1. PCTPartido Comunista del Trabajo • Santo Domingo, República Dominicana, enero 2015
Impulso a la lucha
popular de masas
Responsabilidad histórica
para un pacto trascendente
¡ P r o l e t a r i o s d e t o d o s l o s P a í s e s , U n í o s !
En el país y nación se acumulan hechos
que hacen cada vez más daño a las mayo-
rías populares. Los salarios, que de hecho
son muy bajos, se vuelven sal y agua. Ahora
más con el aumento del ITBIS del 11 al 13%.
En este año el gobierno dedicará 130
mil millones de pesos al pago de la deuda.
Estos millones les serán quitados al pueblo
mediante impuestos, y además quitándoles
servicios públicos en cantidad y calidad
adecuadas.
Casi todo el territorio nacional ha sido
entregado en concesiones a empresas
particularesparalaexploraciónyexplotación
de recursos naturales y mineros. En estos
territorios están ubicadas y corren el riesgo
de ser perjudicadas las 35 principales
cuencas acuíferas, donde se origina el agua
para gran parte del pueblo y regar las tierras
para la producción agropecuaria.
Está por verse si la impunidad, la
corrupción, los feminicidios y los elementos
que generan inseguridad al pueblo seguirán
sin ser castigados de manera ejemplar.
Todos estos temas nos desafían a dar
más, mucho más, para el desarrollo de la
lucha popular y nacional de masas, bien
encausada; con la participación directa de
la gente en calles y plazas públicas, con
el propósito de conquistar demandas que
beneficien al pueblo. Este ha sido, es y
será nuestro compromiso, y llamamos a
todo el activo nuestro a poner el mayor
empeño posible para la lucha de masas.
La responsabilidad está convocada
La nación, país y pueblo están mal. A
pesar de lo bien apreciado que dicen las
2. encuestas está el presidente de la República y
del “crecimiento económico” que observan los
funcionarios del Banco Central.
Los países y naciones se fuñen, y desde luego
sus mayorías populares son las afectadas. De
eso hay ejemplo en países con más recursos
materiales y mejores indicadores en el
desempeño macroeconómico que el nuestro.
El pueblo dominicano necesita de los líderes
y dirigentes políticos de la oposición con
vocación de país y democrática, que se atrevan
a poner esos atributos en primer plano, y
firmar con la palabra de compromiso un
pacto que ponga un PARE a ese mal proceso
y conduzca al pueblo por una real transición
hacia la democracia con justicia social.
La responsabilidad histórica está convocada
para ahora; y si por anteponer intereses de
pequeñas claques, o corresponder a orgullos
pequeñoburgueses más que al pueblo,
no se concurre puntual a esa cita, será
desaprovechada una oportunidad histórica
y otros Horacios Vásquez aparecerán en las
páginas de la historia.
Evitar la dispersión y firmar
un acuerdo para el cambio
Se puede ser “útil” al continuismo en la
medida en que por no apreciar en su justa
dimensión el momento político, o por voluntad
expresa, se contribuya a dispersar votos
opositores y facilitar así la reelección del actual
orden de cosas. De esto hay experiencias de
sobra. Ahí están el 1974, 1978, 1990, 1994-96.
Se puede ser también “útil” a la continuidad
del modelo si el propósito de la unidad
opositora se queda solo en derrotar al PLD
en el 2016, y este hecho político necesario
no apunta a un cambio efectivo en el rumbo
social, económico y político. El pacto de
unidad necesario es el que se proponga
ganar las elecciones, ser gobierno, y desde
este impulsar la renovación del régimen en
su conjunto y del liderazgo político.
Para un partido revolucionario como el
nuestro, lo principal es conquistar una nueva
ambientación política en el país, en la que
las ideas revolucionarias encuentren mejores
condiciones para desarrollarse. Fue en ese
espíritu que nos opusimos al Frente Patriótico
y apoyamos de manera pública y militante al
Dr. José Francisco Peña Gómez. Y es ese el
propósito principal que nos alienta en esta
coyuntura.
Un pacto trascendente
Urge un pacto en torno a un proyecto de
nación, con alternabilidad de candidatura
y de gobierno dentro de la misma
concertación. Así ganaría la oposición y con
esta la posibilidad de un cambio. Ese pacto
debe incluir las elecciones del 2016 y más allá
y fundamentarse en un proyecto de nación
del que se elaboren programas de gobiernos
continuos.
Como hemos dicho en ocasiones anteriores,
la hegemonía social, pende en este momento
de la voluntad del PLD. El bipartidismo, no
se da y son el danilismo y el leonelismo las
dos fuerzas políticas que garantizan esa
hegemonía.
La nueva mayoría política que pudiera
anteponérsele e irrumpir de inmediato en la
vida nacional con posibilidades de cambiarla
en un sentido positivo, hay que construirla, y
está en la concertación entre los elementos
dispersos de la oposición, y no en ninguno en
particular así haya unos más desarrollados que
otros.
En la medida en que pasa el tiempo, se le
da más cancha al trabajo de la inteligencia del
PLD-gobierno para potenciar elementos de la
división que le es vital para mantenerse arriba;
como al efecto está ocurriendo.
Con un poco de sentido común, en ese
pacto se multiplicarían por mucho todos
sus signatarios, más de lo que como
particularidades podrían obtener. Aspirantes
a la presidencia de la República avanzarían
más rápido a ese objetivo. Se trata de un
pacto político para el presente y el provenir;
mirando en positivo hacia delante, no en lo
que fue o debió ser el pasado, así comporte los
elementos críticos y autocríticos necesarios.
Comité Central
Enero, 2015