1. Arzobispado de Arequipa
Domingo 22
de Enero
de 2017
VACACIONES
Los meses de verano suelen ser una ocasión
propicia para tomar vacaciones. Aprovechando
que los hijos que van al colegio o cursan estudios
superiores no tienen clases, muchas familias van a
la playa, mientras que otras viajan para visitar a
algún familiar, conocer nuevos lugares o pasar
unas semanas en su pueblo de origen.Todo eso está
bien y merece que, quienes pueden hacerlo, den
gracias a Dios por tener esa posibilidad; porque
hay muchísimas personas que no pueden tomar
vacaciones, sea por limitaciones económicas,
físicas o de otra índole. Merece también que,
quienes tienen la posibilidad de tomar vacaciones,
sepan vivirlas bien. Ciertamente, por ejemplo, ir a
la playa es muy bueno, porque los rayos del sol y el
agua del mar fortalece la salud. Lo mismo
podríamos decir de ir al campo, donde se respira
aire puro, se pueden hacer buenas caminatas y
subir algunos cerros o escalar montañas. Eso, sin
duda, es mucho mejor que pasar el día en casa
viendo televisión o videos, porque esto reduciría el
descanso a un tiempo infecundo y le quitaría su
verdadero sentido. Pero también se perdería el
verdadero sentido de las vacaciones si éstas,
contaminadas por un deseo enfermizo de
consumir, se dedicaran sólo al activismo
desenfrenado o a la autocomplacencia egoísta que
distraen el corazón e impiden dar su debido valor al
tiempoyalaspersonas.
Como dice el Papa Francisco: “Estamos llamados a
incluir en nuestro obrar una dimensión receptiva y
gratuita, que es algo diferente de un mero no hacer.
Se trata de otra manera de obrar que forma parte de
nuestra esencia. De ese modo, la acción humana es
preservada no únicamente del activismo vacío,
sino también del desenfreno voraz y de la
conciencia aislada que lleva a perseguir sólo el
beneficio personal” (Laudato si, 237). El sentido
profundo de las vacaciones, entonces, no está en no
hacer nada ni en hacer muchísimas cosas. Está,
más bien, en recuperar el verdadero significado de
la gratuidad y de la contemplación. Gratuidad para
con uno, que disfruta de las vacaciones, pero
también con los demás a quienes puedo dedicar
más tiempo de lo ordinario. Contemplación de la
historia y de la naturaleza, que nos hacen presente
el amor de Dios y nos abren a la vida divina. Como
dice también el Papa: “En realidad, quienes
disfrutan más y viven mejor cada momento son los
que dejan de picotear aquí y allá, buscando siempre
lo que no tienen, y experimentan lo que es valorar
cada persona y cada cosa, aprenden a tomar
contacto y saben gozar con lo más simple. Así son
capaces de disminuir las necesidades insatisfechas
y reducen el cansancio y la obsesión” (Laudato si,
223).
Los invito, entonces, a aprovechar este tiempo de
verano para descansar en la contemplación de la
creación y del amor de Dios y, como consecuencia
natural de eso, para fortalecer las relaciones
personales, tanto en la familia como con los amigos
y vecinos. No se requiere de mucho para pasar unas
buenas vacaciones: dedicarse un poco a la oración,
otro poco al deporte, pasar más tiempo con la
familia y los amigos, asistir a algún evento cultural
o artístico, aprovechar para leer algunos buenos
libros y para hacer obras de caridad, como visitar
enfermos o invitar a casa a alguien que está
especialmente necesitado de sentirse querido y
valorado. Estoy seguro de que si lo hacemos así,
pasaremos las mejores vacaciones que puedan
existir, porque volveremos de las vacaciones
contentosydescansados.
+ Javier Del Río Alba
Arzobispo de Arequipa
LA COLUMNA
De Mons. Javier Del Río Alba