Los avatares para el juego dramático en entornos virtuales
La Guerra Civil
1. LA GUERRA CIVIL (1936-1939)
El golpe de Estado se transforma en guerra civil
Leales y rebeldes
El alzamiento en las distintas ciudades de guarniciones militares, apoyadas por grupos
civiles comprometidos (comenzado el 17 de julio en las posesiones españolas en África y al
día siguiente en la Península) fracasó en las grandes ciudades, sin embargo, triunfó en
diversas capitales del interior.
Éxito o fracaso fueron debidos a las circunstancias sociales y políticas de cada zona de
España, más que a la pericia (o falta de pericia) militar:
La España interior y, en general, las zonas agrarias trabajadas por jornaleros sin
tierras propias o con pequeños propietarios (Galicia o la Andalucía del
Guadalquivir) era más conservadora y atrasada.
En la España de las grandes ciudades, la más desarrollada e industrializada y
con una agricultura más modernizada (este y norte peninsular), fracasó el
pronunciamiento:
Casos especiales son los de Madrid y Barcelona, que durante dos días
fueron escenario de la lucha entre uno y otro bando, decantándose,
finalmente por el no pronunciamiento.
Pese a ser consideradas grandes ciudades, Zaragoza y Sevilla se
decantaron hacia el pronunciamiento, mientras que Valencia, a pesar de
su indecisión, se mantuvo fiel al bando republicano.
La consolidación de los dos bandos
Sublevados:
Formaban parte de ellos:
Militares conservadores.
Propietarios agrarios.
Monárquicos afiliados a los partidos de la derecha.
Grupos católicos.
Tradicionalistas.
Personas en desacuerdo con que grupos populares o pertenecientes a la
pequeña burguesía consiguiesen poder.
Influencias:
Estaban apoyados e inspirados por el fascismo (imitaban sus formas).
Leales:
2. Formaban parte de ellos:
Las clases populares:
Obreros y empleados urbanos.
Campesinos sin tierras.
Pequeña burguesía.
Clases medias vinculadas a los partidos republicanos (temerosas, no
obstante, de que se llegase a producir una auténtica revolución social).
Influencias:
Sobre todo las clases populares estarán influidas por las organizaciones
socialistas, comunistas y anarcosindicalistas
La significación del conflicto
Internacionalmente se pensaba que se trataba de una lucha entre el fascismo y la
democracia liberal, e incluso también el comunismo, e incluso se llegó a temer que este
conflicto armado se convirtiese en un problema a escala mundial.
Sin embargo, esta imagen de España a dos bandas hay que matizarla, puesto que la Guerra
Civil fue sobre todo el enfrentamiento armado entre los viejos grupos dominantes de
la España de la Restauración y los grupos emergentes obreros y burgueses, que
pretendían establecer un sistema político verdaderamente democrático y un orden
progresista; es decir, aún con matices que nos hacen pensar en que podría convertirse en
un conflicto internacional, éste es un conflicto fundamentalmente español.
Derechas y parte del ejército, apoyados por la Iglesia, trataron de frenar las reformas de
una burguesía republicana y un movimiento obrero socialista con poca resistencia. Sus
reformas eran justas e imprescindibles para la modernización de la sociedad española,
pero esto suponía atentar con los privilegios tradicionales de las clases dominantes
españolas, por eso, estas clases optaron por abandonar la vía legal y parlamentaria y se
decantaron por el golpe de estado para frenar ese “espíritu revolucionario”.
La internacionalización del conflicto
La opinión internacional
Opinión global:
Francia (demócrata): salvo los grupos de extrema derecha, mayoritariamente
existía una preferencia hacia la República, sin embargo, la prudencia de los
gobernantes limitaba la ayuda a esta causa.
Gran Bretaña: el grupo más conservador estaba a favor del alzamiento de Franco,
puesto que lo consideraban un buen freno al comunismo que se expandía cada vez
más.
Los grupos católicos tradicionales (que no los progresistas) se mantuvieron del
lado de los rebeldes, al igual que el Papado, que tardó un tiempo en decantarse por
un bando u otro.
3. Los grupos obreros de todo el mundo, y fundamentalmente los de la URSS se
manifestaron a favor del bando republicano.
La visión de la guerra en los medios de opinión, literatura y arte:
Literatura y arte participaron muy activamente en la expansión o denuncia de esta
guerra. Aunque existe literatura a favor de ambos bandos, es más frecuente la
proclive al bando republicano, puesto que pretendía mostrar los valores de la
lucha por la democracia, la libertad y contra el fascismo que se expandía cada vez
más por Europa.
Artículos de periódicos, folletos de propaganda, crónicas, novelas, cine, fotografía
de guerra, etc., mostraron la “Guerra de España” como el acontecimiento mundial
del momento.
El Comité de No-Intervención
Desde los comienzos de la guerra, ambos bandos piden ayuda exterior: Armamento y
apoyo político:
Armamento:
Franco pediría ayuda, a través de sus agentes, a los países fascistas
(Alemania e Italia), que le suministrarían armas y diversos aviones de
combate.
Los Republicanos contarían con la ayuda de Francia (artillería, aviones y
petróleo) y con la URSS desde finales de julio, que aportaría más
armamento.
Apoyo político. En cuanto a la intervención directa de países extranjeros en una
guerra española, supondría una posible internacionalización del conflicto y el
enfrentamiento entre distintas potencias, de ahí que las diferentes potencias que
podrían entrar en la guerra, decidieron aislar el conflicto:
Las grandes democracias: Francia y Gran Bretaña.
La URSS que, al igual que las dos anteriores, tendería a posicionarse a
favor de la República.
Los países fascistas: Italia y Alemania.
El Portugal de Oliveira Salazar, de corte fascista.
Teniendo en cuenta el panorama europeo (Hitler escalaba posiciones en su expansión
fascista), Gran Bretaña defendía a toda costa un tipo de política de tranquilidad y
diplomacia, procurando evitar el enfrentamiento armado entre comunistas y fascistas (y
contra ellos).
Francia, por su parte, estaba geográfica y estratégicamente más próxima al conflicto
español, pero Gran Bretaña le comunicó que se participaba apoyando a cualquier bando, no
apoyaría si política internacional ante la amenaza de Hitler. Ante estas exigencias, Francia
crearía el Comité de No-Intervención:
4. Creado en agosto de 1936, a él se unieron 27 países que, no obstante, no pudieron
impedir que los dos bandos recibiesen ayuda externa.
Dentro del comité estaban aquellos países que durante el primer mes más habían
ayudado a ambas bandos, Alemania, Italia y la URSS (únicamente para vigilarse
unos a otros).
La creación de este comité fue injusta para la República y una de las causas de su
derrota en la guerra, al no permitírsele al gobierno de un Estado soberano el
derecho a adquirir armas para defenderse de las insurrecciones de su propio
ejército.
Las ayudas extranjeras
Ayudas a la causa Republicana:
Tras la creación del comité, los seguidores de la república tuvieron que comprar
armas y productos energéticos donde pudieron, de ahí que Largo Caballero
optase por utilizar las reservas de oro del Banco de España para pagar las armas
compradas a la Unión Soviética. Sin embargo, la URSS no sólo accedió a la venta
de armas, sino que sus consejeros militares, a través del Partido Comunista,
ayudaron en la organización táctica de la guerra al bando republicano.
Además de la ayuda táctica y armamentística de la URSS, la República fue ayudada
por un grupo de voluntarios de diversos países del mundo (demócratas,
socialistas, anarquistas, comunistas) constituidos en las Brigadas
Internacionales, formadas como un movimiento de solidaridad antifascista desde
todos los puntos del mundo. Van a tener un papel esencial en el buen
funcionamiento de las Brigadas las organizaciones comunistas internacionales
(Komitern).
Ayudas a los sublevados:
Apoyo alemán:
Alemania envió a su aviación (La Legión Condor) y diversas armas nuevas,
pidiendo a cambio minerales y productos extratégicos.
Apoyo italiano:
Mussolini mandó a España una gran unidad: Il Corpo di Truppe Volontaire
y armas.
Apoyo portugués.
Apoyo irlandés.
Las operaciones militares de la guerra
Introducción
En el aspecto militar, la guerra civil pasó por cuatro etapas de distinta duración:
El avance rebelde hacia Madrid (julio-noviembre de 1936).
5. Las batallas alrededor de Madrid y la ocupación del Norte (diciembre de 1936-
octubre de 1937).
La ofensiva hacia el Mediterráneo (noviembre de 1937-junio de 1938).
La batalla del Ebro y el fin de la guerra (julio de 1938-abril de 1939)
Los inicios del conflicto: el avance hacia Madrid
La primera fase de la Guerra Civil después del alzamiento se conoce como “guerra de
columnas”.
Se desarrolla desde el desencadenamiento de las primeras operaciones y el fracaso de los
sublevados en el intento de tomar Madrid hasta principios de noviembre de 1936.
Una vez cruzado el Estrecho, las tropas africanas al mando de Yagüe enlazaron con los
sublevados del norte, tras eliminar la resistencia de Badajoz.
En septiembre, Franco ocupó Toledo, eliminado el cerco que habían establecido los
republicanos al Alcázar, donde resistían militares sublevados.
A finales de octubre, Franco llega a Madrid. Ante la situación, los republicanos decretan la
movilización general para salvar Madrid, de ahí que miles de personas fortificasen los
accesos al interior, cavaron gavias y proclamaron diversas consignas que pasaron a la
historia como “No pasarán” o “Madrid, tumba del fascismo”.
Ante el avance de los sublevados, el gobierno republicano decidió, a principios de
noviembre, trasladarse a Valencia (plaza formada por una junta presidida por el general
Miaja). Mientras Madrid continuaría su defensa a través de la estrategia del comandante
Rojo (Vicente Rojo Lluch). A pesar del ataque frontal, Madrid resistiría gracias a la llegada:
De las primeras Brigadas Internacionales.
De la Columna anarcosindicalista barcelonesa “Libertad”, al mando de
Buenaventura Durruti.
La resistencia madrileña puso fin a la “guerra de columnas” (llamada así porque sus
combatientes emplearon el sistema de columnas de tropas) o “fase miliciana” (porque la
mayor parte de las tropas republicanas eran milicianas, milicias políticas, partidos y
sindicatos).
Las batallas alrededor de Madrid
Durante esta etapa se regularizan ambos ejércitos:
El bando republicano decide militarizar o disolver sus milicias, además de reforzar
su posición a través de la creación del Ejército Popular de la República.
El bando sublevado (bajo las órdenes de Franco) también decide militarizar a sus
voluntarios (los requetés, falangistas, etc.)
En cuanto a la continuación de la guerra, una vez que los sublevados son derrotados en
Madrid, optan por establecer maniobras que traten de aislarlo, sobre todo sus
comunicaciones con Valencia, de ahí que proyectasen diversos ataques para cortarlas:
6. Batalla del Jarama (febrero 1937): batalla de desgaste en la que ambos bandos se
consideran los ganadores (se produjo un progresivo desgaste de ambos ejércitos).
A pesar de los esfuerzos de los sublevados por aislar la capital, los republicanos
consiguieron frenarlos en esta batalla.
Batalla de Guadalajara (marzo 1937): derrota sonada de las tropas de Franco en
manos del recién creado Ejército Popular de la República.
La ocupación del norte
Tras la derrota, Franco decidió trasladar el ataque desde Madrid a otras zonas:
En primer lugar a la franja cantábrica (abril-octubre 1937), expandiéndose los
combates de este a oeste: Guipúzcoa, Vizcaya (finales de marzo, al mando del
general Mola), Santander y Asturias. En esta etapa va a destacar especialmente el
bombardeo de la ciudad vasca de Guernica, primer bombardeo de la historia sobre
población civil:
Va a ser especialmente significativo el ataque a Bilbao, ciudad ocupada en Junio
por los sublevados gracias a la superioridad de medios, armamento y aviación.
Ante el ataque, el bando republicano optó por desviar la atención del enemigo
desencadenando el ataque a Brunete (próximo a Madrid) y después a Belchite
(Zaragoza), pero no evitaron la expansión de las tropas de Franco hacia Santander
y después hacia Asturias (septiembre-octubre 1937). Que una región de las
características de Asturias (industrializada, minera) cayese frente a los
sublevados, debilitó todavía más a la República.
A raíz de estos enfrentamientos, comenzó el éxodo republicano hacia otras zonas
aún republicanas (Cataluña).
7. El avance hacia el Mediterráneo
En esta tercera etapa, los republicanos tratan de tomar la iniciativa a través de diversas
ofensivas. Vuelven a reestructurar sus ejércitos al mando del defensor de Madrid, Vicente
Rojo, para tratar de conseguir una mayor eficacia contra el enemigo. De este modo, tratan
de integrar en el ejército a:
Diversos mandos profesionales.
Batallones de milicianos (Líster, Modesto…)
Miembros de las Brigadas Internacionales (Brigadas Mixtas)
En la batalla de Teruel (invierno 1937-8), los republicanos trataron de ocupar la ciudad,
lo cual les es posible hasta febrero de 1938.
Ante la situación, Franco desarrolla la campaña de Aragón (zona de Teruel)y llega al
Mediterráneo (Castellón) en abril, quedando el territorio republicano dividido en dos
zonas (Doc. 13). Para evitar tensiones con Francia, continuó su expansión hacia el sur, a
través de diversos combates en Castellón y Valencia (capital de la República).
Este avance se detuvo cuando el ejército republicano, provisto de nuevo armamento
desencadenó el ataque que daría lugar a la Batalla del Ebro, en Tarragona.
La Batalla del Ebro
Es uno de los mayores episodios militares de la guerra. Representa el comienzo de la
última etapa de la guerra y finaliza con la derrota definitiva de la República.
Comenzó el 25 de julio de 1938 con el ataque republicano entre Mequinenza y Amposta
(Doc. 14). Tras el ataque, los republicanos se dirigieron hacia el sur tratando de ocupar
Gandesa, en donde resistieron unos meses, hasta que fueron detenidos y posteriormente
también atacados por las tropas de Franco (incluidas la aviación alemana e italiana). A
principios de noviembre, el bando republicano es obligado a replegarse a la otra orilla del
Ebro, mientras el ejército franquista ocupaba todo el sur de Tarragona y el Ebro hasta su
desembocadura.
El 16 de noviembre finalizó la batalla, con graves pérdidas para el ejército republicano.
Una vez dominada Tarragona, Franco emprendió su ataque contra Cataluña. El 26 de enero
entraba en Barcelona, todo el gobierno de la República (presidente: Azaña, jefe de
gobierno: Negrín), el presidente y los parlamentarios de la Generalitat, los miembros de las
Cortes Republicanas y el gobierno vasco abandonaron España, comenzando su exilio.
El final de la guerra
A pesar de que el bando republicano conservaba un territorio que abarcaba Madrid, Ciudad
real, parte de Valencia, Albacete, Alicante, Murcia, Jaén y Almería (Zona Centro), y que
Juán Negrín había vuelto del exilio para continuar la guerra, Inglaterra y Francia reconocen
a Francia(a finales de febrero) gobernador de España, por lo que días después Manuel
Azaña presentaría, desde París, su dimisión como presidente de la II República.
Paralelamente a la dimisión, se produce en Madrid una sublevación contra el gobierno
republicano dirigida por el coronel Segismundo Casado (jefe de la defensa de la capital),
8. que creía que la prolongación de la guerra era debida a la influencia de los comunistas en la
República, influencia que podría finalizar –según él- negociando con Franco.
Desarrollando esta idea, y con el pretexto de que Negrín iba a nombrar altos mandos del
ejército únicamente a comunistas, se sublevó el 5 de marzo y controló Madrid, tras una
dura lucha contra unidades comunistas.
Una vez habiendo vencido a los grupos comunistas, Casado, junto con socialistas como
Julián Besteiro y parte de la UGT crearon una Junta de Defensa (presidida por Miaja)
para tratar de negociar una paz negociada con el caudillo, sin embargo Franco no aceptó
ninguna condición y obligó a entregar las armas, de este modo, Franco entraría en Madrid
el 28 de marzo sin ninguna resistencia. A los pocos días, se daría por finalizada la
ocupación mediterránea (no hubo resistencia por parte de los comunistas que todavía
quedaban) y el 1 de abril de 1939 Franco firmaba en Burgos el último parte de guerra:
<<En el día hoy, cautivo y desarmado el ejército rojo, alcanzaron las tropas nacionales sus
últimos objetivos militares. España, la guerra acabó>>.
La zona republicana: la revolución contenida
Se desencadena la revolución social
El alzamiento militar generalizado en toda la península fue el desencadenante que derivó
en la revolución social y sobre todo, colectivista (este colectivismo sería el elemento más
significativo de la revolución social, y se llevó a cabo en la industria o incluso en la
agricultura) que se produjo en los territorios que todavía permanecían fieles al bando
republicano.
Este proceso revolucionario pretendía cambiar el sistema de propiedad (continuar el
reformismo) y destruir el poder del estado, de ahí que sus principales seguidores fuesen:
Los anarcosindicalistas (CNT y FAI).
UGT, que secundaría la colectivización de muchas tierras e industrias.
PCE y PSOE se mantendrían al margen e, incluso con el tiempo, en contra.
La revolución social y política tendría especial relevancia en Cataluña:
Se creó el Comité Central de Milicias Antifascistas.
Se reconstruyó el poder de la Generalitat con un gobierno presidido por
Companys.
Esta revolución social se esparció rápidamente en capitales y villas, en las que se crearon
Juntas, Consejos y Comités con el cometido de imponer un nuevo orden revolucionario,
tremendamente inflexible con el bando sublevado:
Durante los primeros meses de la guerra, se produjo una respuesta popular
espontánea contra los facciosos (los sublevados):
Persecución violenta de miembros de la Iglesia, burguesía, clases
acomodadas, etc.
Incendios de iglesias y conventos, detenciones, asesinatos.
9. Requisas: incautación de los bienes de los sublevados en nombre de los
partidos o de los sindicatos.
El derrumbamiento del Estado Republicano
En el momento en que comienza la sublevación (17 julio 1936), el gobierno de la República
estaba en manos de Santiago Casares, que dimitió, formándose otro gobierno
rápidamente dirigido por Diego Martínez Barrio que, al no conseguir negociar con los
insurrectos, fue rápidamente substituido por José Giral.
El gobierno de este último se comprometió a defender la república y trató de tomar las
primeras medidas militares:
Consciente de la carencia de un gran ejército y el recelo de la población ante la
sublevación de una parte del mismo, Giral entrega las armas a las milicias de los
partidos y disuelve el ejército, pensando que esta iniciativa sería suficiente para
quitar fuerza a los rebeldes.
A continuación, crearía batallones de voluntarios encabezados por la antigua
oficialidad del ejército.
Además, realizó una nueva legislación sobre la Milicia voluntaria.
Las medidas tomadas por Giral no fueron suficientes durante el verano y el otoño de 1936
el poder del Estado sufrió una enorme caída (dadas las circunstancias de la guerra y el
descontento de la población). Comités y Juntas de muchas regiones se unieron para formar
Consejos Regionales (Asturias, Aragón, el Comité Ejecutivo de valencia o la Junta de
Defensa de Madrid), en donde se reunieron las fuerzas del Frente Popular.
La actitud indiferente de las autoridades republicanas frente a los rebeldes y su negativa a
entregarles las armas al pueblo cuando éste le pidió combatir al enemigo fue uno de los
orígenes de la revolución social y política y finalmente acabaría siendo el motivo principal
para tratar de cambiar al jefe del gobierno republicano por uno capaz de cambiar el
panorama: Largo Caballero.
Largo Caballero recompone el Estado
Apoyado originalmente por todas las fuerzas republicanas, decide formar un nuevo
gabinete en septiembre de 1936 compuesto por:
Republicanos.
Socialistas.
Comunistas (por primera vez)
4 ministros anarcosindicalistas (añadidos ya en noviembre, hecho que llamó la
atención especialmente por ser el primer gobierno del mundo que lo lleva a cabo).
Paralelamente el gobierno de la República se estaba trasladando a Valencia, ante el
ataque de los sublevados a Madrid.
El proyecto de Largo Caballero fue decisivo en el desarrollo de la guerra. Él pretendía
realizar una “gran alianza antifascista” frente a los sublevados:
Recomponer el poder del Estado, eliminando las Juntas y Comités
10. Crear el Ejército Popular, sobre la base de las Brigadas Mixtas.
Problemas con los que se encuentra:
Son de carácter interno, concretamente con los comunistas y anarcosindicalistas:
Largo Caballero vs Comunistas: Largo Caballero había decidido dirigir
personalmente la guerra (sin contar con una gran parte de su gabinete) y,
además, no escondía su enemistad hacia este grupo, de ahí que durante su
mandato se apoyase más en los sindicatos que en los partidos.
Largo Caballero vs Anarcosindicalistas: a pesar de estar vinculados a un
gabinete, los anarcosindicalistas no renunciaron a practicar su propia
política (estaban obsesionados con la colectivización y no estaban de
acuerdo con integrar sus milicias en un ejército regular).
Estos problemas hicieron cada vez más débil el gobierno de Largo Caballero y esto
se hizo patente en los sucesos de Barcelona (mes de mayo de 1937):
Dentro de todos las fuerzas que apoyaban la República, no todos estaban
de acuerdo con llevar a cabo un tipo de guerra revolucionaria (propuesta
por anarcosindicalistas y algunos miembros de la POUM de Andrés Nin:
Partido Obrero de Unificación Marxista), esto implicó que acabase
formándose un enfrentamiento violento dentro de la propia república,
concretamente por el poder en Cataluña, donde la fuerza de la CNT y la
POUM (los demás miembros) se oponían a los comunistas y a los
republicanos que controlaban la Generalitat.
Finalmente, los enfrentamiento concluyeron con al derrota anarquista y
se disolvió el POUM debido a la presión comunista.
Consecuentemente, el gobierno de Largo Caballero se debilitó y únicamente acabó
teniendo apoyo de la UGT, mientras que se hacía patente la división entre los
seguidores de este gobierno y los comunistas (los comunistas tenían una gran
influencia, basada fundamentalmente en la ayuda que la Unión Soviética le
prestaba a la República). Llama la atención que el propio partido socialista (al que
estaba afiliado Largo Caballero), prefirió encontrar una solución en el acuerdo de
los comunistas.
El Gobierno Negrín
Ante esta crisis de gobierno, Largo Caballero dimitió y en su lugar se conformó un nuevo
gobierno presidido por el socialista Juan Negrín, que formaría un nuevo gobierno con
notable influencia de comunistas (lo cual le trajo problemas con algunos miembros de su
gobierno).
Política de Negrín:
La basó en al resistencia sin límites, además de tratar de conseguir una salida
negociada a la guerra.
Quería que la República fuese reconocida como el único poder legítimo de España.
Llevo a cabo, para desarrollar sus ideas el programa de los Trece Puntos.
11. Franco no aceptó las propuestas de Negrín, sin embargo, éste contaba con la esperanza de
que en poco tiempo estallase la guerra mundial, lo que supondría un alejamiento de España
de la presencia nazi y fascista. Sus esperanzas se vieron frustradas con la firma del Pacto de
Munich, por el cual Gran Bretaña y Francia se plegaban al expansionismo nazi.
A raíz de la derrota de Teruel (1938) el gobierno republicano comenzó a decaer sin
remedio (faltaban alimentos y abastecimientos básicos, la población estaba cansada de la
guerra y los reveses militares eran continuos), no obstante, Negrín insistía en la necesidad
de resistencia militar (<<!Resistir es vencer!>>)
A finales de 1938 las propuestas de Negrín se redujeron a tres puntos:
Salida de las tropas extranjeras.
Ausencia de represalias de los vencedores sobre los vencidos.
Establecimiento de un régimen democrático.
A pesar de los esfuerzos de Negrín por continuar la guerra (Franco no aceptaba una
rendición con condiciones), la República tenía los días contados.
La zona sublevada: la creación de un Estado totalitario
Introducción
El bando de sublevados, al no tener un proyecto común, aceptaron la supremacía del
ejército que se convirtió en la columna vertebral del nuevo régimen y fue el encargado de
organizar el nuevo Estado surgido del conflicto bélico.
Francisco Franco, Generalísimo
Los militares sublevados crearon las Junta de Defensa Nacional (Burgos, 1936),
organismo de dirección integrada por militares y presidida por Miguel Cabanellas.
Características de la Junta:
Gobernar el territorio ocupado (sin tener jurisdicción sobre los asuntos militares).
Prohibió la actividad de todos los partidos políticos.
Suspendió la Constitución.
Decretó la paralización de la reforma agraria en los territorios conquistados.
Al morir el general Sajurjo al comienzo de la insurrección se hacía necesario conseguir lo
antes posible un nuevo líder, puesto que el golpe militar fallido se había convertido en
Guerra Civil.
Francisco Franco sería elegido como jefe del alzamiento de manera prácticamente
unánime, sobre todo por la fama paulatina que fue adquiriendo a raíz de haber socorrido a
los defensores del Alcázar de Toledo. Su reconocimiento, por otro lado, traspasó fronteras,
llegando incluso a ser reconocido por Hitler y Mussolini.
El 1 de octubre del 36 se publicaría un decreto por el cual se le nombraba Jefe del Gobierno
y del Estado, además de Generalísimo del Ejército Español.
12. Al llegar al poder hizo desaparecer la Junta de Defensa Nacional y creo la Junta Técnica
del Estado (Valladolid y Burgos), dividida en comisiones mixtas de militares y civiles.
Su cuartel general se dispondría en Salamanca.
La creación del partido único
El fracaso en la toma de Madrid, llevó al grupo de los sublevados a replantearse su
situación. Eran superiores en armamento y ejército, pero fallaban en la cohesión política,
puesto que lo que tenían en común dentro de sus filas era la ideología antiliberal (debido a
lo cual desarrollaron una fuerte represión ante los republicanos que se quedaron en los
territorios conquistados).
Los grupos políticos que continuaban vigentes (y proclives a la sublevación) en aquel
entonces era:
La Falange Española (de José Antonio Primo de Rivera): único grupo de filiación
fascista entre los sublevados, puesto que representaban de un modo más claro el
viejo conservadurismo español.
La Comunión Tradicionalista.
La CEDA y otros grupos monárquicos (casi desmantelados) se toleraban, aunque
apenas tenían importancia.
Ante este panorama, los sublevados optaron por tratar de llevar a cabo un nuevo poder
político unitario, inspirado en los modelos fascistas alemán e italiano, y crearon la Falange
Española Tradicionalista y las Jons:
Fue dado a conocer a través del Decreto de Unificación de Franco en abril de 1937.
Unificaría a falangistas y carlistas (a pesar de que hubo resistencia de ciertos
bandos carlistas y falangistas, acallados con destierros o prisión), pero integrando
también a los demás partidos.
Franco sería el Jefe del Partido y Jefe del Estado.
Uniforme: camisa azul de la falange y boina roja carlista.
Saludo fascista.
En su jerarquía se mezclaban militares y civiles.
Importante influencia de la Iglesia.
El primer gobierno de Burgos
En enero de 1938 dio por finalizado el proceso de institucionalización del primer
gobierno de Franco, gabinete formado por diversos ministros. Con su creación
desaparecía la Junta Técnica:
Franco asumiría el sobrenombre de “Caudillo de España” y comenzaría a legislar sobre
diversos asuntos:
Foro del Trabajo (marzo 1938):
13. Fue considerada una de sus leyes fundamentales, llevadas a cabo antes de
finalizar la guerra.
Está inspirada en la Carta del Lavoro del fascismo italiano, en la doctrina
social de la Iglesia y en algunos principios falangistas.
Sentó los cimientos de la organización corporativa del Estado y del
sindicalismo vertical como una organización estatal que agrupaba a
empresarios y trabajadores.
Se consideraban actos subversivos las huelgas y reivindicaciones
colectivas.
Una legislación sobre la imprenta y la prensa aseguró el control ideológico del
régimen sobre los medios de comunicación.
Un grupo de leyes favorables a la Iglesia acabaron con el intento de secularización
de la República:
Se puso fin a las leyes sobre matrimonio civil y divorcio
Se estableció el culto religioso en la enseñanza y el ejército.
Se instituyó una retribución estatal al clero.
Ley de Responsabilidades Políticas (febrero 1939):
Facultaba a los tribunales mixtos (ejércitos, poder judicial y falange) para
la aplicación de penas a las personas vinculadas a partidos de izquierda.
La represión y las víctimas de la guerra
La represión en los dos bandos
Al comienzo de la guerra en ambos bandos se produjo una persecución indiscriminada e
ilegal a los contrarios, sin embargo, con el tiempo se haría más patente la persecución por
parte de los sublevados que incluso la continuaron al finalizar el conflicto.
En el bando republicano, milicias y organizaciones de partidos motivados por el caos
político existente, mataron a personas de la alta jerarquía política o falangista, como
Melquíades Álvarez o José Antonio Primo de Rivera. Durante los primeros meses de la
guerra, llevaban a los presos a las afueras de las ciudades (los “paseos”) para ejecutarlas o
bien ejercían una dura represión sobre ellos en las checas (cárceles clandestinas). Sin
embargo, el asesinato de determinados presos políticos, llevó al bando republicano a
replantearse estas medidas y aceleraron que el Estado crease Tribunales Populares para la
administración de Justicia.
En cuanto al bando nacional, fue más habitual su recurrencia a la eliminación física de los
enemigos, ejercida por el propio ejército o las autoridades políticas. Destacan las matanzas
de civiles en Málaga, Sevilla o Badajoz. En ocasiones, personas relevantes fueron
asesinadas por lo que significaban más que por su propia posición.
Refugiados y exiliados
Primeros meses de la guerra:
14. Los pobladores civiles vinculados al bando republicano (prioritariamente fueron
enviados miles de niños a diversos países de Europa, América y la URSS),
atemorizados ante el avance de las tropas del bando nacional y su posterior
represalia, se trasladaron a aquellas zonas donde no habían llegado los
sublevados:
Levante y Cataluña (mayoritariamente).
Los pobladores del Norte huyeron por mar a otros países.
Hacia el final de la guerra:
Gente de toda España se concentró en Cataluña para traspasar la frontera francesa
(medio millón de españoles, primero civiles y finalmente soldados).
Una parte de los refugiados fueron conducidos por gendarmes a campos de
concentración improvisados (Argèles o St. Cyprien).
Con el fin de la guerra:
La mitad de los exiliados volvieron a España.
La otra mitad:
Se enrolaron en el ejército francés para luchar contra as tropas nazis
durante la Segunda Guerra Mundial. Una parte de ellos fueron detenidos y
acabaron fusilados o en campos de exterminio (Mauthausen o Treblinka)
Se exiliaron a América Latina (el propio gobierno de la República se
constituiría más adelante en México) o la URSS.