1. Escuela Normal Superior Del Distrito De Barranquilla
Programa De Formación complementaria
Segundo semestre
Tema: Identidad de género
Presentado por:
Daniella Orozco
Presentado a:
Marlon Figueroa
2016 - 2
2. Neurobiología de la identidad de géneros
Neurobiología de la identidad de géneros Es propia mente cuando una persona
se identifica como hombre o como mujer o como un hombre transexual o una
mujer transexual Esto tiene que ver con las características relacionadas con los
roles o tipos de géneros Identidad de género alude al género con el que una
persona se identifica (es decir, si ce percibe así mismo como un hombre, una
mujer, pero también puede emplearse para referirse al género que otras personas
atribuyen al individuo con base a lo que sabe de él o de ella por las indicaciones
que da de rol de género (conducta social, vestimenta, tipo de pelo etc.)
La identidad de género puede estar afectada por una variedad de estructuras
sociales, incluyendo el grupo étnico de la persona, su familia su religión o irreligión
La identidad y conducta como varón y mujer no tiene una base instintiva o innata
los individuos son psicosexualmente neutrales al nacimiento El desarrollo
psicosexual saludable esta intensamente relacionado con la apariencia de los
genitales Diferenciación sexual Es uno de los fenómenos biológicos de mayor
trascendencia, ya que permite la perpetuación de las especies con reproducción
sexual Es un proceso genéticamente comprobado que se establece entre estados
sucesivos La identidad de género por tanto añade una dimensión psicológica de
identificación que puede ser independiente de los caracteres fenotípicos que todos
los seres humanos poseen en función de condicionantes biológicos; estos pueden
ser independientes del ámbito psicosocial, a pesar de que en la mayor parte de las
personas existe una correlación entre ambos.
La identidad de género es la conciencia que, de la igualdad, la unidad y la
persistencia de la individualidad como mujer o como varón, y en nada tiene que
ver la ambivalencia.
La identidad de género y la identidad sexual convergen en la construcción que
hace el sujeto de sí, sin embargo, la primera es más general e incluye aspectos no
estrictamente biológicos, en tanto que la segunda se relaciona principalmente con
el reconocimiento que los sujetos hacen respecto a sus órganos sexuales. La
identidad de género por tanto añade una dimensión psicológica de identificación
que puede ser independiente de los caracteres fenotípicos que todos los seres
humanos poseen en función de condicionantes biológicos; estos pueden ser
independientes del ámbito psicosocial, a pesar de que en la mayor parte de las
personas existe una correlación entre ambos.
La identidad de género es la conciencia que de la igualdad, la unidad y la
persistencia de la individualidad como mujer o como varón, y en nada tiene que
ver la ambivalencia, como mal afirmaba John Money (1955). Los roles de género
se «aprenden», es decir, se desarrollan mentalmente desde la más temprana
3. niñez. La observación de otras personas de diferentes identidades de género o
sexuales, como los padres, las madres y los familiares, sirve de modelo para
desarrollar una auto identificación y, con ello adscribirse a uno u otro género, lo
cual puede verse influido por factores biológicos y genéticos. Los niños y las niñas
en sus primeros años aprenden rápidamente a asociar determinados colores,
juguetes, programas de televisión, objetos, actividades, espacios y vestimentas
con identidades psicosociales. Sin embargo, existen estructuras cerebrales que
influyen en la diferenciación sexual entre varones y mujeres. El hipotálamo, que
influye en la temperatura, en la presión arterial, en las sensaciones de hambre y
de sueño, también tiene un papel decisivo en el comportamiento sexual. De
hecho, estadísticamente los hombres tienden a presentar un mayor desarrollo del
núcleo pre óptico medial.
La conciencia de pertenencia a una de las categorías de género existentes parece
desarrollarse precozmente y en relación con los estereotipos sociales referentes a
los papeles que han de representar los miembros de cada sexo dentro de los
espacios socializadores. Algunos autores (Vasta, Haith y Miller, 1996; Shaffter,
2002) refieren que hacia los dos años de edad los niños y las niñas ya tienen
conocimiento de las categorías de género existentes en la sociedad, y que este
conocimiento se complementará una vez que el sujeto tome conciencia de su
identidad sexual (conciencia del propio sexo biológico), la cual se reconoce
después de los 7 años (Bustos, 2001).