ANTIGUA ESTACIÓN DE BOMBEO DE AGUA "DE CRUQUIUS" En Holanda, llamada “Países Bajos”, durante siglos, se produjeron remolinos en la llanura entre Amsterdam, Haarlem y Leiden. Con ello se crearon grandes lagos, que las tormentas hicieron que crecieran más y formaban los lagos Leidse Meer, Haarlemmermmer y Spieringmeer, que a lo largo se convirtieron en un solo lago al que llamaban “Waterwolf”, que continuaba tomando tierra circundante, tragando aldeas enteras. Desde el principio del siglo XVII, se elaboraron muchos planes para desaguar el Waterwolf que no prosperaban debido a la resistencia de las ciudades aledañas, por la falta de medios financieros y la poca confianza en la capacidad técnica de un drenaje a este nivel. En 1830 Bélgica obtuvo la independencia de los Países Bajos, lo que causó la caída de reputación del Rey Guillermo I, lo cual le llevó a buscar un proyecto prestigioso. La decisión se tomó rápidamente cuando en 1834 y 1836 dos grandes tormentas causaron un nivel muy alto del agua hasta una altura peligrosa. Los Países Bajos tenían una rica historia de molinos de viento. Siempre hay suficiente viento en un país tan plano y cerca del mar y además no tiene coste. Se inició el proyecto con molinos de viento situados en serie, pero la escasa capacidad de elevación de agua de los molinos era insuficiente para una enorme extensión de agua de 5 m. de profundidad. Este fue el motivo que se buscara una solución alternativa, que se encontró con el uso de máquinas de vapor con tecnología se estaba desarrollando en Inglaterra. En 1840 empezaron a cavar 63 km de canal que era necesario para bombear el agua sobrante. Se instalaron 3 estaciones de bombeo a vapor que tardaron 3 años y 3 meses en bombear el agua del Waterwolf. En Cruquius se conserva una de ellas como museo.