El documento analiza el contexto político previo a las elecciones de noviembre de 2013 en Chile. Argumenta que las fuerzas de la transición (Concertación y derecha) se resisten a ser desplazadas por las demandas sociales expresadas en las protestas estudiantiles de 2011. Aunque la Nueva Mayoría parece tener éxito electoral, carece de un proyecto político coherente que impulse las transformaciones sociales exigidas. El movimiento estudiantil debe mantener su autonomía política y unirse con otras fuerzas para continuar la lucha por una educación gratuita
1. Frente a las próximas elecciones FEUACh
A días de las elecciones del 17 de noviembre, evidenciamos que este año, -en lo político-, ha estado
marcado por la coyuntura electoral. Es en la cancha de las urnas aquella en que las fuerzas de la transición
pretenden recuperar la capacidad de determinar el curso de la política en Chile, tras haberla perdido en
manos de un ciclo corto de luchas sociales, lideradas por el Movimiento Estudiantil.
Tras décadas de desarticulación social, las fuerzas de la transición, -Concertación y Derecha-, se
resisten a ser desplazadas por el nuevo Chile que se expresó en las calles durante 2011, y cuyos conflictos
sociales se mantienen vigentes y sin soluciones, más allá de las abundantes promesas electorales. Sin
embargo, es en esa misma desarticulación, la que les permite al duopolio volver a colocarse por delante de
los movimientos sociales: usurpar sus demandas y convertirlas en vehículos para retornar al Gobierno, y a
su vez, este proceso desarticulador ha impedido que aquellas fuerzas que se movilizaron hayan podido
tener su propia alternativa.
Vislumbrando el evidente retroceso de la Alianza por Chile y el posible triunfo de la Nueva Mayoría,
identificamos un reacomodo entre las fuerzas políticas que constituyen el bloque de poder para mantener
gobernabilidad, es decir, superar la crisis de legitimidad del sistema político y salvaguardar los intereses de
la clase dominante. Para ello la Concertación generó una nueva imagen de su coalición, cooptando
demandas sociales y levantando un aparato electoral potente que ha posicionado a Michelle Bachelet de
manera arrolladora en la sociedad chilena. Esta situación contrasta con la ausencia de un proyecto político
coherente que impulse las transformaciones que el Movimiento Social ha puesto sobre la mesa, y que
pueda dar cuerpo a una auténtica mayoría política y social que se proponga revolucionar Chile.
A pesar de que valoramos el esfuerzo de candidaturas que genuinamente intentan representar las
demandas de los movimientos sociales, lo que se nos muestra como la “Nueva” Mayoría, no es más que una
coyuntural mayoría electoral que carece de proyecto político. La inconsistencia en las propuestas para
avanzar en la formación de un Estado garante de derechos sociales reafirma el oportunismo de una
coalición que no tiene asco en usurpar las demandas del Movimiento Social, ejemplo: la educación gratuita,
para utilizarlas como mera promesa electoral, mientras tras bambalinas continúan estrechando la mano de
la elite neoliberal.
El Movimiento Estudiantil se ha constituido como el movimiento social más relevante en la postdictadura, siendo el único que está planteando reformas estructurales, develando la precarización que el
Neoliberalismo ha cometido contra nuestro pueblo, manteniendo vigente el conflicto educacional e
interpelando al conjunto de la sociedad a participar de la Movilización Social. Valoramos por ello los
intentos de organizaciones sociales y políticas que confluyen bajo el objetivo de continuar con la lucha por
transformaciones tales como: un nuevo sistema educativo, renacionalizar nuestros recursos naturales, crear
asamblea constituyente, acabar con las AFPs, levantar un nuevo código laboral, entre otras demandas del
Mundo Social, todas con vista a constituir un movimiento político y social amplio. Saludamos también la
iniciativa de ex dirigentes estudiantiles que han postulado como candidatos parlamentarios con la finalidad
de evitar la cooptación del oportunismo y el gatopardismo.
El año 2014 será un año crucial para las y los estudiantes, un año en que los mismos que
celebraron con manos en alto a espaldas de los estudiantes el 2009, apostarán por usurpar la
representación de nuestros intereses y nuestras demandas. Será un año en que la autonomía política del
2. movimiento estudiantil estará en juego. Son grandes los desafíos a los que la organización estudiantil tendrá
que hacer frente; no sólo serán nuestras demandas históricas las que estarán en la palestra, sino que
también la reforma al sistema de educación superior. Por si eso fuera poco, desde el año 2012 en el plano
local hemos venido trabajando un pliego de demandas que se proponen transformar nuestra Universidad, y
que son el fiel reflejo de la profunda crisis educacional que hemos denunciado, a pesar de ello, la
Universidad se ha mostrado incapaz de resolverlas.
Por ello, lo que hemos hecho hasta ahora, se torna insuficiente. El momento histórico demanda que
las organizaciones políticas que participamos del Movimiento Estudiantil y que apostamos a la
transformación de nuestra Universidad, nuestra educación y el país, tengamos la suficiente y necesaria
altura de miras para hacer frente a este escenario. Debemos ser capaces de superar las diferencias políticas
que nos separan, para anteponer las tareas que el momento histórico demanda y que entendemos como
necesarias. Sólo con la unidad de aquellas fuerzas que apuestan por la transformación de la educación, y
que no estamos dispuestas a delegar nuestra fuerza transformadora en la Nueva Mayoría, podremos hacer
frente a dichos desafíos.
Quienes suscribimos esta declaración hemos adoptado la decisión política y estrategica de avanzar
en dicha dirección. Somos proyectos políticos distintos, con diferencias políticas que mantenemos, pero
anteponemos la necesidad de que las fuerzas movilizadoras de la UACh puedan dotar de una conducción
amplia política, social y culturalmente a la organización estudiantil de nuestra Universidad, partiendo por
conformar una alianza de cara a las próximas elecciones de la Federación de Estudiantes.
Convocamos a todas aquellas fuerzas y colectivos estudiantiles que apuesten a la
transformación de la educación de mercado, con autonomía política, sin delegación en
tal o cual Gobierno, a sumarse en la construcción y fortalecimiento de este proyecto y a
caminar juntos el camino que la historia nos ha puesto por delante.
Valdivia, noviembre de 2013