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1
MADRE NUESTRA QUE ESTÁS EN LOS SUELOS
Por: ZAID SIUL
2
Personajes:
El viejo Ananías Neuta Tunjo
El joven Ananías Neuta Tunjo
La joven Margarita, La flor
Rubicunda Plata EsGuerra
Ricardo Hastamorir Rico
El recuerdo de Constantino
El recuerdo del doctor ingeniero
El Hombre Elegante
3
“Que vivan los campesinos y que los dejen vivir
que´l campo sin campesinos existe sin existir”
Jorge Velosa Ruíz
1. ¿QUIEN SOY YO?
(Entra un hombre elegantemente vestido a escena. Trae puesta una máscara
negra, gafas oscuras, sombrero negro de copa alta, camisa negra, un gabán largo
negro, pantalón negro y unos zapatos blancos relucientes que hacen contraste
con su oscura vestimenta. Se acerca lentamente al proscenio mirando siempre
sus zapatos)
Hombre elegante: Zapatos ¡a la orden los zapatos! Zapatos cómodos. Zapatos de
todos los colores. Zapatos azules, negros, cafés, morados, como usted los
prefiera. Zapatos caros y baratos. Zapatos nuevos y bien lustrados, para que
puedan conseguir trabajo, para que puedan caminar sobre el asfalto. Zapatos de
todas las marcas, zapatos nacionales e internacionales. Zapatos, zapatos y
tacones. Zapatos deportivos. ¡Zapatos de cuero señores! Zapatos de cuero con
suela de caucho. Zapatos de cuero de vaca. (Pausa) Zapatos hechos con cuero
de vaca criada en el campo, donde los hombres y las mujeres desde hace tiempo
no llevan zapatos y pueden sentir la tierra. La tierra de la laguna sagrada, de la
quebrada de la luna y el sol, donde los ríos corren sin pies y se ríen sin dientes…
¡Zapatos! ¡A la orden los zapatos!
4
(El hombre elegante se detiene, se quita lentamente la máscara y el sombrero.
Deja de ser el personaje ahora habla el actor)
Actor: (al público) ¿Quién soy yo? se preguntarán las enzapatadas personas aquí
presentes… bueno, pues yo también me vengo preguntando lo mismo; y en esa
búsqueda, una buena mañana empecé a escurrirme el sumo del corazón, a
escarbarme en el ombligo, y me encontré de pronto conmigo mismo, con mis
raíces. (Al público) y ustedes ¿Quiénes son? ¿Cuáles son sus raíces? (pausa) la
historia que a continuación les queremos compartir, es la historia de un hombre
con las raíces bien puestas. Es la historia de un hombre que murió de frío en las
calles de una ciudad, solo, y sin zapatos.
(Se quita los zapatos. Sale de escena)
5
2. MOLIENDO PACIENCIA
(Se enciende la luz de la luna, que al filtrase por una ventana nos deja entrever la
cocina de un pedacito de rancho enclavado en la montaña; una cocina con su
estufa de leña, con su par de butacas y su diminuta mesa de madera, sobre la que
duermen apagadas tres velas y descansa un plato de barro cocido. Del techo
cuelgan algunas plantas secas, marchitas. Llega Ananías Neuta Tunjo, viste una
ruana de lana de oveja café, pantalón verde oscuro, una camisa color tierra que
alguna vez fue blanca y un sombrero de fieltro negro. Entra caminando con
paciencia y calma, dejándose llevar por sus pies descalzos, pintados con barro.
Viene sudado, sediento, con hambre, húmedo, descalzo y cantando)
Moler paciencia es como moler maíz
Coger tomates es como cogert’ia ti (bis)
Moler maíz, para vivir máis maíz
Para poder coger tomates es
Como cogert’ia ti (bis)
(Atraviesa por un lado del público. Se oye el mugir de una vaca)
¡Uchaste! ¡Uchaste! ¿Qué pasó centavito? ¿Qué pasó? (pausa. Mirando al
público) ¿Y ustedes qué? ¿Qué es lo que me tán mirando? (pausa) y ¿por qué tán
así? tán todas chupadas. (Buscando) ¿Y dónde está la agüita? (Sigue buscando)
¿Las tienen sin agüita? Debe ser otra vez ese viejo tacaño y perezoso, pero
espere y verá que me va a oír (Gritando) ¡Oiga señor! échele agua a estas pobres
6
bestias que tán más secas que la totuma de un borracho. (A alguien del público) Y
usté quite esa jeta di’hambre, vaya y póngale esa jeta al Ricardo que es el que le
anda sacando la leche ¡Usté a mí no me da nada, no me joda!
(Pausa)
“Me da una tristeza de ver el tris de labranza, de verla tan acabada se me arruga
hasta la panza.”1
(Entra al rancho renegando entre murmullos. enciende cuatro velas que reposan
en el aire envueltas en cáscara de maíz.)
Ananías: ¡Margarita!… Mija ya llegué (no se oye nada, nadie responde) ¿hola
jedionda que ya llegué no ta escuchando? Ya llegue y traigo hambre… ¿Siguió
enculebrada? ¿Qué, todavía ta’ verraca conmigo? (Pausa) yo sé que a usté no le
gustó que yo hubiera hecho ese negocio de venderle el rancho a don Ricardo,
pero es que no nos quedaba de otra. Eso de vivir po’aquí ta muy difícil. Ahora que
trabajar la tierra es un delito y un pecado para los Santos, Monsantos patrones
patriotas de la patria, será mejor cultivar rencores en la calle que semillas en el
campo…
(Escucha a Margarita)
¿Mija? ¿Dónde está?
(Vuelve a escuchar a Margarita)
Pareciera que ta po’allí
1
Copla popular boyacense
7
Pareciera que ta po’allá
Ta escondiéndose en el jardín
La más bella flor del maizal
(Ananías sale del rancho buscando a Margarita. Sale cantando, bailando y
alborotando al perro Guardián que se pone a ladrar, al gato Pelusa que se pone a
maullar y al gallo Ronclemente que se pone a cacarear al son de las cantas
entonadas por él)
Pareciera que no la veo
Pareciera que ta muy lejos
Pero yo ahoritica la vide
Escurriéndose por los techos/
Escurriéndose por los cielos
Por los suelos, por donde quepa
¿Dónde tas mi cara di’arepa?
¿Dónde tas? te me juiste lejos
(Vuelve a entrar al rancho. Trae entre sus brazos una planta pequeña que está
sembrada en una matera de fique. De la planta brota una flor y de la flor la ilusión
de Ananías por mantener viva a Margarita)
(Hablándole a la planta) ¡Ah! jeroz, ¡ah! Jeroz! Yo allá, moliéndome las uñas y
quemándome las pestañas pa’ traer alguito de comer ¿y usté todavía negándole a
8
uno el sagrado pan de la palabra? (pausa) mija ¿Sabe qué? Mejor no hablemos
de cultivar rencores, que’so deja mucha hambre y con tan poquita comida que
queda. Mire, le traje lo que a usté más le gusta…
(Pone dentro del plato de barro una manotada de tomates pintones)
¡Sus tomaticos! tenga sus tomaticos (Pausa) ¿Cómo? ¿Qué ta diciendo? Cállese
vieja, cállese la jeta que’so me echa candela y ya sabe cómo es que es conmigo.
¡Ya, ya no más! Que de tanto repetir esa cantaleta ya me la sé… ¡Sí! que a usté le
toca recoger y limpiar siempre, ay cititica la vieja esta. Y que le toca barrer y cuidar
y que usté es la que cocina y la que madruga a revisar sus tomates y la que le
echa agua a las vacas y luego las ordeña y… y… ¿Y qué?… Acuérdese que mi
señor papá decía que mi máma siempre le limpiaba y le cocinaba y ella nunca
preguntó ni ¿por qué? ni ¿pa’qué? si es que ustedes nacieron pa’ que les guste
esto, y si a mí no me gusta ¡pos es que no nací pa’ eso! Bien lo decía el
Constantino “mujer y mula la que no patea recula (Golpea la totuma donde están
los tomates. Los tomates caen al suelo) Y a punta’e látigo es que caminan las
bestias”.2
(Recoge los tomates con delicadeza a la vez que grita furiosamente)
Yo soy el hombre de la casa y si digo que nos vamos pues nos vamos así me
toque sacarla en pedacitos.
(Se detiene a observar lo solo que realmente se encuentra)
2
Frases populares de Turmequé Boyacá.
9
Pero eso sí, como decía la abuela Remedios, un hombre sin mujer es como un
hombre sin tierra. Y pensar que esta misma madrugada me toca largarme de la
tierrita que me ha dado de comer; desagracias desgranadas son para un hombre
el quedarse sin tierra y sin mujer.
(Se acerca a la planta y le susurra acariciando sus pétalos)
Me hacen falta esos días en que el viejo tren pasaba pu’el frente del rancho, allá
en nuestra montaña, y nos quedábamos viéndolo pasar abrazados bajo la luna.
(Disimula una lágrima que le descuelga por una mejilla. Descuelga un calabazo y
sirve guarapo en una totuma)
¡Ya deje de llorar! mujer tenía que ser pa’ andar berreando por todo. Mire más
bien, ponga atención que así es la cosa y bien lo decía mi taita.
Las vacas jartan pasto
El jara jarta gallina
Y mientras jartamos guarapo
Las viejas pa’ la cocina
Cállese la jeta y escuche (pausa) ¿si oye a esos pobres animalitos allá mugiendo
del hambre? (señala al público) No ve que el Ricardo los tiene abandonaditos,
todos güerfanitos. Asina es la cosa mija y asina me voy a llevarles los cueros de la
papa pa’ que coman y de papaso me endespido de las desgraciadas.
10
(Avanza hacia el público. Se encuentra con un letrero que lee con dificultad en voz
alta)
Hacienda LA RUBICUNDA, propiedad privada de Ricardo Hastamorir rico y su
señora esposa Rubicunda Plata EsGuerra. Advertencia, peligro: ni se atreva a
cruzar la línea fronteriza o aténgase a las consecuencias.
¡Qué va! “Amenaza de gallinazo no cabe en el espinazo”3
(Ananías mira la línea de un lado a otro y luego la cruza. De inmediato aparecen
dos gallos que estaban a un lado del público y se ponen a cacarear muy fuerte,
como si fueran una alarma. Ananías se devuelve al otro lado de la línea y los
gallos se callan. Vuelve a cruzar la línea y los gallos de nuevo se ponen a
cacarear. Se devuelve otra vez y los gallos nuevamente se callan. Ananías Juega
a cruzar la línea y luego a devolverse, para hacer cantar a los gallos, al tiempo que
toca la guacharaca, componiendo una rumba emplumada al son de los cacareos.
Saca una manotada de maíz y se la da a los pollos para que se callen)
¡Máis maíz pa’ los pollitos!
(Habla de cerca con las vacas, es decir con el público, al tiempo que les da de
comer)
¡Ay Guandolita! ¡Mi Guandolita! ¡Está usté muy fea! Y no es la única, mire a la
Charchuela, a la Cuncia, la Jatuta, ¡Y la vaquita más pequeña, mi flor de aba!
todas acabaditas, que cosa más horrible como las tienen… ¿Qué les estará
3
Frase popular boyacense.
11
haciendo ese viejo muelón a estas pobres bestias? Que la que no ta bien gorda, ta
bien flaca. Ahora viven sin fuerza, sin gracia, como sin vida. (Se detiene a pensar
un momento) ¡Claro! Eso debe ser porque como la crianza y el cultivo se
modernizaron con todo esto de los trans… trans… ¡transjuénicos! ¿Qué es eso?
Qué es eso de cambiar el pasto por pastillas y al pobre toro por jeringas. Por eso
es que tán todas feas y enfermas. ¡Es que se tán volviendo locos! pero el loco
según ellos soy yo. La gente me grita, ¡Viejo loco no le hable a las plantas! Que no
escuchan ¡Viejo loco no les hable a las vacas! Que no le entienden, ¡Viejo loco!...
mejor quédese callado. (Pausa) Y callados es que hemos vivido aunque se nos
tuerzan las tripas del hambre, aunque el frío nos quiebre la piel en las mañanas
que madrugamos para sacar de la tierra, la papa que se comen todos a diario. Yo
ya me cansé de seguir callado, pero aunque me sigan llamando loco prefiero
hablar solo con las vacas y las plantas, que no me disparan ni me golpean por
decir lo que me duele; que no me tratan como un delincuente por pedir un poco de
justicia y respeto… ¿Justicia? ¿Respeto? esas dos palabras solo caben en la boca
de los locos.
Yo estoy loco, pero estos lunáticos tapan la luna con edificios, le ponen precio a
los minutos y venden memorias. ¡Minutos, memorias! ¡Memorias, minutos! Y lo
peor es que se la pasan comprando de eso, nunca les alcanza el tiempo y a cada
rato se les olvida todo. Hasta se les olvidó, en medio de su inteligencia, sus
minutos, sus memorias, sus edificios y sus transjuénicos; que para sacrificar un
animal primero tiene que estar vivo, pero estos animales que uno ve en los
12
mataderos no parecen estar vivos. Citicas las pobres bestias, ya ni le ponen
nombre a cada una, a todas las llaman producto, res, uno dos y tres, que porque
así les sale más fácil y hasta más barato. Eso es la misma vaina que andan
versando en todo lado, vea no más en los colegios, y las universidades sí que pior.
Un montón de estudiantes encerrados, sentados como plastas de boñiga, diciendo
que si a todo, sin preguntar nada y esperando salir directo pa´l matadero. (Pausa)
No hay nada como las vacas de antes; Así normalitas, normanditas, ni muy altas
ni muy bajitas… como “la pirinola”4
.
(Ananías se devuelve a su rancho recordando con tristeza y furor a “la pirinola”, la
que algún día fue mejor vaca de su máma)
“Ah contrumanida’e la Pirinola, por Cristo Santísimo dizque carranguiase así no
más… semejante vaconón tan hijuemaíz la barcinita y tetona la porquería. Y luego
que diablos ‘taba buscando pu’allá ni que no tuviera pasto en el peladero. Y antes
dizque entri’un vallaoo y horquetiada con la jeta y todo pa’rriba. Ah jijuna vaca, Ay
Cristo Rey que desgracia tán desgraciada Eso ni qui’uno juera hijo de dos
compadres pa’ ser tán de malas verda’ pa’ mi Dios. Y ora pa’ conseguir otra y a
como tán de baratas las jijunas vacas. Eso ni pagándolas a como pidan. Ah
contrumanida’e la Pirinolita qué diablos ‘taba buscando esta vaca malnacida allá
entre ese valla’o. Ora dizque conjundieno el agua con el pasto siendo. Ay Virgen
4 4
“La pirinola”, es el nombre de una de las canciones del maestro Jorge Velosa Ruíz, del álbum “¡viva quien
toca!” de 1981.
13
santísima yo no consigo otra vaca igual ni en5
… (Pausa) Ahora si se me arrugó la
panza del hambre.
(Afuera se escucha una gallina cacareando)
Margarita pere, pere que ya sé que vamos a comer esta noche
(Atrae a la gallina lanzándole maíz)
¿Se acuerda de la María Plumas?, si, la gallina del Ricardo que era igualitica a
usté; porque eso sí que verracas pa’ ser calientahuevos las dos. Pues los huevos
que calentó ya se rompieron… no sea tán bestia los míos no los de la María
Plumas. Y los pollos que salieron ya tán grandes, listicos pa’ comer, ya hasta me
huelen a caldo. (Pausa) Y además, aunque la María Plumas sea del Ricardo, a
esa jijuna gallina la pisó el Casiano, y el Casiano (A lo lejos se escuchan las
campanas de la iglesia del pueblo) el Casianito que en panza descanse. Pues ese
era nuestro gallo
(Alista un trapo con flores pintadas y dos roticos para los ojos, que se pone en la
cara)
Y entonces si el Casiano era nuestro gallo y jue el que pisó a la María Plumas, por
correspondencia la mitad de esos pollos son míos, y ahoritica mismo nos vamos a
tragar uno.
55
Retahíla que aparece al final de la canción “la pirinola” del versado maestro Jorge Luis Velosa Ruíz.
14
(Empieza a cacarear como un gallo y persigue la gallina por todos lados. De
repente se oye el ruido de un disparo. Ananías se esconde. Vuelve muy asustado
y se quita el trapo de la cara)
Ya cálmese compadre don Ricardo, guarde ese pedazo e rifle. No dispare más por
favor (Suena otro disparo) ¡Ay señor! cálmese (vuelven a disparar) ¡Ay viejo
hijuemadre! ¿Entonces me va a poner a tragar plomo? (pausa) Pues me le trago el
plomo y si me da la gana me lo jarto hasta a usté, que lo que tengo es hambre.
Venga a ver qué le voy a zampar un pescozón pu’ese tuste, a puros cuescazos lo
voy a totiar y de una vez aprovecho y le canto sus verdades.
(Sale de su escondite dispuesto a enfrentar el peligro. De pronto se detiene
perplejo al ver quién era la persona que le disparaba)
Ananías: ¿‘Ñora? ¿‘Ñora Rubicundita? … ¿Cómo ta usté? ¿Cómo se topa?
Rubicunda: ¡pos mal!
Ananías: ¿Mal? (La mira pícaramente de arriba a abajo) Pero si la estoy viendo lo
más de bien…
Rubicunda: ¿Bien? ¿Cómo que bien? ¡No ve que un bandido hace días me anda
robando la leche y las gallinas!
Ananías: ¿Bandido? ¿Cuál bandido? (Pausa) ah ya, ya ¿el que le estaba robando
sus gallinas? Si, ya… pues no se preocupe por ese bandido que…que… yo ya lo
espanté.
15
Rubicunda: ¿usté lo espantó? Pero si usté no espanta ni a un borrego recién
nacido. A ver dígame, si es que usté lo espantó ¿cómo era ese bandido? ¿Es
verdad que es muy grande y que anda armado?
Ananías: si ‘ñora Rubicundita, ese hijuemaíz es tremendamente grande, y el
pistolón que carga casi ni le cabe en las manos.
Rubicunda: ¿y es verdad que corre rapidísimo?
Ananías: si, como un caballo
Rubicunda: ¿y que se come a los animales vivos?
Ananías: si ‘ñora Rubicundita
Rubicunda: ¿y que es tan jeróz que ni los perros se atreven a ladrarle?
Ananías: Si ‘ñora Rubicundita
Rubicunda: ¿y que siempre trae amarrao a la cara un trapo con flores pintadas y
dos rotos en los ojos?
Ananías: Si ‘ñora Rubicundita (pausa. Se da la vuelta y rápidamente guarda el
trapo con flores pintadas que tenía en las manos) digo, no ‘ñora Rubicundita, el
bandido ese no tenía ningún trapo amarrao.
Rubicunda: ¿no? Pero si toitica la gente anda diciendo que ese ladrón se pone un
trapo en la cara. Y dicen también que…
Ananías: oiga señora y ¿Dónde anda su marido?
16
Rubicunda: espere le cuento lo que dice la gente a ver si agarramos a ese
bandolero.
Ananías: no, más bien dígame, ¿Dónde anda el bandido de su señor marido que
no anda bregando pa’ agarrar al otro bandido?
Rubicunda: ¿mi marido? No pues yo no he visto a mi marido
Ananías: es que “esos maridos de ahora son el diablo y algo más, no se
contentan con una y corren tras las demás.”6
Rubicunda: no creo que mi marido…
Ananías: Ay ‘ñora Rubicundita no crea de a mucho, que esos maridos son unos
diablos. En cambio véame a mí, que si me comporto con usté como todo un
caballero. Es que “cuando la veo a usté caminando en el potrero, aquellito se me
pone como cacho de Güey llanero”7
y pues “no tenés cara bonita pero güeles a
poleo, más vale ser limpia y fea que linda y oler a feo”8
.
(Se escucha el graznido de un gallinazo. Ananías se queda quieto como si hubiera
escuchado al mismísimo diablo)
Ay pere, “tese queta ‘ñora mocita, no me vaya a coger mi chircate, que toy oyendo
a su marido y hay riesgo de que me mate”9
.
6
Copla popular boyacense.
7
Copla popular boyacense.
8
Copla popular boyacense.
9
Copla popular boyacense.
17
(Vuelve a oírse el graznido de un gallinazo al que lo acompaña ahora la voz
profunda y agreste de un hombre que va contando números en voz alta. Cada vez
que cuenta un número, una gallina cacarea contestando a su llamado)
Voz del hombre: 256 (se oye un cacareo) 257 (se oye un cacareo) 258 (se oye un
cacareo) 259 (se oye un cacareo) 260 (no se oye nada) ¡260! (silencio) ¿qué pasó
con la gallina 260?
(Aparece Ricardo Hastamorir Rico, un hombre pequeño y escuálido que viste traje
de paño y zapatos de charol. En la mano izquierda trae un pedazo de carne con el
que alimenta a su mascota el Chulo Chulavito, un chulo pequeño y negro que lleva
sentado en el hombro derecho)
Ricardo: ¿alguien por casualidad ha visto la gallina 260? (se percata de la
presencia de Ananías) mira chulavito tenemos visita… buenas tardes vecinito
querido, ¿qué más de nuevo?
Ananías: ¿Don Ricardo señor, como ta usté?
Ricardo: un poco preocupado
Ananías: ¿y eso? ¿Qué jue lo que pasó?
Ricardo: imagínese usted vecinito que no aparece la gallina número 260, que
noticia tan terrible (desenvaina el rifle que trae terciado en la espalda y lo mece
peligrosamente de un lado a otro) ahora la gallina 261 tiene que ser la 260 y la 262
tendrá que ser la 261 y la 263 tiene que ser la 262 y la 400 tendrá que ser la 399,
18
y la 600 tendrá que ser la 599 ¿entiende vecinito lo terrible de la noticia que le
estoy contando? (ríe) pero creo saber quién fue el que se llevó a la 260
(Ananías aprovecha el descuido de Don Ricardo y lentamente intenta escaparse)
Ricardo: ¡usted! (señala a Ananías con el rifle)
Ananías: ¿yo? ¿Yo que señor?
Ricardo: (riendo) usted por casualidad sabe vecinito ¿Quién habrá sido el que se
robó la gallina 260?
Ananías: ah, pues primero guarde ese pedazo e rifle y váyase tranquilo que yo ya
espanté al bandido ese. Me tocó correr como cuatro horas por todo el peladero pa’
poderlo agarrar… y se me escapó. Si supiera señor el hambre que me dio
salvando a sus animalitos… ¿No me da unos huevitos por la recompensa? Es que
yo…
Ricardo: ¿huevos? ¿Y yo de donde si no tengo?
Ananías: (en vos baja) ah pos eso si ya se sabía. Qué huevos va a tener este
viejo cacreco.
Ricardo: ¿qué dice vecinito?
Ananías: no, nada. Que no se me preocupe que yo lo comprendo señor, amigo
don Rico Ricardete
(Ananías extiende su mano izquierda para despedirse de Don Ricardo. De
inmediato el Chulo Chulavito lanza un picotazo a la mano de Ananías)
19
Ricardo: Uy cuidado, mejor con la derecha (Ricardo extiende la mano derecha y
se la ofrece a Ananías) es que a Chulavito le encanta morder las manos
izquierdas. Por eso ¡Mejor con la derecha! ¡Mejor con la derecha!
(Ananías mira su mano y se dispone a irse)
Ricardo: Espere vecinito, no se vaya así. Usted no permitió que nuestro amigo el
bandido se llevara más gallinas, por eso como usted dice, se merece una
recompensa.
Ananías: ah señor don Ricardo pero no tiene por qué molestarse. (Saca de
adentro de su ruana una bolsa de trapo y otra de fique y se las enseña a Don
Ricardo) vea señor en la de trapo pueden ir los huevos y en la de fique si quiere
las arepas de maíz pelao y pues si quiere también unos cuantos…
Ricardo: tome vecinito una cortesía del chulo chulavito (se acerca a Ananías y le
tira sutilmente lo que queda del pedazo de carne con el que alimentaba al
gallinazo) muchas gracias y hasta luego.
(Pausa)
Ananías: Adiós Don Ricardo, vaya con Dios y que la virgen me lo proteja.
(Para sí mismo y entre dientes)
Que la virgen me lo proteja, que un día de estos no me van a faltar huevos pa’
recostarle la mano donde la máma le puso el pezón. Viejo envidioso, amarrado,
tacaño y mantenido. Cree que por tener todo lo que tiene entonces va a saber más
del campo que yo, que nací aquí en el corazón de la labranza. Viejo carepanela
20
que nunca ha tenido que untarse… si es que yo trabajé estas tierras desdiantes
que él supiera lo que es una chequera.
3. LA LABRANZA
(Es de noche aún y en medio de las estrellas, mirando de frente a la luna, aparece
tenuemente la luz del abrumador sol de una tarde de verano en los campos de
Boyacá. Ananías levanta un bulto de tierra y lo lleva a cuestas bajo el ardiente sol.
La tierra que carga en su espalda se riega en el suelo, formando una montaña de
la que brota el brazo de un ser humano, como una planta de maíz que brota de la
tierra. Ananías amasa la tierra y construye la tumba de Margarita)
Ananías: Yo si se lo que es desmenuzar los terrones, abrir los surcos y sembrar la
semilla escogida. Lo que es cosechar el maíz, el sorgo, el trigo, el frisol, la arveja,
el haba, la cebada y la papa. Lo que el mes diga según la creciente y menguante.
Toda la vida viviendo aquí, en estas tierras agradecidas, en estas tierras rigurosas,
que al igual que la máma nunca nos dejó sin alimento. Ésta es la tierra donde
cultivé la espalda, los hombros y los brazos que son el buen cargador que mi Dios
me dio antes de que por aquí llegara el camión o el tractor. Viví, vivo y viviré
moliendo paciencia, paciencia humana y paciencia animal. Derramando gotas de
sudor que se resbalan por los ríos de las venas, por los altos de la cordillera de la
frente.
21
Madre nuestra que estas en los suelos.
Llena eres de gracia
Y bendito es el fruto de tu vientre.
Danos hoy nuestra papa de cada día
Hágase tu voluntad
Y perdona nuestras ofensas.
Tierra que nos amparas, allí donde nacimos y allí donde volveremos.
“Dicen que la vida es triste sin guarapo y sin que comer pero es peor tener las dos
cosas y no tener a su mujer”10
.
(Desaparece la luz del sol, dando paso de nuevo a la noche; Una noche cálida de
remembranza en el rancho de Ananías, quien canta al tiempo que consiente la
flor)
Ananías:
Me gusta sentir la tierra
Me gusta labrar el campo
Ver una matica riendo
Por lo dulce de mi canto
Y ver sus ojitos negros…
10
Copla popular boyacense.
22
(Pausa)
Entre arboles pestañeando
Y ver las nubes bailando
Y a un compadrito labrando
Me gusta sentir las flores
Bailando al son de mí canto.
(A la planta) Discúlpeme mija si la saqué de la tierra donde la había enterrado,
pero no quería irme del campo a la ciudad sin conversar personalmente con
sumercé. Margarita, yo sé que usté algún día me va a perdonar. Usté sabe que
cuando la esperanza guía los pasos el sol llega, si debe llegar, y el agua cae si
debe caer (Le riega un poco de agua a la planta) Vea no más: don Ricardo podrá
ser todo lo tacaño que usté quiera, pero gracias a él es que logramos salir de esta
tierra antes de que la cosa se ponga peor. Allá él si sigue con su terquedad y se
queda aquí en vez de marcharse a la capital como lo estamos haciendo todos
nosotros.
No se afane mija, y en vez de estar pensando en los huevos del Ricardo
alistémonos más bien que mañana casi es hoy, no nos hemos despedido del
rancho y ya tán jodiendo pa’ que nos larguemos.
(Trae un bulto de ropa que deja en el suelo. Desempolva una a una las prendas
que dobla y luego las guarda en su canasto, mientras conversa con la planta)
23
Que tal con la que nos salió esa gente ahora, que por favor no olvidáramos
llevarnos las pequeñas chucherías, los harapos sucios y las cosas
simples… Pequeñas, sucias y simples pero no se las dejo, no señor. Esos
lambones, esmanguzaos, angarrios y enteleridos no hacen sino jisgoniar y zampar
la jeta donde no les cabe. Con tal de tener plata hacen lo que sea y vaya usté a
ver cómo es que son los billetes, pequeños, sucios y simples como ellos dicen,
¿Tonces cuál es la joda con mis cositas?
(Saca del bulto de ropa un saco de niño hecho con lana de oveja)
El que es bonito es bonito. Yo si he sido bien bonito desde chiquito, ¿no? Yo me
crié con mis papás en una güerfandá terrible, cuidando ovejas pu'áhi y
aguantando hambre y desnudez, güerfanito al fin. Güerfanito y todo pero nunca
me faltó una máma. ¿Se acuerda de la Berenice mija? ah viejita pa’ haber sido
jodida. Se agarraba con todo el mundo, hasta con mi taita pa’ defenderme.
Recuerdo un día que ella muy alegre llegó luego de vender la leche, con la noticia
de que me había inscrito a la escuela. El viejo, mi padre Don Requinto cuatro
Neuta, hijo de Don Bandolio Neuta, se enteró y se levantó con la cara azul de la
rabia diciendo que yo no iba a ir a estudiar, porque pu’allá me iba a aprender, pero
a aprender mañas. Y mi máma doña Berenice Tunjo, hija de Don Torbellino Tunjo
y doña Guabina Bejuco, una cosiritica de metro y medio con sus dos trenzas
largas y negras, se le para al frente a mi taita sin miedo con la cara roja de la
rabia, diciendo (Imita a la vieja Berenice) el chino si va a ir a estudiar, porque más
24
mañas que las que usté le enseña a cada rato que llega borracho, no creo que
aprenda po´allá.
Al otro día me juí a pata pa la escuela… ¡Claro que a pata! y ¿cómo más? si es
que en ese tiempo que camiones, ni que carros, ni que nada. Tocaba ir de a pie…
(Cantando)
De a pie pa’ allá, de a pie pa’ acá, de a pie pa’ allá, pa’ acá y pa’ allá
De a pie pa’ allá, de a pie pa’ acá, de a pie pa’ alla, pa’ acá y pa’ allá
Yo ni que carro ni que camión
Yo me vo’a pata, gracias a dios
Patapati, patapami, patapatoos, pati patojos
Apunta e pata el campo me crió.
Patapati patapami patapatoos pati patojos
Apunta e pata el campo me crió.
De a pie mis patas de tierra ahora son…
Y como no me iba a criar a punta é pata, si es que en ese tiempo que camiones, ni
que carros, ni que nada. Con el tiempo las patas se me volvieron como cascos de
caballo, todas tiesas. Me tocaba el cuero y parecía estar tocando tierra. Siempre
que pisaba el camino me quedaba viendo mis pies y el camino y ya no sabía
dónde terminaba la tierra y donde empezaban mis pies
25
(Pausa. Ananías agarra la flor y se sienta muy despacio en una butaca. En una de
sus piernas sienta a la flor)
Oiga ‘ñora Margarita la bonita, la mesma que hace tiempo me dejó… ¿Qué jue lo
que me dejó? (Pausa) dejó un roto en el tejido de la vida que tábamos
aprendiendo a tejer. Dejó un gallo, un perro, y unas cuantas vacas que regalé por
unos pesos y me pesa. Dejó las cantas que ya no canto por que se tienen que
cantar de a dos. Me dejó un rancho sin calor, los ojos sin brillo y sin color… y este
dolor que me duele y me huele a nada, y ya nunca más nada de su olor a maíz
molido, de su olor a tierra, mujer, madre, que es lo mismo.
(Ananías se levanta, dejando sentada la flor en una de las butacas. Sale del
rancho. Su mirada se pierde a lo lejos)
¿Dónde tas Margarita? ¿Dónde tas mi Margarita?…Me hacen falta esos días en
que el viejo tren pasaba pu’el frente del rancho, allá en nuestra montaña y nos
quedábamos viéndolo pasar abrazados bajo la luna.
(Ananías desaparece entre el monte solo se oye su voz diciendo “¿Dónde tas
Margarita? ¿Dónde tas mi Margarita?”)
4. REMEMBRANZAS
(El rancho se ilumina y en aquella butaca en la que estaba sentada la flor, se
encuentra sentada ahora una mujer joven que desgrana una mazorca. viste una
ruana de lana de oveja blanca, un vestido azul, un delantal color tierra que alguna
26
vez fue verde, un sombrero de fieltro negro y dos trenzas largas y negras. La
mujer canta)
Moler paciencia es como moler maíz
Coger tomates es como cogert’ia ti (bis)
Moler maíz, para vivir máis maíz
Para poder coger tomates es
Como cogert’ia ti (bis)
Joven Margarita: ¿Qué hora será? … Pues ya no se asoma el sol y el tren no ha
pasado, pero no demora… ¿Cuál será la demora que’ste sinvergüenza no llega?
Quien sabe ondi’andará y ‘rrejuntao con quien sabe quién. Tentando al diablo a
esta hora que es cuando más hambriento anda. Es que los bandidos de poaquí no
son como los de la capital. Los de acá no duermen y aprovechan que no podemos
ver por la oscuridá y se zampan lo que no es de ellos. (Pausa) Claro está, que los
otros, los de sin ruana, los con corbata, de noche duermen y se zampan lo que no
es de ellos en pleno día, aprovechando que con luz o sin ella nunca nadie ve ni
sabe nada. A esos hay que tenerles más miedo… ay vea la hora que es y nada
que llega este señor; el muy jilimisco se va temprano a cargar bultos, luego se
emborracha y la que lleva del bulto al final soy yo.
(Se escuchan las vacas mugiendo a lo lejos)
27
¡‘Ñora Eulogia! Ataje a esas bestias, o écheles al gozque ese que usté tiene pa’
que no se le escapen. Atranque la puerta que ya está tarde, Degüélvame el güeso
gustador pa’ guisar la sopa, la olla y el cucharón que le presté hace tiempo, y
dígale a su marido que deje de emborrachar al mío… ¡ah y si mi marido pregunta
dígale que no me ha visto!
(Se escucha la voz de un hombre que se acerca. Margarita recoge rápidamente lo
que estaba preparando apaga las velas y se esconde afuera de la casa)
Joven Ananías: ¡Uchaste! ¡Uchaste! ¿Qué pasó? ¿Qué pasó Centavito?...
¿Dónde tas Margarita? ¿Dónde tas mi Margarita?
(El joven Ananías entra al rancho apurado y renegando entre murmullos. Trae un
bulto en la espalda. Enciende las velas)
Joven Ananías: ¡Margarita!… Mija ya llegué (no se oye nada, nadie responde)
¿hola jedionda que ya llegué no ta escuchando? Ya llegue y traigo hambre.
(Pausa) ¿Siguió enculebrada? ¿Qué, todavía ta’ verraca conmigo? … yo sé que a
usté no le gustó que yo hubiera llegado borracho, y que le hubiera pegado a la
china, y a usté, y al perro, al gallo, y al vecino por metido… ¿me perdona mija?
olvidémonos de todo y más bien comamos algo que se me van a arrugar las
tripas.
(Escucha a Margarita refunfuñando)
¿Mija? ¿Dónde está?
(Vuelve a escuchar a Margarita)
28
Pareciera que ta po’allí
Pareciera que ta po’allá
Ta escondiéndose en el jardín
La más bella flor del maizal
(Ananías sale del rancho buscando a Margarita. Sale cantando, bailando y
alborotando al gozque de ‘ñora Eulogia que se pone a ladrar y al gallo Casiano
que se pone a cacarear al son de las cantas entonadas por él. Afuera del rancho
se encuentran los dos. El tren se oye a lo lejos)
Joven Margarita: no me venga ahora a pedir perdón y olvido que eso es pura
boñiga suya y de todo el mundo. Ya cuando se ha dejado secar la tierra ¿pa que
intentar sembrar en ella? Y además si tiene hambre, pues cocine. A mí siempre
me toca recoger y limpiar siempre, barrer, cuidar, cocinar, y…
Joven Ananías: ya cállese la jeta, vieja. No siga con esa cantaleta que de tanto
repetirla ya me la sé. Mire… le traje lo que más le gusta… sus tomaticos…
(Saca del bulto que lleva en la espalda, una manotada de tomates pintones y se
los ofrece a Margarita. El sonido del tren empieza a escucharse cada vez más
cerca. Ananías se queda un rato con las manos extendidas mientras Margarita lo
ignora, luego se resigna, guarda los tomates y se dispone a irse)
Joven Margarita: Espérese… ¿a dónde va? Preste a ver esos tomates que con lo
bruto que es usté pa’ cocinar, hasta es capaz de que se le queman haciendo una
ensalada.
29
(Margarita va cabizbaja hacia los tomates. Se detiene unos instantes al lado de
Ananías. Le da efusivamente un abrazo y un beso)
Joven Margarita: (en un tono bajo) viejo jilimisco… me hizo mucha falta. A veces
pienso que usté cuando se va jamás va a volver. ¿A usté no le da miedo saber
que las cosas que uno más quiere, algún día se van y no vuelven? ¡Se imagina
que una mañana usté se despierte, salga a ver sus animalitos y no haya nada! …
¿que vaya corriendo donde sus vecinos y no quede nadie?... ¿se imagina que
donde había árboles encuentre postes de luz?… ¿y donde habían largos ríos
ahora hayan inmensas paredes? (Pausa) últimamente he tenido esa misma
pesadilla muy seguido y no me gusta… me da miedo que todo se acabe (Pausa)
¿eso no va a pasar verdad? ¿Cierto? (Lo abraza más fuerte) ¿mijo porque llora?
(Pausa) no llore, es solo es una pesadilla mía… mire, también le traje lo que más
le gusta…
(Margarita desprende de su cabellera una blanca margarita y se la ofrece a
Ananías. Se abrazan tan fuertemente que parecen ser uno solo. Frente a ellos en
ese instante, pasa el viejo tren que los oculta con su presencia. Al pasar el último
vagón, de nuevo se ve al viejo Ananías, ahora solo, con los brazos, el alma, el
estómago y los bolsillos vacíos. Se escucha tenuemente el sonido del tren que va
desapareciendo)
Ananías: Ay Margarita la bonita, a veces sueño que me voy pa’ no volver, pero no
me da miedo, porque dejaría de vivir esta pesadilla que es vivir sin usté, que es
30
vivir en el campo pero sin él. Eso que usté se soñó algún día, no está muy lejos de
ser real.
(El sonido del tren desaparece por completo. Ananías vuelve al rancho y en
aquella butaca donde había estado Margarita desgranando una mazorca, se
encuentra de nuevo la flor sentada)
Lo que más me gustaba es que me trajera flores. La última flor que me dio brotó
de la tierra donde la enterré. Pero esta flor no huele como cualquiera, huele
igualitico de feo que sus patas (Ríe entre lágrimas) venga pa’cá (abraza a la flor)
La vida se le descose a uno en un momentico y sin una mujer al lado no hay quien
la remiende.
4. DE FURRUSCA EN FURRUSCA
(Ananías sirve un trago de guarapo y se lo toma)
Ananías: “Guarapito no ta aquí, guarapito ta en la mesa, cuando menos lo
pensemos, guarapito en la cabeza”11
.
(Sirve más guarapo) Guarapito y chichita güena la que se bebía en la fonda de
María Antonia… donde la música la ponían el crujir de las maderas, el canto de
los cocuyos y el tiple, el requinto y la guacharaca porque poallá no había radio ni
victrola. Allá íbamos a jartar con el Constantino, otro de mis hermanos, paridos por
distintas pero criados en la misma. Arriaba hasta culebras y ni su taita lo
11
Copla popular Boyacense.
31
arriaba. Siempre parábamos disque pa’ tomar agua. ¡Agua pa’ lavarse las patas
que lo que queremos es chicha!... gritábamos. (Sirve otro poco de guarapo en la
totuma) Una de esas noches, conocimos a un ingeniero, doctor y no sé qué más
jodas, que también estaba jartando. Ese si es verdad que estaba borracho,
poseído por el espíritu de la chicha y hablando en lenguas como el mismísimo
demonio; así, que güelcome, que místeres. Decía que venía de la capital pa’
transformar la labranza en eficiencia, la chichita en whiskey, los pequeños tomates
en tomates industriales y los ranchitos en edificios bien grandes. Constantino no le
jue comiendo cuento, vio la cosa como rara y ahí sí ni que güelcome ni que nada,
no se le dejó y a punta de verso se le enfrentó
(Por una de las puertas del rancho aparece el recuerdo de Constantino bailando,
cantando y echando copla. Por la misma puerta tambaleándose y persiguiendo al
Constantino, entra el recuerdo del Doctor Ingeniero que le responde la copla en
son de duelo. Ananías permanece en el lugar observándolos a los dos, pero ellos
no lo observan)
Constantino:
“Que no bebamos más chicha
Porque enferma la cabeza
Es veneno del gobierno
Pa’ que compremos cerveza."12
12
Copla popular Boyacense
32
Doctor:
No estoy ofreciendo vino
Tampoco ofrezco cerveza
Sino unos cuantos billetes
Si mis tomates cosechan /
No son tomates sencillos
Son tomates especiales
Véalos que son bonitos
Transgénicos y bien grandes
Constantino:
Coseche pues sus tomates
Pero hágalo donde pueda
Que acá no queremos dañar
Nuestro pedacitico e tierra
Doctor:
Nada se le va a perder
Nada se le va a dañar
Y Estas semillas que ve
33
¡Las tiene usted que sembrar!
Constantino:
Poaquí tengo mis semillas
Yo mismito las recojo
Y esas que usté tiene allí
A mí me dan mucho enojo
Doctor:
Con enojo o sin enojo
La ley se debe respetar
Y Si siembra otras semillas
A la cárcel va ir a parar
Constantino:
Dígame señor de versos
Qué cosa de bueno tiene
Sacar tomates más grandes
Si la tierrita se muere /
Ustedes minan los ríos
Y también minan montañas
Sacando oro y petróleo
34
Envenenan nuestras aguas/
(Furioso) Ahora también la tierrita
Quieren venir a acabarnos
Pero ni crea doctorcito
Que es tan fácil engañarnos
Doctor:
Usted a mí no me entiende
Y por eso está tan bravo
Si usted hace lo que debe
No pasará nada malo
Constantino:
Señor ingeniero y doctor
Escuche’sto que le digo
Lo voy a poner a escoger
Como quiera lo cocino/
Con papas y ají en la olla
O asado a fuego vivo
Que endespués que yo lo agarre
Desta usté no sale vivo.
35
(El recuerdo de Constantino corretea al recuerdo del doctor ingeniero hasta
perderse en la espesura de la realidad. Ananías camina con la mirada perdida en
la espesura de su soledad)
Ananías: Y se armó la furrusca. Corrieron por todo lado y toda la noche, parecían
espantos en el monte. Se persiguieron hasta el cansancio pero al final ninguno
tocó al otro, al contrario, los dos estaban tan borrachos, que terminaron abrazados
y arrastrándose pa’ volver a la fonda.
5. MI ARMA ES EL AZADÓN
(Ananías se sienta a observar el horizonte como quien mira por primera vez en la
vida)
Ananías: ¡El monte huele a magia!... Me gustaría ver al gallo cantándole a la
luna… a las ovejas volar y a las nubes pastar cerca de las montañas esperando a
que alguien las ordeñe. Me gustaría ver a una gallina florecer y desplumar un
girasol y al sol verlo solplendiendo a la luna, amaneciendo una y una noche. Y me
gustaría volver a ver al Constantino. Y que esos matones, ya sea de un lado ya
sea del otro al fin y al cabo matones, solo aparecieran en los cuentos que se
inventan los abuelos pa’ asustar a los cuitas y que se jarten la sopa. (Pausa) Pero
no es así. El gallo no le canta a luna, las ovejas no vuelan y las nubes están tan
lejos de nosotros como la paz. Las gallinas ponen huevos, las flores, flores son, y
el sol al día y la luna a la noche, y los matones día a día y día a día, todavía ¿y
36
quién sabe hasta cuándo? (Pausa) Y al Constantino… pues al Constantino de
camino en camino, un día se le acabo el camino a en estas tierras. Ese día a lo
lejos veíamos que el camino se pintaba de verde, pero no era el verde del campo,
sino un verde de camuflado militar, que untado de quién sabe qué, no se
camuflaba con este verde tranquilo.
(Con voz de militar) ¡A ver el civil los papeles!, cedula de ciudadanía, Eps, Rh,
Rut, estado civil, libreta militar… ¿Cómo, el civil no ha prestado el servicio militar
obligatorio? ¿Qué se está creyendo usted? ¿Qué puede librarse de la obligación
que tiene para con sus tierras?
… Hum y deso sí que ni yo ni el Constantino sabíamos nada. Que nosotros
supiéramos la única obligación que teníamos para con la tierra era sembrarla con
cuidado y cuidarla sembrando. Más bien esos espantosos espantos camuflados
en vez de andar llenando de leña el monte y a este país de más armados
obligados, deberían parar a la gente en los caminos, pero pa’ preguntarle por
obligaciones más importantes, como las tres comiditas obligatorias al día, y áhi sí
que dijeran (Con voz de militar) ¿a ver el civil, que se desayunó hoy?... ¿Cómo, el
civil no se ha desayunado nada? ¿Qué se está creyendo usted? ¿Es que no
conoce la obligación que tiene para con su cuerpo? ¡Se me come esta gallina con
papas y ají al trote mar!... a ver el civil ¿Cómo está? ¿Cómo le ha ido? Y ¿Cómo le
va?, ¿Qué se ha leído y qué se leerá? (pausa) ¿Cómo, el civil no se ha leído
nada? ¿El civil no sabe leer? pues venga a ver se sienta a mi lado y aprende a
leer chinito vergajo.
37
De nada sirvió que el Constantino gritara y suplicara que lo dejaran ir a su casa
por alguito de ropa, o por lo menos a despedirse de su máma, que así nomás no
podía irse. Los desgraciados ni lo escucharon, le dijeron que pa’ donde iba no
necesitaba ropa, ni a su máma y se lo llevaron, al arriero lo arriaron. Lo último que
me dijo fue…
(Se escucha la voz de Constantino)
Voz de Constantino: Chao compadre, cuídeme a mi mamita. Dígale que la quiero
mucho y que no se preocupe, que yo voy a estar bien, pues ahora “soy soldado de
la patria según dice mi teniente”13
. Yo vuelvo pronto, se lo prometo a ella y a usté
también…
(Pausa)
Ananías: y no volvió… ¿Cómo iba a volver?, si es que el Constantino la única
arma que había empuñado era el azadón, y sabía sembrar papa y maíz, pero no
sabía cómo sembrar el terror. Áhi sí como lo decía mi máma “Lo tan caro que
cuesta un rifle y lo jeroz que truena, lo poquito que cuesta un tiple y lo bonito que
suena”.14
6. DESTIERRO
(Se oye el canto de los gallos)
Ananías: ¿tá´oyendo mija? Los gallos tán cantando y en menos de lo que canta
un gallo van a llegar esos gallinazos picoteando pa’ que nos larguemos. Bueno yo
13
Frase inicial de la canción “Soldado de la patria” del maestro Jorge Luis Velosa Ruíz.
14
Copla popular Boyacense.
38
creo que con estas cosas basta…Ya mija no se enfurrusque ni se me asuste que
yo ya entendí, a usté no la arranco de sus tierras ni pu’el verraco.
(Ananías lleva la flor a la tumba de Margarita. Allí la arranca suavemente de la
matera y la siembra con cuidado en la tierra)
Le prometí en vida tres cosas… que le iba a armar un rancho, que íbamos a sacar
adelante a nuestra única hija única y que le iba a ordeñar una nube. Pues áhi tiene
su rancho. Nuestra hija salió tan adelante que nunca volvió. (Pausa) Ah bueno y lo
de la nube, eso si tá como jodido.
(Gritando) Señor bendito don Ricardo, yo como me voy y usté se queda, le dejé
unos chiritos pa’ que arrope a su abuela. Adiós y cuide bien sus güevitos, no sea
que se le pierda alguno de los poquitos que tiene.
(Ananías avanza lentamente caminando con paciencia y calma, dejándose llevar
por sus pies descalzos, pintados con barro. Se va observando con tristeza su
rancho, como si supiera que es la última vez que lo ve. Canta)
Ya toy cansado, me voy de por aquí
Aunque hace rato que yo me despedí
Me juí cuando se me marchitó la jlor
Esa jlorecita linda, la que más quiero yo
¿ Pa’ que me quedo viviendo por aquí?
Si el campo mío, pío, pío, ya no es de mí (bis)
39
¿ Pa’ que tanta cultura y educación?
Si acá lo que importa más es la ambición
Se puso triste la matica’e tomate
Al ver que to’a la agüita, está por acabarse
Se puso triste la matica’e pimiento
Pues la tierra se ta golviendo’e cemento
Más triste se puso la mata’e cebolla
Viendo que al campesino lo tienen en la olla (bis)
¿ Pa’ que me quedo viviendo por aquí?
Si el campo mío, pío, pío, ya no es de mí (bis)
¿ Pa’ que me quedo viviendo por aquí?
Si el campo mío, mú, mú,
Ya no es de mí
(Responden las vacas entonando un lamento)
Si el campo mío, mee, mee,
Ya no es de mí
(Responden las ovejas entonando un lamento)
Si el campo mío, pío, pío,
40
Ya no es de mí
(Responden los pollos y las gallinas entonando un lamento)
(Ananías desaparece en la oscuridad. Su canto y el lamento de los animales se
van lentamente con él, al tiempo que aparece el abrumador sonido de la ciudad;
Es una estruendosa sinfonía de asfalto, metal y ruido, que termina por sepultar la
voz de aquel hombre del campo)
FIN

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Madre Nuestra que está en los suelos

  • 1. 1 MADRE NUESTRA QUE ESTÁS EN LOS SUELOS Por: ZAID SIUL
  • 2. 2 Personajes: El viejo Ananías Neuta Tunjo El joven Ananías Neuta Tunjo La joven Margarita, La flor Rubicunda Plata EsGuerra Ricardo Hastamorir Rico El recuerdo de Constantino El recuerdo del doctor ingeniero El Hombre Elegante
  • 3. 3 “Que vivan los campesinos y que los dejen vivir que´l campo sin campesinos existe sin existir” Jorge Velosa Ruíz 1. ¿QUIEN SOY YO? (Entra un hombre elegantemente vestido a escena. Trae puesta una máscara negra, gafas oscuras, sombrero negro de copa alta, camisa negra, un gabán largo negro, pantalón negro y unos zapatos blancos relucientes que hacen contraste con su oscura vestimenta. Se acerca lentamente al proscenio mirando siempre sus zapatos) Hombre elegante: Zapatos ¡a la orden los zapatos! Zapatos cómodos. Zapatos de todos los colores. Zapatos azules, negros, cafés, morados, como usted los prefiera. Zapatos caros y baratos. Zapatos nuevos y bien lustrados, para que puedan conseguir trabajo, para que puedan caminar sobre el asfalto. Zapatos de todas las marcas, zapatos nacionales e internacionales. Zapatos, zapatos y tacones. Zapatos deportivos. ¡Zapatos de cuero señores! Zapatos de cuero con suela de caucho. Zapatos de cuero de vaca. (Pausa) Zapatos hechos con cuero de vaca criada en el campo, donde los hombres y las mujeres desde hace tiempo no llevan zapatos y pueden sentir la tierra. La tierra de la laguna sagrada, de la quebrada de la luna y el sol, donde los ríos corren sin pies y se ríen sin dientes… ¡Zapatos! ¡A la orden los zapatos!
  • 4. 4 (El hombre elegante se detiene, se quita lentamente la máscara y el sombrero. Deja de ser el personaje ahora habla el actor) Actor: (al público) ¿Quién soy yo? se preguntarán las enzapatadas personas aquí presentes… bueno, pues yo también me vengo preguntando lo mismo; y en esa búsqueda, una buena mañana empecé a escurrirme el sumo del corazón, a escarbarme en el ombligo, y me encontré de pronto conmigo mismo, con mis raíces. (Al público) y ustedes ¿Quiénes son? ¿Cuáles son sus raíces? (pausa) la historia que a continuación les queremos compartir, es la historia de un hombre con las raíces bien puestas. Es la historia de un hombre que murió de frío en las calles de una ciudad, solo, y sin zapatos. (Se quita los zapatos. Sale de escena)
  • 5. 5 2. MOLIENDO PACIENCIA (Se enciende la luz de la luna, que al filtrase por una ventana nos deja entrever la cocina de un pedacito de rancho enclavado en la montaña; una cocina con su estufa de leña, con su par de butacas y su diminuta mesa de madera, sobre la que duermen apagadas tres velas y descansa un plato de barro cocido. Del techo cuelgan algunas plantas secas, marchitas. Llega Ananías Neuta Tunjo, viste una ruana de lana de oveja café, pantalón verde oscuro, una camisa color tierra que alguna vez fue blanca y un sombrero de fieltro negro. Entra caminando con paciencia y calma, dejándose llevar por sus pies descalzos, pintados con barro. Viene sudado, sediento, con hambre, húmedo, descalzo y cantando) Moler paciencia es como moler maíz Coger tomates es como cogert’ia ti (bis) Moler maíz, para vivir máis maíz Para poder coger tomates es Como cogert’ia ti (bis) (Atraviesa por un lado del público. Se oye el mugir de una vaca) ¡Uchaste! ¡Uchaste! ¿Qué pasó centavito? ¿Qué pasó? (pausa. Mirando al público) ¿Y ustedes qué? ¿Qué es lo que me tán mirando? (pausa) y ¿por qué tán así? tán todas chupadas. (Buscando) ¿Y dónde está la agüita? (Sigue buscando) ¿Las tienen sin agüita? Debe ser otra vez ese viejo tacaño y perezoso, pero espere y verá que me va a oír (Gritando) ¡Oiga señor! échele agua a estas pobres
  • 6. 6 bestias que tán más secas que la totuma de un borracho. (A alguien del público) Y usté quite esa jeta di’hambre, vaya y póngale esa jeta al Ricardo que es el que le anda sacando la leche ¡Usté a mí no me da nada, no me joda! (Pausa) “Me da una tristeza de ver el tris de labranza, de verla tan acabada se me arruga hasta la panza.”1 (Entra al rancho renegando entre murmullos. enciende cuatro velas que reposan en el aire envueltas en cáscara de maíz.) Ananías: ¡Margarita!… Mija ya llegué (no se oye nada, nadie responde) ¿hola jedionda que ya llegué no ta escuchando? Ya llegue y traigo hambre… ¿Siguió enculebrada? ¿Qué, todavía ta’ verraca conmigo? (Pausa) yo sé que a usté no le gustó que yo hubiera hecho ese negocio de venderle el rancho a don Ricardo, pero es que no nos quedaba de otra. Eso de vivir po’aquí ta muy difícil. Ahora que trabajar la tierra es un delito y un pecado para los Santos, Monsantos patrones patriotas de la patria, será mejor cultivar rencores en la calle que semillas en el campo… (Escucha a Margarita) ¿Mija? ¿Dónde está? (Vuelve a escuchar a Margarita) Pareciera que ta po’allí 1 Copla popular boyacense
  • 7. 7 Pareciera que ta po’allá Ta escondiéndose en el jardín La más bella flor del maizal (Ananías sale del rancho buscando a Margarita. Sale cantando, bailando y alborotando al perro Guardián que se pone a ladrar, al gato Pelusa que se pone a maullar y al gallo Ronclemente que se pone a cacarear al son de las cantas entonadas por él) Pareciera que no la veo Pareciera que ta muy lejos Pero yo ahoritica la vide Escurriéndose por los techos/ Escurriéndose por los cielos Por los suelos, por donde quepa ¿Dónde tas mi cara di’arepa? ¿Dónde tas? te me juiste lejos (Vuelve a entrar al rancho. Trae entre sus brazos una planta pequeña que está sembrada en una matera de fique. De la planta brota una flor y de la flor la ilusión de Ananías por mantener viva a Margarita) (Hablándole a la planta) ¡Ah! jeroz, ¡ah! Jeroz! Yo allá, moliéndome las uñas y quemándome las pestañas pa’ traer alguito de comer ¿y usté todavía negándole a
  • 8. 8 uno el sagrado pan de la palabra? (pausa) mija ¿Sabe qué? Mejor no hablemos de cultivar rencores, que’so deja mucha hambre y con tan poquita comida que queda. Mire, le traje lo que a usté más le gusta… (Pone dentro del plato de barro una manotada de tomates pintones) ¡Sus tomaticos! tenga sus tomaticos (Pausa) ¿Cómo? ¿Qué ta diciendo? Cállese vieja, cállese la jeta que’so me echa candela y ya sabe cómo es que es conmigo. ¡Ya, ya no más! Que de tanto repetir esa cantaleta ya me la sé… ¡Sí! que a usté le toca recoger y limpiar siempre, ay cititica la vieja esta. Y que le toca barrer y cuidar y que usté es la que cocina y la que madruga a revisar sus tomates y la que le echa agua a las vacas y luego las ordeña y… y… ¿Y qué?… Acuérdese que mi señor papá decía que mi máma siempre le limpiaba y le cocinaba y ella nunca preguntó ni ¿por qué? ni ¿pa’qué? si es que ustedes nacieron pa’ que les guste esto, y si a mí no me gusta ¡pos es que no nací pa’ eso! Bien lo decía el Constantino “mujer y mula la que no patea recula (Golpea la totuma donde están los tomates. Los tomates caen al suelo) Y a punta’e látigo es que caminan las bestias”.2 (Recoge los tomates con delicadeza a la vez que grita furiosamente) Yo soy el hombre de la casa y si digo que nos vamos pues nos vamos así me toque sacarla en pedacitos. (Se detiene a observar lo solo que realmente se encuentra) 2 Frases populares de Turmequé Boyacá.
  • 9. 9 Pero eso sí, como decía la abuela Remedios, un hombre sin mujer es como un hombre sin tierra. Y pensar que esta misma madrugada me toca largarme de la tierrita que me ha dado de comer; desagracias desgranadas son para un hombre el quedarse sin tierra y sin mujer. (Se acerca a la planta y le susurra acariciando sus pétalos) Me hacen falta esos días en que el viejo tren pasaba pu’el frente del rancho, allá en nuestra montaña, y nos quedábamos viéndolo pasar abrazados bajo la luna. (Disimula una lágrima que le descuelga por una mejilla. Descuelga un calabazo y sirve guarapo en una totuma) ¡Ya deje de llorar! mujer tenía que ser pa’ andar berreando por todo. Mire más bien, ponga atención que así es la cosa y bien lo decía mi taita. Las vacas jartan pasto El jara jarta gallina Y mientras jartamos guarapo Las viejas pa’ la cocina Cállese la jeta y escuche (pausa) ¿si oye a esos pobres animalitos allá mugiendo del hambre? (señala al público) No ve que el Ricardo los tiene abandonaditos, todos güerfanitos. Asina es la cosa mija y asina me voy a llevarles los cueros de la papa pa’ que coman y de papaso me endespido de las desgraciadas.
  • 10. 10 (Avanza hacia el público. Se encuentra con un letrero que lee con dificultad en voz alta) Hacienda LA RUBICUNDA, propiedad privada de Ricardo Hastamorir rico y su señora esposa Rubicunda Plata EsGuerra. Advertencia, peligro: ni se atreva a cruzar la línea fronteriza o aténgase a las consecuencias. ¡Qué va! “Amenaza de gallinazo no cabe en el espinazo”3 (Ananías mira la línea de un lado a otro y luego la cruza. De inmediato aparecen dos gallos que estaban a un lado del público y se ponen a cacarear muy fuerte, como si fueran una alarma. Ananías se devuelve al otro lado de la línea y los gallos se callan. Vuelve a cruzar la línea y los gallos de nuevo se ponen a cacarear. Se devuelve otra vez y los gallos nuevamente se callan. Ananías Juega a cruzar la línea y luego a devolverse, para hacer cantar a los gallos, al tiempo que toca la guacharaca, componiendo una rumba emplumada al son de los cacareos. Saca una manotada de maíz y se la da a los pollos para que se callen) ¡Máis maíz pa’ los pollitos! (Habla de cerca con las vacas, es decir con el público, al tiempo que les da de comer) ¡Ay Guandolita! ¡Mi Guandolita! ¡Está usté muy fea! Y no es la única, mire a la Charchuela, a la Cuncia, la Jatuta, ¡Y la vaquita más pequeña, mi flor de aba! todas acabaditas, que cosa más horrible como las tienen… ¿Qué les estará 3 Frase popular boyacense.
  • 11. 11 haciendo ese viejo muelón a estas pobres bestias? Que la que no ta bien gorda, ta bien flaca. Ahora viven sin fuerza, sin gracia, como sin vida. (Se detiene a pensar un momento) ¡Claro! Eso debe ser porque como la crianza y el cultivo se modernizaron con todo esto de los trans… trans… ¡transjuénicos! ¿Qué es eso? Qué es eso de cambiar el pasto por pastillas y al pobre toro por jeringas. Por eso es que tán todas feas y enfermas. ¡Es que se tán volviendo locos! pero el loco según ellos soy yo. La gente me grita, ¡Viejo loco no le hable a las plantas! Que no escuchan ¡Viejo loco no les hable a las vacas! Que no le entienden, ¡Viejo loco!... mejor quédese callado. (Pausa) Y callados es que hemos vivido aunque se nos tuerzan las tripas del hambre, aunque el frío nos quiebre la piel en las mañanas que madrugamos para sacar de la tierra, la papa que se comen todos a diario. Yo ya me cansé de seguir callado, pero aunque me sigan llamando loco prefiero hablar solo con las vacas y las plantas, que no me disparan ni me golpean por decir lo que me duele; que no me tratan como un delincuente por pedir un poco de justicia y respeto… ¿Justicia? ¿Respeto? esas dos palabras solo caben en la boca de los locos. Yo estoy loco, pero estos lunáticos tapan la luna con edificios, le ponen precio a los minutos y venden memorias. ¡Minutos, memorias! ¡Memorias, minutos! Y lo peor es que se la pasan comprando de eso, nunca les alcanza el tiempo y a cada rato se les olvida todo. Hasta se les olvidó, en medio de su inteligencia, sus minutos, sus memorias, sus edificios y sus transjuénicos; que para sacrificar un animal primero tiene que estar vivo, pero estos animales que uno ve en los
  • 12. 12 mataderos no parecen estar vivos. Citicas las pobres bestias, ya ni le ponen nombre a cada una, a todas las llaman producto, res, uno dos y tres, que porque así les sale más fácil y hasta más barato. Eso es la misma vaina que andan versando en todo lado, vea no más en los colegios, y las universidades sí que pior. Un montón de estudiantes encerrados, sentados como plastas de boñiga, diciendo que si a todo, sin preguntar nada y esperando salir directo pa´l matadero. (Pausa) No hay nada como las vacas de antes; Así normalitas, normanditas, ni muy altas ni muy bajitas… como “la pirinola”4 . (Ananías se devuelve a su rancho recordando con tristeza y furor a “la pirinola”, la que algún día fue mejor vaca de su máma) “Ah contrumanida’e la Pirinola, por Cristo Santísimo dizque carranguiase así no más… semejante vaconón tan hijuemaíz la barcinita y tetona la porquería. Y luego que diablos ‘taba buscando pu’allá ni que no tuviera pasto en el peladero. Y antes dizque entri’un vallaoo y horquetiada con la jeta y todo pa’rriba. Ah jijuna vaca, Ay Cristo Rey que desgracia tán desgraciada Eso ni qui’uno juera hijo de dos compadres pa’ ser tán de malas verda’ pa’ mi Dios. Y ora pa’ conseguir otra y a como tán de baratas las jijunas vacas. Eso ni pagándolas a como pidan. Ah contrumanida’e la Pirinolita qué diablos ‘taba buscando esta vaca malnacida allá entre ese valla’o. Ora dizque conjundieno el agua con el pasto siendo. Ay Virgen 4 4 “La pirinola”, es el nombre de una de las canciones del maestro Jorge Velosa Ruíz, del álbum “¡viva quien toca!” de 1981.
  • 13. 13 santísima yo no consigo otra vaca igual ni en5 … (Pausa) Ahora si se me arrugó la panza del hambre. (Afuera se escucha una gallina cacareando) Margarita pere, pere que ya sé que vamos a comer esta noche (Atrae a la gallina lanzándole maíz) ¿Se acuerda de la María Plumas?, si, la gallina del Ricardo que era igualitica a usté; porque eso sí que verracas pa’ ser calientahuevos las dos. Pues los huevos que calentó ya se rompieron… no sea tán bestia los míos no los de la María Plumas. Y los pollos que salieron ya tán grandes, listicos pa’ comer, ya hasta me huelen a caldo. (Pausa) Y además, aunque la María Plumas sea del Ricardo, a esa jijuna gallina la pisó el Casiano, y el Casiano (A lo lejos se escuchan las campanas de la iglesia del pueblo) el Casianito que en panza descanse. Pues ese era nuestro gallo (Alista un trapo con flores pintadas y dos roticos para los ojos, que se pone en la cara) Y entonces si el Casiano era nuestro gallo y jue el que pisó a la María Plumas, por correspondencia la mitad de esos pollos son míos, y ahoritica mismo nos vamos a tragar uno. 55 Retahíla que aparece al final de la canción “la pirinola” del versado maestro Jorge Luis Velosa Ruíz.
  • 14. 14 (Empieza a cacarear como un gallo y persigue la gallina por todos lados. De repente se oye el ruido de un disparo. Ananías se esconde. Vuelve muy asustado y se quita el trapo de la cara) Ya cálmese compadre don Ricardo, guarde ese pedazo e rifle. No dispare más por favor (Suena otro disparo) ¡Ay señor! cálmese (vuelven a disparar) ¡Ay viejo hijuemadre! ¿Entonces me va a poner a tragar plomo? (pausa) Pues me le trago el plomo y si me da la gana me lo jarto hasta a usté, que lo que tengo es hambre. Venga a ver qué le voy a zampar un pescozón pu’ese tuste, a puros cuescazos lo voy a totiar y de una vez aprovecho y le canto sus verdades. (Sale de su escondite dispuesto a enfrentar el peligro. De pronto se detiene perplejo al ver quién era la persona que le disparaba) Ananías: ¿‘Ñora? ¿‘Ñora Rubicundita? … ¿Cómo ta usté? ¿Cómo se topa? Rubicunda: ¡pos mal! Ananías: ¿Mal? (La mira pícaramente de arriba a abajo) Pero si la estoy viendo lo más de bien… Rubicunda: ¿Bien? ¿Cómo que bien? ¡No ve que un bandido hace días me anda robando la leche y las gallinas! Ananías: ¿Bandido? ¿Cuál bandido? (Pausa) ah ya, ya ¿el que le estaba robando sus gallinas? Si, ya… pues no se preocupe por ese bandido que…que… yo ya lo espanté.
  • 15. 15 Rubicunda: ¿usté lo espantó? Pero si usté no espanta ni a un borrego recién nacido. A ver dígame, si es que usté lo espantó ¿cómo era ese bandido? ¿Es verdad que es muy grande y que anda armado? Ananías: si ‘ñora Rubicundita, ese hijuemaíz es tremendamente grande, y el pistolón que carga casi ni le cabe en las manos. Rubicunda: ¿y es verdad que corre rapidísimo? Ananías: si, como un caballo Rubicunda: ¿y que se come a los animales vivos? Ananías: si ‘ñora Rubicundita Rubicunda: ¿y que es tan jeróz que ni los perros se atreven a ladrarle? Ananías: Si ‘ñora Rubicundita Rubicunda: ¿y que siempre trae amarrao a la cara un trapo con flores pintadas y dos rotos en los ojos? Ananías: Si ‘ñora Rubicundita (pausa. Se da la vuelta y rápidamente guarda el trapo con flores pintadas que tenía en las manos) digo, no ‘ñora Rubicundita, el bandido ese no tenía ningún trapo amarrao. Rubicunda: ¿no? Pero si toitica la gente anda diciendo que ese ladrón se pone un trapo en la cara. Y dicen también que… Ananías: oiga señora y ¿Dónde anda su marido?
  • 16. 16 Rubicunda: espere le cuento lo que dice la gente a ver si agarramos a ese bandolero. Ananías: no, más bien dígame, ¿Dónde anda el bandido de su señor marido que no anda bregando pa’ agarrar al otro bandido? Rubicunda: ¿mi marido? No pues yo no he visto a mi marido Ananías: es que “esos maridos de ahora son el diablo y algo más, no se contentan con una y corren tras las demás.”6 Rubicunda: no creo que mi marido… Ananías: Ay ‘ñora Rubicundita no crea de a mucho, que esos maridos son unos diablos. En cambio véame a mí, que si me comporto con usté como todo un caballero. Es que “cuando la veo a usté caminando en el potrero, aquellito se me pone como cacho de Güey llanero”7 y pues “no tenés cara bonita pero güeles a poleo, más vale ser limpia y fea que linda y oler a feo”8 . (Se escucha el graznido de un gallinazo. Ananías se queda quieto como si hubiera escuchado al mismísimo diablo) Ay pere, “tese queta ‘ñora mocita, no me vaya a coger mi chircate, que toy oyendo a su marido y hay riesgo de que me mate”9 . 6 Copla popular boyacense. 7 Copla popular boyacense. 8 Copla popular boyacense. 9 Copla popular boyacense.
  • 17. 17 (Vuelve a oírse el graznido de un gallinazo al que lo acompaña ahora la voz profunda y agreste de un hombre que va contando números en voz alta. Cada vez que cuenta un número, una gallina cacarea contestando a su llamado) Voz del hombre: 256 (se oye un cacareo) 257 (se oye un cacareo) 258 (se oye un cacareo) 259 (se oye un cacareo) 260 (no se oye nada) ¡260! (silencio) ¿qué pasó con la gallina 260? (Aparece Ricardo Hastamorir Rico, un hombre pequeño y escuálido que viste traje de paño y zapatos de charol. En la mano izquierda trae un pedazo de carne con el que alimenta a su mascota el Chulo Chulavito, un chulo pequeño y negro que lleva sentado en el hombro derecho) Ricardo: ¿alguien por casualidad ha visto la gallina 260? (se percata de la presencia de Ananías) mira chulavito tenemos visita… buenas tardes vecinito querido, ¿qué más de nuevo? Ananías: ¿Don Ricardo señor, como ta usté? Ricardo: un poco preocupado Ananías: ¿y eso? ¿Qué jue lo que pasó? Ricardo: imagínese usted vecinito que no aparece la gallina número 260, que noticia tan terrible (desenvaina el rifle que trae terciado en la espalda y lo mece peligrosamente de un lado a otro) ahora la gallina 261 tiene que ser la 260 y la 262 tendrá que ser la 261 y la 263 tiene que ser la 262 y la 400 tendrá que ser la 399,
  • 18. 18 y la 600 tendrá que ser la 599 ¿entiende vecinito lo terrible de la noticia que le estoy contando? (ríe) pero creo saber quién fue el que se llevó a la 260 (Ananías aprovecha el descuido de Don Ricardo y lentamente intenta escaparse) Ricardo: ¡usted! (señala a Ananías con el rifle) Ananías: ¿yo? ¿Yo que señor? Ricardo: (riendo) usted por casualidad sabe vecinito ¿Quién habrá sido el que se robó la gallina 260? Ananías: ah, pues primero guarde ese pedazo e rifle y váyase tranquilo que yo ya espanté al bandido ese. Me tocó correr como cuatro horas por todo el peladero pa’ poderlo agarrar… y se me escapó. Si supiera señor el hambre que me dio salvando a sus animalitos… ¿No me da unos huevitos por la recompensa? Es que yo… Ricardo: ¿huevos? ¿Y yo de donde si no tengo? Ananías: (en vos baja) ah pos eso si ya se sabía. Qué huevos va a tener este viejo cacreco. Ricardo: ¿qué dice vecinito? Ananías: no, nada. Que no se me preocupe que yo lo comprendo señor, amigo don Rico Ricardete (Ananías extiende su mano izquierda para despedirse de Don Ricardo. De inmediato el Chulo Chulavito lanza un picotazo a la mano de Ananías)
  • 19. 19 Ricardo: Uy cuidado, mejor con la derecha (Ricardo extiende la mano derecha y se la ofrece a Ananías) es que a Chulavito le encanta morder las manos izquierdas. Por eso ¡Mejor con la derecha! ¡Mejor con la derecha! (Ananías mira su mano y se dispone a irse) Ricardo: Espere vecinito, no se vaya así. Usted no permitió que nuestro amigo el bandido se llevara más gallinas, por eso como usted dice, se merece una recompensa. Ananías: ah señor don Ricardo pero no tiene por qué molestarse. (Saca de adentro de su ruana una bolsa de trapo y otra de fique y se las enseña a Don Ricardo) vea señor en la de trapo pueden ir los huevos y en la de fique si quiere las arepas de maíz pelao y pues si quiere también unos cuantos… Ricardo: tome vecinito una cortesía del chulo chulavito (se acerca a Ananías y le tira sutilmente lo que queda del pedazo de carne con el que alimentaba al gallinazo) muchas gracias y hasta luego. (Pausa) Ananías: Adiós Don Ricardo, vaya con Dios y que la virgen me lo proteja. (Para sí mismo y entre dientes) Que la virgen me lo proteja, que un día de estos no me van a faltar huevos pa’ recostarle la mano donde la máma le puso el pezón. Viejo envidioso, amarrado, tacaño y mantenido. Cree que por tener todo lo que tiene entonces va a saber más del campo que yo, que nací aquí en el corazón de la labranza. Viejo carepanela
  • 20. 20 que nunca ha tenido que untarse… si es que yo trabajé estas tierras desdiantes que él supiera lo que es una chequera. 3. LA LABRANZA (Es de noche aún y en medio de las estrellas, mirando de frente a la luna, aparece tenuemente la luz del abrumador sol de una tarde de verano en los campos de Boyacá. Ananías levanta un bulto de tierra y lo lleva a cuestas bajo el ardiente sol. La tierra que carga en su espalda se riega en el suelo, formando una montaña de la que brota el brazo de un ser humano, como una planta de maíz que brota de la tierra. Ananías amasa la tierra y construye la tumba de Margarita) Ananías: Yo si se lo que es desmenuzar los terrones, abrir los surcos y sembrar la semilla escogida. Lo que es cosechar el maíz, el sorgo, el trigo, el frisol, la arveja, el haba, la cebada y la papa. Lo que el mes diga según la creciente y menguante. Toda la vida viviendo aquí, en estas tierras agradecidas, en estas tierras rigurosas, que al igual que la máma nunca nos dejó sin alimento. Ésta es la tierra donde cultivé la espalda, los hombros y los brazos que son el buen cargador que mi Dios me dio antes de que por aquí llegara el camión o el tractor. Viví, vivo y viviré moliendo paciencia, paciencia humana y paciencia animal. Derramando gotas de sudor que se resbalan por los ríos de las venas, por los altos de la cordillera de la frente.
  • 21. 21 Madre nuestra que estas en los suelos. Llena eres de gracia Y bendito es el fruto de tu vientre. Danos hoy nuestra papa de cada día Hágase tu voluntad Y perdona nuestras ofensas. Tierra que nos amparas, allí donde nacimos y allí donde volveremos. “Dicen que la vida es triste sin guarapo y sin que comer pero es peor tener las dos cosas y no tener a su mujer”10 . (Desaparece la luz del sol, dando paso de nuevo a la noche; Una noche cálida de remembranza en el rancho de Ananías, quien canta al tiempo que consiente la flor) Ananías: Me gusta sentir la tierra Me gusta labrar el campo Ver una matica riendo Por lo dulce de mi canto Y ver sus ojitos negros… 10 Copla popular boyacense.
  • 22. 22 (Pausa) Entre arboles pestañeando Y ver las nubes bailando Y a un compadrito labrando Me gusta sentir las flores Bailando al son de mí canto. (A la planta) Discúlpeme mija si la saqué de la tierra donde la había enterrado, pero no quería irme del campo a la ciudad sin conversar personalmente con sumercé. Margarita, yo sé que usté algún día me va a perdonar. Usté sabe que cuando la esperanza guía los pasos el sol llega, si debe llegar, y el agua cae si debe caer (Le riega un poco de agua a la planta) Vea no más: don Ricardo podrá ser todo lo tacaño que usté quiera, pero gracias a él es que logramos salir de esta tierra antes de que la cosa se ponga peor. Allá él si sigue con su terquedad y se queda aquí en vez de marcharse a la capital como lo estamos haciendo todos nosotros. No se afane mija, y en vez de estar pensando en los huevos del Ricardo alistémonos más bien que mañana casi es hoy, no nos hemos despedido del rancho y ya tán jodiendo pa’ que nos larguemos. (Trae un bulto de ropa que deja en el suelo. Desempolva una a una las prendas que dobla y luego las guarda en su canasto, mientras conversa con la planta)
  • 23. 23 Que tal con la que nos salió esa gente ahora, que por favor no olvidáramos llevarnos las pequeñas chucherías, los harapos sucios y las cosas simples… Pequeñas, sucias y simples pero no se las dejo, no señor. Esos lambones, esmanguzaos, angarrios y enteleridos no hacen sino jisgoniar y zampar la jeta donde no les cabe. Con tal de tener plata hacen lo que sea y vaya usté a ver cómo es que son los billetes, pequeños, sucios y simples como ellos dicen, ¿Tonces cuál es la joda con mis cositas? (Saca del bulto de ropa un saco de niño hecho con lana de oveja) El que es bonito es bonito. Yo si he sido bien bonito desde chiquito, ¿no? Yo me crié con mis papás en una güerfandá terrible, cuidando ovejas pu'áhi y aguantando hambre y desnudez, güerfanito al fin. Güerfanito y todo pero nunca me faltó una máma. ¿Se acuerda de la Berenice mija? ah viejita pa’ haber sido jodida. Se agarraba con todo el mundo, hasta con mi taita pa’ defenderme. Recuerdo un día que ella muy alegre llegó luego de vender la leche, con la noticia de que me había inscrito a la escuela. El viejo, mi padre Don Requinto cuatro Neuta, hijo de Don Bandolio Neuta, se enteró y se levantó con la cara azul de la rabia diciendo que yo no iba a ir a estudiar, porque pu’allá me iba a aprender, pero a aprender mañas. Y mi máma doña Berenice Tunjo, hija de Don Torbellino Tunjo y doña Guabina Bejuco, una cosiritica de metro y medio con sus dos trenzas largas y negras, se le para al frente a mi taita sin miedo con la cara roja de la rabia, diciendo (Imita a la vieja Berenice) el chino si va a ir a estudiar, porque más
  • 24. 24 mañas que las que usté le enseña a cada rato que llega borracho, no creo que aprenda po´allá. Al otro día me juí a pata pa la escuela… ¡Claro que a pata! y ¿cómo más? si es que en ese tiempo que camiones, ni que carros, ni que nada. Tocaba ir de a pie… (Cantando) De a pie pa’ allá, de a pie pa’ acá, de a pie pa’ allá, pa’ acá y pa’ allá De a pie pa’ allá, de a pie pa’ acá, de a pie pa’ alla, pa’ acá y pa’ allá Yo ni que carro ni que camión Yo me vo’a pata, gracias a dios Patapati, patapami, patapatoos, pati patojos Apunta e pata el campo me crió. Patapati patapami patapatoos pati patojos Apunta e pata el campo me crió. De a pie mis patas de tierra ahora son… Y como no me iba a criar a punta é pata, si es que en ese tiempo que camiones, ni que carros, ni que nada. Con el tiempo las patas se me volvieron como cascos de caballo, todas tiesas. Me tocaba el cuero y parecía estar tocando tierra. Siempre que pisaba el camino me quedaba viendo mis pies y el camino y ya no sabía dónde terminaba la tierra y donde empezaban mis pies
  • 25. 25 (Pausa. Ananías agarra la flor y se sienta muy despacio en una butaca. En una de sus piernas sienta a la flor) Oiga ‘ñora Margarita la bonita, la mesma que hace tiempo me dejó… ¿Qué jue lo que me dejó? (Pausa) dejó un roto en el tejido de la vida que tábamos aprendiendo a tejer. Dejó un gallo, un perro, y unas cuantas vacas que regalé por unos pesos y me pesa. Dejó las cantas que ya no canto por que se tienen que cantar de a dos. Me dejó un rancho sin calor, los ojos sin brillo y sin color… y este dolor que me duele y me huele a nada, y ya nunca más nada de su olor a maíz molido, de su olor a tierra, mujer, madre, que es lo mismo. (Ananías se levanta, dejando sentada la flor en una de las butacas. Sale del rancho. Su mirada se pierde a lo lejos) ¿Dónde tas Margarita? ¿Dónde tas mi Margarita?…Me hacen falta esos días en que el viejo tren pasaba pu’el frente del rancho, allá en nuestra montaña y nos quedábamos viéndolo pasar abrazados bajo la luna. (Ananías desaparece entre el monte solo se oye su voz diciendo “¿Dónde tas Margarita? ¿Dónde tas mi Margarita?”) 4. REMEMBRANZAS (El rancho se ilumina y en aquella butaca en la que estaba sentada la flor, se encuentra sentada ahora una mujer joven que desgrana una mazorca. viste una ruana de lana de oveja blanca, un vestido azul, un delantal color tierra que alguna
  • 26. 26 vez fue verde, un sombrero de fieltro negro y dos trenzas largas y negras. La mujer canta) Moler paciencia es como moler maíz Coger tomates es como cogert’ia ti (bis) Moler maíz, para vivir máis maíz Para poder coger tomates es Como cogert’ia ti (bis) Joven Margarita: ¿Qué hora será? … Pues ya no se asoma el sol y el tren no ha pasado, pero no demora… ¿Cuál será la demora que’ste sinvergüenza no llega? Quien sabe ondi’andará y ‘rrejuntao con quien sabe quién. Tentando al diablo a esta hora que es cuando más hambriento anda. Es que los bandidos de poaquí no son como los de la capital. Los de acá no duermen y aprovechan que no podemos ver por la oscuridá y se zampan lo que no es de ellos. (Pausa) Claro está, que los otros, los de sin ruana, los con corbata, de noche duermen y se zampan lo que no es de ellos en pleno día, aprovechando que con luz o sin ella nunca nadie ve ni sabe nada. A esos hay que tenerles más miedo… ay vea la hora que es y nada que llega este señor; el muy jilimisco se va temprano a cargar bultos, luego se emborracha y la que lleva del bulto al final soy yo. (Se escuchan las vacas mugiendo a lo lejos)
  • 27. 27 ¡‘Ñora Eulogia! Ataje a esas bestias, o écheles al gozque ese que usté tiene pa’ que no se le escapen. Atranque la puerta que ya está tarde, Degüélvame el güeso gustador pa’ guisar la sopa, la olla y el cucharón que le presté hace tiempo, y dígale a su marido que deje de emborrachar al mío… ¡ah y si mi marido pregunta dígale que no me ha visto! (Se escucha la voz de un hombre que se acerca. Margarita recoge rápidamente lo que estaba preparando apaga las velas y se esconde afuera de la casa) Joven Ananías: ¡Uchaste! ¡Uchaste! ¿Qué pasó? ¿Qué pasó Centavito?... ¿Dónde tas Margarita? ¿Dónde tas mi Margarita? (El joven Ananías entra al rancho apurado y renegando entre murmullos. Trae un bulto en la espalda. Enciende las velas) Joven Ananías: ¡Margarita!… Mija ya llegué (no se oye nada, nadie responde) ¿hola jedionda que ya llegué no ta escuchando? Ya llegue y traigo hambre. (Pausa) ¿Siguió enculebrada? ¿Qué, todavía ta’ verraca conmigo? … yo sé que a usté no le gustó que yo hubiera llegado borracho, y que le hubiera pegado a la china, y a usté, y al perro, al gallo, y al vecino por metido… ¿me perdona mija? olvidémonos de todo y más bien comamos algo que se me van a arrugar las tripas. (Escucha a Margarita refunfuñando) ¿Mija? ¿Dónde está? (Vuelve a escuchar a Margarita)
  • 28. 28 Pareciera que ta po’allí Pareciera que ta po’allá Ta escondiéndose en el jardín La más bella flor del maizal (Ananías sale del rancho buscando a Margarita. Sale cantando, bailando y alborotando al gozque de ‘ñora Eulogia que se pone a ladrar y al gallo Casiano que se pone a cacarear al son de las cantas entonadas por él. Afuera del rancho se encuentran los dos. El tren se oye a lo lejos) Joven Margarita: no me venga ahora a pedir perdón y olvido que eso es pura boñiga suya y de todo el mundo. Ya cuando se ha dejado secar la tierra ¿pa que intentar sembrar en ella? Y además si tiene hambre, pues cocine. A mí siempre me toca recoger y limpiar siempre, barrer, cuidar, cocinar, y… Joven Ananías: ya cállese la jeta, vieja. No siga con esa cantaleta que de tanto repetirla ya me la sé. Mire… le traje lo que más le gusta… sus tomaticos… (Saca del bulto que lleva en la espalda, una manotada de tomates pintones y se los ofrece a Margarita. El sonido del tren empieza a escucharse cada vez más cerca. Ananías se queda un rato con las manos extendidas mientras Margarita lo ignora, luego se resigna, guarda los tomates y se dispone a irse) Joven Margarita: Espérese… ¿a dónde va? Preste a ver esos tomates que con lo bruto que es usté pa’ cocinar, hasta es capaz de que se le queman haciendo una ensalada.
  • 29. 29 (Margarita va cabizbaja hacia los tomates. Se detiene unos instantes al lado de Ananías. Le da efusivamente un abrazo y un beso) Joven Margarita: (en un tono bajo) viejo jilimisco… me hizo mucha falta. A veces pienso que usté cuando se va jamás va a volver. ¿A usté no le da miedo saber que las cosas que uno más quiere, algún día se van y no vuelven? ¡Se imagina que una mañana usté se despierte, salga a ver sus animalitos y no haya nada! … ¿que vaya corriendo donde sus vecinos y no quede nadie?... ¿se imagina que donde había árboles encuentre postes de luz?… ¿y donde habían largos ríos ahora hayan inmensas paredes? (Pausa) últimamente he tenido esa misma pesadilla muy seguido y no me gusta… me da miedo que todo se acabe (Pausa) ¿eso no va a pasar verdad? ¿Cierto? (Lo abraza más fuerte) ¿mijo porque llora? (Pausa) no llore, es solo es una pesadilla mía… mire, también le traje lo que más le gusta… (Margarita desprende de su cabellera una blanca margarita y se la ofrece a Ananías. Se abrazan tan fuertemente que parecen ser uno solo. Frente a ellos en ese instante, pasa el viejo tren que los oculta con su presencia. Al pasar el último vagón, de nuevo se ve al viejo Ananías, ahora solo, con los brazos, el alma, el estómago y los bolsillos vacíos. Se escucha tenuemente el sonido del tren que va desapareciendo) Ananías: Ay Margarita la bonita, a veces sueño que me voy pa’ no volver, pero no me da miedo, porque dejaría de vivir esta pesadilla que es vivir sin usté, que es
  • 30. 30 vivir en el campo pero sin él. Eso que usté se soñó algún día, no está muy lejos de ser real. (El sonido del tren desaparece por completo. Ananías vuelve al rancho y en aquella butaca donde había estado Margarita desgranando una mazorca, se encuentra de nuevo la flor sentada) Lo que más me gustaba es que me trajera flores. La última flor que me dio brotó de la tierra donde la enterré. Pero esta flor no huele como cualquiera, huele igualitico de feo que sus patas (Ríe entre lágrimas) venga pa’cá (abraza a la flor) La vida se le descose a uno en un momentico y sin una mujer al lado no hay quien la remiende. 4. DE FURRUSCA EN FURRUSCA (Ananías sirve un trago de guarapo y se lo toma) Ananías: “Guarapito no ta aquí, guarapito ta en la mesa, cuando menos lo pensemos, guarapito en la cabeza”11 . (Sirve más guarapo) Guarapito y chichita güena la que se bebía en la fonda de María Antonia… donde la música la ponían el crujir de las maderas, el canto de los cocuyos y el tiple, el requinto y la guacharaca porque poallá no había radio ni victrola. Allá íbamos a jartar con el Constantino, otro de mis hermanos, paridos por distintas pero criados en la misma. Arriaba hasta culebras y ni su taita lo 11 Copla popular Boyacense.
  • 31. 31 arriaba. Siempre parábamos disque pa’ tomar agua. ¡Agua pa’ lavarse las patas que lo que queremos es chicha!... gritábamos. (Sirve otro poco de guarapo en la totuma) Una de esas noches, conocimos a un ingeniero, doctor y no sé qué más jodas, que también estaba jartando. Ese si es verdad que estaba borracho, poseído por el espíritu de la chicha y hablando en lenguas como el mismísimo demonio; así, que güelcome, que místeres. Decía que venía de la capital pa’ transformar la labranza en eficiencia, la chichita en whiskey, los pequeños tomates en tomates industriales y los ranchitos en edificios bien grandes. Constantino no le jue comiendo cuento, vio la cosa como rara y ahí sí ni que güelcome ni que nada, no se le dejó y a punta de verso se le enfrentó (Por una de las puertas del rancho aparece el recuerdo de Constantino bailando, cantando y echando copla. Por la misma puerta tambaleándose y persiguiendo al Constantino, entra el recuerdo del Doctor Ingeniero que le responde la copla en son de duelo. Ananías permanece en el lugar observándolos a los dos, pero ellos no lo observan) Constantino: “Que no bebamos más chicha Porque enferma la cabeza Es veneno del gobierno Pa’ que compremos cerveza."12 12 Copla popular Boyacense
  • 32. 32 Doctor: No estoy ofreciendo vino Tampoco ofrezco cerveza Sino unos cuantos billetes Si mis tomates cosechan / No son tomates sencillos Son tomates especiales Véalos que son bonitos Transgénicos y bien grandes Constantino: Coseche pues sus tomates Pero hágalo donde pueda Que acá no queremos dañar Nuestro pedacitico e tierra Doctor: Nada se le va a perder Nada se le va a dañar Y Estas semillas que ve
  • 33. 33 ¡Las tiene usted que sembrar! Constantino: Poaquí tengo mis semillas Yo mismito las recojo Y esas que usté tiene allí A mí me dan mucho enojo Doctor: Con enojo o sin enojo La ley se debe respetar Y Si siembra otras semillas A la cárcel va ir a parar Constantino: Dígame señor de versos Qué cosa de bueno tiene Sacar tomates más grandes Si la tierrita se muere / Ustedes minan los ríos Y también minan montañas Sacando oro y petróleo
  • 34. 34 Envenenan nuestras aguas/ (Furioso) Ahora también la tierrita Quieren venir a acabarnos Pero ni crea doctorcito Que es tan fácil engañarnos Doctor: Usted a mí no me entiende Y por eso está tan bravo Si usted hace lo que debe No pasará nada malo Constantino: Señor ingeniero y doctor Escuche’sto que le digo Lo voy a poner a escoger Como quiera lo cocino/ Con papas y ají en la olla O asado a fuego vivo Que endespués que yo lo agarre Desta usté no sale vivo.
  • 35. 35 (El recuerdo de Constantino corretea al recuerdo del doctor ingeniero hasta perderse en la espesura de la realidad. Ananías camina con la mirada perdida en la espesura de su soledad) Ananías: Y se armó la furrusca. Corrieron por todo lado y toda la noche, parecían espantos en el monte. Se persiguieron hasta el cansancio pero al final ninguno tocó al otro, al contrario, los dos estaban tan borrachos, que terminaron abrazados y arrastrándose pa’ volver a la fonda. 5. MI ARMA ES EL AZADÓN (Ananías se sienta a observar el horizonte como quien mira por primera vez en la vida) Ananías: ¡El monte huele a magia!... Me gustaría ver al gallo cantándole a la luna… a las ovejas volar y a las nubes pastar cerca de las montañas esperando a que alguien las ordeñe. Me gustaría ver a una gallina florecer y desplumar un girasol y al sol verlo solplendiendo a la luna, amaneciendo una y una noche. Y me gustaría volver a ver al Constantino. Y que esos matones, ya sea de un lado ya sea del otro al fin y al cabo matones, solo aparecieran en los cuentos que se inventan los abuelos pa’ asustar a los cuitas y que se jarten la sopa. (Pausa) Pero no es así. El gallo no le canta a luna, las ovejas no vuelan y las nubes están tan lejos de nosotros como la paz. Las gallinas ponen huevos, las flores, flores son, y el sol al día y la luna a la noche, y los matones día a día y día a día, todavía ¿y
  • 36. 36 quién sabe hasta cuándo? (Pausa) Y al Constantino… pues al Constantino de camino en camino, un día se le acabo el camino a en estas tierras. Ese día a lo lejos veíamos que el camino se pintaba de verde, pero no era el verde del campo, sino un verde de camuflado militar, que untado de quién sabe qué, no se camuflaba con este verde tranquilo. (Con voz de militar) ¡A ver el civil los papeles!, cedula de ciudadanía, Eps, Rh, Rut, estado civil, libreta militar… ¿Cómo, el civil no ha prestado el servicio militar obligatorio? ¿Qué se está creyendo usted? ¿Qué puede librarse de la obligación que tiene para con sus tierras? … Hum y deso sí que ni yo ni el Constantino sabíamos nada. Que nosotros supiéramos la única obligación que teníamos para con la tierra era sembrarla con cuidado y cuidarla sembrando. Más bien esos espantosos espantos camuflados en vez de andar llenando de leña el monte y a este país de más armados obligados, deberían parar a la gente en los caminos, pero pa’ preguntarle por obligaciones más importantes, como las tres comiditas obligatorias al día, y áhi sí que dijeran (Con voz de militar) ¿a ver el civil, que se desayunó hoy?... ¿Cómo, el civil no se ha desayunado nada? ¿Qué se está creyendo usted? ¿Es que no conoce la obligación que tiene para con su cuerpo? ¡Se me come esta gallina con papas y ají al trote mar!... a ver el civil ¿Cómo está? ¿Cómo le ha ido? Y ¿Cómo le va?, ¿Qué se ha leído y qué se leerá? (pausa) ¿Cómo, el civil no se ha leído nada? ¿El civil no sabe leer? pues venga a ver se sienta a mi lado y aprende a leer chinito vergajo.
  • 37. 37 De nada sirvió que el Constantino gritara y suplicara que lo dejaran ir a su casa por alguito de ropa, o por lo menos a despedirse de su máma, que así nomás no podía irse. Los desgraciados ni lo escucharon, le dijeron que pa’ donde iba no necesitaba ropa, ni a su máma y se lo llevaron, al arriero lo arriaron. Lo último que me dijo fue… (Se escucha la voz de Constantino) Voz de Constantino: Chao compadre, cuídeme a mi mamita. Dígale que la quiero mucho y que no se preocupe, que yo voy a estar bien, pues ahora “soy soldado de la patria según dice mi teniente”13 . Yo vuelvo pronto, se lo prometo a ella y a usté también… (Pausa) Ananías: y no volvió… ¿Cómo iba a volver?, si es que el Constantino la única arma que había empuñado era el azadón, y sabía sembrar papa y maíz, pero no sabía cómo sembrar el terror. Áhi sí como lo decía mi máma “Lo tan caro que cuesta un rifle y lo jeroz que truena, lo poquito que cuesta un tiple y lo bonito que suena”.14 6. DESTIERRO (Se oye el canto de los gallos) Ananías: ¿tá´oyendo mija? Los gallos tán cantando y en menos de lo que canta un gallo van a llegar esos gallinazos picoteando pa’ que nos larguemos. Bueno yo 13 Frase inicial de la canción “Soldado de la patria” del maestro Jorge Luis Velosa Ruíz. 14 Copla popular Boyacense.
  • 38. 38 creo que con estas cosas basta…Ya mija no se enfurrusque ni se me asuste que yo ya entendí, a usté no la arranco de sus tierras ni pu’el verraco. (Ananías lleva la flor a la tumba de Margarita. Allí la arranca suavemente de la matera y la siembra con cuidado en la tierra) Le prometí en vida tres cosas… que le iba a armar un rancho, que íbamos a sacar adelante a nuestra única hija única y que le iba a ordeñar una nube. Pues áhi tiene su rancho. Nuestra hija salió tan adelante que nunca volvió. (Pausa) Ah bueno y lo de la nube, eso si tá como jodido. (Gritando) Señor bendito don Ricardo, yo como me voy y usté se queda, le dejé unos chiritos pa’ que arrope a su abuela. Adiós y cuide bien sus güevitos, no sea que se le pierda alguno de los poquitos que tiene. (Ananías avanza lentamente caminando con paciencia y calma, dejándose llevar por sus pies descalzos, pintados con barro. Se va observando con tristeza su rancho, como si supiera que es la última vez que lo ve. Canta) Ya toy cansado, me voy de por aquí Aunque hace rato que yo me despedí Me juí cuando se me marchitó la jlor Esa jlorecita linda, la que más quiero yo ¿ Pa’ que me quedo viviendo por aquí? Si el campo mío, pío, pío, ya no es de mí (bis)
  • 39. 39 ¿ Pa’ que tanta cultura y educación? Si acá lo que importa más es la ambición Se puso triste la matica’e tomate Al ver que to’a la agüita, está por acabarse Se puso triste la matica’e pimiento Pues la tierra se ta golviendo’e cemento Más triste se puso la mata’e cebolla Viendo que al campesino lo tienen en la olla (bis) ¿ Pa’ que me quedo viviendo por aquí? Si el campo mío, pío, pío, ya no es de mí (bis) ¿ Pa’ que me quedo viviendo por aquí? Si el campo mío, mú, mú, Ya no es de mí (Responden las vacas entonando un lamento) Si el campo mío, mee, mee, Ya no es de mí (Responden las ovejas entonando un lamento) Si el campo mío, pío, pío,
  • 40. 40 Ya no es de mí (Responden los pollos y las gallinas entonando un lamento) (Ananías desaparece en la oscuridad. Su canto y el lamento de los animales se van lentamente con él, al tiempo que aparece el abrumador sonido de la ciudad; Es una estruendosa sinfonía de asfalto, metal y ruido, que termina por sepultar la voz de aquel hombre del campo) FIN