El gobierno argentino realizó una encuesta para medir la opinión sobre su gestión. La encuesta contenía preguntas sesgadas diseñadas para hacer parecer que el gobierno gozaba de la confianza total de los ciudadanos. Al final, la encuesta declaró que el gobierno gozaba de la entera confianza del público a pesar de las preguntas parciales y la falta de opciones para expresar desacuerdo.