2. LA CONJURA DEL AYUNTAMIENTO
El 19 de junio de 1808, un grupo de criollos, entre quienes destacan el regidor
Juan Francisco Azcárate, el abogado Francisco Primo de Verdad y Ramos, y el
sacerdote Melchor de Talamantes, presentó al virrey José de Iturrigaray el
proyecto para formar un gobierno provisional al frente del cual estaría él, y éste
aceptó la propuesta; pero la Audiencia la rechazó, así como la solicitud del grupo
criollo para formar una Junta Provisional, como la de España.
El fracaso de esta conjura se produjo 15 de septiembre cuando son hechos
prisioneros Francisco Primo de verdad, Juan Azcarate, José Antonio Cristo y el
Fray Melchor de Talamantes, este ultimo acusado de ser el autor intelectual, el
Virrey José Iturrigaray fue destituido y rempleazado por Pedro Garibay
3.
4. CONSPIRACIÓN DE VALLADOLID
• En 1809 se dio en Valladolid (hoy Morelia), capital de la intendencia de
Michoacán, una conspiración en la que participaron varios oficiales del
ejército y miembros del bajo clero, cuyo plan consistía en formar un congreso
que preservara la soberanía real mientras Fernando VII volviera al trono; los
dirigentes ofrecían abolir los impuestos que pesaban sobre los indígenas, con
el propósito de atraerlos a su causa. La insurrección, fijada para el 21 de
diciembre de 1809, no se pudo llevar a cabo pues los conjurados fueron
descubiertos y detenidos (fueron traicionados). Pese a su fracaso, la conjura
de Valladolid logró contagiar de su espíritu revolucionario a otras ciudades
cercanas, entre ellas Querétaro.
Participaron los militares: José María Obeso, Mariano Quevedo, Ruperto Mier,
Manuel Muñoz y José Nicolas Michelena.
Participaron los Curas: Manuel Ruiz de Chavez, Vicente Santa María y Luis
Correa
5. CONSPIRACIÓN DE QUERETARO
• En 1809, Hidalgo asistió a las reuniones que, bajo la apariencia de academias literarias, se celebraban
en casa de un sacerdote en Querétaro, y a las que asistían también el corregidor, Miguel Domínguez, y
su esposa, Josefa Ortiz, además de hombres de leyes, comerciantes y militares, entre ellos Ignacio
Allende, oficial del ejército y pequeño propietario de tierras, y Juan Aldama, oficial también, hijo del
administrador de una pequeña industria. Esas reuniones fueron convirtiéndose en una verdadera
conspiración, formalizada a principios de 1810, cuando se tuvo conocimiento de la invasión napoleónica
a España, así como de las juntas gubernativas creadas en América del Sur.