2. Origen etimológico
El idioma italiano se ha desarrollado, como es de suponer gradualmente incluso antes de la caída del Imperio Romano
en el siglo V. Como podemos suponer, proviene del latín, al igual que otras lenguas romances como el español, catalán,
portugués o francés. Durante los primeros años del siglo XIII, se comenzó a publicar una gran cantidad de literatura en
italiano regional, lo que resultó en que los poetas sicilianos fueran los más importantes y promovidos, siendo sus
predecesores figuras toscanas tan famosas como Dante Alighieri, Giovanni Boccaccio y Francesco Petrarca.
Hasta el siglo V, el latín se había extendido e impuesto en todo el
imperio y se lo consideraba como la lengua compartida o la "madre
franca". Antes de la caída del Imperio, las formas vernáculas o locales
del lenguaje tenían una gran importancia, especialmente en el uso
cotidiano de la población y la sociedad. Como las otras lenguas
románicas, proviene del latín vulgar que hablaban los romanos y que
impusieron a los pueblos bajo su dominio. Por lo tanto, comparte
muchas características con otras lenguas románicas. Es hablado por
57,7 millones de personas en Italia, con un total de 64 millones de
hablantes en unos 29 países.
3. Origen epistemológico
El italiano que conocemos hoy en día es el resultado de un largo
proceso de evolución y de debates sobre cómo debería ser la
forma correcta del lenguaje, que comenzaron ya en el año 1600.
De todo ello, una de las cuestiones que permaneció fue qué tipo
de italiano debería ser hablado. Aunque a finales del 1900
muchos escritores y personajes culturales fueron inspirados por
el modelo toscano, hay muchos factores histórico-sociales que
caracterizan el idioma que se deben tener en cuenta.
Durante siglos, y hasta la Unificación de Italia en 1861, el país estaba dividido en múltiples
estados (de los cuales la mayoría se encontraba bajo dominio extranjero). Cuando se produjo esta
unificación en 1861, se tomó la decisión de elegir el toscano como idioma oficial del país.