1. El Impresionismo es un movimiento pictórico francés, que surge a finales del
siglo XIX. Apareció como reacción contra el arte académico y es
considerado el punto de partida del arte contemporáneo.
El impresionismo en la pintura partió del desacuerdo de algunos artistas
con los temas clásicos y con las fórmulas artísticas impuestas por la
Academia Francesa de Bellas Artes. Esta fijaba los modelos a seguir y
patrocinaba las exposiciones oficiales del Salón parisino.
Los impresionistas, en cambio, eligieron la pintura al aire libre y los temas de
la vida cotidiana. Uno de sus primeros objetivos fue captar una
representación del mundo espontánea y directa, y para ello se centraron
en los efectos que produce la luz natural sobre los objetos. La luz tiende a
difuminar los contornos y refleja los colores de los objetos circundantes en
las zonas de penumbra.
Eliminaron los detalles minuciosos y tan sólo sugirieron las formas, utilizando
para ello los colores primarios como el cyan, el magenta y amarillo.
Además aplicaron los colores complementarios como el naranja, el verde y
el violeta. Con esa técnica lograron dar una ilusión de realidad, aplicando
directamente sobre el lienzo pinceladas de color cortas y logrando gran
brillo en sus pinturas.
Édouard Manet, considerado el primer Impresionista, aseguraba que
utilizando colores fuertes y contrastados, se podían obtener sutiles
representaciones de luz por la yuxtaposición de colores. Los representantes
principales del movimiento fueron: Edgar Degas, Claude Monet, Berthe
Morisot, Camille Pisarro, Auguste Renoir y Alfred Sisley.