1. El impresionismo y postimpresionismo
La tradición secular europea ha atribuido al arte el papel de mostrar la realidad y el de
expresar los ideales religiosos, políticos y morales de la sociedad. Se suponía que el
mundo tenía unas estructuras y unas formas casi fijas, y eso justificaba la moderada
evolución de los estilos y tendencias artísticas. A un universo estático le correspondían
unas formas invariables de representación visual. Así es como durante cinco siglos se
mantuvo en Europa el modo de ―visión‖ inventado en la Italia del Renacimiento.
El Impresionismo es el fenómeno más importante del arte europeo desde el
Renacimiento. Con el Impresionismo el arte alcanzará en el último tercio del s. XIX un
momento de inflexión que para unos marca una ruptura con lo que hasta el momento se
había venido haciendo; y para otros no es sino la consecuencia lógica de la evolución
del arte desde Giotto, siendo la impresionista la última fase.
La reacción contra las exposiciones oficiales, la investigación sobre la naturaleza física
de la percepción del color y la luz, ciertas innovaciones técnicas y un concepto moderno
del sentido de la vida fueron algunas de las circunstancias del nacimiento del
impresionismo.
La aparición del impresionismo
El impresionismo es una escuela pictórica desarrollada en Francia, en la segunda mitad
del siglo XIX, que trata de captar la impresión inmediata que produce la visión del
natural, generalmente al aire libre (plenairismo), por medio de una técnica rápida y
directa de pinceladas sueltas y colores puros. La aparición de esta escuela estuvo
acompañada de una serie de circunstancias:
- La aparición de la fotografía: el auge de las experiencias fotográficas y, en
particular, de la instantánea, que introdujo múltiples puntos de vista en los encuadres y
acabó con la idea de composición ordenada en términos tradicionales. Por tanto, la
copia de la realidad deja de ser el objeto principal de la pintura, a la cual se le abren
nuevos caminos como por ejemplo congelar gestos, analizar la estructura de los
movimientos, crear composiciones y encuadres nuevos e insólitos hasta ese momento,
etc.
- Una reacción contra los contenidos narrativos de la pintura de los salones oficiales que
defendían la aplicación de un recetario histórico-artístico, frente a los verdaderos
valores de la creación y del lenguaje plástico.
- La conciencia de fugacidad de la vida moderna, que parece un perpetuo devenir
dominado por las sensaciones. El ferrocarril, como medio de transporte entre ciudades
facilitó los viajes y acortó las distancias, pero también aportó a los impresionistas
nuevos temas y puntos de vista para sus obras, ya que utilizaron las sucesión de
imágenes desde el tren en movimiento para demostrar la subjetividad de las impresiones
visuales, los instantes de la vida.
- Diversas experiencias ópticas, que los pintores aplicaron intuitivamente, como la
influencia que producen unos determinados colores al lado de otros o la llamada
―mezcla óptica‖, es decir, la combinación de pinceldas de distintos colores al ser
contempladas en la distancia.
Científicos y artistas se movían en la misma dirección para descubrir que los colores no
son realidades inmutables, como creyeron Leonardo o Alberti, sino que dependen de la

2. percepción individual, que además forman parte del universo de la luz y que, en
definitiva, son una de las dimensiones de la naturaleza. Por eso existe en los
impresionistas la preocupación por el tiempo.
Los impresionistas fueron los primeros en conocer la Teoría de los colores de
Chevreul de manera que la aplicaron a sus obras. Esta teoría fundamentalmente puede
resumirse en la afirmación de que existen 3 colores primarios (amarillo, rojo y azul) y 3
complementarios (violeta, verde y naranja). Asociados los colores primarios dan el
complementario, así rojo y amarillo es igual a naranja; rojo y azul a violeta y azul y
amarillo a verde. Pero en vez de fundirlos en el pincel, aplican los colores puros,
dejando a la retina del ojo del espectador la tarea de mezclarlos en ella misma si se le
ofrecen a una distancia conveniente. Así un cuadro impresionista aparecerá, muchas
veces, como un conglomerado de partículas coloreadas, de manchas, de puntos cada vez
más multiplicados, simbolizando así, la disociación de la materia y consiguiendo los
efectos de profundidad y volumen en un espacio no tridimensional, utilizando los
colores cálidos de efecto saliente y yuxtaponiendo los colores fríos de efecto entrante,
para dar sensación de profundidad.
- La creación y comercialización de gamas más extensas de colores industriales de
buena calidad, y soportes textiles más diversos y baratos. La comercialización de
pinturas al óleo en tubos de estaño favoreció la pintura al aire libre ya que permitía
utilizar la pintura tal y como sale del tubo, sin preparaciones previas, con una textura
pastosa que cubría el lienzo perfectamente, etc.
- La recepción de estampas japonesas, que revelaban un gusto muy distinto del
occidental, con colores claros y luminosos y un espacio plano.
Los impresionistas viven en el París de la 2ª mitad del s. XIX, el escenario de todas las
revoluciones y también de los grandes cambios urbanísticos.
El mundo artístico giraba en torno a los Salones, que eran grandes exposiciones anuales
organizadas por las Academias bajo el patrocinio del gobierno, donde solo se exponían
aquellos cuadros que se ajustaban a los cánones oficiales. Esta política tan conservadora
contrarresta con la figura del marchante. El marchante, que cada vez toma más
importancia, era la persona que aconsejaba a los artistas y los dirigía hacia los posibles
clientes que invertían en arte independiente, es decir aquel que no se exponía en Salones
y Academias, por lo tanto liberaba a los artistas de la dependencia de seguir los cánones
oficiales para triunfar. La crítica de arte se hace cada vez más presente en la prensa
escrita por lo que el interés por el arte aumenta incluso para la población más modesta.
Pero a los coetáneos del impresionismo les escandalizó esta pintura. La opinión
burguesa y dirigente la rechazó porque ofrecía una visión del mundo y de las cosas, que
de entrada se asociaba más con lo que tenía de disolución de valores tradicionales en la
pintura –materia y forma- que con lo que tenía de continuidad lógica con la misma.
El Impresionismo va a sentar algunas de las bases de la pintura moderna.

3. Raíces del Impresionismo
Es un movimiento pictórico francés de finales del siglo XIX que apareció como
reacción contra el arte académico. Este movimiento se considera como un punto de
partida del arte contemporáneo.
La pintura impresionista partió del desacuerdo con los temas clásicos y con las rígidas
fórmulas artísticas de la Academia Francesa de Bellas Artes que fijaba los modelos a
seguir y patrocinaba las exposiciones oficiales del Salón parisino. Los impresionistas,
en cambio, escogieron la pintura al aire libre y los temas de la vida cotidiana. Su
primer objetivo fue conseguir una representación del mundo que debía de ser
espontánea y directa, y para ello se centraron en los efectos que produce la luz natural
sobre los objetos. Las figuras principales del movimiento fueron: Edgar Degas, Claude
Monet, Berthe Morisot, Camille Pissarro, Auguste Renoir y Alfred Sisley.
Los impresionistas se preocuparon más por captar la incidencia de la luz sobre el
objeto que por la exacta representación de sus formas. Los pintores académicos
definían las formas mediante una gradación tonal. Los impresionistas eliminaron los
detalles minuciosos y tan sólo sugirieron las formas, empleando para ello los colores
primarios y los complementarios. Consiguieron ofrecer una ilusión de realidad
aplicando directamente sobre el lienzo pinceladas de colores cortas y yuxtapuestas. De
este modo, los impresionistas lograron una mayor brillantez en sus pinturas que la que
se produce normalmente al mezclar los pigmentos antes de aplicarlos.
El Impresionismo se puede definir como un sistema pictórico que reproduce la
impresión tal y como ha sido percibida realmente.
En una exposición parisina de 1874 colgaron lienzos varios pintores, Monet, Renoir,
Pisarro, Sisley y Cézanne, entre otros, quienes, hartos de verse excluídos por el arte
oficial, organizaron una exposición; en donde, se ridiculizó la obra de Monet Impresión.
Sol naciente, de donde nació la denominación de ―Impresionismo‖. Nace éste como una
derivación del realismo, lo que cambia es la técnica y la estética. Si el realismo pinta la
existencia, el impresionismo se basa en la apariencia. Todo debe partir de lo que el
ojo vea y sin prevención.
Por eso los pintores impresionistas no tendrán conciencia del objeto, que es un puro
pretexto y los títulos de sus obras serán convencionales. Pintura puramente sensitiva,
es lo más opuesto de la pintura clásica occidental, que siempre ha sido una
creación del cerebro.
El realismo había supuesto un culto a la materia, como realidad inmediata. El
Impresionismo negará esta realidad, incluso alcanzará una total desmaterialización.
Aunque es evidente que, técnicamente considerado, el impresionismo tiene lejanos y
cercanos precedentes, en rigor sólo fue posible su plasmación en una época en que la
teoría del mundo ha girado hacia su perfil actual, es decir, como energía.
Cronología: Siglo XIX, el primer cuarto es Neoclásico, el segundo cuarto es
romanticismo, el tercer cuarto es realismo y naturalismo y el último cuarto es
Impresionismo. La primera reunión de Impresionistas es en 1874 y su fin se da en el
primer decenio del siglo XX. Pero diez años antes de 1874 ya había un grupo no
homogéneo con estos planteamientos. Para Gombrich es la tercera revolución: 1830:
romanticismo, 1848: realismo y 1870: impresionismo.

4. Como precursores lejanos:
. La pintura veneciana desde el punto de vista técnico, se acerca tremendamente al
Impresionismo debido a su gran libertad de pinceladas, donde el color es el verdadero
protagonista con una pincelada de factura libre, que produce como consecuencia esos
toques lumínicos tan característicos de sus lienzos.
. Velázquez, maestro de la reducción del dibujo y de la utilización de la mancha.
Asimismo Velázquez busca efectos atmosféricos.
. Goya, cuya pincelada desecha y a veces un tanto borrosa, provocan la fusión real de
los colores en la retina y no en la paleta.
. Rubens y la tradición holandesa. El primero por su libertad técnica y la segunda por
el gusto por el paisaje, plasmando la atmósfera con sus cambios lumínicos. Hobbema
Como precursores inmediatos:
. Los paisajistas ingleses, especialmente Constable y Turner con su creciente interés
por la naturaleza y el paisaje. Sus obras tenían una atmósfera y efectos difusos de luz
característicos de la pintura de Turner.
La carreta de heno de Constable 1821 Tormenta de nieve: Un vapor a la entrada
del puerto. 1842. Turner
. El Romanticismo, sobre todo Delacroix por su rico colorido.
. La escuela francesa de Barbizon que en cierta medida provocó el clima al
Impresionismo en cuanto a posturas como el rechazo por el taller y la preferencia por la
pintura en la propia naturaleza y sus estudios de la luz. Destaca Corot que mostró la
manera de eliminar las falsas sombras y tonos artificialmente oscuros. Treinta años
antes de la primera exposición impresionista, Camille Corot, miembro circunstancial de
la Escuela de Barbizon calificado en ocasiones como padre del impresionismo,
interpretaba los cambios de luz en una serie de temas pintados a diferentes horas del día.
. Eugène Louis Boudin, un pintor preimpresionista, que fue maestro de Monet, enseñó a
sus discípulos a expresar un sentimiento de espontaneidad en sus obras, mientras que el
realista Gustave Courbet enseñó a los impresionistas a buscar su inspiración en la vida
cotidiana.

5. Tivoli, los jardines de villa dÉste 1843. El encuentro. Courbet
Corot
La estampa japonesa del s. XIX debido a su carácter extraordinariamente decorativo,
de tintas planas, tonos puros con encuadres casi fotográficos.
Édouard Manet considerado el primer impresionista —aunque rechazaba este
calificativo— mostró cómo se podían obtener sutiles representaciones de luz por la
yuxtaposición de colores fuertes y contrastados. Su cuadro La merienda campestre
(1863, Museé d’Orsay, París), expuesto en el Salón de los Rechazados (Salon des
Refusés) organizado en oposición a las exposiciones oficiales en el Salón de la
Academia, señaló el comienzo de una nueva era en el arte. Pissarro utilizó una paleta
más delicada y también se concentró en los efectos de luz sobre las formas. Sisley
conservó una sutileza propia. Degas captó la fugacidad del movimiento en las escenas
de ballet y de caballos, a menudo representadas con la técnica del pastel. Los paisajes de
Morisot se destacan por la intensa pincelada más que por la precisión lumínica.
El impresionismo francés influyó en artistas de todo el mundo. Los más significativos
fueron el estadounidense James Abbott McNeill Whistler, cuyos nocturnos (1877)
tienen efectos de incendios o luces brillando a través de la niebla, Childe Hassam,
Winslow Homer y el inglés Walter Sickert, el italiano Giovanni Segantini y el español
Joaquín Sorolla.
El impresionismo ejerció una fuerte influencia durante décadas. Artistas que partieron
del impresionismo idearon otras técnicas e iniciaron nuevos movimientos artísticos. Los
pintores franceses Georges Seurat y Paul Signac hicieron lienzos a base de pequeños
puntos de color, aplicando una derivación científica de la teoría impresionista conocida
como puntillismo o divisionismo. Los postimpresionistas Paul Cézanne, Henri de
Toulouse-Lautrec, Paul Gauguin y Vincent van Gogh estuvieron muy influidos por la
vivacidad del colorido impresionista. La obra de Cézanne anticipó el cubismo, mientras
que la de Gauguin y Van Gogh representaron el comienzo del expresionismo.
Pintar de forma impresionista significa representar lo visto con los propios ojos, la
realidad tal y como aparece ante la mirada del artista. El centro de la atención es la vida
cotidiana, antes el ocio que el trabajo, el cielo, el mar, los paisajes. Los impresionistas
tienen especial interés por los rasgos dinámicos de la realidad, en la que se pueden
observar cambios rápidos, transformaciones y movimientos, luces y colores. Se inclinan
por los tonos luminosos, destacando cómo la apariencia cromática de un objeto cambia
según el entorno o la iluminación. Los impresionistas descubrieron que se da una
impresión más intensa y clara de un color cuando se juntan en la superficie del cuadro
manchas de otros colores puros, que se mezclan en los ojos del observador. Lo que
legitimaba su quehacer era experimentar y desarrollar una nueva manera de ver, por lo
que el tema elegido carecía para ellos de verdadera importancia.