrible tuvieron que vivir!
Mi mente se encuentra muy confundida, tanto que por un
segundo deseo salir corriendo y desaparecer como Simón. Sólo
me merezco un lugar de tortura, al menos así la culpabilidad
desaparecerá y el dolor será real. Entonces me cogen del
hombro.
—Tenemos que irnos ya a hacer las labores.
56
32 Jonhy
¿Un terrible virus? Ya comprendo. Por eso no nos
permitían salir al exterior y por eso... la cúpula de Priedni. ¡Debí
suponerlo! Todas las ciudades privilegiadas están protegidas con
cúpulas. Una estructura así no se realizaría simplemente por
belleza. Las cúpulas al purificar el aire... lo descontaminan.
¿Qué hemos hecho? Al salir de la nave y exponernos
directamente a la noche, respiramos un oxígeno quebrado y
ahora estamos infectados por el virus del que nos estaban
protegiendo. ¡Maldita sea! Nuestra temeridad nos puede haber
convertido en cobayas de laboratorio para tratar de encontrar una
vacuna. ¡Los científicos no experimentarán conmigo!
Mi cuerpo continúa prácticamente inmóvil cuando intento
recomponer mi postura. La poderosa luz blanca continúa
omnipresente, como una sutil burla recordándome donde no
quiero permanecer. Mi voluntad no cede y en apenas segundos
mis manos palpan mi pecho descubierto. ¡Estoy lleno de cables!
¿Qué me estarán haciendo?
Mis ojos comienzan a desvelar la visión. Me encuentro en
una habitación no muy grande. Máquinas llenas de extraños
aparatos llenan las paredes. La luz proviene de una gran lámpara
situada a apenas medio metro de mi rostro. Todo tiene un tinte
de ensueño.
Tardo décimas de segundo en desear huir de este lugar de
pesadilla. Todavía no tengo todo el control sobre mi cuerpo, pero
poco a poco voy adquiriendo mas movilidad. Enloquezco,
girando sobre mí mismo, tratando de desenredarme de los cables
que me cubren como si hubiese sido atado por algún tipo de
curioso ser. Mi razón quiebra junto a los latidos que desatados
devastan mi corazón y cientos de errantes preguntas muestran mi
frenética necesidad de comprender esta caótica situación.
¿Dónde estoy? ¿Quién me ha atado? ¿Qué piensan hacer
conmigo?... y cientos de preguntas más que me condenan al
desconcierto al no hallar respuestas.
Uno de los cables cede y suelta mi cuerpo. Otro, tras
soportar unos segundos la tensión, corre la misma suerte. Así
ocurre con el resto que, como una torre de naipes, sucumbe ante
mi retorcido moviendo casi comparable al de un ataque. El
ímpetu continúa fuerte hacia la derecha, donde el lecho aguarda
su fin... y mas. Tras notar el borde sobre mi hombro desnudo,
57
caigo hacia el extremo, donde un duro suelo me espera inmóvil.
—¿Qué ha ocurrido? —oigo una voz que se aproxima.
—No podía moverse —comenta otra al momento—
¡Estaba sedado!
—¿Quién le ha suministrado al sedante?
—Nick. Se encuentra en la zona de investigación.
—Voy a buscarle. ¡Tú ocupate del chico! —concluye la
primera voz, ya alejándose.
Enseguida vuelvo a caer en un fulminante sueño.
33 Danny
La espesa niebla que trae la noche se filtra por los
rincones de las almas en pena, que vagan por ella. El sol radiante
de la mañana ya no puede mitigar la influencia que sus
mortíferas toxinas provocan sobre nuestras mentes. El desastre
se avecina con una diabólica velocidad y una doble vertiente de
sufrimiento: imágenes proyectadas sobre nuestros infectados
cerebros provocan un espanto emocional al descubrir el final de
nuestras existencias y un destino que pronto sucumbirá ante el
presagio. La muerte alcanzará cada uno de nosotros, primero en
visiones horribles proféticas y después en su mortal desenlace.
Da igual que nuestros ojos exploren el futuro en busca de
salvación: no la hay. Esta plaga es una maldición de los dioses,
la ruina de todos los pueblos libres y sólo un aviso para aquellos
privilegiados que nos observan sin mezclar sus vidas con las
nuestras.
Cada pensamiento, cada recuerdo, cada duda, se
entremezclan dentro de mí, en lo más profundo de mi ser, donde
duerme la sabiduría, donde radica la locura. Las puertas de la
mente se abren, exponen ante mí secretos del pasado y del
futuro, muestran caminos inexpugnables, rescatan todos los
significados de los sueños. ¡Hasta los ancestros hablan! La luz se
muestra ante mí poderosa y clara, y me advierte: ahora soy
vulnerable. Mi libertad es mi condena. Podría dejar el cuerpo,
abandonar el pueblo y volar, por encima del Bosque Central, a
las Tierras Negras, a Maguiltor... a donde quiera. Podría
descubrir los planes mas oscuros que se traman a la sombra,
simplemente con desear saberlo, simplemente dejando de
58
aguantar las ganas de no querer saberlo. Pues en los límites del
fallecimiento me hallo. Un vistazo mas a donde mis ojos no
alcanzan a ver, y me veré derrotado por el virus, ese extraño
encapuchado que nos ha facilitado las llaves. Ahora, la puerta
está abierta, el peligro acecha y la curiosidad nos invade. Al
igual que yo, muchos me acompañan en este extraño viaje, tan
espantoso como maravilloso. Todos conectados de alguna
manera por nuestras mentes liberadas. Estamos a un paso de
descubrir la verdad y de encontrarnos con la muerte. ¡Que Darío
nos asista!
34 Krhisten
El tiempo avanza sin demora. Lo que ayer fue pasado, hoy
es presente y el futuro inminente nos acecha sin piedad. Los
acontecimientos van tomando un calibre peligroso, mientras las
expectativas son desoladoras. ¡Qué tiempos aciagos nos ha
tocado vivir! Con nuestro espléndido rey agonizando en el trono,
un extraño color rojizo tiñe el cielo del norte, al tiempo que un
enemigo inteligente se ha filtrado en nuestro mundo y un
poderoso virus se expande despojándonos de toda cordura. Toca
moverse, y moverse rápido, en este periodo de cambio.
Mis científicos trabajan duro para elaborar una vacuna y
así poder evitar la masacre, pero ésta se resiste. Sería una
imprudencia evidenciar nuestra ineficacia. Nosotros somos la
única esperanza con la que cuentan para afrontar esta crisis. El
pánico cundiría si fuéramos transparentes. Por ese motivo hemos
desarrollado un remedio alternativo, al que hemos llamado
antídoto, mientras encontramos una solución definitiva. Se trata
de unas ampollas que provocan el efecto de los sedantes,
relajación y desvanecimiento, exclusivamente en las zonas del
cerebro apropiadas. De esta manera, cuando el veneno se
desarrolle acelerando la actividad neuronal, este antídoto
provocará una suspensión de dicha actividad, evitando así los
síntomos de locura y muerte. Evidentemente no eliminamos la
infección, sino que damos al organismo la capacidad de
sobrellevarla sin necesidad de aturdir al paciente. Esto traerá
problemas a la larga, pero al menos conseguiremos ganar tiempo
y evitar el agravante de mortal al terrible virus.
Peor está la situación en los suburbios. Son demasiados
los posibles infectados y desarrollar el antídoto para salvar a
59
todos sería una locura. Se podría intentar en caso de dar con la
vacuna, ya que con un único tratamiento salvaríamos vidas. Pero
tal y como está la situación, mantener una sola vida nos causaría
graves molestias y ya tenemos suficientes problemas con
abastecer a Pode ante este infortunio del destino.
35 Helen
Las tareas consisten en ir al río con el carro a cuestas
cargado de bidones y ropa sucia, donde recogeremos agua y
lavaremos la ropa. Al mismo tiempo, otro grupo se encarga de
preparar la comida en el pueblo. De esta forma pasamos los días
en este arruinado mundo.
La soleada mañana favorece la labor. Aun así cuesta
desembarazarse de lo vivido hace a penas un par de horas.
Continuar con la monotonía se hace enfermizo. Tenemos que
aguantar las lágrimas, encoger el corazón y tirar hacia delante.
Los recuerdos, las risas, la vida en general... todo queda atrás,
como si nunca hubiese existido. Ya ni los lamentos tienen
cabida. El dolor se esconde dentro de cada uno, de donde no
debe salir. Debemos convertirnos en insensibles para poder
olvidar lo ocurrido y así seguir como si nada. Las máscaras sólo
nos consumen y como espectros proseguimos con nuestra
existencia.
Da igual que bancos de peces de los más vistosos colores
crucen el río. Da igual que brillen en el agua, o que pasen a
escasos centímetros de nuestros cuerpos. Da igual que el sonido
de la corriente llegue a nuestros oídos como música celestial. Da
igual... porque nuestros corazones están destinados a sufrir en
este trágico día. Ni aunque la luna bajara de su firmamento y nos
mostrara su espléndida belleza conseguiría arrancarnos una
sonrisa. De hecho, cuanto más nos asombrase, más tristeza nos
invadiría.
Por un momento, el corazón me da un vuelco. A lo lejos
se distingue un cuerpo, en la orilla del río de más arriba. Todos
pensamos que puede tratarse de Simón, pero al acercarnos
descubrimos que no es él. Se trata de otro chico de su edad. Está
inconsciente, pero vivo. Los adultos lo recogen y lo cargan el
carro.
—Tenemos que llevarlo al pueblo cuanto antes: ¡está muy
60
Los reinos del sur
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Los reinos del sur

  • 1.
  • 2.
  • 3. EL ENIGMA DE LOS DIOSES, I: LOS REINOS DEL SUR ÁNGEL LUIS MACIA DÍAZ http://elenigmadelosdioses.blogspot.com/ Elda – Alicante 2011
  • 4. 1ª edición, 2011 ISBN: 978-84-614-8550-5 Impreso en España / Printed in Spain Impreso por Imprentaweb Diseño de la portada: Ángel Luis Macia Díaz Corrección: Bienvenido Guillén y José María Cano
  • 5. Para todos aquellos que han contribuido a que este sueño se haga realidad
  • 6.
  • 7. Índice Prólogo....................................................................... 8 Los reinos del sur Mapas......................................................................... 10 Preludio...................................................................... 13 Primera parte: Adentrándose en la noche.................. 14 Segunda parte: Centro de espionaje........................... 52 Tercera parte: Aprendizaje avanzado......................... 89 Cuarta parte: La fiesta de fin de curso....................... 167 Quinta parte: El Gran Consejo de los Importantes.... 198 Sexta parte: Traición.................................................. 226 Séptima parte: Comisión de Guerra........................... 239 Octava parte: Huéspedes............................................ 247 Novena parte: Zulús................................................... 263 Epílogo....................................................................... 283 Glosario...................................................................... 286 7
  • 8. Prólogo Para mí escribir siempre ha sido un pasatiempo. El enigma de los dioses comenzó como el hilo de un juego de rol. Diseñé un escenario con decenas de mapas, otros tantos personajes con su personalidad y su cargo, y una historia interesante. El juego no se llevó a cabo, pero yo continúe desarrollando la novela, como una divertida manera de evadirme de la realidad. Finalmente decidí mostrarla ante miles de ojos, en el blog. Dentro de las dificultades que me surgieron para preparar la novela, la más complicada fue la de seleccionar que incluyo en el libro. El borrador con el que cuento es demasiado extenso. Finalmente el trabajo fue recompensado. Observé que recibía buenas críticas, que la página era visitada por un buen número de personas y tomé la decisión de publicarla. Todavía he tenido que modificar mucho, excluir material e incluir nuevo, pero el resultado final me ha dejado satisfecho. Ahora, aprovechando el impulso de internet, he decidido dar el paso a las librerías. Tal vez no sea el mejor momento, pero algún día tenía que ser y ahora es cuando me veo con más fuerzas. Otra razón fundamental, por la que he escrito este libro, ha sido porque cuando me he sumergido en lecturas de escritores famosos, he descubierto un argumento no demasiado complejo. El señor de los anillos sin ir más lejos, a pesar de la complejidad de las descripciones, de los personajes tan variopintos y la diversidad de escenarios, el argumento podría resumirse en una frase. Por ese motivo, cuando lo leí, me faltó algo. Ahora, en mi propio mundo, he incluido tramas complejas que dificulten en cierta medida la comprensión, para que aporte un aliciente de incertidumbre al no saber del todo qué está pasando. Los reinos del sur es la primera novela de la saga. Todavía no he decidido si será trilogía o un número mayor de volúmenes. Sólo tengo en la cabeza un conjunto de ideas. La segunda parte, La guerra del virus-g, es la única que tengo desarrollada, a parte de ésta. Mis fuentes de inspiración son diversas. En un principio me interesé por leer libros relacionados con lo que escribo. Antes de escribir El enigma de los dioses, o incluso al mismo tiempo, leí libros como El señor de los anillos, Eragon, El romance del muérdago, Apocalipsis de Stephen King y varios de R. A. Salvatore. Pero también debo mencionar que he visto muchas series que me han aportado, como Perdidos, Prison 8
  • 9. Break, Jericho... Además de varios juegos de rol y programas de radio. También he escrito otros libros, y he pensado en publicarlos. Si tengo suerte, el próximo será La pesadilla del Diablo, una novela de vampiros con una retrospectiva muy intensa. Además, también tengo muchas poesías, con las que podría hacer varios libros. Con todo esto, espero poder publicar al menos una antología poética. Material no me falta. 9
  • 11. LOS REINOS DEL SUR 11
  • 12. EL BOSQUE CENTRAL Y LA ISLA DE MAGUILTOR 12
  • 13. Preludio Al principio de todos los tiempos una única civilización vivía en el gran continente de Omit Ozak: los hombres. Situados en el sur, convivían en paz y armonía. Muy pronto ocurrió algo que los dividió: aparecieron los grandes dioses. Siete seres sobrenaturales que exigían adoración exclusiva. Esto entrañó diferencias insalvables que dio lugar a tres grupos. Por un lado se encontraban aquellos que estudiaban magia. Por otro, los que mejoraban su fuerza física. Y por último, los que obedecían al vigente rey, ya que las anteriores prácticas estaban prohibidas. El desorden comenzó a adueñarse de los hombres. Un gran poder los dividió en territorios y los separó con grandes columnas de fuego. Las diferentes costumbres, las diferencias climáticas y terrestres, junto con el paso del tiempo, convirtieron los dos grupos desterrados en dos nuevas especies: los magos en el centro y los gull's al norte. Cuando las barreras de fuego desaparecieron, creció un gran temor en el sur: ¿Volverán los desterrados para reclamar su territorio? Para restablecer la seguridad, el nuevo rey instaló torres armadas de vigilancia en las fronteras. Hasta ahora no han sufrido ataques importantes, pero tiemblan al pensar que las razas desterradas pueden estar en guerra. 13
  • 14. Primera parte: Adentrándose en la noche 0 Vigilante nocturno Estrellas heridas en el horizonte, sangre expandiéndose. La guerra no ha cicatrizado, aun puede verse el caos reflejado. La tempestad ha concluido, pero el dolor perdura. Muerte se esconde tras la espesura, muerte y victoria. Una raza ha perecido mientras la otra se aproxima con afán de venganza. Pronto sabremos lo ocurrido. Se pueden observar distintas líneas de separación. La primera da inicio a la frontera. Lo que en algún tiempo fue una barrera de fuego, ahora es terreno chamuscado. Lo que separa nuestro mundo del quebrado. Metros y metros de tierra negra, compacta e inservible. Después la visión no es más acogedora. El terreno es aun más oscuro y corrompido. Grietas, barrancos, esqueletos de árboles, múltiples agujeros… Caminar por ahí sería una muerte asegurada. El precioso mar a la luz de los focos también se puede observar desde mi posición. Olas que vienen, chocan y se alejan con una brisa que calma. Rocas que de tanto erosionarse poseen formas de futuros reyes o dioses. Este lugar atrae la paz que tanto precede al dolor. Mi tarea consiste en vigilar, durante una hora, la expansión de terreno que ilumina el faro que yo controlo. Me encuentro en la torre de vigilancia número cinco. Hay una ventana redonda que deja ver todo excepto el sur, donde se encuentra la puerta que da al pasillo, el mismo que se comunica con la fortaleza. Tengo una pantalla debajo del cristal, para poder acercar la visión de la zona. Hay una serie de botones a la derecha, uno de ellos necesita levantar una tapa para presionarlo, es el de alerta. Si distingo una figura o varias ejerciendo movimiento de las Tierras Negras hacia nuestro mundo, debo presionarlo. Entonces las siete torres de vigilancia se convertirán en torres de defensa. Cada una de ellas tendría distinto tipo de armamento para combatir, y no permitir la entrada de intrusos. Me concentro en mi tarea. Allá a lo lejos, en el mundo de las sombras, en cuyos rincones se encuentran multitud de peligros… Si uno de ellos entrara aquí, si una gota consiguiera filtrarse, si un rumor sobrepasase la frontera… Adiós al ensueño que se vive, adiós al orden. Porque lo que hay aquí, si funciona, 14
  • 15. es por la seguridad ofrecida incluso en tiempos de guerra. En esta seguridad, nosotros tenemos la labor más importante y no podemos fallar. Nosotros conseguimos que lo que nadie desea, no suceda. Gracias a nosotros este mundo es lo que es. Observo detenidamente un punto. Casi imperceptible para el ojo humano. Acerco el objetivo que se ve en la pantalla. Conecto el zoom. Veo un movimiento. Una sombra que avanza hacía aquí, con una débil luz. Esta demasiado lejana para saber que es. Contengo la respiración unos segundos. La sombra va tomando forma, aunque sigue siendo un bulto. Parece caminar con pasos cortos. Se mueve lento, pero constante. Aclaro la imagen. Se puede ver el contorno. Es una figura humana, con un candil. Tiene túnica y capucha. Dos luces amarillas aparecen en el lugar de los ojos. Conecto la comunicación con las demás torres. —¡Rasel nunca duerme! —comunico a mis compañeros— Mirad la imagen que os voy a poner en la pantalla. —¡Santo cielo! ¿Qué diablos es eso? Uno de los que acaba de ver la figura presiona el botón de alerta. Las siete torres de vigilancia cambian sus características. Ahora tienen preparadas varias miras de disparo. Son torres de defensa. Los focos de cada una de las torres enfocan directamente el ser encapuchado, con la misma intensidad y anchura reducidas. El objetivo continúa su camino como si no pudiera ver las luces brillantes que lo enfocan. —¿Abrimos fuego? Se encuentra en mitad de la frontera, pero sus pasos le dirigen directamente hacia nosotros. Hay unos segundos de tensión decisivos. —No —respondo—, conecta el láser. Una luz roja, poderosa y delgada, cruza el largo espacio que nos separa de él, choca contra su capucha y aumenta el grosor sobre el objetivo, confirmando así el correcto enfoque. —Podéis disparar ya. La delgada línea roja toma un tono más sólido. Durante un instante fugaz de tiempo, otro color más claro, mas vivo, la cruza desde el lanzador al objetivo. El láser ha sido lanzado. 15
  • 16. Pero al llegar al destino, contrariamente a lo planeado, lo traspasa y choca con el ruinoso suelo. En la tierra se forma un resplandor colorado de varios metros a la redonda, por el calor extremo alcanzado. Pero no se pueden quemar las cenizas. —¿Hemos fallado? —dice uno. —Deberíamos haberle destruido al menos la cabeza. Desconcierto. Es imposible haber desviado la dirección, pues el disparo ha sido perfecto, el ordenador no ofrece dudas. Incluso ha detectado la velocidad del viento y la ha neutralizado. ¿Qué puede haber ocurrido? —¡Preparad los misiles! —ordeno. La pantalla aleja el objetivo y lo encierra en una mira. Siete disparos: margen de error 0’3%. El ordenador saca sus propias cuentas. Miro a mis compañeros. —Tres, dos, uno… Siete misiles, proyectados a una velocidad constante, cruzan el largo espacio en menos de 3 segundos. El resultado es polvo. Los siete han impactado en el objetivo al mismo tiempo. Una gran niebla gris se extiende a lo largo, ancho y alto de la zona, borrando la visibilidad completamente. —¡En el sitio! —celebra uno de los compañeros. No es así. El ordenador escribe la palabra “fallo” por segunda vez. Un pitido lo confirma indiscutiblemente. —No estéis tan seguros... “Los misiles 1 y 7 han chocado con el 2 y el 6, éstos contra el 3 y el 5, éstos con el 4, y éste ha recibido el impacto de los anteriores” —¡No es posible! El humo se levanta lentamente, difuminando toda visibilidad. Las luces aumentan el grosor y la potencia. No se ve aún nada. Comenzamos a ponernos nerviosos. —¡Buscad lo que quiera que sea! ¡No podemos perderlo! Las luces se vuelven locas buscando lo que no hay. Distintos tipos de colores, densidades y profundidades para contemplar de diferentes formas la frontera. Ni con una, ni con otra la forma se muestra. Es como si se la hubiese tragado la tierra. 16
  • 17. —Tiene que estar destruido —comenta uno. —No, el impacto lo habría desplomado —contesta otro—. El cuerpo debería seguir ahí. —Si ha recibido el impacto, deberían quedar restos. Las luces dan vueltas por todo el territorio. No han iluminado la figura, ni lo harán: el ser encapuchado ya ha sobrepasado Rasel. Lo siento como una angustía dentro de mí. Una pesada carga abrumará nuestras conciencias... ¡Hemos fallado al mundo! 1 Kathy Hace años, cuando estaba embarazada por primera vez, mi marido partió en busqueda de información. A los pocos meses supe que había sido asesinado. Lloré durante días enteros, agonizando por la pérdida y maldiciendo a Darío por su descuido. No sé cómo, pero mis suplicas fueron escuchadas y algo me respondió. Me prometió acabar con el reinado del vigente rey y hundir la potestad de los dioses. El hijo que tenía en el vientre sería el elegido para reencarnar al próximo rey profetizado. A pesar de no ser de descendencia divina, debía ser nombrado Simón, como el Hijo del dios de la guerra. Desde siempre mi pueblo ha aceptado cada rey y lo ha adorado, esperando recibir el regalo del paraíso. Nadie se cuestiona si hacemos bien en rendir culto a cada semidiós sentado en el trono, si realmente nos recompensarán por nuestra fe o por qué nos salvarán si pertenecemos a una obra errada. Yo, en esos momentos de dolor, quise cambiar el destino. No podía creer en un mundo maravilloso sin mi marido al lado. Estaba completamente desquiciada... y accedí. Sabía que hacía un pacto con el demonio, pero intuí buenas intenciones al fondo del negro abismo de su corazón. Las consecuencias serán catastróficas, pero si mis intuiciones son ciertas, finalmente el horror será compensado con prosperidad. Ahora que el cielo se ha vuelto rojizo, me estremezco. Erguido en sangre muestra la primera señal para el cambio. Los temores me dominan. ¿Y si me he equivocado? 17
  • 18. 2 Jonhy Miro a través de la ventana. No puedo ver nada. El cristal es de un gris oscuro, que no permite ver el exterior. Nos tienen encerrados como animales, pero lo justifican con educación. Está muy bien aprender, pero también deberían mostrarnos el exterior. No creo que sea tan horrible como lo pintan. —¡Buenas tardes! Ahora entra uno de los maestros del arte. En sus clases nos habla de todo lo relacionado con nuestro futuro y cómo utilizar la tecnología. —Quería hablaros, antes que nada, de lo que tenéis delante: vuestra primera decisión importante. De ella dependerá el resto de vuestra vida… —Ya está con uno de esos discursos. ¡Qué rollo! —mi compañero ya empieza a impacientarse. Su nombre es Quinn. Con él comparto los últimos años; en realidad, desde que mi memoria recuerda. Últimamente se junta con Kerwin, Ryan y Kart, ellos son los que les han metido esa idea en la cabeza. Pronto se le pasará, supongo. —No Quinn —contexto yo—, esto no es un sermón más. Creo que deberíamos prestar atención. —¿Por qué? —contesta de un sobresalto— ¿Es que piensas ir a uno de esos aprendizajes roba-vidas? El maestro del arte nos observa un instante, alcanzando a detener la conversación que llegaba a un punto comprometido. —Hay tres opciones —retorna la charla alzando la voz—: cultura general, sabiduría mental y código del honor. En cultura general se enseña la historia de nuestro pueblo. Desde la Primera Edad a nuestros tiempos. Con esta opción podréis llegar a ser cualquier cosa que deseéis, eligiendo después la rama correspondiente. En sabiduría mental se enseña a ser grandes pensadores, los verdaderos líderes de este mundo. Para ello se requiere grandes dotes de inteligencia y ganas de ponerlas en práctica. Y, por último, código del honor. En una palabra: guerreros. Es la más fácil de aprender y a su vez la mas comprometida. Pasaréis toda vuestra vida en las ciudades frontera, donde el peligro acecha. —¡Va! —susurra Quinn a mi lado— ¿A quién le interesa 18
  • 19. estás cosas? El maestro del arte vuelve a mirarnos; pero como antes vuelve a alzar la voz: —Este es vuestro último año de estudios generales. Cumpliréis la minoría de edad, donde debéis elegir que futuro deseáis tener. Entonces estudiaréis hasta alcanzar la mayoría de edad, cuando deberéis trabajar eficazmente. Pensadlo bien. —¿Y no vas a hablar de la fiesta? —pregunta Ronny. —Sí, por supuesto. El día de fin de curso, coincidiendo con el año nuevo, se os concederá el privilegio de visitar al rey Darío, para informarle de vuestros objetivos. En el Castillo Real se celebrará la fiesta, que os consagrará como personas afortunadas; puesto que todos sois sus hijos, tenéis ese derecho concebido. Quinn parece aturdido, encerrado en sus propios pensamientos. Cuando reacciona muestra interés por la explicación. El maestro del arte parece sonreír al efectuar el próximo comentario: —Esto ocurrirá en la ciudad de Frangul y seréis acompañados por un grupo de otra ciudad… Un extraño murmullo afecta a toda la clase excepto a Quinn que me mira de reojo. De pronto salta del sitio y grita: —¿De Zais? —No, de Elfas —responde el maestro del arte—, serán niñas quienes os acompañen. Con esa palabra campanas de muerte retumban en mi cabeza. Y no sólo en la mía, en la del resto también, porque todos se paralizan tanto que no se atreven ni a respirar. Nunca hemos visto ninguna, pero sí sabemos que partes de nuestro cuerpo son diferentes. Y eso sólo quiere decir una cosa: malformaciones humanas… ¡Gull's! 3 Simón El cielo va quebrando, mientras el sol muere tras las Montañas Elfas. El horizonte coge un tono rojizo perturbador, y entonces, es cuando debemos ocultarnos en nuestros hogares y 19
  • 20. taponar las puertas con barricadas. El toque de queda no solo es una norma. La duda y el miedo corrompe nuestros corazones. Se cuenta que bajo la oscuridad indomable de la noche y en el frío silencio, enemigos surgidos del Bosque Central campan a sus anchas buscando nuevas presas a las que devorar. Enemigos temibles, camuflados bajo la espesa sombra de un submundo aterrador, son atraídos por el miedo que nos domina. El alma se encoje, aunque estés protegido en tu dulce morada. No sabes qué nuevas marcas aparecerán, ni qué tragedia amanecerá. Todo ello aumenta la inseguridad que se vive aquí. Los líderes políticos refuerzan la seguridad para su mundo privilegiado, pero para el nuestro nada. No se acuerdan de los suburbios. Ni siquiera aparecemos en los mapas. Nos tienen aislados, como si fuéramos la basura del mundo de los hombres. No disponemos ni de buenos caminos, ni de edificios importantes, ni siquiera de seguridad, todo eso pertenece al mundo privilegiado. Por no tener, no tenemos ni información de como está el resto del mundo. Alguna vez, rara vez, vienen en naves para controlar que todo vaya bien. Pero desde hace unos días, la actividad ha aumentado. Vehículos futuristas han sido vistos de noche, a través de las ventanas de las casas. Yo mismo tuve el honor de observar uno. Recuerdo como el polvo se levantaba y un humo negro era expulsado por la cola. Tenía cristales rojos fosforescentes. Era de una forma redondeada. Parecía flotar a medio metro del suelo. Dio una vuelta al pueblo y se marchó. Una tremenda sensación de inseguridad me produjo: ¿qué estará pasando? 4 Jonhy ¡Por fin acabaron las clases! Tras una mañana cargada de información, llega el deseado descanso. La mayoría de mis compañeros suelen pasar este tiempo relajándose en la sala de descanso, en la biblioteca o en el patio, donde decido ir esta vez. Allí me esperan Quinn, Kart, Lucky, Kerwin y Erick. El patio es un gran parque dentro del centro de Priedni. Es el único lugar desde donde podemos ver el cielo. Justo en el centro hay una fuente con un dios tallado en piedra: Darío, el padre del presente rey. Un chorro de brillante líquido escapa de sus ojos. Significa que está ciego mientras la oscuridad no cubre. Cuando ésta aparece, sus ojos dejan de derramar ceguera para 20
  • 21. encender la luz que protege al mundo. Hay una inscripción que dice así: "Darío: dios de la noche". —¿Qué piensas hacer tú, Jonhy? —pregunta Quinn. —¿Cómo? —digo sin saber a que se refiere la pregunta. —Estamos hablando de las opciones que nos ha dado el maestro del arte. Me quedo pensativo durante unos instantes. —Todavía me lo tengo que pensar. Estoy dudando entre sabiduría mental y cultura general. —¿Lo veis, chicos? —habla Quinn— No lo piensa hacer. Los observo y sus miradas parecen juzgarme. Kart suelta una carcajada. Lucky se extraña al igual que Erick. —¡Explicaos! —digo totalmente serio. Quinn se acerca a mí, me agarra del hombro y me dice señalando hacia arriba: —Mira al cielo, por encima de la cúpula. La cúpula es una barrera transparente que no deja pasar el aire tal y como viene del exterior, sino que lo purifica para que nuestros pulmones puedan respirarlo sin dificultades. Un sistema parecido al que hay en las ventanas, solo que este permite ver el exterior. Tiene una forma redondeada, distinguible apenas por los reflejos del sol. —¿Qué ves? Hay un cielo azul cubierto por nubes blancas que forman dibujos. Un sol medio escondido da señales de existencia intermitentemente. Sólo podemos verlo un par de horas al día, luego se esconde detrás de los muros del centro, y después la claridad del cielo desaparece completamente dejando un manto negro de estrellas grabadas. —¿Qué quieres que vea? —le pregunto. —Que este cielo sigue siendo el mismo cuando cae la noche y la oscuridad lo cubre. Se llena de estrellas y puede que la oscuridad no sea tan absoluta, pero existe y quiero verla. Quiero escapar de esta cárcel y entrar en el laberinto del mundo. No quiero más clases de aprendizaje, ni cúpulas que me protejan. Voy a ir a los suburbios y voy a renunciar a este paraíso, porque si es entre cuatro paredes no lo quiero. 21
  • 22. —Así pensamos todos —le apoya Kart—. ¿Para qué nos hablan de especies nuevas, de reinos distintos o de lugares extraños, si de aquí no nos dejan salir? —Tenéis razón, pero... ¿Qué pretendéis? —Aun no podemos adelantar nada —dice Kerwin—, pero esta noche lo sabréis... ¡Venid a las doce a la sala de insomnio! 5 Simón La noche merodea, con el inquietante silencio. La oscuridad envuelve todo y entonces, un escalofrío aterrador me desgarra el alma. Un presentimiento desvela un suceso, una terrible catástrofe que está a punto de desencadenarse. Y lo que ven mis ojos, que congela la mirada, amarra el corazón en un puño y confirma mis temores. Una figura oscura aparece de la nada. Viste túnica negra con capucha. No se puede ver su cuerpo, ni su rostro. Sólo dos luces amarillentas en el lugar teórico de los ojos, dan vida a ese ser del inframundo. Camina con pasos cortos, pero avanza inmóvil. ¡No! Parece levitar sobre el suelo. Su presencia provoca terror a todo aquel que lo observa desde la lejanía. Debe cumplir una misión secreta que derrumbará los cimientos del mundo. Prepara el terreno para una conspiración... Despierto en mitad de la noche, con el rostro empapado de sudor y un pavor inmenso que me congela hasta los huesos. Una sensación atroz de que no es sólo un sueño, me invade. Y no sólo eso, sino que ese ser y yo tenemos una extraña conexión. Sabía que lo estaba observando, pues posee una excepcional inteligencia. Me busca entre los escombros de la noche, donde la luz no puede infundirle debilidad. Pero aun está lejos, se encuentra en el Reino de Rasel, aunque avanza lentamente e inexorablemente hacia nuestro reino. Todo esto ha aparecido en mi mente. Lo siento intensamente en mí, como si fuera yo quien estuviera en esos pasajes del este. Y sin embargo estoy aquí, muerto de miedo, esperando al inevitable encuentro. 6 Jonhy Después de estar un rato en el patio con mis compañeros, 22
  • 23. he decidido venir a la biblioteca. Tras leer toda la información sobre Priedni, decido hacer una incursión por el resto de territorios fuera de nuestro mundo. Al norte de nuestras fronteras se encuentra el mundo de los magos, donde se sitúan de este a oeste la isla de Maguiltor, las Tierras Negras y las Tierras Lisas. Más al norte el mundo de los gull's. Mi viaje me lleva hacia las Tierras Lisas, de donde hay buenas fuentes. "Situadas al noroeste del Reino de Rusul y al oeste del Bosque Central. Al norte las baña el mar Zululuque y al sur, el río del bosque. Algo extraño, ya que predomina la arena y no hay indicios de vida. En el corazón del desierto se encuentran las montañas lisas... dunas inmensas." En los libros se muestran muchas fotos de la zona. Continúo pasando páginas. Encuentro varias crónicas escritas por hombres de aquellos tiempos. Me fijo en una que parece interesante: Chis, año 394 de la Segunda Edad. "En la segunda estación del año 394, fui confiado, junto a un grupo de misionarios, a las Tierras Lisas para reconstruir la frontera norte entre el mundo de los magos y el mundo de los gull's. Se habían creado algunas dudas a la hora de la reconstrucción del mapa de Omit Ozak. (...) Se había creado para la ocasión un vehículo terrestre capaz de introducirse en el agua e impulsarse durante unos minutos para salvar la línea de fuego. (...) Cinco partimos aquel fatídico día: un piloto, un fotógrafo, un especialista en terrenos, un científico y yo, jefe de misión. (...) Conseguimos pasar los dos obstáculos de agua sin problemas, pero según pasaba el tiempo las condiciones del terreno empeoraban. La tierra se deshacía con el contacto de la nave. (...) El vehículo comenzó a sufrir ligeros daños que el científico arreglaba interrumpiendo la marcha. (...) Al quinto día la nave quedó dañada seriamente, varias veces. Era peligroso continuar. (...) Desde la central en el mundo de los hombres nos ordenaron que continuásemos a pie, ya que podíamos llevar los materiales necesarios para no abortar la misión. (...) Calculamos un par de días para llegar nuestro destino y otro par de días para regresar. Nadie se opuso a emprender el viaje caminando. (...) Deberíamos haber alcanzado ya nuestro destino, pero las averías debieron retrasarnos mucho. (...) La noche del quinto día fue la primera que pasamos fuera. Acampamos en una ladera de las montañas lisas. No se podía hacer fuego, no había nada para 23
  • 24. alimentarlo y hacía un extraño frío que helaba la arena. (...) Durante el día el fuerte viento nos obligó a disminuir la marcha. (...) Parecía que por mucho que anduviéramos nunca encontraríamos el final de las montañas lisas. (...) El séptimo día perdimos la comunicación con la centralita. Las últimas palabras que escuchamos fue que acabáramos la misión. (...) En la noche del octavo día el científico encendió un aparato, que detectaba movimientos. Se captó un movimiento, de una forma diez veces más grande que la nuestra, que daba vueltas a nuestro alrededor. Pero la oscuridad no nos permitía ver nada. (...) En el noveno día, decidimos regresar. Teníamos demasiado miedo para continuar. (...) Descubrimos con asombro que no habíamos avanzado más de media jornada. Con el viento a favor llegamos antes del anochecer al lugar donde el científico tenía localizada la nave. (...) Durante el día, la forma gigante parecía desaparecer. Sólo nos llegaba un pequeño rumor desde la lejanía, cuando el terreno se agitaba. (...) Recuperamos la comunicación con la centralita y no parecían estar muy contentos, pero nos ayudaron a regresar a nuestro territorio. (...) Por la noche, la forma merodeaba cerca de nosotros. Las luces de la nave lo enfocaron. Se observaba perfectamente bultos en la arena que nos perseguían a donde quiera que fuésemos. (...) En un momento dado, se pudo observar cómo de la tierra aparecía un animal gigantesco. Era un gusano gigante, aterrador. Tenía una boca redonda, llena de afilados dientes. Nadaba en la tierra como si fuera agua. Recibió el nombre de Moll terrestre, ya que animales idénticos cruzan el océano. (...) Cuando cruzamos el río del bosque, el extraño ser se quedó observándonos desde la lejanía. Parecía custodiar su territorio. (...) Llegamos sin mas problemas a nuestro mundo. (...) No cumplimos nuestra misión, pero sí descubrimos una nueva especie. (...) La experiencia vivida nos dejó a todos trastornados. (...)" Levanto la mirada del libro. La historia me deja confundido. ¿Qué extraños seres nos esperan ahí fuera? 7 Simón Comienza a haber un ligero temblor. Chispazos de tensión recorren mi cuerpo. Va a ocurrir algo desconocido e imprevisible que dará inicio a la tempestad. Corro hacia la ventana. Las luces del pueblo enseñan polvo, una nube de polvo que no permite ver 24
  • 25. más allá. Mis recuerdos se mueven agitados. Las naves se acercan. Ya lo he vivido y las señales son claras. Pronto aparecerán, con una aureola en el aire, con una forma indescriptible, con unos colores inimaginables. Mostrando un ritmo de superioridad, descubriendo temores olvidados, encogiendo los cuerpos de quienes los observamos desde la lejanía. Hay un mal presentimiento que consigue hacerme dudar. Las paredes quietas lo saben, el silencio mudo lo sabe, la imagen ciega lo sabe. Es un horror en el espejo de la noche. Es un grito en la memoria arrancada. Es un temblor inmóvil. Puedo sentirlo y puedo sentir el miedo acechándome como una oscuridad sin recuerdos, como un vacío sin borde. Avanzan, construyendo temores y descargando la inestabilidad. Consiguen su objetivo y no se detienen para comprobarlo. Consiguen nuestro temor y no se detienen para su satisfacción. —¡Vamos! —dice mi madre con nerviosismo. —¿A dónde? —pregunto confundido. —No hay tiempo de explicaciones. ¡Vámonos! Mi madre nos coge, a mi hermana Kristy y a mí, con fuerza de la mano. Salimos hacia la calle apresuradamente. Es la primera vez que salimos de noche mientras está vigente el toque de queda. Pero me temo que hoy se ha hecho una excepción, porque no somos nosotros los únicos que corremos por las calles de noche. Vemos otras familias por el camino. Todos nos dirigimos a la casa de Danny, por alguna extraña razón. La oscuridad que avanza alrededor del camino iluminado me asusta. Nunca pensé que fuera así, separando el mundo entre lo visible y lo no visible, entre lo conocido y por conocer. Es una barrera tan grande que me obliga a apartar la mirada y ver la luz. Por fin llegamos a la casa de mi amigo, junto a otras familias. Nos abren la puerta y entramos con el terror incrustado. Allí hay un círculo con muchos chicos de mi edad sentados en el salón. Nos sentamos con ellos, mientras los adultos se quedan conversando en la entrada. Estamos todos aterrados, incluso los adultos parecen conversar con el miedo reflejado en sus ojos. —¿Qué ocurre? Nadie sabe responder. Están todos paralizados. Después de estar así un rato, se acerca el padre de Danny para darnos instrucciones. 25
  • 26. —Bueno chicos, esto tenéis que hacer: estar aquí sentados, quietos, hablando. Si necesitáis algo, pedírselo a Danny. Nadie responde. Sólo una afirmación sorda por parte de Danny parece dar confirmación a las palabras de su padre. La falta de luz ensombrece su figura. —Nosotros tardaremos unas horas. ¡Hasta luego! Cuando el padre de Danny vuelve junto a los adultos, abraza a mi madre, mostrando esa extraña complicidad que tanto coraje me causa. Le da ánimos y se marchan, con los demás, dejándonos solos. Todas a una, nuestras miradas contemplan la puerta, deseando que vuelva a abrirse con nuestros padres al otro lado. Pero el tiempo no avanza y cada segundo es un desafío lleno de intriga, miedo y dudas. 8 Jonhy Horas más tarde, me encuentro en la habitación, incapaz de dormir. Estoy tumbado, mirando la penumbra que provocan las sombras. La escasa luz penetra por las rendijas de la puerta, de la sala de insomnio, y da un aspecto fantasmal. Pero no es por eso por lo que no puedo dormir. No dejo de pensar en la quedada de esta noche. Algo se cuece. Tengo mucha curiosidad por saber qué van a proponer. Parecían muy convencidos de lo que querían. La memoria me da vueltas. Muchas veces hemos conversado de cómo sería la oscuridad proyectada fuera de estas paredes, sobre un río o árboles, de cómo sería la luz del cielo sin muros, o cómo nos afectaría la libertad, y si así alcanzaríamos la felicidad. En lo siguiente que pienso es que el centro nos oprime. Es cierto que yo deseo aprender, y soy uno de los alumnos que más atienden, incluso dedico mucho tiempo a aprender por mi cuenta, leyendo libros en la biblioteca o preguntado a los maestros del arte. Pero las paredes nos encierran como si de una cárcel se tratase y el techo tapa el cielo cada vez que echamos la mirada arriba. Sólo en el patio podemos distinguir la maravilla que nos ocultan sin motivo alguno. Precisamente saber que todo eso existe, que el mundo consta de cinco reinos, que el Bosque Central comienza al otro lado de las Montañas Elfas, que fuera hay otro mundo, de suburbios sí, pero otro mundo; todo eso es lo 26
  • 27. que nos da ganas de conocerlo, de saber si es tal y como lo pintan, y ser nosotros, nuestros ojos, quiénes lo descubran. Aunque siempre me he dicho que no, que yo no sirvo para desobedecer las normas. Si disfruto con cada clase, no me molestan ni las obligaciones. Voy de las clases al patio, del patio a la biblioteca y de la biblioteca a los dormitorios. Disfruto leyendo libros, explorando cada reino, viajando al pasado. Me sumerjo en la cultura más que nadie, soy parte del sistema... Pero luego pienso en lo que hago. Me estoy convirtiendo en un esclavo, en un robot. Hago todo lo que ellos me piden, y sin preguntarme si esta bien o mal. Considerando las ideas de Kerwin, ¿por qué están mal? Simplemente porque se saltan las normas. Pero... ¿cumplir las normas siempre está bien? Darío protege pero no exige que hagamos todo esto. Además, todo el mundo sabe que el fin de su reinado está próximo, y entonces... ¿todo seguirá igual? Si él decide qué está bien y qué está mal, cuando ocurra lo que nadie quiere, ¿habrá anarquía? Hablan de unas elecciones, pero no creo que un señor pueda decidir las normas. La conciencia influye mucho, no hay dios que me haga dudar de lo que creo que está bien, pero lo que creo está inculcado. Nos hacen pensar que esas ideas son por simple rebeldía, pero hay que llegar mas allá, decidir si queremos la libertad, si nuestros sueños son de verdad y sobretodo, no dejarnos influenciar, debemos ser nosotros quiénes decidamos lo que está bien y lo que no. Por otro lado considero que es un error. El sistema es perfecto y si falla es precisamente por ideas como esta. Los hombres somos egoístas y siempre queremos más de lo que nos dan. La idea de escapar debe ser rechazada, porque supondría dejar pasar la oportunidad de aprender y aventurarse en un viaje sin sentido. Podría ser emocionante, no lo dudo, pero me apartaría de todo aquello que es más importante: aprender para llegar a ser una de las personas que controlan la estabilidad y el orden de este mundo. Miro al techo, está oscuro, entre sombras. Quiero comprender el sentido de todo, de cómo está dividida la sociedad, de qué es lo que habría que hacer para mejorarla. Pero es inútil. La inestabilidad radica en desconocer lo que nuestros gobernantes idean para protegernos y en una evidente rivalidad entre Elfas y Frangul. Así como la censura de información de un 27
  • 28. reino a otro y una tensión que se agrava por momentos. Darío no sabe como unir el espíritu humano y su tiempo se agota. Al tiempo que las mujeres toman posición en un régimen inaceptable para Rasel y Rusul, las ciudades de las que depende nuestra integridad. Mientras pienso todo esto, fruto de mi curiosidad y mi interés por saber, voy adormilándome. Me adentro en el mundo de los sueños, donde pasado, presente y futuro se entremezclan para entregar un confuso mensaje, en un universo paralelo. 9 Simón Nos encontramos todos sentados, formando un círculo, en el salón de Danny. Nadie es capaz de pronunciar palabra. El miedo nos paraliza. El ambiente está roto. —¿Tenemos que quedarnos así? Silencio. —Tenemos que ir a donde han ido los adultos y escuchar el mensaje. Se trata de algo tan grave que no nos lo van a comunicar, pero tenemos derecho a saberlo. Desafiando al miedo, miramos a Lumi. Sus ojos relucen en las esferas de sus pupilas. —Miradnos. ¡Estamos muertos de miedo! ¿Cómo vamos a salir? Además, hay niños demasiado pequeños. Danny lo apoya abiertamente. El resto permanecemos callados, dudando si desafiar nuestro terror. Ariel se anima también. —Haced dos grupos: los que quieran venir y los que no. —Yo también me apunto a salir —comenta Helen. Jack también se anima a venir. Quedo pensativo. Si una chica se atreve a salir, ¿por qué yo no? ¡Basta de tonterías! ¡Yo también me apunto! Pienso al tiempo que me pongo en pie. —No te vayas —me suplica mi hermana con ojitos de pena. —Tengo que hacerlo. Me abraza fuerte, como si fuera la última vez. —¿A dónde tenemos que ir? —pregunto antes de salir. 28
  • 29. —A la fábrica abandonada —responde Danny—. Dos calles al sur y una al este. Lumi parece estar al tanto también. Salgo yo el primero. El fuerte viento silva al abrir la puerta. Me siguen Danny, Lumi, Helen y Jack. A continuación sale Ariel. —Démonos prisa —habla Ariel—, esto no me gusta. La noche es muy oscura. El fuerte viento hace que el frío impacte contra nosotros. El hedor se filtra por dentro de la ropa. Un rumor extraño se asoma desde la lejanía. Las calles desiertas proporcionan un poderoso temor. La escasa luz viene de las farolas y algunas parpadean. —¡Dios mío! —¿Qué ocurre? Cuando cruzamos la esquina descubrimos que el resto del trayecto hay que hacerlo a oscuras. Hay varias farolas fundidas. La oscuridad nos acecha como un animal hambriento. —¡No os quedéis callados! —grita Helen. —¡Calla! Estamos muy cerca. Lumi tiene razón. Al fondo de la calle se puede observar una sutil luz. Proviene del interior de la fábrica que hemos venido a buscar. Según vamos aproximándonos vemos gente en el interior. Podemos ver todo eso a través de las ventanas del suelo. La sala se encuentra bajo nuestros pies, en un subterráneo. —Allí están. Ellos a nosotros no nos pueden ver porque nuestra zona se encuentra completamente a oscuras, y los cristales son grises, del polvo. —Aquí hay una ventana rota. Nos acercamos. El cristal está roto. Se puede escuchar débilmente el sonido de las conversaciones. Permanecemos allí callados, escuchando y observando nuestro alrededor, con terror. Las viejas leyendas vuelven a nuestras mentes. Esto es peligroso. Entendemos claramente lo que dicen. Un escalofrío nos recorre las entrañas al descubrir lo que está pasando. 29
  • 30. 10 Jonhy La alarma me despierta de un feliz sueño. Me encontraba en un edén de flores, tumbado, mirando al cielo. Éste es azul en toda su extensión, con nubes blancas y un sol... grande y redondo, de llamas de fuego... —¿Vamos? Quinn me devuelve a la realidad. Son las doce de la noche: la hora de la quedada. Mi compañero no ha pegado ojo en toda la noche y está esperándome para ir a la sala de insomnio. —Sí, claro —digo mientras me incorporo. En unos minutos salimos del dormitorio. La puerta se abre y se cierra con nuestra presencia, gracias a las tarjetas que todos los alumnos tenemos. Cruzamos el largo pasillo, pasando por enfrente de muchos dormitorios. Al llegar a la sala de insomnio, vemos a muchos compañeros sentados en los sillones. Kart estaba hablando, al vernos detiene la conversación. —Espero no volver a ser interrumpido —murmura enfadado—. Como decía, nos tienen aquí encerrados, no nos dejan ver el exterior. Pero fuera hay muchas cosas dignas de ser vistas. La noche, el río, las montañas, el mar... Yo no pienso quedarme aquí por más tiempo. —Sí, eso está claro —responde Lucky—. ¿Pero qué quieres que hagamos? Estamos aquí, entre paredes. No podemos hacer nada para salir. Kart lo observa divertido. Está calculando la mejor forma de soltar el bombazo. —¿Qué haría falta para poder escaparnos de esta cárcel? Todos nos miramos entre nosotros. Como ninguno responde Kart saca astutamente una tarjeta del bolsillo. —¡Una tarjeta de nivel 2! —exclamamos todos al unísono. ¡Es increíble! Nosotros, los alumnos, tenemos tarjetas de nivel 1. Sólo los maestros del arte tienen tarjetas de nivel 2, que les dan acceso a casi la totalidad del centro. Contar con esa tarjeta supone tener vía libre al exterior. 30
  • 31. —¿Cómo la habéis conseguido? Kart vacila. —Tengo que decir que no ha sido nada fácil. Hemos tenido que realizar un gran trabajo entre Ryan, Kerwin y yo. —¡Venga! ¡Contadlo! —Exige Lucky. —Está bien —habla Kerwin por primera vez—. Fui yo quien ideó el plan. Resumiéndolo: Conseguimos robar una tarjeta a un maestro sin que se note, asegurándonos de que ese maestro entre acompañado por otro, a la zona restringida. Un plan ingenioso. Pensándolo bien, es la única manera de conseguir la tarjeta. Si el maestro del arte se hubiera dando cuenta, el plan habría fracasado. Pero de esta forma, el maestro no sabrá que no tiene la tarjeta, hasta que no intente entrar por una puerta restringida, él solo. —Eso quiere decir —comento—, que tenemos poco tiempo. Una noche, tal vez menos. —Eso es. ¿Quién quiere venir? Sorprendentemente Erick y Lucky se echan atrás. El resto de compañeros también se muestran temerosos de salir del centro. Sin embargo, Quinnn y yo decidimos escaparnos. Por supuesto, Kart, Ryan y Kerwin son los primeros que van. Pero nadie más se anima. Yo pienso que debo ir con ellos, porque todo lo que he aprendido, tengo que averiguarlo. El conocimiento es un tesoro muy preciado, si puedo ponerlo en práctica caminando libremente por el mundo. Tengo que hacerlo: es mi destino. 11 Kathy La fábrica abandonada es un lugar desolador. Las viejas máquinas ahora son esqueletos polvorientos de lo que en su momento fue la mina del pueblo. Aun recuerdo el ajetreo, la vida de este lugar. Fabricábamos vestimentas para todo el Reino de Elfas, hasta que decidieron que un gigante como Insul se dedicara exclusivamente al sector textil. Desde entonces, este lugar ha quedado abandonado y nuestro pueblo condenado al olvido. Décadas después vuelven a exigir nuestra atención. ¿Qué querrán? Nos encontramos todos los adultos del pueblo, de acuerdo 31
  • 32. con las condiciones de la convocatoria. Estamos esperando a que los visitantes hagan acto de presencia. Estamos todos muy nerviosos. Es la primera vez que nos reúnen, desde que caímos en la miseria. Al poco, una nave gigantesca aparece por el horizonte y se detiene a unos metros. Del vehículo se abre una puerta y de la puerta, una rampa hasta la entrada de donde nos encontramos. Por ahí bajan hombres armados, con mascarillas y trajes especiales, aislantes de alguna sustancia. Decenas de soldados bajan por esa rampa y nos rodean. Por último, bajan dos más, pero sin armas, con semblante amistoso. Deben ser los líderes de la patrulla. —Buenas noches —habla uno de ellos—. Mi nombre es Dick y mi compañero es Josef —tras una pausa prosigue—. Estamos aquí para informarles de que hace unos días ha ocurrido un grave incidente que nos afecta a todos los que vivimos en este mundo. Se trata —continúa hablando Dick— de que Rasel, en sus labores de vigilancia y protección, ha fallado. —¿Qué ha ocurrido? —Un enemigo procedente de las Tierras Negras ha cruzado la frontera, a pesar de la oposición de las torres de Rasel. Por eso os rogamos que si observáis algo extraño, nos lo comuniquéis inmediatamente. El tiempo en este asunto es vital. Asentimos encogidos por el miedo. Ninguno de nosotros ha visto nada fuera de lo común, pero si algo viéramos, no dudaríamos en comunicarlo. —Muy bien —comenta Dick de nuevo—. Estaremos vigilando la zona. Esperemos que no ocurra nada. Dicho esto, nos explican la forma de comunicarnos con ellos. Dejan un aparato emisor de señales. Tras explicarnos como funciona, se marchan por donde han venido. Todos nos quedamos petrificados, y no sólo por el mensaje: ¿por qué llevaban esos equipos? 12 Jonhy La sala de insomnio es el lugar donde los alumnos que no pueden dormir, van para entretenerse un rato. La sala consta de una luz tenue y sofás muy cómodos para relajarse. También se 32
  • 33. puede bajar al entresuelo, aunque la biblioteca y el comedor están cerrados a estas horas. Los ascensores continúan funcionando, para poder ir al resto de lugares. Por ahí es por donde bajamos. La primera puerta a la derecha es de acceso restringido. —Ahora descubramos si nos conceden la libertad. Nos aproximamos, y la puerta se abre como por arte de magia. ¡La tarjeta funciona! Avanzamos por terreno desconocido. Accedemos a una sala que precede a nuestra liberación. Se trata de una oficina de identificación, que por suerte está cerrada. El horario de abertura es durante el día. Supongo que por la noche no hay desplazamientos. —Son las 12:34 —comenta Ryan mirando el reloj de la pared—. No creo que nadie pase por aquí hasta al menos... las 6:00. En medio, hay unas cadenas. Es para la identificación rutinaria. Para pasar al otro lado tenemos que saltarlas. Justo enfrente, otra puerta de acceso restringido que vuelve a abrirse. —Aquí está el pasillo que comunica con la estación. —Veo que te has estudiado los mapas —comento a Kerwin con cierta ironía. El pasillo hace un giro y después de pasar varias puertas que se abren con nuestra presencia, nos encontramos de frente con la que nos interesa. Entramos. Una inmensa estación se abre ante nosotros, con varios vehículos cerrados. —¿Y ahora qué? 13 Dick La noche se escampa, por los albores de la catástrofe. Un virus mortal acecha nuestro mundo, y el antídoto está desarrollado pero no erradica los síntomas, sólo los atenúa. El veneno avanza y no sabemos hasta donde puede llegar. Por suerte, fuimos avisados con antelación por una fuente que desconocemos, del propio rey. La paz quiebra, los señores dudan y por el efecto cadena arrollador, la jerarquía se divide derrumbando las bases que nos mantenían unidos, abriendo varios frentes para superar la crisis. Frentes que no harán mas 33
  • 34. que debilitarnos. El camino de la destrucción arrasa el horizonte. Las nubes negras no nos permiten razonar con inteligencia. Aun así, afrontamos nuestra decadencia con optimismo: la profecía dice que un nuevo rey suplantara en el trono al viejo Darío, y entonces, haremos estallar la guerra por nuestra salvación. Aunque eso supondrá la ruptura definitiva de nuestra raza. Elfas desea el poder tanto como las ciudades frontera, mientras Frangul se deteriora en silencio. Pronto descubriremos los acontecimientos inevitables que nos aguarda el destino. —¿Por qué no avisamos a estas gentes de la grave amenaza que nos acecha? —me pregunta Josef— Esto ya ha empezado. —¿Para qué? Para que cunda el pánico. Además, el nivel de veneno en el aire todavía es escaso y no sabemos con certeza los síntomas. —Pero... ya están todas las ciudades privilegiadas protegidas. Ellos están expuestos a cada momento. Si desconocen el problema, no harán nada para evitarlo. Josef tiene razón. Desde que fuimos informados de la amenaza, se han colocado cúpulas en todas las ciudades privilegiadas. Estas cúpulas no permiten que el aire contaminado del exterior se filtre al interior, antes lo purifica. Fueron colocadas por Tropolis como medida preventiva, pero ahora estamos descubriendo que son necesarias. —¡Las ciudades privilegiadas son nuestra prioridad! Los suburbios no son necesarios para nuestra supervivencia. Esos infelices nos mostrarán la verdadera amenaza que nos acecha. Seguimos discutiendo mientras viajamos. Estamos recorriendo todo el mundo no privilegiado para averiguar si alguien ha visto al ser infiltrado de las Tierras Negras. Tenemos ordenes directas de Darío de encontrarlo y entregárselo. 14 Jonhy —¡No sabéis nada! —Kerwin se encuentra en un estado de evidente fascinación, satisfacción contenida y un grado de superioridad que nos asusta— Tenemos que hacernos con el control de una de las naves, desde la centralita. —Sí, pero... ¿Cómo entramos? —pregunta Quinn. 34
  • 35. La centralita se encuentra en la sala de al lado. Se puede ver a través de un cristal. —No creo que podamos acceder. —¿Cómo que no? Lo único que nos separan de los controles de los vehículos son estos cristales. —¿Ése es el plan? ¿Cómo piensas romper los cristales? —le respondo alterado. Kerwin permanece inmutable. Su frialdad es increíble aun recibiendo críticas a voces de varios de los presentes. Está seguro de conseguir el objetivo. —¡Es cuestión de física! ¿Qué material es más duro que el cristal? Miramos alrededor. Sólo hay algo suficientemente duro como para romper el cristal. —¡Espera! ¡No! No puedes coger el extintor. ¡Harías saltar la alarma! Y... nos pillarían en pleno acto de vandalismo. —No si cortamos el suministro eléctrico. Los ascensores son los únicos medios que disponen para llegar hasta aquí. Conectemos la batería de una nave y provoquemos un cortocircuito. De esa forma, los ascensores no funcionarán y nadie podrá bajar. —¿Cómo pretendes hacer eso? Una vez salte la alarma no dispondremos de tiempo. Además, no tenemos ni idea de cómo funcionan esas máquinas. ¡Tu plan no se sostiene! —Eso lo veremos —habla Kerwin desde su nube—. Quinn acércate a esa nave, cuando se abra dirígete a la cabina: tú te encargaras de pilotar. Jonhy, prepárate para abrir los paneles que hay dentro de la centralita. Ryan, encárgate de mandar los ascensores al sótano. Así ganaremos tiempo. Kart, tú cogerás el extintor y lo estamparás contra el cristal de la centralita. Una vez hayamos abierto la nave, deberás expulsar el líquido del extintor sobre el panel que Jonhy te abrirá —con una ligera sonrisa prosigue—. Y yo me encargaré de manejar los paneles para conectar la batería de la nave. Entonces Quinn, deberás ponerla en marcha sin cerrar las puertas, y los demás correremos mientras la máquina está en movimiento. Pienso un rato. Aún falta algo. —¿Qué ocurrirá con las puertas exteriores? 35
  • 36. —Yo me encargaré de abrirlas. ¡Vamos! Cuanto menos tiempo estemos aquí, menos posibilidades habrá de que nos pillen. ¡Preparémonos! 15 Simón —¿Habéis oído eso? —pregunto refiriéndome a lo escuchado en el interior de la fábrica abandonada— ¡Estamos en peligro! —No te apures —me calma Lumi—. Seguro que es otra falsa alarma. Hace poco escuché rumores sobre un virus mortal, y aquí estamos todos —lo miramos al tiempo que sonríe—: sanos y de una pieza. Aun así tengo un extraño presentimiento. Lo que hemos escuchado ha sido al menos inquietante. Ese ser, lo que quiera que sea, está en nuestro mundo y no sólo lo sé por lo que acabamos de escuchar... un escalofrío me hiela la sangre. Estoy completamente seguro. Se trata del mismo ser con el que he soñado. Me persigue, en la noche, desafiando mi subconsciente, jugando con mi vulnerabilidad. Es un alma errante atraído por mi energía. Y lo peor de todo... ¡es real! No es fruto de mi imaginación. Los soldados lo están buscando. No debe estar muy lejos... —¡No podemos quedarnos aquí! —nos avisa Danny sacándome de mi meditación— Tenemos que regresar antes de que nuestros padres vuelvan y se den cuenta de que no estamos. La calle vista desde esta perspectiva parece una trampa. La penumbra es mas evidente aquí. Las luces se encuentran muy lejanas y las sombras se alargan hasta perderse en el horizonte. Caminamos por donde hemos venido, recordando nuestro recorrido. Se hace muy difícil. Cada vez hay más oscuridad. Esto antes no era así. Se vuelve a fundir otra farola. —Amigos, no dejéis de hablar. Podemos perdernos. —No me gusta esto —comenta Helen asustada. —Sólo tenemos que llegar a la siguiente esquina y entonces girar hacia el norte. Esa calle estaba mejor iluminada. No tendremos problemas. Ojalá sea así. A mí ya se me está haciendo largo el viaje. No puedo dejar de pensar que en cualquier momento me voy a 36
  • 37. encontrar con el ser encapuchado. El terror me invade. El silencio se va apoderando de nosotros a pesar de las advertencias de Lumi. Hasta se puede escuchar las palpitaciones de los corazones, a una velocidad endiablada. —¡Quietos! —grita Danny— Tenemos que tocar las paredes para saber cuando tenemos que girar. Tiene razón. La oscuridad nos ha invadido tanto, que ha ocultado hasta la penumbra. La pared ahora no llega hasta nuestro halo de visión. Nosotros sólo nos podemos ver cuando estamos cerca. Danny se aleja para palpar la pared y en un par de metros es engullido por la oscuridad. Estamos expuestos a que un animal salvaje nos ataque o alguna desgracia nos ocurra. —Chicos... —murmura Danny aterrado— ¡Aquí no hay pared! 16 Jonhy ¡La libertad nos espera al otro lado! Tanto tiempo planeándolo, tantas esperanzas puestas, tantas ilusiones... Y todo depende de un absurdo plan. Kerwin se ha vuelto completamente loco. Se trata de provocar un destrozo, cortar el suministro eléctrico y robar una nave. Un plan descabellado. Sin embargo, ninguno parece discutirle y me encuentro en mitad de toda la acción, buscando la manera de abrir el panel de control. Hay cristales por todas partes. El sonido chirriante y ensordecedor de la alarma me desgarra los oídos. Mis compañeros se hablan a gritos. Esto se nos va de las manos. —¡Vamos Jonhy! —me exige Kerwin— Esto ya está. Kart está preparado con el extintor. Quinn se encuentra en la cabina del vehículo. Kerwin ha conseguido abrir una puerta, pero al otro lado no está el exterior, sino otra puerta. —No podemos apagar el suministro de energía. ¡La segunda puerta exterior no se abrirá hasta que no se cierre la primera! ¡Tenemos que irnos ya! No tardarán en llamar a los ascensores. Desde arriba tienen cámaras para ver lo que ocurre aquí abajo. Salimos corriendo hacia el vehículo. Quinn ha conseguido que empiece a moverse. Subimos y una vez dentro las puertas se cierran. Nos dirigimos hacia las puertas exteriores. Cruzamos la 37
  • 38. primera puerta y nos detenemos. La puerta que queda detrás de nosotros se cierra. Un chorro de aire es rociado en el espacio que comprende las dos puertas cerradas. A continuación la segunda puerta se abre, permitiéndonos el paso hacia la libertad. —¡Que dominio tienes Quinn! ¿Sabías pilotar? —No. Yo simplemente he encendido los controles y he seleccionado un destino. El resto ha funcionado solo. —Lo que me esperaba: piloto automático —comenta Kerwin. —¡Fantástico! —festeja Ryan. Priedni queda atrás. Delante: la noche. La oscuridad lo baña todo, pero es un baño reconfortante. ¡Por fin hemos conseguido lo que pretendíamos! De pronto nos detenemos y las luces se apagan. —¿Qué ocurre? —La batería se ha desconectado. —¡Nos han descubierto! No tardarán en llegar. ¡Debemos salir de aquí! —¿Cómo salimos? Las puertas se han cerrado. Por suerte Kart no ha soltado el extintor. La emprende a golpes contra el cristal de la cabina. Éste cede en grietas y acaba en mil pedazos. —Buena solución. A continuación, sin dudarlo, salen al exterior por el hueco del cristal roto y bajan por el morro de la nave. Voy tras ellos, pero no me esperan. —¡Por fin libres! 17 Simón —¡Nos hemos pasado! —Mira que me lo temía —comenta Helen. La calle está tan oscura que no hemos visto la esquina para girar al norte. Es extraño, porque la calle que baja tenía bastantes farolas. No entiendo como hemos seguido caminando sin percatarnos de las luces. Sea como sea, ahora tenemos que enmendar nuestro error. 38
  • 39. —Deberíamos regresar... —¡Silencio! Un crujido azota en la oscuridad. Viene desde atrás. El rumor nos espanta. Encontrarnos ahora con una bestia, un animal salvaje, podría ponernos en una situación muy comprometida. La noche siempre trae estos seres, enemigos temibles. Las marcas en las paredes y los rastros de sangre no se hacen solos. Muchos han caído caminando por estas zonas a estas horas. —Debemos continuar. No sabemos qué puede ser eso. El crujido es precedido de pasos. La oscuridad lo oculta, pero si es una bestia, nos estará viendo sin el menor esfuerzo. Estamos expuestos. La desgracia puede caer sobre nosotros. Avanzamos hacia el oeste intentando no llamar la atención, hasta que dejamos ese sonido atrás. —¿Y Danny? —Nos lo hemos dejado intentando esquivar a ese ser. Hablamos aún entre susurros. Estamos temerosos de regresar, pero tenemos que hacerlo para buscar a nuestro amigo. Ahora, el silencio es absoluto y nos pesa. Estamos en mitad de la negrura, con la losa del silencio... como nunca nos habíamos visto en nuestras vidas. —¡Ay, que lo hemos perdido! —¡Maldita la hora en la que salimos! —grito cabreado. —Sabíamos que era peligroso y aun así decidimos venir —nos calma Lumi—. La culpa es de todos, pero no tenemos que buscar culpables. Hallemos una solución. A continuación nos quedamos todos pensativos, tratando de trazar un plan para escapar de esta niebla negra, o en el mejor de los casos, encontrar a Danny. —Regresemos con los demás y cuando lleguen nuestros padres, contémosles lo sucedido y que sean ellos los que vengan a buscarlo. —¿Y si le pasa algo? ¡Había algo allí! —No podemos volver nosotros. Si es una bestia de verdad, posiblemente esté muerto y nosotros no tendríamos ninguna posibilidad de salvarle. Si no es una bestia, no le 39
  • 40. ocurrirá nada y podrá esperar a que los adultos lo busquen. Por fin alguien que habla sensatamente. Ariel es el único que puede razonar a estas alturas. Danny estará bien. Darío aun nos protege en la noche. Mientras el rey viva, tenemos un seguro de vida. Pero no tentemos a la suerte. ¡Volvamos enseguida! 18 Jonhy Salimos de la nave. El aire es mucho más espeso. Se pega en los pulmones. El vacío pesa como si fuera una sustancia. La noche nos despierta del letargo: esto es peligroso. A pasar de los gritos de júbilo, mi incomodidad aumenta. —¡Mirad el esplendor y la grandeza del mundo! ¡Somos como hormigas ante un universo gigantesco! ¡Mirad el cielo, las estrellas y la magia que nos querían ocultar! Ahora somos libres para descubrir, para admirar cada detalle, cada destello de maravilla que nos han descrito... —Ya nunca más volveremos a sentirnos encerrados. Hoy comienza una nueva vida... Y continúan gritando, ahogando sus gritos en el vacío donde se internan. Corren felices, sollozando de alegría, pero incautos. Intento seguirlos... es imposible. Pronto dejo de verlos. Intento aumentar el ritmo para alcanzarlos. Descubro que este aire me agota. Paro un segundo. Me encuentro atrapado entre oscuridad y silencio: tampoco los escucho. ¡No pueden haber avanzado tanto! Desisto. Miro hacia atrás. Tampoco veo la nave. Estoy solo y perdido. La noche es tan oscura como una sombra en la penumbra. Me ha engullido en su negro abismo y por mucho que avance no veo otra cosa que no sea oscuridad. El cielo sólo refleja, no ilumina. Me encuentro tan desesperado que creo vislumbrar una luz. ¡Sí, es una luz! Posiblemente alguno de mis compañeros ha cogido una linterna. —¡Estoy aquí! Mi voz tiembla en mi garganta. No consigo hacerme oír demasiado. Lo vuelvo a intentar. Mi voz se quiebra, no consigue traspasar la noche. ¿Qué me ocurre? ¡Esto no es normal! ¡Es algo que hay en el aire! Me está debilitando. Caigo de rodillas, vencido y desesperado. Arranco matas 40
  • 41. con las manos. Cada segundo el terror me domina más. ¿Qué sería peor? Peor que caminar por la nada sin esperanzas... Temiendo encontrar la muerte y agonizar sin encontrarla, por un segundo la deseo para alivio de esta condena. La luz de delante se aproxima... ¡No puede ser! ¡Mi deseo se ha cumplido! La luz se aclara y me enseña una figura: un ser encapuchado vestido con túnica negra. Sus ojos son puntos luminosos y lleva un candil. Es una sombra que avanza hacia mí para mi locura. Su rostro no es posible contemplarlo, guarda una crueldad que desquicia el alma. ¡Es la muerte que aguarda mi hora! Trato de huir. No puedo levantarme. Una fuerza maligna me empuja hacia la luz, hacia el horror. Araño el suelo, me encadeno a sus hierbas para no ser arrastrado. Mi desesperación es tal que invoco a Darío como única salida. —Darío no puede ayudarte: su tiempo se ha agotado. El encapuchado de la noche ha hablado: ha dictado sentencia sobre mí. Su voz enturbia cualquier resquicio de cordura. El significado escampa sentimientos atroces que no soy capaz de procesar... aunque ya da igual: me encuentro inmóvil bajo sus pies. ¡Éste es mi fin! 19 Danny —Chicos... —grito asustado— ¡Aquí no hay pared! —¡Nos hemos pasado! —comenta Helen. Continúan discutiendo mientras escucho algo en la oscuridad. El pánico me invade. Pienso que puede ser una bestia del bosque. Trato de quedarme inmóvil, para pasar inadvertido. No hace viento, por lo que le será difícil rastrear mi olor. Intento no pensar en nada. Si me descubriera estaría muerto. El sonido se convierte en pasos. Está muy cerca. Puedo notar incluso su fétido olor a muerte. No puedo moverme, aunque seguramente podrá ver en la oscuridad mucho mejor que yo. Mi sombra está en sus ojos, como parte de la noche. Mi corazón late tan fuerte que parece que quiere escapar de mi pecho. La angustia me invade, pero no puedo dejarla fluir. La total oscuridad y el absoluto silencio me favorecen. Sólo un 41
  • 42. error y será fatal. La bestia, posiblemente un ogro, merodea demasiado cerca. Si continúa buscando me encontrará. Tengo que hacer algo, ¿pero qué? No tengo las fuerzas para luchar con él, ni la velocidad necesaria para poder huir con posibilidades de escapar. Esos seres se alimentan de hombres, por eso merodean todas las noches por aquí. Soy su presa en todos los sentidos. —Ummm —pronuncia el ogro—. ¡Huelo a carne fresca! Según oigo esas palabras de sentencia, corro con todas mis fuerzas. Ni siquiera sé hacia donde. Hacia donde sea. El ogro me persigue. Ahora el sonido está a su favor. Cada zancada que doy, sabe exactamente en que dirección es. Aun así trato de perderle. Por suerte no es mucho más rápido que yo y no me alcanza, pero pronto me agotaré. Giro una esquina a la izquierda esperando que le distraiga. Por un segundo creo haberlo perdido. Nada más lejos de la realidad: ahora está más cerca. Debió verme girar. En esta calle hay algo de luz, aun escasa. Me ha alcanzado y se dispone a agarrarme del brazo. Lo esquivo con un veloz movimiento y con la otra mano le golpeo con todas mis fuerzas en el rostro. Mientras se lamenta, huyo. La mala suerte se ceba sobre mí. Cuando consigo unos metros de ventaja, me tropiezo con algo en el suelo y me estampo contra la pared. Al mismo tiempo, el ogro se ha recuperado del golpe y avanza hacia mí, furioso. 20 Ser encapuchado Camino detrás de Jonhy, el chico que se ha quedado atrás del grupo que escapó de Priedni. Lo hago con pasos lentos, dejándome oír. Su terror es palpable. —Darío... ¡Necesito tu ayuda! Esa súplica me provoca una vil carcajada. Darío está a punto de pasar a la historia. Su tiempo se agota. Ya nada puede hacer para salvar a los hombres. Se lo hago saber al chico, que se desmaya bajo mis pies, víctima del hechizo de mi voz. Ahora puedo cumplir con mi misión... —¡Alto! Jonhy no puede ser el elegido: tiene sangre del rey. Todos los hombres que han escapado de Priedni tienen esa 42
  • 43. condición. Sigue hacia el oeste, llegarás al río Carim. Síguelo hasta que encuentres un pueblo no privilegiado. Allí hay otro grupo de jóvenes a tu alcance. Da con ellos y sabrás cuál es el elegido. Además... no creo que tengas problema para encontrarlo: vuestras mentes están vinculadas. ¡Pronto cumpliremos la profecía! Sí... la profecía. La profecía cuenta que muy pronto el viejo rey Darío caerá y un nuevo rey, con renovadas fuerzas, le sucederá en el trono para conducir a los hombres a la guerra, y así poder librarlos de la amenaza que los acecha... Está escrito en el libro más sagrado de la historia: El enigma de los dioses. Ahora me dirijo hacia el río. Debo cumplir las órdenes de quien me ha convocado. Una orden sagrada ha sido llamada. Cuentan los oráculos que esta estirpe, al principio de los tiempos fue condenada a vagar por el Hades por ser los culpables principales de romper la paz de la Primera Edad. Dicha condena sería concluida cuando un representante de un dios olvidado nos convocara y cumpliéramos su voluntad. Mi lealtad es máxima, pero el resto de mi estirpe sigue vagando por el Hades y no ha sido liberada... pero un nuevo juramento se ha pronunciado. El representante del dios olvidado me conducirá hacia un destino superior: encarnarme como un semidiós para restablecer el orden y el equilibrio que Omit Ozak carece. Así podré enmendar nuestro error y liberar a aquellos que siguen condenados. Además, con esta muestra de disciplina y eficacia, demostraré ser apto para el paraíso prometido. Aun soy una sombra en la noche, carente de cuerpo. Por eso cuando crucé la frontera no pudieron pararme, ni dañarme. Pronto este espíritu viviente tomará vida y usurpará el poder, para cumplir la profecía... para alegría de unos y desdicha de otros. 21 Danny Al caer, me golpeé con la cabeza en la pared. El golpe me ha dejado aturdido. Me encuentro en tal mal estado que el cuerpo no me responde, pero puedo seguir observando hacia el lado donde ha caído mi cabeza. También puedo escuchar sonidos difusos. Parece ser que el ogro se ha encontrado con otros seres y se disputan la presa. 43
  • 44. De pronto, algo me pisa. Siento mi rostro aplastado contra el suelo. Hablan entre ellos mientras voy perdiendo la consciencia. Cada vez me cuesta mas respirar. El temor que siento me ahoga el alma. Soy la única comida de unos ogros hambrientos. Noto varios ojos clavados en mí, deseando probar mi tierna carne. Pero mi única visión es la inmóvil pared, y ahora, unos pies que me resultan conocidos. Y el sonido se deforma demasiado para entender lo que están diciendo. ¿Qué estará ocurriendo? Mi piel se estremece, por primera vez. La cara comienza a dolerme, transcurrido un tiempo desde que recibí el pisotón. La consciencia vuelve a mí. Comienzo a pensar de manera compulsiva, pero... cada pensamiento es como un azote sobre mi débil piel. Es la maldición que se cierne sobre nosotros. Los pensamientos nos llevarán hasta respuestas inalcanzables, pero... abrirá una herida incurable en la mente, que crecerá con cada pensamiento. Seremos un pueblo sabio, un inmenso oráculo, pero que caerá exhausto y morirá... cuando sean revelados los secretos mas profundos. Todo ello, por causa de un virus letal que se expande y que nos conducirá a la guerra y a la destrucción irremediablemente. Las imágenes se suceden en mi cabeza. Cuanto más deseo saber más daño me produce y más me aproximo a las puertas de la muerte. Al saberlo, decido dejar de curiosear entre los rincones prohibidos del conocimiento. La atracción es demasiado fuerte... Si no ahora, muy pronto la curiosidad me arrastrará hacia los brazos de la muerte. El hechizo se rompe... varios golpes me despiertan del ensueño. Me están arrastrando hacia lo desconocido, tirando de mis piernas. Mientras, a duras penas puedo percibir una pelea o una discusión. 22 Kerwin Miro al mundo tal y como es, sin paredes que lo oculten, ni barreras que me protejan. Es una masa de aire negro, infinito en toda su extensión y frío. Hay una luz lejana, tan lejana que no puedo distinguir qué ilumina y dónde ilumina, pero ahí está y me confirma la existencia de otros lugares habitados. Sigo hacia delante, hacia la infinita y fría oscuridad. Yo soy el único que se ha decidido a continuar hacia delante con 44
  • 45. paso firme. Los demás se han quedado atrás, expuestos a que den con ellos y frustren la huida. Mis pulsaciones se disparan, mi visión se extiende hacia delante: ¡Yo sí conseguiré la libertad! Comienzo a caminar a mayor velocidad. La oscuridad me engulle, pero no me importa. Abro los brazos, me uno a ella, al aire que no nos permiten respirar, al horizonte que no nos permiten ver, al destino que no nos dejan explorar... Desde hoy mismo seré yo el único que decida mi futuro. Mi camino me conducirá hacia un bien o hacia un mal, que sólo mi destreza y la suerte tomarán parte. ¡Por fin! El cielo está cubierto de estrellas preciosas, como gemas plateadas a punto de estallar, luminosas y parpadeantes. La luna, con un extraño color rojizo, también se puede ver majestuosa en el horizonte. Y el dulce murmullo de la noche da un excepcional encanto a la maravilla que estoy descubriendo. Me invade una sensación de felicidad. ¡Por fin he conseguido cumplir mi sueño! Pero debo estar alerta: no debo olvidar que me encuentro fuera de toda concentración humana y aquí es factible encontrar enemigos. Aunque de momento me encuentro totalmente solo. Tan solo, que no están ni mis compañeros. Ellos quedaron atrás hace rato. "Cada uno que se cuide de sí mismo." Pienso. Al mirar hacia la derecha, la sonrisa estalla en mí. Contemplo un conjunto de puntos centelleantes, reflejos de las hermosas estrellas. Se trata del río Carim, para guiarme. Cuando me acerco para notar el agua sobre mis manos y mi rostro... un golpe en la cabeza me desploma sobre el río. Al caer, creo ver una figura oscura, encapuchada, con un candil... 23 Simón Seguimos caminando hacia la casa de Danny, para avisar a los adultos de la terrible situación en la que se encuentra nuestro amigo. A penas avanzamos una calle cuando escuchamos pasos en el este. —¿Eso es...? —pregunta Helen. —¡Tiene que ser Danny! Aunque estaba totalmente de acuerdo con la propuesta de 45
  • 46. Ariel, la posibilidad de que nuestro amigo se encuentre cerca me hace cambiar de idea. Sin pensarlo, me dirijo hacia el lugar de donde suenan los pasos. —¿A dónde crees que vas? —se molesta Lumi— Habíamos decidido regresar para buscar ayuda. ¡Todos acordamos que era la decisión mas sensata! Jack se coloca a mi lado, dándome su apoyo: —Si Danny está ahí, no regresaremos sin él. Ariel se queda pensativo. —¡Escuchad! ¡No está solo! ¡Es muy peligroso ir allí! —Entonces debemos ir con mas motivos —comento al tiempo que me apresuro— ¡Si lo dejamos solo no llegará a mañana! Lumi y Ariel dudan unos instantes hasta que finalmente ceden. —Helen: regresa tú y pide ayuda. ¡Que sea lo que los dioses quieran! Finalmente ellos dos nos acompañan, mientras la chica se aleja corriendo. Eso va a ser lo mejor. No estoy orgulloso de dejar que vuelva sola, pero nuestra situación es complicada. No sabemos qué peligros podemos encontrarnos. —¡Aquí hay algo! —comento aterrorizado al pisar un cuerpo inerte. —¡No puede ser! — grita desesperado Lumi, y su terror crece por momentos— ¡Corramos! Mientras ellos comienzan a dar pasos hacia atrás, agacho la mirada para averiguar que ser se encuentra bajo mis pies. La débil penumbra me muestra el rostro ensangrentado de... ¡Danny! Por suerte no está muerto. Lo sé porque la sangre le dificulta la respiración, por lo que respira al fin y al cabo. Intento darle auxilio cuando un rugido espeluznante me devuelve al horror: un gigantesco ogro se encuentra plantado frente a mí y se aproxima sediento de sangre. 24 Jonhy La noche es un espejo de la verdad. El destino gira, en la rueda de la vida, en el filo de la catástrofe. Los enemigos 46
  • 47. regresan a donde fue su hogar, el candil muestra la procesión: ya están aquí. Primero se infiltra un caudillo como gobernante en nuestra política, nos observa, nos dirige, espera paciente e implacable nuestra debilidad para mandarnos su ejército y así condenarnos a una derrota segura. Son sangre de nuestra propia sangre: la descendencia de nuestros antepasados guiados por un dios olvidado, ciegos por la sed de venganza. Nuestro destierro les produjo una herida en la memoria que no cicatriza. Ahora vuelven para reclamar su territorio y así aliviar sus pesares. Callaron cuando eran débiles... pero han aguardado su momento, han mejorando sus malas artes, han crecido bajo la sombra. El ímpetu y la paciencia han logrado que adquieran un poder devastador, comparable al ejército de Sir, pero no se arriesgarán a una guerra abierta. Temen, al igual que anhelan, nuestra tecnología. Saben que si nos dan tiempo para preparar las batallas, Tropolis dotará a las tropas de Sir y Goor de un armamento suficiente para multiplicar nuestro poder de defensa. Por este motivo trazan una inmejorable estrategia que nos arrastrará a las puertas de la extinción. Esto ya no tiene marcha atrás. El efecto cadena hará que sigan aconteciendo sucesos catastróficos. La profecía escrita en el libro sagrado lo confirma. Un nuevo rey suplantará a Darío en el trono de Frangul y éste dictará sentencia sobre los hombres. La guerra devolverá a cada raza su territorio, su influencia y su poder. Hombres, magos y gull's en disputa de Omit Ozak, bajo la influencia fundamental de los dioses. Mientras el cielo se tiñe de rojo de la sangre de los caídos al norte, un virus mortal avanza hacia el sur sin piedad, para infectar y arrasar todo lo que encuentre a su alcance, dejándonos muy afectados, a merced de la estrategia de nuestros enemigos. Pronto se descubrirá que la seguridad del mundo de los hombres ha caído. Nuevas torres de defensa deberían levantarse, pero no será así. Los señores están excesivamente preocupados por el poder, esperando el inevitable final de Darío, para ascender en la jerarquía y descuidan otros asuntos de mayor relevancia. Estamos a merced de quien nos acecha. Un cambio se avecina. Para bien o para mal, el final del sistema aguarda. 25 Simón Quedo aterrado ante la visión de ese ser frente a mí. Sus 47
  • 48. dos metros de altura, su fétido olor a muerte, su horroroso rostro cubierto por un líquido transparente producido por sus ansias de carne... Su piel gris llena de poderosos músculos, sus garras en manos y pies, sus rugidos atronadores... Mi piel se estremece, dejándome petrificado. —¡Vamos! —me grita Lumi. —¡Aquí está Danny! —grito yo con desesperación mientras agarro su cuerpo inerte por las piernas y estiro de él, arrastrándolo por el suelo, intentando alejarlo del ogro. —¡Déjalo, no podemos salvarlo! La situación es desesperante. A pesar de mis esfuerzos tirando del cuerpo, no consigo avanzar demasiado. El temible ogro se encuentra tan cerca que prepara su brazo para alcanzarme con un fuerte tortazo. Suelto a Danny y consigo esquivarlo, pero dejo a mi amigo a merced de sus garras. —¡Vayámonos! —me gritan Lumi y Ariel— ¡Si nos quedamos acabaremos todos muertos! El ogro alarga su brazo hacia Danny, que sigue inconsciente. Lo levanta en el aire con una fuerza increíble y cuando va a darle un bocado, Jack, en un desesperado intento, se lanza contra él gritando: —¡Nooooooo! Chocan, con un estridente sonido y caen al suelo. Por unos segundos no se mueven. Corro para dar auxilio a mis amigos. Jack se reincorpora enseguida. —¡No dejaremos a Danny aquí! El ogro también se reincorpora. En un rápido movimiento golpea a Jack que cae hacia atrás. Se yergue con una mueca de furia y dirige su fulminante mirada hacia mí. Sus sienes se contraen en una horrible imagen. Retrocedo unos pasos víctima del terror. Tanto miedo recorre mi cuerpo que camino de espaldas despavorido hasta chocarme contra la pared, quedándome acorralado frente a ese ser. Lumi primero y después Ariel, intentan ayudarme atacando al ogro por la espalda, pero éste se revuelve con sendos tortazos, desplazándolos unos metros atrás y desplomándolos. Jack todavía no se ha levantado y Danny continúa inconsciente. 48
  • 49. De esta manera me quedo solo frente a esta bestia, hambrienta de nuestra carne. 26 Helen La pesada oscuridad se filtra en mis pulmones provocándome una fatiga desmesurada al correr. Aún así insisto, debo avisar a los adultos de la grave situación en la que se encuentran mis amigos. Ellos sabrán que hacer. Avanzo un par de calles más y enseguida distingo las primeras luces que muestran un lugar conocido para mis ojos. Me alegro tremendamente. Correr a oscuras no es grato para nadie, pero además está esa terrible sensación, como si cargara sobre mis espaldas muchos kilos. Es el aire que pesa dentro mí... Una vez cruzo el umbral hacia la luz, todo vuelve a ser igual: el tiempo vuelve a correr y la angustia se disipa. Ya estoy a salvo. Enseguida llego a la casa de Danny. Golpeo la puerta varias veces, con desesperación. Cuando me abren son los adultos que ya han regresado y me miran con terror. Me preguntan qué ha pasado, pero yo no puedo responder mientras no recobro la serenidad. Me apoyo las manos sobre las rodillas y me agacho, encogida. —Están en las calles de al lado de la fábrica abandonada —pronuncio a malas penas—. ¡Ir a ayudarles! ¡Creo que hay un ogro con ellos! El rostro de Kathy se contrae, preocupado. —¿Está Simón con ellos? Asiento abatida. Pero, contrariamente a lo esperado, el padre de Danny agarra a Kathy del brazo y se la lleva dentro. La espera se hace eterna. ¿Por qué no han salido corriendo a buscarlos? Cuando vuelven, su decisión me deja helada: ¡No van a ir a buscarlos hasta mañana! Han hablado de lo peligroso que sería ir ahora. Pero... ¿y ellos qué? —No podéis hacer eso. ¡Están en peligro! —Mañana a primera hora saldremos todos a buscarlos. Esta noche nos quedaremos aquí. Ahora descansa —me ordenan. ¿Pero como pretenden que descanse si están mis amigos 49
  • 50. en peligro? Quedo totalmente desconcertada. Finalmente acepto la decisión y me dirijo al salón, donde se encuentran los niños ya acostados en el suelo. 27 Ser encapuchado La noche es una espesa masa oscura, donde nacen mitos y leyendas, donde el éter da vida a seres de ultratumba. Los mortales temen la penumbra, un miedo irracional se apodera de ellos, tanto por las sombras que ciegan su visión como por los misterios que en ella se ocultan. La calamidad se apodera de ellos, naciendo en los negros rincones de su visión y desplegándose sobre sus lúcidos cerebros llenos de vida, para convertirlos en oscuros reflejos obsesivos de lo que fueron. La muerte se expande, de la mano de la locura, ambas infectarán a los hombres para convertirlos en vagas almas en pena condenadas al Hades. Ya observo, desde la lejanía, al elegido. Lo vi en visiones la misma noche que él soñó conmigo y ahora lo reconozco. Una gran melena pelirroja le cae sobre la espalda y hombros... igual que antaño. Unos ojos oscuros, penetrantes, dan vida a un cuerpo que hará cumplir la profecía. Sí... ¡la profecía! Desde los albores de la historia estaba escrita y pocos fueron capaces de leerla. El libro sagrado es un tabú, una maldición a la que pocos se aventuran a adentrarse. Nadie acepta que el fin esté próximo y las enormes desgracias que en él se cuentan. Pero con cada nuevo acontecimiento el destino permanece inmutable, predicho con siglos de anterioridad. Hay que temer, es cierto, pero también hay que esperanzarse. No todo lo que hay escrito es miseria y muerte, sino que también hay un paraíso, un futuro maravilloso para aquellos que entiendan el mensaje de los dioses. Solamente hay que creer y resolver el enigma que nos plantean. Entonces el puente se abrirá para salvar a los elegidos y la felicidad inundará sus corazones eternamente. Me muestro ante Simón: el elegido. Enfrente de él hay un ogro. Cerca se encuentran sus amigos. Se adentraron en la noche por mera curiosidad y estuvieron a punto de pagarlo con sus vidas. Ojalá pudiera quedarme para dejar mi sello. —¡Fuera! —pronuncio con una voz poderosa, para que la orden sea escuchada por todos. 50
  • 51. El ogro, al observar mi figura sobrenatural, huye despavorido por su temor a lo irracional y a la luz. Los jóvenes caen en un profundo sueño, víctimas del hechizo de mi voz. —Ya tengo al elegido —comunico al ser que me ha convocado. 51
  • 52. Segunda parte: Centro de espionaje 28 Jonhy Despierto con un tremendo dolor de cabeza. Me encuentro sobre un lecho blando, que me sostiene cómodamente. Cuando intento abrir los ojos para averiguar donde estoy, una luz blanca me ciega. La luz es poderosa, grande, tapando todas las formas como si se tratara de la mas cruda oscuridad que ya viví, pero con un extraño color blanco, incesante. Me provoca frío, un frío que me hiela la sangre, no por la sensación de un ambiente fresco, sino por un horror que traspasa mi piel. ¿Estoy muerto? ¿Será esto el terrible purgatorio, antesala del Hades, que todos temen? Intento hacer especulaciones sobre mi situación. Habíamos escapado de Priedni, pero no había sido una huida limpia: hicimos saltar las alarmas. Probablemente nos convertimos en revolucionarios, los pioneros de una idea que podría sublevar a muchos indignados con el sistema. De esta manera, la Vieja Guardia fue alertada y emprendieron la misión de capturarnos. No les costaría demasiado dar con nosotros. El vehículo que robamos no estaba muy alejado del centro cuando se apagó la batería y aunque corrimos... ¡Que extraño! Trato de recordar que ocurrió a continuación, pero siento que la oscuridad engulló esa zona de mi memoria. Ocurriese como ocurriese, debimos ser atrapados y enviados a Omit. Sí... eso debió ocurrir, y ahora somos prisioneros por nuestra rebelión. ¿Cuánto tiempo tendremos que pasar aquí? ¡Maldita sea! Mi educación arruinada por una mala decisión. Mi respiración se puede escuchar en toda la sala. Tengo algo sobre el rostro. Es una mascarilla de oxígeno. Todo parece una pesadilla, como una advertencia inconsciente de lo que ocurriría si hago lo que no tengo que hacer. El eterno dilema del bien y del mal. Intento moverme, pero mi cuerpo se encuentra agarrotado. A duras penas consigo deslizar un dedo sobre las sábanas... Me encuentro en una cama, con una potente luz sobre mí. No tiene ningún sentido. ¿Qué estoy haciendo aquí? ¿Por qué no me puedo mover? Lo intento otra vez. Noto los dedos. La circulación de la sangre sobre las extremidades superiores comienza a darme autoridad sobre los brazos... y cuello. Al cabo de un rato consigo quitarme la mascarilla. Mi respiración se 52
  • 53. vuelve mas silenciosa. Gracias a esto, consigo escuchar una conversación: —¿Qué le ha ocurrido? —Otro caso más de infección por el terrible virus... —¡Por todos los dioses! ¿Cuántos llevamos ya? ¡Esto es una plaga! —Es cierto. Me temo que el poder de Darío ha llegado a su fin... —¡No digas eso ni en broma! Me voy a avisar a Saúl. Las voces se callan, pero dejan en el aire un terrible mensaje. 29 Helen No he podido dormir en toda la noche. Mi mente cavila entre oscuros senderos de oscuros temores. Mis amigos expuestos a los peligros de la noche. ¿Qué ocurrió? Pronto lo descubriremos, pero un temor se apodera de mí. Si les hubiera pasado algo, jamás me perdonaría haber regresado. La luz del sol ya penetra por los huecos de la ventana. Las tinieblas de la noche se disipan, dejando una extraña niebla. Un mal presagio se anuncia. Algo terrible debió ocurrir. Enseguida partimos todos juntos. En estos tiempos de cambio, de dudas y de peligros, lo mejor es moverse todos unidos. No sabemos que podríamos encontrarnos en nuestro camino o que podría ocurrir a los que nos esperan confiados de estar a salvo. Y claro, es muy difícil que una catástrofe aceche a un gran número de hombres, y más a estas horas diurnas. Recuerdo perfectamente el camino que tomé ayer para regresar. La profunda niebla da un toque fúnebre a la mañana, provocándome mas terror que la mismísima oscuridad. Pero mis temores radican, sobre todo, en cómo estarán mis amigos. La bruma es un mal augurio que avisa sobre algo terrible, por eso mi piel se estremece y mis ojos observan aterrados el horizonte que débilmente se muestra tras el telón gris. Mis presentimientos se convierten en desesperación al no ver nada, pero todavía es pronto para mi pesar. —¿Por dónde se fueron? —me preguntan. 53
  • 54. —Por allí —pronuncio señalando el lugar de donde provenían los pasos ayer. Mi corazón se acelera con cada paso. El trepidante silencio no alberga esperanzas. Me temo lo peor. Mi horror se hace palpable cuando la visión me enfrenta a mis temores y grito... cuando veo sangre. Unas gotas de sangre y a continuación un cuerpo, y otro, y dos más. La tristeza me invade. ¡Son mis amigos! —¡Están aquí! —grita un adulto para llamar al resto. Todos se acercan formando un círculo entre los caídos. Me llevo las manos al rostro. Las lágrimas comienzan a asomarse... Estoy a punto de salir corriendo, de lanzarme contra el olvido... cuando... —¡Están vivos! Ayudarme a llevarlos a la casa. Suspiro aliviada. ¡Menos mal! Aun así las lágrimas ya bordean mi mejilla, secretos de la pesadez liberada. Los latidos desmesurados vuelven a su ritmo normal... —¿Dónde está Simón? Mi cuerpo se congela. El tiempo se detiene. La momentánea calma se rompe. 30 Saúl Me encuentro en mi salón, revisando ciertos asuntos de relevancia, cuando uno de mis hombres se muestra ante mí. —Señor... —llama mi atención Alan, uno de los médicos mas destacados. —¿Sí? —La situación es más grave de lo que suponíamos —dice resignado— Hoy el número de pacientes infectados por el virus se ha elevado considerablemente. ¡Tenemos que hacer algo! Antes de responder observo por la ventana la llanura de Pode, donde los rayos de un flamante sol surcan el terreno con reflejos plateados y centelleantes. Me concentro exclusivamente en el transparente oxígeno que lo baña todo inapreciablemente. ¿Cómo algo tan insignificante, que ni siquiera posee forma corpórea, puede provocar tanto daño? —Está bien —respondo con un tono de asentimiento—. 54
  • 55. Déjame solo. Tras aguardar a la marcha de Alan, divago durante unos instantes hasta dar con la única solución posible. —Esto requiere la inestimable ayuda de Tropolis. Una vez me encuentro en la sala de comunicaciones, abro la señal con Krhisten. Por suerte, se encuentra disponible para iniciar una conversación. Su figura se muestra poderosa en el ángulo de la cámara. —Buenos días Saúl, mi querido amigo —me habla de forma alegre—. ¿Qué asuntos te atañen? —Traigo malas noticias. El terrible virus del que fuimos avisados se ha desatado. Muchos privilegiados están infectados... —¿Cómo que hay privilegiados infectados? ¿No han funcionado las cúpulas correctamente? —No es eso señor. El problema ha surgido porque al no alertar, algunos se han expuesto. —Comprendo... —comenta pensativo— Y supongo que necesitaréis un remedio. —Así es... —Tenía todo preparado temiéndome este momento. Ahora mismo os enviaremos el antídoto. Por desgracia todavía no disponemos de la vacuna. Eso deberá esperar. Proseguimos charlando durante un buen rato. Krhisten me comenta todos los pormenores del veneno y de la cura. Parece ser que los contagiados no son infecciosos y podrán volver a sus vidas normales simplemente tomando una ampolla al día. Sin embargo tendremos que controlarlos, ya que se desconocen los síntomas que pueden contraer aun tratados. 31 Helen Un grito quebrado desgarra mi garganta. No hay rastro de Simón por ninguna parte. El dolor se desata inevitablemente, tras la confirmación de la desaparición de mi amigo. Las lágrimas se derraman con tal vigor que mis pupilas se enrojecen, mis cuencas se vacían y mi alma, de donde proviene el ardor, quiebra. Cada palabra, cada gesto, cada mirada, todo me 55
  • 56. recuerda a él y la herida de su ausencia se expande. Mi sentimiento está roto en mil pedazos, pedazos de desesperación, de temor, de dudas, de horror, de dolor, de falta... Me siento como si la muerte lo hubiera atrapado, no peor, porque puede estar sufriendo una terrible agonía antes de ese fatal final. Sí, es justo eso, por eso hay en mí tanto dolor, es el eco del suyo en una mente abierta como la mía. Y vuelvo a llorar, en un llanto eterno que sólo evidencia mi sufrir, no lo calma ni lo desahoga. —¡Vamos! Tenemos que hacer las labores del día. No podemos quedarnos lamentándonos. La vida sigue... Las palabras del adulto me hacen levantar la cabeza. Lo primero que observo es a Kathy y a Kristy sollozando la una en los brazos de la otra. El padre de Danny permanece imóvil al lado. El gran dolor es extremadamente intenso en cada uno y aun así, es compartido por todos. Si no fuera así, habríamos muerto de tristeza. ¡Benditos hombros de consolación! —¡Tú! ¿Por qué no te quedaste con ellos? ¿Por qué no desapareciste tú en vez de Simón? ¿Qué estabais haciendo ahí? —los ojos acusadores de Kathy me hunden aún mas en el abismo. La culpabilidad me invade, por si el pesar no fuera suficiente. Mis lágrimas han dejado de caer, pero el clamor de mis entrañas es ahora incluso superior. Tenía que haberme quedado con ellos, algo podría haber hecho. Mi piel se estremece ocultando el sentimiento mas amargo. —¿Por qué no preguntáis a Danny, Lumi y los demás? ¡Yo fui a pedir ayuda! Aunque mi respuesta no es la que habría deseado, necesito repartir la culpa, porque al igual que con el dolor por la ausencia, sólo así se atenúan ligeramente las sensaciones. —Ellos están descansando en sus camas. Todavía no han despertado del trance. ¡Algo terrible tuvieron que vivir! Mi mente se encuentra muy confundida, tanto que por un segundo deseo salir corriendo y desaparecer como Simón. Sólo me merezco un lugar de tortura, al menos así la culpabilidad desaparecerá y el dolor será real. Entonces me cogen del hombro. —Tenemos que irnos ya a hacer las labores. 56
  • 57. 32 Jonhy ¿Un terrible virus? Ya comprendo. Por eso no nos permitían salir al exterior y por eso... la cúpula de Priedni. ¡Debí suponerlo! Todas las ciudades privilegiadas están protegidas con cúpulas. Una estructura así no se realizaría simplemente por belleza. Las cúpulas al purificar el aire... lo descontaminan. ¿Qué hemos hecho? Al salir de la nave y exponernos directamente a la noche, respiramos un oxígeno quebrado y ahora estamos infectados por el virus del que nos estaban protegiendo. ¡Maldita sea! Nuestra temeridad nos puede haber convertido en cobayas de laboratorio para tratar de encontrar una vacuna. ¡Los científicos no experimentarán conmigo! Mi cuerpo continúa prácticamente inmóvil cuando intento recomponer mi postura. La poderosa luz blanca continúa omnipresente, como una sutil burla recordándome donde no quiero permanecer. Mi voluntad no cede y en apenas segundos mis manos palpan mi pecho descubierto. ¡Estoy lleno de cables! ¿Qué me estarán haciendo? Mis ojos comienzan a desvelar la visión. Me encuentro en una habitación no muy grande. Máquinas llenas de extraños aparatos llenan las paredes. La luz proviene de una gran lámpara situada a apenas medio metro de mi rostro. Todo tiene un tinte de ensueño. Tardo décimas de segundo en desear huir de este lugar de pesadilla. Todavía no tengo todo el control sobre mi cuerpo, pero poco a poco voy adquiriendo mas movilidad. Enloquezco, girando sobre mí mismo, tratando de desenredarme de los cables que me cubren como si hubiese sido atado por algún tipo de curioso ser. Mi razón quiebra junto a los latidos que desatados devastan mi corazón y cientos de errantes preguntas muestran mi frenética necesidad de comprender esta caótica situación. ¿Dónde estoy? ¿Quién me ha atado? ¿Qué piensan hacer conmigo?... y cientos de preguntas más que me condenan al desconcierto al no hallar respuestas. Uno de los cables cede y suelta mi cuerpo. Otro, tras soportar unos segundos la tensión, corre la misma suerte. Así ocurre con el resto que, como una torre de naipes, sucumbe ante mi retorcido moviendo casi comparable al de un ataque. El ímpetu continúa fuerte hacia la derecha, donde el lecho aguarda su fin... y mas. Tras notar el borde sobre mi hombro desnudo, 57
  • 58. caigo hacia el extremo, donde un duro suelo me espera inmóvil. —¿Qué ha ocurrido? —oigo una voz que se aproxima. —No podía moverse —comenta otra al momento— ¡Estaba sedado! —¿Quién le ha suministrado al sedante? —Nick. Se encuentra en la zona de investigación. —Voy a buscarle. ¡Tú ocupate del chico! —concluye la primera voz, ya alejándose. Enseguida vuelvo a caer en un fulminante sueño. 33 Danny La espesa niebla que trae la noche se filtra por los rincones de las almas en pena, que vagan por ella. El sol radiante de la mañana ya no puede mitigar la influencia que sus mortíferas toxinas provocan sobre nuestras mentes. El desastre se avecina con una diabólica velocidad y una doble vertiente de sufrimiento: imágenes proyectadas sobre nuestros infectados cerebros provocan un espanto emocional al descubrir el final de nuestras existencias y un destino que pronto sucumbirá ante el presagio. La muerte alcanzará cada uno de nosotros, primero en visiones horribles proféticas y después en su mortal desenlace. Da igual que nuestros ojos exploren el futuro en busca de salvación: no la hay. Esta plaga es una maldición de los dioses, la ruina de todos los pueblos libres y sólo un aviso para aquellos privilegiados que nos observan sin mezclar sus vidas con las nuestras. Cada pensamiento, cada recuerdo, cada duda, se entremezclan dentro de mí, en lo más profundo de mi ser, donde duerme la sabiduría, donde radica la locura. Las puertas de la mente se abren, exponen ante mí secretos del pasado y del futuro, muestran caminos inexpugnables, rescatan todos los significados de los sueños. ¡Hasta los ancestros hablan! La luz se muestra ante mí poderosa y clara, y me advierte: ahora soy vulnerable. Mi libertad es mi condena. Podría dejar el cuerpo, abandonar el pueblo y volar, por encima del Bosque Central, a las Tierras Negras, a Maguiltor... a donde quiera. Podría descubrir los planes mas oscuros que se traman a la sombra, simplemente con desear saberlo, simplemente dejando de 58
  • 59. aguantar las ganas de no querer saberlo. Pues en los límites del fallecimiento me hallo. Un vistazo mas a donde mis ojos no alcanzan a ver, y me veré derrotado por el virus, ese extraño encapuchado que nos ha facilitado las llaves. Ahora, la puerta está abierta, el peligro acecha y la curiosidad nos invade. Al igual que yo, muchos me acompañan en este extraño viaje, tan espantoso como maravilloso. Todos conectados de alguna manera por nuestras mentes liberadas. Estamos a un paso de descubrir la verdad y de encontrarnos con la muerte. ¡Que Darío nos asista! 34 Krhisten El tiempo avanza sin demora. Lo que ayer fue pasado, hoy es presente y el futuro inminente nos acecha sin piedad. Los acontecimientos van tomando un calibre peligroso, mientras las expectativas son desoladoras. ¡Qué tiempos aciagos nos ha tocado vivir! Con nuestro espléndido rey agonizando en el trono, un extraño color rojizo tiñe el cielo del norte, al tiempo que un enemigo inteligente se ha filtrado en nuestro mundo y un poderoso virus se expande despojándonos de toda cordura. Toca moverse, y moverse rápido, en este periodo de cambio. Mis científicos trabajan duro para elaborar una vacuna y así poder evitar la masacre, pero ésta se resiste. Sería una imprudencia evidenciar nuestra ineficacia. Nosotros somos la única esperanza con la que cuentan para afrontar esta crisis. El pánico cundiría si fuéramos transparentes. Por ese motivo hemos desarrollado un remedio alternativo, al que hemos llamado antídoto, mientras encontramos una solución definitiva. Se trata de unas ampollas que provocan el efecto de los sedantes, relajación y desvanecimiento, exclusivamente en las zonas del cerebro apropiadas. De esta manera, cuando el veneno se desarrolle acelerando la actividad neuronal, este antídoto provocará una suspensión de dicha actividad, evitando así los síntomos de locura y muerte. Evidentemente no eliminamos la infección, sino que damos al organismo la capacidad de sobrellevarla sin necesidad de aturdir al paciente. Esto traerá problemas a la larga, pero al menos conseguiremos ganar tiempo y evitar el agravante de mortal al terrible virus. Peor está la situación en los suburbios. Son demasiados los posibles infectados y desarrollar el antídoto para salvar a 59
  • 60. todos sería una locura. Se podría intentar en caso de dar con la vacuna, ya que con un único tratamiento salvaríamos vidas. Pero tal y como está la situación, mantener una sola vida nos causaría graves molestias y ya tenemos suficientes problemas con abastecer a Pode ante este infortunio del destino. 35 Helen Las tareas consisten en ir al río con el carro a cuestas cargado de bidones y ropa sucia, donde recogeremos agua y lavaremos la ropa. Al mismo tiempo, otro grupo se encarga de preparar la comida en el pueblo. De esta forma pasamos los días en este arruinado mundo. La soleada mañana favorece la labor. Aun así cuesta desembarazarse de lo vivido hace a penas un par de horas. Continuar con la monotonía se hace enfermizo. Tenemos que aguantar las lágrimas, encoger el corazón y tirar hacia delante. Los recuerdos, las risas, la vida en general... todo queda atrás, como si nunca hubiese existido. Ya ni los lamentos tienen cabida. El dolor se esconde dentro de cada uno, de donde no debe salir. Debemos convertirnos en insensibles para poder olvidar lo ocurrido y así seguir como si nada. Las máscaras sólo nos consumen y como espectros proseguimos con nuestra existencia. Da igual que bancos de peces de los más vistosos colores crucen el río. Da igual que brillen en el agua, o que pasen a escasos centímetros de nuestros cuerpos. Da igual que el sonido de la corriente llegue a nuestros oídos como música celestial. Da igual... porque nuestros corazones están destinados a sufrir en este trágico día. Ni aunque la luna bajara de su firmamento y nos mostrara su espléndida belleza conseguiría arrancarnos una sonrisa. De hecho, cuanto más nos asombrase, más tristeza nos invadiría. Por un momento, el corazón me da un vuelco. A lo lejos se distingue un cuerpo, en la orilla del río de más arriba. Todos pensamos que puede tratarse de Simón, pero al acercarnos descubrimos que no es él. Se trata de otro chico de su edad. Está inconsciente, pero vivo. Los adultos lo recogen y lo cargan el carro. —Tenemos que llevarlo al pueblo cuanto antes: ¡está muy 60