Abadía de Cluny, Una capital espiritual, Cimientos milenarios En 910, Guillermo el Piadoso, duque de Aquitania, funda una abadía bajo la advocación de San Pedro y San Pablo y dependiente del papado. Hasta el siglo XII la abadía experimenta un desarrollo considerable gracias a abades como Odilón o Hugo de Semur, que posteriormente fueron canonizados. La abadía se convierte en la residencia matriz de la congregación más importante de Occidente, la orden de Cluny, que cuenta con más de mil monasterios. Las Guerras de religión del siglo XVI aceleran el declive de la abadía. Richelieu, que ha sido nombrado abad de Cluny, acomete importantes reformas para recuperar el rigor de la vida monástica. No obstante, habrá que esperar hasta el siglo XVIII para que una restauración devuelva el esplendor a la abadía. La disolución de las órdenes monásticas en 1791 implica la dispersión de los monjes. La venta de los edificios como bienes nacionales en 1798 marca el inicio de la degradación de la iglesia. En 1821 comienzan a protegerse las ruinas de la abadía, que recibe la clasificación de monumento histórico en 1862.