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Las bandas de música: desde sus
orígenes hasta nuestros días
26/03/2012
Por Salvador Astruells Moreno
2. Salvador Astruells Moreno es Profesor Superior de
Música, está en posesión del Diploma de Especialización Profesional Universitaria en
Etnomusicología y del Master en Estética y Creatividad Musical, ambos realizados por
la Universidad de Valencia. Actualmente está realizando la Tesis Doctoral en dicha
Universidad sobre las Bandas de Música.
Etimológicamente, la palabra banda de música significa un conjunto musical formado
por instrumentos de viento y percusión. Ahora bien, el término banda ha sido aplicado
con anterioridad a distintos tipos de agrupaciones musicales. Por ejemplo, en la época
del rey Luis XIV se denominaba La Grande Bande al conjunto de sus 24 violines.
También en Inglaterra se conoció con el nombre de The King´s Private Band a un
conjunto formado por 24 flautas. El concepto de bandas que tenemos actualmente es
un concepto moderno, formado por oboes, fagotes, flautas, clarinetes, requintos,
clarinetes bajos, saxofones sopranos, altos, tenores y barítonos, trompetas, fliscornos,
trompas, trombones, bombardinos, tubas y un gran número de instrumentos de
percusión. Pero este tipo de agrupaciones es producto de una historia y evolución que
data incluso de antes que la orquesta.
La música en el Campo de batalla
Las primeras manifestaciones que tenemos sobre las bandas de música fueron bajo el
reinado de Servio Tulio (578-534 a. c.), donde fueron instauradas en Roma las primeras
Bandas militares. Su principal finalidad era conseguir acompasar la marcha. Estas
primitivas agrupaciones tenían una escasa variedad de instrumentos musicales,
solamente estaban constituidas por litus, tubas o trompetas rectas y buccinas
romanas.
El papel representado por los músicos en la guerra, siempre ha tenido una vital
importancia. Durante la Edad Media se usaban tambores y trompetas para las
batallas. Las Cruzadas tuvieron un impacto particular en la música occidental a través
de la introducción de una amplia gama de instrumentos en los ejércitos sarracenos: los
metales, maderas, tambores y timbales. Es conocido que el ejército sarraceno hacía
formar delante de sus combatientes a nutridas filas de tambores, cuyas sonoridades
atemorizaban tanto a los visigodos, que creían ver con la llegada de estos adversarios
la del fin del mundo.
3. La Edad Media también fue uno de los periodos
más ricos en el desarrollo de las artes, pero aunque los arquitectos, pintores y
escritores nos han dejado grandes ejemplos de ello, lamentablemente las tradiciones
musicales se han perdido. Hasta la invención de la imprenta en el siglo XVI, la música
era improvisada, se transmitía por vía oral, de generación en generación, al igual que
los grandes poemas épicos y canciones.
Una de las figuras clave en el desarrollo de la música en este periodo fueron los
juglares y trovadores. Estos artistas eran muy ingeniosos, sabían tocar diversos
instrumentos como el laúd, la flauta, el rabab, el rebec, la zanfoña, etc.
Gradualmente, estos músicos itinerantes fueron ocupando un lugar importante en la
sociedad, ganándose el respeto del público. Hacían sus interpretaciones en la iglesia y
en la corte, cosa que sirvió para consolidar su posición social.
La Escuela veneciana y Monteverdi
Desde el punto de vista instrumental, la culminación del Renacimiento se encuentra a
finales del siglo XVI en Italia. Más concretamente en los compositores de la Escuela
Veneciana con sus canzonas y ricercares. Las composiciones musicales de Giovanni
Gabrieli y sus contemporáneos estaban condicionadas por la arquitectura de la
Catedral de San Marcos. Con un órgano en cada una de las galerías existentes, la
orquestación a dos coros hacía que se respondiesen un conjunto con el otro en forma
de eco. Además, en cada coro había un grupo de instrumentos de viento formado por
chirimías, conetos y sacabuches.
Estas composiciones infundieron un siglo y medio
más tarde, a diversos compositores Barrocos. Seguramente que los grandes trabajos
sobre los dobles coros y los experimentos con el color instrumental, debieron ser una
fuente de inspiración para los compositores Claudio Monteverdi y Henri Schütz.
4. Numerosos testimonios pictóricos del siglo XVI, nos dan una idea de la abundancia
musical existente y del uso de los instrumentos de viento durante el Renacimiento.
Dentro este período, hay que añadir que en la época del emperador Maximiliano
(1459-1519), la familia de las chirimías dominaba la música militar alemana. En el
grabado “El triunfo de Maximiliano”, de Albrecht Altdorfer, podemos ver una gran
variedad de estos instrumentos musicales.
Si bien alrededor del 1600, se comenzó a experimentar con los motivos de las
monodías simples de las obras griegas, nadie pudo anticiparse a la floración súbita de
la ópera en manos de Claudio Monteverdi. Él combinó los madrigales del
Renacimiento tardío con el nuevo estilo Barroco. En 1606 pudo escribir su primera
obra maestra en este género: Orfeo, con una orquesta de unos 40 instrumentistas. En
esta ópera, que es la más antigua dentro del repertorio existente hoy en día,
Monteverdi utilizó una banda compuesta por trompetas, cornetos y sacabuches para
su Toccatta.
El Desarrollo de los Instrumentos Barrocos
El siglo XVII fue una innovación constante en el desarrollo los instrumentos de viento.
Mientras que los instrumentos del Renacimiento se construían en una sola pieza, los
del Barroco estaban fabricados en tres piezas. Ello daba lugar a una mayor afinación y,
al mismo tiempo, se lograba mayor flexibilidad dinámica. Gradualmente, la evolución
de estos instrumentos dio paso a otros, por ejemplo de las flautas de pico se pasó a las
flautas traveseras; de los cromornos y las chirimías a los oboes; de las bombardas a los
fagotes, etc.
Dentro del periodo Barroco encontramos una división de las bandas de música, por un
lado, la música militar y por otro lado las capillas musicales de las iglesias y las de la
alta aristocracia, así como numerosos grupos de ministriles que trabajaban para los
Ayuntamientos de diversas ciudades.
El ejército empezó a usar las marchas para la disciplina castrense, por lo que las
bandas se hicieron imprescindibles. Inicialmente fueron los tambores y luego se
agregaron los pífanos. El concepto de tambores y pífanos fue heredado de los turcos,
primero los adoptaron en Francia y posteriormente en Inglaterra.
5. El pífano era una flauta travesera de madera, de unos 60 centímetros, construida en
una sola pieza. Tenía seis agujeros para los dedos y estaba afinado en Re. Este
primitivo flautín pronto fue adoptado como instrumento de la infantería.
Acompañaba al tambor señalando los tres eventos principales de cada día en los
soldados: el toque de diana, tropa y retirada. En cada una de estas tres ocasiones, los
tambores y pífanos tocaban una sucesión prescrita de melodías alrededor del
campamento o a través de las calles.
En las capillas musicales del Barroco la plantilla orquestal variaba en cada ocasión,
según los requisitos y gusto del compositor. Los seis conciertos de Brandeburgo de J.
S. Bach son quizás el ejemplo más típico. El tercero y el sexto están escritos solamente
para cuerda y bajo continuo. El primero tiene como solistas a un violín pícolo -una 3ª
menor más aguda que el violín ordinario-, dos trompas, tres oboes, fagot, cuerda y
continuo. El segundo concierto tiene como solistas a un cuarteto formado por violín,
flauta de pico, oboe y trompeta. El cuarto tiene a un violín y dos flautas de pico. Por
último, el quinto concierto es para violín, flauta y clave. Como podemos ver, los
conciertos primero, segundo, cuarto y quinto son un claro ejemplo de la unión de los
instrumentistas de viento con los de cuerda.
Lo que es evidente, es que las agrupaciones formadas exclusivamente por
instrumentos de viento y percusión, se utilizaban para las interpretaciones al aire libre.
Como ejemplo de ello, Purcell empleó un conjunto de trompetas, sacabuches y
timbales para los funerales de la Reina Mary II de Inglaterra.
También Haendel compuso música para banda, concretamente la música para los
Reales Fuegos Artificiales. Esta obra fue compuesta, en 1749, para celebrar la paz de
Aquisgrán. Entre los diversos actos, figuraba un castillo de fuegos artificiales
acompañado por una obra musical. Al tratarse de música para la interpretación al aire
libre, Haendel eligió una banda compuesta por 24 oboes, 12 fagotes, 2 contrafagotes,
2 serpentones, 9 trompetas, 9 trompas, 3 timbales y 2 tambores. El resultado fue tan
satisfactorio que, aunque los fuegos artificiales fueron un fracaso, Haendel la adaptó
más tarde, incorporando instrumentos de cuerda, para interpretaciones posteriores.
La corte de Luis XIV
No podemos citar el periodo Barroco sin mencionar la figura del rey Luis XIV. Además
de la música militar francesa de este periodo, hay que sumar la que compuso Lully y
Philidor para oboes, tambores y timbales. Éstos compositores fueron los primeros que
encabezaron una revolución novedosa a finales del siglo XVII en la corte de Versalles.
Gracias a estos músicos del séquito del Rey Sol, podemos contemplar el crecimiento
del ballet, la ópera y la música orquestal.
6. El monarca tenía a su disposición un gran conjunto sonoro
formado por los músicos de la Capilla Real, la Cámara Real, la Academia Real y la Gran
Ecurie. Solamente esta última estaba formada por instrumentos de viento y
percusión. Normalmente esta agrupación solía acompañar al monarca en sus galas,
ceremonias, desfiles y fiestas al aire libre. Del mismo modo, solían tocar en los actos
que servían para acompañar a dignatarios extranjeros, como los enviados de Siam en
1686 y los embajadores de Persia en 1715.
La Gran Ecurie estaba compuesta por unos 40 instrumentistas, entre los cuales había
trompetas, tambores, oboes, fagotes, cornetas, sacabuches, musettes y cromornos.
Dentro de este grupo, los 4 mejores trompetistas precedían al coche real a caballo.
Uno de los grupos de viento más significantes dentro de la Gran Ecurie fueron la
Banda de Oboes del Rey. Era éste un grupo formado por 10 oboes y 2 fagotes. La
biblioteca de Versalles tiene un gran número de trabajos para este tipo de
agrupaciones que fueron compuestos por Lully y Philidor, entre otros, para
acompañar los viajes de la corte.
Los músicos de Luis XIV eran conocidos como “les Officiers du Roy”. Para ser un buen
Officier había que reunir tres condiciones esenciales: tener buen carácter moral,
practicar la religión católico-romana y tener dinero suficiente para poder comprar el
cargo. Es evidente, que la sucesión en la jubilación o muerte de estos músicos, era
heredada por sus familiares. De ahí que normalmente el oficio de músico pasase de
padres a hijos.
Las bandas durante el clasicismo
Progresivamente, dentro de las bandas el clarinete empezó a usarse como un
suplemento o alternativa hacia los oboes. El tamaño de estos conjuntos se incrementó
gradualmente de 2 instrumentistas a 20, aunque la mayoría tenía entre 5 y 9
instrumentistas, agrupados por cuerdas de trompas, fagotes, oboes y clarinetes.
Dentro del periodo Clásico, tenemos noticias que en Viena había diversas bandas de
música. El musicólogo Charles Burney, que viajó a través de Europa para escribir su “A
General history of music”, fue bastante irónico sobre la banda que escuchó en
septiembre de 1770, durante su alojamiento en Viena:
7. “Había música todos los días durante la cena y por la tarde en la posada donde yo me
alojé; pero era una pena, particularmente la banda de viento, que consistía en
trompas, clarinetes, oboes y fagotes. Todos estaban tan miserablemente desafinados
que yo quise que estuviesen cien millas fuera de allí”.
El Clasicismo fue el periodo más glorioso en la historia de las bandas de música. Según
nos describe el Almanaque del Teatro de Viena de 1794, estas agrupaciones tenían por
costumbre hacer sus interpretaciones en la calle:
“Durante los meses de verano, si el tiempo está bien, uno descubre casi a diario
serenatas realizadas en las calles. Sin embargo, aquí no hacen, como en Italia o
España, donde consiste en un cantante acompañado por una guitarra o mandolina.
Aquí las serenatas no son un medio para declarar el amor de uno, porque para eso hay
mil oportunidades más cómodas. Estas serenatas consisten en tríos y cuartetos,
principalmente de óperas, interpretados por instrumentistas de viento”.
Su repertorio estaba basado en dos fuentes, por un lado en arreglos de óperas, que
normalmente las hacía el mismo director de la banda, y por otro lado, en
composiciones originales de diversos músicos de la época. Estas composiciones
originales tenían varios títulos genéricos: serenata, divertimento, partita, casación,
suite, etc. La forma general consistía en un primer movimiento en forma de sonata, un
par de minuetos y tríos -que daba un aire gracioso-, y un movimiento lento, que solía
acabar con un final rápido en forma de rondo.
La principal función de estas bandas era proporcionar la música de fondo para las
cenas y eventos sociales, aunque algunas veces también daban conciertos privados al
aire libre.
El octeto de viento se introdujo en Europa Central por el príncipe Schwarcenberg, el
cual reunió, en 1776, a un grupo formado por un par de oboes, cornos di basetto,
trompas y fagotes. Este conjunto fundó una tradición vienesa y sus características se
vieron reflejadas en los conjuntos de otros aristócratas, como los de los príncipes
Esterházy y de Liechtenstein.
Los conjuntos musicales de viento tuvieron un gran apogeo en la segunda mitad del
siglo XVIII, pero a finales del mismo, las estructuras sociales que apoyaban este tipo de
bandas empezaron a desaparecer, y con ellas este tipo de agrupaciones musicales. En
Alemania, la mayoría de bandas desaparecieron alrededor de 1790, y en Inglaterra
muchas se disolvieron durante las guerras napoleónicas. Las privaciones causadas por
estas guerras obligaron a la mayoría de la aristocracia vienesa a discontinuar con el
patrocinio de sus bandas. Alguna ssobrevivieron, pero posteriormente fueron
remplazadas por orquestas.
Las bandas durante la época de las revoluciones
El desarrollo de las bandas modernas como las conocemos hoy en día estuvo muy
influenciado por la Revolución Francesa, la cual, debido a las grandes olas de
8. entusiasmo popular, trajo muchos cambios en el progreso de estas agrupaciones
musicales. Hasta este momento, las bandas del ejército francés emplearon el sexteto
de instrumentos de viento, formado por 2 clarinetes, 2 trompas y 2 fagotes. Pero
durante la Revolución, las bandas fueron ocupando poco a poco un lugar importante
en las celebraciones patrióticas y en las fiestas al aire libre.
Esta evolución fue acompañada por el crecimiento
gradual del tamaño de las bandas y, a su vez, por la invención del saxofón y de los
pistones en los instrumentos de viento-metal. Ello aumentó la flexibilidad y la calidad
de los timbres disponibles. Otro factor que favoreció al desarrollo de las bandas fue la
aparición de la tuba y su familia, en 1835, la cual aumentó el potencial de este tipo de
agrupaciones musicales.
Ya durante la primera mitad del siglo XIX las bandas militares pasaron de ser un
conjunto que servía a una función totalmente castrense, a representar una amplia
gama de tareas musicales y culturales que, poco a poco, fue ampliando el contacto
con la población civil. A su vez, el repertorio de las bandas empezó a incrementarse,
incluyendo trabajos y arreglos musicales hechos por músicos mayores.
La banda de la Garde Republicaine de París, fue una de las primeras que se fundaron
tras la revolución francesa usando el modelo del siglo XIX. En España, la música militar
del siglo XIX fue influenciada por la francesa. La Banda de los Guardias Alabarderos es
un típico ejemplo de ello, la cual se convirtió, tras la guerra civil en la banda de la
Guardia Real.
Genealogía de los instrumentos musicales en las bandas modernas
Las bandas de música están formadas por instrumentos de viento y percusión. Ahora
bien, en la banda aparecen una serie de instrumentos que no están en la orquesta.
Estos instrumentos son los requintos, los clarinetes bajos, los fliscornos, los
bombardinos y la familia de los saxofones, la cual está formada por saxofones
sopranos, altos, tenores y barítonos.
El funcionamiento de los instrumentos de viento es bastante sencillo, constan de un
tubo más o menos largo, donde en una de sus extremidades el ejecutante introduce
una corriente de aire que produce unas vibraciones. Hay diversos procedimientos para
producir estas vibraciones. En las flautas la vibración del sonido se produce lanzando
una corriente de aire que se corta dentro de un pequeño agujero. En los clarinetes y
saxofones la vibración se produce mediante una lengüeta de caña simple. En los oboes
y fagotes el sonido se produce mediante la vibración de una doble caña. En el caso de
los instrumentos de metal la vibración del aire la producen los propios labios del
9. ejecutante colocados dentro de una boquilla. La altura del sonido depende de la
longitud del tubo y de su diámetro.
Los instrumentos de viento los podemos dividir en 2 grandes grupos: los de viento-
madera y los de viento-metal. Al grupo de los instrumentos de viento-madera
pertenecen los oboes, fagotes, flautas, clarinetes, requintos, clarinetes bajos,
saxofones sopranos, altos, tenores y barítonos. En cambio, al grupo de los
instrumentos de viento-metal pertenecen las trompetas, fliscornos, trompas,
trombones, bombardinos y tubas.
Los instrumentos de percusión están formados por parches apergaminados puestos
en tensión, por varillas y placas metálicas o de madera. Estos instrumentos suenan al
ser golpeados o percutidos. A su vez los instrumentos de percusión se dividen en dos
clases, los de sonido indeterminado, como es el caso del tambor, caja, bombo,
platillos o triángulo, entre otros; y los de sonidos determinados como pueden ser la
lira, el xilófono, los timbales, las campanas, etc.
Al igual ha ocurrido en la orquesta, en la banda también hay algunos instrumentos que
poco a poco han caído en desuso, bien por haber sido suplantados por otros con
mayor potencial sonoro o por haber tenido una escasa aceptación. Podríamos citar
como ejemplo a la familia de los sarruxofones, los cuales fueron suplantados por los
saxofones. También los cornetines han sido sustituidos por las trompetas. Un ejemplo
más reciente es la sustitución en las bandas de los trombones de pistones por los
trombones de varas.
Hay que decir que la distribución de las familias instrumentales en la banda tiene
cierta analogía con la orquesta. Por ejemplo, el grupo de los clarinetes, requintos y
saxofones que hay en la banda, sustituyen a los violines, violas y violoncelos de la
orquesta. Normalmente los violines primeros de la orquesta son reemplazados en la
banda por los clarinetes principales, clarinetes primeros y por el requinto. Los violines
segundos son sustituidos por los clarinetes segundos, terceros y por los saxofones
sopranos. Las violas son remplazadas en la banda por los saxofones altos y en algunas
ocasiones por los saxofones tenores. Los violoncelos de la orquesta son relevados por
los saxofones tenores, saxofones barítonos, clarinetes bajos y en algunas ocasiones
por el bombardino. En cambio, los contrabajos son sustituidos en la banda por las
tubas, bombardinos y fagotes.
La formación de las bandas municipales
Alrededor de los siglos XIII y XIV también aparecen los primeros conjuntos estables de
música municipales, ello fue debido al proceso de liquidación del feudalismo y al
cambio del sistema político que favoreció a la burguesía. Los municipios, protegidos
por la monarquía y, al mismo tiempo, favorecidos por numerosos privilegios que los
alejaban del antiguo dominio feudal, comenzaron a crear su propia organización, con
una exaltación gradual de la estructura gremial que comprendía también a los
músicos.
10. Estas primitivas bandas municipales estaban
constituidas por chirimías, cornetos, sacabuches y bajones. Poco a poco, estos
conjuntos llevaron a cabo una necesidad social a lo largo de toda Europa, donde
muchos pueblos llegaron a tener un grupo de estos ministriles. Su estructura era un
pequeño conjunto de músicos profesionales que tenía como misión formar parte del
séquito ciudadano, amenizando los actos públicos y, al mismo tiempo, resaltando la
brillantez de las procesiones, visitas reales y todas los actos en los que la música
instrumental sirviese para realzar su carácter festivo y solemne.
También los coros de algunas iglesias que no tenían órgano eran acompañados por
uno o dos instrumentos, normalmente por el fagot en la parte grave y por el oboe en
la parte aguda, doblando a la melodía. La instrumentación nunca fue estandarizada
porque dependía de los recursos locales, pero estos instrumentistas de viento eran
una parte íntegra del conjunto, apoyando las líneas vocales de los cantantes.
Las bandas en el siglo XX
El siglo XX también vio un aumento de las bandas cívicas en Europa continental. Esta
centuria fue un momento de gran expansión para las bandas españolas, se fundaron
las bandas municipales de Valencia (1903), Madrid (1909), Alicante (1912) y Castellón
(1925).
También, entre finales del siglo XIX y principios del XX, se empiezan a formar, sobre
todo en la Comunidad Valenciana, las primeras Sociedades Musicales, dando paso a
un gran número de bandas de música de carácter local que desde sus inicios han
servido para amenizar diversos actos y, al mismo tiempo, para difundir el arte musical
en aquellos sitios donde no había radio ni televisión.
Un concurso anual de bandas de música que aún perdura hasta nuestros días es el
Certamen Internacional de Bandas de Música de la Feria de Julio de Valencia, el cual se
fundó por iniciativa del Ayuntamiento de Valencia en el año 1886.