2. Me convertí al Señor el 20 de julio de 2002. Al siguiente
año, tuve problemas económicos, y estaba buscando quien
me prestaba un millón de pesos. Recuerdo que ese día fui
a la iglesia donde me congrego y le pregunte a un líder de
la iglesia, que si él sabia quien me podría prestar un millón
de pesos. El me dijo que a dos cuadradas de la iglesia, un
señor prestaba dinero, no fue muy especifico con la
dirección. Yo fui a buscar la dirección y realmente no la
encontré, me sentí desolada, y me fui para la casa, esa
noche me postré de rodillas y empecé a clamarle a Dios y
le dije: Dios Todopoderoso, tu que eres el dueño de todo lo
que existe, te pido que me regales un millón de pesos, no
los quiero prestados, gracias porque he creído en que eres
mi proveedor, él que me sustenta, gracias Dios.
3. Cuando estaba orando, se me vino a la mente, el
nombre de un amigo muy querido que conozco y que él
era él que me iba a dar el dinero. Yo en ese momento ,
le dije a Dios, no, yo no quiero decirle a mi amigo del
dinero, me da pena con él, nunca le había dicho a él
que me prestara dinero, aunque ya llevábamos diez
años de amistad.
Termine la oración con una inmensa paz en mi corazón.
Al otro día fui a trabajar en la tienda y mi amigo iba a
comprar su remesa cada semana, pero hacia días que
él no iba a mercar.
4. Esa mañana, el primer cliente fue mi amigo, realmente
me sorprendió verlo allí tan temprano. Creo que yo me
veía cansada, porque él me preguntó, tomándome mi
mano : Elizabeth, que te pasa?, yo le dije: Tengo
problemas, y él me dijo: Cuánto es?, yo le contesté: un
millón de pesos, y me dijo: cuenta con ellos, te los
obsequio, no te los estoy prestando.
Yo lo miré y le dije: porque me los das?, y el me dijo:
hace días sentí en mi corazón, ayudarte, pero no sabia
cómo y ahora te los doy, con mucho cariño, sin ningún
interés.
Yo me puse a llorar y le conté que anoche, le había
pedido a Dios que me diera un millón de pesos, que no
fueran prestados y que me había puesto en mi corazón
a él (mi amigo no es cristiano).
5. Queridos hermanos, como ven, no tuve necesidad de
decirle que me prestara el dinero, solo me pregunto
cuanto es? Y yo le conteste.
Y lo maravilloso es que Dios ya le había puesto a mi
amigo, la inquietud de ayudarme y yo le había orado
a Dios el día anterior.
Vemos que Dios hace cosas maravillosas en nuestras
vidas.
Aprendí que no tenia que haber ido a buscar un
prestamista para, conseguir el dinero, sólo orar y
creerle al Dios misericordioso.